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Tema-8-P.

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Ivanpalacios

Psicología Comunitaria

3º Grado en Psicología

Facultad de Psicología y Logopedia


Universidad de Málaga

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 8: PARTICIPACIÓN SOCIAL Y VOLUNTARIADO:

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1.- Definición y tipos de participación:

Participación social → Proceso de reflexión, acción e influencia.

- La persona reflexiona y toma la decisión de participar en un voluntariado por algún motivo.

- Acción: La persona lleva a cabo actuaciones con otros miembros de la sociedad, hay una
acción colectiva

- Influencia o incluso reciprocidad: la persona va a dar de sí mismo con la participación y


también va a ser influenciado por los otros, va a cambiar la forma de ver a los demás y al

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mundo que le rodea.

La participación social en la sociedad necesita para su desarrollo la participación activa del


conjunto de los ciudadanos. Este planteamiento se recoge en la Constitución Española y en las
Leyes Autonómicas de los servicios sociales en donde se incide en la necesidad de facilitar la
participación de todas las personas en la vida política, cultural, social y económica como un
medio de luchar contra la exclusión de determinados grupos sociales y de fomentar la cohesión
de la comunidad.

En general, cuando se habla de participación se establecen cinco formas principales:

1. Participación individual: se refiere al ejercicio de los derechos individuales, como es por


ejemplo la conducta de voto.

2. Participación social de ayuda informal: se refiere a las conductas de ayuda no planificadas


para atender las necesidades de otros miembros próximos de la comunidad. Por ejemplo, la
ayuda que puede surgir entre los vecinos de un mismo bloque.

3. Participación en movimientos sociales: se refiere a la acción colectiva para resolver un


problema social con una intención de transformación social como, por ejemplo, las acciones
para proteger el medio ambiente de movimientos ecologistas.

4. Participación en asociaciones: se refiere a la pertenencia de forma estable a una organización


(enfermos, mujeres, etc.) formada por personas con unos intereses comunes que acuerdan
voluntariamente servir a unos fines determinados y lícitos conforme a unos estatutos. Hay
movimientos sociales que desembocan en una asociación y también hay asociaciones que se
crean sin que exista un movimiento social, son todas aquellas que no se enfrentan al poder
establecido pero que defienden un espacio normativo en el que desarrollarse (v.g.,
deportivas, gastronómicas, etc.).

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5. Participación en voluntariado: se refiere a una conducta de ayuda planificada que se
desarrolla a través de instituciones de carácter público o privado.

2.- Movimientos Sociales:

Se caracterizan por tener una gran heterogeneidad (pacifistas, religiosos…) y variabilidad de


perspectivas. Estos movimientos sociales tienen en común:

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- Apelar a la solidaridad y tener un carácter altruista.
- Fortalecer el espacio público.
- Transformar la realidad social.

Una participación en un voluntariado es una conducta de ayuda planificada en instituciones


publicas o privadas. El auge del voluntariado en la actualidad ha llevado a la Administración
Pública a la promulgación de la Ley Reguladora del Voluntariado Social (Ley 6/1996) que fija una
serie de criterios para que una actividad se considere de voluntariado:

• La realización de la actividad debe ser libre sin que existan obligaciones personales ni

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judiciales.
• La actividad debe realizarse sin contraprestación económica.
• La actividad debe tener carácter altruista y solidario.
• La actividad se debe desarrollar a través de instituciones públicas o privadas de acuerdo a
proyectos concretos.

Sectores de intervención del voluntariado:

• Personas mayores necesitadas.


• Personas con discapacidad.
• Personas sin hogar.
• Personas inmigrantes excluidas.
• Personas drogodependientes.
• Personas enfermas.
• Personas afectadas por VIH/SIDA.
• Infancia y juventud en riesgo de exclusión social.
• Minorías étnicas excluidas.
• Mujeres en riesgo de exclusión y excluidas.
• Personas en prisión y exreclusas.
• Otros sectores de población que sufren exclusión social o necesitan un apoyo especial (por
ej., colectivo LGTBI).

