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Alternar subsección Causas del conflicto
Mobutu Sese Seko
Kabila marcha hacia Kinshasa
El apoyo indeseado
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Naturaleza del conflicto
El curso de la guerra
Alternar subsección El curso de la guerra
Los intentos de ocupar Kinshasa
El apoyo regional a Kabila
Acuerdo de paz de Lusaka
Asesinato de Kabila
Una frágil paz
Gobierno de transición
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Segunda guerra del Congo

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Segunda guerra del Congo
Parte de la crisis de los Grandes Lagos
Segunda etapa del genocidio congoleño

Áreas controladas por cada parte en junio de 1999


Fecha 2 de agosto de 1998-18 de julio del 2003
Lugar República Democrática del Congo
Casus belli Primera guerra del Congo
Resultado Acuerdo de Lusaka (10 de julio de 1999):
• Alto al fuego fracasado.
• Intercambio de prisioneros entre facciones en conflicto.
• Organización del MONUC.
Acuerdos de Gbadolite (31 de diciembre de 2002)
• Cese al fuego fracasado.
Acuerdos de Sun City (19 de abril de 2002):
• No hay vencedor claro.
• Creación de un gobierno unificado de múltiples partidos, con Joseph Kabila como
presidente y Jean-Pierre Bemba como primer ministro.
Consecuencias Acuerdo de Pretoria (16 de diciembre de 2002):
• Retirada de tropas extranjeras.
• Desarme de milicias hutus.
• Despliegue del MONUC.
Escaramuzas intermitentes e intervención de varios países del centro de África
agravan la inestabilidad interna:
• Conflicto de Ituri
• Guerra de Kivu
• Conflicto de Dongo
• Insurgencia en Katanga
• Insurgencia de las ADF
• Fracasado golpe de Estado del 27 de febrero de 2011
• Ataques de Kinsasa del 30 de diciembre de 2013
Beligerantes
Pro-gobierno
República Democrática del Congo
Angola
Chad
Namibia
Zimbabue
Libia
Anti-Uganda
ERS
Sudán
FDA (ADF)
FNRU II (UNRF II)
FNI
Anti-Ruanda
FDLR
Mai-Mai
Interahamwes
RDR
ELiR (ALiR)
Otras milicias hutus
Anti-Burundi
CNDD-FDD
FLN (FROLINA) Ruanda
RCD (RDC)
RCD-G (RDC-G)
Milicias banyamulenge
Uganda
MLC
Fuerzas de Renovación
UPC
Otras milicias tutsis
Burundi
UNITA
(en junio de 2000 Ruanda y Uganda combatieron entre sí en territorio congoleño)
Comandantes
Laurent Kabila †
Joseph Kabila
Bandera de Namibia Sam Nujoma
Bandera de Namibia Dimo Hamaambo
Bandera de Namibia Martin Shalli
Bandera de Zimbabue Robert Mugabe
Bandera de Zimbabue Emmerson Mnangagwa
Bandera de Zimbabue Constantino Chiwenga
Bandera de Zimbabue Perence Shiri
Bandera de Angola José dos Santos
Bandera de Angola João de Matos
Bandera de Chad Idriss Déby
Bandera de Libia Muamar el Gadafi
Bandera de Sudán Omar al Bashir
Gral. Joseph Padiri (Mai-Mai)1
Gral. Dunia Lengwama (Mai-Mai)23 Bandera de Ruanda Paul Kagame
Bandera de Uganda Yoweri Museveni
Bandera de Burundi Pierre Buyoya
Ernest Wamba dia Wamba (RDC)
Jean-Pierre Bemba (MLC)
Fuerzas en combate
Bandera de República Democrática del Congo RDC:
45 000-55 000 (1998-2001)4
100 000 (2003)5
Países aliados:
10 000-15 000 (1998-2001)
(Angola, Zimbabue, Chad y Namibia)4 En 1998:4 60 000 RCD, 4000 ruandeses y 6000
ugandeses
En 1999:4 50 000 RCD, 10 000-15 000 MLC, 10 000-20 000 ruandeses y desconocido
número de ugandeses
En 2000:4 15 000-20 000 RCD, 2500 RCD-ML, 10 000 MLC, 10 000-20 000 ruandeses y 10
000-15 000 ugandeses
En 2001:4 15 000-20 000 RCD, 2500 RCD-ML, 10 000-15 000 MLC, 10 000-20 000
ruandeses y 8000-9000 ugandeses
En 2002: 25 000-30 000 ruandeses,6 8000 burundíes7 y 200-300 UNITA8
(tropas presentes en territorio de la RDC)
Entre 1998 y 2005 murieron entre 3 800 000 y 4 000 000 de personas (trescientos mil
son víctimas de asesinatos, dos millones y medio fallecen a causa del hambre,
maltratos y enfermedades hasta 2003, se debe sumar otro millón en los dos años
siguientes).9
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La segunda guerra del Congo —conocida también como guerra mundial africana, gran
guerra de África o la guerra del Coltán— fue el conflicto armado que tuvo lugar en
gran parte del territorio de la República Democrática del Congo (antiguo Zaire),
con posterioridad a la primera guerra del Congo. Este conflicto se inició en 1998 y
terminó formalmente en 2003, cuando asumió el poder un gobierno de transición bajo
los términos del Acuerdo de Pretoria. Los combatientes provenían de nueve naciones
(además de existir dentro del país veinte facciones armadas distintas), lo que lo
convierte en el conflicto continental africano más grande del que se tenga noticia.

Provocó la muerte de aproximadamente 5,4 millones de personas, la mayoría de ellas


por hambre y enfermedades prevenibles y curables. Dentro de estos graves hechos, se
considera a este episodio el más álgido dentro del llamado «genocidio congoleño».
Esta trágica cifra convirtió a esta guerra en el conflicto más mortífero desde la
Segunda Guerra Mundial, y eso sin contar los millones de desplazados y refugiados
en los países vecinos.

Pese a la paz formal alcanzada en julio de 2003 en Pretoria y al acuerdo de los


intervinientes de establecer un gobierno de unidad nacional, la institucionalidad
estatal sigue siendo débil y escasa en grandes sectores del país, los cuales sufren
todavía brotes esporádicos de violencia. En 2004 se calculaba que cerca de cien
personas morían diariamente como resultado de las escaramuzas ocasionales y de la
falta de servicios y alimentación. La migración forzada de habitantes continúa
desangrando la región en una crisis que parece no terminar, mientras que la esquiva
paz aún no ha llegado a todas las regiones.

