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La radiación solar es aquella energía emitida por el Sol a través de ondas electromagnéticas
y la vida en la Tierra depende de ella. Además de determinar las dinámicas y tendencias
atmosféricas y climatológicas, hace posible la fotosíntesis de las plantas, entre otros
procesos. Si quieres saber más, como qué tipos de radiación hay y cuáles son sus efectos
nocivos para la salud, especialmente sobre la piel en verano, continúa leyendo.
Un exceso de radiación solar puede tener efectos nocivos para la salud del ser humano,
especialmente en piel y ojos.
La radiación solar es la energía emitida por el Sol, la cual se propaga en todas direcciones a
través del espacio mediante ondas electromagnéticas. Emitida por la superficie solar, esta
energía determina la dinámica de los procesos atmosféricos y climatológicos. Además, es
directa o indirectamente responsable de circunstancias de nuestro día a día, como la
fotosíntesis de las plantas, el mantenimiento de una temperatura compatible con la vida y
de la formación del viento —clave para la generación de energía eólica—.
El Sol emite energía en forma de radiación de onda corta y esta sufre un proceso de
debilitamiento en la atmósfera por la presencia de las nubes y su absorción por parte de
moléculas de gases o de partículas en suspensión. Tras superar la atmósfera, la radiación
solar alcanza la superficie terrestre oceánica y continental, reflejándose o absorbiéndose.
Finalmente, la superficie la devuelve con dirección al espacio exterior en forma de
radiación de onda larga.
• Rayos infrarrojos (IR). De mayor longitud de onda que la luz visible, emiten calor
y cualquier cuerpo cuya temperatura sea mayor a 0º Kelvin los desprende.
• Rayos visibles (VI). Emiten luz y son aquellos que el ojo humano percibe en forma
de colores (rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta).
• Rayos ultravioleta (UV). Son invisibles al ojo humano y son los que inciden más
gravemente sobre la piel (quemaduras, manchas, arrugas). Se dividen en tres
subcategorías:
o Ultravioleta (UVA). Son aquellos que atraviesan con facilidad la atmósfera,
alcanzando mayoritariamente la superficie terrestre.
o Ultravioleta B (UVB). Tienen mayores dificultades para traspasar la
atmósfera. Aun así, llegan a la superficie terrestre y son los que pueden
producir daños más graves en la piel.
o Ultravioleta C (UVC). Este tipo de rayos no consiguen atravesar la
atmósfera, ya que son absorbidos por la capa de ozono.
El ser humano está expuesto a la radiación UV, especialmente a la UVA y la UVB, que
puede ser peligrosa para su piel. Una de las formas que tenemos para medir las
consecuencias negativas que tiene este tipo de radiación sobre las personas es el índice UV
solar mundial (IUV). Dicho índice se mueve entre los valores del uno al once y cuanto
más alto sea mayor será la probabilidad de sufrir lesiones cutáneas y oculares.
El índice UV y unas recomendaciones básicas sobre foto protección.
Reducir la exposición en las horas centrales del día y, en caso de no poderlo evitar,
buscar las sombras y beber mucha agua.
Usar prendas de protección, como sombreros, gorras o sombrillas, para resguardar
ojos, cara y cuello, y prendas ligeras.
Usar crema de protección solar con un factor superior a 15, aunque conviene elegirlo
en función del foto tipo de la piel, media hora antes de la exposición. Extender de forma
abundante y repetir las veces que sea preciso.