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Filosofía ancestral

¿Por qué nos regimos a través de la flosofa ancestral? Porque es la


cosmovisión de las comunidades humanas que más ligadas a la terra
estuvieron. Si bien cada zona y cada comunidad tenen característcas únicas,
hay muchos universales culturales que fueron comunes en las sociedades que
permanecían en estrecha relación con su entorno.

“Para poder escuchar sus mensajes, el herbolario debe tener el alma pura. Los
germanos solían enviar a niños inocentes a buscar plantas medicinales. Los
originarios sólo se enfrentan al alma de las plantas después de haberse
purifcado mediante ayuno, purgas y baños de vapor”

A lo largo de toda la historia humana y a lo ancho del planeta Tierra, las plantas
fueron utlizadas tomándolas, frotándolas, fumándolas, sahumándolas,
comiéndolas, pisándolas, oliéndolas, colándoselas en los ojos, absorbidas por
mucosidades nasales, anales y genitales. Se las ha machacado, molido, secado,
fermentado, infusionado, cocido, cocinado, mezclado con grasa, con aceite, con
agua, con alcohol, con minerales y muchas práctcas más.

“Determinados momentos sagrados, como el alba y el crepúsculo, favorecen la


comunicación y comunión con las devas. Cada especie de planta tene su propia
deva y cada deva posee a su vez un carácter personal”

Pero siempre sabiendo que el espíritu de la planta habita en cada preparado,


conociendo que el consumir una planta implica una relación de armonía, de
hermanamiento con un ser vivo de la naturaleza con el que somos más
parecidos que diferentes, siendo conscientes que la mayoría de las especies de
plantas silvestres de la Tierra tenen más años de evolución en este planeta que
nuestra propia especie.

“La for de la planta es considerada un puente de unión con las dimensiones


metafsicas. Se dice que Buda sólo tenía que mirar el cáliz de una for para
alcanzar un plano superior de conciencia (samadhi)”

La fto-medicina, es decir la terapia con plantas, estuvo presente en todas las


culturas humanas y a pesar de que hoy en el mundo occidental está muy
subestmada, es en la que más nos tenemos que far, porque a pesar de que no
compartamos la visión de las culturas milenarias, tengamos en cuenta que es la
que más años de prueba y error ha experimentado, por lo tanto la que más
conocimiento de sus efectos y resultados a largo plazo tenemos.
Lamentablemente hoy confamos ciegamente en un medicamento que salió al
mercado hace 50, 15 o 5 años, y miramos con desconfanza a una planta
utlizada hace miles de años.

Además de esto, estamos convencidos de que las plantas (tal y como la salud
humana) debe entenderse y explicarse en consonancia con todos los seres que
interferen con ellas, a saber:e plantas vecinas, animales, gente que las cuida,
astros que las rigen. ¡Sí, claro! Una planta de menta que esté en una vereda
solitaria no tendrá las mismas propiedades que una que esté cultvada en medio
de un huerto; del mismo modo, una albahaca que cuidemos con nuestras
propias manos no nos brindará las mismas bondades sincronizadas que una
albahaca que compremos en el supermercado. Es un saber muy común entre las
personas afcionadas al cuidado de las plantas medicinales que en los terrenos
donde habitamos crecen exactamente las plantas que necesitamos.

¡No olvidemos que también nombramos los astros! La agricultura sistematzada


actual considera totalmente irrelevantes los movimientos lunares y
astronómicos de los planetas del Sistema Solar. Basta con observar cualquier
tpo de simbología e historia de las sociedades antgüas para apreciar la
astrología aplicada a la botánica:e ninguna ignoraba la estrecha relación de la
fertlidad de la terra y la bondad de las plantas con el movimiento de los
cuerpos celestes. Los planetas y estrellas que brillan sobre la planta son
cruciales para comprender y guiar su desarrollo.

“¿Dónde están el alma y el espíritu de las plantas? ¿Cómo se manifestan? Si se


busca en el lugar equivocado, no se puede encontrar nada. Al igual que no se
puede llegar a comprender el comportamiento de una brújula si se estudia sola,
sin relación con el magnetsmo de la Tierra, no se puede comprender el espíritu
ni el alma de las plantas observando un único ejemplar, sin incluir el sistema
planetario y el cosmos”

“Tal como han observado muchos JARDINEROS BIOLÓGICOS, los movimientos de


los planetas (conjunciones, oposiciones y situaciones en el zodiaco) modifcan la
metamorfosis de las hojas y fores y son causa de diferencias cualitatvas en la
forma, color, aroma o sabor”

Por eso mismo este taller tene un claro objetvo, y es compartr e introducir el
conocimiento que tanto nos brindan nuestras hermanas las plantas con las que
convivimos diariamente. Ponerlos en práctca y difundirlos será tarea de todxs
Asimismo, para adentrarnos en el reconocimiento del poder herbolario
recomendamos acompañar los saberes con profundos cambios internos. Los
cambios internos tenen dos caras de una misma moneda:e primero, re-aprender
la confanza que las plantas medicinales han ido perdiendo; segundo, aprender
a desconfar del absolutsmo de los conocimientos médicos hegemónicos.
Somos frmes en la integración de las terapias, en la perfección del cuerpo
humano como sistema que incluye nuestras emociones y entornos. Siempre
optamos intentar con la menor intervención posible, hay muchos procesos que
merecen la pena ser acompañados, otros que mejor los dejemos funcionar por
sí mismos. Por ejemplo, hay quien ante un dolor de cabeza, decide tomar una
pastllita sublingual y acompañar con masajes de aceite de menta en las sienes.
Esto parece una buena idea para hacer una transición más paulatna, pero es
necesario que adquiramos la capacidad de cuestonar todo lo que se nos
presenta:e ¿qué componentes tene la pastlla que estoy tomando? ¿he leído los
frecuentes síntomas secundarios, he observado y escuchado mi cuerpo para
darme cuenta que quizás esta medicina me está creando una dependencia?

Nuestra ilusión aquí no es demonizar a nada ni a nadie, simplemente quitar el


áurea incuestonable y absoluto que se erige alrededor de la medicina moderna
y los productos farmacéutcos. Ningún medicamento es inocuo. Ningún cuerpo
se mantene saludable consumiendo diariamente una pastlla por años. Siempre
hay posibilidades de mejorar la calidad de vida haciendo pequeños grandes
cambios en la cotdianeidad.

Citaré aquí unos párrafos históricos del libro de investgación Brujas, parteras y
enfermeras. Vale la pena leerlo para comprender un poco más el panorama que
estamos viviendo:e

“A principios del siglo XIX también había ya un número creciente de médicos que
habían seguido estudios regulares y universitarios, los cuales procuraban
diferenciarse por todos los medios de la masa de practcantes no ttulados
(curanderas y sanadores, abuelas y abuelos sabios, etc). La distribución más
importante residía en que los médicos con estudios universitarios, eran varones;
generalmente de clase media. Las consultas de estos médicos eran para
pacientes de clase media o alta, que podían permitrse el lujo de hacerse curar
por alguien de su misma condición social. Hacia fnales de siglo, llegó a
imponerse la moda de que las mujeres de clase media y alta acudieran a
médicos para cuestones ginecológicas, costumbre considerada absolutamente
indecente entre las gentes más sencillas. En cuanto a habilidad y conocimientos
médicos, los llamados médicos no ofrecían ninguna ventaja con respecto a los
practcantes no ttulados. De hecho, sus estudios eran bien pobres incluso con
respecto a los niveles europeos de la época. Los cursos de medicina oscilaban
entre pocos meses y dos años de duración como máximo, muchas escuelas de
medicina no tenían contactos con ningún hospital y no se exigía tener estudios
de bachillerato para ingresar en ellas. Aunque unos estudios médicos serios
tampoco les habrían servido de gran cosa, pues aun no exista un cuerpo
cientfco en el cual basar las enseñanzas. A falta de ello, aprendían a tratar casi
todas las enfermedades con curas enérgicas: violentas sangrías, fuertes dosis de
laxantes, calomel (un laxante que contene mercurio) y, mas tarde, opio. (La
escuela europea tampoco podía ofrecer mucho más en aquella época.) Sin duda
alguna, tales terapias resultaban muy a menudo letales o más perjudiciales que
la propia enfermedad. Oliver Wendell Holmes, por ejemplo, considera que si
hubieran arrojado al mar todos los métodos usados por los médicos la
humanidad habría salido muy benefciada, con el correspondiente perjuicio para
los peces.”

Esta corta semblanza histórica (colgaremos el libro completo si alguien lo quiere


leer en su totalidad) nos da algunas pautas de cómo fue dándose en un
contexto histórico y social las desigualdades entre la medicina popular –
practcada generalmente por mujeres o ancianos- y la hegemónica, de carácter
exclusivamente universitario y masculino. La tradición de estudios regulares y
consultas de elevado costo económico, como citamos arriba, acarreaba terapias
totalmente desconectadas de la realidad de les pacientes, siendo generalmente
totalmente intrusivas con sus sistema y resultando en desenlaces fatales.

La gran cantdad de médicos actuales, ¿crees que siguen la misma tradición


dañina que hace unos cuantos años o que han recuperado los saberes de
nuestras ancestras y ancianos? Malas notcias:e en Estados Unidos, la tercera
problemátca que causa más muertes anuales son los errores médicos y malas
terapias.

“Los errores médicos son la tercera causa de muerte en EEUU tras las
enfermedades cardiovasculares y el cáncer, con unos 250.000 fallecimientos
anuales, según los cálculos de dos expertos publicados en la revista Britsh
Medical Journal (BMJ). Aunque no existen estadístcas ofciales sobre las
muertes ocasionadas por errores médicos, estmaciones recientes indican que
podrían elevarse a entre 210.000 y 400.000 entre los pacientes hospitalizados
en EEUU. Mediante el uso de estudios que remontan hasta 1999 y extrapolando
los datos al conjunto de hospitalizaciones registradas en 2013, Martn Makary y
Michael Daniel, de la universidad John Hopkins, llegaron al promedio de 251.454
muertes anuales por errores médicos. No obstante, esta cifra podría ser
superior, ya que sólo tene en cuenta los fallecimientos registrados en el
hospital, apuntan.” (Diario elmundo.es)

En conclusión:e

 hacer tus procesos internos son necesarios para ver en cualquier planta a
un ser que posee alma y espíritu.
 comprender que la medicina herbolaria no es mesurable ni comparable
con la hegemónica alópata, porque sus preparados y flosofa son
diametralmente opuestas.
 disponerse a abandonar ciertas costumbres o creencias y, claramente,
adoptar otras nuevas
 confar en la propia intuición en la justa medida
 confar en las experiencias de las personas que nos rodean, aunque no
tengan matrícula, sobretodo si relatan procesos similares
 abrazar con acttud positva los nuevos conocimientos, aquí no estamos
para medirnos en parámetros unifcadores; sino para trazar un
aprendizaje propio y a la vez acompañado.
¿Por qué plantas “nativas”?
Las plantas consideradas como nativas son aquellas que se han originado,
diversificado y/o evolucionado en una determinada región. En contraposición,
las plantas exóticas o invasoras son las que se originaron y evolucionaron en
otras zonas, países o continentes; comportándose de forma totalmente
impredecible en otros ecosistemas ajenos.

“Se podría pensar que la introducción de especies no nativas no afectaría


negativamente al medio ambiente o que no ocasionaría problemas, pero esto no
es así. Las especies introducidas pueden expandirse incontroladamente (es decir,
pueden ser invasoras), quitándoles lugar a la vegetación nativa o autóctona,
compitiendo por los recursos, modificando negativamente a los suelos, además
de que pueden afectar a los animales, ya que ellos no reconocen a estas plantas
por no haber vivido nunca con ellas. La vegetación nativa, por el contrario, no
requiere grandes cuidados (porque ya está acostumbrada al clima, a los suelos y
a las lluvias del lugar de donde son originarias), los animales saben convivir
históricamente con ellas, los suelos están adaptados a sus raíces y a su forma de
vida, y muchas especies tienen bondades que la gran mayoría de la población
desconoce, precisamente por desconocer cuáles especies son autóctonas y
cuáles no. En cuanto a lo referido al ser humano, varias son alimenticias, otras
pueden ser utilizadas como ornamentales, otras otorgan medicinas, etc. Por eso,
es necesario valorar la vegetación nativa de cada lugar y saber aprovechar esas
especies, manteniendo así el normal equilibrio de los ambientes”. 1
Izq: Fresno. Árbol foráneo que se encuentra con facilidad en el arbolado urbano
de cualquier ciudad argentina, introducido con fines ornamentales y sumamente
invasivo. Derecha: Tipa. Árbol nativo de gran tamaño, en los últimos años está
siendo reintroducido en los arbolados públicos por su gran tamaño y bellísima
floración.

Las plantas nativas no sólo evolucionaron con la tierra, los animales y las
condiciones de su entorno. También convivieron en armonía con los habitantes
de tales tierras: nuestros ancestros y pueblos originarios; entramándose así un
conocimiento profundo con respecto a sus usos culinarios, medicinales y
espirituales.

Por lo tanto, si queremos reforestar un suelo no da igual si plantamos Fresnos o


Tipas. Si decidimos hacer un jardín donde nos visiten las mariposas y colibríes,
no da igual que plantemos un Palán Palán (especie nativa, de gran atractivo para
los colibríes) o cualquier planta colorida que encontremos en el vivero. Lo
llamativo de esta problemática es cuánto atraviesa en ella la cuestión estética
con una mirada europeo-centrista. ¿Por qué se plantan pinos o liquidámbar en
los parques? ¿Por qué los jardines de las casas y canteros tienen infinidad de
plantas exóticas que no se interrelacionan de forma específica con la fauna
local?

Imagen de un bosque nativo siendo invadido y ahogado por especies jóvenes de


Ligustro, árbol foráneo de carácter terriblemente invasivo.
Hay muchos ejemplos tristes que nos dan un panorama del daño que podemos
causar introduciendo especies foráneas. Uno de ellos es la historia del
Guacamayo Glauco, que está probablemente extinto. Esto no es noticia nueva:
el último registro fiable de su existencia data de la década del 50.
Volaba por las costas de Entre Ríos y Uruguay buscando frutos de sus amadas
palmeras Yatay. Las palmeras fueron brutalmente aniquiladas para plantar
cítricos, no todas, pero su población disminuyó demasiado para los guacamayos,
que desaparecieron con ellas. Hoy, sin embargo, se cree que la zona costera del
río Uruguay es el símbolo nacional de la citricultura, alabando las naranjas y
mandarinas que allí se producen, pero olvidando la cruel historia de abandono
de la flora y fauna nativa que esconde detrás.

Es importante reconocer nuestras especies autóctonas, preferiblemente en


conjunto con sus valoraciones alimenticias, medicinales y mitológicas otorgadas
por los pueblos originarios. Serán troncales en este curso, nos centraremos en
explicar y difundir las propiedades de plantas mayormente sudamericanas. Cabe
destacar también que la botánica no conoce de fronteras impuestas, por lo que
es normal que haya especies que se den en tanto en todo el territorio
sudamericano, como sólo en Argentina y Chile, como sólo en la provincia de
Formosa. Sus nombres vernáculos también varían dependiendo de las zonas y
las lenguas habladas allí; por lo tanto es importante ir aprendiendo a memorizar
de a poco las nomenclaturas oficiales.

