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MASACRE DE LA GABARRA 1999

SANTIAGO FELIPE ALFEREZ VILLAMIZAR - 1151902


HAROLD RUEDA ANTOLINEZ - 1151904
JHONY GABRIEL QUINTERO - 1151958

UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER


CONSTITUCIÓN Y CIVISMO
CÚCUTA
2.023
TABLA DE CONTENIDO
1. Introducción
2. Antecedentes
3. Desarrollo de la Masacre de La Gabarra
4. Análisis y contexto histórico
5. Respuestas y memoria histórica
6. Conclusiones
Introducción

La historia de Colombia ha estado marcada por décadas de conflicto armado


interno, la cuál ha dejado un rastro de violencia y sufrimiento en numerosas
comunidades a lo largo del país. Uno de los sucesos más dolorosos y trágicos de
este conflicto sucedió el 14 de febrero de 1999 en una pequeña localidad de la
Gabarra, ubicada en el departamento de Norte de Santander.

La masacre de la gabarra se convirtió en un símbolo doloroso de la brutalidad del


conflicto armado en Colombia y generó indignación tanto a nivel nacional como
internacional. Este trágico evento puso de manifiesto la vulnerabilidad de las
comunidades rurales y expuso la necesidad de encontrar una solución pacífica a la
violencia que aqueja al país.

En este trabajo, exploraremos en detalle los acontecimientos que rodearon la


masacre de la gabarra, analizando las circunstancias que condujeron a esta
tragedia, las consecuencias que tuvo en la comunidad y el impacto que tuvo.

Antecedentes

En el periodo previo a la masacre de La Gabarra en 1999, Colombia enfrentaba una


situación política, social y económica compleja y afectada por el conflicto armado y
el narcotráfico. Algunos antecedentes y características de ese periodo fueron:

Conflicto armado: Colombia estaba inmersa en un largo conflicto armado que


involucra a diferentes grupos guerrilleros, así como a grupos paramilitares y
narcotraficantes. Estos grupos controlaban territorios y se involucraron en
actividades ilícitas, generando violencia y desplazamiento forzado de la población
civil.

Narcotráfico: Colombia era considerada en ese momento como uno de los


principales productores y exportadores de drogas ilícitas, especialmente de cocaína.
Los carteles del narcotráfico ejercían un poder considerable, corrompiendo
instituciones y fomentando la violencia en el país.

Desigualdad social y pobreza: Colombia enfrentaba altos niveles de desigualdad


social y pobreza. La distribución desigual de la riqueza y la falta de oportunidades
económicas generaban tensiones sociales y alimentaban el conflicto armado.

Corrupción y debilidad institucional: La corrupción estaba extendida en


diferentes niveles del gobierno y las instituciones colombianas, lo que debilitaba la
capacidad del Estado para enfrentar los desafíos y garantizar la seguridad y el
bienestar de la población.
Desplazamiento interno: El conflicto armado y la violencia obligaban a muchas
personas a abandonar sus hogares y comunidades, generando una crisis de
desplazamiento interno en Colombia. Miles de personas se vieron forzadas a
abandonar sus tierras y buscar refugio en otras regiones del país.

Principales perpetradores

En el periodo en el que ocurrió la masacre de La Gabarra en 1999, la zona de la


Gabarra, ubicada en el municipio de Tibú, departamento de Norte de Santander,
estaba afectada por el conflicto armado en Colombia. Algunos de los grupos
guerrilleros y paramilitares que estaban activos en esa región en ese momento eran:

Autodefensas Unidas de Colombia (AUC): Principales autores de la masacre.


Las AUC eran un grupo paramilitar que operaba en Colombia en esa época. Aunque
su presencia principal se centraba en otras regiones del país, no se puede descartar
su posible participación o influencia en el conflicto armado en el departamento de
Norte de Santander, incluyendo la zona de La Gabarra.

Ejército de Liberación Nacional (ELN): El ELN es un grupo guerrillero colombiano


fundado en 1964. En esa época, tenía una presencia significativa en la región y
ejercía control en algunas áreas de Tibú, incluyendo La Gabarra.

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC): Las FARC, fundadas en


1964, eran otro grupo guerrillero activo en Colombia. Aunque no había informes
específicos de su presencia en la zona de La Gabarra en ese momento, tenían
influencia en áreas cercanas y participaban en actividades delictivas, incluido el
narcotráfico.

Desarrollo de la Masacre de La Gabarra


Detalles de los hechos

La masacre de La Gabarra ocurrió el 21 de agosto de febrero de 1999 en el


municipio de Tibú, departamento de Norte de Santander, Colombia. Fue perpetrada
por paramilitares del Bloque Catatumbo de las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC) contra civiles.

