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Fernando Vidal Ramírez

o Copyright 1985. CULTURAL CUZCO S. A.


Jr. de la Unión 284 Of. 51
Telfs. 287180 2731 15

Impreso en el Perú – Printed in Peru

LA PRESCRIPCION
Y LA CADUCIDAD
EN EL CODIGO CIVIL
PERUANO
CON UN ESTUDIO DE LA RELACION
JURIDICA

J Composición,Diagramación,Montaje
Universidad Nacional Agraria - La Molina
Telf. 35-20-35- 190

CULTURAL CUZCO S. A.
EDITORES
LIMA - PERU
1985
A Marita, mi esposa
I
EL TIEMPO COMO
FENOMENO JURIDICO
1. PREMISA

El tiempo, o más precisamente su transcurso, está indesligable-


mente vinculado a la existencia humana y, por ello, constituye un
hecho jurídico o jurígeno– de capitalimportancia.Además, to-
dos los hechos juridicos tienen lugar en el tiempo y éste, con su
transcurso, influye gravemente en las relaciones jurídicas dando lu-
gar a la constitución de derechos subjetivos, como en el caso de la
prescripción adquisitiva, o a extinguir, ya a la acción, como en la
prescripción extintiva, ya a aquella y al derecho, como en la caduci-
dad. De ahí, la necesidad de estudiar el tiempo y su transcurso, como
fenómeno jurídico, antes de acometer el de la Prescrip ción y la Ca-
ducidad en el tratamiento que les dispensa el ordenamiento civil
cuya vigencia se ha iniciado el 14 de noviembre de 1984.

2. NOCION GENERICA DEL TIEMPO

Vinculado, como está, el tiempo a la existencia humana, todos


tenemos la sensación de su transcurso. Sin embargo, establecer una
noción genérica resulta tarea ardua y difícil, pues lo entend emos
para noso tros mismos pero no para explicarlo. El vocablo tiempo
(del latín, tempus) es uno de los más ricos en acepciones en la lengua
espafiola.

Ahora bien, indagar sobre la esencia del tiempo y trazar su no-


ción genérica es más una tarea de la Filosofía que del Derecho. Acier-
ta, por ello, García Amigo(1 ) cuando afirma que el Derecho recibe la

( 1) Instituciones de Derecho Civil. I, Parte General, pág. 883.


12 FERNAWDO VIDAL RAMIREZ
EL TIEM O COMO FENOMENO JURIDICO
idea del tiempo del mundo extrajurídico, acoplándola a sus exiger
cias y tomando en consideración notas peculiares: la necesidad de como un vocablo más propio, el de hecho jurígeno, y que esta lo-
acaecer; la de ser un hecho permanente, continuo y Constante; y, la củción vaya tomando acogida en la doctrina. Hecho jurfdico, pues,
de ser un fenómeno cuantitativamente medible y computable, Dor en la concepción generalizada de la doctrina, es el hecho que por sí
unidades convencionales. o junto con otros produce efectos jurídicos y se constituye, mediata
o inmediatamente, en fuente de toda relación jurídica.
El tiempo deviene, pues, en una realid ad jurídica en cuanto que
Como puede ya colegirse, no todo hecho es hecho jurídico.
el Derecho Objetivo lo reconoce como un factor de modificación de
Hecho, en general, es todo suceso o acontecimiento generado con o
las relaciones jurídicas y lo aprehende mediante las normas para el
sin la intervención de la voluntad humana y puede o no producir
cómputo de su transcurso.
consecuencias jurídicas. El hecho es jurídico en la medida en que
sea así calificado por el Derecho y produzca consecuencias jurídicas.
3. EL TIEMPO COMO HECHO JURIDICO No existe el hecho jurídico per se sino en cuanto merece esta califi-
cación por infuir o afectar relaciones jurídicas. Así, por ejemplo, un
Los hechos jurídicos que constituyen la causa generatriz del na- deslizamiento de tierras no es un hecho jurídico sino en cuanto afec-
cimiento, modificación o extinción de las relaciones jurídicas son fe- te el derecho de propiedad de alguien o cause la muerte de una per-
nómenos que se localizan en el tiempo. Ello conduce a preguntarse sona. Son las consecuencias, pu es, las que determinarán el carácter
si cuando el Derecho se refiere al tiempo alude en realidad al tiempo jurídico del hecho y por eso puede hablarse de una cau salidad ju-
en sí o lo hace respecto de los acontecimientos temporales, es decir., rídica, en cuanto que, para que se produzca el efecto jurídico es ne-
de los sucesos que ocurre o no ocurren en el tiempo. La respuesta só- cesario que exista un nexo entre el hecho jurídico y el efecto mismo.
lo puede ser de que se trata del tiempo en su transcurso. Esta es la Esta relación de causalidad contribuye, por lo demás, a que resulte
idea dominante en cuanto al tiempo como hecho jurídico. más apropiado hablar de hechos jurígenos que de hechos jurídicos,
Sin embargo, en la doctrina se discute si sólo el tiempo en su
como lo destacan Ferrero Costa(3) y Peîña Gálvez(4).
transcurso constituye hecho jurídico o si se hace necesario que se El hecho jurídico es, como lo hemos advertido, resultado de
de en unión de otros hechos para generar consecuencias jurídicas. Por una calificación del Derecho Objetivo y, por eso, sus efectos tienen
ello, resulta imprescindible detenerse en el hecho jurídico en general, el carácter de jurídicos. León Barandiarán(5) explica el hecho juri-
y luego analizarlo en función del tiempo como hecho jurídico. dico señalando que todos los hechos tienen la virtualidad de interesar
3.1 El hecho jurídico al hombre, sea el nacimiento de un semejante o la vibración de la
brizna de paja agitada por el viento, pero que le interesan desde
La noción doctrinaria del hecho jurídico se remonta a Savigny, diferentes puntos de vista y que cuando lo aprecia en relación a un
sistema de normas determinadas que forman el Derecho, el hecho
para quien es el hecho que produce una adquisición, modificación,
es subsumido dentro de la categor ía de lo jurídico. Nosotros parti-
transferencia o extir zión de derechos. De ahí, la generalizada noción
cipamos de las ideas del maestro y con esta misma adhesión ratifi-
de que el hecho jur .dico es todo hecho que produce consecuencias
de derecho, a la que se le agrega, como lo hace León Barandiarán(2),

( 3) EI Negocio Jurídico, pág. 25.


(4) „Manual del Acto Jur ídico, pág. 1.
(2) Comentar ios al Código Civil Peruano, T. I, pág. 9.
( 5 Comentar ios al Código Civil Peruano. T. I, págs. 7y 8.
14 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
EL TIEMPO COMO FENOMENO JURIDICO 15

camos la noción que ya hemos expuesto(6) y que explicamos citando


a Albaladejo, para quien el hecho jurídico es todo acontecimiento vención de la voluntad humana y que por esta sola intervención
o estado -en general todo suceso o falta del mismo (ya que también son hechos jurídicos, sólo los mencionamos referencialmente, por
hay hechos negativos)– al que por su sola realización, o juntamente su contraposición con los hechos naturales, pues siendo el tiempo
un fenomeno físico y su transcurso independiente de la voluntad
con otros, liga el Derecho Objetivo la producción de un efecto, que
humana, detenernos en su estudio resulta ajeno a la finalidad que
es efecto jurídico precisa mente en cuanto dispuesto por el Derecho
perseguimos.
Objetivo. Los hechos naturales son los que se producen independien-
temente de la voluntad humana radicando su causa en fenómenos
No puede, pues, concebirse el hecho jurídico como algo pura- de la naturaleza, debiendo los efectos ser considerados necesaria-
mente fáctico, desligado de una calificación jurídica de la que resulta mente para la calificación del hecho como jurídico. Pero la cues-
el carácter de sus efectos. Ya hemos visto que entre el hecho jurf- tión que debe plantearse en torno.a los hechos naturales es si son
dio y sus efectos existe una relación de causalidad, por lo que es relevantes o no parå el Derecho. Cuando el hecho da lugara la cons-
necesario precisar que no es suficiente el hecho sino la calificaciốn titución, modificación o- extinción de una relación jurídica, será
de jurídico que el ordenamiento jurídico le reconoce. Nosotros necesariamente un hecho jurídico. Por el contrario, será irrelevante
estamos con el criterio doctrinal que considera que tanto el hecho al Derecho si no influye de manera alguna en una relación jurídica.
como la norma son igualmente necesarios para la producción del En el primer caso, será jurídico el hecho natural que, como un mo-
efecto jurídico y, como razona Albaladejo(7), la norma, al atribuir vimiento sísmico, produzca la destrucción de cosas y, con ella, la
efectos a determinados hechos crea una serie de cau sas jurídicas, extinción de la relación jurídica en torno , a ellas; y, en el segundo,
por lo que sin norma que lo disponga, no se daría el efecto y si el no lo será si no genera consecuencias como la señalada, como puede
hecho lo produce es porque existe la norma: ésta no es la causa ser un alud en un lugar desértico, no ocupado por seres humanos.
sino la creadora de una relación de causalidad entre hecho y efecto.
Debe advertirse, sin embargo, que no basta la generación natu-
ral del hecho, pues los hay en cuya producción se presenta, de mane-
3.2 Hechos jurídicos naturales y hechos jurídicos humanos ra mediata o indirecta, la intervención de la volun tad humana, como
puede ocurrir con una onda sísmica originada por un experimento
La noción del hecho jurídico que hemos desarrollado permite atómico. En estos casos, el hecho jurídico será humano o natural
según la causa principal que lo genera y esta identificación es im-
concebirlo como un género, pues resulta más comprensivo que lo
prescindible para la determinción de los efectos, pues siendo jurí-
que su enunciado parece enunciar. Resulta así que el hecho jurídico
dicos pueden dar lugar a una imputabilidad de responsabilidad.
puede estar derivado de un acontecimiento de la naturaleza y tam-
Por eso, también es nec esario seîñalar que no existen criterios abso-
biến de sucesos originados por la intervención humana. Es atendien-
do al origen del hecho en que se sustenta el criterio dominante en
lutos para distinguir entre hechos naturales y humanos. Así, por
ejemplo, la muerte, considerada por sí sola, es siempre un hecho
la doctrina para su clasificacióny es el que nosotros vamos a consi-
natural, pero que puede configurar un hecho humano cuando se
derar para la determinación del tiempo como hecho jurídico.
causa un homicidio. Para el Derecho, recogiendo ideas de Albala-
dejo(8), el hecho natural es un acontecimiento de la naturaleza o
Los hechos humanos, que son los que se producen por inter-

(6) Teoría General del Acto Jurídico, pág. 26.


8)
(7) EI Negocio Jurídico, pág. 10. lbidem, pág. 21.
16 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
EL TIEMPO COMO FENOMENO JURIDICO 17

es una unidad formada por varios acontecimientos de la naturaleza, hacerlo, en la consideración de que la incidencia del tiempo se da
mientras que el hecho humano consiste en la realización por la con-
tanto en el Derecho Objetivo como en los derechos subjetivos y las
ducta humana de un resultado, aún cuando la conducta sea omisiva.
relaciones jurídicas, ya que la importancia de los hechos en el Dere-
3.3 Noción del tiempo como hecho jurídico cho deviene de su verificación en un momento preciso o dentro de
un espacio de tiempo determinado.
El tiempo y su transcurso es un hecho jurídico natural que en
sí mismo o en concurrencia con otros hechos genera efectos de tras- Así, en lo que al Derecho Objetivo se refiere, es de destacarse
cendental importancia. Para Messineo(9), el tiempo es hecho jurí- el principio de la temporalidad de las normas, según el cual las
dico en su transcurrir, o sea el sucederse en sus diversos momentos, normas legales entran en vigencia en un plazo determinado (Art. 195
enfatizando que desde el punto de vista jurídico es un hecho de or- de la Constitución) y a partir de entonces se hacen obligatorias hasta
den natural que se contrapone (y aquí está su significado) a los
su derogación (Art. I del Título Preliminar del Código Civil). EI
hechos hu manos.
tiempo condiciona también el denominado derecho transitorio,
constituido por las normas que realizan el engarce entre las que se
derogan y las que entran en vigencia (Arts. 21 14 a 2122)(*).
El tiempo como hecho juridico tiene que ser considerado, pues,
en su transcurso, ya que la influencia que ejerce sobre las relaciones
En lo que a los derechos subjetivos se refiere, el tiempo, vincu-
jurídicas y, en general, como fenómeno jurídico, se da con su deve-
lado como está a la existencia misma de la perso na -sea naturalo
nir. Es el transcurso del tiempo el que se recoge en la normativa ju-
jurídica-, es un factor determinante y decisivo. Así, tratándose de
rídica para precisar sus efectos, máxime si todos los hechos jurídicos
las personas naturales, las relaciones jurídicas y sus derechos se fijan
tienen lugar en el tiempo. Resulta, por ello, necesaria la precisión
en el tiempo de la concepción y el momento de su nacimiento
que formula Messineo(10), en cuanto que no debe confundirse el
(Art. 1); la edad corre con el transcurso del tiempo y la ley fija el
tiempo, como periodo o espacio, esto es, como intervalo entre dos necesario para adquirir la capacidad de ejercicio (Art. 42); el trans-
momentos: a) con el término, que es un determinado momento o curso del tiempo por el plazo de ley puede llevar a la declaración
punto del tiempo (instante ) en que un determinado efecto se pro- de ausencia del desa parecido (Art. 49): En la persona jurídica, como
duce (término inicial), o se agota (término final); b) ni con la fecha, en la natural su existencia es también temporal y hasta puede prever-
entendida también ella comno punto cronológico en el cual madura se en el acto constitutivo. La influencia del tiempo en- las relaciones
una cierta situación, o acaece un cierto hecho. jurídicas,. como lo es con los derechos subjetivos, es también gravi-
tante y decisiva. No sólo porque puede afectar la eficacia de un
acto jurídico, como cuando se le inserta como una modalidad, sino
4. RELEVANCIA JURIDICA DEL TIEMPO porque su transcurso puede extinguir la relación jurídica, ya porque
dé lugar a la constitución de una nueva, como en la Prescripción
Precisada la noción del tiempo como hecho jurídico y en con- Usucupativa, sino también porque puede extinguir la acción, y aún
sideración a todo lo ya expuesto, sería ocioso destacar la relevancia el derecho, como veremos al abarcar el estudio de la Prescripción
jurídica del tiempo. Sin embargo, estimamos que es conveniente Extintiva y la Caducidad.

(") La simple referencia a numerales debe entenderse dirigida al articulado del Código
I9) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. II, pág. 328. Civil. Toda otra referencia se hará con indicación del cuerpo legal al que corresponda
(10) lbidem. el numeral.
18 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
EL TIEMPO COMO FENOMENO JURIDICO 19
Para terminar habría que indicar que el concepto de PRIUS
-la prioridad en el tiempo- es decisiva en ciertas situaciones jurí- del Calendario Juliano, dispuso, además, que dejara de ser bisiesto
el año final de cada siglo a menos que el número correspondiente
dicas y en la defensa de los derechos. Por eso los romanos proclama-
a tal año fuera múltiplo de 400. A este sistema de computar el tiem-
ron la máxima: Prior tempore potior in jus (Para la defensa es ncce-
po es el que se conoce como Calendario Gregoriano.
sario probar si los hechos jurídicos se produjeron antes, simultánea-
mente o posteriormente a otros). En base al Calendario Gregoriano, la doctrina ha hecho varias
distincioncs en relación al tiempo. Se habla, así, de un tiempo fijo
y un tiempo móvil y de un tiempo útil y un tiempo continuo.
5. COMPUTO DEL TIEMPO

Constituyendo el tiempo un fenómeno jurídico y su transcurso Para hablar de un tiempo fijo basta hacer referencia al calen-
un factor decisivo de influencia en las relaciones jurídicas, los Esta- dario, mientras que el tiempo móvil está referido a un periodo de
dos se han visto precisados a adoptar normas para su cómputo en tiempo, sea de años, meses, semanas, d ías u horas, transcurido el
base al calendario que, en todos los países de cultura occidental y cual debe verificarse un determinado efecto. Messineo(11) conside-
cristiana, es el denominado Calendario Gregoriano, por haber sido ra que el tiempo fijo escapa de la doctrina del tiempo y que más
bien el tiempo móvil es el tiempo en sentido técnico, posición
adoptado por elPapa Gregorio XI, en 1582.
con la que estamos de acuerdo.
La historia del calendario se remonta a épocas primitivas, cuan-
do el ser humano va dejando de ser nómade y comienza a asentarse Es el tiempo móvil el que requiere del establecimiento de re-
como agricultor, surgiendo la necesídad de poder establecer la dura- glas para determinar los momentos o instantes del tiempo, medido
ción de las estaciones pues los periodos de siembra y cosecha se en su transcurso. En su cómputo se han formulado dos sistemas:
vincularon a los fenómenos solares y lunares. Con el avance de la el de la computación natural (computatio naturalis) y el de la com-
civilización se pudo ir determinando la duración del periodo anual putación civil (computatio civilis). Por la computación natural se
hasta poder hacerlo con exactitud. procede de momento a momento (de una hora determinada a otra
hora determinada, dentro de un día, una semana o un mes), mien-
El calendario usado en la actualidad está basado en el que usa- tras que por la computación civil no se procede de momento a
ron los romanos, el que fue objeto de múltiples cambios. Fue el enm- momento, sino que se adopta el día por entero entre las cero y las
perador Julio César quien ordenó la adopción de un año solar de veinticuatro horas (por ejemplo, si una obligación debe cumplirse
365 días y un cuarto de día adicional, disponiendo que el afio 46 en un plazo de 30 días, debe esperarse el transcurso del trigésimo
anterior a la era cristiana tuviera 445 días para hacerlo concordar día para establecer el incumplimiento). Por la computación natural
con el afño solar. Los años posteriores habrían de tener 365 d ías, ex- si se trata de meses, se consideran todos los días que efectivamente
cepto cada cuatro años, en el año habría de tener 366 para absorber tengan; en cambio, en el sistema de cómputo civil se consideran
el cuarto de d ía que no se incluía en los tres años anteriores. Este como que todos os meses tienen 30 días (Así, por ejemplo en la
es el Calendario Juliano. computación civil el plazo de 6 meses se considera de 180 d ías, aún
cuando no todos los meses del período tengan 30 días). Por último,
En el siglo XVI la Iglesia Católica decidió la reforma del Ca- ambos sistemas se contraponen en cuanto que, en el natural, se
lendario Juliano, con la finalidad de adaptarlo a las festividades excluyen los días inhábiles, mientras que en el civil se incluyen.
religiosas. El Papa Gregorio XIII ordenó que se suprimieran diez
d ías del año 1582, y para mantener los fundamentos de la reforma (11) Ibidem, pág. 329.
20 FERNANDO VIDAL RAMIREZ EL TIEMPO COMO FENOMENO JURIDICO 21

El tiempo útil es aquel en que fuera del cual, como indica 4. El plazo excluye el día inicial e incluye el día de vencimien-
2).
Messineo(12), no es posible ejercitar un derecho subjetivo y, por to. 5. El plazó cuyo último día sea inhábil, vence el primer día
ello, no son de cómputo los días inhábiles. El tiempo continuo es
hábil siguiente.
aquel en que son de cómputo tanto los días hábiles como inhábiles,
aún aquellos en los que no es posible ejercitar un derecho subjetivo.
Según el inc. 1 del Art. 183, si el plazo está señalado por días,
La codificación civil en general ha adopatdo reglas para el estos deben entenderse como días naturales, esto es, "días calen-
cómputo del tiempo. Así, por ejemplo, el Código Francés se refiere darios", tanto hábiles como inhábiles, como un tiempo contínuo.
al tiempo al legislar sobre la Prescripción; el Argentino lo hace como No significa que el Código haya adoptado el sistema de la compu-
"modo de contar los intervalos del derecho" en el Título II de los tatio naturalis, sino que la referencia a los días naturales" impli-
Títulos Preliminares ; el Alemán al legislar sobre Plazos y Términos: ca a los d ías enteros, a las 24 horas de cada día. Por ello, por el
el Italiano al legislar sobre la Prescripción y la Decadencia; y, el carácter supletorio de la regla, el inc. 1 deja librado a que la ley
Boliviano, conjuntamente con la Prescripción y la Caducidad. o el acto jurídico" establezcan un tiempo útil, que sólo incluya
en el cómputo los días hábiles. Lo que el Código quiere es que se
aplique la computatio civilis y es con este criterio que el inc. 4
6. LAS REGLAS DE COMPUTO EN NUESTRO CODIG0 CIVIL excluye del cómputo el día inicial e incluye el día del vencimiento
del plazo y si éste, según el inc. 5, es inhábil, vence el primer día
Nuestro Código Civil legisla sobre las reglas de cómputo al hábil siguiente. Pero, como ya lo hemos señalado, dado el carácter
tratar sobre el plazo como modalidad del acto jurídico, continuan- supletorio de las reglas, nada obsta para que convencionalmente
do, de este modo, el tratamiento que les dispensó el Código de 1936. se aplique criterio distinto, sea el de la computatio naturalis o el
La idea del plazo, como es obvio, está indesligablemente vinculada del tiempo útil.
al transcurso del tiempo o tiempo móvil y por ello, las reglas de cóm-
puto que contiene el Código Civil son de aplicación, por lo menos Cuando el plazo se fija por meses, se cumple el plazo en el
supletoria, a todos los plazos legales o convencionales, según el mes del vencimiento, y en el día de éste correspondiente a la fecha
Art. 184, del mes inicial y, si en el mes del vencimiento falta tal día, el plazo
se cumple el último día de dicho mes, según lo establece el inc.
2, aplicándose estas reglas cuando el plazo es sefñala do por afños,
Las reglas de cómputo están contenidas en el Art. 183 que, al
según el inc. 3 del Art. 183. El Código ratifica su filiación al Ca-
igual que el Art. 1116 del Código de 1936, las somete al Calendario
lendario Gregoriano al ponerse en la hipótesis de que en el mes
Gregoriano. Establece las siguiente reglas: I. El plazo señalado por
o afño de vencimiento faltase el día, lo que puede ocurrir en los
días se computa por días naturales, salvo que la ley o el acto jurídico
meses que no tienen 31 días o en el mes de febrero que sólo tiene
establezcan que se haga por días hábiles. 2. El plazo señalado por
28 y, cada cuatro años, 29.
meses se cumple en el mes del vencimiento y en el día de éste corres-
pondiente a la fecha del mes inicial. Si en el mes de vencimiento
Por último, si bien el Código no ha previsto el plazo por se-
falta tal día, el plazo se cumple el último día de dicho mes. 3. El
manas, ello no implica que la semana no pueda tomarse como uni-
plazo señalado por ai os se rige por las reglas que establece el inciso
dad de cómputo. Los plazos menores a un día o los pactados por
horas, pueden ser computados a momento ad momentum.