Causas del conflicto


Mobutu Sese Seko
Artículo relacionado: Mobutu Sese Seko
La turbulenta historia del territorio que ocupa la actual República del Congo tiene
su origen en la colonización del territorio por parte de los belgas desde mediados
del siglo xix. La administración del rey Leopoldo II fue considerada de una
brutalidad y violencia inusitada, incluso para los estándares del colonialismo de
su época. Esto prosiguió en gran medida más allá de 1908, cuando el dominio privado
del rey se convirtió en el Congo Belga. Producto de su extraordinaria riqueza
mineral y de los lastres del colonialismo, la vida de la naciente república fue
problemática desde el comienzo de la transición a la vida independiente.

La primera elección democrática efectuada en el país (1960) dio como resultado la


elección de Patrice Lumumba, de tendencias izquierdistas. Este fue derrocado por
Mobutu Sese Seko, en un golpe apoyado por la CIA y Bélgica. Para 1965 Mobutu se
había consolidado como el hombre fuerte del país, estableciendo una dictadura que
duraría por muchos años. Mantuvo el apoyo de los países occidentales gracias a su
apoyo en la guerra contra la influencia soviética que arreciaba en Angola. Este
apoyo permitió a Mobutu obtener una fabulosa fortuna personal, mientras que el país
caía en una espiral de hambre, destrucción, empobrecimiento y subdesarrollo
insalvable dentro de una economía de subsistencia. Después de la disolución de la
URSS a comienzos de la década de 1990, las presiones en contra de Mobutu crecieron
de forma sostenida, al no ser necesario para combatir contra unos enemigos ya
desaparecidos. Para contrarrestar este efecto, el dictador creó un fuerte culto a
la personalidad al mismo tiempo que las agencias internacionales concluían que el
país era un caso perdido. En 1991 la presión hacia el régimen se tradujo en un
primer acuerdo que otorgó concesiones a los líderes de la oposición, lo cual no
pudo evitar el inminente desastre. Para 1995 la crisis había debilitado el poder
del dictador, y su influencia era escasa. Los salarios de la administración pública
no se pagaban, la violencia era endémica y la corrupción la rutina de cada día.

El fin de la Guerra Fría significó el abandono de toda el África subsahariana por


las grandes potencias, dejando los países a la deriva para que enfrentaran sus
problemas por sí mismos. Los conflictos internos no tardaron en destaparse,
mientras los resultados que habían provocado los lastres del colonialismo y del
conflicto entre los Estados Unidos y la URSS afloraban. Cuando los estadounidenses
dejaron de apoyar a Mobutu, esto se convirtió en la señal esperada por sus
opositores para iniciar una gran campaña que terminase con su derrocamiento y el
fin de la dictadura.

El segundo ingrediente que faltaba para desencadenar una gran crisis regional lo
aportó el genocidio ruandés de 1994. Producto de estos graves hechos, además de la
violencia incubada en Burundi, la zona oriental del Zaire se convirtió en un
refugio para millones de hutus que huían de sus tierras, intentando salvar sus
vidas. La gran crisis de refugiados de la región de los Grandes Lagos dejó la zona
en manos de las milicias interahamwe (formada por hutus que habían llevado a cabo
buena parte del genocidio) apoyadas por elementos del anterior Ejército de Ruanda.

La Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo (AFDLC) encontró


entonces el apoyo de los ruandeses y ugandeses, quienes canalizaron gran cantidad
de dinero y armas para que continuaran la guerra contra las fuerzas de Mobutu.
Dirigidas por Laurent Désiré Kabila, estas fuerzas dieron inicio a la primera
guerra del Congo en 1996. El gobierno de Ruanda, dirigido por una coalición de
fuerzas tutsis, protestó enérgicamente contra las fuerzas hutus refugiadas en la
zona, que realizaban incursiones dentro de su territorio. La salida que se buscó
entonces fue armar a los banyamulengue, etnia tutsi que habitaba en Zaire. El
gobierno de Mobutu Sese Seko denunció vigorosamente esta intervención, aunque su
capacidad de acción en términos militares era nula, además de que su capital
político era escaso. Finalmente, resolvieron el problema mediante un acuerdo
tratado en Bruselas, Bélgica.

Kabila marcha hacia Kinshasa


Abandonado por sus antiguos aliados, el régimen de Kinshasa se derrumbó fácilmente,
una vez que las fuerzas de Kabila iniciaron su descenso por el río Congo.10
Encontraron escasa resistencia y pudieron concluir su campaña en un breve plazo.
Cabe también señalar que Kabila gozaba de cierto prestigio, que había incrementado
con el tiempo, al haber sostenido una constante oposición a Mobutu por más de
veinte años, Kabila destacaba por ser un declarado marxista, seguidor de Mao
Zedong, y por haber tomado parte en la fracasada insurrección apoyada por el
guerrillero argentino Che Guevara a mediados de la década de 1960.

Por su parte, el ejército del AFDLC estaba formado en gran parte por tutsis
veteranos de los conflictos de la zona de los Grandes Lagos. El ejército se puso en
movimiento en diciembre de 1996, con la toma de control de los pueblos mineros y
fronterizos en los cuales estableció bases de apoyo. Informes de masacres y de
represiones brutales cometidas por los insurrectos llegaron lentamente a Occidente.
Un delegado de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas, el
chileno Roberto Garretón,11 informó que testigos presenciales hablaban de grandes
masacres cometidas por los rebeldes, estableciendo una cifra aproximada de 60 000
muertos en su avance. Estos informes fueron siempre negados por el AFDLC. Las
investigaciones llevadas a cabo en Goma, establecieron que la práctica de la
desaparición forzada, la tortura y los asesinatos estaban a la orden del día.
Garretón citó a Moese Nyarugabo, un ayudante de Mobutu, quien le señaló que estas
muertes y desapariciones eran esperables en tiempo de guerra.

En marzo de 1997, las fuerzas de Kabila iniciaron una gran ofensiva bélica, al
tiempo que exigían la rendición del gobierno. Se informó que el 27 del mismo mes
los rebeldes ocupaban la ciudad de Kasenga, pese a ser este hecho desmentido por
Mobutu. Bajo los auspicios de varios países y organizaciones, se hicieron a finales
de marzo varias tentativas de llegar a un acuerdo. El 2 de abril fue designado un
nuevo primer ministro, Etienne Tshisekedi, antiguo opositor de Mobutu. Estos
cambios fueron despreciados por Kabila por considerarlos superficiales, además de
advertirle a Tshisekedi que si aceptaba el cargo no podría formar parte de un
eventual nuevo gobierno.