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Condiciones de la acción voluntaria Ley 7/2001 del Voluntariado de Andalucía:

• Que sean de interés general, de acuerdo con el área de actuación en las que se desarrollan
(servicios sociales y sanitarios; defensa de los derechos humanos; superación de la exclusión
social; superación de la discriminación social por discapacidad; racismo; xenofobia;
homofobia; orientación sexual; medio ambiente; consumo; educación; ciencia; cultura;
patrimonio; educación por la paz…

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• Que sean consecuencia de una decisión libremente adoptada.

• Que se realicen de forma responsable y gratuita.

• Que se desarrollen en el marco de programas concretos realizados a través de entidades sin


ánimo de lucro

3.- La conducta de ayuda:

Smithson, Pearce y Amato (1983) diferencian las distintas situaciones de ayuda en una
clasificación bidimensional de acuerdo a que la ayuda sea considerada importante versus poco

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importante y espontánea versus planificada. De acuerdo con esta clasificación el voluntariado se
situaría en la dimensión de conducta de ayuda importante y planificada. Sin embargo, la mayoría
de los estudios en la investigación psicosocial se sitúan en el estudio de conductas de ayuda que
pueden ser poco importantes (v.g., ayudar a una persona mayor a cruzar la calle) o importantes
(v.g., salvar la vida de una persona en un incendio) pero todas ellas tienen un denominador
común y es que son conductas no planificadas, lo que las convierte en las más adecuadas
metodológicamente para abordar el tema del altruismo.

La conducta de ayuda no planificada implica que la relación es anónima, se establece entre


desconocidos, y momentánea por lo que no se espera ningún tipo de recompensa por parte del
receptor de la ayuda. El voluntariado, en cambio, al ser una actividad importante y planificada, se
caracteriza por:

• La relación se inicia entre desconocidos, pero al prolongarse en el tiempo se produce una


relación de interacción continuada entre el emisor y el receptor de la ayuda.

• El voluntario ha de organizar sus actividades cotidianas (trabajo, familia) y planificar dentro de


éstas el tiempo que ha de invertir en actuaciones de voluntariado.

• El voluntario toma la decisión sobre el tipo de problema en el que prefiere actuar, o quiénes
van a ser los receptores de su ayuda.

• La conducta de ayuda del voluntario no se caracteriza por ser una reacción frente a una
situación de emergencia sino por ser una decisión en la que interviene activamente,
definiendo el marco de su prestación de ayuda.

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4.- Características del voluntariado:

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Los investigadores a la hora de analizar este fenómeno tan complejo se han preguntado si los
voluntarios tienen características diferenciadoras del resto de las personas que no participan en
actividades de voluntariado. Para ello se han realizado numerosos estudios que han incidido en el
análisis de variables asociadas a la conducta de voluntariado.

A. Variables sociodemográficas:

Según la Teoría de la inversión personal (Wandersman, Florin, Friedmann y Meier, 1987) y la


Teoría del estatus dominante (Smith, 1983), las personas que ocupan posiciones de relevancia
social y mayor nivel educativo y económico están más interesados en sus comunidades y tienen

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más probabilidad de actuar como voluntarios. En general, esto responde a un perfil de personas
que están casadas, tienen varios hijos, poseen propiedades, no se plantean cambiar de lugar de
residencia y tienen una amplia red de amistades.

También diversos estudios encuentran que los voluntarios que están más motivados y
permanecen en mayor medida son de mayor edad y presentan un mayor nivel educativo y
económico.

Respecto a la edad, se distinguen claramente tres grupos:

• Los jóvenes cuyo nivel de participación ha aumentado considerablemente en los últimos


años. Sin embargo, es el grupo que está expuesto a más cambios vitales y por tanto el que
más fluctúa en su permanencia.

• Los adultos de edad media con una larga experiencia en actividades de participación social.

• Las personas mayores que constituyen un grupo de gran importancia en la actualidad debido
a su alto grado de implicación y a la disponibilidad de tiempo.

Respecto al sexo:

• Las mujeres prefieren involucrarse en actividades de ayuda a colectivos con especiales


necesidades (v.g., enfermos, niños, inmigrantes, personas mayores, etc)

• Los hombres prefieren actividades que entrañan ciertos riesgos como las intervenciones en
emergencias o actividades de protección civil.

