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Medicina Tradicional Mesoamericana

 Definición

De los recursos naturales las sociedades han obtenido recursos para curarse lejos de los modernos
consultorios y las avanzadas clínicas desarrollaron conocimientos vigentes a la fecha, como lo es la
cultura mesoamericana la cual es un conjunto de sistema de conceptos, creencias, prácticas y
recursos materiales y simbólicos destinado a la atención de diversos padecimientos y procesos
desequilibrantes. Su origen se remonta a las culturas prehispánicas que, como toda institución
social, ha variado en el curso de los siglos, influida por otras culturas médicas (española, africana,
moderna), por los cambios en el perfil epidemiológico de las poblaciones y por factores no
médicos de diversa índole (económicos, ecológicos, religiosos).

 Los principios y sus prácticas están basadas en los siguientes principios:

La visión del universo como totalidad interconectada.


El cuerpo humano, que incluye la mente y el espíritu, relacionado estrechamente a ese universo.
El entendimiento de las causas de enfermedad que toma en cuenta mecanismos que rompen el
equilibrio frío-calor del cuerpo, derivados del comportamiento individual y de las relaciones
sociales, ambientales y espirituales.
Así mismo, otras causas tales como desórdenes alimenticios, movimientos bruscos o alteraciones
de la fuerza vital.
 Recursos humanos
La medicina tradicional indígena es ejercida por terapeutas conocidos popularmente en español
como curanderos, parteras, hueseros, hierberos, y un amplio número de especialistas (viboreros o
culebreros, rezanderos, sobadores, ensalmadores, sabios o chamanes, etc.). Estos ofrecen
diferentes servicios para prevenir las enfermedades, curar o mantener la salud individual, colectiva
y comunitaria. Los terapeutas tradicionales suelen con frecuencia ser expertos en cuestiones de
salud, pero también son autoridades religiosas o civiles; conocedores del clima o consejeros sobre
las técnicas de cultivo, e intérpretes de la cultura y de la ideología del grupo. Ellos y ellas basan sus
prácticas y conocimientos en la cosmovisión del sistema indígena tradicional. En muchas
comunidades indígenas, reciben en lengua indígena un nombre con un significado específico que
va más allá del “curandero” y que les confiere un vínculo comunitario y un profundo respeto por
parte de la población.
 ¿Qué pensaban los Mesoamericanos de la salud y la enfermedad?

Para los antiguos Mesoamericanos la salud era el mantenimiento en equilibrio entre el


funcionamiento de las diferentes partes del cuerpo y las fuerzas que pudieran llegar a él
procedentes de cualquier parte del universo. La enfermedad era el producto de una inmensa
variedad de condiciones que modificaban las propiedades del cuerpo humano, ya en su estructura,
función, o correspondencia con los otros seres, rompiendo su más o menos precario equilibrio.

 Recursos terapéuticos: Materiales y simbólicos.


Los recursos terapéuticos varían dependiendo del diagnóstico y de la especialidad del terapeuta
tradicional. Algunos recursos incluyen la utilización de:
 Plantas medicinales, psicotrópicas
 Rituales.
 Animales medicinales.
 Amuletos.
 Minerales.
 Hidroterapia: temazcal (baño de vapor prehispánico), torito (baño de vapor improvisado
con mantas), baño de tina, baño de asiento y baño de vapor común.
 Lugares sagrados.
 Mandas (penitencia o sacrificio ofrecido para que se alivie el problema)
 Rezos.
 Peregrinaciones.
 Ofrendas (a santos o entes sagrados).
 Varas de poder o de mando.

 Métodos y Procedimientos de diagnóstico y curación:


En la medicina tradicional existen diversos métodos de diagnóstico de la enfermedad, que pueden
incluir uno o varios de estos procedimientos:
 Observación minuciosa del paciente y su entorno.
 Diálogo.
 Adivinación.
 Sueños e interpretación de los sueños.
 Limpias.
 Ingesta de plantas psicotrópicas.
 Premoniciones o “avisos”.
 Valoración de factores emocionales.
 Climáticos.
 Sociales e interpersonales.