Los constantes avances del AFDLC a lo largo del río llegaron a su punto culminante
cuando en mayo se encontraron a las puertas de Kinshasa. El 16 de ese mes, el
ejército multinacional dirigido por Kabila tomó el control del aeropuerto de
Lubumbashi, una vez fracasadas las negociaciones. El dictador huyó ese mismo día,
proclamándose Kabila presidente. En ese mismo momento comenzaron grandes purgas,
además del intento de Kabila de reorganizar el país.

El apoyo indeseado

La frontera entre la República Democrática del Congo con Ruanda y Burundi.


Cuando en mayo de 1997 Kabila tomó el control de la capital, se enfrentó con
gravísimos problemas para gobernar la nueva “República Democrática del Congo”
(RDC). Fuera de los conflictos entre sus propios partidarios locales y una
exorbitante deuda externa, sus colaboradores extranjeros decidieron no abandonar el
país cuando se les solicitó. La presencia de una gran cantidad de ruandeses en la
capital mostraba a Kabila como una marioneta de los regímenes externos ante los
mismos congoleses.

La creciente tensión se agravó cuando, el 14 de julio de 1998, Kabila se deshizo de


su comandante militar, el ruandés James Kabare, remplazándolo por uno nacional. El
aparente control que parecía tener Kabila sobre su base política congolesa le daba
la fuerza para intentar poner distancia en su compleja relación con los países que
le llevaron al poder. Pese a que la jugada enfrió su relación con Kigali, intentó
mejorarla nombrando a Kabare asistente militar de su sucesor. Sin embargo, dos
semanas después Kabila abandonó la diplomacia, agradeciendo a Ruanda su ayuda y
ordenando a esas tropas, además de las de Uganda, abandonar con la mayor brevedad
el país. En menos de 24 horas todos los colaboradores militares ruandeses fueron
despachados a casa sin ningún tipo de ceremonia. Esto provocó una gran inquietud
entre los grupos que se veían abandonados por la partida de los extranjeros,
principalmente los banyamulengues del este del Congo. Las tensiones de este último
grupo con las naciones vecinas había sido una de las causas de la primera guerra
del Congo. Fuera de esto habían sido utilizados por los ruandeses para entrar al
país, y poco tiempo después se vieron envueltos nuevamente en un conflicto armado.

Facciones
Véase también: Anexo:Facciones en la Segunda Guerra del Congo
En términos generales, los combatientes del Congo pueden ser catalogados en cuatro
grandes grupos (aunque existen también varios grupos individuales que pelean por el
control de algunas áreas específicas, ricas en recursos).

Soldado congolés ajustando una metralleta tipo PK soviética en la frontera con


Ruanda. Año 2001.
Fuerzas tutsis:
Incluye fuerzas regulares de los ejércitos de Ruanda y Burundi, grupos de
milicianos creados por la etnia tutsi banyamulengue, y las fuerzas rebeldes
llamadas "Reagrupamiento Congoleño para la Democracia" o RCD (dominadas por los
banyamulengues). Estos grupos se encuentran activos en la zona de las provincias de
Kivu del Norte y del Sur y su territorio se extiende hacia el este en dirección a
Kinshasa. Sus intereses principales son brindar seguridad a Ruanda y Burundi,
defender a los tutsis de la RDC, contrarrestar la influencia de Uganda y explotar
los recursos naturales.
Fuerzas hutus:
Incluye a grupos hutus responsables del genocidio de 1994, rebeldes de Burundi que
intentan derrocar a su gobierno, hutus congoleses y miembros de las milicias Mai
Mai. La fuerza principal son las "Fuerzas Democráticas para la Liberación de
Ruanda", que opera en los alrededores de Kivu. Sus metas son expulsar a las fuerzas
tutsis extranjeras, la limpieza étnica de los banyamulengues, derrocar a los
gobiernos de Ruanda y Burundi y ganar el control de los recursos naturales.
Fuerzas ugandesas:
Incluye al ejército nacional de Uganda y varios grupos apoyados por este país,
tales como el "Movimiento de Liberación del Congo". Sus fuerzas controlan la zona
del noreste y centro-norte de la RDC. Sus fines son proteger la frontera ugandesa,
evitar el desarrollo de un estado fuerte en el Congo, contrarrestar la influencia
de Ruanda y explotar los recursos naturales.
Fuerzas del gobierno de Kinshasa (Kabila):
Incluye al ejército nacional del Congo, grupos enemigos de los Mai Mai, y naciones
aliadas como Zimbabue, Angola, Chad, Sudán y Namibia. Controlan el este y el sur de
la RDC, y sus principales fines son crear un estado fuerte que controle sus
fronteras y territorio, al igual que los recursos naturales.
La guerra étnica entre los hutus y los tutsis se convirtió en el motor central de
buena parte del conflicto, con personas en ambos bandos que buscaron la
aniquilación completa del otro grupo. Las fuerzas de Kinshasa y las hutus tuvieron
relaciones cercanas y coincidencias en su interés por expulsar a los extranjeros y
apoderarse de los territorios ocupados por las fuerzas ruandesas y ugandesas. De la
misma forma, Uganda y Ruanda intentaron ocupar zonas a expensas de Kinshasa, aunque
la competencia por los recursos de los territorios provocaron quiebres en esta
relación. Hubo noticias sobre supuestos permisos concedidos por Uganda para
permitir a Kinshasa enviar armas por tierra a las fuerzas hutus por sus áreas de
control, de la misma manera que los rebeldes de Uganda, Kinshasa y hutus buscaron
de una forma u otra controlar y derrotar a los ruandeses y sus aliados.

Naturaleza del conflicto

Ciudadanos de la RDC esperando cruzar a Ruanda en un paso fronterizo, año 2001.


Durante la guerra del Congo no existieron grandes batallas y el control territorial
fue bastante difuso, sin líneas de frente bien definidas, algo propio de las
guerras de cuarta generación. Pese a que estuvieron involucrados soldados de varios
países, estos mismos países fueron bastante reacios a exponerlos a combates
abiertos. El equipo y entrenamiento de estos ejércitos ha significado para estos
pobres países destinar ingentes sumas de dinero y recursos que, en caso de
perderse, podrían difícilmente ser reemplazadas. La naturaleza misma de la
geografía regional convirtió la guerra en el mantenimiento de un sinnúmero de
plazas fuertes, tales como aeropuertos, puertos, centros mineros y alguna que otra
carretera, antes que controlar grandes extensiones de tierra de difícil dominio.

Como resultado de lo anterior, la guerra la combatieron, principalmente, grupos de


milicias no organizadas, altamente indisciplinadas y que contribuyeron a la
violencia con acciones tales como violaciones masivas, tortura y limpieza étnica.
Por esto mismo los acuerdos de alto al fuego o de paz han resultado en gran medida
inoperantes, ya que estos grupos continúan funcionando impunemente y sin ningún
control. Muchas de las víctimas han caído a manos de ellos, mientras que muchos
otros han muerto de hambre o enfermedades esparcidas o descontroladas por el caos
reinante.

