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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA


VICERRECTORADO ACADÉMICO
ESCUELA DE PSICOLOGÍA
Cátedra: Neuropsicología Clínica.

Informe Interpretativo

Profesor: David Salvador Lara Nombre: Kimberly Quiroz


INTRODUCCIÓN

Para empezar a hablar de salud mental y conducta anormal, primero es


necesario aterrizar los conceptos a los siguientes puntos, ya que el concepto de
salud mental y asimismo el de conducta anormal son conceptos de discusión,
conceptos que están muy marcados por el relativismo cultural; lo que cada uno de
nosotros entiende hoy por salud mental y conducta anormal no es lo mismo que se
piensa en otras culturas, ni es lo mismo que entendíamos años atrás.

Es decir, el primer punto es que no hay una manera univoca de expresar la


condición de la salud mental y conducta anormal. Sino que, los conceptos en si
mismos están condicionados culturalmente tanto a lo largo del tiempo histórico
como en cada situación cultural concreta. La conducta o comportamiento anormal
es estudio de la psicología anormal, que esta es un área de la psicología que se
enfoca hacia la conducta adaptativa, su etiología, consecuencia y tratamiento.

Cuando nos damos a la tarea de conceptual que es normal entramos en un


amplio campo de interpretaciones, ya que normal es percibido de manera
individual y subjetiva, entramos a discusión de valores de lo anormal y normal.
Cuando decimos que algo es normal tenemos que verlo en una perspectiva de
contexto, cultura, ideología y tiempo.

Centrado este concepto a nuestro país y dependiendo de su cultura, ideología


y espacio definimos que conducta normal es aquella que se apega a las normas,
reglas y costumbres de la sociedad. Aquel que irrumpe con lo cotidiano es
etiquetado de anormal, ya que esta irrumpiendo con las normas, reglas, leyes y
buenas costumbres de la sociedad.
Barlow & Durand (2001) comentan que la definición de trastornos psicológicos,
o conducta anormal, ``Es la disfunción psicológica de un individuo asociada con la
angustia o con impedimentos en el funcionamiento y con una respuesta que no es
característica o no se espera culturalmente´´.

La conducta anormal es aquella que viola las normas sociales y constituye una
amenaza o produce ansiedad en quienes la observen. Se considera que algo es
anormal porque sucede de manera poco frecuente: se desvía de la norma; la
conducta de una persona es anormal si viola normas sociales.

Sue, Sue & Sue (1994) de acuerdo están, ya que ellos refieren que la
anormalidad es definida en términos de ‘’aquellos conductas que ocurren con
menor frecuencia’’. Así mismo se entiende por conducta anormal a ``aquella que
se aparta de alguna norma y que perjudica al individuo afectado o a los demás´´.

Por otro lado nos dicen que la conducta anormal o conducta desadaptada es el
resultado de la incapacidad para manejar el estrés en forma afectiva.
Generalmente se considera normal al individuo que respeta un cierto orden, el
orden más ampliamente extendido en una sociedad y transmitido de generación
en generación en sus principios esenciales y de diversas maneras.

En el seno de una cultura se conceden permisos a los que se desvían de tales


principios solo dentro de límites a menudo estrechos. Tales permisos están
codificados y jerarquizados. A menudo los locos no son alienados sino que están
integrados a la sociedad como locos. Anomalía, anormalidad y locura no coinciden
y las fronteras entre estas categorías son general estrictas en una sociedad, pero
diferentes de una sociedad.

COMPORTAMIENTO ANORMAL EN EL CONTEXTO HISTORICO


Para poder entender el comportamiento anormal a través de la historia,
primeros tenemos que definir ciertos aspectos como ¿Qué es un trastorno
psicológico? Es una disfunción psicológica en un individuo asociada con angustia
o deterioro en el funcionamiento y una respuesta que no es característica o que no
se espera culturalmente. Si bien, esta es la definición mas extendida, no existe
ninguna que defina por completo la esencia de la anormalidad.

¿Qué campo estudia estos comportamientos? La ciencia de la psicopatología,


la cual se ocupa del estudio científico de los trastornos psicológicos. Entre los
profesionales especializados en la salud mental se encuentran los psicólogos
clínicos y psiquiatras, trabajadores sociales, y enfermeras del área de la
psiquiatría, cada profesión exige un tipo especifico de preparación. Con la ayuda
de los métodos científicos, los profesionales de la salud mental pueden actuar
como científicos profesionales. No solo están al día de los descubrimientos más
recientes, también utilizan datos científicos para evaluar su propio trabajo y a
menudo realizan investigaciones en sus clínicas u hospitales.
Las investigaciones sobre trastornos psicológicos encajan en tres categorías
básicas: La descripción, la causalidad, el tratamiento y los resultados.