En ocasiones, el mismo procedimiento es de diagnóstico y curación: por ejemplo, las limpias o los
masajes permiten al terapeuta tradicional identificar la causa o la naturaleza del daño, al mismo
tiempo que inicia la curación.

 La Medicina tradicional hoy en día.

La medicina tradicional indígena se utiliza ancestralmente en la población mesoamericana, tanto


en áreas urbanas como rurales. Constituye un recurso fundamental para la atención a la salud y un
elemento básico de afirmación cultural. Es por que se le debe dar el reconocimiento de su uso.
Muchas veces permite un mayor acercamiento cultural. Además de las profundas raíces culturales,
la medicina tradicional, fortalece la identidad cultural.

 Características y expresiones fundamentales de la medicina tradicional.


En la medicina tradicional existen diversos métodos de diagnóstico de la enfermedad, que pueden
incluir uno o varios de estos procedimientos: observación minuciosa del paciente y su entorno,
diálogo, adivinación, sueños e interpretación de los sueños, “diálogos con la sangre” (pulsos),
limpias, ingesta de plantas psicotrópicas, premoniciones o “avisos”, indagación en las conductas,
valoración de factores emocionales, climáticos, sociales e interpersonales, entre otros. En
ocasiones, el mismo procedimiento es de diagnóstico y curación: por ejemplo, las limpias o los
masajes permiten al terapeuta tradicional identificar la causa o la naturaleza del daño, al mismo
tiempo que inicia la curación.
Los terapeutas tradicionales generalmente mantienen relaciones de conflicto y complementación
respecto al sistema médico occidental (llamado también académico, científico o alopático).
Usualmente las medicinas tradicionales están estrechamente vinculadas a componentes de la vida
social, entre ellos la religión y a las cosmovisiones prehispánicas o mestizas.
En ellas, el mundo de lo “humano” es frecuentemente un microcosmos que refleja el universo
natural, social y sobrenatural; siendo el medio físico y las relaciones humanas factores
determinantes en la causalidad de numerosas enfermedades.
La medicina tradicional posee una escasa tecnología cuyo uso ancestral indica variaciones mínimas
o insignificantes a lo largo de la historia. Existe una ausencia casi total de cirugía y un rechazo a la
disección y a la autopsia.
La socialización de la enfermedad se apoya con frecuencia en la triple experiencia del terapeuta,
del enfermo y del grupo social o de la comunidad. Las formas de eficacia simbólica encuentran un
respaldo comunitario que muchas veces excede los límites de la consulta médica.
La coexistencia de la medicina tradicional no sólo se establece con el sistema médico institucional.
Existe una estrecha relación con las formas domésticas o caseras de la terapéutica médica, siendo
éste el ámbito desde donde surgen numerosos terapeutas que derivan hacia la práctica pública.