(12) Ibidem.
44 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA RELACION JURIDICA 45

derecho subjetivo. Resultan, así, tres los elementos ò componentes samente, sobre alguna materia o substratum, o como acota Ruiz
de la estructura: sujeto, objeto y contenido. Serramalera(2 1 ), la realidad del mundo exterior sobre la que recae
14.1 El sujeto o titular del derecho el poder del sujeto. La doctrina, por lo general, hace coincidir el
objeto del derecho subjetivo con el objeto de la relación jurídica,
Sujeto del derecho subjetivo es el que tiene el poder de exigir por lo que será estudiado al ocuparnos del elemento objetivo de la
a otros el deber que es correlativo a su derecho. Puede ser una per- relación jurídica (Infra No. 27).
sona natural o jurídica.

La titularidad del derecho al sujeto puede resultar directa o 14.3 EI Contenido


indirectamente, según que emerja de una relación jurídica en que el
El contenido del derecho subjetivo lo constituye el conjunto
sujeto está determinado individualmente o que no lo esté y su deter-
de facultades que caracterizan a cada derecho subjetivo. Así, por
minación dependa de su conexión con otro derecho, como por
ejemplo, las facultades de que está investido el derecho de propie-
ejemplo, el comprador del predio dominante respecto del dueño
de predio sirviente o el cesionario de derecho respecto al deudor dad y el de un acreedor frente a su deudor.
cedido. EI sujeto puede también no estar đeterminado de manera
Al contenido del derecho subjetivo hemos hecho referencia
inmediata y estar a la espera de un hecho que lo determine, como
al delimitarlo conceptualmente y distinguirlo de las facultades ju-
es el caso del que está por nacer (nasciturus), del acreedor de juego
rídicas (Supra No. 12.3).
y apuesta permitidos o del ejecutor del hecho frente al obligado por
promesa unilateral. Puede el sujeto, por último, tener o no capacidad
de ejercicio.
15. CLASIFICACION DE LOS DERECHOS SUBJETIVOS
La titularidad del derecho puede ser susceptible de correspon- La doctrina exhibe diversid ad de criterios para la clasificación
der exclusivamente a un solo sujeto (como, en general, los derechos de los derechos subjetivos. Desde que el jurisconsulto romano Gayo
personales) (Infra No. 15.3) o ser susceptible de pertenecer a una considerara en las Institutas los derechos de las personas, de las
pluralidad de sujetos (como, por ejemplo, en el derecho real de con- cosas y de las acciones, la citada división mantuvo su vigencia -como
dominio). summa divisio a lo largo de los siglos hasta su adopción por el
Código Francés de 1804 -de cuya influencia no pudo sustraerse
el Código Nacional de 1852-, e, incluso, el Italiano de 1865. Pero
14.2 EI Objeto es en el Derecho Moderno, donde esta división es revisada y surgen
diversos criterios de clasificación. Nosotros vamos a adoptar una
El objeto del derecho subjetivo viene a ser todo aquello sobre
clasificación orientada a precisar la variada gama de derechos subje-
lo que se ejerce o puede ejercerse el poder y por eso caen bajo el
tivos y sus características concretas, orientadas a la finalidad de este
concepto genérico de objeto todos los bienes, sean corporales o in-
estudio, con la advertencia en cuanto a la existencia de un criterio
corporales. El objeto existe necesariamente ya que el poder jurídico
ampliamente difundido por la doctrina que distingue los derechos
del derecho subjetivo, como apunta Espin(20), ha de recaer, forzo-

(20) (21) Derecho Civil, Parte General, pág. 435.


Manual de Derecho Civil Español. Vol. I, pág. 241.
46 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA RELACION JURIDICA 47

en patrimoniales -cuando tienen un objeto pecuniariamente aprecia- políticos, pero sin que éstos se confundan con aquéllos, pues impli-
can participación en los asun tos públicos y en la vida politica de
ble- y ex trapatrimo niales -cuando su objeto no es pecuniariamente
la Nación. Por ello, se resumen en el ius suffraggi.
apreciable-.
Por último, es conveniente dejar establecida la relación entre
los derechos subjetivos privados y los derechos civiles. ya que, estos
15.1 Derechos Públicos y Derechos Privados
últimos. en un sentido lato, tienen una coincidencia conceptual y
La distinción radica en los mismos criterios que se aplican pa- de contenido con los primeros. Nosotros no queremos darle a los
ra diferenciar, en sentido objetivo, las normas de derecho público *"derechos civiles" la significación de ser los normados por el Cödigo
y las de derecho privado. Pero, como se sabe, hay diversidad de Civil, sino indicar con ellos las potestades conferidas al sujeto de
criterios para explicar la separación del Derecho Objetivo en Pú- derecho privado (las que tienen su consagración en los Derechos
blico y Privado, lo que se traduce también al llevar la distinción a Fundamentales que enumera el Art. 20. de la Constitución Politica).
los derechos subjetivos. Y hay que advertir, como lo hace Messineo Con esta advertencia, y considerando solamente a los derechos
(22), que no deben confundirse los derechos subjetivos públicos subjetivos privados -en adelante sólo derechos subjetivos– vamos
-que son tales o porque se afirman frente a un sujeto de derecho a continuar con su clasificación.
público (sobre el cual incumba un correspondiente deber), o porque,
en armonía con la norma (de derecho público) que los establece,
competen a un sujeto de derecho público– con los intereses jurí- 15.2 Derechos Absolutos y Derechos Relativos
dicamente (pero ocasionalmente) protegidos y a los cuales nos
hemos referido al establecer la delimitación conceptual del dere- Atendiendo a su eficacia, los derechos subjetivos se distinguen
cho subjetivo (Supra No. 12). en absolutos y relativos. Son derechos absolutos los que confieren a
su titular un poder que puede valer erga omnes, esto es, contra todos,
Nosotros consideramos que son derechos subjetivos públicos y una correspondiente acción también contra todos, es decir, contra
los que se originan de las relaciones jurídicas regidas por las normas cualquiera de quien provenga la violación. Como señala Messineo
de derecho público y en aquellas en las que el sujeto actúa investido (23), nace un deber negativo frente al titular del derecho absoluto
de ius imperium; y que son derechos subjetivos privados los que -un no hacer, decimos nosotros-. Son derechos relativos los que
no emergen de aquellas relaciones jurídicas, sino de las que se rigen confieren un poder que se puede hacer valer frente a una o varias
por las normas de derecho privado. Son derechos subjetivos públicos perso nas, determinadas o determinables, a las que corresponde un
aquellos que corresponden a las particulares frente al Estado o un deber positivo o negativo, o sea, un dar, un hacer o un no hacer, por
ente público y también aquellos en que el ente público actúa inves- lo que la correspondiente acción sólo puede hacerse valer contra
tido de ius imperium, comno en el dominio marítimo y el que el ellas.
Estado ejerce sobre los minerales, tierras, bosques, aguas y, en Si bien el criterio de distinción está ampliamente acogido por
general, sobre los recursos naturales, así como el derecho de expro- la doctrina, se suele señalar la impropiedad de la expresión pues,
piación (Arts. 98, 118 y 125 de la Constitución Política, respecti-
como indica Coviello(24), no hay derechos absolutos, sino que todos
vamente).
son relativos, en cuanto que el derecho es siempre un poder limitado

De los derechos subjetivos públicos se derivan los derechos


(23) Ibidem, pág. 21.
(24) Doctrina Gen ral del Derecho Civil, pág. 31.
(22) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. II, pág. 29.
48 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA RELACION JURIDICA 49

por la coexistencia de otros derechos iguales.


(25)- se comienza a perfilar en la más moderna doctrina la idea de
los derechos personales como los relativos a la persona, atribuyén-
Ahora bien, con la advertenia que dejamos expuesta queremos doseles el carácter de absolutos y el de no ser susceptibles de estima-
signifiçar la amplitud de los conceptos, tanto del derecho absoluto ción pecuniaria. ni ser materia de poder de disposición, o de trans-
como del derecho relativo, lo que nos hace diferir señalar derechos mısıon o de adquisición por usucapión o de pérdida por prescrip-
ad exemplum. ción(26).
La acepción con que to mamos a los derechos personales es,
15.3 Derechos Personales pues, la de los derechos con un conjunto de facultades como conte-
nido y co ncebidas para la protección de la dignidad de la persona y
Todo derecho subjetivo tiene por titular a una persona y, con de sus derechos fundamentales, como el derecho a la vida, al nombre,
esta premisa, todo derecho viene a ser un derecho personal. No es a la integridad física, a la igualdad ante la ley, a la libertad de con-
ésta la idea que deseamos plasmar sino dejar establecido que enten- ciencia y de religión, a la de información y de opinión, al honor, a
demos por derecho personal'" aquel cuyo contenido está dado la intimidad, a la propia imagen, al domicilio, a la propiedad y en
por diferentes facultades que corresponden a la perso na, porque lo general de todos aquellos que bajo la denominación de Derechos
es y en cuanto lo es. Fundamentales de la Perso na consagra el Art. 2 de la Constitución
Política ya los que también se refiere el Libro I del Código Civil.
Al iniciar el estudio de los diversos criterios de clasificación
he mos recordado la clasificación del jurisconsulto romano Gayo Estos derechos son absolutos (Supra No. 15.2). En ellos el po-
(Supra No. 15), a partir de la cual, la doctrma clásica y tradicional der jurídico se dirige a la propia persona y no al exterior de ella, y
dio a los derechos personales -jus in perso nam – el significado que por ello son inalienables, salvo los casos permitidos de actos de
recae sobre una persona o que se ejerce contra una persona. Y con disposición del propio cuerpo (Arts. 6, 7 y 8).
esta acepción, el concepto se incorporó al Código Francés de 1804
y a la doctrina francesa, irradiándose al Derecho Moderno, pese a
que es incuestionable que si bien los sujetos de la relación jurídica 15.4 Derechos Familiares
son un deudor y un acreedor, la responsabilidad recae en el patrimo-
nio y no en la perso na. Son los derechos que corresponden a las perso nas naturales
que integran, por razones de parentezco, el núcleo social que se re-
Con esta misma acepción, el concepto de "derecho personal" conoce como familia. Tradicionalmente se ha ubicado a los dere-
fue incorporado a nuestra codificación civil. Y, tomándose el con- chos familiares, en el cuadro general de los derechos subjetivos, como
cepto paralelo de la actio in personam, se generalizó la noción de una categoría comprendida dentro de los derechos extrapatrimonia-
acción personal vinculada a las obligaciones y a las prestaciones
les. Pero siendo incuestionable que existen derechos familiares con
perso nales en general. contenido pecuniario o patrimonial, como los que se derivan del

Al desarrollarse en la doctrina los conceptos relativos a los (25) Consideraciones Sistemáticas Preliminares para la Revisión del Libro Primero del
denominados derechos de la personalidad y su plasmación legislativa Código Civil Peruano, Mercurio Peruano No. 445-446, Mayo-Junio, Lima, 1964.
en el Código Civil lItaliano de 1942 -conceptos cuyo introductor en Las Nuevas Orientaciones en el Derecho de las Personas y el Libro Primero del Co-
digo Civil, Revista del Foro, Edición Extraordinaria, 1965.
la doctrina y codificación nacionales ha sido Fernández Sessarego (26) Messineo, Manual de Derecho Civil y Comercial,T. II, pág. 23.
50 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA RELACION JURIDICA 51

régimen patrimonial del matrimonio o el derecho alimentario, no-


Son derechos absolutos (Supra No. 15.2), alienables y no inhe-
sotros preferimos considerarlos como una categoría propia. Su ca-
rentes a la perSona e transmisibles.
racter ística fundamental, como lo hemos ya destacado, es que se
trata de derechos emanados de relaciones jurídicas entre personas 15.7 Derechos creditorios
unidas por vínculos de parentesco por razón de matrimonio, de
consanguinidad o de afinidad.

Estos derechos son también absolutos, aunque los patrimoniales Son los derechos que confieren a su titular el poder jurídico
tienen carácter relativo (Supra No. 15.2). Son, además, inalienables de exigir un determinado comportamiento a unao varias personas,
e inherentes a la persona.
cuyo deber jurídico se traduce en un dar, hacer o no hacer.

Son derechos relativos (Supra No. 15.2) y también alienables


15.5 Derechos hereditarios
y transmisibles.
Son los derechos de sucesión por causa de muerte. La doctrina 15.8 Derechos intelectuales
suele ubicarlos entre los derechos patrimoniales por considerar que
tienen un contenido pecuniario. Nosotros estimamos. que tienen Son los derechos que recaen sobre las obras del intelecto, sobre
una naturaleza compleja, pues se sustentan en las relaciones de pa- las creaciones del espíritu y del ingenio humano. Su objeto es sus-
rentesco que determinan la vocación sucesoria. Es del caso aclarar ceptible de una valoración económica, como es el caso de los dere-
que nos referimos únicamente a los herederos y no a los legatarios, chos de autor y del inventor (patentes y diseños industriales, marcas
pues los derechos de éstos son sólo de carácter patrimonial. de fábrica).

Son derechos absolutos (Supra No. 15.2) y también inaliena- Son derechos absolutos en su aspecto personal y relativos en
bles e inherentes a la persona.
lo patrimonial (Supra No. 15.2), siendo alienables y transmisibles
Sólo en el aspecto patrimonial.

15.6 Derechos reales


15.9 Derechos participatorios
Son los derechos sobre las cosas y tienen, por ello, un conteni-
Messineo(27) destaca un tipo particular de derecho subjetivo
do pecuniario que los hace típicos derechos de carácter patrimonial.
patrimonial al que Ilama derecho de participación, que la doctrina
La doctrina más generalizada recoge el concepto del jus in re",
distingue también como derecho corporativo. Nosotros preferimos
como el derecho que recae sobre una cosa, y que coloca a su titular
la denominación de derechos participatorios. Consisten en el poder
frente a esa cosa, pero, como lo. hemos advertido (Supra No. 8) la
jurídico de un sujeto para intervenir en la suerte patrimonial de otro
relación jurídica es con las demás personas, constituyendo la cosa
y tener, por eso, ingerencia en la actividad de tal sujeto, como es
el objeto del derecho o de la relación jurídica misma (Supra No.
14.2). La doctrina los distingue en derechos sobre cosa propia (de-
recho de propiedad) y derechos sobre cosa ajena (usufructo, servi-
dumbre, garantías reales). (27) lbidem, pág. 24.
52 FERNANDO VIDAL RAMIREZ

el caso del accionista en una sociedad. El mismo Messineo los distin-


gue de los derechos reales y de los derechos creditorios, calificán-
dolos de un tertium genus, porque no todos sus atributos son de
orden patrimonial.

Nosotros los incorporamos a nuestra clasificación de los de-


LA ACCION
rechos subjetivos, considerándolos de carácter relativo (Supra No,
15.2) y alienables e transmisibles en lo que tengan de contenido pa-
trimonial 16. EJERCICIO Y DEFENSA DEL DERECHO SUBJETIVO

El ejercicio de un derecho subjetivo supone un actuar de su ti


tular con arreglo a su contenido para alcanzar o realizar su preten-
sión, ya que el contenido de cada derecho implica, en cuanto a su
ejercicio, actos de características peculiares y específicas, Como
señala García Amigo(1), los derechos subjetivos tienen una vida
más o menos larga, durante la cual su titular puede -y algunas veces
debe- ejercitar las facultades que integran su contenido, como por
ejemplo, el derecho de propiedad se cjerce mediante el uso y dis-
frute del bien o celebrando actos de disposición; un derecho credi-
torio, mediante la exigibilidad de la prestación a quien está obli-
gado a cumplir con ella. La defensa del derecho subjetivo se ejerce
mediante la acción, como cuando el propietario debe acudir al ór-
gano jurisdiccional para reivindicar el bien sobre el que invoca su
derecho o, cuando el acre edor debe proceder a la ejecución judi-
cial de su deudor.

El Derecho Objetivo no puede limitarse, pues, a sólo definir


los derechos subjetivos y facilitar, mediante su amparo, el ejercicio
de las facultades que constituyen su contenido. Los derechos sub-
jetivos para que tengan efectividad necesitan de una defensa que se
ejerce med iante la acción judicial y que, excepcionalmente, el Dere-
cho Objetivo pernmite que se haga en vías de hecho, como cuando se
permite que el pose edor repela la fuerza que se emplee contra él y
a recobrar el bien por la fuerza, si fuera desposeído (Art. 920).

( 1) Instituciones de Derecho Civil. I. Parte General, pág. 269.


