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La Parábola de Las Cuatro Clases de Oyentes
La Parábola de Las Cuatro Clases de Oyentes
Introducción:
A. Esta parábola describe cuatro clases de terreno en las que cae la semilla
sembrada. Se llama comúnmente "la parábola del sembrador", pero el énfasis
no está sobre el sembrador, sino sobre las varias clases de terreno que reciben
la semilla. El sembrador (predicador) puede ser bueno o malo, elocuente o
aburrido, pero de todas maneras los resultados dependerán en gran manera de
los oyentes mismos. Jesús es el Maestro Perfecto, pero no logró convertir a
todo el mundo.
A. Corazón "pavimentado". Estos oyentes son los que permiten que sus
corazones sean "pavimentados" (endurecidos) por todos los sucesos y
actividades de esta vida. Su vida ha sido fuertemente afectada e influenciada
por los asuntos de la vida diaria: el empleo, la familia, los planes, las bodas,
los funerales, los crímenes y docenas de otras cosas.
E. Así es que la semilla fue "hollada, y las aves del cielo la comieron",
Luc. 8:5. No hace impresión sobre la mente del oyente.
F. ¿Qué se puede hacer para ayudar a los tales? Desde luego, la palabra es
muy poderosa (Heb. 4:12; Jer. 23:29). A veces la tribulación prepara el
"terreno" para recibir la semilla.
A. Cae sobre una capa delgada de tierra sobre la roca sólida, donde no hay
humedad. Brota pronto pero no puede echar raíces.
2. Luc. 10:41; 21:34; Fil. 4:6; 1 Ped. 5:7. La ansiedad indica falta de fe
en Dios. Indica una preocupación excesiva por los asuntos de esta vida, y una
falta de interés en cosas espirituales. El afán de este siglo no quiere decir
vicios, sino una preocupación excesiva por tales asuntos como el empleo, el
negocio, la educación, y los problemas ordinarios de la vida.
D. Doble ánimo. Sant. 1:8; 4:8. Compárense los casos de Balaam, Lot,
Demas y otros personajes bíblicos que querían servir a Dios pero también
amaban el mundo.
C. Luc. 8:15, "Son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra
oída, y dan fruto con perseverancia". Es el corazón bueno que puede ser
conmovido por las grandes verdades del evangelio, y que celosamente las
guarda.
CONCLUSION:
D. Es la única que lleva fruto, "algunas semillas a ciento por uno, otras a
sesenta y otras a treinta".