Es importante señalar que en los últimos años los cambios socioeconómicos han sido importantes
y la diversidad del voluntariado también se ha incrementado, por lo que estos datos deben
considerarse como orientativos.

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B) Variables de personalidad:

Los estudios muestran que existen características de personalidad que están más vinculadas con
la disposición de ayuda, entre las que cabe destacar: la empatía, la percepción de autoeficacia, la
extroversión, el compromiso social y el bajo autoritarismo, principalmente.

C) Variables situacionales:

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Respecto a las condiciones donde el voluntario desempeña su tarea, la mayoría de los estudios
han mostrado que las variables situacionales predictoras de la permanencia en la organización
son: la formación del voluntario, la definición de las tareas, los refuerzos positivos por parte de la
organización, la atención a las necesidades de los voluntarios, la orientación y supervisión de las
tareas y la percepción de apoyo social.

En cuanto a las variables relacionadas con el entorno inmediato del voluntario parece que las
relaciones de amistad con otros voluntarios, el conocimiento sobre el problema o la población
sobre la que se actúa e incluso las circunstancias personales y laborales pueden incidir en la

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decisión de ser voluntario.

D) Variables actitudinales:

La mayoría de los estudios muestran que las actitudes que se relacionan con la decisión de ser
voluntario y que diferencian a los voluntarios de los no voluntaríos son aquellas que manifiestan
las acciones positivas y los beneficios que pueden tener en las poblaciones sobre las que actúan.
Sin embargo, aunque la actitud positiva sea necesaria, no siempre influye directamente en la
ejecución de la conducta.

• Desde la Teoría de la acción razonada nuestras creencias determinan nuestras actitudes y


nuestras normas subjetivas y, por ello, aunque de forma indirecta, también determinan
nuestras intenciones y conductas. La conducta está determinada directamente por la intención
conductual que a su vez está influida por la actitud hacia la conducta y por la norma subjetiva.
El elemento principal como antecedente de la conducta es la intención conductual, de la cual
depende tanto la ejecución de la conducta motivada, como la intensidad con la que se lleve a
cabo. La intención está determinada a su vez por dos variables: una variable personal
(evaluación favorable o desfavorable por parte del sujeto de esa conducta) y una variable
social referida a las expectativas que, respecto a esa conducta, el sujeto percibe en su medio
social (presión social que le induce a realizar o no realizar cierta conducta), denominada
influencia social normativa o norma subjetiva.

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• Desde la Teoría de la acción planificada se añade una nueva variable predictiva, el control
conductual percibido, es decir, el grado en que la persona percibe que la acción está bajo su
control, tras valorar los recursos disponibles para su ejecución (v.g., disponibilidad de tiempo).
Con ello se incrementa el poder de predicción de la conducta de voluntariado.

Esta variable, a diferencia de las anteriores, puede influir directamente en la realización de la


acción además de intervenir a través de la intención. Los antecedentes que explican esta variable
son las creencias acerca de la habilidad de ejecución, es decir, la confianza que el individuo posee

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acerca de sus capacidades y las creencias acerca de la facilidad o dificultad de realizar una acción.
Ambos tipos de creencias se ciñen a la conducta y situación en la cual ha de ser realizada,
pudiendo impedir o facilitar su ejecución.

E) Variables motivacionales:

Clary y Snyder (1991) postulan que las motivaciones del voluntariado pueden estar determinadas
por motivos muy diferentes para una misma actividad e incluso que los motivos iniciales que
condujeron a una persona a ser voluntario pueden cambiar a lo largo de su experiencia como tal.