Uno de los principales intentos de los grandes grupos en conflicto fue controlar la
magnífica riqueza en recursos naturales del país. Los países de los Grandes Lagos
de África pagaron a sus combatientes concediéndoles la extracción de recursos tales
como diamantes y madera. Los esfuerzos de explotación convirtieron a los oficiales
de los ejércitos de Ruanda y Uganda en tenedores de pequeñas y grandes fortunas,
que con el tiempo desplazaron al objetivo inicial de perseguir, capturar y castigar
a los principales autores del genocidio de 1994, por sostener el control en el este
de la RDC. En la interinidad las fuerzas de ocupación establecieron impuestos
prohibitivos a los habitantes nativos, confiscando casi todo el ganado y buena
parte de los alimentos de las zonas ocupadas. Se sabe hoy que hubo intereses de
muchas partes involucradas por controlar los yacimientos de coltán, un preciosísimo
mineral con un importante uso en la industria informática y espacial.

La carrera por conseguir el control de los recursos provocó que buena parte de las
fuerzas anti-Kabila llegaran a enfrentamientos abiertos. En 1999 tropas de Uganda y
de Ruanda chocaron en la ciudad de Kisangani. Pese a este quiebre entre sus
enemigos, las fuerzas de Kabila estaban demasiado exhaustas como para tomar ventaja
de la situación.

La guerra se caracterizó, como todas las conflictos de las últimas décadas, por el
uso masivo de niños soldados por los diferentes grupos armados, tanto tropas de
facciones rebeldes como los propios ejércitos de los distintos países. Solo en el
año 2001 en la frontera entre Uganda y RDC había cerca de 20 000 niños siendo
usados como soldados, en un campamento en Mushaki de 3.000 reclutas un 60 % eran
menores de 18 años.12 En Kivu del Norte se estima que habían 12 000 niños soldados
(2001),13 el uso de niños como combatientes venía desde el principio del conflicto,
entre 1998 y 1999 en un campamento en Kaniama-Kasese se entrenaron a 2.000 niños,13
en 1999 había en el país 5.000 niños combatiendo.13

Se estima que en 1999 el ejército de la RDC tenía entre sus filas a 6 o 20 mil
menores de edad, ya en la rebelión de Kabila sus fuerzas contaban con 10 000 niños.
Las milicias Mai-Mai tenían 3.000 menores de 18 años.13

El curso de la guerra
El inicio de la ofensiva rebelde amenazó al gobierno de Kabila en cosa de semanas,
y este la superó, por el rápido apoyo que le prestaron varias naciones africanas.
En un comienzo pareció que el conflicto desencadenaría una guerra regional con la
intervención de fuerzas regulares, pero esto se desestimó desde 1999, cuando los
frentes se estabilizaron. De ahí en adelante la guerra prosiguió a cargo de fuerzas
irregulares.

Los intentos de ocupar Kinshasa


El 2 de agosto de 1998 los bayanmulengues de la ciudad de Goma iniciaron un motín.
La ayuda y apoyo por parte de Ruanda fue inmediato, prestando todos sus aportes y
creando la Asamblea por la Democracia Congolesa (ADC), compuesta principalmente por
los mismos banyamulengues, y auspiciada por Ruanda y Uganda. El grupo rápidamente
se hizo fuerte en la ciudad de Goma, donde estableció su base de operaciones,
llegando a controlar las ricas provincias orientales de la RDC. Además Ruanda y
Uganda se aliaron con Burundi para ocupar toda la zona noreste del país. La
respuesta de Kabila fue aliarse con los hutus y declarar la guerra a todos los
tutsis, acciones que dieron como resultado varios linchamientos públicos de tutsis
en la capital. El 12 de agosto, en términos similares a los utilizados durante el
genocidio ruandés, un mayor del ejército del gobierno declaró por la radio: “el
pueblo debe llevar machetes, lanzas, flechas, azadones, espadas, rastrillos, cercos
de púas, piedras, y utensilios similares, para –queridos escuchas- matar a los
tutsis ruandeses”.14

El gobierno de Ruanda por su parte, también reclamó una parte substancial del Congo
como territorio de la “Ruanda histórica”, además de denunciar que Kabila estaba
organizando un nuevo genocidio en contra de los tutsis de la región de Kivu. Cabe
destacar que siempre ha sido objeto de controversia, si realmente la intervención
ruandesa tuvo como fin exclusivo el proteger a los banyamulengues.

En una arriesgada maniobra, unos rebeldes del ADC secuestraron una aeronave del
gobierno, desplazándose hacia la base de Kitona, en la costa atlántica, donde se
les unieron soldados gubernamentales amotinados, esparciendo la revuelta por toda
la zona. Cada vez más pueblos caían en manos de los nuevos rebeldes, en una
sucesión ininterrumpida tanto en el Este como alrededor de Kitona. Los soldados de
Uganda, Ruanda, Burundi y la ADC derrotaban a las fuerzas de Kabila reiteradamente,
pese a los intentos de varios países de llegar a un acuerdo de paz. El 13 de
agosto, menos de dos semanas desde el inicio de la revuelta, las fuerzas aliadas
tomaron el control de la planta hidroeléctrica de Inga, que provee de energía a
Kinshasa, al igual que el puerto de Matadi en el océano Atlántico (desde donde se
transporta buena parte de los alimentos y bienes hacia la capital). El centro
minero de diamantes de Kisangani cayó el 23 del mismo mes y para finales de agosto
las tropas empezaron a amenazar a Kinshasa. En este período Uganda creó un grupo
para apoyar su causa, denominado Movimiento para la Liberación del Congo (MLC).

Fuera de los triunfos mencionados, la lucha continuaba a lo largo del país, donde
soldados pro Kabila combatían. Por su parte, los seguidores hutus del gobierno de
la RDC eran fuertes en la zona este, donde no dejaban de hostigar a los nuevos
ocupantes. Sin embargo nadie creía que el gobierno lograría sostenerse por mucho
tiempo, y se esperaba la inminente caída de la capital. Durante este tiempo Kabila
se dedicó desesperadamente a buscar el apoyo de diversos países africanos, al igual
que el de Cuba.

El apoyo regional a Kabila

Países beligerantes en la guerra.