54 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA RELACION JURIDICA 55

La acción como medio de defensa del derecho, puede ejercitarse invocar la autoridad del Estado para la defensa de un derecho, la
durante el tiempo de su vigencia, esto es, desde que nace y hasta que acción debe considerarse en dos diversos estadios: en el de la mera
se extingue. Por ello, se deben tener en cuenta los plazos de prescrip- potencialidad y en el de la actuación. En el primero, su existencia
ción extintiva y los de caducidad. pasa casi inadvertida y confundida con el derecho mismo; en el
segundo, por el contrario, se manifiesta en forma destacada, hasta
La defensa regular del derecho subjetivo, que implica también el punto de revelarse como teniendo existencia propia.
su ejercicio, se hace ante los órganos jurisdiccionales del Estado,
Con el concepto de acción delimitado por Couture coincide
fundamentalmente mediante la acción y la excepción. Nos interesa,
buena parte de la doctrina civilista, que ve en la acción, como el
ahora, y en particular, el estudio de la acción, pues la excepción es
célebre procesalista uruguayo, un atributo de la personalidad de
la oposición a la acción y de ella nos ocuparemos como un comple-
cada individuo. En este aspecto la acción tiene un carácter rigu-
mento del estudio de la acción (Infra No. 21).
rosamente privado, no obstante lo cual, como en la efectividad de
ese ejercicio está interesada la comunidad, se le asigna también un
carácter público. Además, mediante la acción se cumple la jurisdic-
17. EL CONCEPTO DE ACCION
ción ya que, como expresa Couture(5), según el principio que rige
en materia civil, la jurisdicción no actúa sin la iniciativa individual:
Indudablemente que la acción es una institución de Derecho NEMO JUDEX SINE ACTORE. En tanto el individuo ve en la ac-
Procesal Civil con una gran amplitud conceptual, pues su contenido ción una tutela de su propia personalidad, la comunidad ve en ella
puede dar comprensión a diversas acepciones que van desde la defen- el cumplimiento de uno de sus más altos fines como es la realiza-
sa del derecho, y el entablamiento de la litis, hasta su śinonimia
cion de las garantías de justicia, de paz, de seguridad, de orden y
con la demanda.
de libertad (6).
Según Couture(2), en concepto al que nos adherimos, la acción
es el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho de acudir a En nuestro medio, la doctrina procesalista en materia civil
los órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una sostiene similar concepto de la acción, vinculándolo necesariamente
pretensión. La pretensión, según hemos visto (Supra No. 12.4), es a la jurisdicción. Así, Alzamora Valdez(7), para quien la acción es
indesligable del derecho subjetivo, pues constituye la exigencia que el impulso que pone en marcha los organos jurisdiccionales del
resulta del derecho. Aunque tanto una como otra derivan del derecho Estado; Augusto Ferrero(8), para quien la acción es el derecho
subjetivo, se diferencian, como anota de Cossio(3), en que la pre- que tienen las personas de acudir al órgano jurisdiccional para solici-
tesión se dirige contra un determinado miembro concreto de la tarle tutela jurídica; y Sagástegui(9 ), quien reitera el concepto ex-
comunidad jurídica, en tanto que la acción tiene como destinatario puesto por Alzamora Valdez. Nosotros sólo enfatizamos la preci
al órgano jurisdiccional del Estado del que se exige el otorgamiento sión que formula Couture en cuanto a entender la acción como el
de la oportuna protección jurídica. poder jurídico de acudir ante los órganos jurisdiccio nales(10) y, pa-

Para Coviello(4), quien define la acción como la facultad de


5) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 58.
(6) lbidem, påg. 59.
7 Derecho Procesal Civil. Teoria General del Proceso, pág. 45.
2) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 57. 8 Las Excepciones en el Derecho Procesal Civil, pág. 32.
3) Instituciones de Derecho Civil, I, pág. 79.
( 9 Derecho Procesal Civil, T. , pág. 48.
4) Doctrina General del Derecho Civil, págs. 554 y 555.
(10) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 61.
56 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA RELACION JURIDICA 57

ra fijar una posición, procedemos a plantear lo relativo a la natura- negaba la acción: de ahí que, indirectamente, reconociera, 0 no, el
leza jurídica de la acción. derecho.

Con el advenimiento del Derecho Moderno, aunquc con mati-


18. NATURALEZA JURIDICA DE LA ACCION ces, se continuó confundien do la acción con el derecho como si fue-
ran lados de una sola entidad jurídica. Así, para algunos autores,
Antes de centrar el tema es conveniente recordar que es con la como Coviello( 1 5), la acción no existe por sí, sino como una función
aparición y organización del Estado que se reemplaza la justicia de derecho subjetivo y no puede considerarse como un derecho in-
privada y que los individuos encuentran como única posibilidad de dependiente del derecho que por la misma se hace valer; la acción
lograr justicia la de acudir a los órganos jurisdiccionales. Es así, es inherente al derecho subjetivo. Otros autores han querido dis-
como recuerda Couture(1 1), que la acción nace históricamente tinguir dos significados del concepto de acción: uno de carácter
como una supresión de la violencia privada, sustituída por la colec- material o sustancial y el otro de carácter proc esal o formal. identi-
tividad organizada y, en expresiones que cita Augusto Ferrero(1 2), cando el significado material o sustancial con el derecho subjetivo
la acción es el sustituto civilizado de la venganza, como la excep- mismo, en cuanto se reafirma y se puede hacer valer coactivamente
ción lo es de la defensa. contra eventuales violaciones o denegaciones.

Según Alzamora Valdez(16), la doctrina tradicional, que iden-


18.1 La acción como derecho subjetivo tifica la acción con el derecho subjetivo, se sintetiza y se sustenta
en los postulad os de que no hay derecho sin acción, que sólo hay
La doctrina tradicional, siguiendo la concepción romana de la una acción para cada derecho, que la acción participa de la natura-
leza del derecho y que el número de acciones es ilimitado.
acción, la identificó con el derecho. En el Derecho Romano, segín
escribe Petit(13), los derechos que pertenecían a las personas, dere-
18.2 La acción como entidad jurídica autónoma
chos de familia, derechos reales y derechos de crédito, podían ser
violados, y todo aquel que fuese víctima de esta violación debía
En la medida en que el Derecho Procesal Civil fue adquiriendo
tener un medio de obtener reparación y de hacer sancionar la legiti-
perso nalidad y se fue desprendiendo del Derecho Civil, se fue tam-
midad de su derecho, recurriendo a los Tribunales y que esta facul
tad de recurrir a los Tribunales fue el más acentuado de los signifi- bién alargando la distancia entre el derecho subjetivo y la acción.
cados que se dio a la acción, la que quedó identificada con el dere-
Fue así como la acción fue concibiéndose como una entidad jurí-
cho. Para los Mazeaud(14), en el Derecho Romano, la acción era dica autónoma al mismo tiempo que se negaba su identificación con
el derecho subjetivo al señalarse la existencia de derechos sin acción
el derecho en movimiento y la noción de la acción comprend ía ente-
y de acciones sin derecho, como en el caso de las denominadas
ramente la de derecho, explicando que la razón es histórica: el
Derecho Romano se formó lentamente con ocasión del proces0; el obligaciones naturales -que generan derechos desprovistos de ac-
magistrado romano, en el comienzo del procedimiento, conced ía o ción– y los derechos invocados ante los Tribunales y que no reciben
el amparo judicial -caso en el que se ha ejercitado una acción sin
que se reconozca el derecho-.

(11) Ibidem, pág. 69.


(12) Las Excepciones en el Derecho Procesal Civil, pág. 32.
(15) Doctrina General del Derecho Civil, pág. 555.
(13) Tratado Elemental de Derecho Romano, pág. 611.
(14) Lecciones de Derecho Civil, Parte Primera. Vol. I, págs. 493 y 494. (16) Derecho Procesal Civil. Teoria General del Proceso, pág. 48.
58 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA RELACION JURIDICA 59
Según Couture(1 7), con la admisión de la autonomía de la ac-
testad que se ejerce sobre él siendo, por ello, su voluntad indiferente
ción la doctrina perdió unidad y comenzó a dividirse en numerosas
para que se produzca el efecto jurídico, como, por ejemplo, el dere-
orientaciones. En efecto, frente al criterio unitarista de la doctrina
cho de retracto y el de revocación de la donación. Sin embargo,
tradicional comenzaron a surgir diversas teorías para explicar la
es el caso precisar que el concepto de derecho potestativo es cues-
naturaleza jurídica de la acción, por lo que siguiendo al célebre pro- tionado en la doctrina y se le rechaza considerándolo tan sólo como
cesalista uruguayo -cuyo Decálogo del Abogado es el adoptado una facultad jurídica, posición doctrinal que es la nuestra. Ahora
por el Colegio de Abogados de Lima– vamos a consid erar las co- bien, para la teor ía de la acción como derecho potestativo, la ac-
rrientes doctrinales que destaca. ción viene a ser un poder jurídico para hacer actuar los órganos
jurisdiccionales del Estado contra un sujeto que nada puede hacer
En primer lugar, la doctrina denominada del *derecho concreto
para impedirlo.
de obrar(18), que sostiene que la acción sólo compete a los que
tienen razón: si bien la acción no es el derecho, no hay acción sin Considera también Couture(22) una corriente que configura
derecho. En contraposición a esta corriente doctrinal surgió la deno- la acción como un simple hecho, sin que corresponda asignarle la
minada del "derecho abstracto de obrar'(19), planteando que tie- categoría de derecho, y, además, la orientación doctrinal según la
nen acción aún aquellos que no tienen un derecho válido que tu- cual el concepto de acción no es absoluto sino relativo, pues corres-
telar; la acción es el derecho de los que tienen razóny aún de los ponde, más que a una consideración profunda de este fenómeno,
que no tienen razón. Esta última corriente doctrinal es la que ha a particulares reacciones sociales, culturales y aún políticas de quie-
dado lugar a la formulación del derecho de acción'", que viene a ser nes tratan de interpretarlo. Por último, advierte Couture(23) la exis-
un derecho subjetivo orientado a hacer reales y concretos todos los tencia de una tend encia a acortar las distancias doctrinales y que
derechos, desde que es un derecho para con el Estado a fin de que presenta la llamada "unidad de la acción'", que postula no colo car
éste, mediante sus órganos jurisdiccionales, permita discernir sobre la las posiciones anteriores en planos irreductibles y en procurar acen-
vigencia y legitimidad de los demás derechos subjetivos. Es por ello, tuar los vínculos comunes entre la acción civil y la acción penal y
un derecho público aunque abstracto, radicando esta última carac- entre la acción y el derecho en su generalidad.
terística en que el “derecho de acción" puede ejercitarse pese a que
no exista derecho sustantivo.
18.3 La acción como derecho a la Jurisdicción
Además de las dos corrientes doctrinales mencionadas, consi-
dera Couture la que concibe la acción como un. derecho potestativo Ya al plantear el concepto de acción (Supra No. 17), nos he-
(20). Como se sabe, es derecho potestativo -que Messineo(21) lla- mo adherido al de Couture, en cuanto la concibe como el poder
ma derecho de poder jurídico- el que consiste en la potestad de jurídico de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles
determinar una modificación en la situación jurídica de otro sujeto, la satisfacción de una pretensión. Por ello, como lo hace el propio
mediante un acto unilateral, sin que surjan obligaciones correlativas Couture(24), es necesario distingu ir el derecho, la pretensión y la
a aquel derecho y sin que el sujeto pasivo pueda sustraerse a la p0- acción, aunque el derecho es indesligable de la pretensión, pues
ésta constituye la exigencia que resulta del derecho (Supra No.
(17) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 64.
(18) Ibidem.
(19) lbidem. (22) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 65.
(20) Ibidem, pág. 65. (23) lbidem, pág. 66.
(21) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. Il, pág. 27. (24) Ibidem, pág. 68.
60 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA RELACION JURIDICA 61

12.4). Con esta aclaración veamos el razonamiento con que Cou-


ture desarrolla sus ideas. 19. CLASIFICACION

Supongamos, por ejemplo -ha escrito el tratad ista uruguayo- Ex isten diversos criterios para la clasificación de las accio nes
que el derecho (por ejemplo un crédito) no existe, porque el deudor y que son paralelos a los criterios establecidos para la distinción de
ha pagado ya a un mandatario del acreedor. Este ignora el pago los derechos subjetivos, cuyo punto de partida es la SUMMA DI-
porque el mandatario lo ha ocultado. ¿Qué acontece? Acontece, VISIO de Gayo. Nosotros vamos a utilizar los criterios que inspiran la
simplemente, que aún sin derecho, la pretensión existe, ya que el clasificación de los derechos subjetivos que hemos dejado trazada
autor se considera sinceramente asistido de razón. Se tratará, sin (Supra No. 15), reservando a las acciones personales y reales, así
duda, de una pretensión infundada, que rechazará oportunamente como a las que nacen de una ejecutoria, cuando nos ocupemos
la sentencia. La pretensión es, pues, sólo un estado de la volun tad de la prescripción de cada una de ellas (Infras Nos. 66. 70 y 75.).
jurídica ; no es un poder jurídico. ¿Y la acción? La acción como
poder jurídico de acudir a la jurisdicción, ex iste siempre: con dere-
19.1 Acciones públicas y acciones privadas
cho (material) o sin él; con pretensión o sin ella, pues todo indivi-
duo tiene ese poder jurídico, aún antes de que nazca su pretensión
La distinción radica en el sujeto a quien correspo nde la inicia-
concreta. El poder de accionar es un poder jurídico de todo indi-
tiva para incoar la acción. Son acciones públicas aquellas que son
viduo en cuanto tal; existe aún cuando no se ejerza efectivamente promovidas por el Ministerio Público y son, por lo general, las de
(25). carácter penal y algunas de carácter civil en los casos en que la ley
dispone, como la acción de nulidad absoluta (Art. 220).
Ahora bien, con la acción concebida como derecho a la juris-
dicción, esto es, como derecho de provocar la actividad del órgano Son acciones privadas aquellas en las que la iniciativa para
jurisdiccio ral del Estado, estamos frente a un derecho subjetivo incoarlas corresponde a los particulares, quienes tienen que estar
cuya naturaleza, a sửvez, es necesario desentrañar. legitimados para accionar (Infra No. 20). Estas acciones constituyen
fundamentalmente el objeto de nuestro estudio y es conveniente
Un importante sector de la doctrina considera a la acción así dejar establecido que presentan los mismos caracteres que los dere-
concebida como un derecho personalísimo, que en la clasificación chos que con ellas se ejercitan o se defienden. Y es conveniente
que hemos trazado llamamos derecho personal (Supra No. 15.3), reiterar también la coincidencia conceptual y de contenido entre
fundándose en la idea de la personalidad del sujeto de derecho los derechos subjetivos privados y los derechos civiles, a los que no
(persona natural o jurídica). Nosotros no creemos que pueda hablar- les queremos dar la significación de ser los normados por el Codigo
se de un derecho personal -en la acepción que hemos uejado ex- Civil, sino el de ser los indicativos de los conferidos al sujeto de
puesta-, aunque admitimos que se trata de un derecho subjetivo de derecho privado, sea persona natural o jurídica (Supra No. 15.1).
naturaleza pública (Supra No. 15.1), diferente de cualquier otro
derecho subjetivo y. por eso, distante de la concepción de la doc- La doctrina suele mencionar una tercera categor ía que se dis-
trina tradicional (Supra No. 18.1). tingue tanto de la acción pública como de la acción privada y que
viene a ser la denominada acción popular. Es la acción que en deter-
minados casos concede la ley a los particulares para defender el in-
terés público del que el particular es copartícipe. En nuestro Derecho
(25) lbidem el Art. 295 de la Constitución Politica la concede en los casos de
FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA RELACION JURIDICA 63
62

infracción de la Constitución o la ley, contra los reglamentos y derecho, sin que de tal constatación derive la ejecución forzada de
normas administrativas y contra las resolucionesydecretos de carác- una prestación. Coviello(30) las distingue de las de condena, preci-
ter general que expiden el Poder Ejecutivo, los gobiernos regionales samente por este último aspecto, el que también enfatiza Ennecerus
y localesy demás personas de derecho público. (31 ). La doctrina es unánime en señalar que estas acciones se remon-
tan al Derecho Romano, que las conoció como PRAEJUDICIALES
(acciones prejudiciales), por cuanto tenían por objeto, según Petit
19.2 Acciones Condenatoriąs, Declaratorias y Constitutivas (32), resolver judicialmente ciertas cuestiones de derecho o de hecho
cuya solu ción podía ser útil al demandante, en vista de un proceso
Dentro de los diversos criterios que plantea la doctrina, noso- ulterior, y se aplicaban a derechos de familia, a cuestiones relativas
tros vamos a utilizar el que distingue las acciones en condenatorias, al Estado y también al patrimonio. El Derecho Moderno, y parti-
declaratorias y constitutivas, no sólo porque esta distinción tiene cularmente la legislación procesal de este siglo, ha abandonado la
asiento entre los civilistas, sino porque además permite dar compren- concepción romana originaria. Como señala Ennecerus(33), en la
sión a la variada gama de las acciones en su interrelación con los legislación procesal la acción declarativa se dirige a la constatación
derechos subjetivos. judicial de la existencia o inexistencia de una relación jurídica o
de la legitimidad o ilegitimidad de un documento y que la consta-
Las acciones condenatorias o de condena, que Ennecerus(26) tación puede ser positiva o negativa, según que se pretenda estable-
llama acciones de prestación, son las que tienen por finalidad que cer la existencia o no de la relación jurídica y procede cuando la
el órgano jurisdiccional expida una sentencia obligando al deman- otra parte ha negado expresa o tácitamente aquello que se ha de
dado a cumplir una prestación en favor del accionante o actor, constatar. Así, constituyen acciones declarativas o de constata-
ción las dirigidas a probar la existencia del matrimonio ante la
que puede consistir en un dar, un hacer o un no hacer. Según Covie-
llo(27), es indudable que todas las acciones tienden a obtener me- falta o pérdida del registro o del acta correspondiente (Arts. 269,
diante sentencia el reconocimiento del derecho; pero el reconoci- 270, 272 y 273), a que se declare la filiación matrimonial, (Arts.
miento por sí mismo sólo sería prácticamente eficaz cuando no se 373 y 375) o ex tra-matrimonial (Art. 402) o la contestatoria de la
pronunciase la condena a la realización del estado de cosas confor- paternidad (Art. 363), y para que se declare haber adquirido por
me al derecho desconocido, o sea a la ejecu ción de un hecho, o a prescripción (Art. 952), la acción reivindicatoria o para que se de-
la abstención o al resarcimiento de los daños. Así, no sólo los dere- clare que el fiador ha quedado liberado de su fianza.
chos creditorios (Supra No. 15.7) pueden dar lugar a una acción
condenatoria; pueden dar 1lugar a ella los derechos personales (Su- Las acciones constitutivas, que Ennecerus(34) Ilama de modi-
pra No. 15.3) en los casos de su violación (Arts. 17, 26 y 28) y, en ficación jurídica y también acciones de formación, son las que tie-
general los derechos patrimoniales de los que resulten deberes ju- nen por finalidad la constitución o extinción de una relación jurí-
rídicos que se traducen en el cumplimiento de prestaciones. dica, que se produce en virtud de la sentencia, pues es ésta la que
da lugar a la creación de la relación jurídica y consecuente derecho
Las acciones de larativas, que Coviello(28) llama reconocitivas subjetivo, o a su modificación o a su aniquilamiento. El mismo
o de declaración y cue Ennecerus denomina acciones de constata-
ción(29), son las que tienen por finalidad la constatación de un
(30) Doctrina General del Derecho Civil, pág. 559.
(31) Tratado de Derecho Civil. T. I. Parte General I, pág. 980.
(26) Tratado de Derecho Civil. T. I, Parte General II, págs, 979. (32) Tratado Elemental de Derecho Romano, pág. 664.
(27) Doctrina General del Derecho Civil, págs, 558 y 559. (33) Tratado de Derecho Civil. T. I, Parte General Il, págs. 980 a 983.
(28) Ibidem, pág. 558. (34) lbidem, pág. 983.
(29). Tratado de Derecho C il. T. I, Parte General l, pág. 980.
64 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA RELACION JURIDICA 65