En aquel trágico día, los paramilitares interrumpieron el suministro eléctrico del


corregimiento, ingresaron a establecimientos públicos y comercios, y
lamentablemente, ejecutaron a 35 personas específicas de una lista previamente
elaborada.

La masacre fue particularmente cruel y despiadada. Los informes indican que los
guerrilleros asesinaron a las personas sin mostrar ninguna consideración por la vida
humana. Además de los asesinatos, se reportaron numerosos casos de secuestros,
torturas y violaciones sexuales cometidos durante el ataque.

El número exacto de víctimas varía según las fuentes, pero se estima que hubo un
total de entre 35 y 43 personas que perdieron la vida en esta masacre atroz. La cifra
incluye a miembros de la comunidad local y a personas que se encontraban en la
zona en ese momento.

El final de la masacre se anuncia en la madrugada del 22 de agosto con una


bengala en el cielo, la cual afirman los pobladores, fue lanzada desde la base del
Ejército Nacional que existe en el pueblo como señal de que ya debían terminar la
masacre.

Impacto de la masacre

La masacre de La Gabarra causó una profunda conmoción y repudio tanto a nivel


nacional como internacional. Este acto de violencia indiscriminada dejó una marca
imborrable en la historia de Colombia y es un triste recordatorio de la crueldad y la
brutalidad que a menudo se han presenciado en el contexto del conflicto armado en
el país, dejando secuelas profundas en diferentes aspectos de la sociedad. Algunas
de las consecuencias sociales, políticas y humanitarias que surgieron a raíz de esta
tragedia fueron

Impacto humano: La masacre de La Gabarra provocó un sufrimiento inmenso en la


comunidad local. Familias enteras fueron destruidas, dejando a muchos niños
huérfanos y generando un profundo trauma emocional en los sobrevivientes. El
dolor y la pérdida experimentados por la población de La Gabarra y por el pueblo
colombiano en general son indescriptibles.

Conmoción y repudio: La masacre de La Gabarra generó un fuerte impacto a nivel


nacional e internacional. La crueldad y brutalidad de los perpetradores causaron una
gran conmoción en la sociedad colombiana, despertando un sentimiento
generalizado de repudio hacia los actos de violencia indiscriminada y el conflicto
armado en el país.

Desplazamiento forzado: La violencia y el temor desatados por la masacre


llevaron a un aumento en el desplazamiento interno. Muchos habitantes de La
Gabarra y comunidades vecinas se vieron obligados a abandonar sus hogares en
busca de seguridad y refugio en otras zonas del país. El desplazamiento forzado
dejó a numerosas personas sin hogar, expuestas a condiciones precarias y en
busca de ayuda humanitaria.
Análisis de la masacre y la seguridad.

Contexto, Causas y motivaciones detrás de la masacre.

En la década de 1990, los hermanos Carlos y Vicente Castaño tomaron la decisión


de formar el Bloque Catatumbo a mediados de 1999. Su objetivo principal era
arrebatar el control del narcotráfico a la guerrilla en las zonas fronterizas y
desestabilizar al comando central del ELN, que se había refugiado en esa región.
Esta determinación se basó en la necesidad de imponer autoridad en el Catatumbo,
un área estratégica que facilitaba las rutas del narcotráfico y que servía como paso
fronterizo con Venezuela. El Catatumbo ha sido históricamente disputado por
diversos grupos armados ilegales debido a su ubicación estratégica, la importancia
de sus rutas para el narcotráfico y la presencia del oleoducto Caño Limón-Coveñas.
La falta de presencia estatal dejó a los habitantes de la región en una situación de
convivencia forzada con todas las guerrillas.

Análisis de las fuerzas de seguridad en la protección de la población

Las alertas a varias entidades defensoras de derechos humanos lograron retrasar la


llegada de los paramilitares a la gabarra en mayo de 1999, sin embargo el
excomandante del batallón de contraguerrillas número 46 teniente luis eduardo
campuzano fue condenado a 40 años de prisión por ser coautor de lo hechos.
Según la sentencia de la corte suprema de justicia, Campuzano permitió la llegada
del grupo al casco urbano la noche del sábado 21 de agosto. Ese día el retén
permanente del ejército que protege al corregimiento fue levantado además se
ordenó a los militares no salir de la base argumentando que fueron atacados por un
grupo insurgente, abandonando a las personas del corregimiento frente al peligro de
las AUC.