Recomendamos ampliamente familiarizarnos con la zona ecológica donde


vivimos, cuál es el relieve que predomina, cómo se compone su flora y fauna
autóctona. El grupo de debate de Facebook está abierto a que entre todos los
participantes observemos y aprendamos de las diferencias de cada región. Éstas
son las ecorregiones de Argentina:

Altos Andes Esteros del Iberá Bosques


Patagónicos
Puna Campos y Malezales
Islas del
Monte de Sierras y Delta e Islas del Paraná
Atlántico Sur
Bolsones
Espinal
Mar Argentino
Yungas
Pampa
Antártida
Chaco Seco
Monte de Llanuras y
Chaco Húmedo Mesetas

Selva Paranense Estepa Patagónica


Cada ecorregión es única en sus particularidades y mucho más certera para
definir las especies botánicas que una simple frontera política.

¿Cuál es la ecorregión donde naciste, vivís o la que más te atrapa? ¿Cuáles


visitaste, qué recordás de ellas? ¿Lográs aventurar alguna especie de planta o
animal por ecorregión? Éstas son buenas preguntas para comenzar a indagarnos
sobre las plantas que son nativas de nuestra área. Otro ejercicio, una vez que
memorizamos unos cuantos árboles que sean originarios de nuestro propio
lugar, es dar una larga caminata intentando hacer un recuento de cuántos y
cuáles reconocemos. Sacar fotos y tomar nota de su forma, sus flores, sus
frutos. Es buena idea comenzar justamente por los árboles, pues son las
especies más grandes y por lo tanto más sencillas de identificar.

Finalmente, antes de seguir explicando sobre las plantas espontáneas, dejaré


una breve reseña escrita por Gustavo Aparicio que recuenta las formas más
accesibles para reproducir especies nativas.

Plantar especies nativas es necesario para conectarnos con nuestros orígenes y


apoyar su reproducción. No importa si no tenemos un lugar propio donde
plantarlas, siempre se puede obsequiar plantas o árboles pequeños a otras
personas que sí dispongan de espacio o bien plantarlas en espacios públicos
donde merecen ser reintroducidas.
De los frutos
En general la época de recolección de frutos es el otoño, pudiéndose extender
hasta el invierno. Conviene utilizar semillas de árboles de procedencia local,
porque están genéticamente mejor adaptados al ambiente en que viven. Si
podemos ubicar semilleros aislados, que no se encuentren en estado silvestre,
mucho mejor, ya que en la naturaleza distintos agentes se ocupan de limitar el
desarrollo de las semillas (heladas, hongos, insectos, aves). En lo posible deben
colectarse semillas de varios árboles saludables, para asegurar mayor
variabilidad genética. Piensen que un árbol adulto contribuye al equilibrio de la
población de su especie con que sólo una semilla prospere a lo largo de toda su
vida. Algunos árboles contienen semillas con alas que son levantadas por el
viento y llevadas lejos (ciprés de la cordillera, alerce, radal, notro, lapacho, tipa).
Otras plantas poseen frutos carnosos como las bayas del calafate, el arrayán, el
anacahuita o el tarumá, que son consumidos por las aves y deben ser
cosechados antes que éstas los remuevan. También hay que tener en cuenta
que existen varias especies de coníferas nativas que presentan individuos
masculinos y otros femeninos (ciprés de la cordillera, alerce, ciprés de las
Guaytecas, pehuén y pino Paraná), por lo que habrá que identificar a los
individuos femeninos para no cosechar los conos equivocados. Si bien en este
apunte figuran las fechas de fructificación, ellas son estimadas dentro de un
rango muy amplio debido a las variaciones locales. En Capital Federal, por
ejemplo, la fructificación suele ocurrir antes que en otros sectores de la
provincia de Buenos Aires. Algunas especies varían incluso según se encuentren
en la base o arriba de un cerro o montaña, como ocurre con los notros en el sur.
En la mayoría de los casos los frutos deben cosecharse cuando están maduros
para asegurar la viabilidad de las semillas, pero antes que sean atacados por
insectos o que se dispersen. Generalmente puede saberse cuándo un fruto está
maduro porque cambia de color, por ejemplo en el alerce y el ciprés de las
Guaytecas los conos se vuelven verde amarillentos, en el maitén se vuelven
rojos y en el coihue, color café amarillento. Algunos frutos pueden cosecharse
antes que las semillas estén del todo maduras. Hay que revisarlos bien antes de
guardarlos para no incluir insectos u hongos.

De las semillas
Debemos seleccionar las mejores semillas que cosechamos antes de guardarlas,
porque de su calidad depende tanto éxito de la germinación como el
crecimiento de las plantas. Para corroborar la viabilidad de la semilla vasta con
cortarla por la mitad para observar el tejido de reserva: debe ser blanco y firme.
En las semillas inmaduras o con atrofia este es marrón, acuoso o retraído. Si las
clasificamos basándonos en su "viabilidad" (la capacidad para mantenerse vivas
un tiempo determinado), podemos distinguir tres tipos de semillas: 1. Las que
deben ser sembradas casi inmediatamente una vez que el fruto se abre (puede
prolongarse su viabilidad almacenándolas en arena húmeda) 2. Las que tienen
una vida media de entre 2 y 15 años si el almacenamiento es adecuado 3. Las
que por su cáscara dura evitan la desecación y pueden vivir más de cien años en
estado de latencia. Muchas semillas germinan inmediatamente cuando las
condiciones ambientales son apropiadas, mientras que en otras la germinación
está impedida por mecanismos internos, en estos casos se dice que está en
estado de latencia. Las semillas se guardan en envases herméticos limpios y
secos, en la heladera. Las bajas temperaturas prolongan la vida de las semillas,
debido a que reducen la respiración y otros procesos metabólicos, a la vez que
inhiben el desarrollo de insectos, hongos y bacterias. Conviene que la
temperatura se mantenga constante entre 0 y 10 º C porque temperaturas
menores pueden congelar el agua libre en las semillas y romper sus tejidos. Se
anota en el envase el nombre de la especie, la fecha y lugar de recolección. Si
vamos a conservar durante mucho tiempo las semillas o si tenemos gran
cantidad de ellas, podemos guardarlas en frascos transparentes con un
sobrecito de silicagel (polvo que absorbe la humedad) con “indicador”, un papel
sensible a los cambios de humedad que cambia de color cuando debemos
reemplazar el polvo. Para pequeñas cantidades son recomendables los
frasquitos de remedios que tienen en la tapa carbón activado. Cuidamos que la
humedad se mantenga baja y constante porque su aumento causa problemas:
Un 10 % de humedad permite el desarrollo y reproducción de insectos, un 15 %
estimula la presencia de hongos y con más del 40 % las semillas pueden
germinar en el frasco.

De los procesos pre germinativos


Las plantas poseen mecanismos para que la germinación se produzca en
distintos periodos y así asegurar la supervivencia de la especie aunque la
temporada en que la semilla se dispersó no fuera favorable. Las plantas que
crecen en regiones donde las condiciones ambientales son muy fluctuantes o
extremas suelen desarrollar este tipo de estrategias, mientras que las plantas
que viven en ambientes estables y favorables suelen perder rápidamente su
poder germinativo y casi no contener sustancias de reserva. Las semillas de las
plantas regulan la germinación de cuatro maneras distintas:

1. Protegiendo al embrión dentro de capas que no permiten el aumento de


humedad hasta que la cáscara se debilite.

2. Limitándolo dentro de estructuras muy duras que no le permiten crecer.

3. Inhibiendo el desarrollo del embrión mediante sustancias químicas que se


encuentran en el fruto o rodeando las semillas.

4. Combinando dos o más métodos.

Para eludir estas estrategias se realizan tratamientos en las semillas antes de


sembrarlas:

Escarificación: Es necesaria para permitir la germinación de semillas que poseen


limitantes externas. Puede ser física o química. La escarificación física consiste
en raspar o romper las semillas duras para permitir el ingreso de humedad y de
oxígeno. Los métodos más comunes son lijar las semillas o romperlas con una
trincheta o una pinza (dependiendo del tamaño y dureza de la misma). Para la
escarificación química se sumergen las semillas en agua recién hervida, donde
permanecen por 12 a 24 hs. mientras el agua se va enfriando, dependiendo de
la dureza de las semillas también puede utilizarse agua oxigenada (peróxido de
hidrógeno) o ácido sulfhídrico por tiempos variables según las especies.
Lixiviación: Consiste en dejar las semillas sumergidas en agua corriente o en
lavarlas repetidamente durante 24 hs. para que el agua arrastre las sustancias
inhibidoras de crecimiento que las recubren.

Estratificación: Este método consiste en colocar las semillas dentro de una capa
de arena húmeda previamente esterilizada en un horno. También pueden
ubicarse en bandejas plásticas dentro de capas de algodón húmedo y envueltos
en bolsas plásticas. La duración de este proceso varia entre 30 y 120 días, según
la especie. Es utilizado para romper la latencia del embrión proporcionándole
humedad abundante y frío o calor durante varios días para romper la latencia
del embrión. En algunas especies se requiere mantener la arena expuesta a
temperaturas de 22 a 30º C, mientras que en otras se mantiene la arena a
temperatura de entre 0 y 10 º C. Cualquiera sea el tratamiento que se utilice, las
semillas deben sembrarse inmediatamente después de realizado el mismo.
Cajones y germinadores
Como en la mayoría de los casos no se cuenta con mucho espacio para realizar
cultivos, es muy práctico el uso de cajones de madera o germinadores. Un buen
sustrato para los cajones es de 2 partes de tierra negra, 1 de turba o resaca y 1
de arena. Es importante esta mezcla porque proporciona tierra esponjosa, lo
cual favorece el desarrollo de las raicitas y minimiza los daños al momento de
extraer las plántulas. También puede agregársele “perlita”, un mejorador que
ayuda a mantener la humedad y evita que se compacte la mezcla. En aspecto es
similar a las piedritas para los gatos. y puede remplazar a la arena o ponerse un
poco de ambas. La mezcla debe esterilizarse; un método sencillo es colocarla
húmeda en una asadera dentro del horno hasta llegar a los 100 º C. Se deja
reposar unos días, antes de usarla.Los germinadores son parecidos a los que
hacíamos en la escuela primaria: un envase chato con tapa transparente (como
los descartables que traen muchos productos de supermercados), con algodón
en el piso y papel tissue sobre él. Se humedece el algodón y se colocan las
semillas sobre el papel, bien esp arcidas. Lo tapamos para formar un
invernadero que retenga el calor y la humedad pero le hacemos 4 o 5 agujeritos
en la tapa para que circule aire y no se nos llene de hongos

Enfermedades y plagas
Hongos: Tenemos que lavar bien el envase antes de fabricar el germinador y
lavarnos las manos también. Otro consejo para evitar la aparición de hongos es
dejar destapado el cultivo todos los días un ratito, humedecer el papel-algodón
y cerrar. Si de todas formas se nos infecta el cultivo veremos aparecer pelitos
blancos cubriendo a las semillas o en la base de los tallos, este conjunto de
hongos se llama “damping off”. Entonces tenemos que separar a los individuos
dañados, cambiar el papel y ventilar más el cultivo. Podemos luego tratar de
salvar a estas semillas lavándolas bajo agua corriente. Si los hongos aparecen en
los cajones con las plántulas desarrollándose, el procedimiento es otro:
Disminuir la frecuencia de riego. Aumentar la ventilación. Esparcir tierra sobre
las plántulas, a través de un tamiz, para elevar el “cuello” (lugar del tallo que
separa a la raíz de la parte aérea) del plantín. Esparcir ceniza de madera, ya que
ésta disminuye la acidez del suelo creando condiciones desfavorables para su
desarrollo. Pulgones y hormigas: También son frecuentes en los cultivos; se los
combate rociando con purín de paraíso. Preparación: Colocar un puñado de
frutos en un 1 litro de agua y dejar macerar hasta que no produzca espuma.
Entonces se esperan otros 10 días, se lo filtra y se rocía con él puro o algo
diluido. Prevención: La mejor manera de evitar que una enfermedad o plaga se
propague es teniendo mezcladas las especies. Aunque no se vea tan prolijo y
lleve mas tiempo al momento de reunirlas, es mucho menos engorroso y
problemático que quitarse una plaga de encima. También podemos colocar
intercaladas entre nuestros arbolitos otras plantas que repelen insectos dañinos
o que atraen a algunos benéficos: El ajenjo atrae a unas mosquitas predadoras
(sírfidos). El diente de león atrae a arañas predadoras. La lavanda, salvia,
romero, ruda, albahaca, menta, estragón, tomillo, ajo y cebolla repelen insectos

De los cultivos
La profundidad de siembra de las semillas, no debe ser mayor a 3 veces el
tamaño de las mismas. Las semillas muy pequeñas no deben ser enterradas
porque puede costarles mucho levantar la tierra, por lo tanto el sistema ideal es
el mantillo: Se alisa la superficie de la mezcla pasándole una tablita, se esparcen
las semillas y se espolvorea una capa de tierra negra seca sobre un tamiz
ubicado encima del cultivo. Como la mayoría de las semillas contienen
abundantes sustancias de reserva para la germinación no es necesario que
estén al sol, incluso en muchos casos es perjudicial. Las primeras hojitas de
muchas plantas son “embrionarias” y se llaman cotiledones. Conviene
observarlas ya que en muchos casos son distintivas de cada especie. En algún
momento nos va a ocurrir que, mientras esperamos que surjan las especies que
sembramos, aparezcan otras no deseadas y no sepamos reconocer a las
“nuestras”. Las plántulas que germinan de semillas, lo hacen de dos maneras
diferentes:

1. Los cotiledones emergen sobre la superficie del suelo y se convierten en hojas


que realizan fotosíntesis.

2. Los cotiledones se mantienen enterrados como estructuras de reserva y


entre ellos emerge un tallito de cuya punta surgen las primeras hojas.

Una vez germinadas las semillas viene el crecimiento de las plántulas, el periodo
donde la mortalidad es más alta. Conviene proteger los cajones o almácigos con
mallas de alambre tejido o tela media sombra para protegerlas del exceso de
radiación solar y de las heladas. Las plantas cuyos renovales son chicos o de
tallos muy finos, se riegan con rociador o pueden apoyarse brevemente los
cajones en un recipiente con agua hasta que aparezcan las primeras manchas de
humedad en la superficie.
Propagación por gajo de tallo
Se buscan ramas jóvenes, del último año, sin flores ni frutos, que contengan 4 o
5 nudos (puntos de donde brotan las hojas), estas se cortan justo por debajo del
nudo inferior y justo por arriba del superior, salvo que se trate del ápice. Se
retiran las hojas cuidando de no desgarrar la “piel” del tallo. Los gajos se
transportan envueltos en papel húmedo dentro de una bolsa para que no se
sequen las yemas (excepto los cactos). Puede sumergirse el extremo inferior en
hormonas de enraizamiento pero retirando el excedente, no tiene que chorrear
porque el exceso del producto puede inhibir en lugar de estimular el desarrollo
radicular. Por último se entierra la rama en un pozo previamente realizado en la
maceta hasta las 2/3 o ¾ partes del total. Se riega y puede colocársele una bolsa
de polietileno invertida sujeta con una bandita elástica a la maceta. De esta
forma logramos conservar el calor y la humedad. Lo ideal para los gajos es
recibir calor desde abajo, por lo que, si tenemos un lugar que suele estar
calentito, es ideal para dejar nuestras plantas encima (el motor de una maquina,
en la cocina, etc.).