Ennecerus(35) las distingue en acciones de constitución y de extin-


significa que sólo pueda ser reparado el perjuicio actual, ya que
ción. Son acciones de constitución, que el mismo tratadista alemán
cabe demandar la reparación de un perjuicio futuro pero desde el
califica de raras(36), las que se entablan, por ejemplo, para el cum-
instante que sea cierto.
plimiento de la prestación en que consiste la promesa unilateral
(Art. 1960) y para constituir una servidumbre de paso (Art. 1051) La codificación civil ha recogido el interés como principio ge-
y lo son de extinción, ad exemplum, las acciones de nulidad de ma-
neral de la legitimidad para accionar. El Art. VI del Título Prelimi-
trimo nio (Art. 275) y de divorcio (Art. 349), la de partición (Art. nar del Código Civil, reiterando la norma del Art. IV del Codigo de
985) y las acciones de nulidad (Art. 220) y de anulabilidad (Art. 1936, lo hace en los siguientes términos: Para ejercitar 'o contestar
222). una acción es necesario tener legítimo interés económico o moral.
EI interés moral autoriza la acción sólo cuando se refiere directa-
mete al agente o su familia, salvo disposición expresa de la ley".
20. LA LEGITIMIDAD PARA ACCIONAR Como señala León Barandiarán(39) en su Exposición de Motivos, el
Art. VI está tratando exclusivamente del derecho subjetivo y que
Desde el punto de vista de la doctrina civilista -que es el que la perso na del titular del derecho ha de tener un medio para ejer-
corresponde al carácter de este est ud io- el interés es el funda- cer un jus petendi, porque si no la declaración de su derecho re-
mento de la acción y lo que legitima para accionar. Coviello(37) la presentar ía sólo una vacua voce, que la acción (judicial) es el medio
entiende como la necesidad de obtener la ventaja protegida por de hacer valer su derecho y que sólo quien tiene un interés legít imo
la ley med iante los órganos jurisdiccionales del Estado, de modo que puede accionar. El interés, pues, debe ser legítimo en el sentido de te-
sin la intervención de éstos, sufriría un daño el titular del derecho. ner protección en la ley y estamos con León Barandiarán en cuanto
Según el autor italiano surge esta necesidad no sólo cuando hay un le da certeza a la sentencia de Ihering en aquello de que el derecho
estado de hecho contrario al derecho, o sea cuando hay una viola- subjetivo es un interés legítimamente protegido, pues sin interés no
ción del derecho, sino también cuando, sin haber una verdadera se explica titularidad alguna para accionar, como concluye el maes-
violación, existe un estado de hecho. que produce incertidumbre tro (40).
so bre el derecho, y que es necesario eliminar mediante la declara- El interés, según el Art. VI, además de ser legítimo, debe ser
ción judicial para evitar las posibles consecuencias daño sas. Según
económico o moral, sin que nada obste para que ambos puedan
los Mazeaud (38), el interés: a) debe ser juríd ico, lo que significa
presentarse acumulativamente. El interés económico, obviamente.
que debe estar unido al propio derecho lesionado; b) debe ser legi-
es de carácter patrimonialo pecuniario, esto es, que el accionante
timo y estar jurídicamente protegido, por lo que las situacio nes con- pretenda una prestación pecuniaria o el reconocimiento de un
trarias al derecho o a la moral no se benefician de la protección de
derecho patrimonial, como cuando se interpone una acción para
la ley; c) debe ser personal del demandante, pues la defensa de los
obtener el pago de una suma de dinero o para la reivindicación de
derechos subjetivos debe ser por el propio titular del derecho o su
un inmueble. El interés moral, como señala León Barandiarán, en su
representante(*); y, d) que debe estar nacido y ser actual, lo que comentario al Art. VI del Código de 1936(41), tiene una noción

(35) Ibidem.
(36) lbidem, pág. 984.
(37) Doctrina General del Derecho Civil, pág. 557. (39) Código Civil Peruano. Exposición de Motivos y Comentarios. T. IV, pág. 28.
(38) Lecciones de Derecho Civil. Parte Primera. Vol. I, págs. 494 y sgtes. (40) Ibidem.
(41) Comentarios al Código Civil Peruano.T. IV. págs. 44 a 48.
(*) Los Mazeaud advierten que en el derecho francés no se conoce la acción popular
(Supra No. 19.1).
66 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA RELACION JURIDICA 67

difícil de precisar, pues casi todo interés es moral bajo ciertos aspec-
21. LA EXCEPCION
tos y casi siempre conduce a un interés pecuniario desde otros as-
pectos. En consideración al razo namiento del maestro, podemos
La excepción es todo medio de defensa que se opone a la ac-
dar, como ejemplo, el interés moral que se presenta en el caso del
ción. En su más amplio significado, según explica Couture(44), es
daño moral al que se refiere el Art. 198S del vigente Código Civil
el poder jurídico de que se halla investido el demandado, que le
y que Fernández Sessarego(42) ha relievado en su connotación
como daño a la persona.
habilita para oponerse a la acción promovida contra él.

La generalidad de la doctrina civilista distingue dos aspectos


El interés económico legitima a accionar no sólo al titular del
en la ex cepción: de un lado, el sustancial o material y, de otro, el
derecho sino a cualquier otra persona que, desde luego, tenga tam-
procesal. Coviello (45) destaca que desde el punto de vista sustan-
bién un interés económico al accionar, como en el caso. de la ac-
cial la excepción consiste en la posibilidad de hacer valer un derecho
ción oblícua (Art. 1219, inc. 4), mientras que, conforme al Art.
propio para hacer ineficaz en todo o en parte la acción del adversa-
VI del Título Preliminar sub exámine, el interés moral sólo autoriza
rio, que, vista en sí misma, sería fundada;y, en su sentido procesal,
la acción cuando se refiere directamente al agente o a su familia,
la excepción significa no sólo la invocación efectiva en juicio de un
salvo disposición expresa de la ley. Como lo señala León Barandia-
derecho que se contrapone al del actor, sino en general cualquier
rán(43) es el agente a quien directamente afecta el interés moral
medio de defensa empleado por el demandado (46). De las mismas
y en lo que hace a la inclusión de los miembros de la familia, ello
ideas es Messineo(47), para quien la excepción, en sentido sustan-
se justifica por la consideración de que dichos miembros y el agente cial, es el medio con que se tiende a neutralizar la acción que, en sí
directo forman una comunidad endopática, por lo cual lo que pueda
y por sí, puede también ser fundada, y, que, en sentido procesal
afectar al agente es susceptible de afectar a las perso nas vinculadas a
es, genéricamente, el medio con el cual el demandado se defiende,
él. La referencia a la familia, en nuestra opinión, debe entenderse
oponiendo algo a quien haga valer la acción.
como la vinculación parental que resulta de las normas contenidas
en la Sección Primera del Libro III del Código Civil, esto es, el
vínculo matrimonial (Art. 234), el filial (Art. 235), el consanguíneo Couture, quien como ya hemos visto conceptúa la excepción
como un poder jurídico que habilita para oponerse a la acción, le
(Art. 236), el de afinidad (Art. 237) y el de adopción (Art. 238).
atribuye al concepto hasta tres significados: el primero, entendiendo
la excepción como la acción del demandado (48); con una segunda
Por último, el inter és moral puede ser invocado y legitimar el
acepción alude al carácter sustancial o naterial de la excepción y
accionar de persona distinta al agente y su familia por disposición
la entiende como la pretensión del demandado y no como la efec-
expresa de la ley. Así, en la acción de nulidad del matrimonio que
tividad de su derecho, o sea, como una pretensión a que se le libere
puede ser interpuesta por el Ministerio Público y puede ser intentada
por cuantos tengan en ella un interés legítimo y actual (Art. 275),
la acción negatoria de la filiación extra-matrimonial que también
puede ser interpuesta por quienes tengan un interés legítimo (Art.
399), la acción impugnatoria contra el nombramiento del tutor
(Art. S16), la acción para la declaración judicial de ausencia (Art.
49), entre otras. (44) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 89.
(45) Doctrina General del Derecho Civil, pág. 567.
(46) Ibidem, pág. 568.
(42) El daño a la persona en el Código Civil de 1984, en Libro Homenaje a José León (47) Manual de Derecho Civil y Comercial, T. Il, pág. 41.
Barandiarán, págs. 169 y sgtes. (48) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, págs. 89.
(43) Código Civil Peru ano. Exposición de Motivos y Comentar ios. T. IV, págs. 28 y 29.
68 FERNANDO VIDAL RAMIREZ

de la pretensión del actor; y, con el tercer significado, entiende la


excepción como la denominación dada a ciertos tipos especfficos de
defensas procesales(49). La segunda acepción del eminente proce-
salista uruguayo es la que, como hemos visto, tiene asiento en la
doctrina civilista. Coviello(50), desarrollando el concepto de la
excepción en su aspecto sustancial, considera que, como la acción, EL DEBER JURIDICO
tampoco ella constituye un derecho que existe de por sí, sino que es
una función del derecho que se ejercita. Así como la acción no es
22. PREMISA
más que el derecho que se hace valer por vía de ataque, de igual
suerte la excepción es el mismo derecho ejercitado por vía de con-
Al distinguir el elemento subjetivo del objetivo hemos dejado
tra-ataque, o como defensa contra una 'acción. De aquí que, por regla señalado que está conformado, además que por el derecho subjetivo,
general, todo derecho puede hacerse valer por vía de excepción, por el deber jurídico. Es con esta premisa como vamos a plantear
siendo casos anormales aquellos en que sólo por vía de excepción la delimitación conceptual del deber jurídico, esto es, como un con-
puede ejercitarse. Pero la excepción difiere de la acción en que no cepto correlativo al del derecho subjetivo y vinculado a la relación
puede, como ésta, ejercitarse por sí, independientemente, sino sólo
jurídica.
cuando se intenta la acción contra la cual sirve de defensu. y en que
Sólo tiene por objeto la desestimación de la demanda.
23. DELIMITACION CONCEPTUAL
Es en el sentido que dejamos expuesto cono el Art. VI del
Título Preliminar del Código Civil -que reitera la norma del Art. La correlación entre el deber jurídico y el derecho subjetivo
IV del Código de 1936– hace referencia a la legitimidad para con- tiene tal arraigo que en el Derecho Romano fue señalado con el
testar una acción, esto es, para ex cepcionarse. aforismo ius et obligatio correlata sunt. No obstante, como lo señala
Abelenda(1 ), la doctrina ha descuidado o se ha ocupado poco del
análisis del deber jurídico, lo que también destaca Alzamora Valdez
(2), para quien existen dos razones que lo explican: porque se ha
creído que el deber es un concepto que corresponde principalmente
al orden moral y porque, en el mundo jur ídico, se ha atribuido sin-
gular importancia a los derechos, y los deberes han sido vistos sólo
como reflejo de aquellos.

El tema relativo' al deber moral, si bien escapa al sentido de


este estudio, es conveniente considerarlo en el desarrollo de la deli-
mitación conceptual del deber jurídico. Para ello debemos dejar
establecido que nosotros participamos de la tendencia que distin-

(49) bidem, pág. 90. (1) Derecho Civil, Parte General, T. 2, pág. 100.
(50) Doctrina General del Derecho Civil, pág. 567. (2) Introducción a la Ciencia del Derecho, pág. 155
70 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA RELACION JURIDICA 71

gue el deber jurídico del deber moral en cuanto que constituy en jurídico converjan en un mismo sujeto, como ocurre con la patria
conceptos distintos y autónomos. El deber moral es unilateral en potestad (Art. 418).
cuanto no tiene exigibilidad más allá del imperativo de conciencia
del propio sujeto, mientras que el deber jurídico es bilateral, en 24. CLASIFICACION
cuanto es correlativo a un derecho subjetivo y, por ello, exigible.
Delimitado el concepto de deber jurídico es conveniente esta-
blecer una clasificación. Partiendo de la correlatividad entre el
Aunque hemos advertido que la delimitación conceptual del
deber jurídico la vamos a centrar en su correlatividad con el dere- deber jurídico y el derecho subjetivo, vamos a tomar el criterio que
distingue a estos últimos en absolutos y relativos (Supra No. 15.2),
cho subjetivo, no podemos tampoco dejar de sefñalar que también
por imperativo de la normatividad jurídica, o, si se quiere, del Dere- pues los derechos subjetivos absolutos dan lugar a deberes jurídicos
cho Objetivo, nacen deberes. Por eso, estamos con Messineo (3) generales y, los relativos, a deberes jurídicos particu lares.
en cuanto distingue deber jurídico y deber legal: éste implica obser-
vancia a la norma, en sí y por sí considerada, independientemente
Aplicando el criterio que hemos adoptado, el deber jurídico
de la existencia de una relación jurídica y, por ello, sin el correlato general lo es siempre de abstención, pues incumbe a todos, máxime
de un derecho subjetivo. Cuando la norma impone deberes que
si el titular del derecho subjetivo de carácter absoluto puede hacerlo
valer erga omnes. Tal es el caso que confiere el derecho de propiedad
hay que cumplir, sin que se conceda a un particular el derecho a
o el derecho al nombre, que obligan a los demás a un deber negativo,
reclamar su cumplimiento -escribe Espin(4)– se trata de deberes
a un no hacer.
legales.
El deber jurídico particular puede dar lugar a una abstención
El deber jurídico, tal como queremos dejarlo conceptuado,
es, pues, una contrapartida del derecho subjetivo y que se consti- -un no hacer-, pero también a un dar y a un hacer. Puede, por ello,
tuye en elemento subjetivo contrapuesto, conexo a una relación ser negativo o positivo, pero sólo respecto a determinada persona,
titular de un derecho subjetivo de carácter relativo (Supra No. 15.2).
jurídica y, por ello, es su extremo pasivo. En este sentido -expo-
Es negativo, cuanto consiste en una abstención, en un no hacer,
ne Messineo(S)- el deber es, por lo regular, concepto homólogo
como por ejemplo, las limitaciones que se imponen al propietario
al de derecho subje tivo, y entonces nace uno actu con él y debe
para no perjudicar las propiedades contiguas o vecinas, la seguridad,
entenderse como correlatum de otro derecho.
el sosiego y la salud de sus habitantes (Art. 961) o en cuanto a no
causar ruina o desmoronamiento en la propiedad vecina (Art. 962).
El concepto que dejamos delimitado es el que recoge la gene-
Es positivo, cuando consiste en un hacer o en un dar, como por
ralidad de la doctrina civilista. Pero es necesario aclarar que no
ejemplo, el que resulta de un contrato de obra (Art. 1771) o el de
todo deber jurídico es correlativo de un derecho suhietivo, co mo
arrendatario por el uso del bien arrendado (Art. 1681, inc. 2).
en el caso de las denominadas obligaciones naturales que se origi-
nan, ad ex emplum, en el juego y apuesta no autorizados (Art. 1943).
Y que puede ocurrir también que el derecho subjetivo y el deber 25. DEBER JURIDICO.Y OBLIGACION

Al concepto de deber jurídico, tal como lo hemos delimitado,


se vincula el de obligación. Ambos conceptos están en una relación
(3) Manual de Derecho Civil y Comercial, T. Il, pág. 80.
de sinonimia cuando se les atribuye un carácter extra patrimonial
(4) Derecho Civil Español. I, pág. 230. Y, se les diferencia, cuando al concepto de obligación se le da un
(5) Manual de Derecho Civil y Comercial, T. I, pág. 80. contenido patrimonial. La obligación -en esta acepción, al decir de
72 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA RELACION JURIDICA 73

Messineo(6), viene a ser el lado pasivo del derecho de crédito y por


• 26. OBLIGACION Y RESPONSABILIDAD
eso también se le llama débito.
La doctrina es uniforme en esta diferenciación y la codifica- Vinculado al concepto de obligación está el de responsabili-
ción civil le ha dado plena acogida. Así, en nuestro Código Civil dad (del latín responsum, que deriva del verbo respondere) que,
el vocablo "deber" se reserva para todo aquello que no tiene con- en su más generalizada acepción, nos lleva a la idea de un efecto
tenido patrimo nial, como por ejemplo, los deberes que nacen del resultante del incumplimiento de un deber jurídico que acarrea
matrimonio, en cuanto a la alimentación y educación de los hijos la obligación de reparar o indemnizar. Pero, como acabamos de
(Art. 287), a los de fidelidad y asistencia (Art. 288) y al de hacer ver, la obligación supone el sometimiento del deudor al cumpli-
vida común(289), así como los deberes que corresponden al ejer- miento de la prestación en que ella consiste y su efecto fundamental
cicio de la patria potestad (Art. 423) y otros que se dan en el ám- es su ejecución o cumplimiento, ello implica en el deudor responsa-
bito de los derechos familiares; y, el vocablo obligación", a lo que bilidad.
tiene contenido patrimonial: Este vocablo deriva de la locución
latina obliga tio de obligare (ob, alrededor; ligare, ligar, atar) que im- La responsabilidad es, pues, inherente a la obligación, cualquiera
plica ligazón, sujeción y llevado a un significado jurídico bajo el • que sea su fuente. Algunos autores como Castán(8), sostienen que
supuesto de una relación jurídica nacida de una convención, a que la responsabilid ad no es un elemento constitutivo de la obligación,
se le entienda como el lado pasivo de un derecho creditorio (Supra sino única mente una sanción al incumplimiento y el medio de rea-
No. 15.7). Se trata, pues, de una relación jurídica que se entabla lización coactiva del derecho del acreedor, opinión que compartimos.
entre dos o más personas, que se constituyen, de un lado, en parti
creditoris y, de otro, en parti debitoris: la primera, con derecho a El principio de la responsabilid ad ha evolucionado histórica-
mente de la responsabilidad personal a la responsabilidad estricta-
exigir y, la segunda, a cumplir con determinadas prestaciones, que
pueden consistir en un dar, un hacer o un no hacer. Se trata, en mente patrimonial; ésta es el resultado de una progresiva y constante
definitiva, de una relación jurídica en la que en cada uno de sus ex- suavización de la condición del deudor, que sustituyó la ejecución en
la persona por la ejecución en los bienes. En el antiguo Derecho Ro-
tremos hay un acreedor (accipiens) y un deudor (solvens).
mano, era la persona del deudor la que respondía por sus obliga cio-
Como señala de Co ssio(7), toda obligación es una forma de nes y, en su fase primitiva, era sometido a las penas personales más
rudas, pudiendo ser reducido a la condición de esclavo. Posteriormen-
deber jurídico, pero no todo deber jurídico constituye una obli-
te, en una etapa más elevada del Derecho Romano y a partir de la
gación en el sentido que hemos dejado expuesto, ya que en este
Lex Poetelia Papiria, en el afio 326 antes de Cristo, se abolió la escla-
sentido son necesarias la concurrencia de dos notas esenciales: que
vitud por deudas, introduciéndose la bonorum venditio, merced a la
a ese deber jurídico corresponda un derecho subjetivo (creditorio)
cual la ejecución para el cumplimiento de las obligaciones empezó a
por parte de un acreedor a cuyo favor ha de realizarse la prestación
tomar un carácter patrimnonial. Sin embargo en el Derecho Moderno,
y que puede, por tanto, proceder a su exigencia; y, que cl incum²
la responsabilidad personal -aunque atenuada- siguió coexistiendo
plimiento de ese deber, por parte del deudor, permita al acreedor
con el de la responsabilidad patrimonial, dándose lugar a la prisión
ejercitar una acción dirigida contra su patrimonio.
por deudas que el Código Napoleón reguló con el nombre del apre-

(6) Ibidem, pág. 83.


(7) Instituciones de Derecho Civil, I, pág. 201. (8) Derecho Civil Español, Común y Foral. T. Il, pág. 248.
74 FERNANDO VIDAL RAMIREZ

mio personal. Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX que la le-
gislación de los países de civilización occidental y cristiana hizo de-
saparecer este último vestigio de la originaria responsabilidad persO-
nal y quedando establecida la responsabilidad patrimonial como
efecto de las obligaciones.

En el Perú también se proscribió la prisión por deudas, alcan- EL OBJETO


zando la prohibición la categoría de precepto constitucional, inte-
grando en la actualidad uno de los Derechos Fundamentales de la 27. PREMISA
Persona (Art. 2, inc. 20, ap. c). Los apremios personales que subsis-
ten sólo operan frente al incumplimiento de deberes jurídicos no Entre los elementos que constituyen la relación jurídica (Supra
constituidos por obligaciones dineranas. No. 10), además del elemento subjetivo -ya estudiado-, hemos
co nsiderado como elemento objetivo el objeto de la relación jurídica,
La responsabilidad patrimonial se entiende, pues como una o sea, todo aquello que da lugar a la tutela del Derecho, entendién-
garantía de las obligaciones. Según Messineo (9 ) es la que tiene como dose por ta! la propia relación jurídica o los bienes o prestaciones que
referencia los bienes del deudor y, según Castán(10) es la garant ía se vinculan a la misma. Es con esta prémisa como vamos a plantear
general que tiene el acreedor sobre todos los bienes del deudor, su delimitación conceptual.
que tiene por fin conseguir, mediante la ejecución, la obtención de
lo debido o su equivalente económico.
28. DELIMITACION CONCEPTUAL

La doctrina, por lo general, al ocuparse del objeto de la relación


jurídica lo hace vinculándo lo al objeto del derecho subjetivo, pues
resulta imposible tratarlo separadamente. Noso tros lo consideramos
como todo aquello sobre lo cual se establece la relación jurídica y
se intercala entre los sujetos, entre el derecho de uno y el deber de
otro.