La revuelta fue detenida cuando los esfuerzos diplomáticos de Kabila rindieron sus
frutos. Los primeros en responder a la llamada de Kabila fueron varios países de
los que formaban el Comité para el desarrollo del África Austral. Aunque este
organismo internacional contempla planes de defensa común en caso de agresión,
varias naciones se mantuvieron en la neutralidad. Sin embargo países como Namibia,
Angola y Zimbabue respondieron a la llamada urgente de Kabila, enviando apoyo a
Kinshasa después de una conferencia realizada en Harare el 19 de agosto. Las
motivaciones de cada uno de ellos eran distintas:
El presidente de Namibia Sam Nujoma.
Angola
Después de 25 años de guerra civil, el gobierno angoleño pretendía acabar con las
bases operativas de UNITA y de fuerzas mercenarias, que operaban en ese país desde
hacía tiempo. Se dice que se financió con la venta de diamantes en el mercado negro
para proveerse de armas que redirigía desde el sur del Congo hacia el país. Al
parecer, esta supuesta razón ayudó a motivar a Angola a intervenir en la primera
guerra del Congo, además de combatir al hostil régimen de Mobutu y su dictadura
prooccidental. Se dice que Angola no esperaba que la revuelta fuese a instalar a un
presidente mejor que Kabila y temía que al contrario generase un vacío de poder que
beneficiaría grandemente a UNITA.
Zimbabue
El presidente de esta nación Robert Mugabe fue uno de los principales artífices de
la intervención en apoyo a Kabila, con el fin de acrecentar su prestigio y poder en
África, así como para poder controlar parte de los recursos naturales del país.
Kabila y Mugabe habían firmado un acuerdo por 200 millones de dólares que favorecía
a corporaciones de propiedad de Mugabe y su familia en el área minera (informes de
1998 avalaban estos hechos). Mugabe había sido desplazado como el principal líder
de la África subsahariana ante el ascenso de Nelson Mandela al poder en Sudáfrica,
y creía que su rol en esta guerra podría catapultarlo nuevamente a los primeros
lugares. Además le otorgaba una gran oportunidad de enfrentarse con otro prominente
presidente africano como era el ugandés Yoweri Museveni.
Namibia
El presidente Sam Nujoma tenía intereses similares a los de Mugabe, con varios
familiares involucrados con la explotación de los recursos del país. Los intereses
nacionales de Namibia en el Congo eran escasos, y la entrada en el conflicto fue
contraria a la opinión mayoritaria de los habitantes y de los líderes políticos.
Fuera de estos tres países, varios otros se sumaron a la guerra en el transcurso de
pocas semanas:

Chad
Kabila había descontado la colaboración de los países francófonos del continente,
pero después de una reunión en Libreville, Gabón, el 24 de septiembre, Chad decidió
enviar una fuerza de varios centenares de hombres. Contó con el beneplácito de
Francia, que buscaba recuperar sus influencias en una zona en la que había caído en
desgracia, después de su aciaga intervención en el genocidio ruandés de 1994.15
Libia
El gobierno del coronel Muammar al-Gaddafi colaboró en la guerra prestando los
aviones que utilizaron las fuerzas de Chad para llegar a la región. Sus probables
intenciones debieron de ser terminar con el aislamiento internacional al que se
encontraba sometido desde sus conflictos con los Estados Unidos a mediados de la
década de 1980.
Sudán
La intervención sudanesa en el conflicto se enmarca exclusivamente dentro de sus
continuos problemas con su vecino Uganda, con el cual ha mantenido combates
esporádicos, además de un constante apoyo a grupos rebeldes que operan en ese país,
tales como el Ejército de Resistencia del Señor.
La guerra internacional comenzó entonces. En septiembre de 1998, las recién
llegadas tropas de Zimbabue rompieron el cerco que se cernía sobre Kinshasa,
mientras soldados de Angola penetraban en el país desde Cabinda y otras posiciones,
logrando infligir grandes derrotas a los rebeldes. La intensidad del conflicto fue
bajando con el paso del tiempo, llegando a estabilizarse una vez recuperada buena
parte del territorio. Los límites se establecieron de forma discontinua y difusa,
aunque basados en las zonas de intervención directa de los ejércitos nacionales de
Uganda y Ruanda.

En noviembre de aquel año un nuevo grupo apoyado por Uganda ingresó en el combate
con el nombre de Movimiento por la Liberación del Congo, en la zona norte de la
RDC. El 6 de noviembre el presidente Paul Kagame reconoció por vez primera la
intervención de fuerzas ruandesas por motivos de seguridad, probablemente después
de una petición en este sentido del presidente de Sudáfrica Nelson Mandela, con el
fin de proseguir con las negociaciones de un acuerdo de paz.

El 18 de enero de 1999 Ruanda, Namibia, Uganda, Angola y Zimbabue firmaron un


acuerdo de alto al fuego en una cumbre celebrada en la capital de Namibia, Windhoek
pero esta reunión no contó con la presencia de Kabila ni de ningún otro
representante del gobierno del Congo, por lo que la lucha prosiguió.

Fuera de África, los países occidentales decidieron mantenerse neutrales, haciendo


llamadas para el cese de la violencia. Estos países eran extremadamente reticentes
a la posibilidad de enviar tropas al corazón de África. Mientras tanto, compañías
mineras de Estados Unidos, Canadá e Israel apoyaron al gobierno de Kabila a cambio
de acuerdos comerciales, actitud fuertemente criticada por organismos de defensa de
los derechos humanos.

Acuerdo de paz de Lusaka


Artículo principal: Acuerdo de Alto el Fuego de Lusaka
El día 5 de abril de 1999 las tensiones dentro del bando formado por Uganda y
Ruanda salieron a la luz, una vez que el líder de la ADC Ernest Wamba Wamba
trasladó su base de operaciones desde Goma a la ciudad de Kisangani, bajo la
protección de Uganda. Otro quiebre se produjo cuando Museveni de Uganda y Kabila
firmaron un acuerdo de cese al fuego en la ciudad de Sirte (Libia) bajo los
auspicios de Gaddafi, pese a que la ADC y Ruanda se negaron a participar en el
encuentro. El 18 de abril, Wamba fue desplazado como cabeza de la ADC por un
dirigente pro ruandés. Siete días después varias facciones de la ADC combatieron
entre ellas por el control de la ciudad de Kisangani. Pese a estos hechos, las
fuerzas contrarias a Kabila intentaron establecer un frente unido contra él, lo que
se vio torpedeado por Uganda, que creó la nueva provincia de Ituri, generando
nuevos combates étnicos, en lo que ha sido llamado una guerra dentro de otra
guerra.