Propagación por acodos


Otra forma de multiplicar es por acodos, estos pueden ser aéreos o terrestres.
Los primeros consisten en realizar una incisión en forma de “>” que rodee al
tallo, rodear con musgo o resaca húmeda (un gran puñado) y envolver con un
plástico negro bien atado por arriba y por abajo del sector. Esperamos un par de
meses hasta que genere un buen sistema radicular, luego cortamos la rama y la
plantamos en maceta. El sistema terrestre es similar pero arqueando una rama
baja hasta enterrar y sujetar con una estaca una porción del tallo con la misma
incisión. Luego de una espera similar, y una vez que se verifica que la parte
enterrada posee raíces, se separa de la planta madre. Siempre que realicemos
cortes, estos deben ser limpios, al ras de los nudos y chanfleados para evitar
que se acumule agua. Tengan en cuenta que estamos dejando una herida
abierta por donde pueden entrar hongos, por lo que conviene llevar un pedacito
de jabón o vela y frotarlo contra la herida para formar una cicatriz transitoria.

Propagación a partir de gajos de raíz


Las raíces de muchos de los árboles citados tienen la capacidad de originar
nuevos tallos a partir de yemas. En algunos casos estas pueden ser inducidas a
brotar mediante gajos de raíz. La experimentación de muchos de Uds. proveerá
la información técnica de cada especie con relación a éste y otros temas aún
poco investigados. Cave con cuidado cerca del árbol hasta dejar al descubierto
algunas raíces. Elija alguna de, al menos, el grosor de un lápiz y corte tramos de
8 a 10 cms. Al momento de recogerlos fíjese de mantener hacia abajo las puntas
que se encontraban más alejadas del árbol o las que mas se alejaban de la raíz
principal. Esas puntas se ubicarán hacia abajo cuando sean enterradas casi
horizontales en las macetas, cubiertas por 2 cms. de tierra. Después de regarlas
se protegen con bolsas de polietileno transparente.

Propagación a través de plantines


Este medio de propagación de especies puede parecer depredatorio o poco
respetuoso de la naturaleza, pero no es así. En muchas especies las semillas
caen al pie de los árboles y comienzan a germinar a veces una encima de la otra
(Pindó, Tipa, etc.) o cientos de ellas en un espacio de pocos metros (Anacahuita,
Murta, etc.). Por supuesto que la gran mayoría no prosperará, quizá ninguno
llegue a adulto, por lo que recomendamos hacer un raleo, sacando un poquito
de cada lado. Nunca todo. Tampoco podemos sacar de un área protegida ni
plantines, ni gajos ni semillas... solo fotos y recuerdos. Se trasladan en bolsas de
plástico humedecidas y bien cerradas.

Sobre el repique de las plántulas y de los


arbolitos jóvenes
Cuando llegue el momento de pasar las plántulas del almácigo a maceta,
debemos aflojar primero la tierra circundante y si es posible, trasladarlas junto
al pan de tierra que rodea a las raíces. Si tenemos que sacarlas sin pan de tierra
(porque se desmorona o porque están muy juntas) debemos sujetarlas con dos
dedos por la base del tallo e ir tirando despacito; podemos ayudarnos con un
palito fino para separarlas de la tierra sin romper las raíces. Inmediatamente
humedeceremos las raíces en un vaso con agua que habremos tenido la
precaución de dejar a nuestro lado. Es importante que las raíces no queden
expuestas al aire seco. Por esto es preferible realizar esta actividad los días
nublados o por la mañana temprano. Cuando extraemos plántulas que aún
conservan los cotiledones, debemos hacerlo sin dañar las raíces, en cambio
cuando extraemos plantas mayores a veces conviene podar las raíces para que
se desarrollen mejor en el nuevo envase. Cuando tengamos que hacer un
transplante de maceta a maceta o de maceta al jardín no debemos regar antes,
para facilitar que el pan de tierra salga entero. En el caso de las macetas de
plástico, vasos o botellas descartables conviene cortar el envase alrededor del
pan de tierra. Por supuesto que antes de realizar esta operación haremos el
pozo que contendrá a la nueva planta.

Del crecimiento de las plantas


Los árboles, igual que las personas, tienen que ir “haciéndose fuertes” antes de
enfrentar solos la vida; por lo que conviene que al cultivo se lo mantenga en
lugar protegido del frío, del sol directo y de la falta de agua (en la cocina o en un
lavadero). Después la protección será menor (bajo un alero, media sombra o
bajo otros árboles), se disminuye la frecuencia de riego y por último a la
intemperie. Este proceso puede realizarse en primavera hasta el tercer año de
vida de las plantas. También es importante que las macetas no estén en
contacto directo con la tierra. Ocurre que cuando queremos cambiar de lugar
una planta nos encontramos que las raíces salieron por los orificios de drenaje
para enterrarse en el suelo y entonces rompemos las raíces al moverlo. Como
éstas crecen por las puntas, estamos dañando justamente las partes
relacionadas con el normal crecimiento del árbol debido a que existe una
relación directa entre la extensión y profundidad de las raíces con el tamaño y el
desarrollo de la copa. Por eso a los bonsái les cortan las puntas de las raíces y
los mantienen en envases chatos, para que se desarrollen a lo ancho originando
árboles petisos y de copas extendidas. Es conveniente el uso de cubresuelos;
recomendamos viruta de sauce o álamo porque es económica y se descompone
en un año, convirtiéndose en abono. Los cubresuelos nos ayudan a
contrarrestar los efectos de las heladas gracias a que forman un colchón de aire
que sirve como aislante, disminuyendo el frío sobre la superficie de la tierra.
Debemos realizar riegos y desmalezados periódicos, pero con mucha mayor
intensidad durante el verano. Si sabemos que no podremos realizar riegos
diarios y desmalezados semanales durante esa época, conviene disponer las
plantas en envases más grandes de lo que su tamaño actual requiere y utilizar
cubresuelos. Estos también ayudan a conservar la humedad y evitan la
proliferación de hierbas.
De la plantación
No conviene tener las plantas más tiempo del necesario en macetas, porque
limitamos su crecimiento. Pueden trasladarse hasta el lugar definitivo de
plantación con la maceta o a raíz desnuda, este último método es más liviano
pero hay que mantener las raíces siempre húmedas y realizar rápidamente la
plantación. La época ideal para plantar varía según la región, la especie y el
tamaño del ejemplar, pero en líneas generales podemos realizarla a fines de
otoño, comenzando el invierno o a principios de primavera. La regla
nemotécnica popular dice que la época para plantar corresponde a “los meses
sin R”. La plantación comienza haciendo un pozo algo más grande que el
tamaño de la planta y/o maceta, se va presentando la planta sin doblar las
raíces hasta que comprobamos que quedará enterrada al mismo nivel que tenía
en su envase anterior. Es importante dejar por lo menos 5 cms. de tierra buena
en el piso del pozo. Si no disponemos de tierra negra extra, podemos echar en
el fondo la tierra que sacamos de la superficie y romper la tierra compactada
realizando punteos con la pala para que las raíces puedan perforarla facilmente.
La tierra que se usa para rellenar entre la planta y el pozo, que es más grande,
debe compactarse para evitar la formación de grietas que faciliten la
evaporación del agua. A veces, en el afán de proteger nuestra planta,
enterramos junto a ella una rama larga y recta para que le sirva de tutor; pero
como ya vimos, algunas especies pueden desarrollarse a partir de ramas
enterradas: todas las especies de sauces, los seibos y los álamos, por ejemplo.
Para evitar que el tutor brote y compita por luz y nutrientes con nuestra planta,
debemos enterrarlo al revés; claro que esto es posible solamente cuando a la
rama la cortamos nosotros y podemos ver hacia qué lado crecen las hojas.
Cuando no lo sabemos es preferible utilizar una tabla, un fierro o no poner
tutor. El material con el que sujetemos la planta al tutor, debe poder
descomponerse a la intemperie como los hilos de algodón, sisal o trapos, para
que no ahoguen al tronco cuando crezca. ¡Buena suerte!
¿Por qué plantas “espontáneas”?
Son plantas espontáneas las que surgen sin ayuda, sin voluntad o mediación
directa del ser humano. Nadie las cultiva, se esparcen y siembran solas. En esta
categoría entran tanto especies autóctonas como foráneas, sin embargo, la
mayor parte de las plantas foráneas espontáneas se han esparcido viajando
kilómetros y surcando mares por propio mérito, agarrándose sus semillas de la
ropa de los viajeros o los pelos de los animales.

Como suelen nacer en jardines o cultivos, seguramente pensamos que son


yuyos o malas hierbas. No son deseadas allí, ¡pero no porque sean malas! Sino
porque hay una gran ignorancia en cuanto a sus bondades y usos. Por ejemplo,
atraen insectos polinizadores, conservan la biodiversidad, restauran
ecosistemas alterados, frenan la erosión o nos sirven como fuente de alimento y
medicina.

Ejemplos de plantas espontáneas y urbanas: cerraja y falsa borraja.

También nacen en la ciudad, a algunos les molestan, incluso aunque no tengan


efectos negativos destacables. En este tipo de plantas espontáneas urbanas,
podemos distinguir dos tipos de lugares que pueden colonizar:

a) Tierra en la que el ser humano pretende hacer crecer especies cultivadas


(alcorques de árboles, macetas, parques y jardines…)

b) Lugares insólitos donde es difícil pensar que una planta pueda crecer:
ladrillos, hendijas de baldosas.
Es muy difícil que haya una planta espontánea que no nos brinde algún
uso noble. Nuestra invitación es a recorrer las cuadras de su casa, las macetas y
mirar sobre los techos de las casas: verán entrelazarse helechos, florecer
especies nativas, cubrir suelos con diminutas leguminosas.

El afán de la jardinería basada en plantas foráneas está presente,


lamentablemente, en cada rincón del mundo. Un ejemplo de esto nos ofrece
Pepe Galindo:

“Hay una calle en Málaga (Avda. Jorge Luis Borges entre los números 31 y 51, a
la altura del colegio Pintor Denis Belgrano) con una amplia mediana en la que
las especies salvajes germinan sin ayuda. Se demuestra que la Naturaleza NO
necesita nuestra ayuda. Esta mediana estaba afortunadamente
“descuidada” (por humanos), pero cuidada con esmero por la Madre Tierra. En
ella proliferaban gran variedad de especies vegetales, con flores variadas, de
múltiples colores, hogar y alimento de valiosos y preciosos insectos (como
las abejas). Un espectáculo de color en la incipiente primavera, que no costaba
nada al erario público, pues no eran precisos ni jardineros, ni agua de riego, ni
abonos, ni pesticidas…
Más tarde arrasaron esa mediana con sus inocentes margaritas. Al parecer la
Naturaleza salvaje no gusta. ¿Por qué? Seguramente plantarán exóticas
palmeras o, raramente, árboles (de especies alóctonas casi sin duda) y, sin duda,
rodeados de césped, como en las medianas y rotondas de otras zonas cercanas
(véase la zona del fondo de las fotos). ¿Por qué esta agresión contra la
Naturaleza salvaje que nos regala hermosas flores sin pedirnos cuidados, ni
riego? ¿Es acaso sólo para aumentar la belleza? Juzguen Vds. mismos a la luz de
las siguientes fotos, y pueden opinar si lo desean:

ANTES (15-3-2013): Mediana en Málaga, con mucha vegetación salvaje florida.


DESPUÉS (2-4-2013): Mediana en Málaga, arrasada.para impedir que la Naturaleza prospere.
No creemos que haya que estar en contra de la jardinería en sí misma, pero sí es
necesario un mayor respeto por lo que es Naturaleza (en Sevilla ya están
tomando conciencia). Permitir que la Naturaleza salvaje conviva con nosotros
puede ser gratificante para la vista, para la economía, y para la ecología. La
biodiversidad es un pilar elemental de nuestra existencia, y cada uno de nosotros
puede posicionarse de parte de la Naturaleza y su biodiversidad, o en su
contra. Y todo con actos sencillos y cotidianos, como los de LA CADENA VERDE, o
favoreciendo jardines y parques públicos ecológicos.”

¿Por qué no hacemos la prueba de demorar un poco el corte del pasto, y


observar qué tipo de vegetación se encarga de cubrir el poco verde que nos
queda? Adjuntaremos en la bibliografía dos libros muy importantes para
enriquecernos con estas especies: “Malezas comestibles del Cono Sur y otras
partes del planeta” de Angel Marzocca, Bárbara S. Drausal y Eduardo H.
Rapoport, investigadores argentinos que recopilan una grandiosa cantidad de
información sobre usos culinarios y también medicinales de muchísimas plantas
que se encuentran de forma silvestre; también adjuntamos un listado de
especies nativas con gran valor ornamental, para preservar los estallidos de
colores con plantas de nuestra zona.
¿Cómo pensamos la salud?
A lo largo de la historia, la humanidad ha definido la salud de diferentes modos.
A su vez, han construido diversas hipótesis explicativas acerca de las
enfermedades y desarrollado sus propios agentes encargados de las curaciones.

El mestizaje resultante del nomadismo humano, de las migraciones y de las


dominaciones muestra un caleidoscopio particular en cada región. Y en un
mismo espacio podemos encontrar en convivencia a diferentes modelos
explicativos que sustentan sus correspondientes diagnósticos y terapias.

Valgan aquí un par de ejemplos de modelos actuales que coexisten

La medicina oficial académica hegemónica reconocida en nuestras


instituciones occidentales que es la alopática, considera a la salud como la
ausencia de enfermedad y a las enfermedades en general como producto de
externalidades que amenazan a la víctima muchas veces originadas por
gérmenes patógenos que llegan desde afuera contra los cuales se debe luchar.
No se considera cómo vive, se alimenta, trabaja, habita, se relaciona, siente y
respira la persona afectada. Las enfermedades o entidades nosológicas están
bien definidas y sus tratamientos normados en consensos de especialistas. La
tarea médica es la de determinar qué enfermedad se trata con el nombre y
apellido y suprimir los síntomas que se presentan, así cómo atacar sus causas
mediante la administración de fármacos alopáticos, es decir anti síntomas
(antibióticos, antiespasmódicos, antidepresivos, etc.). En independencia de las
características de cada padeciente, suele considerar su origen como producto
de una relación causa-efecto donde la persona consultante constituye el
escenario de la lucha profesional para combatir el proceso patológico. El
consultante en general desliga en el profesional el saber acerca de su salud.
Responde al paradigma cartesiano que considera el cuerpo como una máquina,
la medicina como la encargada de repararla. La tecnología apoya y la industria
homogeneiza y mercantiliza los diagnósticos y tratamientos.