La idea del objeto, por lo expuesto, se presenta en un concepto


de suma latitud. Así, según Messineo(1), por objeto debe concebirse,
en general, todo lo que es externo al sujeto y, por consiguiente, no
es sujeto. Abelenda(2) toma la idea de objeto en el sentido de mate-
ria, sustancia o contenido de la relación juridica. Según García Ami-
go(3), cada relación jurídica, en última instancia representa un in-

( 9) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. IV. pág. 49. (1) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. II, påg. 257.
(10) Derecho Civil Español,Común y Foral. T. l, pág. 248. (2 Derecho Civil. Parte General. 2, pág. 95.
(3) Instituciones de Derecho Civil. I. Parte General, pág. 224.
76 FERNANDO VIDAL RAMIREZ RELACION JURIDICA 77

terés -en el más amplio sentido de la palabra–o valor para sus titu- es perceptible por los sentidos es un bien incorporal, incorpóreo o
lares: valor o interés que procede de unos determinados bieneso inmaterial.
como tales considerados.
El Código Civil sólo distingue los bienes en inmuebles o mue-
bles. Son inmuebles, según el Art. 885: 1. El suelo, el subsuelo y
Concebido, pues, el objeto como todo lo externo al sujeto y
el sobresuelo. 2. El mar, los lagos, los ríos, los manantiales, las co-
sobre lo cual, o en torno a lo cual, se entabla la relación jurídica,
rrientes de agua y las aguas vivas o estanciales. 3. Las minas, cante-
puede constitu irse en objeto de la relación jurídica tan to los bienes
ras y depósitos de hidrocarburos. 4. Las naves y aeronaves. 5. Los
materiales o corporales (cosas) como los bienes inmateriales o in-
diques y muelles. 6. Los pontones, plataformas y edificios flotantes.
corporales, sean considerados como objeto en sí mismos y de los
7. Las concesiones para explotar servicios públicos. 8. Las conce-
cuales se sirve su titular, o como objetos susceptibles de tráfico ju-
siones mineras obtenidas por particulares. 9. Las estaciones y vías
rídico, y, en este sentido, como objeto de una prestación. Pueden
de ferrocarriles y el material rodante afectado al servicio. 10. Los
ser objeto, asimismo, los derechos personales (Supra No. 15.3),
derechos sobre inmuebles inscribibles en el registro. 11. Los demás
tales como las partes del cuerpo o los órganos o los tejidos suscepti-
bienes a los que la ley les confiere tal calidad. Son muebles, según
bles de disposición (Arts. 6, 7 y 8) y la iniagen y la voz (Art. 15). Y
el Art. 886: 1. Los vehículos terrestres de cualquier clase. 2. Las
lo pueden ser la propia reląción personal entre los cónyuges, la que
fuerzas naturales susceptibles de apropiación. 3. Las construcciones
se entabla con los hijos y, en general, las de parentesco (Arts. 234,
en terreno ajeno, hechas para un fin temporal. 4. Los materiales
235, 236, 237 y 238); así como la vocación sucesoria (Arts. 724
de construcción o procedentes de una demolición si no están unidos
y 816), en cuanto relación jurídica misma. al suelo. S. Los títulos valores de cualquier claseo los instrumentos
donde conste la adquisición de créditos o derechos personales(*).
6. Los derechos patrimoniales de autor, de inventor, de patentes,
28.1 Los bienes nombres, marcas y otros similares. 7. Las rentas o pensiones de
cualquier clase. 8. Las acciones o participaciones que cada socio
Los bienes, según definición de Castafieda(4), son todo aquello tenga en sociedades o asociaciones, aunque a éstas pertenezcan bienes
que es susceptible de apropiación privada y que puede procurar al inmuebles. 9. Los demás bienes que puedan llevarse de un lugar a
hombre una utilidad, representan un valor pecuniario y constituyen otro. 10. Los demás bienes no comprendidos en el Art. 885. Según
elementos del patrimonio. Son los elementos materiales o inmate- el Art. 889, las partes integrantes de un bien y sus accesorios siguen
riales que sirven de objeto a una relación jurídica. Etimológicamente, la condición de éste, salvo que la ley o el contrato permita su dife-
el vocablo bien deriva del latín bonum, que significa felicid ad, bie- renciación o separación. Es parte integrante lo que no puede ser
nestar. separado sin destruir, deteriorrar o alterar el bien (Art. 887) y,
son accesorios los bienes que, sin perder su individualidad, están
Los bienes se distinguen de las cosas, en una diferencia que permanentemente afectados a un fin económico u ornamental
va de género a especie: todas las cosas son bienes, pero no todos con respecto a otro bien (Art. 888). Los provechos que se obtengan
los bienes son cosas. Cosas son los bienes corporales o materiales, de los bienes pueden ser frutos o productos. Son frutos los que no
que, en su concepto más amplio, se les considera como todos aque-
Ilos bienes perceptibles por los sentidos. A contrario sensu, lo que no

(") La expresión "derechos personales' no está dada en la acepción que hemos adop-
(4) Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, págs. 16 y 17. tado nosotros (Supra No. 15.3).
RELACION JURIDICA 79
78 FERNANDO VIDAL RAMIREZ

alteran ni disminuyen la sustancia del bien (Art. 890) y, son produc- mento de un edificio aún por construirse, o cuando se adquieren co-
tos, los provechos no renovables que se extraen del bien (Art. 894). sas que deban medirse, contarse o pesarse. La posibilidad jurídica
está referida a que el objeto esté en el comercio, es decir, sea suscep-
tible del tráfico jurídico o que pueda entablarse la relación jurí
28.2 El patrimonio dica sin contravenirse el ordenamiento legal y jur ídico.

El patrimonio es el conjunto de derechos sobre bienes de los


que es titular una persona, natural o jurídica, y que son susceptibles
de una evaluación en dinero. Los derechos que lo constituyen son,
por eso, derechos patrimoniales. Pero al lado de estos derechos, se
integran al patrimo nio las obligaciones del sujeto. Messineo (5), por
eso, considera que debe entenderse por patrimonio no un conjunto
de objetos, o de cosas, sino un conjunto de relaciones: derechos y
obligaciones (por consiguiente: de elementos variables, activos, aún
de futura realización, y pasivos), que tienen como titular, a un de-
terminado sujeto y que están vinculados entre sí. Por ello, siguiendo
el aserto de Messineo, puede afirmarse que no hay sujeto que no
tenga patrimonio, aún cuando. éste Ppueda ser económicamente
exiguo.

La relevancia jurídica del'patrimonio se patentiza en las rela-


ciones jurídicas de las que resultan obligaciones y tiene su expresión
en la llamada responsabilidad patrimonial (Supra No. 26), o sea,
en la conexión del patrimonio del sujeto con el derecho de sus
acreedores.

29. CARACTERES DEL OBJETO

El objeto debe ser posible, tanto física como jurídicamente.


La posibilidad física debe entenderse referida a la existencia del
objèto o a su factibilidad o viabilidad; tiene que ver también con
su determinación o determinabilidad, como cuando es objeto de
una compra-venta un departamento de un edificio o el departa-

(5) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. II, pág. 261.


III
LA PRESCRIPCION,
EN GENERAL
30. PREMISA

Al estudiar el tiempo como fenómeno jurídico y, más concre-


tamente, como un hecho jurídico, y considerar su relevancia (Supra
No. 4), hemos destacado que su transcurso puede extinguir una
relación jurídica, ya porque de lugar a la constitución de una nueva,
como en la Prescripción Usucupativa, ya porque también puede
extinguir la acción, y aún el derecho, como en el Prescripción Ex-
tintiva y en la Caducidad. Por eso, antes del estudio de la Prescrip-
ción Extintiva y de la Caducidad, es imprescindible detenerse en la
Prescripción en general y establecer algunas nociones en torno a la
Prescripción Usucupativa o, simplemente, Usucapión.

31. NOCION GENERICA DE LA PRESCRIPCION

En una noción genérica de la Prescripción se puede establecer


que es un medio o modo por el cual, en ciertas condiciones, el trans-
curso del tiempo modifica sustancialmente una relación jurídica.
Ennecerus(1 ), entiende por prescripción en general el nacimiento
y la terminación o desvirtuación de derechos en virtud del ejercicio
continuado o del no ejercicio continuado y, en consecuencia, dis-
tingue la prescripción adquisitiva -que no sotros venimos llamando
usucupativa o simplemente usucapión- y la prescripción extintiva.
Advierte el tratadista alemán que la prescripción no se configura
de un modo uniforme para todas las relaciones jurídicas y que, por
tanto, hay que prescindir de una doctrina general de la prescripción,
aunque algunas de sus manifestaciones concretas se repitan en las
distintas clases de prescripción.

1) Tratado de Derecho Civil. T. I, Parte General 0, Vol. 2o., págs. 1009 y 1010.
84 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA PRESCRIPCION, EN GENERAL 85

La opinión de Ennecerus, que resume la de la doctrina alema- Ley de las XII Tablas, que prohibió la usucapión de las cosas robadas,
na, representa una corriente doctrinal muy acentuada en cuanto a introduciendo la idea del justo título y de la buena fe en la posesión.
un desarrollo dual de la prescripción: de un lado, la aquisitiva o usu- Bastante tiempo después, según el propio Petit, luego de haberse
cupativa y, de otro, la extintiva o liberatoria. Así, dentro de esta fijado por los jurisconsultos romanos las condiciones necesariaspara
corriente doctrinal una u otra clase de prescripción no tiene en co- la usucapión, apareció o tra institución destinada a proteger a los
mún sino que ambas se fundan en el transcurso del tiempo, pese poseedores de fundos, para los cuales no se aplicaba la usucapión y
al razonamiento atribuido a Giorgi en el sentido de que nadie puede que era la praescriptio longi temporis, la que luego, por obra de
conquistar un derecho si no es a expensas de quien lo pierde, por Justiniano, fue fusionada con la usucapión.
lo que la prescripción sería adquisitiva y extintita al mismo tiempo.
Sin embargo, noso tros estamos por la diferenciación de las dos
clases de prescripción desde que cada una constituye un instituto 33. LA PRESCRIPCION EN LA CODIFICACION CIVIL MODER-
jurídico distinto, con sus propias caracter ísticas, aún cuando puedan NA
tener, como sustento común, el transcurso del tiempo y que ambas
sean instituciones que se sustentan en el orden público. Con estos remotos antecedentes la Prescripción fue receptada
por el Código Francés de 1804, que la legisló en sus dos modalidades
El transcurso del tiempo es, pues, el que produce los efectos -como usucapión y como prescripción extintiva– en el Título Vigé-
jurídicos necesarios para que operen tanto la prescripción adquisi- simo, cuyo Art. 2219 establece que la prescripción es un modo
tiva como la extintiva. Por la primera, el simple poseedor de un de adquirir o de liberarse por transcurrir un espacio de tiempo, en
bien se puede transformar en propietario y, por la segunda, el titu- las condiciones determinadas por la ley'", para luego desarrollar su
lar de un derecho no podrá ejercitar útilmente la acción que le es tratamiento, tanto en lo atinente a la prescripción adquisitiva como
correlativa. en lo correspondiente a la prescripción extintiva. El tratamiento
que el Código Napoleón dispensó a la Prescripción influyó so bre los
códigos del siglo pasado y es así, como entre otros, los Códigos Ar-
32. ANTECEDENTES HISTORICOS gentino y Español, aún vigentes, reglamentaron los dos institutos de
la Prescripción como si fueran dos aspectos de una sola institución.
Los antecedentes históricos de la Prescripción la remontan al
Considerando inconveniente el tratamiento legislativo unitario,
Derecho Romano, que le da el perfil de Institución jurídica, prece-
la doctrina comenzó a formular un planteamiento dual -que es el
diendo la prescripción usucupativa a la extintiva. Según Petit(2), la
seguido por la codificación civil de este siglo-. fundándose en que
usucapio (de usu capear: adquirir por el uso) apareció en Roma co-
aparte del elemento fáctico del transcurso del ticmpo, los requisitos
mo un modo de adquirir la propiedad de las cosas por una posesión
suficientemente prolongada, siendo necesario para usucapir apoderar- ex igibles para una y otra Prescripción son distintos. Según anota
De Gasperi(3 ), razón tenía Savigny al impugnar por falsas las expre-
se de una cosa y hac r uso de ella. La inacción prolongada del pro-
pietario equivalía al a ɔando no tácito de su derecho y, al cabo de un siones adquisitiva"" y'extintiva" porque en su opinión no había
tiempo, la adquisició.a quedaba consumada en beneficio del posee- una "prescripción" que constituyera reglas sencillas, lo que llevó a la
dor. El peligro que significaba ese modo de adquirir lo remedió la

(2) Tratado Elemental de Derecho Romano, pág. 265. (3) TratadodeDerechoCivil. , pág.382.
86 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA PRESCRIPCION, EN GENERAL 87

doctrina a concluir en que no podía haber una teoría general de la Planteada la reforma del Código de 1936, como ponentes que
prescripción comprensiva de todas las relaciones jurídicas y de los fuimos ante la Comisión Reformadora, propugnamos el tratamien-
derechos que emergen de ellos, sean absolutos o relativos (Infra to dual de la Prescripción a fin de que la prescripción adquisitiva
No. 15.2). continuara librada al Libro de los Derechos Reales, por ser este
Acogiendo las ideas de Savigny, el Código Alemán, vigente instituto constitutivo de un derecho real, un modo de adquirir la
desde 1900, legisla por separado la usucapión, como un modo de propiedad de las cosas, y que la prescripción extintiva se llevará a un
adquisición de la propiedad de las cosas muebles, y la prescripción, Libro especial. Indicamos que el transcurso del tiempo -sustento de
como un modo de extinción de las pretensio nes. Similar tratamiento ambas clases de prescripción – en la prescripción usucupativa pro-
le otorga el Código Italiano, al legislar sobre la usucapión como un duce un efecto erga omnes, porque da lugar a la constitución de
efecto de la posesión y sobre la prescripción extintiva como modo un derecho real en favor del prescribiente lo que no ocurre en la
de extinción de los derechos. prescripción extintiva, que litbera al prescribiente únicamente respec-
to del sujeto con quien tenía entablada determinada relación juff
dica, a lo que debemos precisar ahora que no se trata de liberarlo
34. LA PRESCRIPCION EN NUESTRA CODIFICACION CIVIL atendiendo a la posición asumida por el Código, del cumplimiento
de una prestación, sino de reconocerle la posibilidad de oponer la
El Código Civil de 1852 no pudo sustraerse a la influencia del prescripción frente a la pretensión que contra él se quiera hacer
Código Napoleónico y, al igual que el chileno de 1855 y otros valer. Concluimos en que tan sustancial diferencia exim ía de mayor
códigos latinoamericanos, dio a la Prescripción el mismo tratamiento, abundamiento para justificar el mantenimiento del trato legislati-
al desarrollar bajo un mismo título, tanto la que denominó de domi- vo del Codigo de 1936, aunque, como hemos indicado, no sólo sus-
nio como la de acciones. El Código de 1936 acogió criterio distinto trayendo la prescripción extintiva de las obligacio nes sino insta-
siguiendo la corriente doctrinal impuesta por los pandectistas alema- lándola en un Libro especial(5).
nes que trazaron el distingo que se adoptó en el BGB.
Como se sabe, el Código Civil vigente desde el 14 de noviembre
La reforma del Código de 1852, que se plasmó en el Código de 1984 ha llevado la Prescripción Ex tintiva a un Libro especial -el
Civil de 1936, levó a la Prescripción Adquisitiva al Libro Cuarto de- Libro VII– que legisla también sobre la Caducidad. A la Prescrip-
dicado a los Derechos Reales, legislando separadamente la usucapión ción Adquisitiva, tanto mobiliaria como inmobiliaria, la legisla al ha-
inmobiliaria de la mobiliaria y, la Prescripción Extintiva, al Libro cerlo sobre los modos de adquisición de la propiedad (Arts. 950 y
Quinto dedicado al Derecho de las Obligaciones, aunque sin hacer 953) y sin reproducir la norma del Art. 876 del Código anterior. Se-
un radical desvinculación, ya que según el Art. 876, "rigen en esta gún el Art. 950, la propiedad inmueble se adquiere por prescripción
prescripción (la adquisitiva) las reglas establecidas para la extintiva mediante la posesión continua, pacífica y pública como propietario
en cuanto sean aplicables". Esta disposición fue calificada por Jorge durante diez años y, a los cinco años, cuando median justo título y
Eugenio Castafñeda(4) como "ilógica e incongruente, si se acepta buena fe. Por el Art. 951, la adquisición por prescripción de un
que la prescripción adquisitiva y la extintiva son institucio nes disí- bien mueble requiere la posesión continua, pacífica y pública como
miles, pues así parece haberlo entendido el legislador cuando las propietario durante dos años si hay buena fe, y por cuatro si no
instaló en diferentes Libros'". la hay. El Art. 952 faculta al prescribiente a entablar juicio para

(4) Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales, T. I, pág. 242. (5) Proyectosy Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T.'I1, págs. 695 y 696.
LA PRESCAIPCION EXTINTIVA 167
166 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
disposición al respecto, se extingue a los 10 años conforme al inc. 1
trataba con una persona que abusaba de su inexperiencia. El pretor
del Art. 2001.
no anulaba el acto sino que conced ía cn favor del menor la resti-
tutio in integrum que entranaba la rescisión del acto lesivo, La con- La acción de anulabilidad es prescriptible y lo es a los 2 años.
cepción romanista se irradió hasta el Derecho Moderno y, como EI inc. 4 del Art. 2001, sin repetir las causales de nulidad relativa,
señala Josserand(10), el Código Francés recogió ambos términos como lo hacía el Art. 1168, inc. 3o., que le sirve de antecedente
pero dándoles significación distinta: los contratos rescindibles son dice simplemente que se prescribe a los 2 años la acción de anula-
los afectados de un vicio especial, la lesión, y la acción de resci- bilidad, conforme a la propuesta que planteamos como ponentes
sión es la dirigida contra ellos. Para los Mazcaud(1 1) la acción de (12).
rescisión por lesión sigue las reglas de las acciones de nulidad relati-
va. Sin embargo, dicen, presenta un rasgo par licular: por tener su
causa la rescisión en la pérdida producida por una de las partes, si- 68.5 La acción revocatoria
gue siendo posible al otro contratante, si quiere cvitar las conse-
cuencias de la acción, reparar esa pérdida. Se trata de la acción pauliana que el Código considera como
una acción de ineficacia. Es la acción que puede hacer valer el acree-
Nuestro Codigo de 1852 se refirió a la nulidad relativa como dor frente a los actos fraudulentos de su deudor quc según el inc.
*Nulidad por vía de acción" y habló de la "rescindibilidad" de los 4 del Art. 2001 prescribe a los 2 años.
contratos al tratar sobre la misma. El Código de 1936, al darle asien- La acción pauliana tiene su origen en el Derecho Romano.
to a la acción de anulabilidad, le dio también sustantividad pro- Según Castán Tobeñas(13 ), fue el resultado de la unificación, lleva-
pia a la nulidad relativa y la diferenció clarannente de la rescisión. da a cabo por los compiladores justinianeos, de algunos recursos
Si bien quedó precisado el ámbito de la acción de anulabilidad,
o acciones existentes en el antiguo Derecho Romano, las que fueron
con el sustento de las causales de nulidad relativa, no ocurrió lo
tres: el interdicto fraudatorium, la restitutio in integrum ob itau-
mismo con la acción rescisoria la que no fue prescisada respecto de
dem y la actio personalis in factum o ex delicto. Pero la más gene-
la acción resolutoria.
ralizada versión es la de que la acción recibió cl nombre de un pretor
La sustantividad propia de la acción rescisoria tiene su funda- llamado Paulus, que la instituyó como un remedio contra los actos
mento en la figura jurídica de la lesión, que el Código de 1936, fraudulentos, esto es, contra los actos de disposición con los que
restringió al contrato de compra-venta de predios y que el Código el deudor sustraía bienes de su patrimonio con perjuicio a sus acree-
vigente ha hecho extensiva a todos los contratos en los que exista dores. El deudor cometía, pues, un delito persCguido con una ac-
desproporción entre las prestaciones al momento de celebrarse el cion penal que conducía a una condena pecuniaria por el mismo
contrato (Arts. 1447 a 1456). Para todo aquello en que la lesión valor que el de los bienes sustraídos, condena que quedaba sin
no sea el sustento para dcjar sin efecto un contrato, el Código ha efecto si el adquirente rest itu ía los bienes. Por cllo. era una acción
dado lugar a la acción resolutoria. Ambas son acciones personales, restitutoria o revocatoria y, además, tenía un carácter colectivo, pues
pero la rescisoria es caducible (Art. 1445) y no prescriptible; la reso- beneficiaba a todos los acreedores del deudor y no sólo al que ha-
lutoria que abarca una gama amplia de situaciones, es, en unos casos bía ejercitado la acción.
caducible (Art. 1445) y, en otros, prescriptible y, cuando no existe

