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El enfoque de indicador básico es mucho más simple que las otras técnicas para medir
el riesgo operativo y por eso es recomendable para entidades financieras pequeñas
cuyas operaciones no son muy complejas.
Este método calcula el riesgo operativo para toda la organización y después asigna el
resultado a las líneas operativas. El indicador básico se mide como un porcentaje del
ingreso bruto sobre el de los tres años anteriores.
Hay varias razones por las cuales este indicador se calcula a través del ingreso bruto,
entre otras, porque este es verificable, tiene disponibilidad inmediata y, además, por ser
una medida contra-cíclica que ayuda a dimensionar de manera confiable el tamaño de
las actividades.
Según este método para medir el riesgo operativo, las actividades de los bancos
están divididas en ocho líneas de negocio: finanzas corporativas, ventas y negociación
bursátil, banca minorista, banca comercial, pagos y liquidaciones, servicios de agencia,
administración de activos y corretaje minorista.
Dentro de cada línea de negocio, el ingreso bruto sirve como indicador para medir la
escala de las operaciones comerciales y, por tanto, para calcular la posible exposición
al riesgo operacional en cada línea.
Para calcularla se toma el promedio de los tres años de la suma de los cargos de
capital regulatorio por cada línea operativa en cada año.
Para utilizar el enfoque estándar, un banco debe cumplir con ciertos requisitos:
Tener suficientes recursos para usar este enfoque en las principales líneas de negocio,
así como en las áreas de control y auditoría.