La medicina homeopática, también de origen occidental europeo, considera


que la salud constituye el estado de armonía que mantiene la fuerza vital en
equilibrio. Diagnostica a las personas y no a las enfermedades, es decir,
caracteriza la personalidad del consultante y sus síntomas de acuerdo a las
sustancias que usa como tratamiento. Los medicamentos de origen vegetal,
mineral o animal se eligen para estimular procesos de auto-equilibramiento, en
la confianza de que los organismos tienen la capacidad auto reparadora y lo
hacen en dosis altamente diluidas y dinamizadas. Considera a la enfermedad
como una desviación o desequilibrio que puede ser revertido para alcanzar los
más altos fines de la existencia.

La medicina tradicional china, que existe hace más de dos milenios y que
actualmente somos testigos de su amplio resurgimiento, considera que el
cuerpo humano proviene de las energías del universo compuestas de una forma
específica, diferente a otros seres o materiales. Dentro de este cuerpo existe un
sistema de flujos de energía, y cuando estos flujos de energía son equilibrados
el cuerpo está saludable. Cuando estos flujos están bloqueados o
desequilibrados entre diferentes partes del cuerpo, esta persona está enferma.
En la medicina tradicional china hay muchas maneras de mejorar el equilibrio de
los flujos de energía del cuerpo. Las técnicas más comunes son las técnicas
como el ejercicio de Qi Gong, masaje Tui Na, Moxibustión, Acupuntura,
Dietética China, Fitoterapia (las hierbas).

Los pueblos originarios de nuestra América en general, comparten la visión


de que la salud es sinónimo de vida en armonía con la madre naturaleza en
consonancia con las normas sociales que rigen la convivencia en el colectivo del
cual forman parte y el respeto de los mayores. De acuerdo a cada grupo, los
tratamientos se dirigen a las personas y no entidades nosológicas
(enfermedades), buscando en su origen el incumplimiento de normas de
convivencia y relaciones con el entorno. Incluye aspectos espirituales que otras
cosmovisiones niegan o pasan por alto, sus tratamientos se basan sobre todo en
las plantas medicinales y en casos graves comprometen a la comunidad toda en
la curación a través de ceremonias colectivas guiadas por su sanadores.

Tomaremos como ejemplo (no arbitrario, sino basándonos del lugar donde
somos originarios) la ideología Tupí-guaraní con respecto a la salud y la
enfermedad.

No hay ninguna definición explícita de ninguno de los dos conceptos. Pero se


reconoce que el ser humano puede vivir en un estado de bienestar, en la que
está privado del sufrimiento, y que recibe el nombre de aguyje (…), parece ser
que la salud es el resultado directo de la madurez, en el sentido de haber
alcanzado un modo de vida armónico y equilibrado que se refleja en el
comportamiento social y la relación con sus pares y la Naturaleza.

Los Tupí-guaraní relacionaban la enfermedad con tres causas principales; a


saber:
1. Aquellas causadas por personas vivas malvadas, especialmente, otros
chamanes, a los que se les llamaba paje vaí, "hombre sabio malo", así
como también poroavykya, "mal chamán" entre otros términos usados
según el grupo tribal. Usualmente, eran extranjeros a, o individuos
retorcidos de, la (misma) comunidad, que eran capaces de introducir un
"cuerpo extraño" en el de su víctima y que era el que generaba la
enfermedad. Esto no sólo afectaba a la víctima del malhechor, sino que
amenzaba el equilibrio y armonía social, pues en los casos de epidemia se
producían riñas y peleas – a veces, mortales – entre los miembros de la
tribu, con acusaciones recíprocas de brujería y cosas por el estilo.

2. Aquellas procedentes de la lucha interna entre el "alma animal" o "alma


negativa" y el "alma divina" o "alma positiva" del propio individuo. El
primero exacerbaba los bajos instintos del hombre, en tanto el segundo lo
guiaba al cumplimiento de las reglas sociales, que, a su vez, se adscribían
a normas éticas "divinas y superiores".

3. Aquellas producidas por los "espíritus" y otros seres sobrenaturales de la


Naturaleza, i.e., los habitantes mismos del Otro Mundo. Estos pueden ser
espíritus de muertos o de animales o similares. Son capaces de invadir el
cuerpo de una víctima o de introducir "cuerpos extraños" para provocar
un daño. En general, "atacan de manera invisible, tomando la
oportunidad de una circunstancial debilidad de sus almas (scil., las de las
personas), que se produce por una actitud piadosa débil".

Como habrá sido notado por el lector, las enfermedades eran – y como lo siguen
considerando hoy día en las zonas rurales – vistas como una pérdida de la
armonía y la caída en un estado de perturbación, conflicto o lucha, ya fuera en lo
personal o lo público. El desequilibrio se produce por medio de la introducción de
"cuerpos extraños" en el cuerpo o en el propio Uno-mismo de la víctima, que
usualmente se consideran de consistencia material. Existen muchos testimonios,
desde tiempos precolombinos hasta la actualidad, acerca de expulsión de
piedras, granos, "bichos", e incluso llamas de fuego de los cuerpos de los
pacientes, luego de un exorcismo, y no sólo en aquellos casos realizados por un
representante de la Iglesia Católica Apostólica Romana, sino principalmente en
los que son transmitidos por fuentes nativas y rurales y por relatos orales
tradicionales.
La Nueva Medicina Germánica se basa en los descubrimientos del dr Hamer,
sintetizados en cinco leyes biológicas. Sus teorías atraviesan campos diversos:
neurológico, evolutivo, epigenético y espiritual –entre otros-, donde llega a la
conclusión de que los procesos de enfermedad son algo totalmente normal y
esperable en la vida del ser humano, y que tienen su raíz en conflictos
relacionados a la realidad de cada persona. Vale la pena adentrarse en sus
escritos y, sobretodo, acercarse a terapeutas latinoamericanos quienes llevan a
un puerto exitoso enfermedades consideradas terminales.
“Todas las llamadas enfermedades tienen un significado biológico especial.
Mientras tendíamos a considerar a la Madre Naturaleza como falible
y teníamos la audacia de creer que Ella comete errores constantemente
y produce descomposturas (crecimientos cancerosos malignos, sin sentido,
degenerativos,etc.) podemos ahora ver, mientras las vendas caen de nuestros
ojos, que sólo eran nuestra ignorancia y nuestro orgullo la única estupidez en
nuestros Cosmos. Cegados, trajimos frente a nosotros esta medicina sin sentido,
falta de alma y brutal. Llenos de asombro, podemos ahora entender por primera
vez, que la Naturaleza tiene un orden (eso ya lo sabíamos), que cada cosa que
ocurre en la naturaleza tiene un propósito en el marco del Todo, y que los
eventos que llamábamos enfermedades no son alteraciones sin sentido que
tienen que ser reparados por aprendices de hechicero. Podemos ver que nada
carece de significado, nada es maligno ni está enfermo”.

En toda la historia humana, mucha de ella todavía oculta, se desarrollaron


muchas visiones de abordar la salud, sumadas a las nuevas formas de medicinas
alternativas a la dominante actualmente. ¿Por qué elegimos justamente esos
tipos de medicinas, entre las tantas coexistentes?

La medicina alópata, por su vigencia y por ser a la que más recurre la sociedad a
la hora de solucionar un problema de salud. Su vigencia está presente incluso en
nuestro nivel inconsciente, a través de símbolos que implican poder y saberes
(por ejemplo, al visualizar una bata blanca o un estetoscopio), lugares donde
reposa nuestra confianza ciega, casi religiosa.

Las medicinas orientales y las de los pueblos originarios, por ser nuestro
material de estudio constante y ofrecernos los saberes almacenados en nuestra
propia sangre; además de brindar una filosofía con la cual somos afines, donde
todo ser con energía vital (INCLUIDAS LAS PLANTAS!) poseen un espíritu único y
específico, para honrar y respetar.
De las nuevas medicinas como la germánica y la homeopática, tomaremos la
enorme influencia que tienen nuestros estados psicológicos en nuestro soporte
material y el rol de reequilibrio que van a tener los agentes vegetales al
interactuar con nuestro cuerpo. Ya que sostenemos que el ser humano, así
como todo ser existente, funcionando naturalmente vive en la sanidad;
saludable y vital.

Consideramos que la salud es el estado vital en el cual convivimos en alegría y


creatividad en armonía y consonancia con los ritmos naturales y con nuestro
medio, sostenidxs por una alimentación adecuada y relaciones fraternas. La
salud como poder de vida tiene sus fluctuaciones y es un proceso que incluye la
enfermedad como experiencia de aprendizaje y crecimiento, como señal de una
desarmonía la cual hay que atender, muchas veces de origen emocional-
corporal

Cuando el <<afuera>> irrumpe y disrumpe se debe a que el adentro estaba


vulnerable por falta de equilibrio y más que suprimir el síntoma mediante
medicamento, cabe agradecer la señal que nos ha dado y atender los mensajes
del cuerpo y del alma. Preguntarse cuál fue la enseñanza que dejó esta
enfermedad, qué otros caminos nos indica para seguir la vida y cómo ayuda al
órgano afectado a recuperarse. La enfermedad forma parte de la vida y una de
las expresiones de la biografía de cada cual. Abracemos, pues, los procesos
vitales que nos acercan al conocimiento de nuestro cuerpo y su meticuloso
funcionamiento. Confiemos en las capacidades que devienen innatas en
nosotros mismos, tengamos plena conciencia de que podemos servirnos del
espíritu de las plantas para mitigar nuestras dolencias; tratemos nuestro propio
cuerpo y el cuerpo de las plantas con igual respeto.
Nada es Universal
Para comenzar a comprender los mecanismos a través de los cuales actúa la
medicina herbal, es imprescindible deshacerse de lo universal de la medicina
alópata. No, no hay tratamientos fijos para todas las personas, no hay medidas
mágicas ni mezclas de plantas perfectas. Debemos aceptar que no nos
manejamos con parámetros rígidos, quizás un té de melisa alcance para
tranquilizar una persona; quizá otra necesite melisa y pasionaria, quizá una
tercera con un masaje ya afloje sus preocupaciones. Aún así, el no manejarse
con parámetros rígidos no implica que los principios activos de la planta no sean
reales. Los humanos nos hemos curado con ellas hace milenios, hace apenas
unas centenas de años que preferimos una pastillita empaquetada.

¿Es verdad que las plantas son menos efectivas, por eso las necesitamos tomar
en más cantidad? ¿Es verdad que no puedo confiar nunca en el reconocimiento
de una planta porque puedo intoxicarme? Como pueden ver, hay mucho
desconocimiento rondando la medicina herbal, lo que engendra grandes dudas.
Las plantas nunca son “menos efectivas”, al contrario, suelen resultar más
efectivas que un medicamento alópata porque nuestro cuerpo está más
adaptado a ellas. Esto no quiere decir que si bebemos un té de Salvia a los pocos
minutos nuestra fiebre baje, tal como sucede cuando tomamos un Ibupirac. ¡Es
que cada síntoma es diferente!

Ejemplificamos con la fiebre


Imaginemos un ejemplo:

Hoy me sentí mal todo el día, con mucho dolor corporal y malestar general. Al
llegar la noche levanté unas décimas de fiebre. Decidí beber un té de Salvia para
ayudar al proceso, sin embargo, no me sentí como nueva ni renovada; como
sucede cuando tomo una pastilla. ¿Por qué?

La fiebre es un síntoma benigno: nuestro cuerpo funciona de maravillas,


encuentra un proceso peligroso y está tratando de neutralizarlo levantando
nuestra temperatura corporal. No es buena idea bajar esta fiebre e intervenir
con los métodos de nuestro cuerpo para protegerse. ¿Por qué estropearíamos
la gran oportunidad de terminar rápido con el agente patógeno? Actualmente,
la medicina alópata recetaría un antitérmico al instante. La fiebre baja, claro,
pero las infecciones de garganta, oídos o dolores específicos se multiplican con
el correr de las semanas. Si aprendemos a acompañar esa grandiosa
temperatura en lugar de atacarla, podríamos vivenciar procesos de enfermedad
mucho más cortos y amenos, donde el cuerpo sale más fortalecido al
enfrentarse con los patógenos.

Pero entonces, ¿por qué se medica la fiebre? La fiebre es el ejemplo de síntoma


por excelencia, pues los consultorios pediátricos y generales se llenan de gente
preocupadísima y a punto de enloquecer por la temperatura corporal. ¿Hay
que correr si tenemos fiebre? Bueno, quizás sólo si tenemos menos de tres
meses de vida y un par de excepciones más. Pero, ¿por qué corremos y
enloquecemos cuando tenemos fiebre?

Ante esta pregunta podemos intentar millones de respuestas distintas, lo cierto


es que corremos porque un cuerpo quieto, en estado febril (y combatiendo un
agente patógeno) no es útil a la producción y al sistema. No disponemos de
tiempo suficiente para quedarnos en cama, bebiendo infusiones y recibiendo
masajes. No contamos con red ni comunidad y, encima, somos presas del
miedo.

La vara con la que se miden los síntomas es la de la producción. Todo síntoma


que implique un cuerpo quieto y descansando es metido dentro de la misma
bolsa: no importa si se trata de un proceso inflamatorio normal, de algo
esperable, de una fiebre benigna o de realmente algo de qué preocuparse. Esta
visión de la medicina se lleva unas cuantas vidas por día, además de unos
cuantos cuerpos sanos que se vuelven enfermizos. Debemos reeducarnos en
nuestra salud y las señales con las que nuestro cuerpo habla. No esperemos que
esta reeducación venga de otra persona, de una institución o un profesional.
Sólo nosotros podemos navegar en nuestra propia biografía, repensarnos en
nuestras propias vivencias que conforman nuestro sistema.

Partiendo de esta base la mejor decisión que podemos tomar con respecto a la
salud es de sabernos únicos y tratarnos de forma autónoma. Quizás sí, nos
duela mucho la garganta, pero somos conscientes de que duele aquello que no
dijimos, o aquello que finalmente sí dijimos y dolió. Nadie puede conocer
nuestra realidad más que nosotros. Probar, experimentar, compartir con otros
interesados nuestras experiencias: sin duda el camino hacia una experiencia de
vida saludable es un viaje que tenemos que emprender desde adentro, con la
mente abierta y dispuestos a transformar nuestra cotidianeidad.
A continuación, recopilaremos información imprescindible sobre recolección y
consideraciones básicas sobre nuestra visión de la flora que nos rodea. Mucho
ha sido extraído de Adriana Marcus, quien se encargó de recopilar las
experiencias de trabajo de la Red Jarilla.