(12) Revoredo de DeBakey, Delia. Código Civit Peruann. T. II, Parre I, pags. 717 y 718.
(10) Derecho Civil. T. II, Vol. 1o., págs. 236 y 237. (13) Derecho Civil Espariol, Común y foral. T. I, pág. 276.
(11) Lecciones de Derecho Civil. Parte II. Vol. I, pág. 386.
168 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 169

Con el transcurso de los siglos, la acción pauliana fue experi- revocatoria de toda otra acción y con ese nomen juris la postulamos
mentando una marcada evolución, pues fue perdiendo su originario en nuestro Anteproyecto. Sin embargo, atendiendo al tratamiento
carácter penal. El Derecho Moderno la receptó en el Código Napo- que se le da en los Arts. 195 y siguientes del Codigo, como remedio
león y de él se irradió a toda la codificación civil. Es así como lega pauliano ante el fraude con el carácter de acción de ineficacia. nos
a nuestra codificación considerándo sele como una acción de nuli- asaltan dudas sobre si realmente se lè puede seguir llamando acción
dad en el Codigo de 1936 y, ahora, en el de 1984, como una de ine- revocatoria. Creemos que ya no, por el especial carácter que le da
ficacia. el Código, que la reconoce como una acción de ineficacia. Y. para
El Codigo de 1936 le dio a la acción pauliana el carácter de una evitar confusiones, consideramos que lo más propio es lamarla.
acción de nulidad, usando indistintamente los vocablos revoca- simplemente, acción pauliana.
ción'" y "nulidad", en los Arts. 1098, 1099, 1100 y 1101. De la
Exposición de Motivos de Olaechea(14) se deduce tal carácter, lo
que confirmó de manera indubitable en el Art. 1125, inc. 20., que 68.6 La acción indemnizatoria por responsabilidad extracontrac-
señaló el fraude como causal de anulabilidad del acto jurídico. tual

El Codigo vigente, siguiendo a la mod erna doctrina que rechaza Se trata de la acción indemnizatoria derivada del daño causado
la teoría de la nulidad en relación con la acción pauliana, le ha dado, por dolo o culpa y sin que el autor del daño y la víctima hayan sido,
como hemos indicado, el carácter de una acción de ineficacia y cuida previamente, sujetos de una relación jurídica. A la respo nsabilidad
la uniformidad de la terminología en el articulado que la norma. Me- por el daño causad o se le ha venido a llamar ex tracontractual en
diante el ejercicio de esta acción el acreedor puede pedir que se de- contraposición al que resulte de la inejecución de obligaciones con-
claren ineficaces respecto de él los actos de dispo sición del patrimo- vencionales o contractuales, cuya acción indemnizatoria está some-
nio por los cuales el deudor origine perjuicio a su derecho (Art. tida al plazo ordinario de 10 años.
195) y, por los mismos fundamentos, los actos co nstitutivos de ga-
rantías (Art. 196). La acción, como puede apreciarse, ha perdido, La acción a la que se refiere el inc. 4 del Art. 2001, de la que
además, su carácter de colectiva, por cuanto la ineficacia es sólo ahora se trata, es la que se dirige a hacer cumplir la obligación de
respecto del acreedor que insta. reparar un daño injustamente causado. Tuvo su aparición en el De-
recho Romano cuando med iante la Lex Aquilia se fueron precisando
La prescriptibilidad de la acción revocatoria o pauliana fue pre- los hechos que debían ser reparados, haciéndose extensiva la acción,
vista en el Derecho Romano y con esta característica fue recepcio- por obra del pretor, a la generalidad de los daños causados injusta-
nada también en la codificación civil mnoderna, aún cuando ha sido mente.
objeto de diversos plazos prescriptorios.
En el Derecho Moderno fue receptada por el Cödigo Napoleón
Nuestro Código Civil vigente, como el anterior de 1936, le fija en relación al principio general de la responsabilidad derivada de
un plazo prescriptorio de 2 años en el inc. 4 del Art. 2001. La nor- los delitos y cuasidelitos, que nuestro Código de 1852 definió como
ma, de la que fuimos ponentes(15) cuidó de distinguir la acción los hechos practicados intencionalmente, en el Art. 2189, y como
los hechos ilícitos cometidos sólo por culpa y sin dolo. en el Art.
2190. EI Código Alemán varió la terminología por la de acto ilícito.
abarcando bajo este solo concepto el dolo y la culpa, lo que tam-
(14) Exposición de Motivos del Libro Quinto del Proyecto de Código Civil, påg. 6. bién hizo nuestro Código de 1936 al conceptuar el acto ilicito en
(15) Revoredo de De Bakey, Delia. Código Civil Peruano. T. I1, Parte I, págs. 717 y 718.
170 FERNANDO VIDAL RAMIREZ

el principio general contenido en el Art. 1136: Cualquiera que LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 171
por sus hechos, descuido o imprudencia causa un daño a otro está
obligado a indemnizarlo". EI Código Italiano ha venido a variar la cosas al estado anterior al acto lesionante y así la receptó el Codigo
expresión de acto ilícito por la de hecho ilícito, señalando en su del siglo pasado en su Art. 2288: "Por la restitución se reponen
Art. 2043 que "Cualquier hecho doloso o culposo, que ocasiona a las cosas al estado en que se hallaban antes de causarse la lesión".
otro un daño injusto, obliga a aquel que ha cometido el hecho a
resarcir el daño". Pero como anotó el maestro(18), el inc. 7o. del Art. 1168 del
Código de 1936 sólo hizo mención a la acción contra los padres,
Nuestro Código Civil vigente, en su Art. 1969, bajo cl epígrafe pues el Código contenía disposiciones especiales contra los tutores
de Responsabilidad Extracontractual reitera el principio general: y curadores con sus respectivos plazos de extinción para las accio-
*Aquel que por dolo o culpa causa un dafño a otro está obligado a nes. Por eso, la norma del inc. 4 del Art. 2001 del actual Codigo,
indemnizarlo". Dentro del ámbito de este principio general, resulta que está tomada de nuestro Anteproyecto(19), la hace extensiva a
indemnizable todo daño producido a un sujeto sin que exista una todos los representantes de incapaces y reduciendo el plazo a 2
previa relación jurídica con el responsable del daño, la que se entabla, años -el antecedente lo había fijado en 3 años- pues "los menores
precisamente, como consecue ncia del dafño causado que es el que e incapaces no sólo pueden reclamar contra sus padres, sino tam-
legitima el ejercicio de la acción indemnizatoria, la que prescribe, bién contra sus tutores o curadores"(20). La disposición es de
conforme al inc. 4 del Art. 2001, a los 2 años. aplicación general, salvo plazo distinto establecido en norma dis-
tinta.

68.7 La acción contra los representantes de incapaces


69. ACCIONES PERSONALES IMPRESCRIPTIBLES
Se trata de una acción indemnizatoriacontra los padres, tuto-
Si como hemos visto (Supra No. 67), por regla general las ac-
res o curadores por los perjuicios irrogados al incapaz durante el
ciones personales prescriben en el plazo ordinario del inc. 1 del
ejercicio de la patria potestad, la tutela o la curatela. Según el inc.
Art. 2001, o, en . los plazos especiales que el mismo dispositivo
4 del Art. 2001 prescribe a los dos años.
esablece, también la ley señala el carácter imprescriptible de algu-
nas acciones. La imprescriptibilidad supone que aún cuando la
El antec ed ente del plazo prescriptorio de esta acción está acción pueda ser ejercitada, el decurso del tiempo no la atecta ni
dado por el inc. 7o. del Art. 1168 del Código de 1936, que León produce su extinción.
Barandiarán(16) explicó en el derecho de reclamar de los menores
e incapaces de los perjuicios que sufrieran durante su estado de alie-
ni juris, por cuanto el Código había eliminado el beneficio de la res- 69.1 La acción de nulidad del matrimonio
titutio in integrum que contenía el Art. 2286 del Código de 1852.
La restitutio in integrum, según Petit(17), era una acción que resul- Según el Art. 276, "la acción de nulidad no caduca". Sin em-
taba de una lesión por la realización de un acto jurídico contrario bargo, queremos precisar que la acción de nulidad de matrimonio
a la equidad y que permitía recurrir al pretor quien reponía as es imprescriptible y no incaducible. Ya al ocuparnos de la caduci-
dad (Infra No. 82) habremos de trazar el deslinde conceptual entre
(16) Comentarios al Código Civil Peruano. T. I, págs, 563 y 564.
(17) Tratado Elemental de Derecho Romano, pág. 692.
(18) Comentario al Código Civil Peruano. T. I, Pág. 564.
(19) Revoredo de DeBakey, Delia. Código Civil Peruano. T. I1. Parte I, págs. 717 y 718.
(20) Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T. II, pág. 713.
172 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 173

la prescripción y la caducidad, por lo que ahora la aclaración la de la Lama(25 ). en 1883 la Delegción Aposlolia comunicó a la
vamos a hacer por cuanto en alguna oportunidad hemos sostenido Curia de Lima las Indicaciones Sumarias segün a Doctrina y Prác-
la incaducibilid ad de la acción de nulidad de matrimonio. ticu de las Sugradas (ongregciones Romanas, en as qte e indicaba
que "en virtud del Derecho Canónico la avción para pedir la nulidad
En el Anteproyecto(21 ) que propusimos y que en el Proyecto del matrimonio no prescribía nunca". Las leyes de 23 de diciembre
de la Comisión Reformadora tuvo el numeral 2084. postulamos de 1897 y de 23 de noviembre de 1903. que reconocieron la validez
que "Sólo los derechos patrimoniales son susceptibles de prescrip- del matrimo nio civil para los no católicos. se remitieron a las dis-
ción y que ésta. opera cuando no se ejercita la acción en cl plazo posiciones del Código Civil husta la secularización del matrimonio
establecido por la ley" y que *la prescripción no opera cuando se para los católicos por disposición del Deereto-Ley No. 6889 de 4
trata de los derechos relativos al estado de las personas y a los de de octubre de 1930. Desde entonces y lucgo con el Codigo Civil
familia". En la Exposición de Motivos(22) explicamos que el fun- de 1936, el único matrimonio válido era el matrinonio civil. esta-
damento de la regla era que se trataba de derechos expatrimoniales. bleciendo la imprescriptibilidad de la acción de nulidad en el Art.
Así lo sostuvimos también en una serie de artículos periodísticos 153.
cuando el Proyecto fue sometido a debate público, llegando a sos-
Ahora bien, el Ait: 276 tiene conmo antecodente el Art. 153
tener que dentro de la gama de acciones caducibles quedaba com-
prendida la de nulidad de matrimonio(23). del Cödigo de 1936. cuya inpeseriptiviid.al enplici Imilio I. Va-
verde(26) en la grave trawndencia tel acto nuko que conNisle en
el inválido y pretendido Oncierlo dl laZO nupcial", lo que no de-
Ahora bien, al suprimirse la norma que propusimos y al haberse
bía producir su prescripción trcintanaria (Supra No. 68.1) como
adoptado la contenida en el Art. 1983, según la cual "La preserip-
en el caso de nulidad de n looonrato, qu lhacivndohnca-
ción extingue la acción pero no el derecho mismo", no puede ya
pié en que la inprescripibilidat no lna un riyor ubsolulo n
sostenerse la incaducibilidad de la acción de nulidad de matrimo-
razón a los Arts. 136 y 139 que estableciu plazos de caducidad para
nio, sino su imprescriptibilid ad. De ahí, que dejamos aclarada y
el ejercicio de la acción. Corncjo Chávez(27) sostuvo tambićn la
pręcisada nuestra posición respecto de la norma dcl art. 276 y que en
imprescriptibilidad de la acción de nulidad de matrimonio "porque
nuestra opinión, tal acción sea imprcscriptible, como en su oportuni-
así lo declara, aunque con restricciones, el Art. 153". Como se
dad la propuso Cornejo Chávez(24). su ponente.
sabe, el Código de 1936 no legisló sobre las reglus generales de la
La nulidad del matrimonio ha sido considerada desde el Dere- caducidad -lo que sí hace cl vigente en cl Título I| del Libro VIll
cho Romano y en el Derecho Canónico. Nuestro Código de 1852, dejando librado al intérprete establecer cuándo el cjercicio de la ac-
aún cuando sometió la celebración del matrimonio a las formalida- ción estaba sometido a un plazo de caducidad y cuando a uno de
des establecidas por la lglesia en el Conciclio de Trento (Art. 156), prescripción. El Código que lo ha derogado sí ha cuidado de hacer
permitió la nulidad del matrimonio por las causas seña ladas en el el distingo, aunque incurriendo en el ya señalado defecto del Art.
articulado pertinente y estableciendo plazos de caducidad para 276.
las acciones que pudieran sustentarse en cllas y sin co nsagrar la .
imprescriptibilidad de la acción. Según consigna Miguel Antonio La acción de nulidad que venimos estudiando es la de la nuli-
dad absoluta a que se refiere el Art. 275 que contiene una norma

(21) Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T. II, pág. 692. (25)
(22) Ibidem, pág. 698. Código Civil. Anotado y Concordado (1852), påg. 508.
(23) El Comercio, 14 de marzo de 1983. (26) EI Derecho de Familia en el Código Civil Peruano. T. I, pág. 346.
(27) Derecho Familiar Peruano. T. I, pág. 134.
(24) Revoredo de DeBakey, Delia. Cdigo Civil Peruano, T. I. Parte I, pág. 282.
LAPRESCRIPCION
EXTINTIVA 175

174 FERNADO VIDALRAMIREZ o contra sus herederos. La norma registra como antecedentes los
similar a la del Art. 220: "La acción de nulidad debe ser interpuesta Arts. 308 y 309 del Código de 1936 -que a su vez tuvieron como
antecedente el Art. 227 del Código de 1852- y está tomada de la
por el Ministerio Público y pude ser intentada por cuantos tengan
en ella un interés legítinmo y actual. Si la nulidad es manifiesta, el propuesta de Cornejo Chávez(29). La imprescriptibilidad la explica
Cornejo Chávez(30), al criticar el Art. 308 del Código anterior
Juez la declara de oficio. Sin embargo, disuelto el matrimonio, el
Ministerio Público no puede intentar ni proseguir la nulidad ni el en cuanto no hacía referencia exXpresa -como si la hace el numeral
Correspondiente del actual- a la posibilidad de dirigir la acción con-
Juez declararla de oficio'". Las causales para la nulidad están enu- tra los hered eros del o de los padres, ya que la acción está expedita
meradas en el Art. 274, que establece plazos de caducidad para mientras dure la vida del hijo, pues a partir de su fallecimiento la
los casos de enfermedad mental (inc. 1), de sordomudez, ciegosor- acción se extingue a los dos años.
dez y ciegomudez (inc. 2) y de bigamia (inc. 3); y. somete a la im-
prescriptibilidad de la acción, los casos de los co nsanguíneos o afi- La acción declaratoria de la filiación matrimonial está com-
nes en línea recta (inc. 4), de los consanguíneos en segundo y tercer prendida entre las llamadas acciones de estado y puede entenderse
grado de la línea colateral (inc. 5), de los afines en segundo grado referida no sólo a que se reco nozca la posesión de estado sino tam-
de la línea colateral (inc. 6), del condenado por homicidio doloso biển al título que deriva de la partida de matrimonio de los padres,
(inc. 7), de quienes contraigan matrinonio con prescindencia de contra uno o ambos padres y aún contra los herederos de éstos (Art.
los trámites previstos en el Codigo (inc. 8) y de los contrayentes de 373). La filiación deberá demostrarse con la posesión constante del
mala fe que lo celebran ante funcionario incompetente (inc. 9). estado o por cualquier otro medio siempre que exista un principio
La caducidad de la acción en unos casos y la imprescriptibilidad de prueba escrita que provenga de uno de los padres, constituyendo
de la misma radica en la naturaleza jurídica del matrimonio que, se- la sentencia la prueba definitiva de la filiación matrimo nial (Art.
gún Cornejo Chávez(28), como acto es un contrato y como estado 375).
es una institución. Como acto jurídico, dentro de la sistemática del
Código, la capacidad de los contrayentes supone la ausencia de impe- Si bien, como hemos indicado, la imprescriptibilidad ha sido
dimentos y las formalidades para su celebración; como estado, las establecida para que el hijo en vida accione para que se declare su
relaciones personales y patrimoniales entre loS cónyuges y las de filiación matrimonial, la acción es transmisible a sus herederos y
éstos con los hijos. De ahí, cntonces, la caducidad de la acción en caduca a los 2 años, si murió antes de cumplir 23 años sin haber ac-
los casos previstos y la imprescriptibilidad de a misma y que la ac- cionado, si devino incapaz antes de cumplir la indicada edad y mu-
ción que corresponde al cónyuge contorme al Art. 279, cuando es rió en el mismo estado, o si dejó iniciado el juicio, caso en que no
iinprescriptible, sea intra nsmisible a los hercderos quienes pueden existe plazo de caducidad puesto que la acción está incoada y los
continuarla si ya estaba iniciada por su acusante. Sin embargo, como herederos se convierten en titulares de la misma (Art. 374).
lo postula en el mismo Art. 279, los herederos tiencn el derecho de
accionar por sí mismos como legítimos interesados en la nulidad. 69.3 La acción declaratoria de la filiación extramatrimonial

69.2 La acción declaratoria de la filiación matrimonial Según el Art. 410 No caduca la acción para que se declare la
filiación extramatrimonial'", Ya al ocuparnos de la acción de nulidad
Según el Art. 373 es imprescriptible la acción del hijo para que
se declare su filiació 1 y puede intentarla contra cl padre y la madre

Revorsdu te De Bakey, Delia. Código Civil Peruano. T. I. Parte I, pág. 386.


(30)
Dech, Fomitiar Peruano. T. 2, pag. 53.
.

(28) Ibidem, pág. 29.


176 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 122
de matrimonio (Supra No. 69.1) hemos explicado la razón de la im-
prescriptibilidad y no de la incaducibilidad, que habremos de ex- La maternidad extramatrimonial puede ser judicialmente de-
plicitar con mayor detalle al ocuparnos de la caducidad (Infra No. clarada por el hecho del parto y la identidad del hijo (Art. 409).
79). La titularidad de la acción corresponde sólo al hijo, pero pue-
de ejercerla la madre, en nombre del hijo, durante su minoridad
La norma no registra antecedente en el Código de 1936 y cons- sin necesidad de autorización del consejo de familia, el que si re-
tituye una modificación introducida por la Comisión Revisora a la quieren el tutor y el curador (Art, 407, primer párrafo). Puede
formulada en el Proyecto de la Comisión Retormadora en base a la ejercitarse antes del nacimiento del hijo (Art. 405).
propuesta de Cornejo Chávez(31 ). que, rccogiendo la fórmula. del
Art. 380 del Código derogado, proclamabu la imprescriptibilidad La acción se interpone contra el padre o la madre o contra
de la acción pero para que se declarara la maternidad extramatri- sus herederos si hubiesen muerto (Arts. 406 y 411). No pasa a los
monial. herederos del hijo, pero sus descendientes pueden continuarlo si
lo dejó iniciado (Art. 407, segundo párafo).
El Art. 410 debe entenderse, pues, como que consagra la im-
prescriptibilidad de la acción del hijo concebido y nacido fuera de Es admisible la prueba negativa de los grupos sanguíneos u
matrimonio, para que mediante la investigación judicial de la pater- otras de validez científica (Art. 413). La sentencia produce los
nidad o de la maternidad, se declare a sus padres. La imprescripti- mismos efectos que el reconocimiento y no confiere al padre o a
bilidad se explica fácilmente por razones no sólo de orden jurídico la madre derecho alimentario o sucesorio (Art. 412).
sino también de orden moral.

La paternidad ex trapatrimonial puede ser judicialmente decla-


rada cuando exista escrito indubitado del padre que la admita y cuan-
do el hijo se halle o se hubiese hallado en la posesión constante del
estado y cuando el presunto padre hubiera vivido en concubinato
con la madre en la época de la concepción, en loś casos de violación,
rapto o retención violenta de la mujer, también en la épo ca de la
concepción, y en caso de seducción con promesa de matrimonio
que conste de manera indubitable y coincidente con la época de la
concepción (Art. 402). En el caso del concubinato la acción no
procede si en la época de la concepción; la madre llevó una vida
notoriamente desarreglada o tuvo trato carnal con persona distinta
al presunto padre o si a éste le fue manifiestamente imposible tener
acceso carnal con la madre (Art. 403). Y, si la madre estaba casada
en la época de la concepción, la acción sólo es admisible si el ma-
rido hubiese contestado la paternidad (Art. 404).

