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Asociación DISCRETA ORDEN DEL CUCHILLO EN LA

CALAVERA

Manual

Cuchillo Táctico Operacional

COMBATE

INDICE
PREÁMBULO

a.d.o.c.c - C.T.O-C.NOC -
El humano siempre ha tratado de adaptarse al medio que le rodea y subyugarlo. No
obstante, hasta que esta adaptación y dominio se produzcan su ser se encontrará sometido
a él en su aspecto psicológico y fisiológico.
El estado fisiológico vendrá ligado al psicológico, existiendo en él
períodos de actividad y reposo. Este ciclo está en el ser humano asociado
fisiológicamente a la actividad asociada a la luminosidad y el reposo a las penumbras.
La importancia y la periodicidad de muchos de los fenómenos empíricamente conocidos
correspondientes a la actividad de los seres vivos de sus fenómenos cíclicos del
sueño y la vigilia. Entre otros fenómenos típicos, los más ¡importantes en la biología
humana son aquellos cuyos períodos tienen una amplitud de 24 horas, y
de ahí que se les llame Circadianos (circa-alrededor de: diez-día).
Entre los muchos factores que influyentes en el campo del combate hay
uno que se presenta inevitablemente: la llegada de la noche. La noche ha
supuesto normalmente la interrupción del combate.
Históricamente en el terreno del adiestramiento en combate, se utiliza la noche para
conseguir la sorpresa,
ocultándose en la oscuridad, tanto para acciones ofensivas, como para las defensivas.
Por lo general entendemos por noche el período de horas en el que el sol se halla oculto
bajo el horizonte; pero este ciclo no se produce súbitamente, sino que incluye una amplia
gama de condiciones diversas de visibilidad, que abarca desde el claroscuro del
crepúsculo a la tiniebla total. es por lo cual, que el grado de oscuridad devenido por la
desaparición del sol tras el horizonte puede ser extremadamente variable, influyendo en
este fenómeno, los siguientes factores condicionantes:
Factores astronómicos
Estación del año
Luminosidad pre y post - solar.
Fases de la Luna.
Factores meteorológicos:
Nubosidad (cantidad y tipo de nubes).
Grado de transparencia de la atmósfera (calima, polvo, humo).
Nieblas. brumas. lluvia, nieve, etc.
Factores relacionados con el terreno.
Configuración topográfica (llano, ondulado, etc.).
Tipo de suelo (arcilla, arena, piedra, etc.).
Vegetación que lo cubre (bosque, matorral. despejado, etc.).
Estado en que se encuentra (nevado, seco, encharcado, etc.).
Varios tipos de combinaciones que pueden ocurrir, en
la función de concordancia de algunos de los determinantes simples mencionados
anteriormente, nos da una idea de la diferencia posible grado de visibilidad por la noche,
tanto en el tiempo como en el espacio.
Con todas estas generalidades y variantes en el cambio de visibilidad, a diferencia de
muchos animales el ser humano tiene una visión nocturna más pobre que muchas
especies animales, en particular porque el ojo humano no tiene la capa de tejido conocida
como tapetum lucidum, la cual es una capa de tejido situada en la parte posterior del ojo
de muchos animales vertebrados que aumenta su visión nocturna. la cual puede estar
situada en la retina, o detrás de la misma, en la coroides. Actúa como un espejo que
refleja los rayos luminosos, incrementando así la luz disponible para los fotorreceptores y
mejorando la visión en condiciones de escasa luminosidad. Lamentablemente el tapetum
lucidum no está presente generalmente en aquellos animales cuya visión es
predominantemente diurna como es nuestro caso.
Al carecer los humanos de este súper poder que otorga el tapetum lucidum a los, por la
noche, los ojos humanos pasan de la visión diurna (visión fotópica) a la visión nocturna
(visión escotópica).
Unos ojos sanos necesitan alrededor de 25 minutos para adaptarse a la oscuridad. Cuanta
menos luz haya, más activas estarán las células sensoriales del ojo; son responsables de
nuestra visión en condiciones de baja luminosidad y son conocidas como bastones. Al
mismo tiempo, las pupilas se agrandan para "dejar entrar" la mayor cantidad de luz
posible. Los ojos sanos no tienen ningún problema en adaptarse a cambios en las
condiciones de luminosidad. Las enfermedades hereditarias, ciertos medicamentos, las
lesiones y la deficiencia de vitamina A pueden provocar una visión limitada por la noche
o al atardecer. Este es un problema muy común entre los usuarios de gafas. Las pupilas
necesitan dilatarse más en condiciones de luminosidad reducida. Como resultado, se
pierde la profundidad de campo y la visión espacial es limitada, mientras que los reflejos
y el bajo contraste fatigan los ojos.

De todas maneras, la noche no es el único momento en que hay condiciones de


visibilidad reducida. De día pueden darse condiciones análogas, debidas a fenómenos
meteorológicos (lluvia, nieve, niebla), que además traen consigo efectos secundarios que
agravan las condiciones tácticas (hielo, barro, mala propagación de las ondas
radioeléctricas), o
fenómenos artificiales, como las barreras de humo colocadas por
nosotros o por el enemigo o fenómenos artificiales
Dadas las peculiaridades del combate nocturno, los procedimientos
habrá que adaptarlos a ellas. Lo primero será una detallada instrucción
diurna; sólo entonces se podrá afrontar este tipo de combate, aunque
algunos aspectos sean comunes a ambos, y otros, especialmente teóricos, la
escenificación de posibles escenarios con baja o nula visibilidad debe ser parte
fundamental de la formación del operador de elite.
Esta formación debe adecuarse a los parámetros de cada Unidad, en función de su
especialidad operativa, deberá insistir en el tipo de acciones tácticas en que posiblemente
sean empleada en terreno. Haciendo hincapié en como subsanar las dificultades en la
ejecución de un ataque nocturno. Para lo cual es indispensable la correcta formación del
operador con el fin que este capacitado para afrontar la acción nocturna y esta termine
con éxito reduciendo las
consecuencias adversas que la baja visibilidad conlleva.
Ensenándole entre algunos ítems a:
Utilizar las zonas de sombra en su beneficio.
Evitar destacarse sobre fondo claro.
Huir de las crestas, permaneciendo en todo momento “bajo la
línea de horizonte”.
Utilizar para el movimiento las partes más bajas del terreno, pero
sin olvidar que estas zonas están frecuentemente vigiladas,
minadas o con trampas.
No usar medios lumínicos o reflectantes inadecuadamente.
Elegir en lo posible y en tanto las circunstancias lo permitan el terreno de fácil recorrido.
Evitar el paso por cercas, zarzales y toda clase de obstáculos.
Siempre que sea posible, caminar cara al viento.
Aprovechar todos los ruidos para avanzar (tiro, explosiones,
cohetes, columnas, etc.).
No proferir gritos cuando se tropieza o se cae; se debe saber caer,
incluso dolorosamente, en silenciosa)

Por lo expuesto, es indispensable capacitar al operador y a los Cuadros operacionales con

Orientaciones, que les permita: Conocer los efectos de la oscuridad y las formas de
sobreponerse
a ella. Conocer los procedimientos tácticos aplicables al combate de las
pequeñas Unidades en la noche. Afrontar el desarrollo de la instrucción. Explotar las
posibilidades ofensivas / defensivas que ofrece la noche.

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