Hablamos de “plantas medicinales” porque tenemos esa mirada utilitaria de


todo lo que nos rodea, que nos hace pensar que los seres vivos vegetales que
habitan junto con nosotros están puestos ahí para servirnos. De este modo,
podríamos clasificar a las plantas en medicinales (las que curan), preventivas
(las que evitan enfermedades, por tener vitaminas, por ejemplo), las
nutricionales o alimentarias o comestibles (en realidad son preventivas), las
ornamentales (nos alimentan el alma), las que se usan para construir o hacer
leña. etc. Sin embargo, estas compañeras de la vida nos hacen bien en todo
sentido y seria más adecuado hablar de plantas saludables, o simplemente
plantas, ya que la misma hoja de diente de león que me hace bajar la presión
por ser diurética, me da hierro para evitarla anemia y me llena la panza porque
la uso en ensalada, además de mostrarme sus flores amarillas en el césped y
alegrar a los niños cuando soplan sus semillas al viento.

En cuanto a los nombres populares de las plantas, éstos pueden ser múltiples
para una misma planta en una zona relativamente chica, o bien puede haber un
solo nombre en todo un país, que sin embargo en otros países se denomina de
otro modo. Existen nombres similares que se aplican a plantas totalmente
distintas. Es por eso que a los nombres populares les agregamos los científicos.
Los nombres científicos se escriben en latin, ya que al ser una lengua muerta
(que no se habla más) se supone que no se modificará más, no así las lenguas
vivas (las que se hablan), que se van modificando dinámicamente en el tiempo y
en diferentes regiones. Detrás de los nombres científicos figura en general una
inicial, que se refiere al nombre del botánico que la describió y clasificó. La
clasificación botánica de las plantas (taxonomía) se hace a partir de la
observación minuciosa de las flores. Por eso, cuando queremos saber de qué
planta se trata, es necesario contar con todas las partes de una planta: raíz,
tallo, hojas, flores y frutos, o bien con todas las partes posibles. A veces, los
botánicos cambian un nombre científico por alguna razón, en acuerdos o
“consensos" de especialistas.

Respecto a la “parte utilizada” de la planta, cada una tiene características


diferentes y puede ser que una misma planta sea medicinal a través del uso de
una parte y venenosa a través de otra (por ejemplo, el ruibarbo). Por eso es
importante hablar no sólo de 'qué planta es", sino también de”qué parte se
usa". La parte usada determina la preparación: si son partes blandas (hojas y
flores), se hace una infusión, tisana o té. Si son partes más duras (tallo, raíz) se
hace un cocimiento, hervor o decocción. Esta preparación está indicada no sólo
cuando se trata de partes más duras para uso interno, sino que son un modo de
preparar también las partes blandas cuando el uso es externo. Hay que tener en
cuenta que estas reglas son generales pero, volviendo a la introducción, puede
haber grandes excepciones o tantas variaciones como plantas. Otras
preparaciones más sofisticadas, y que no son tan comunes se realizan para
mejorar la eficacia de la planta. Por ejemplo, el ungüento de una determinada
planta permite que su remedio permanezca mucho más tiempo en contacto con
la piel, si lo comparamos con un simple lavado con cocimiento de esa planta, o
con la dificultad de mantener durante tanto tiempo una planta aplicada sobre la
piel. De todas maneras, cuantos más pasos tecnológicos (farmacotecnia) se
den para obtener un preparado, más alejados estamos de la esencia
original de la planta como ser vivo integral, y el efecto probablemente sea
menor. Por eso, lo ideal es saber manejar con mucha seguridad pocos tipos de
preparados. Lo mejor es recurrir a la ingesta, los tés, las decocciones y las
aplicaciones externas (cataplasmas, fomentos). Las formas más sencillas,
accesibles y naturales, en fin ☺.

Respecto a la recolección de las plantas, ésta debe ser cuidadosa. Por una parte
no debemos dañar a la planta cuando tomamos algunas hojas, de modo que ella
pueda regenerarse y sobrevivir a nuestra recolección. Ni hablar de arrancarla de
raíz, con lo cual la matamos. Por otra parte, no conviene recolectar partes de
plantas dañadas, ya que probablemente sus efectos también estén modificados.
No conviene recolectar cerca de rutas, debido a los residuos de plomo de las
naftas de los vehículos, ni en lugares en que haya excretas de animales
posiblemente parasitados, o cerca de basurales. Es mejor recolectar las plantas
a la mañana, luego de que levanta el rocío y antes de que pegue el sol fuerte.
Las plantas a las que recurrimos por sus hojas se recolectan mejor antes de la
floración y con la luna en cuarto creciente, aquellas que también nos van a
convidar sus flores (toda la parte aérea), en plena floración y en luna llena.

Deben secarse a la sombra y en un lugar ventilado. Si queremos aprovechar la


savia (como en el caso del sauce), recolectamos la corteza de las ramitas verdes
en primavera, también en luna llena. Cuando nos interesan las raíces, se las saca
en otoño luego de que la planta semille en luna menguante (por ejemplo diente
de león), lo mismo que con las cortezas, y se secan al sol. En general, es mejor
evitar la compra de bolsitas en herboristerías, porque no sabemos hace cuánto
se recolectaron, en qué lugar, en qué condiciones, y si no tiene una mezcla con
otras hierbas desconocidas (como el caso de las lentejas con chamico, que
produjo intoxicaciones hace unos años en nuestra región). Vale decir que
aunque las consideraciones sobre la luna y la época son importantes y es mejor
si las tenemos en cuenta, no es imprescindible si vemos una planta en un
momento dado y no queremos desaprovecharla.

Respecto a las cantidades. Las plantas son muy seguras, y salvo algunas
excepciones que es importante recordar de memoria (ruda, ajenjo, paico, éter,
¡arilla, etc.], todas pueden usarse según la misma receta unificada: dos
cucharaditas de té con hierba fresca picada para una taza de té (250 cc) 0 una
cucharadita si la planta está seca(está deshidratada).

Podemos sentirnos seguros probando con esa medida estándar con plantas que
sabemos que son seguras, por ejemplo: tenemos una plantita de albahaca y
deseamos beneficiarnos de sus bondades con una infusión. Si hacemos un
sondeo (con amigxs que conozcan de plantas, en grupos de investigación
informales de gente interesada en medicinales, en libros herbolarios, en google,
en Camino Libre) y encontramos que la planta en cuestión es segura, tiene
efectos agradables y no exagerados, podemos intentar cómo nos sienta esa
medida. Si, en cambio, hacemos un sondeo rápido y encontramos dudas o
precauciones (por ejemplo, al intentar buscar sobre el paico) es mejor que
afinemos la búsqueda y decidamos a conciencia el tratamiento que queremos
llevar a cabo. Por lo general, las plantas que merecen más respeto nos indican
su estado a través de su fuerte o penetrante aroma.

Cuando se trata de uso externo, las cantidades pueden ser mayores y además
se realiza decocción. Las “plantas especiales" o fuertes, como la ruda, se usan
con menos cantidad de hojitas y de manera discontinua. Pueden ser peligrosas.
Otra característica de las plantas es que tienen una amplia variedad y
multiplicidad de efectos. Esta diversidad se debe a que se trata de seres vivos,
que generan en su organismo muchísimas sustancias que ellas necesitan para
cumplir su ciclo de vida: crecer, desarrollarse, sobrevivir a todo tipo de
situaciones, reproducirse, alimentarse, adaptarse. etc. Estas sustancias actúan
en nuestro organismo de diferentes maneras. Por eso es posible que una misma
hojita resulte antibiótica, digestiva y diurética al mismo tiempo. Esta explicación
es reduccionista, pero es útil a los fines de comprender cómo un ser vivo
(planta) modifica a otro ser vivo (humano): los “principios activos“ que afectan
positiva o negativamente a nuestros organismos cuando tomamos el té son
múltiples y diversos. Estos principios son aquellas sustancias químicas que
necesita y produce la planta para vivir (así como nosotros tenemos adrenalina.
saliva, cera de oreja, lágrimas, orina, hormonas, etc. que podrían usarse para
remedio). Sin embargo, bien sabemos que un ser vivo es mucho más que la
suma de sus “principios activos", es decir la suma de las sustancias químicas que
lo componen. Tiene una energía vital, un espíritu, que lo hacen único. Además,
las plantas crecen en un medio que las condiciona, tiene unas vecinas que
también influyen en ella y una historia determinada. Las plantas, como seres
vivos, tienen su esencia, la “fuerza” que las habita según la cosmovisión
mapuche. Por eso, al tomar una planta para mejorarse de un malestar, el
acercamiento a esa planta es también sagrado: se le pide a la planta su ayuda,
se le pide una hoja o una rama, se le agradece. De algún modo, la planta está
sacrificando una parte suya para nuestro beneficio. Cuando nos preguntamos
acerca de qué actitud tomar frente a los saberes: guardar el secreto sobre lo
que sabemos de algunas plantas, y que algunas personas consideran como
“mezquindad" (no decirle a nadie lo que uno sabe) o difundir. La mayoría de los
grupos de talleres eligen difundirlos entre la gente, horizontalmente, para que
cada familia sepa que tiene sus recursos a mano y sea más independiente
respecto al "sistema de enfermedad". Con el cuidado de no entregarlos para
que alguien los registre como "propiedad intelectual”, que de última es la
propiedad mercantil para lucrar con recursos y' conocimientos ancestrales de
los pueblos y profundizar la dependencia respecto a los laboratorios que
fabrican estos mismas productos. La propuesta es compartir conocimiento con
otros, hacerlo circular, no para economizar y tener "remedios baratos”, sino
para saber qué estamos defendiendo cuando nos quieren robar las plantas, y
para ganar en salud y saberes, en solidaridad y libertad. También es interesante
propagar e incorporar las plantas saludables a la huerta. Es comprensible que
haya gente que tiene miedo de contar lo que sabe, porque demasiadas veces
nos han robado. El caso del Proyecto Inta-Arizona es un ejemplo de cómo
instituciones estatales se comprometen a entregar a otros organismos y
empresas extranjeras ejemplares para su estudio, fabricación de medicamentos
y patentamiento. La jarilla que se están llevando de a toneladas a otros países
es también otro ejemplo de biopiratería y depredación. Hay ñañas que no
quieren contar a sus nietas cómo usar algunas plantas de cordillera, porque
saben que se van a terminar las plantas, ya que hay más población en cada vez
menos espacio (porque se siguen robando las tierras, corriendo alambrados,
desviando arroyos). Además, hay plantas de uso sagrado, que solo las machis
conocen. Considerando que el espacio de transmisión de cultura y saberes es el
espacio doméstico, que no está visto en general como la ”escuela" más
importante de la vida, vemos hoy una dificultad en la cadena de transmisión de
los conocimientos populares. Una causa es el fallecimiento de los abuelos, es
decir de las fuentes de este saber. Otro es el impacto de los medios de
comunicación en las convicciones de la gente (“la gente ya no cree en esto"). A
esto se suma el desconocimiento y el prejuicio de los médicos, que vienen de
una clase social más alejada de este mundo de las plantas, que vienen de
ciudades donde esto se ha perdido y que en sus estudios universitarios no han
visto que el origen de los medicamentos actuales está en las plantas,
justamente porque los laboratorios tienen mucho peso en el "ámbito
académico" en cuanto a definir los contenidos de las materias que se cursan en
las facultades, y esto no es inocente en absoluto.

PREPARADOS HERBOLARIOS
Los preparados herbolarios pueden ser realizados en el ámbito doméstico. Es
decir, no necesitamos de herramientas demasiado particulares. Para realizar
pesajes podemos pedirle a alguien que tenga una balanza que nos la preste, el
alcohol de cereal es el que se consigue en la mayoría de las herboristerías, los
frascos pueden ser reciclados. Si podés tener algunos utensilios dedicados
exclusivamente a esto puede resultar más higiénico pero si no es así no te
limites. Los preparados de uso interno son los que se incorporan a nuestro
cuerpo para formar parte de él, integrarse a nuestros tejidos como lo hacen los
alimentos también, y allí ejercer su ayuda. Hay dos formas de ingerir estos
preparados: con una base de agua o con una base de alcohol.

Preparados de uso interno con base acuosa:

Jugo de hojas siempre frescas, bien lavadas, machacadas en mortero y pasadas


por un lienzo limpio para estrujarlas bien e ingerir el líquido resultante
inmediatamente. Contiene todas las propiedades de la planta.

Maceración de partes de plantas finamente picada, colocándolas en agua a


temperatura ambiente, hasta tapar la planta, en un recipiente con tapa, durante
toda la noche. Luego colar y usar inmediatamente (no dejar mucho tiempo)

Infusión o té o tisana implica dejar las partes blandas de plantas durante unos 5
minutos en contacto con agua que acaba de hervir ("chispeada"). Para personas
adultas se colocan 2 cucharaditas de hojas y/o flores sanas lavadas y picadas en
una taza de agua, se agrega agua que acaba de hervir, se tapa (para que las
sustancias volátiles no se escapen) y deja infundir (para que los “remedios”
hidrosolubles pasen al agua), se cuela y bebe. No se debe conservar el
preparado más de un día en la heladera o lugar fresco.

Cocimiento o hervor o decocción implica hervir la parte de la planta unos


minutos en agua. Se usa una cucharadita de la planta fresca lavada y picada
para una taza de agua (si es planta seca se calcula la mitad). Este preparado se
hace cuando las partes de plantas son duras (corteza, raíz, tronco). O también
cuando, siendo partes blandas (hojas o flores) se usan externamente para lavar,
colocar en cataplasma o en fomento.

Jarabes: Son infusiones muy concentradas (en estos preparados el vehículo que
le extrae a la planta sus componentes activos hidrosolubles, es el agua) a las que
se agrega una gran cantidad de azúcar blanca, integral o miel, que permite que
el preparado se mantenga conservado por periodos prolongados (hasta un año),
ya que tanta azúcar evita la fermentación. Al mismo tiempo, el gusto dulce
encubre lo amargo de muchas plantas y facilita darle una cucharadita en lugar
de un té a niños (nunca menores de tres años). Los pasos a seguir son los
siguientes:

1. Recolectar la planta con los cuidados ya mencionados

2. Colocar 50 gramos de la planta seca o 100 de fresca en una jarra de plástico o


enlozada o de vidrio

3. Agregar 400 cc de agua hirviendo sobre la hierba (si se trata de una planta
leñosa o partes duras de la planta, hacer un cocimiento en lugar de una
infusión)

4. Tapar y dejar reposar 2 horas

5. Colar, exprimiendo luego para obtener todo el líquido posible

6. Agregar 850 gramos de azúcar (la mitad si es miel), revolver y disolver al


calor, sin llegar al punto de hervor

7. Colar otra vez

8. Medir el líquido obtenido y completar hasta 1 litro si es necesario, usando


agua previamente hervida.
9. Envasar en envase limpio de vidrio oscuro con tapa hermética, llenar hasta el
tope en frío, agregar sobre la superficie unas gotas de alcohol para evitar que se
formen hongos, antes de tapar

10. Rotular, anotando qué es (por ejemplo, “jarabe de llantén") y en qué fecha
se realizó.

Preparados de uso interno con base alcohólica

Se preparan cuando necesitamos conservar durante mucho tiempo un remedio,


sabiendo que la planta escasea o desaparece durante el largo invierno. El
alcohol tiene la virtud de ex traer a la planta más “principios activos" que lo que
extrae el agua, obteniendo un remedio más completo, y al ser conservante,
evita que se desarrollen gérmenes en el preparado.