Memoría histórica

“Como Estado tenemos la responsabilidad de acompañar, a través de actos de


conmemoración, a los colombianos que sufrieron hechos victimizantes en el marco
del conflicto armado. Por eso, desde la Unidad para las Víctimas seguiremos
acompañando a la comunidad de La Gabarra, a través de los procesos de
reparación colectiva e individual”, afirmó Enrique Ardila Franco, director Técnico de
Reparación del ente.

El funcionario recordó que este corregimiento fue reconocido por la Unidad para las
Víctimas en el 2014 como sujeto de reparación colectiva y que el avance el avance
de la medida es del 41%, el cual ha contado con una inversión que supera los 600
millones de pesos.
Franco resaltó que, en materia de reparación individual, más de $10.410 millones ha
otorgado el Estado en Tibú, como cabecera municipal, para compensar
económicamente a las víctimas de La Gabarra por los daños causados por el
conflicto armado.

Además de dichas reparaciones el estado tomó diversas medidas para emitir


respuestas en relación a este trágico hecho, algunas de las medidas y acciones
llevadas a cabo son:

Investigación: El Estado inició una investigación para esclarecer los hechos y llevar
a los responsables ante la justicia. Las autoridades competentes, como la Fiscalía
General de la Nación, llevaron a cabo labores de recolección de pruebas,
testimonios y análisis forenses para determinar las circunstancias de la masacre y la
identidad de los perpetradores.

Justicia: Se buscaron mecanismos legales para procesar a los responsables. A


través del sistema de justicia colombiano, se adelantaron acciones para enjuiciar a
los guerrilleros de la AUC implicados en la masacre. Esto incluyó la identificación de
los sospechosos, su captura y su posterior enjuiciamiento.

Apoyo a las víctimas: El Estado brindó apoyo y atención a las víctimas y sus
familias. Esto implicó la provisión de asistencia médica, psicológica y social para
aquellos afectados directamente por la masacre. Además, se implementaron
medidas de reparación integral, incluyendo indemnizaciones y programas de
atención a las víctimas.

Compromiso con los derechos humanos: El Estado reafirmó su compromiso con


la protección de los derechos humanos y la lucha contra la impunidad. A través de
instituciones como la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de la Nación,
se promovieron acciones para prevenir futuros episodios de violencia y garantizar el
respeto de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Sensibilización y educación: Se llevaron a cabo campañas de sensibilización y


educación sobre el conflicto armado y sus impactos en la sociedad colombiana.
Estas iniciativas buscaban generar conciencia en la población sobre la importancia
de la memoria histórica, la paz y la reconciliación, así como fomentar la construcción
de una sociedad más inclusiva y pacífica.

Condenas

Por este hecho en 2007 fue condenado a 40 años de prisión el excomandante del
Batallón de Contraguerrilla n°46, entonces teniente Luis Fernando Campuzano, y
considerado coautor de estos hechos. La sentencia emitida por la Corte Suprema de
Justicia señala que el oficial permitió la llegada y entrada del escuadrón de las AUC
al casco urbano, y consiguiente no hizo nada mientras se perpetró la masacre, sino
que ordenó a los militares no salir de la base, argumentando un supuesto ataque
por fuerzas insurgentes, versión desmentidas por varios testigos.

En 2004, el Tribunal administrativo de Cundinamarca condenó al Estado a pagar


cerca de 45 mil millones de pesos a un grupo de 120 víctimas. El mayor Mauricio
Llorente Chávez y tres policías fueron sentenciados a 40 años de cárcel por la Corte
Suprema de Justicia, por participar en los crímenes ocurridos durante esa época en
el Catatumbo

Hechos posteriores a la masacre

Una gran consecuencia que dejó la incursión paramilitar en el Catatumbo fue el


despojo masivo de tierras y la cantidad de familias que tuvieron que salir
desplazadas. Según la Unidad de Restitución de Tierras, Tibú es el municipio con
más reclamantes de tierra en Norte de Santander.

Tras la desmovilización de los paramilitares, se entregaron 105 fincas, 17 locales


comerciales y 39 casas. El proceso de restitución en el área urbana fue más fácil de
llevar a cabo porque las casas ocupadas eran muy fáciles de identificar; varias de
ellas fueron utilizadas como centros de tortura y eran conocidas como “casas del
terror”.

En cuanto a la zona rural, en el corregimiento se adelanta un proceso de restitución


colectiva aproximadamente desde 2013, el proceso es lento debido a que los
predios han sido difíciles de identificar. Las AUC nunca apropiaron completamente
los terrenos, sino que muchos fueron usados temporalmente para guardar ganado
robado o sembrar temporalmente cocaína. “Es más, la mayoría de ellos se fueron
cuando se desmovilizaron y se devolvieron a los lugares de los que venían porque
no eran de la zona”, dijo el fiscal.

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