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Había una vez una pequeña niña llamada Ana, que vivía en un pueblo en México, donde la celebración

del Día de Muertos era la festividad más importante del año. Ana estaba muy emocionada porque se
acercaba el gran día y su familia estaba preparando todo para la celebración.

- ¡Mamá, mamá, quiero ayudar a decorar la ofrenda! -dijo Ana corriendo hacia la cocina.

- Claro mi niña, ven aquí -respondió su mamá-. Vamos a poner las flores, las velas y los platillos favoritos
de tus abuelos.

- ¿Y si no les gusta nuestra ofrenda? -preguntó Ana preocupada.

- No te preocupes, mi amor -respondió su mamá-. Ellos están felices de que los recordemos y los
honremos de esta manera.

Esa noche, Ana y su familia se reunieron alrededor de la ofrenda y prendieron las velas. Ana se
emocionó al ver las fotos de sus abuelos y bisabuelos. Se sintió rodeada de amor y protección.

De repente, escucharon una voz suave y cálida en la oscuridad.

- Hola Ana, soy tu bisabuela -dijo la voz-. Me siento tan feliz de que hayas preparado esta ofrenda para
mí y para todos tus antepasados.

Ana estaba asombrada de escuchar la voz de su bisabuela, pero no estaba asustada.

- Hola bisabuela -respondió Ana-. Me alegra que te guste la ofrenda. Quería hacer algo especial para ti.

- Lo hiciste, mi amor -dijo la bisabuela-. Quiero que sepas algo importante. No tengas miedo de la
muerte. Es un proceso natural de la vida y todos tenemos que pasar por eso.

- Pero, ¿qué pasa después de la muerte? -preguntó Ana.

- Después de la muerte, estamos en otro mundo, un mundo diferente -respondió la bisabuela-. Pero
seguimos estando cerca de nuestros seres queridos, viendo todo lo que hacen y protegiéndolos.

Ana se sintió reconfortada por las palabras de su bisabuela. Si bien todavía no estaba segura de lo que
estaba por venir en su vida, sabía que su bisabuela siempre estaría con ella.

La noche pasó rápidamente y Ana se durmió con una sonrisa en su rostro. Sabía que el Día de Muertos
no se trataba solo de honrar a los muertos, sino también de celebrar la vida y estar agradecida por todo
lo que tenía.
FIN.

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