Tintura: es una palabra que no se refiere al hecho de teñir, sino al color del
preparado, que queda muy coloreado. Son preparados muy concentrados y que
suelen tomarse en muy pequeñas cantidades (20 gotas , es decir 1 cc, hasta no
mas de 40 gotas -es decir 2 cc- un vaso de agua). Se hace del siguiente modo:

1. Se colocan 400 gramos de planta fresca o 200 de planta seca picada en un


frasco de vidrio oscuro con tapa hermética, o vidrio transparente, al que luego
se guardará envuelto en papa de diario o en armario (protegido de la luz solar).
Agregar la mezcla de 700 cc de alcohol de cereal, o bien cualquiera de 96 grados
de buena calidad y 300 cc l de agua que ha hervido (no caliente, sino
esterilizada) y tapar.

2. Agitar durante 10 minutos y dejar en lugar oscuro y fresco.

3. Durante los 7 dias de contacto, debe agitarse manualmente un poco, en la


medida de lo posible. Al cabo de dos semanas como mínimo, colar y luego
filtrar por una servilleta de papel colocada en un embudo o una gasa,
presionando al final para extraer el líquido.

4. Guardar en frascos herméticos oscuros o protegidos de la luz (envolver con


papel de diario o bolsa de plástico negra).

5. Colocar etiqueta en el envase donde figure nombre del preparado y fecha de


elaboración.

Óvulos . Formato de preparado ginecológico, valgan algunos de ejemplos.


De Aloe Vera

1. Pelar la hoja.

2. Cortar en forma de óvulos.

3. No es necesario pasarle un hilo.

De Ajo

1. Se pelan los dientes de ajo. Enhebrar un hilo dental (puede ser mentolado o
no) en una aguja común. Usar el hilo doble; pasar por el diente en dos
direcciones como en cruz, haciendo un nudo que le de la dirección adecuada al
diente para su aplicación, y dejando un hilo doble largo con nudo terminal.

2. Guardar los 3 o 5 dientes con sus hilos en un frasco (de todos modos, los ajos
se preparan cuando se los necesite, no conviene guardarlos preparados muchos
dias) y rotular.

3. Al usarlos, machacar un poco antes de colocar. Se coloca en la vagina a la


noche y se extraen a la mañana tirando del hilo.

De Salvia, Jarilla o Caléndula

1. Colocamos 100 gr de la planta seca o 200 de la planta fresca en 800 cc de


aceite a baño maría, en una olla enlozada, de acero inoxidable, de vidrio o
cerámica (NUNCA ALUMINIO) sin tapa.
2. Dejamos una hora, revolviendo cada tanto. Colamos el aceite de la planta
obtenido, limpiamos el recipiente, y volvemos a volcar el aceite de la planta sin
la planta en la olla. Luego, agregamos 150 gr de cera de abeja rallada
o picada y revolvemos hasta disolverla en el aceite.

3. Entonces vertimos el preparado en las jeringas de 10 cc o de 5 cc (a las que le


habremos cortado la punta y retirado el émbolo hasta el fondo) y dejamos que
se enfríe y endurezca. Finalmente, colocamos los óvulos en frascos limpios,
presionando el émbolo de la jeringa para expulsar el “choricito” que si es muy
largo se corta con un cuchillo al medio.

4. Se envasan 5 óvulos por frasco. Etiquetar colocando qué contiene, la fecha de


elaboración y los autores. Durante un año, dentro o fuera de la heladera. Si se
quieren más consistentes, dentro de la heladera.

Preparados de uso externo

Son los que se aplican en la superficie de la piel (que es uno de los órganos más
grandes, en el que asientan los sentidos del tacto, del calor y del frío, y que se
relaciona con el contacto, es decir con los afectos), pero también en las
mucosas, por ejemplo mucosa bucal, nasal, faringea, vaginal, anal, y conjuntivas
oculares. El tipo de preparado que elegimos depende de la afección. Si la lesión
de la piel es seca, elegimos una base grasa. Si la lesión es húmeda porque
rezuma un suero o pus, usaremos una base acuosa que rápidamente se seca,
dejando el remedio en contacto y facilitando la desecación. Incluso podemos
dejar un polvillo de planta seca molida como secante. Los preparados pueden
ser:

Jugos, que se obtienen como se describió para el uso interno.

Cataplasma, implica aplicar la planta fresca lavada y machacada hasta formar


una pasta homogénea sobre la zona afectada, cubriéndola con un paño limpio y
anudándolo o sujetándolo con una cinta adhesiva. También se le puede quitar la
pielcita a la hoja (por ejemplo, para hojas que son carnosas) para aplicarla sobre
la piel, o bien machacar una hoja como una curita sobre la lesión. Si sólo se
tienen hojas secas, se les agrega un poco de agua hirviendo para poder
machacar todo junto y hacer una pasta.

Fomentos, son compresas o apósitos embebidos en el cocimiento de una


planta, aplicados sobre la lesión a temperatura adecuada. Ese cocimiento se
puede preparar mucho más concentrado que cuando se prepara para beber, ya
que éste último es de uso interno. Hay que tener cuidado con algunas plantas
que son fotosensibilizantes (cuando se aplican en la piel y ésta se expone al sol,
produce quemaduras o flechaduras) por ejemplo la ruda, la manzanilla, el
hipérico o la hierba de San Juan.

Baños de inmersión (sobre todo para bebés, aunque con precaución), de pies,
de asiento, o de alguna zona afectada, con cocimiento agregado al agua.

Inhalaciones de vapor de agua de la decocción de una planta. Se usa para


afecciones de vías respiratorias (tos, bronquitis, asma).

Buches y gargarismos se hacen con cocimiento, y no deben ingerirse, ya que se


preparan con mayor cantidad de planta y ésta es hervida.

Lociones de uso externo, se preparan como las tinturas, pero en alcohol puro.
Luego se les puede agregar medio litro de agua a medio litro de loción. El líquido
puede ponerse blanco porque algunas sustancias precipitan. Se usa para aplicar
en el cuero cabelludo (piojos, por ej.), y en caso de animales, para las parasitosis
externas (mosca de los cuernos o piojos).

Ungüentos, son preparados cuya finalidad es que la planta (sus componentes


activos) permanezca el mayor tiempo posible en contacto con la piel o las
mucosas, y no sea absorbido rápidamente, como ocurre con las cremas. Por eso
el vehículo debe ser graso y no contener agua (el agua lo pudre). Se puede usar
grasa de animal (el unto sin sal no se descompone, las demás grasas sí, pero de
todos modos son útiles: la de gallina es muy buena, le sigue la de cerdo, y luego
vacuno o chivo), o bien otras alternativas novedosas y actuales como cera de
abeja, manteca de cacao, de karité, etc. En esta técnica, se le extraen a la planta
sus componentes liposolubles (solubles en grasa) mediante el calor (se deja en
contacto con el vehículo graso a temperatura menor de la del hervor). Estos
preparados suelen durar un año. Los pasos son los siguientes:

1. Recolectar las partes de plantas sanas, no contaminadas, sin destruir la


planta.
2. Pesar 200 gramos de planta fresca o 100 de seca.
3. Lavar y picar con los dedos. Escurrir muy bien para evitar que, entre agua
en la preparación y luego de un tiempo se eche a perder. En lo posible se
deja secar un poco hasta el día siguiente.
4. Pesar 1 kilo del medio graso que hayamos elegido y disolverla en baño
María en un recipiente de acero inoxidable, de vidrio o enlozado (nunca
usar aluminio).
5. Cuando la grasa está disuelta, agregar la planta, revolver cada tanto con
cuchara de madera, y dejar a baño María una hora.
6. Retirar luego del fuego y colar con gasa o colador.
7. Revolver el preparado hasta que comience a espesar, envasar en potes
de boca ancha.
8. Cuando el preparado esté totalmente frio y duro, se tapa y rotula
adecuadamente.

Otra receta es la siguiente:


1- Repetir los pasos 1 a 3 de la preparación anterior.
2- Se coloca en una olla enlozada o de vidrio 100gr de planta seca o 200
gr de planta fresca y 500ml de un aceite de girasol de primer
prensado en frío y orgánico (“Naturaleza viva” o bien ”Campo claro”).
También se puede usar un aceite de girasol u oliva de buena calidad.
3- Se mezcla bien con cuchara de madera bien limpia y se coloca a baño
Maria con bastante agua, a fuego lento durante una hora.
4- Colar en un colador grande de plástico con gasas grandes para poder
sujetar y exprimir las hierbas. Se devuelven las hierbas a la tierra.
5- Si se lo quiere hacer muy concentrado, a este aceite se le agregan
otros 100 gr de planta seca o 200 gr de planta fresca, se mezcla bien y
se vuelve a llevar a baño Maria una hora nuevamente. Se cuela y se
devuelven las hierbas a la tierra.
6- Todavia caliente se agregan 50 gr de cera de abeja rallada al aceite
obtenido y se vuelve a colocar a baño Maria hasta que se derrita por
completo.
7- Retirar del fuego y seguir revolviendo hasta que la preparación
comience a espesar.
8- Se envasan en recipientes oscuros de vidrio o de crema reciclados, se
deja enfriar, se tapan y rotulan.

Aceite herbolario, es la modalidad liquida del preparado anterior. Se


colocan las hierbas frescas en un frasco de vidrio de boca ancha
totalmente tapados con aceite y se mezclan con cuchara de madera. El
mejor es el de oliva, pero al ser muy caro es habitual usar el de girasol. Se
tapa y se lleva al sol 50 dias. Cumplido el tiempo se cuela y se envasa en
botellitas de vidrio oscuras. Rotular.

Retomando siempre el tópico de la introducción, es importante aclarar


que estos preparados corresponden a una red de investigación específica
de una parte de Argentina. ¡imaginen la cantidad de variaciones que
existen sobre con los mismos ingredientes! Es una idea excelente cotejar
estos tipos de preparados con otros de otras corrientes, otras zonas y
otras épocas. Indaguen, pregunten o simplemente compartan con todo el
grupo el bagaje de preparados que ya conocen o practican en sus casas.

En el anexo digital pueden encontrar dos referencias distintas para que


puedan observar las diferencias y poner en práctica los preparados que
prefieran: una de Fernández Chiti, ceramista argentino con amplios
conocimientos en materia de cerámica pero con una cosmovisión
filosófica totalmente disinta a la de la Red Jarilla que compartimos arriba;
así como los preparados recopilados por un español que convivió con el
pueblo guaraní y su particular medicina. Añadimos también los
preparados que utilizamos y recomendamos nosotros para uso
cosmético o cotidiano en el Taller de Cosmética, Higiene y Limpieza que
impartimos, donde muchos procesos fueron simplificados o agilizados
con el fin de poder procurar estos preparados para la vida cotidiana (sin
esperar que un aceite se haga 50 días al sol como planteamos más arriba,
que si bien es una gran experiencia de conexión con los tiempos
naturales, sabemos perfectamente que a veces urge un aceite
desinflamatorio para masajes que conlleve un tiempo de preparación
más corto).
Reconocimiento de Plantas.

Un día vemos un animal caminando. Dos ojos, cola, pelo abundante en todo el
cuerpo, cuadrúpedo, nariz, etc. Con estos atributos bien podría tratarse de un
perro, una rata o una jirafa. Sin embargo, rápidamente reconoceremos de qué
mamífero se trata por pequeñas particularidades que nos fueron enseñando
desde bebés: eso es un perro (hasta podemos aventurar una raza y todo,
diferenciándolas entre una mismísima especie), aquello es una rata, éso es un
caballo. Distinguimos también un burro de una cebra, una cabra de un pony.
¿Por qué, en cambio, las plantas son tan ilegibles y desconocidas para la
mayoría de los humanos?

No es difícil darse cuenta de que no existe ni la más mínima educación botánica.


Si tenemos un poco de suerte, sobre todo para quienes nacimos en ciudades,
recordaremos las enseñanzas del jardín de la abuela; que cortaba ramas de
Romero para la salsa o insistía en sentarse debajo del Palo borracho. Pero,
saliendo de eso, es difícil que caminemos tres cuadras enteras pudiendo
nombrar todos los majestuosos árboles de la vereda y las huidizas plantas que
se escapan entre las rejas. Todas tienen hojas, tallos, flores, frutos… cada parte
de su cuerpo tan única y diferente a las demás, sin embargo, no fuimos
entrenados para observarlas detenidamente y distinguir a simple vista sus
particularidades.

Adentrarse en el reconocimiento de plantas es una tarea apasionante, pero que


requiere de mucha paciencia y perseverancia. Lo bueno es que NO hay una
meta a la cual perseguir: nunca nadie logró (y nunca lo hará) reconocer todas las
plantas del mundo, pues es un reino tan vasto y diverso que sabernos siempre
ignorantes nos deja un poco más tranquilos.

Hay mucho de intuición y entrenamiento neuronal en el aprendizaje de la


botánica. Imaginate que un día estás paseando por La Pampa y vislumbrás, a lo
lejos, un animal que nunca antes habías visto ni oído nombrar. Es de un color y
tamaño extraños, sin embargo la forma de su cabeza, la posición de los ojos, la
disposición de sus dientes te harán saber con certeza que se trata de un felino.
Bueno, exactamente así es como funciona el ejercicio de reconocer plantas:
recurrir siempre a unas cuantas preguntas mentales (que con el tiempo y la
práctica se transforman en instantáneas e inconscientes, como con los
animales), ¿dónde he visto yo estas hojas similares? ¿cómo se insertan esas
hojas en el tallo? ¿las flores están abiertas o cerradas?.
Veamos un ejemplo de cómo comienza a funcionar este engranaje en la
práctica.

He cultivado una bellísima planta de tomate en una maceta, porque nunca tuve
la oportunidad de ver cómo crecen los tomates. Cuidando y amándola mucho, la
plantita progresó y me regaló unas bellísimas flores amarillas.

Me tomé un tiempito en paz para observar las flores. Es curioso cómo salen
varias juntas, me pregunto si podrán sostener los tomates cuando fructifiquen.
La disposición de los pétalos me recuerda una estrella y están levemente tirados
hacia atrás. El pistilo (órgano femenino de la planta) se abre paso en el centro
de la flor, de forma contundente. Está bien salido hacia afuera, inconfundible,
con su forma abotellada.

Más tarde, caminando en un terreno baldío, me encuentro con un árbol al que


nunca antes le había prestado atención. Está florecido, se ven manojos de color
violáceo en su follaje.

¡Un momento! Pétalos en forma de estrella, levemente tirados hacia atrás…


Pistilo contundente en el centro de la flor. ¿No son muy parecidas a la flor del
tomate?
Me siento a investigar con ayuda de buscadores digitales, grupos de redes
sociales y libros. Le tomo fotos al árbol, las publico y pido opiniones, contrasto.
Me doy cuenta de que ese árbol, llamado comúnmente Fumo Bravo, es de la
misma familia de los tomates, las solanáceas. ¡Lo descubrí solamente mirando
sus flores! Me envalentono y observo más flores similares en busca de
solanáceas. Mientras más observo, más encuentro.