La tradición sobre natural.

En la tradición sobrenatural antigua, el mal estaba relacionado directamente


con la enfermedad psicológica. Quien la padecía estaba poseído, asi lo ilustran las
culturas preliterarias cuya relación de patologías psicológicas estaba ligada a la
posesión y el robo del alma. La solución la encontraban en el exorcismo y en la
trepanación. En el siglo XIV se recurría a la magia y a los hechizos para resolver
los problemas, es ahí donde surge la figura de la bruja.

Por estas fechas se detecta el fenómeno de la llamada locura colectivo, es


decir, un grupo de personas que comparten una conducta anormal. Mas tarde,
Paracelso en el siglo XVI explicaría la conducta anormal a partir del movimiento de
los astros. Esta es la llamada tradición sobrenatural en psicopatología, puesto que
explicaba la conducta anormal a partir de factores ajenos al ser humano, que
estaban fuera de su control.

La tradición biológica.

En la tradición biológica, los trastornos se atribuyen a enfermedades o a


desequilibrios químicos. El medico Hipócrates (460-377 a.c.), considerado el padre
de la medicina moderna, puso en entredicho, entre otras, la creencia de que la
epilepsia era una enfermedad divina o sagrada, atribuyendo tal creencia a quienes
la temían y no la entendían.

Hipócrates consideraba que el cerebro era la sede de la voluntad, la


conciencia, la inteligencia y las emociones. Creía que los trastornos psicológicos
podrían tratarse como cualquier otra enfermedad, ya que consideraba que podían
tener por causa alguna patología o traumatismo cerebral y verse influido por la
herencia. Por lo tanto, los trastornos asociados con estas funciones se ubicarían,
por lógica, en el cerebro; Hipócrates diagnostico y trato la manía, la melancolía, la
paranoia y la histeria ( Barlow & Durand, 2001). Asi mismo, reconoció la
importancia de las contribuciones psicológicas e interpersonales a la
psicopatología , como los efectos a veces negativos de la tensión familiar ; y, en
algunas ocasiones, separo de sus familiares a sus pacientes.

La tradición psicológica

En la tradición psicológica, la conducta anormal se le atribuye a un desarrollo


psicológico imperfecto y al contexto social. Durante la primera mitad del sigo XVIII
hubo una aproximación psicosocial a los trastornos mentales, llamada terapia
moral. El termino moral en realidad significaba ¨emocional o psicológico¨,
relacionado en mayor medida con un código de comportamientos. Sus principios
básicos comprendían en tratar a los pacientes internados en la forma más natural
posible en un medio que motivara y fortaleciera la interacción social normal, lo que
les proporcionaba muchas oportunidades de contacto social e interpersonal
apropiados. Se cultivo cuidadosamente las relaciones, y la atención individual se
concentró claramente en las consecuencias positivas de las interacciones y el
comportamiento apropiados.

Factores socioculturales o interpersonales

La definición de anormalidad es una cuestión de normativa social, determinar el


carácter psicopatológico de un comportamiento anormal, rasgo o actividad
depende del consenso social en un momento y lugar dados. A partir de estos dos
criterios se incide en el peso que tienen las variables socioculturales en la
valoración de una conducta como anormal o normal. La investigación transcultural
ha dejado constancia de la relatividad cultural del comportamiento humano:
aquello que en un contexto histórico o cultural es normal, se considera
psicopatológico en otro contexto (por ejemplo, el abuso de sustancias en nuestra
cultura puede ser considerado un trastorno y en otras culturas, una forma de
contacto con divinidades; o un individuo totalmente centrado en si mismo puede
ser indicativo de rasgos esquizoides en el mundo occidental, mientras que las
culturas orientales pueden interpretarlo como sabiduría religiosa o riqueza interior).
Una variante de estos criterios es la anormalidad como inadaptación al medio. En
este caso, la adecuación de un individuo particular al rol que socialmente tiene
asignado es el criterio principal para determinar la normalidad de su
comportamiento.