Como bien sabemos, la medicina en ese momento estaba basada mayormente en la herbolaria. El
conocimiento era preciso, diferenciándose perfectamente las plantas útiles de las tóxicas y
también las cantidades necesarias para obtener uno u otro efecto.
Un ejemplo muy claro es el del toloache, cuya infusión en muy bajas dosis era prescrito para tratar
los cólicos del lactante menor y en altas permitía atontar, volver loco o matar al individuo.
Las sustancias medicamentosas no se limitaban a las provenientes de productos vegetales, sino
que había un conocimiento amplio de lo que se podía lograr empleando sustancias de origen
animal y mineral. Por ejemplo, se podía mezclar la cola del tlacuache con la planta cihuapahtli,
identificada como montanoa tormentosa, que en dosis mínimas sirve de anticonceptivo y en
mayores de abortivos, o administrados en ciertas cantidades en el trabajo de parto lo acelera.
Otras veces es más difícil precisar qué efecto se buscaba. En el Códice de la Cruz Badiano se
recomienda administrar una infusión de tlatlacótic, planta que pertenece al género de las
aristolochias, en caso de luxación de la mandíbula, lo que cual parece ser increíble, pero si se toma
en cuenta que lo que produce es un vómito intenso, con fuertes arqueos, resulta que esta acción sí
provoca el regreso del cóndilo a la fosa temporal
Heridas de la cara y los labios eran suturadas con cabellos, utilizando como agujas espinas de
maguey sumamente delgadas y colocando puntos que meramente unieran los bordes de la herida
a muy poca distancia unos de otros.
También para suturar después de una intervención quirúrgica se utilizaban las mandíbulas de
hormigas trabajadoras. Se colocaban varias hormigas sobre la lesión, de modo que, al morder, sus
quelíceros perforaban la piel a ambos lados, y en ese momento se decapitaban, obteniendo de
este modo la sutura.
También tenían un conocimiento fino en el tratamiento de las fracturas. Una vez lograda la
alineación del hueso de forma manual, se procedía a la aplicación de emplastos consistentes y
pegajosos con raíz de acote y tuna, los cuales al secarse se endurecían, luego usaban plumas y un
lienzo para cubrir y acojinar la parte afectada y aplicaban cuatro tablillas que sujetaban.a la piel
con cuatro cintillas que se dejaban durante 20 días hasta que la fractura se consolidaba.

La medicina se conocía genéricamente como ticiotl, de donde deriva el término tícitl para el
médico. La cirugía se designaba como texoxotlaliztli y sus curaciones tepatiliztli. El cirujano se
denominaba texoxotlaticitl. A diferencia del ejercicio de la medicina y cirugía practicada en otras
regiones del mundo, en opinión del cronista franciscano fray Bernardino de Sahagún no había una
separación entre la medicina y cirugía.

La práctica quirúrgica se consideraba una consecuencia técnica del conocimiento y ejercicio


médico, de modo que pensaban que el buen médico debía ser un buen cirujano, integrando la
capacidad del saber y la habilidad del hacer, además menciona las cualidades del médico que
integra la práctica de la medicina y cirugía: “el médico suele curar y remediar las enfermedades; el
buen médico es entendido, buen conocedor de las propiedades de las yerbas, piedras, árboles y
raíces, experimentado en las curas, el cual también tiene por oficio saber concertar los huesos,
purgar, sangrar y sajar y dar puntos y al fin librar de las puertas de la muerte”.

Sin embargo, la misma práctica médica demuestra que realmente existía una separación entre la
medicina y cirugía desde el momento que cada uno tenía un área de acción determinada; el
médico general se conocía comoticitl o tepatiani, aquél que se encargaba del manejo de las
enfermedades internas era el tlamatepatliticitl y el cirujano como se menciona anteriormente es el
toxoxotaticitl.

Francisco Xavier Clavijero refiere que la formación médica era de manera empírica mediante la
transmisión de conocimientos de los padres médicos a los hijos incluyendo las acciones
fundamentales en cuanto a diagnóstico, tratamiento y pronóstico. El cronista jesuita menciona
que: “los que hacían la profesión de médicos daban a conocer a sus hijos los accidentes a que está
expuesta la mortalidad, y las hierbas que la Providencia divina, creó para su remedio, cuya virtud
habían experimentado sus mayores. Enseñables a discernir los diferentes estados de la
enfermedad, el modo de preparar los medicamentos y las circunstancias en que debían aplicarse”

 Modelo salud-enfermedad

En su concepto salud-enfermedad los límites entre la magia, religión y el empirismo por causas
naturales no estaban claros, por lo tanto consideraban que el origen divino, humano o natural de
las enfermedades influía de manera importante en su naturaleza. Dentro de este complejo sistema
causal, las enfermedades ocasionadas por los dioses, espíritus y seres celestes eran consideradas
como calientes, mientras las causadas por seres del inframundo eran frías. En opinión de Viesca
Treviño planteaban la posibilidad de un sistema de relaciones en donde todas las partes del
cuerpo humano y del universo mantienen una correspondencia que las hace armónicas entre sí.