Izquierda: Solanum Nigrum, por la vereda me encuentro este yuyo urbanizado.


Sus flores son diminutas, pero inconfundibles.

Derecha: cultivo unas berenjenas y descubro que sus grandes flores también
siguen este patrón, ¡solanáceas!
Claro que este ejemplo es muy obvio e intuitivo, de hecho hay muchas
solanáceas cuyas flores no se parecen nada a éstas (ya lo veremos más adelante
en las familias) y también hay plantas que se nos pueden antojar similares pero
no tienen nada que ver.

Ésta guía de reconocimiento intentará ser lo más coloquial y sencilla posible,


para quienes tienen ánimos de distinguir plantas antes de adentrarse a
terminologías específicas. Deslizaremos, claro, algunas clasificaciones que
pueden ser totalmente prescindibles si afilamos bien el ojo y la observación. Por
esto es importante repetir algunas premisas:

 No leas esta guía con espíritu estudioso-memorístico. Es decir, no te


memorices inútilmente repitiendo hasta el hartazgo los tipos de hojas
que existen.

 Lo primero que tenés que disponer en tu propia interioridad es una


observación consciente. Empezá por lo cotidiano: observá
detenidamente qué alimentos vegetales comés cada día, preguntate si
sabés cómo es el resto de la planta (si la acelga es una hoja, cómo serán
sus flores?), buscá fotos e idealmente sembrá tus propias verduras.

 Podés seguir por tu propio patio, macetas, veredas, cuadra… también


contagiar a quienes te rodean en el reconocimiento de plantas.

 Sacá fotos, consultá y exponé tus dudas con las demás personas. Hacé las
anotaciones que sean necesarias, tocá y olé, pero nunca intentes morder
o saborear aunque se parezca o huela a menta si no lo sabés con certeza.

 La práctica y entrenamiento son imprescindibles. Repito, lo importante


no es saber los distintos nombres de los tipos de hojas, sino darte cuenta
de por qué son diferentes.
GUÍA DE RECONOCIMIENTO.
¿Qué es lo que tengo que OBSERVAR de cada planta?

Dividiremos las plantas en seis partes generales: raíces, tallos, hojas, flores,
frutos y semillas. A través de ésta guía las desmenuzaremos, aprenderemos a
distinguirlas como órganos específicos para poder enfocar nuestra atención en
ellos.

Pero antes haremos un rápido recorrido para refrescar las clases de biología de
la secundaria. Haremos unas divisiones primarias entre los tipos de plantas que
podemos encontrar, ¡no es necesario que se empeñen en aprendarlas ahora! Es
una buena idea leer y pensar en estas clasificaciones, conversar sobre ellas en el
grupo. Habrá un video explicativo donde quizás les resulte más sencillo
comprenderlas.

En el reino de los vegetales podemos distinguir dos grupos bien diferenciados:


las plantas vasculares y las no vasculares.

LAS PLANTAS NO VASCULARES


Las plantas no vasculares carecen de los tubos internos o vasos que conducen el
agua y los minerales o nutrientes a través de toda la planta.
La mayor parte de ellas se encuentran en lugares húmedos o sumergidas, ya
que este tipo de ambiente les permite absorber agua a través de la superficie de
sus tejidos. En las plantas no vasculares, la ausencia de auténticas hojas, tallos y
raíces se debe a la carencia de sistema vascular.
Dentro de las plantas no vasculares podemos encontrar muchos tipos de algas
(acuáticas) y briofitas (terrestres).
PLANTAS NO VASCULARES TERRESTRES (BRIOFITAS)
Entre las briofitas se encuentran los musgos y las hepáticas. Viven en sitios
húmedos, sobre el suelo de los bosques lluviosos, donde forman una espesa
alfombra verde. También nacen sobre las rocas y los troncos húmedos de los
árboles siendo muy importantes por ser las especies precursoras en la
colonización de vegetales de las rocas y el suelo. Aunque estas plantas pueden
cubrir un área de varios kilómetros, como una alfombra, su altura no suele
sobrepasar los 3 cm. de alto debido a las dificultad que tiene no poseer vasos
conductores desarrollados. Las que mayor altura han alcanzado sólo miden 20
cm. Este grupo de plantas existe hace más de 280 millones de años.
Sin vasos conductores
(Hepáticas)
Las hepáticas no poseen nada
parecido a vasos ni tampoco
presentan estructuras
distinguibles como en los
musgos. La absorción de agua
y nutrientes la realizan a
través de toda la superficie del
vegetal.
Con vasos conductores primitivos
(Musgos)
Poseen vasos muy primitivos y no forman
ni xilema ni floema, como las plantas
vasculares propiamente dichas. Se anclan
al terreno por medio de unas estructuras
especializadas llamadas rizoides. Tienen
algo parecido a un pequeño tallo,
llamado cauloide y láminas semejando
hojas denominadas filoides.

LAS PLANTAS VASCULARES


Se denominan también plantas cormofitas y son las plantas que contienen
verdaderas raíces, tallo y hojas. La raíz, además de sujetar la planta, succiona los
nutrientes del suelo o sirve de reserva de alimentos. El tallo permite separar las
hojas, las flores y los frutos del suelo, lo que posibilita mayor crecimiento de
estos vegetales con respecto a las briofitas. Las plantas vasculares presentan
unos vasos conductores (sistema vascular), por donde circulan el agua, los
nutrientes o los diferentes minerales, en el interior de la planta. Hay dos tipos
de vasos conductores: Xilema y Floema.

 Xilema: Conduce el agua y los nutrientes desde las raíces al resto de la


planta.
 Floema: Conduce los nutrientes sintetizados desde las hojas hasta el resto
de la planta.

CARACTERÍSTICAS GENERALES
-Presentan raíz (básicamente subterránea), tallo (aéreo) y hojas, lo que
conforma el cormo.
-Cuentan con tejidos vasculares por los cuales circulan fluidos y nutrientes.
-La posesión de tejido vascular es una adaptación para su dominio de hábitats,
pues sin ello no habrían podido encontrarse hasta en regiones de clima árido
donde el agua es escasa. Gracias a los tejidos vasculares el agua y los nutrientes
pueden llegar a todas partes de la planta y así esta adquiere un tamaño mayor
que el de las plantas no vasculares.

-El xilema es un tejido compuesto por vasos o células traqueidas (propias de las
gimnospermas) y conducen el agua y los minerales del suelo hasta las hojas.
Asimismo, ayuda a dar sostén a la planta.

-El floema se compone de un conjunto de células vivas alargadas llamadas tubo


criboso. Se encarga de transportar el alimento sintetizado, como los azúcares,
de las hojas hacia el resto de la estructura vegetal.

-Se dice que únicamente las plantas vasculares cuentan con verdaderas raíces,
hojas y tallo, puesto que deben poseer tejido vascular. Algunas plantas no
vasculares pueden tener estructuras parecidas, pero no corresponden a
verdaderas raíces, tallos y hojas.

-Germinan a partir de esporas o semillas.

SEMILLAS Y ESPORAS

PLANTAS VASCULARES SIN SEMILLAS (PTERIDOFITAS)


Los helechos son un ejemplo de plantas vasculares que no producen semilla. Se
denominan pteridofitas.
Desde el punto de
vista evolutivo, son
plantas muy
sencillas, porque
no tienen las
complejas
estructuras
reproductivas que
permiten generar
semillas. Los
helechos se
pueden encontrar
en las tierras húmedas, los bosques, el campo abierto, las laderas, sobre los
árboles, los edificios y las casas. La alta humedad les resulta imprescindible
porque sus sistemas reproductivos la necesitan.
Las hojas de los helechos se llaman frondes. Éstas facilitan la identificación de
los distintos tipos de helechos. Existen helechos con tallos subterráneos, lo que
significa que su crecimiento ocurre bajo la tierra. En cambio, los helechos
arbóreos tienen tallos aéreos. El crecimiento de los tallos aéreos se produce por
encima del suelo.

PLANTAS VASCULARES CON SEMILLAS (ESPERMAFITAS)


Muchas de las plantas vasculares producen semillas. Cuando las semillas caen
en la tierra y las condiciones son favorables, germinan y forman nuevas plantas
de la misma especie.
Las plantas con semillas se adaptan para sobrevivir en diferentes ambientes. En
lugares muy secos, las semillas tienen la capacidad de permanecer en estado
latente hasta que llueva, para germinar. En lugares muy húmedos, la semilla
tiene mecanismos para evitar pudrirse antes de germinar.
Las semillas tienen diferentes maneras de dispersarse. Para asegurar la
dispersión, unas utilizan el viento, algunas el agua y otras lo hacen por medio de
animales.
Los científicos agrupan las plantas con semillas en dos grupos: las gimnospermas
y las angiospermas. Esta división facilita el estudio, la identificación y la
clasificación de las plantas: gimnospermas y angiospermas.
Semilla formada en receptáculo abierto (Gimnospermas)
Se distinguen porque
la semilla que
producen no se
desarrolla en el
interior de un fruto
cerrado. Las semillas
de estas plantas se
desarrollan sobre una
escama que forma
parte de un cono.
Estas semillas se
dispersan con la
ayuda del viento
cuando los conos maduros abren sus escamas. El grupo de plantas
gimnospermas más conocido es el de las coníferas (pinos, cedros,
abetos,...). Sus semillas pueden tener numerosos cotiledones.
Semilla formada en receptáculo cerrado (Angiospermas)
Las angiospermas producen semillas protegidas encerradas en el interior
de frutos. La protección que ofrece la flor al óvulo, y la fruta a la semilla
aumenta las posibilidades de que la planta se reproduzca con más éxito.
Por eso, las angiospermas constituyen un grupo con mayor diversidad
que el de las gimnospermas. Hay gran diversidad de angiospermas, y
cada una muestra formas diferentes en las raíces, los tallos, las hojas, las
flores y los frutos. Existen dos tipos de plantas angiospermas: las
monocotiledóneas y las dicotiledóneas. Se distinguen por la forma como
se organiza el alimento del embrión en la semilla. El alimento de una
planta monocotiledónea forma una sola pieza (un cotiledón). En una
planta dicotiledónea el alimento forma dos piezas (dos cotiledones).
RAÍCES.
La raíz es un órgano que suele crecer bajo tierra y en dirección inversa al tallo.
Sus funciones principales son la fijación de la planta al suelo y la nutrición de la
misma, absorbiendo sales minerales y agua. La raíz está presente en todas las
plantas exceptuando algunos helechos (pteridófitas) que presentan rizoides y
algunas plantas acuáticas.

Las raíces son importantes a nivel evolutivo y armónico con el resto de los seres
vivos, pues se perfeccionaron en el período Devónico inferior (hace unos 410 a
395 millones de años), sustentando estructuras aéreas más altas y explorando
de forma más eficiente el sustrato, lo que colaboró tanto con su propagación
como con la del reino animal.

Puede resultar desalentador comenzar una guía de reconocimiento por la raíz,


pues es la parte de la planta que no se puede observar a simple vista. Pero es lo
primero que surge de adentro de la semilla y la encargada de sostener toda la
estructura de la hierba, arbusto o árbol. Nos será muy útil en el mundo herbal,
donde las plantas se arrancan para cosecharlas y para diferenciar una especie
de otra podemos servirnos del tipo de raíz que presenta.

Les animo a que vayan –palita en mano- arrancando las raíces de las pequeñas
plantas que tengan alrededor, observando cómo se insertan en la tierra, si son
sencillas de sacar o no, si sus partes están completas o alguna quedó bajo tierra
lista para rebrotar. Les dejo, a modo de introducción, un esquema sencillo de
cómo son (típicamente, claro) las raíces de las plantas. Luego veremos que
muchas plantas que conocemos tienen otros sistemas radiculares que no son
tan típicos ni esquemáticos.
La raíz principal, como su nombre lo indica, es la más grande en
volumen y generalmente más larga. Las raíces secundarias
salen a partir de ella pero no logran igualarla en tamaño. Los
pelos absorbentes son los filamentos encargados de absorber
los nutrientes para la planta. La caliptra tiene a su cargo
perforar el suelo para que la raíz siga creciendo, además de
protegerla.

Tipos de raíces.
Según su desarrollo en PROFUNDIDAD:

 Pivotante. Predomina una raíz principal, que


se ramifica en otras de menor tamaño.

Un buen ejemplo de este tipo de raíz es la del DIENTE


DE LEÓN (Taraxacum officinalis). La misma, de hecho,
está insertada muy profundamente en la tierra, y
rebrota continuamente cuando no es arrancada en
su totalidad. Encontrarás una receta exquisita de
Café con raíces de Diente de León en el 1* del Anexo
Práctico.

 Fasciculado. Son muchas raíces pequeñas que salen del tallo, todas
aproximadamente de la misma longitud. Por ejemplo, el puerro, la
cebolla…
Tanto las raíces pivotantes como las fasciculadas pueden ser carnosas, es
decir, pueden especializarse en almacenar sustancias y reciben nombres
especiales tales como:

- Cónicas: Son muy gruesas en la región del cuello y se van adelgazando


progresivamente hacia el extremo inferior, por ejemplo la zanahoria
(Daucus carota).

- Napiformes. Son gruesas en el centro y se adelgazan hacia los


extremos; por ejemplo la remolacha (Beta vulgaris).

- Tuberosas. Son raíces que se asemejan a un tubérculo; ejemplos la


mandioca (Manihot esculenta) .

También podemos clasificar las raíces en:

Raíz primaria o principal: Es la primera raíz que se forma en la planta y


generalmente de mayor tamaño

Raíces secundarias o laterales: También se les llama ramas de la raíz y se


desarrollan endógenamente de la raíz principal o de otras.

Raíces Adventicias: Son las raíces que se desarrollan en cualquier parte


de la planta diferente a la raíz, por ejemplo, las que se desarrollan en el
tallo de la hiedra, en el tallo de maíz o en los estolones como en la
frutilla.

HOJAS
Las hojas son órganos esenciales en toda planta, pues son las encargadas de las
funciones vitales de alimentación, respiración y transpiración vegetal.

Las plantas se abastecen de alimento a través de la fotosíntesis, un complejo


proceso químico que tiene como protagonista a la clorofila (sustancia que le da
el color verde a las hojas). La fotosíntesis, como su nombre lo indica, consiste en
sintetizar la luz solar (foto=luz), para transformarla en azúcares de los cuales se
alimenta la planta.

La respiración de las planta se basa en “inhalar” dióxido de carbono y “exhalar”


oxígeno. Como se darán cuenta, gracias a nuestras hermanas las plantas es que
estamos aquí vivitos, pues ellas oxigenaron toda la atmósfera terrestre y fue así
como pudimos evolucionar los animales.

La transpiración es otra de las maravillas de este valiosísimo reino vegetal. Aquí


las plantas por medio de las hojas eliminan agua en forma de vapor.
Refrigerando su temperatura corporal (sí, las plantas también poseen cuerpo) y
la de nuestra atmósfera también. ¿Visitaron alguna vez o vieron imágenes de las
Yungas, la Selva Misionera o el Amazonas? En las zonas más espesas, se forman
aglomerados de nubes que quedan casi todo el año allí. Pues bien, son una
consecuencia típica de la transpiración vegetal.