Pese a todos estos impedimentos, las circunstancias diplomáticas contribuyeron a


establecer un acuerdo de alto de fuego. En julio de 1999 fue firmado el Acuerdo de
Lusaka por seis de los países involucrados en la guerra (la República Democrática
del Congo, Ruanda, Uganda, Angola, Namibia y Zimbabue). El 1 de agosto se sumó el
MLC, mientras que la ADC se negó a firmar. Los términos del acuerdo eran que todas
las fuerzas beligerantes, bajo una Comisión Militar Conjunta, cooperarían en
identificar, desarmar y documentar a todos los grupos armados que operaran en el
Congo, especialmente aquellas relacionadas con el genocidio ruandés de 1994. Pese a
los términos, poco o ningún esfuerzo se realizó por desarmar a los intervinientes.

En agosto de 1999 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ordenó el


despliegue de 90 inspectores con el fin de apoyar el cumplimiento del acuerdo de
tregua. Durante los meses siguientes todas las partes se acusaron mutuamente de
violar el acuerdo, provocando un sinnúmero de pequeños pero graves incidentes. La
tensión entre Uganda y Ruanda se agravó con el paso del tiempo, hasta que los
ejércitos de ambos países se enfrentaron en la ciudad de Kinsagani a comienzos del
mes de agosto. En noviembre la emisora oficial de televisión del gobierno de
Kinshasa informó que el ejército había sido reorganizado y se encontraba presto a
cumplir “su misión de liberar al país”. Las fuerzas ruandesas iniciaron entonces
una gran ofensiva que fue repelida en las cercanías de la capital.

El 30 de noviembre de 1999 el Consejo de Seguridad en su resolución N.º 127916


autorizó el despliegue de una fuerza multinacional de 5.537 cascos azules y 500
observadores, en la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del
Congo (conocida como MONUC por su acrónimo en francés), con el fin de colaborar y
monitorear el cumplimiento del Acuerdo de Lusaka. Pese a este despliegue los graves
enfrentamientos continuaron, especialmente entre las fuerzas de Uganda y Ruanda en
Kisangani en mayo y junio de 2000. El 9 de agosto del mismo año una gran ofensiva
lanzada por el gobierno fue detenida en los alrededores del río Ubangui por fuerzas
del MLC. Los reiterados intentos diplomáticos seguidos por varios países y
organismos internacionales como la ONU, la Organización para la Unidad Africana
(actual Unión Africana) y la Comunidad para el Desarrollo de África Austral no
lograron detener la crisis. En 2008 los cascos azules en la zona de conflicto
alcanzaban los 20 000 hombres.17

Asesinato de Kabila
El 16 de enero de 2001 se produjo una grave crisis cuando el presidente Kabila fue
asesinado por un miembro de su guardia personal, dentro del Palacio Presidencial de
Kinshasa. La identidad de quien ordenó el asesinato permanece desconocida, aunque
las sospechas se dirigen principalmente a los aliados de Kabila, quienes trataban
de evitar el cumplimiento del plan para el establecimiento de una constitución
democrática que abriera paso a elecciones generales. Las tropas angoleñas tomaron
parte destacada en el cortejo fúnebre del presidente. Para Occidente, en cualquier
caso, era más importante determinar quién heredaría el poder que realizar una
investigación detallada de lo sucedido.

Joseph Kabila.
Periódicos norteamericanos, especialmente el Washington Post, evaluaron
positivamente al hijo del extinto presidente en comparación con este, acusando a
Kabila de ser el principal obstáculo para dar cumplimiento al tratado de paz. El 29
de enero el parlamento eligió a Joseph Kabila como nuevo presidente de la
República, con solo 29 años de edad. Esta elección fue el resultado de las
presiones ejercidas por Mugabe para asegurarse el cumplimiento de sus pactos, y
también porque todos los diputados habían sido elegidos personalmente por Laurent
Kabila. En menos de un mes se reunió con Paul Kagame, presidente de Ruanda, en los
Estados Unidos, llegando al acuerdo de intentar lograr el cumplimiento del tratado
de Lusaka y las recomendaciones de la ONU. Al poco tiempo Ruanda y Uganda iniciaron
la retirada parcial de sus tropas de los frentes.

Un comité especializado de la ONU destinado a investigar la explotación ilegal de


diamantes, cobalto, oro, coltán y otros ricos recursos naturales de la RDC, emitió
un informe en abril del 2001.1819 En este acusaba a Ruanda, Zimbabue y Uganda de
explotar ilegalmente tales recursos, solicitando al Consejo de Seguridad que
impusiera sanciones a dichos países. Pese al comportamiento de Ruanda en este
conflicto, este país sigue recibiendo mucha más ayuda internacional que la RDC,
mientras que Kagame es considerado un "respetado estadista" por las potencias
occidentales, cuya colaboración fue clave para poner término al genocidio ruandés.
Para otros es un tipo poco confiable. Veamos parte de su cuestionada historia
política y militar: El 6 de abril de 1994, el avión que transportaba al Presidente
de Ruanda, Juvénal Habyarimana y al Presidente de Burundi, Cyprien Ntaryamira fue
derribado por un misil tierra-aire cuando se aproximaba al aeropuerto de Kigali.
Todos los que iban a bordo murieron. Un juez francés que investigó la muerte de los
pilotos franceses del avión, concluyó que Kagame dio la orden de derribo, así mismo
un juez español ha llegado a las mismas conclusiones. Kagame ordenó el ataque,
aunque otros dicen que los responsables fueron extremistas hutus cercanos al
gobierno del propio Habyarimana. Las muertes fueron el detonante del genocidio de
Ruanda. Aproximadamente 800 000 ruandeses, sobre todo de la etnia tutsi, fueron
asesinados sistemáticamente por el gobierno Hutu y miles de mujeres fueron
infectadas con el virus del VIH mediante violaciones. En respuesta, el FPR de Paul
Kagame dio un paso adelante en sus esfuerzos para derrocar al gobierno genocida. En
julio de 1994 lo consiguieron, expulsando a los genocidas del poder y acabando con
los asesinatos de tutsis. Se cree que también ellos atacaron a civiles desarmados.
Los cálculos sobre el número civiles hutus muertos en masacres de represalia por
parte del FPR en Ruanda, van desde los 25 000 a más de 100 000.
Una frágil paz
Artículo principal: Acuerdo Global e Inclusivo de Pretoria
Los repetidos intentos de poner término a la violencia en el Congo fracasaron
reiteradamente. El año 2002 trajo consigo el agravamiento de la situación interna
de Ruanda, mientras que grupos como la ADC desistieron o actuaron débilmente en
apoyar al gobierno de Joseph Kabila. Para agravar más la situación, los
banyamulengues, cansados del interminable conflicto, se amotinaron varias veces,
provocando graves desórdenes en las zonas que se encontraban bajo su control,
chocando con el propio ejército de Ruanda. Como contrapartida de esta situación, la
zona oeste del país, aquella controlada por el gobierno de Kinshasa, logró
establecer un cada vez más firme orden interno, aumentando la seguridad,
controlando la inflación y permitiendo el regreso de la ayuda internacional.