(31) Revoredo de DeBakey, Delia, Código Civil Peruano. T. I, Par te I, pág. 419.
LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 179

aún cuando para el propio Petit, en las Institutas de Justiniano al-


gunas acciones tenían un carácter mixto.

PRESCRIPCION DE LAS ACCIONES REALES Las acciones in rem también se dividieron en acciones civiles y
acciones pretorianas, según se originaran en el jus civiles o fueran
concedidas por el pretor. Las principales acciones in rem civiles fue-
70. PREMISA ron el rei vindicatio, por la cual un propietario desposeído podía
hacer valer su derecho de propiedad; la acción negatoria, por la cual
Habiendo ya considerado la prescripción de la acción personal
un propietario pod ía oponer su derecho a toda otra persona que
corresponde, ahora, considerar la de la acción real. Al hacerlo es
atentara contra su propiedad; la acción confesoria, por la que se ha-
conveniente tener presente lo expuesto en la premisa (Supra No.
cía valer el derecho de servidumbre; y, la acción petitoria de heren-
66) con la que iniciamos el estudio de la prescripción de la acción
cia, por la cual el heredero no sólo pedía de reconocimiento como tal
personal y agregar que, contrario a lo que ocurre con ésta, la acción sino también participar en la masa de bienes causada por el de
real mantiene el concepto originario y que su ámbito es el que cujus. Las principales acciones in rem pretoriańas fueron la acción
corresponde exclusivamente a los derechos reales (Supra No. 15.6). publiciana (en homenaje a un pretor llamado Plubium), por la
cual se favorecía a quien estaba en la posibilidad de usucapir y por
ello, si era desposeído, se le conced ía un rei vindicatio que se cali-
71. ORIGEN Y CONCEPTO DE LA ACCION REAL ficaba de ficticia, pues la ficción consistía en que el actor era tratado
como si ya hubiera usucapido; y, la acción hipotecaria, por la cual
La acción real es la que se ejercita en defensa de los derechos el acreedor hipot ecario que no hubiera sido pagado podía reclamar
que no están en la esfera de los personales. Su concepto inicial está la cosa hipotecada a cualquiera que la detentara y a forzar su en-
dado por una contraposición al de la acción personal. trega.

Como ya lo hemos expuesto (Supra No. 67), al igual que en La codificación civil moderna receptó el concepto romanista
la acción personal, los romanistas coinciden en establecer el origen de la acción in rem. El Côdigo Napoleón le fijó un plazo para su
de la acción real como resultado.de la summa divisio de las acciones prescripción, en una referencia genérica en el Art. 2262, de 30 años.
en acciones in rem y acciones in personam, establecida en ls Insti- Nuestro Código de 1852 le fijó un plazo prescriptorio de 20 afios,
tutas de Gayo y Justiniano. con referencia específica a la acción hipotecaria (Art. S60 inc. 40.).
El Código Alemán comprendió en el plazo de 30 años, fijado como
Al igual que la acción personal, la actio in rem apareció tam- plazo ordinario, la prescripción de pretensiones vinculadasa derechos
bién con el procedimiento formulario. Pero, según Petit(1 ), en la reales. Nuestro Código de 1936, en referencia genérica a la acción
intentio de la fórmula no era necesario que figurara el nombre del real, le fijó un plazo prescriptorio de 20 años (Art. 1168 inc. lo.).
demandado y no contenía tampoco demonstratio. Por estas y otras El Código Italiano la comprende en el plazo ordinario de 10 años,
diferencias una acción no podía ser a la vez in rem e in personam, conforme al Art. 2946. Por último, nueströ vigente Código, tam-
bién con referencia genérica, hace prescribir a la acción real a los
10 años (Art. 2001, inc. 1).
(1) Tratado Elemental de Derecho Romano, págs. 651 y 652.
180 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 181

Como puede apreciarse, pues, la codificación civil viene man- obligación por el deudor, puesto que por su carácter accesor io es-
teniendo el criterio de distinción entre acciones reales y personales. tán sometidas a las correspondientes acciones perso nales que emer-
Sin embargo, la doctrina tiene ya planteada la revisión de este cri- gen del derecho creditorio; sin embargo, el Art. 1117 -para el caso
terio de distinción. Recordemos que la acción, como sinónimo de de la hipo teca- considera que existe acción real cuando la exigibi-
derecho a la jurisdicción, es una sola, cualquierà que sea la preten- Jidad se hace al tercer adquirente del bien hipotecado, así como
sión que en ella se haga valer, pues el derecho que es objeto de la el Art. 1069 en cuanto a la realización de la prenda.
pretensión podrá ser real o personal, sin que por ello varíe en nada
la naturaleza de la acción.
73. LA PRESCRIPCION Y EL NO USO
Pero como la denominación de acción real sigue siendo utiliza-
da tanto en la doctrina como en la codificación -como ha ocurrido Aún cuando el Codigo ha tomado posición definitoria en cuan-
con nuestro vigente Código Civil-, y como el concepto de la misma to a la prescripción extintiva al dejar claramente establecido que
es restrictivo pues se refiere únicamente a los derechos reales (Supra ella consiste en la extinción de la acción (Supra No. 39), legisla
No. 15.6), es conveniente dejar establecido que el concepto con dos casos de prescripción extintiva por el no uso del derecho. Se
que la acción real ha sido instalada en nuestro ordenamiento sustan- trata de la extinción del usufructo por el no uso del derecho durante
tivo es el tradicional. De este modo, si los derechos reales son el cinco años en el Art. 1021 inc. 2 con explícita mención de la pres-
poder jurídico que recae sobre una cosa y es erga omnes, la acción cripción, y de la extinción de la servidumbre también por el no
real puede ser dirigida contra cualquiera, es adversus omnes. uso durante cinco afños en el Art. 1050 en el que la referencia a la
prescripción resulta de los antecedentes del numeral durante el pro-
ceso de reforma del Codigo de 1936.
72. ACCIONES REALES PRESCRIPTIBLES
La extinción del usufructo por prescripción estuvo prevista en
Como ya hemos señalado, el Art. 2001, inc. 1, fija en diez años el Código de 1936, cuyo Art. 948 dispuso que Se adquiere y se
la prescripción de la acción real, si la ley no dispone un plazo dife- pierde por prescripción el usufructo de un bien si se posee o se
rente o, si ella misma, no declara su imprescriptibilidad. La referen- deja de poseer por el tiempo y con las condiciones establecidas
cia del inc. 1 del Art. 2001 constituye, pues, una norma general y para la propiedad'", que, a su vez, tuvo su antecedente en el Art.
debe entenderse aplicable a toda acción real que no se rija por nor- 1084 inc. 3o., del Código de 1852, pero referido únicamente a
ma especial, sea a un plazo prescriptorio abreviado o a su no extin- la adquisición del usufructo. La ex tinción de la servidumbre por
ción por el transcurso del tiempo. prescripción si bien no tuvo norma expresa en el Código de 1936
-y por eso la del Art. 10s0 no tiene antecedente-. Jorge Eugenio
Con la advertencia de que la acción reivindicatoria -que es la
Castañeda(2) ha dejado cxpuesta la opinión de que sí se extinguía
acción real por excelencia-- no prescribe (Art. 927), son acciones
por prescripción por interpretación de los Arts. 970 y 973 y que
reales prescriptibles, entre otras, las acciones posesorias (Art. 921) ella se producía por el no uso.
que pueden utilizarse en defensa de la posesión, la acción de des-
linde (Art. 966) y, en general, las acciones que resulten de la media- Durante el proceso de reforma del Codigo de 1936, la cues-
ner ía, usufructo, uso, habitación, superficie, servidumbre o cual- tión ha sido abordada tanto por Jorge Avendaño Valdez como
quier otro derecho real a las que la ley no declare imprescriptibles.
Las acciones que resultan de los derechos reales de garantía, no se
(2) Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. IL, págs. 222 y 223.
consideran de carácter real cuando se dirigen al cumplimiento de la
182 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 183
FERNANDO VIDAL RAMIREZ
Su conexión, desprendidas las normas del proceso de su formación y
de la "voluntad del legislador", indudablemente que la del Art. 1050
por Lucrecia Maish Von Humboldt. En el Anteproyecto de Jorge no presenta problema alguno porque de su texto no se puede inferir
Avendaño(3) se propuso que se perdía el usufructo por prescrip- otra cosa que una extinción de las servidumbres por el no uso. Pero
ción si se dejaba de poseer durante los plazos establecidos para lo mismo no resulta del inc. 2 del Art. 1021 en que la mención a la
perder la propiedad, explicándose en la Exposición de Motivos(4) prescripción es expresa.
que la propuesta se basaba en el Art. 948 del Código de 1936. Por
su parte, Lucrecia Maish(5), siguiendo a Eleodoro Romero Romaña Como lo hemos indicado al inicio, el Código ha tomado una
y a Jorge Eugenio Castañeda, ad mitió el no uso como causal de posición definitoria en cuanto a la prescripción, pues sólo puede
extinción del usufructo y, considerando 1a necesidad de establecer entenderse que extingue la acción. Aún cuando Lucrecia Maish(12),
un plazo para la prescripción por tal causa, propuso el de 10 afños, al comentarlo no lo vincula ya con la prescripción, creemos que es
el que fue consignado en el inc. 7 del Art. 237 de su Anteproyecto un grave defecto del Código, que en alguna medida hay que salvar
(6), cuya fórmula fue finalmente aceptada y, con la reducción del mediante la interpretación doctrinal. Debe entenderse, simplemente,
plazo a 5 años, pasó a constituir el inc. 2 del Art. 1021(7). como una causal de extinción del usufructo por el no uso.

En cuanto a la extinción de la servidumbre, Avendaño (8) pro- 74. ACCIONES REALES IMPRESCRIPTIBLES
puso un no uso durante 10 afños, explicando en su Exposición de
Como hemos visto (Supra No. 72) el inc. 1 del Art. 2001 en
Motivos(9) que era conveniente hacerlo "en vista que el Art. 973
su referencia genérica a la acción real, establece un plazo de pres-
de Código actual (1936) alude a la prescripción extintiva de la
cripción para todas aquellas acciones reales a las que le ley no les
servidumbre tan sólo de. manera indirecta'". Lucrecia Maish(10),
fija un plazo diferente. De ahí también, que la ley pueda establecer.,
atendiendo a las observaciones de Romero Romaña respecto del
como en efecto lo hace, la imprescriptibilidad de alguna acciones
Código de 1936, propuso en su Anteproyecto(1l) una extinción
reales, las que vamos a considerar atendiendo a sus numerales or-
por el no uso durante cinco años, aunque sea causado por caso for-
dinales.
tuito o fuerza mayor y un plazo prescriptorio de 10 años si el pro-
pietario del predio sirviente podía probar el no uso. El Código en
su Art. 1050 ha dispuesto, como se sabe, que "Las servidumbres se 74.1 La acción petitoria de herencia
extinguen en todos los casos por el no uso durante cinco años'".
Según el Art. 664, que la declara imprescriptible, "la acción de
petición de herencia corresponde al heredero que no posee los bie-
Atendiendo al criterio objetivo de la interpretación, que consis-
nes que le pertenecen, contra quien los posea en todo o en parte a
te en atribuir a las palabras su significado propio y el que resulte de
título de heredero, para excluirlo o para concurrir con él". Esta
acción, como hemos visto (Supra No. 71) es de origen romanista
y por ella no sólo se pide el recono cimiento de la calidad de here-
(3) Proyectos y Antepro ectos de la Reforma del Código Civil. T. I, pág. 778. dero, sino la reivindicación de la herencia contra aquellos que la
( 4 lbidem, pág. 804.
( 5) Ibidem, pág. 873. poseen pro herede.
( 6 De los Derechos Real s, pág. 171.
(7) Revoredo de DeBak , Delia, Código Civil Peruano. T. I. Parte I, págs. 968 y 969.
(8) Proyectos y Antepro yectos de la Retorma del Côdigo Civil. T. I, pag. 781.
(9) Ibidem, pág. 805.
(10) lbidem, pág. 883. (12) Cód igo Civil Peruano. T. V. Parte ll, pág. 223.
(11) De los Derechos Ree s, págs. 199y 200.
184 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA PRESCAIPCION EXTINTIVA 185

Pese a que en su origen la acción petitoria de herencia fue En el vigente Código Civil, en su Art. 664(19), no se ha recogi-
concebida como una actio in rem, hay elaboración doctrinaria que do, en su totalidad, el planteamiento de Lanatta al delimitarse el ám-
la considera como una acción personal en razón de que supone la bito de la acción petitoria de herencia únicamente por herede, y al
delaración de heredero del actor. Sin embargo, la doctrina domi- consagrar su imprescriptibilidad adversus omnes y no sólo entre cohe-
nante le reconoce el carácter de acción real siendo esta la posición rederos.
de la doctrina nacional, resumida por Lanatta( 1 3) y. poco antes de
la promulgación del actual Código, por Augusto Ferrero(14), am- La acción reivindicatoria de herencia, a que se refiere el Art.
bos en relación al Código de 1936. y posteriormente ratificada 665, se rige, en cuanto a su vigencia en el tiempo, por las reglas
establecidas para la acción reivindicatoria en general. No es ya
por Lanatta, ponente del Libro de Sucesiones en el nuevo Código
(15), así como por Ferrero(1 6). prescriptible, como lo era en el Código de 1936.

En el Código de 1936 la acción petitoria de herencia estuvo


legislada en el Art. 663, que la distinguió de la reivindicatoria de 74.2 La acción reiv indica toria
herencia pues ésta estuvo legislada en el Art. 664. La primera era
imprescriptible por aplicación del Art. 902, pero la segunda pres- Es la acción 1eal por excelencia y, pese a la regla general del
cribía en el plazo fijado para la prescripción de la acción real. Plan- inc. 1 del Art. 2001, el Art. 927 declara su imprescriptibilidad
teada la reforma y desarrollándose su proceso, Lanatta formuló con la salvedad de aue no procede contra quien adquirió el bien
su Anteproyecto( 17) y explicó en a Exposición de Motivos(1 8) por prescripción usucupativa. De este modo, el nuevo Código ha
que la acción se conced ía al heredero que no podía entrar en po- resuelto la debatida cuestión que sobre la vigencia temporal de la
sesión efectiva de los bienes de la herencia, ya porque se encontra- acción reivindicatoria planteó el Código de 1936 al no dar conte-
ran en poder de otros herederos, verdaderos o aparentes, o de quienes nido a una norma como la del Art. 927.
los poseían sin título, o de los causahabientes a título gratuito de
La actio rei vindicatio fue una de las acciones in rem civiles
cualquiera de estas personas, haciéndola provenir de la hereditatis
de mayor importancia en Roma porque significaba -como hasta
petitio romana y precisando que la imprescriptibilidad se daba ahora- el cjercicio de uno de los poderes jurídicos inherentes al
únicamente entre coherederos. Precisando así el ámbito de la ac-
derecho de propiedad. Ha merecido un tratamiento especial en la
ción petitoria de herencia, explicó Lanatta -uno de los más distin-
codificación civil, al extremo que ha merecido la consagración
guidos y queridos maestros de San Marcos- que tal acción no pro- de su imprescriptibilidad, aunque en buse a que la propiedad no
cedía contra los terceros que hubieran adquirido los bienes a tí- sea adquirida por otro, es decir. mientras no exista usucapión.
tulo oneroso y de buena fe, correspondiendo en este caso la rei-
vindicación del bien mediante el ejercicio de la respectiva acción El Código de 1936 no dio contenido a una norma que declara-
rei vindicatio. ra la imprescriptibilidad de la acción reivindicatoria y. al establecer
el Art. l168, inc. lo., que preseribía a los 20 años la acción real,
la doctrina nacional quedó dividida. Se consideró, así, que siendo
la reivindicatoria una acción real y no existiendo disposición en
(13) Derecho de Sucesiones. T. I, pág. 311.
(14) Derecho de Sucesiones. Parte General, pág. 100 (1ra. ed., 1983).
(15) Código Civil Peruano. T. V. Parte II, pág. 15.
(16) Derecho de Sucesiones, pág. 65 (2da. Ed., 1985).
(17) Proyecto y Anteproyecto de la Reforma del Código Civil. T. I. pág. 665. (19) Revoredo de DeBakey, Delia. Código Civil Peruano. T. I, Parte, pág. 658 y 659.
(18) Ibidem, págs. 689 a 692.
186 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 187
contrario, prescribía a los 20 años aún cuando un poseedor de mala
fe y sin justo título requiriera de 30 años para usucapir un inmue- Planteada la reforma del Código de 1936 y desarrollándose su
ble, conforme a la regla del Art. 871, produciéndose un vacío de proceso, Avendaño formuló en su Anteproyecto(22) un numeral
10 años entre el poseedor que no era todav ía propietario. y el pro-
fijando un límite temporal a la acción reivindicatoria a fin de que
pietario, a quien se le pod ía oponer la prescripción. Sin embargo,
ésta prescribiera cuando el poseedor usucupiera el bien, explicando
Jorge Eugenio Castafñeda(20) -otro de los antiguos y queridos
que lo hacía para establecer legalmente la imprescriptibilidad de la
maestros de San Marcos-- fue de opinión que la acción reivindica-
acción reivindicatoria para hacer desaparecer el vacío de 10 años que
toria era imprescriptible, fundándose en que el dominio no se ex-
resultaba del Art. 1168, inc. lo., y del Art. 871. Por su parte, Lucre-
tỉnguía por el no uso y sosteniendo la equivalencia de los conceptos
de la prescripción de acción y de la prescripción de derecho: de la cia Maish(23) propuso que la acción reivindicatoria esimprescrip-
identificación del derecho de propiedad y la acción real reivindica- tible", y, sin pronunciarse sobre la brecha del Código de 1936, pre-
toria resultaba la imprescriptibilidad. Precisando su posición ha cisó que la acción reivindicatoria en primer lugar, protege sólo la
propiedad; en segunda instancia, sólo se puede ejercitar para recu-
escrito: Se afirma que, en nuestro Código Civil (1936), la reivin-
dicatoria -que es la acción real más neta-- prescribe a los 20 años perar bienes singulares, y no por ende la universitas, pues en tal caso
se ejercería la acción petitoriä de hercncia: en tercer término, sólo se
(Art. 1168 inc. lo.). De donde se tendría el absurdo de que el
puede ejercitar cuando se ha perdido la posesión: y en cuarto lugar.,
poseedor de menos de un año, podrá rechazar la acción reivindica-
toria si demuestra que el propietario hace 20 afños que no hizo uso
sólo se debe interponer frente al poseedor actual del bien".
de su acción. Cabe argüir sólidamente que la prescripción sólo co-
Creemos que la norma del Art. 927 le da un tratamiento ade-
menzará desde el día siguiente de su nacimiento: actioni nondum
natae non praescrıbıtur, y la posesión de un extraño hizo nacer el cuado a la acción reivindicatoria, al introducir -con las precisiones
derecho a la reivindicación".
de Lucrecia Maish que hacemos nuestras- de un lado, una excepción
a la regla general del Art. 2001 inc. 1, respecto de la prescriptibilidad
Nosotros, en aplica ción del criterio objetivo de la interpreta- de la acción real, y, de otro, al enervar la imprescriptibilidad de la
ción, consideramos válida la interpretación de que la acción reivin- acción en virtud de la usucapión, que como modo de adquirir la
dicatoria era prescriptible en el régimen del Código de 1936, máxi- propiedad de los bienes consagran los Arts. 950 y 951. De este modo,
me si la prescripción extintiva, que fue tomada como praescriptium la acción reivindicatoria no procede contra el poseedor por 10 años,
actianum, adoptó el principio de la actio nata (Supra No. 47). Por cuya posesión es contínua, pacífica y pública como propietario, o
eso, en la Exposición de Motivos de nuestro Anteproyecto(21), al por cinco años, si median justo título y buena fe, tratándose de in-
proponer el numeral que hoy constituye el inc. 1 del Art. 2001, muebles; ni contra el poseedor por dos años, cuya posesión es contí-
enfatizamos que cuando se tratara de la acción reivindicatoria -que nua pacífica y pública como propietario, o por cuatro años, si no
es la acción real por excelencia– debía cuidarse que existiera la la hay, tratándose de muebles.
necesaria consonancia con la prescripción adquisitiva y evitarse,
así los vacíos y contradicciones con la usucapión con justo título
y buena fe, o sin estos elementos; o con la usucapión mobiliaria o 74.3 La acción de partición
inmobiliaria.
Según el Art. 985 la acción de partición es imprescriptible y
ninguno de los copropietarios ni sus sucesores pueden adquirir por

(20) Institu cio nes de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T. I, pág. 234.
(21) Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T. II, págs. 711. (221 Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T. I, pág. 769.
(23) De los Derechos Reales, pág. 108.
188 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA PEESCRIPCIONEXTINTIVA 189

prescripción los bienes comunes". Como se sabe, la partición es también pod ía exigir la partición el acreedor de uno o más condó-
uno de los modos de extinción de la copropiedad (Art. 992, inc, 1) minos, repitiendo el concepto del Art. 903 del Código de 1936
y consiste en la operación de permuta que realizan los copropietarios. pero expresado en términos positivos, según expresó en la Expo-
cediendo cada uno el derecho que tiene sobre los bienes que no s sición de Motivos(27). Lucrecia Maish(28) fue más precisa en cuanto
le adjudiquen, a cambio del derecho que le ceden en los que se le a la imprescriptibilidad de la acción de partición. Finalmente, la
adjudican (Art. 983). La acción se ejercita en defecto de partición Comisión Revisora optò por reiterar el tenor del Art. 902 agregando
convencional y corresponde a cualquiera de los copropietarios o la referencia a los sucesores.
condóminos.
La acción de partición tiene su origen en el Derecho Romano. Vista la acción de partición desde la perspectiva de la praes-
Según Petit(24), cuando los condóminos no pod ían ponerse de acuer- criptium actionum, la imprescriptibilidad se explica por las razones
do cada uno de ellos tenía derecho a provocar la partición judicial, expuestas por Jorge Eugenio Castañeda y con lla no sólo se favo-
ejercitando la acción comuni dividundi, cuando se trataba de copro- recen los copropietarios sino también sus acreedores (Art. 984).
pietarios, o la acción familias erciscundae. en caso de sucesión indi-
visa entre herederos. Estas dos acciones. fusionadas, fueron recepta-
das por el Derecho Moderno.