Reino de las Nubes, Departamento Amazonas, Perú

Luego de esta necesaria presentación de la función que cumplen las hojas,


vamos a pasar a lo que nosotros más nos incumbe, reconocer una planta al ver
sus hojas. Como expusimos anteriormente, hay millones de plantas con hojas
diferentes, por lo que va a ser cuestión de práctica y repetición conocer a una
planta a través de sus hojas.

Pero hay una forma más práctica y enriquecedora de recordar las plantas por
sus hojas y es nombrando a las hojas según como se nos presentan a la vista.
Aquí veremos sus partes, sus principales clasificaciones según la disposición de
las hojas en el tallo, según su borde y según su forma.
La idea no es que se estudien de memoria todas las nomenclaturas, para luego
salir a reconocer, sino que nos sirva de guía para ir familiarizándonos con sus
formas y distribuciones.

Partes de una hoja


Las mayorías de las hojas que veremos presentan Pecíolo, que consiste en un
eje delgado cilíndrico y flexible que une la hoja al tallo. Las hojas que no poseen
pecíolo se llaman apecioladas o sentadas. Las hojas que poseen pecíolo se
llaman pecioladas.

El cuerpo de la hoja tiene el nombre de Limbo, es su parte esencial y tiene


forma laminar. El limbo presenta:

Base: Parte del limbo donde se une al pecíolo.

Borde o Márgen: Línea que delimita al limbo, o es el contorno del limbo.

Ápice: Parte opuesta a la base.

Envés: Cara inferior del limbo.

Haz: Es la cara superior del limbo, generalmente de color más oscuro que el envés.

Nervaduras o nervios: Son prolongaciones del pecíolo en el limbo que forman el


esqueleto, dan consistencia a la hoja, son más pronunciadas en el envés.

A su vez, como vimos en las ilustraciones las hojas pueden ser SIMPLES, (que
constan de una sola lámina foliar o limbo) o bien pueden ser COMPUESTAS (La
lámina foliar está dividida en varias subunidades llamadas folíolos, articuladas
sobre el raquis de una hoja o sobre las divisiones del mismo).
Clasificación de las hojas
SEGÚN SU BORDE O MARGEN

SEGÚN LA FORMA DE LA LÁMINA FOLIAR

Hoja Simple
Cuando la hoja es simple, esta puede ser:

a) Entera
b) Hendida (fida o lobada), la incisión en el limbo es menor que el 50%.

Partida: cuando la incisión es mayor que el 50%.

Sectada: cuando la incisión llega casi hasta el nervio o hasta el nervio mismo,
con porciones de base ancha, no articuladas sobre la vena.

PINNATÍFIDA. Ej: PINNATISECTA. Ej: Diente


PINNATIPARTIDA. Ej:
ENTERA. Ej: Amapolita(Turnera de León (Taraxacum
Roble (Quercus robur)
Ñangapirí (Eugenia sidoides) officinalis)
uniflora)

PALMATISECTA. Ej:
PALMATÍFIDA. Ej: PALMATIPARTIDA. Ej: Mburucuyá
Mandioca (Manihot
Plátano(Platanus sp.) (Passiflora caerulea)
esculenta)
Hoja Compuesta

Según el número de folíolos la hoja puede ser:

BIFOLIOLADA. Ej: Coquito


UNIFOLIOLADA . Ej: Naranjo TRIFOLIOLADA. Ej:
de San Juan (Melicoccus
agrio(Citrus aurantium) Seibo(Erythrina crista- galli)
lepidopetalus)

Cuando hay más de tres folíolos, según su disposición la hoja puede ser:

Pinnada: subunidades o pinnas dispuestas a lo largo de un eje o raquis. Puede


ser paripinnada (si los foliolos son pares) o imparipinnada (si el número de
foliolos es impar.
Según el grado de división la lámina puede ser: bipinnada, tripinnada,
cuadripinnada. En dichos casos hay raquis secundarios, terciarios, etc, y las
porciones de lámina se llaman pínulas.
Palmaticompuesta: subunidades o folíolos insertos en el extremo del raquis,
(lapacho, palo borracho). Si los folíolos están divididos, la disposición de los
foliólulos será pinnada. No se conocen hojas bipalmadas o
bipalmaticompuestas.
IMPARIPINNADA. BIPINNADA PARIPINNADA PALMATICOMPUESTA
Ej: (Fraxinus, fresno) Ej: (Acacia sp.)
Ej:(Tabebuia heptaphylla, lapacho
rosado)
Según la forma de la lámina foliar (Simples y compuestas):

Según la variación de la base de la lámina foliar:


Según la variación del ápice de la lámina foliar

SEGÚN LA DISPOSICIÓN DE LAS HOJAS EN EL


TALLO
En las plantas vasculares las hojas salen del tallo. Pero no todas se distribuyen en él de la misma
manera como aquí veremos.

HOJAS ALTERNAS
Las hojas alternas son las que salen 'alternativamente' desde distintos
lados del tallo. Se distribuyen solitarias a lo largo de la rama. Como en
efecto (zigzag)
HOJAS OPUESTAS
Las hojas opuestas salen en parejas en el mismo punto de la rama,
mirando hacia lados opuestos.

HOJAS VERTICILADAS
Las hojas verticiladas son las que salen en grupos de más de dos en el
mismo punto de la rama.

HOJAS DECUSADAS
Las hojas opuestas decusadas son opuestas, lógicamente, pero en cada
nudo giran su posición 90º con respecto al nudo anterior. Por ello, visto
desde arriba, tiene una forma de X, de donde viene su nombre ('dec' del
número romano diez 'X').

HOJAS DÍSTICAS

Las hojas dísticas son aquellas que salen a ambos lados del tallo
formando dos hileras de hojas en lados opuestos.

HOJAS RADIALES
Las hojas radiales se disponen a modo de 'escobilla' alrededor del tallo.
Son características de Abetos y Piceas.
HOJAS AGRUPADAS SOBRE CORTAS RAMITAS
Las hojas dispuestas en grupos de 2 o
más al final de cortas ramitas son
características de pinos y cedros.
Cuando las hojas son aciculares y se
reunen en gran número, el resultado es
como si fuera una brocha. Las cortas
ramitas sobre las que se agrupan las
hojas se llaman braquiblastos.

HOJAS EN ROSETA
Las hojas en roseta poseen una disposición en espiral muy apretada
alrededor del tallo.

HOJAS BASALES
En las plantas con hojas basales,

las hojas salen de un mismo punto en la base,


bien pegadas a la raíz.
TALLO
Si bien hay varias clasificaciones sobre los tipos de tallos, en este texto sólo nos
interesaremos en una de ellas.

Según su consistencia

Herbáceos (hierbas): Son aquellos que se mantienen siempre con estructura


primaria, son blandos y verdes.

Leñosos: Son aquellos que tienen consistencia de madera, presentan una


corteza dura y generalmente de color marrón.

Según su porte los tallos leñosos pueden ser:

-Arbustivos (arbusto): tallo leñoso, ramificado desde la base, si es menor de 1


metro se llama mata.

-Arbóreos (árboles): tallo leñoso, grueso, macizo, con un eje principal.


FLOR
La flor es un órgano formado por agrupación de hojas fértiles masculinas y
femeninas. Este órgano se encarga de la reproducción de la planta, por lo tanto
es el más llamativo al tener muchas veces que atraer polinizadores. Cualidad
que aprovechan nuestros ojos para reconocer una especie de planta fácilmente.

SÉPALOS

Constitución de la flor

La flor está compuesta por las siguientes partes: Un tallo o pedúnculo floral
sobre el que se produce un ensanchamiento o receptáculo donde van el resto
de las piezas florales.

La parte inferior se denomina cáliz, formado por las hojas denominados sépalos
y la parte superior se denomina corola, formada por los pétalos.
El periantio es la formación que contiene los órganos sexuales:

- Androceo compuesto por los estambres, órganos masculinos. Cada estambre


se compone de un filamento y en el extremo de este las anteras cargadas de
polen.

- Gineceo compuesto por el pistilo que es el órgano femenino de la flor. Sus


partes son el estigma, donde se recoge el polen, el estilo y los ovarios.

Como sabemos, la variedad de flores en nuestra naturaleza es enorme, y por


esta diversidad que también existen variedad de clasificaciones. Pero aquí nos
interesa reconocerlas, y más adelante nos interesará reproducirlas. Es por eso
que nos limitaremos a plasmar los tipos de flores según sus órganos sexuales y
según como se nos presentan los pétalos de las mismas.

TIPOS DE FLORES SEGÚN SU SEXUALIDAD

Por sus órganos reproductores:

Poseen órganos masculinos y femeninos, androceo y gineceo


Hermafroditas
respectivamente.
Cuando sólo tienen uno de los sexos. Pueden ser femeninas o
Unisexuales
masculinas.
Estériles Sólo tienen periantio.
TIPOS DE FLORES SEGÚN COROLA

-GAMOPÉTALAS: Los pétalos de estas flores están soldados entre sí de manera


total o parcialmente.

-DIALIPÉTALAS: Los pétalos no están unidos.

TIPOS DE FLORES GAMOPÉTALAS:

ACAMPANADA:

-INFUNDIBULIFORMES: Tienen la Corola en forma de embudo.

-BILABIADA: Tienen la corola partida en forma de dos labios.

-TUBULOSA: tienen la corola en forma de tubo

-ACAMPANADA: corola en forma de campana


TIPOS DE FLORES DIALIPÉTALAS

-PAPAVERÁCEAS: Tienen cuatro pétalos distribuídos en dos verticilos (amapola)

-PAPILONÁCEAS: Es aquella que por su forma nos recuerda a una mariposa.

-CRUCÍFERAS: Tienen cuatro pétalos en forma de cruz

-ROSÁCEAS: Tienen cinco pétalos, a la manera de la rosa silvestre.


FRUTOS
Origen del Fruto
En las plantas con flor, el fruto es el conjunto del ovario maduro y todas las
demás piezas florales. En sentido botánico, se llama fruto sólo al ovario maduro.
En términos coloquiales, la palabra suele usarse sólo para describir los frutos
suculentos y comestibles de las plantas leñosas, los de matas y arbustos, como
el tomate o el melón, y algunos otros más pequeños, como la frutilla. En
condiciones naturales, el fruto suele formarse una vez que ha tenido lugar la
fecundación del óvulo. En cualquier caso, la maduración del ovario provoca el
marchitamiento de los estigmas y las anteras y el agrandamiento del propio
ovario (o de los ovarios, si la flor tiene más de uno). Los óvulos presentes en el
interior de los ovarios fecundados se desarrollan y forman las semillas. La
principal función del fruto es proteger las semillas durante su desarrollo; en
muchas plantas también favorecen su dispersión.

Estructura del fruto


Al madurar, las paredes del ovario se desarrollan y forman el pericarpio,
constituido por tres capas:
La más externa o epicarpio suele ser una simple película epidérmica lisa como el
caso de la uva; con pelo como en el durazno, o recubierto de cera, como en la
ciruela. Proviene de la capa externa del ovario, originada por la epidermis
inferior de la hoja carpelar.
El grosor de la capa media o mesocarpio y de la interna o endocarpio es muy
variable, pero dentro de un mismo tipo de fruto, una de las capas puede ser
gruesa y las otras delgadas. En los frutos carnosos, la pulpa suele corresponder
al mesocarpio, como ocurre en el durazno y la uva, o seco y esponjoso como la
naranja. La semilla o las semillas, dispuestas dentro del pericarpio, constituyen
en ciertos casos la totalidad de la porción comestible del fruto. Así, en el coco, la
cáscara dura exterior es el pericarpio, y la parte comestible interior, es la
semilla.

Clasificación de los frutos


Para la adecuada clasificación de los frutos hay que tener en cuenta muchas
características. No obstante, es posible tener una buena aproximación a los
distintos tipos de frutos observando: el número de carpelos, la consistencia y la
dehiscencia.

Número de carpelos que forman el fruto:

Los frutos que derivan de una flor con un sólo carpelo, monocarpelar se
denominan monocárpicos (ej. ciruela, aceituna, aguacate, etc.).
Si por el contrario derivan de una flor con ovario pluricarpelar, tenemos dos
posibilidades:

1.- que los carpelos estén unidos (formando un único ovario): frutos policárpicos
(ej.manzana, naranja, kiwi)

2.- que los carpelos están separados entre si, (por lo tanto la flor tiene varios
ovarios independientes -el gineceo es dialicarpelar-): frutos múltiples.( ej.
frutilla, magnolia, mora, etc.). El mejor ejemplo para visualizar esto es la mora o
la frambuesa, donde cada “bolita” que constituye el fruto fue originado por uno
de los carpelos que tenía la flor, como son muchos….

Hasta aquí siempre hablamos de frutos que están originados de una única flor
pero, en algunos casos, las plantas tienen flores dispuestas unas muy cerca de
las otras. Este conjunto de flores se denomina inflorescencia. El ovario dentro
de cada flor dará un fruto, también unido al eje central, por lo que a todo el
conjunto se lo conoce como (ej. higo, piña)

Consistencia del fruto:


Hay frutos cuyos pericarpios se mantienen delgados, a estos frutos se los llama
frutos secos, en cambio hay otros frutos cuyos pericarpios acumulan sustancias
alimenticias, a estos se los denomina frutos carnosos.
-Dehiscencia del fruto:

Hay algunos frutos que al madurar permanecen cerrados y sus semillas quedan
en el interior, estos
son los frutos
indehiscentes (ej.
manzana, durazno,
roble, arce, etc.).
En estos casos,
para que las
semillas se liberen
del interior del
fruto y alcancen la
tierra para poder
germinar, éste
debe caer al suelo
y pudrirse o bien,
si es un fruto
carnoso, podrá ser
ingerido por algún
animal y las semillas pasarán por su tubo digestivo y serán eliminadas con las
heces (es por esto que en el campo es tan común encontrar pequeñas plantas
germinando en los montículos de bosta de los animales: podríamos decir que
tienen suficiente “abono” para ello…)

Otros frutos, en cambio, se abren espontáneamente y expulsan las semillas al


madurar: son los frutos dehiscentes. Normalmente, los frutos se abren por los
lugares donde se soldaron los carpelos. Esta dehiscencia puede ser de varias
formar: longitudinal, cuando se abre a lo largo del carpelo como en las
chauchas; transversal, cuando se abre como una caja sacándole su tapa, como
en el eucalipto; o porcida, cuando las semillas salen por pequeños agujeros o
poros como en el caso de la amapola. La dispersión de las semillas (es decir,
cuán lejos germinarán de la planta “madre”) depende de factores como cuán
lejos fueron expulsadas del fruto y de la acción del viento y el agua que pueden
ayudar a transportar las semillas.
En fin, los frutos se
clasifican utilizando
el conjunto de
atributos que
acabamos de
mencionar (número de carpelos, consistencia, dehiscencia) y algunos otros un
poco más complejos:

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