 Especialidades

La práctica de la medicina tenía una organización bien establecida logrando un sistema de


especialidades muy avanzado que les permitió acumular una vasta experiencia para el manejo de
enfermedades crónicas y agudas en distintas fases de progresión, las cuales manejaban con una
terapéutica integral que disponía de una pluralidad de recursos. Había algunos designados
específicamente para la práctica de un procedimiento: el tepatiani era curador de la mollera, que
presionaba el paladar de los niños con el fin de acomodar la fontanela; el tezoani que pintaba
figuras en el cuerpo antes de realizar una sangría para curar la disentería. Otros llamados tezalo o
teomiquetz se encargaban de manejar las fracturas de los huesos; tlancopinaliztli era el dentista;
texiuhqui era encargado de rasurar con navajas el lugar que indicaban los cirujanos.10 Dentro de
esta especialización, de gran estima por la relevancia social de su actividad, las parteras ocupaban
un lugar preponderante. Otra actividad relevante la desarrollaron los cirujanos de trauma que
formaron parte de un cuerpo médico militar dentro de los ejércitos indígenas y se encargaban de
la atención de los lesionados en el lugar de la batalla y probablemente también a los prisioneros
mutilados de las orejas o la nariz reservados para el sacrifico a los dioses. De esta especialidad da
testimonio fray Toribio de Benavente Motolinía: “tenían gente suelta para tomar desde luego los
heridos y llevarlos a cuestas, y estaban aparejados los zurujanos con sus medicinas, las cuales con
más brevedad sanaban a los heridos…” Esta especialización en las sociedades prehispánicas
comenzaba desde el momento que hombres y mujeres recibían la atención por los médicos de ese
mismo género, lo cual sorprendió nuevamente a Motolinía mencionando: “a las mujeres, siempre
las curaban otras mujeres, y a los hombres otros hombres.”

 PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS REALIZADOS

Suturas

La técnica de sutura utilizada fueron los puntos separados empleando cabellos limpios aplicando
posteriormente sobre las heridas en general bálsamos, maripenda y leche del itzontecpatli, del
tabaco y otras hierbas. Para las heridas en regiones especiales como la nariz, la suturaban con
cabellos y aplicaban sobre los puntos miel blanca mezclada con sal. Para las heridas de labio
usaban la misma técnica de sutura, aplicando sobre ella savia del maguey llamada meulli y si la
cicatriz resultaba deformada, Sahagún menciona que: “se ha de sajar, quemarse y tornarse a coser
con el cabello de la cabeza y echar encima el ulli derretido”.

Manejo de heridas

Denominaban a las heridas tlacocolli y desarrollaron un completo sistema de clasificación


relacionado por un lado con los instrumentos causales, generalmente las armas de guerra como
flechas, lanzas, macanas, hondas para lanzar piedras, dardos lanzados con tiradera, picas largas y
espadas de madera con filos de obsidiana. Por otro lado, de acuerdo con Flores y Troncoso, las
clasificaron en relación con las regiones anatómicas comprometidas: al primer grupo
corresponden las temotzoliztli heridas superficiales o rasguños; vitztli heridas de espina;
tlaxipeualiztli heridas contusas; tlaxoteualiztli heridas cortantes continuas; teixililiztle heridas
punzantes; tlaxilli heridas penetrantes causadas por lanza; teputzonalitli las heridas cortantes en
general. En el segundo grupo las dividieron en quecheotonaliztli a las heridas de la cabeza, de las
cuales llamaron tequatzayaliztli si eran contusas causadas por piedras; tequatepapacholiztli,
heridas en las orejas; teyacatequiliztli, heridas en la nariz; tencotonqui, heridas en labios;
quecheotonaliztli, a las heridas en cuello y degolladuras, y neeltepipiniliztli, heridas en el tórax.

Para las heridas leves de la cabeza o las producidas por instrumentos punzo cortantes
recomendaban lavarla con orina caliente y aplicar una penca de maguey asada sobre la lesión,
agregando sal y cubriendo con un lienzo, este tratamiento lo aplicaban dos o tres veces al día.