En abril de 2002, bajo los auspicios de Thabo Mbeki, presidente de Sudáfrica, se


realizaron conversaciones de paz en la ciudad de Sun City, con el fin de establecer
las bases de un Congo unificado, con un sistema democrático multipartidista y de
elecciones abiertas. Este acuerdo ha sido violado varias veces, aunque ha traído
aparejado un descenso significativo de la violencia en el país. El principal
problema de este compromiso es no resolver el problema del ejército, cuestión
fundamental para el restablecimiento de la paz, por lo que se ha debilitado con el
tiempo.

El 30 de julio del mismo año se firmó en la ciudad sudafricana de Pretoria un


tratado de paz que puso término a buena parte de los problemas entre Ruanda y la
RDC. Los dos principales puntos del acuerdo fueron:

La retirada de 20 000 soldados ruandeses del territorio congoleño; y


El desarme de las guerrillas hutu interahamwe, uno de los actores principales del
genocidio ruandés, todavía activas en el este del Congo.

Refugiados del campo de Bunia.


El 6 de septiembre se logró llegar a otro tratado de paz, esta vez con Uganda, por
el cual esta última nación se comprometía a retirar sus tropas de Bunia y
fortalecer las relaciones entre ambas naciones, aunque su cumplimiento ha sido
problemático. Once días después de la firma, Ruanda anunció el inicio de la
retirada de sus tropas, operación concluida el 5 de octubre, hecho confirmado por
el MONUC.

El 21 de octubre la comisión de expertos emitió su informe acerca del pillaje de


las riquezas naturales del Congo por parte de los beligerantes. Ruanda y Uganda
rechazaron vehementemente las acusaciones contra integrantes de sus tropas,
culpados de enriquecerse a costa del tráfico ilícito de diamantes.

El 17 de diciembre de 2002, en un día trascendental para la historia de la RDC, el


Movimiento para la Liberación del Congo, la Asamblea para la Democracia Congolesa y
dos de sus facciones, la oposición política, representantes de la sociedad civil y
miembros de las milicias Mai-Mai firmaron el “Acuerdo Global e Inclusivo de
Pretoria” que ponía término al conflicto y establecía un cronograma definido para
la instauración de un sistema democrático en el país. Este acuerdo puso término
formal a la Segunda Guerra del Congo.

Gobierno de transición
Artículo principal: Gobierno de transición de la República Democrática del Congo
El 18 de julio de 2003 asumió el cargo un nuevo gobierno de transición, en
cumplimiento del Acuerdo global de diciembre de 2002. Este acuerdo obliga a los
partidos y facciones a realizar el desarme de los grupos armados, reunificar el
país, renunciar a la lucha armada y participar en las elecciones generales
planeadas. El cumplimiento de este acuerdo ha sido sumamente difícil, ya que los
problemas y las luchas han continuado en todo el período, obligando a postergar las
elecciones generales desde junio de 2005 a julio de 2006.

La causa principal de estos problemas, -heredados del colonialismo y el


neocolonialismo occidental, que propicia deliberadamente las provocaciones y
conflictos militares así como la falta de una tradición republicana y una
administración justa y sustentable de sus propios recursos naturales en beneficio
de su propio pueblo-, ha sido el rechazo por varias facciones al establecimiento de
una administración pública no partidista y centralizada. Los beligerantes mantienen
estructuras militares de mando separadas del Gobierno de Transición, mientras que
la corrupción endémica del país, heredada del cleptócrata por antonomasia Mobutu
Sese Seko, provoca que buena parte de los recursos se pierdan y sean sustraídos por
altos miembros de la administración.

Durante gran parte de este período varios analistas colocaron a la RDC dentro de la
categoría de estado fallido, a la vista de la gravedad de los problemas que sufría,
aunque la posibilidad de que esta consideración cambie será mayor una vez que se
establezca un gobierno democrático.

En la actualidad y pese a todos los intentos, la violencia permanece y se han


continuado produciendo graves violaciones a los derechos humanos en varios sectores
del país. En las provincias de Kivu del norte y del sur las Fuerzas Democráticas
para la Liberación de Ruanda continúan hostigando a la población, mientras que en
Ituri las fueras del MONUC se han mostrado incapaces de controlar a los grupos
armados que pululan por la región. Por último, en la provincia de Katanga las
milicias Mai Mai creadas por Kabila se han independizado del gobierno de la RDC,
provocando graves incidentes.

Intervención de la Corte Penal Internacional


Artículo relacionado: Corte Penal Internacional
El 19 de abril del año 2004 la RDC, como estado firmante del Estatuto de Roma que
estableció la Corte Penal Internacional, se comunicó con el fiscal de dicho
tribunal con el fin de invitarlo a pronunciarse acerca de la posible existencia de
crímenes que podrían estar bajo su jurisdicción. El 23 de junio el fiscal Luis
Moreno Ocampo decidió iniciar una investigación acerca de los hechos, siendo
autorizado por la Sala de Asuntos Preliminares.20

El 17 de marzo de 2006 fue detenido, bajo una orden de detención emitida por la
fiscalía, el exlíder de la Unión de Congoleños Patriotas Thomas Lubanga. Se le
acusó de utilizar a niños soldados dentro del marco del conflicto de Ituri (una
subguerra dentro del conflicto), un delito expresamente tipificado y condenado en
el Estatuto de Roma. Lubanga tendrá el dudoso honor de ser la primera persona que
enfrente un juicio por la Corte Penal Internacional.

Consecuencias

Grupo de mujeres que sobrevivieron a violaciones organizadas en la provincia de


Kivu del Sur.

Cementerio-memorial de víctimas de la guerra en Kisangani.


