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Realizado por: Leonel Tovar

Realizar un experimento, describir el procedimiento y analizar su relación con el ciclo del agua con
un ejemplo

Se añadió una gran cantidad de agua a la tierra. A pesar


de que el agua fue añadida en abundancia, no llegó a
desbordarse, indicando que la tierra tenía cierta capacidad
de absorción. Además, se observó que la tierra absorbió
rápidamente toda el agua añadida, dejando la tierra
completamente húmeda.

Este tipo de observación puede ser relevante en el


contexto de la absorción de agua por parte del suelo, lo
cual es crucial para comprender la hidrología y la
capacidad del suelo para retener agua.

En este caso, la adición de una menor cantidad de agua


muestra un comportamiento similar al primer escenario en
términos de infiltración en la tierra. Sin embargo, la
diferencia radica en que el proceso de infiltración fue más
rápido y eficiente, y como resultado, la tierra no quedó tan
húmeda como en el primer caso.

Este cambio en el tiempo de infiltración y el nivel de


humedad resultante puede indicar una diferencia en la
capacidad de retención de agua del suelo y su porosidad.
Refleja la relación entre el comportamiento del agua en el suelo y el ciclo del agua en general.
Cuando llueve, parte del agua se infiltra en el suelo, lo que contribuye a la recarga de acuíferos y a
la disponibilidad de agua subterránea. Otra parte se convierte en escorrentía, que puede fluir hacia
cuerpos de agua cercanos como ríos, lagos y océanos. Además, una fracción del agua es
absorbida por las plantas a través de sus raíces para cumplir sus funciones vitales, en un proceso
conocido como transpiración. Esta agua se libera nuevamente a través de las hojas de las plantas
en forma de vapor, en un proceso llamado transpiración, que contribuye a la humedad del aire y,
finalmente, se eleva a la atmósfera, donde se condensa para formar nubes y reiniciar el ciclo del
agua.

El primer caso sugiere que, al agregar una cantidad considerable de agua a la maceta, la tierra
tiene una capacidad limitada de retención, lo que resulta en un punto de saturación después del
cual el suelo no puede absorber más agua. En este punto, el exceso de agua se acumula en la
superficie y puede requerir más tiempo y la exposición al sol para que se evapore o se infiltre
gradualmente en el suelo.

Por otro lado, en el segundo caso, al añadir una cantidad menor de agua, la tierra solo se
humedece parcialmente. En este escenario, las raíces de las plantas tienen la capacidad de
absorber el agua y transportarla a través del sistema vascular hasta las hojas. Posteriormente, a
través del proceso de transpiración, el agua se libera en forma de vapor debido al calor, lo que
contribuye a la regulación de la temperatura de la planta y al ciclo del agua en general.

Estas observaciones demuestran cómo la capacidad de retención de agua del suelo y la absorción
de las plantas son cruciales para mantener el equilibrio hídrico en el entorno de la maceta.

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