Sin embargo, trata de definir el concepto adaptación social y si la inadaptación


representa una normalidad o una anormalidad es casi tan difícil como definir el de
anormalidad. A pesar de las críticas que se le puede hacer a este concepto,
remarca adecuadamente la necesidad de considerar al hombre siempre dentro de
un contexto social, y nunca aisladamente.
Dimensión epistemológica-ontológica

La primera dimensión hace referencia a la definición del objeto de


conocimiento. La identificación de un objeto de estudio implica la conjunción de un
compromiso ontológico y uno epistémico los cuales determinan los fenómenos a
ser abordados por un área de trabajo y la delimitación y selección de las
propiedades del objeto de estudio con el fin de estipular los criterios de
conocimiento válidos y pertinentes (Ribes, 2000). Un proceso unificador a este
nivel requeriría entonces del establecimiento de un grado de acuerdo respecto a
dichos supuestos ontológicos y epistémicos. Sin embargo, surge un primer
problema y es que no hay acuerdo en psicología sobre el objeto de conocimiento a
ser abordado. Podría establecerse cierto grado de acuerdo si se afirmara que el
objeto de conocimiento es el estudio del comportamiento (aunque seguramente en
este punto ya se plantearían divergencias). Pero el problema emerge al tratar de
definir qué se entiende por dicho término. Es allí donde se hacen patentes las
diferencias ontológicas a partir de las cuales se construyen objetos de
conocimiento con propiedades notoriamente distintas. Teniendo en cuenta que, a
grandes rasgos, no hay un conjunto de propiedades que sean compartidas en las
definiciones del objeto de conocimiento, no existe un grado de conmensurabilidad
posible entre los fundamentos ontológicos y epistémicos de las diferentes
psicologías. Dicha inconmensurabilidad hace que no haya un claro punto de
partida en la búsqueda de la unificación.

La importancia de la asignatura en su ejercicio profesional.

El estudio sobre el comportamiento humano ha sido y es el interés de


diferentes ciencias que comparten un objetivo común, el de comprender e
interpretar los porques de las actuaciones de los seres humano, para orientar su
comportamiento dentro de los requerimientos que impone la sociedad, de ahí que,
en el centro de sus análisis se hallen los conflictos y las soluciones entre el ser y el
debe ser, y , derivado de ello, entre el saber hacer y saber ser y valer.
La importancia de este estudio es resaltar los valores ausentes o negados en la
praxis universitaria, para la toma de consciencia y trabajar los valores que deben
favorecer el ambiente universitario y mas aun en el campo de la salud. La
formación que se le brinde al profesional de la salud debe partir de la realidad
circundante y responder a las necesidades que estas implican.

La educación es la fuente de los valores donde se aprenden las grandes


virtuales. Su importancia consiste en que el hombre logre su propia
autodeterminación como persona. Esta tarea educativa no es posible son la
cooperación de las instituciones, en este caso la universidad, por ello es
imprescindible trabajar de la mano, acompañando el proceso de formación integral
desde un proyecto de vida. Por eso, este estudio busca resaltar y aportar los
valores que hay que resaltar desde el que hacer educativo y aportar a la
educación superior un aspecto por seguir trabajando.
CONCLUSIÓN

La conducta anormal está relacionada con las normas que son estipuladas por
la sociedad estas normas son diferentes de una cultura a otra; y de una de estas
perspectivas culturales sobre normal o anormal, dependerá a que se le alude
conducta anormal. Pero para nosotros esta conducta anormal se refiere a toda
conducta antisocial y desviada que va dirigida a romper y violar los valores y
normas estipuladas por nuestras sociedad.

Asimismo vemos que la salud mental depende de que vivamos en armonía,


respetemos a los buenos valores y normas para preservar el bien común. Por el
contrario si manifestamos una conducta desadaptada y alienada, romperemos con
la salud mental de los individuos y de nuestra sociedad, obteniendo como
respuesta desencadenamiento de conducta anormal.

Y de esta manera las intenciones por preservar un buen equilibrio mental se


vendrán abajo, ya que cada día el número de personas que se integran a la
categoría de anormales y desviados va creciendo paulatinamente y radicalmente,
en donde se vuelve más difícil , esta lucha por la salud mental y normalidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Palacios Espinosa, Ximena. "Halgin, R. P. y Whitbourne, S. K. (2009).


Psicologia de la anormalidad. Perspectivas clinicas en los trastornos
psicologicos." Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 42, no. 1, Wntr
2010, pp. 154

 Bandura, A. (1983). Procesos causales. En: Principios de modificación de


conducta. Salamanca: Sígueme.

 Bayes, R. (1977). Clasificación de los fármacos que alteran el


comportamiento. Comportamientos normales y anormales. En: Iniciación a
la farmacología del comportamiento. Barcelona: Fontanella.

 Freixa, E. (2003). ¿Qué es conducta? Revista internacional de psicología


clínica y de la salud, 3(3), 595-613.

 Foucault, M. (2000). Los anormales. México: Fondo de cultura económica.


Gutiérrez, C. (2014). Criterios de normalidad y anormalidad. En: Filosofía y
Psicología. Lima: Universidad Alas Peruanas.

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