Drenaje de abscesos

En estos casos utilizaban una mezcla de cal con hierba del pícietl para permitir su maduración y a
continuación hacían una incisión en cruz para drenar la pus, posteriormente lavaban con orina,
aplicando después ocótzol.

Manejo de fracturas y luxaciones

Para su tratamiento utilizaban dos maniobras fundamentales: la extensión y la coaptación. Una


vez lograda la alineación se procedía a la aplicación de emplastos consistentes y pegajosos con raíz
de acotle y tuna sobre la lesión, los cuales al secarse se endurecían, luego usaban plumas y un
lienzo para cubrir y acojinar la parte afectada, finalmente, alrededor y siguiendo en eje
longitudinal del hueso aplicaban cuatro tablillas llamadas vapaltontli que sujetaban a la piel con
cuatro cintillas. Este tratamiento se mantenía durante veinte días permitiendo durante este
periodo la consolidación de la fractura. Para las fracturas desplazadas y complicadas con defectos
en la consolidación, exponían nuevamente la fractura, reavivando por raspado sus extremos e
introducían en el canal medular una varilla de ocote fijándola y luego se volvía a manejar con la
técnica ya descrita. Señala Viesca Treviño que esta técnica innovadora no fue utilizada hasta la
Segunda Guerra Mundial, dando muestras por lo tanto del notable progreso de la cirugía indígena.
Las luxaciones eran manejadas por cirujanos especializados llamados tezalos o componedores
como ya se mencionó. Para la reducción de luxaciones de manos y pies hacían compresión en la
zona afectada continuando con extensión forzada hasta conseguir su alineación, para la
inflamación que la acompaña molían las raíces de cocolpatli aplicándola de dos a cuatro veces al
día. En caso de que los signos inflamatorios persistieran realizaban una sangría.

Manejo de pterigión

Los cirujanos indígenas que ejercían esta especialidad eran los teixpati, los cuales conocían y
clasificaban las enfermedades de los ojos en relación con laestructura afectada como los parpados,
la conjuntiva, córnea y el cristalino. Sahagún se refiere al pterigión como “enramada de los ojos”;
su tratamiento era quirúrgico mediante la incisión de la membrana conjuntival afectada, tracción
con una espina, aplicando después leche de mujer, mezclada con el jugo de la hierba chichicaquílitl
y la savia de la raíz de la hierba yiztaquíltic, de esta manera desaparecían las lesiones.
Manejo de amigdalitis

Probablemente esta enfermedad es mencionada por Sahagún como “enfermedad de las


sequillas” y su manejo era quirúrgico; la técnica consistía en realizar una incisión sobre ellas “hasta
la raíz” y después de extirparlas aplicaban piciete molido mezclado con la yerba llamada yietl con
sal, aplicándolo caliente; cuando en el lecho amigdalino aparecía el exudado fibrinoide “la carne se
fuere pudriendo” se tomaba una penca de maguey secada al sol, después pulverizada se aplicaba
en el lecho.

Circuncisión

Se denominaba texipincuayotlquiliztli y la realizaban a los recién nacidos en ceremonias rituales


durante la fiesta de Huitzilopochtli.

Amputaciones

Éstas fueron las cirugías mayores realizadas por los cirujanos indígenas y cuando era
supracondíleaen el muslo le llamaban tlanquatepuntic; las del brazo mantepultic y las
desarticulaciones se designaban como nitetzatzayaua.

Los Pueblos indígenas tenían un alto desarrollo tanto en la cultura con en la ciencia obteniendo un
amplio conocimiento en astronomía, matemáticas, agricultura, ingeniería, geografía, botánica,
zoología, medicina y en la cirugía. Como se ha visto al tener tales avances desarrollaron el
concepto de diagnóstico, tratamiento y pronóstico de enfermedades internas y externas, de esta
manera no solo dejaban su estado de salud en las manos de los Dioses si no que cuidaban,
procuraban la buena salud en base a las prácticas de la ciencia.

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