La guerra ha sido tal vez una de las peores desgracias que ha sufrido este país
desde su independencia.21 Ésta ha servido para destruir la débil economía que
existía, en una región ya pobre producto de años de explotación colonial salvaje –
como la llevada a cabo por Bélgica- y del establecimiento de un régimen
cleptócrata, dirigido por el insaciable Mobutu. La pequeña inversión extranjera que
existía huyó durante el conflicto, dejando al estado sin recurso alguno. Mucha de
la infraestructura que existía fue destruida, mientras que los coletazos de la
guerra étnica llevada a cabo en Ruanda en 1994 azotaron y profundizaron las ya
graves divisiones raciales que hay en el país.
Muerte:
Cerca de 5 000 000 personas han muerto como resultado directo del conflicto, según
estimaciones del Comité Internacional de Rescate. La mayoría de ellas (80-90 %)
producto de enfermedades prevenibles, por la hambruna y desnutrición causada por la
guerra, la destrucción de infraestructura y el desplazamiento de refugiados.
Paradójicamente, esto demuestra que de los millones de fallecidos de la mayor
guerra africana, sólo unos 500 000 murieron en combates por la guerra misma. El
Comité Internacional de la Cruz Roja calculaba en el 2004 una estimación de entre
3,4 y 4,4 millones de muertos, dependiendo de las variables aplicadas al modelo.
Las cifras más alcistas hablan de 6 a 7 millones de muertos.22 Las principales
regiones afectadas por los combates fueron Ituri y Kivu, al este de la RDC.
Violencia sexual:
Las violaciones masivas llevadas a cabo por los combatientes fueron utilizadas como
arma por todos los grupos del conflicto. En octubre de 2004 Amnistía Internacional
consignó cerca de 40 000 casos de violaciones sufridas en los últimos seis años, la
mayoría de ellas en el sur de Kivu. Esta cifra es bastante menor a la estimada por
otros organismos, en gran medida porque el estudio que se realizó fue parcial y
concentrado en áreas accesibles del territorio, al mismo tiempo que buena parte de
las mujeres violadas se niegan a dar su testimonio. Una de las pruebas de ello es
el alto número de mujeres que sufren de fístulas vaginales, probablemente causadas
por violaciones grupales. La naturaleza endémica de la violación en el conflicto ha
causado (fuera de los traumas físicos y psicológicos al individuo) un grave aumento
de las enfermedades de transmisión sexual, especialmente el sida.23 Se estima que
hasta 1 000 000 de mujeres han sido violadas, esclavizadas, torturadas, obligadas a
embarazos o abortos forzados, etc.24
Refugiados:
El éxodo masivo de refugiados internos llegó a la cifra de 3,4 millones, la mayoría
de ellos proveniente de las provincias del este, mientras que cerca de 2 millones
más buscaron refugio en los países vecinos de Burundi, Ruanda, Tanzania y Uganda.25
Valoración regional:
La guerra provocó el cuestionamiento acerca de la situación del África Subsahariana
en su conjunto. El avance en la democratización de la región desde comienzo de la
década de 1990 y el fin del apartheid en Sudáfrica habían acrecentado las
expectativas para la región. Pero las crisis provocadas por el genocidio ruandés y
por esta guerra han demostrado en parte que no eran más que falsas expectativas.
Medio ambiente:
Los efectos devastadores sobre la economía y las instituciones sociales
repercutieron gravemente en la flora y fauna de la región. En septiembre de 2005 un
estudio realizado por la WWF detectó que la población de hipopótamos en el lago
Eduardo había caído a cerca de 900 individuos desde una cifra de 29 000 treinta
años antes.26 Este descenso se atribuye a la necesidad de comida por parte de los
habitantes, al igual que para vender los dientes como marfil. En la misma zona
viven cerca de la mitad de los 700 gorilas de montaña del mundo.27
Véase también
Gobierno de transición de la RDC
Genocidio congoleño
Historia de la RDC
Primera guerra del Congo
Genocidio de Ruanda
Conflicto del este del Congo de 2012-2013
Guardia Republicana
Referencias
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el original el 13 de enero de 2012. Consultado el 16 de junio de 2011.
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«Mise en garde par l'Etat-major général du Général Dunia Lengwama». Archivado
desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 16 de junio de 2011.
SIPRI. Stockholm International Peace Research Institute Yearbooks. Armaments,
disarmament and International Security. Summary. Solna: Stockholm International
Peace Research Institute (SIPRI). Las cifras para los años 1998-2001 provienen de
las ediciones de esta publicación hechas entre 1999 y 2002.
Summary Overview of Security Sector Reform Processes in the DRC - ISS Situation
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Prunier, Gerard (2008). Africa's World War: Congo, the Rwandan Genocide, and the
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Roessler, Philip & John Prendergast (2006). "Democratic Republic of Congo".
Twenty-first-century Peace Operations. Washington DC: US Institute of Peace Press,
pp. 272. Edición de William J. Durch. ISBN 9781929223916.
De re militari: muertos en Guerras, Dictaduras y Genocidios
Marcha de Kabila contra la capital en CIDOB, en español
Informe del relator especial para la R.D. del Congo acerca de la situación del
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BBC News | AFRICA | UN finds Congo child soldiers
Worst Forms of Child Labour - Congo, Dem. Rep.: Global March Against Child Labour
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World Wide Fund for Nature, Gráficos de la población de elefantes en la R.D. del
Congo (en inglés).
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Martin's Press. ISBN 0-312-30486-2.
Gondola, Ch. Didier. (2002) The History of Congo, Greenwood Press, ISBN 0-313-
31696-1.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Segunda guerra del Congo.
Informes y documentos
En español
Informe sobre la situación de los derechos humanos en la República Democrática del
Congo (ex Zaire), presentado por el Relator Especial Roberto Garretón a la ONU.
Dossier especial sobre el Congo en Afrol News.
Dossier especial acerca de la situación en la R.D. del Congo por los Comités de
Solidaridad con el África Negra.
Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo.
Informe 2006 de Amnistía Internacional acerca de la situación en la República
Democrática del Congo.
i.dem :::Incidencia Democrática ::: (véase artículos del resto del mundo)
En inglés
Informe anual del año 2006 del Comité Internacional de la Cruz Roja acerca de la
situación en la R.D. del Congo.
Informe estadístico anual de la R.D. del Congo para el año 2004, del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Dossier especial sobre la Guerra del Congo en The New York Times.
BBC Preguntas y respuestas acerca de la guerra del Congo.
Línea de tiempo de la Guerra del Congo.
Mapas
En español
ONU - mapa de distribución de los cascos azules.
MONUC - mapas Archivado el 9 de octubre de 2007 en Wayback Machine..
The curse of Congo’s mineral wealth « Conradiator
En inglés
Global Security - mapas de la guerra.
ACNUR - mapa de la distribución de los refugiados en la R.D. del Congo.
Guardian - mapa con las posiciones del FDLR.
Mapa de los grupos armados
ugandagenocide.info
The roots of war in eastern Congo - World news - The Guardian
Weiss - War and Peace in the RDC (I)
En francés
TV5MONDE: Echec des casques bleus dans les Nord et Sud Kivu (mapa de los recursos
del Congo)
Control de autoridades
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Categoría: Segunda Guerra del Congo
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