Al comenzar la pandemia, los avances para lograr la cobertura sanitaria universal se enlentecieron, al

tiempo que aumentaron las dificultades económicas

La cobertura sanitaria universal (CSU) pretende garantizar que todos
puedan acceder a servicios de salud de calidad sin tener que sufrir apuros
económicos. Aunque los esfuerzos por combatir las enfermedades
infecciosas como el VIH, la tuberculosis y el paludismo generaron un
aumento significativo de la cobertura de los servicios entre los años 2000
y 2015, los avances se enlentecieron desde entonces. El índice de cobertura
de los servicios de CSU solo aumentó tres puntos desde 2015, alcanzando
una puntuación de 68 en 2021. Mientras tanto, los componentes de la CSU
relacionados con las enfermedades no transmisibles, la capacidad de los
servicios sanitarios y el acceso a los mismos experimentaron un progreso
mínimo o nulo.
Las dificultades financieras siguen siendo un reto importante. La proporción
de la población que realiza pagos directos para la salud por más del 10 %
de su presupuesto familiar aumentó del 12,6 % en 2015 al 13,5 % en 2019,
lo que afecta a aproximadamente 1000 millones de personas. Además,
el 4,9 % de la población mundial (alrededor de 381 millones de personas)
fueron empujadas a la pobreza extrema o cayeron aún más debido a los
gastos directos para la salud en 2019.
Las pruebas disponibles sugieren un deterioro de la cobertura sanitaria
universal relacionado con la pandemia, con descensos a nivel subregional
y nacional en el índice de cobertura de los servicios e interrupciones en la
prestación de servicios de salud esenciales. La COVID-19 también dio lugar
a tasas más elevadas de falta de atención y a un aumento de las dificultades
económicas debido al elevado y empobrecedor gasto directo. Acelerar la
expansión de los servicios de salud esenciales, sobre todo en las zonas
donde los progresos son mínimos, es crucial para avanzar en la cobertura
sanitaria universal. Se necesitan instrumentos normativos proactivos para
aliviar las dificultades económicas, aumentar la financiación de la salud
pública, ampliar la cobertura de los medicamentos y eliminar los copagos
para los pobres.

A pesar del aumento del personal sanitario a nivel mundial, las cifras siguen siendo bajas en las
regiones con mayor carga de morbilidad
Un estudio realizado en 2020 muestra que la escasez mundial de personal Densidad de profesionales sanitarios especializados, 2014-2021
sanitario prevista para 2030 se redujo de 18 millones a 10 millones. A pesar (por 10.000 habitantes)
de un aumento significativo del número general del personal sanitario en África subsahariana 12,6
2,3
el mundo, las regiones con mayor carga de morbilidad siguen teniendo la 15,2
Asia meridional 8,1
proporción más baja de trabajadores sanitarios para prestar servicios de 34,3
Asia sudoriental 8,1
salud. Entre 2014 y 2021, África subsahariana mantenía la menor densidad
18,0
de trabajadores sanitarios, con solo 2,3 médicos y 12,6 enfermeros África septentrional 8,9
y personal obstétrico por cada 10.000 habitantes. Por el contrario, Asia occidental
35,7
19,4
Europa contaba con la mayor densidad de médicos, con 39,4 por cada 39,6
Asia oriental
10.000 habitantes, mientras que América del Norte contaba con el mayor 22,8
41,7
número de personal de enfermería y personal obstétrico, con 152,1 por América Latina y el Caribe 23,7
cada 10.000 habitantes. Incluso cuando las densidades nacionales parecen América del Norte 152,1
25,9
adecuadas, persisten las disparidades entre las zonas rurales, remotas, 83,6
Asia central 27,4
subnacionales y de difícil acceso en comparación con las capitales y los
95,3
centros urbanos. Oceanía 29,7
89,5
Europa 39,4

39,4
Todo el mundo 16,3

0 40 80 120 160
Personal de enfermería y obstetricia Médicos

Impulsada por la COVID-19, la asistencia oficial para el desarrollo para la salud básica se duplicó
desde 2015
La ayuda oficial para el desarrollo (AOD) para salud básica de todos
los donantes se duplicó en términos reales desde 2015, pasando
de 10.200 millones de dólares (precios constantes de 2021) a
20.400 millones de dólares en 2021. Se gastaron aproximadamente
2.700 millones de dólares en atención sanitaria básica, 2.400 millones en
el control del paludismo y 2.000 millones en el control de enfermedades
infecciosas. Alemania, Estados Unidos, el Fondo Mundial y Gavi, la
Alianza para las Vacunas, representaron casi el 40 % de este total. En
2021, el control de la COVID-19 representó la mayor contribución de la
AOD para salud básica, con un total de 9.600 millones de dólares, de los
cuales 6.300 millones se destinaron a donaciones de vacunas. Los datos
preliminares para 2022 indican que, dentro de la AOD total, 11.200 millones
de dólares se destinaron a actividades relacionadas con la COVID-19,31un
45 % menos que en 2021. Las donaciones de vacunas ascendieron a 1530
millones de dólares, una caída del 74 % en términos reales en comparación
con 2021.

2 Las cifras de 2022 sobre las actividades relacionadas con laCOVID-19 son preliminares y parciales, ya que varios donantes aún están recopilando información detallada,
especialmente datos sectoriales.

19 Objetivo 3 | Salud y bienestar