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Para explicar por qué una misma actividad puede estar conducida por motivos diferentes los
autores se apoyan en la Teoría funcional (Katz, 1960) según la cual las personas pueden tener las
mismas actitudes por razones muy distintas, ya que responden a funciones psicológicas
diferentes, e incluso dentro del mismo individuo pueden tener varias funciones psicológicas.
Desde esta teoría, las principales funciones que pueden tener las actitudes para la personalidad
según su base motivacional se clasifican en:

• Función de expresión de valores: las actitudes pueden servir para expresar los valores más
importantes, al tiempo que ayuda a la persona a comportarse de acuerdo a la imagen que
tiene de sí misma y contribuye a la afirmación de la identidad. El voluntariado constituye una
expresión de valores relacionados con el deseo de ayudar a los demás (v.g., actuar por
motivos religiosos).

• Función adaptativa o instrumental: las actitudes pueden servir para adaptarse a un gran
número de situaciones, en este caso la actitud es un medio para conseguir un fin. El
voluntariado puede cumplir la función de incrementar las redes sociales del individuo (v.g.,
relacionarse con otras personas que comparten valores similares).

• Función normativa: las actitudes pueden servir para desarrollar un marco normativo que
permita la integración del individuo. El voluntariado puede cumplir la función de integrarse en
un grupo de referencia (v.g., amigos, familia).

• Función de defensa del yo: las actitudes pueden ayudar a manejar situaciones que nos hacen
sentir más vulnerables o que suponen una amenaza. El voluntariado permite enfrentarse a
situaciones que pueden provocar temor (v.g., enfermedades).

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5.- Modelo de las tres etapas del voluntariado:

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Para predecir la permanencia Chacón, Vecina y Dávila (2007) desarrollan un modelo que parte del
supuesto de que la variable que mejor explica la permanencia es la intención conductual. El
modelo se desarrolla en tres momentos a lo largo del tiempo e integra el modelo funcional de las
motivaciones y el modelo de identidad del rol del voluntario:

• En un primer momento el mejor predictor de la permanencia serían la satisfacción de las


necesidades y los afectos positivos derivados de la experiencia participativa. La satisfacción
con las tareas, con las motivaciones y con la gestión de la organización se relacionan con
menores índices de abandono.

• En un segundo momento, para que la permanencia se desarrolle durante periodos más largos

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de tiempo es necesario que el voluntario se comprometa y los motivos se vayan haciendo más
internos porque la satisfacción de los motivos externos va a resultar insuficiente cuando el
voluntario comience a sufrir los efectos negativos de la participación. Es necesario que se
genere compromiso con la organización.

• En un tercer momento, para predecir niveles de participación y permanencia muy altos se


debe producir la identidad de rol, es decir, se producen cambios en el autoconcepto de los
voluntarios que se ven a sí mismos como voluntarios ya que integran esa característica como
parte de su identidad personal. Por tanto, los niveles más altos de compromiso y de
permanencia se producen cuando el rol del voluntario llega a formar parte de la identidad
personal. Cuando esto se produce las conductas de participación se mantienen en el tiempo
ya que las personas tienden a realizar acciones coherentes con su identidad.

Del modelo se derivan una serie de implicaciones prácticas que deben poner en marcha los
responsables de los programas para la permanencia del voluntariado que se resumen a
continuación:

• Los responsables deben preguntar al voluntario sobre el tiempo de permanencia ya que las
personas intentan evitar la inconsistencia entre lo que piensan y lo que hacen y tratan de ser
consistentes con su estimación inicial

• Los responsables de los programas de voluntariado deben prestar principal atención a los
primeros meses del voluntario ya que en estos primeros momentos es cuando se producen las
principales tasas de abandono o los principales motivos que les hacen posteriormente
abandonar.

• Los responsables de los programas de voluntariado deben tener estrategias proactivas más
que reactivas para gestionar los conflictos que suelen aparecer en la organización, para ello se
proponen algunas actuaciones como: definir bien los roles, concretar las tareas, potenciar la
comunicación, desarrollar habilidades, etc.

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• Se debe favorecer el apoyo de la organización sobre el voluntario, ya que la percepción de
apoyo influye en la satisfacción y este es un elemento fundamental para la permanencia.

• Los responsables deben conocer las motivaciones del voluntariado ya que el ajuste entre las
motivaciones personales y la situación inciden en la satisfacción del voluntario y en su
permanencia.

Responsables de programas de voluntariado: Atención a los primeros meses.

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