La imprescriptibilidad de la acción de partición tomó arraigo


en nuestra codificación civil. EI Código de 1852, en su Art. 2139,
la adoptó en los términos siguientes: "Mientras no se haya hecho la
partición, no se prescribe por ningún tiempo el derecho a pedirla".
Con este antecedente, el Código de 1936, la mantuvo en su Art.
902: *La acción de partición es imprescriptible, y ninguno de los
condóminos puede adquirir por prescripción los bienes comunes".
Castañeda(25) explicó la imprescriptibilidad, no en razón de una
auténtica imprescriptibilidad, sino porque la acción se renueva
todos los días, pues la causa, el motivo determinante de la acción
es el estado de condominio; mientras éste se prolongue en el tiempo,
la partición es procedente.

Plant eada la reforma del Código de 1936 y desarrollándose su


proceso, Avendaño(26) propuso una fórmula según la cual todo co-
propietario tenía un derecho imprescriptible a exigir la partición,
salvo los casos de indivisión forzosa o pacto de indivisión, y que

(24) Tratado Elemental de Derecho Romano, pág. 449.


(25) InstitucIones de Dere ho Civil. Los Derechos Reales. T. II, págs. 54 y 55. (27) Ibidem, pág. 802.
(26) Proyectos y Antepro ctos de la Reforma del Código Civil. T. I, pág. 774. (28) De los Derechos Reales, pág. 144.
LA PRESCRIPCION EXTINTIVA 191

da como un ius persequendi in iudicio, por cuanto éste ha quedado


completamente agotado, por lo que viene a ser es un ius exequendi,
Osea, un derecho de hacer efectiva la decisiôn del magistrado.

La actio iudicati se distingue de la acción porque es consecuen-


cia de ella, pues acudir a los órganos jurisdiccionales no puede tener
LA ACTIO IUDICATI otra finalidad que la de obtener un fallo favorable y, como precisa
Coviello(3), de la sentencia de condena, no de la de simple declara-
ción, deriva en favor del vencedor la llamada actio iudicati. La actio
75. PREMISA iudicati no es, entonces, consecuencia de toda acción, sino de aque-
las que quedan comprendidas en la categoría de acciones condenato-
El Art. 2001, inc. 1, establece también un plazo de 10 afños rias y que se distinguen de las declaratorias y constitutivas dentro del
para, la prescripción de la acción que nace de una ejecutoria. Esta criterio de clasificación que hemos adoptado (Supra No. 19.2).
puede ser real o personal y, por eso, vamos a consid erarla separada- Entre la acción condenatoria y la actio iudicati debe mediar, pues,
mente pues se trata de la denominada actio iudicati. una sentencia de condena y no una declarativa, que sólo constata o
declara la existencia de un derecho, o una constitutiva, que sólo da
lugar a la creación, modificación o extinción de un derecho.
76. DELIMITACION CONCEPTUAL
La sentencia condenatoria es la que impone a la parte vencida
La acción, que la hemos conceptuado como el poder jurídico el cumplimiento de una prestación que puede consistir en un dar, un
que tiene todo sujeto de derecho de acudir a los órganos jurisdic- hacer o un no hacer. Como señala Couture(4), este tipo de sentencias
cionales (Supra No. 17), da lugar a la instauración de un proceso que, surge de numero sas circunstancias, como pueden ser la lesión del
derecho ajeno, como en los casos de responsabilidad civil, de pér-
por lo general, concluye con el pronunciamiento de una sentencia,
dida de la propiedad, de privación de la herencia o como consecuen-
la cual, cuando ya no es susceptible de recurso impugnatorio se
cia del incumplimiento de una obligación. En cualquiera de los ca-
convierte en ejecutoria y pasa a la autoridad de cosa juzgada. La
sos, la sentencia -y no sólo la de condena– tiene como efecto fun-
sentencia con la autoridad de cosa juzgada despliega todos sus efectos
damental producir la cosa juzgada.
contra la parte vencida y confiere a la parte favorecida la actio iu-
dicati, que es la acción que nace de la ejecutoria. Según Messineo
Los efectos de la sentencia, cuando es condenatoria, están s0-
(1) es el medio para poner en ejecución la orden contenida en la
metidos a prescripción.
Tales efectos se resumen en el concepto de
providencia del juez y para obtener la co nsecución de lo que a la
la actio iudicati, que nuestra codificación civil enuncia como "la
parte victoriosa se le atribuye por dicha providencia -) sentencia,
acción que nace de una ejecutoria" (Art. 2001, inc. 1 ).
precisamos nosotros-.

La actio iudicati, por lo expuesto, no es propiamente una ac-


ción. Coviello (2) apunta que no lo es porque no puede ser considera-

3) Ibidem, pág. 638.


(4 Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 318.
(1) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. Il, pág. 42.
(2) Doctrina General del Derecho Civil, pág. 639.
192 FERNANDO VIDAL RAMIREZ
LA CADUCIDAD 193

77. PRESCRIPTIBILIDAD DE LA ACTIO IUDICATI


de 10 años que para la acción que nace de una ejecutoria" fija
La codificación civil ha reconocido siempre la prescriptibilidad el inc. 1l del Art. 2021.
de la actio iudicati y la nuestra la ha reiterado en el Código de
1852 (Art. 560, inc. 40.) en el de 1936 (Art. 1 168, inc. 1) y ahora
en el vigente desde el 14 de noviembre de 1984 (Art. 2001, inc. 1 . 78. LA ACTIO IUDICATI PROVENIENTE DE PENSION ALI-
MENTICIA
León Barandiarán(5), al comentar el Código anterior, insinuó
que hubiera sido preferible prescindir de la actio iudicati, pues la El Art. 2001, inc. 1, establece una regla general que no admite
teoría clásica que la propugnaba no era ya defendible y que era más excepciones que las que la ley expresamente establezca, como
eficazmente combatida, participando de la idea de que la senten- ocurre con la actio iudicati proveniente de pensión alimenticia, a
cia produce una novación del derecho del que emerge la acción que la que se refiere el inc. 4 del mismo Art. 2001 en los términos en
se traduce en la demanda y la sentencia, que da origen a una acción que lo hacía el inc. 50. del Art. 1168 del Código anterior.
especial, dirigida a obtener la ejecución de lo resuelto en la ejecu-
toria. En esta po sición nos permitimos no seguir a nuestro querido La acción que proviene de pensión alimenticia debe entender-
maestro. Si bien en la Exposición de Motivos de nuestro Antepro- se como una actio iudicati, pues se trata de pensión alimenticia
yecto(6) señalamos que sabido era que la actio iudicati era cuestio- establecida en una sentencia y así lo dejamos explicado en la Ex-
nada por la doctrina, optamos por mantener la posición del Código posición de Motivos de nuestro Anteproyecto(8). Lo que prescri-
de 1936 y establecer un plazo prescriptorio a partir de la resolución be es la pretensión ya amparada en la sentencia para exigir la pen-
que causa ejecutoria, dándole un carácter especial a la acción que sión fijada, no el derecho de pedir alimentos que, según el Art.
nace de una decisión judicial. 487, es instrasmisible, irrenunciable, intransigible e incompensable.

No creemos que la sentencia que aipara un derecho y ordena Según el Art. 2001, inc. 4, la actio iudicati derivada de una
el cumplimiento de una prestación haga operar una novación. Una sentencia que fija una pensión de alimentos prescribe a los 2 afios.
pretensión de derecho cambiario -como ejemplifica Couture(7)-
sigue siendo cambiaria luego de la sentencia. Por otro lado, inte-
rrumpida la prescripción con la citación de la demanda (Art. 1997
inc. 3), o por oponer judicialmente una compensación (Art. 1997
inc. 4), y pronunciad a la sentencia, la prescripción comienza a
correr nuevamente, sólo que se requiere del plazo de 10 años pre-
visto para la actio iudicati y no el que le correspond ía a la acción
que fue incoada si estuvo sometida a un plazo distinto lo que no
significa una novación de la pretensión. La pretensión seguirá siendo
de la misma naturaleza, sólo que sometida al plazo prescriptorio

(5) Comentar ios al Código Civil Peruano. T. I, pág. 557.


(6) Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T. Il, pág. 712.
(7) Fundamentos del Derecho Procesal Civil, pág. 335. (8) Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T. I, pág. 713.
V
LA CADUCIDAD
79. PREMISA
Concluído el cstudio de la Prescripción Extintiva corresponde
hacer ahora el de la Caducidad, cuyas normas generales dan conte-
nido al Título II del Libro VIlI del Código Civil, atendiendo al pos-
(ulado que adopta el Art. 2003: *"La caducidad extingue el derecho
y la acción correspondiente".

80. ORIGEN Y EVOLUCION DEL CONCEPTO

La doctrina ha prestado poca atención a la Caducidad y la codi-


ficación civil no ha relievado su tratamiento, habiéndosele confun-
dido con la Prescripción y, es más, subsumido sus plazos dentro de
los de ésta. La concepción de la caducidad como figura jurídica
autónoma e independiente de la prescripción se ha dado recién con
la moderna doctrina. Por eso, y con la finalidad de delimitar s
Concepto, es imprescindible partir de su origen histórico.

El origen de la caducidad como institución jurídica la remon-


tan algunos autores(1 ) a las llamadas Leyes Caducarias. Según Petit
(2) se dio este nombre a dos leyes: la Ley Juiia de maritandis ord-
nibus y la Ley Papia Poppaea, complementaria de la anterior, que
dlentaban al matrimonio y a la procreación de hijos legítimos, im-
poniendo a los célibes y a los casados que no tuviesen familia, la
Privación de las liberalidades que les fueran dejadas en un testa-
ento, a los primeros, y una caducidad de la mitad, a los segundos;

T)
( 2)
Bejarano. Obligaciones Civiles, pag. 497.
Tratado Elemental de Dere cho Romano, págs. 572 y 573.
LA CADUCIDAD 199
198 FERNANDO VIDAL RAMIREZ

y, en los cien días siguientes al fallecimiento del testador, de no confundirse con el plazo de prescripción, pues transcurrido el dere-
haber contraído matrimonio o haber procreado, las liberalidades cho de que se trata ha dejado de existir, mientras que al cumplirse
quedaban sin efecto, caducaban. la prescripción el derecho sólo está paralizado mediante una ex-
cepción. Esta corriente doctrinal se resume en a temporalidad de
Como puede colegirse, el origen de la caducidad explica que ciertos derechos que vienen a ser caducibles, precisamente, porque
se utilice la expresión como indicativa de la pérdida de un derecho nacen con una vigencia limitada.
y que con esta acepción la recoja el Diccionario de la Lengua Es- Pero además de vincularse la caducidad con el transcurso del
pañola. El vocablo viene del verbo latino cadere. que significa caer. y. tiempo, su idea denota la pérdida o la extinción de un derecho.
en su signiticado jurídico, cs una sanción que hace perder o impide Como ya hemos advertido caducidad proviene de cadere, caer, y
nacer un derecho, 0. la decadencia o pérdida de un derecho porquc por ello conduce a la idea de decadencia o pérdida, que se produce
no se ejercita, dentro del plazo cstablecido por la ley, la acción
si mediando un periodo de tiempo no se ejercita un derecho o
necesaria para su preservación.
no se da cumplimiento a un acto, lo que implica una sanción. Por
ello, se usa la expresión para hacer referencia a lo que pierde virtua-
Con uno u otro significado, la caducidad, como institución
lidad jurídica, como es el caso de la caducidad de un testamento
jurídica ha sido acogida por la codificación civil moderna, vinculán- por las causales previstas en la ley (Arts. 805, 806 y 807), o, cuando
dosele al transcurso del tiempo y. por ello, confundićndosele con el deudor pierde el derecho a utilizar el plazo (Art. 181). Sin em-
la prescripción extintiva. Ha sido, pues, la doctrina la que ha ido bargo, debe precisarse que en casos como los de los ejemplos seña-
relievando la ex istencia de la caducidad, reconociéndole semejan- lados, la caducidad toma un sentido y una connotación propias,
zas con la prescripción pero sin identificarla con ella y, por su origen que no son las que deben desarrollarse para el estudio de la cadu-
histórico, se ha ido reconociendo su autonom ía por separación de cidad siguiendo el postulado del Art. 2003 de nuestroCôodigoCivil.
la prescripción. Como apunta García Amigo(3). la gran preocupa-
ción de la doctrina es la identificación de los caracteres comunes y La caducidad como un modo de extinción de derechos por
la de señalar sus notas diferenciadoras. el transcurso del tiempo -que es la que interesa al propósito de
este estudio– fue incorporada a la codificación civil moderna. Asi,
En la delimitación de su concepto, la idea de la caducidad se el Code Civil la receptó en los plazos para la celebración del matri-
ha ido siempre refiriendo al transcurso del tiempo, a un plazo. Así., monio a partir de la publicación de los edictos, para hacer valer
en la doctrina francesa, se la denomina plazo prefijado, que Josse- ciertos casos de nulidad de matrimonio, para la negación del hijo
raud(4) define como el plazo que concede la lcy para hacer valer por el marido, para la investigación de la paternidad natural, para
un derecho, para realizar un acto determinado, y que tiene carác- la acción rescisoria por lesión, para el ejercicio del retracto, entre
ler fatal: una vez transcurrido. y ocurra lo que ocurra, el derecho otros, según los ejemplos utilizados por Josserand(6). El Código
no puede ser ejercitado. el acto no puede ser ya cumplido: el retar- Alemán hizo lo propio en relación a la extinción del derecho de pren-
datario incurre en una verdadera pérdida; pierde la prerrogativa, la da por el transcurso de 30 días desde que el arrendador toma cono-
posibilidad que le conced ía la ley. En la doctrina alemana se le cimiento de la extracción de las cosas, al poseedor a quien se le sus-
llama plazo de caducidad, que Ennecerus(5) advierte que no debe trae la posesión o se le perturba y deja transcurrir un año y al dueño
de la cosa perdida y hallada por otro y no la reclama en el transcur-

(3) Institucio nes de Derecho Civil. I. Parte General, pág. 905.


( 4) Derecho Civil. T.I. Vol. 1o., pág. 767.
( 5) Tratado de Derecho Civil. T. I, Parte II. Vol. |, pág. 1017. (6) Derecho Civil. T. II. Vol. 10., pág. 768.
200 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LACADUCIDAD 201

so de 3 años, según los ejemplos de Ennecerus(7). El Código Italiano veremos (Infra No. 90)- no todo derecho subjetivo essusceptible
lo hace, también, para la restitución de los regalos hechos a causa de caducidad y se requiere que emerja con plazo para su ejercicio
de promesa de matrimonio no contraido y el resarcimiento de los mediante la acción.
dafños por la misma causa, para algunas causas de nulidad de matri-
81. LA CADUCIDAD EN NUESTRACODIFICACIONCIVIL
monio, para el desconocimiento del hijo por el marido, para el
propietario de la cosa hallada que no lo reclama al que la encontró,
La caducidad como un modo de extinción de derechos por.el
para la rescisión por lesión, para la revocación de la donación por
transcurso del tiempo también ha sido receptada en nuestra codifi-
ingratitud del donatario, para la elección por el deudor de obliga-
cación civil, pero no en el Código de 1852 que la utiizó sólo en la
ciones alternativas, para la garantía por vicios de la cosa comprada,
acepción de pérdida del derecho sin vincularla al transcurso del
para el retracto, para la aprobación del resumen de la cuenta corrien-
tiempo, aproximándose al concepto originario que, como ya hemos
te, entre otros casos de decadencia-que es la nominación que le
sefñalado, se remonta a las Leyes Caducarias (Supra No. 80). En este
da el Código Italiano-, según los ejemplos de Messineo(8).
aspecto, se confirmaría la interpretación de Basadre(12), en cuanto
que el Código del siglo pasado fue más romanista que napoleónico.
Ahora bien, de los ejemplos que hemos tomado puede inferir-
se que el criterio para distinguir la caducidad es uniforme, en cuan-
Ha sido el Código de 1936 el que vinculó la caducidad como
to ella se vincula a la extinción del derecho, dándose esta misma
modo de extinción de derechos al transcurso del tiempo y, si bien
uniformidad en la doctrina. Así, para García Amigo(9) la caducidad
no legisló sobre la caducidad como lo hace el vigente Código, per-
opera automáticamente en la vida del derecho, sancionándose al
mitió establecer cuando se estaba frente a un plazo de caducidad
titular del derecho con la extinción del mismo, aún cuando no
o frente a uno de prescripción. León Barandiarán(13) señaló la in-
de manera absoluta. Según Messineo(10) el derecho se pierde si el
ejercicio no se cumple dentro del término de decadencia o (lo que confundibilidad de los plazos, precisando que los de prescripción
es lo mismo), si se cumple fuera de aquel término. Para Arauz Castex importan sólo una oposición a la pretensión del actor, pero no un
y Llambias(1 1 ) la caducidad es un modo de extinción de ciertos desconocimiento a su derecho mismo, mientras que, en cambio,
derechos en razón de la omisión de su ejercicio. los de caducidad importan que el derecho no existe más; y, como
casos de caducidad citó como ejemplos, entre otros. el plazo que
el Art. 18 confería a la persona perjudicada por un cambio de nom-
Conceptuada, pues, la caducidad como una causa de extinción
de derechos subjetivos por el transcurso del tiempo y en razón de bre para impugnarlo judicialmente; el plazo para exigir el resar-
cimiento de los gastos, la reparación del daño moral o la restitu-
su falta de ejercicio, es conveniente considerar las ideas que hemos
ción de los regalos, que el Art. 81 confería para el caso de ruptura
dejado expuestas en relación al ejercicio del derecho subjetivo (Su-
pra No. 16) y que una de las manifestaciones de tal ejercicio conduce de esponsales; el plazo para impugnar la legitimación, que preveia
a la acción. Desde nuestra perspectiva, entonces, la caducidad extin- el Art. 324; para la adopción, el Art. 341; para el reconocimiento
por el hijo, el Art. 365; para anular los actos celebrados por el
gue el derecho y, por ende, la acción que de él deriva, aunque -como
tütor, el Art. 527; el plazo para excluir de-la herencia al indigno,
según el Art. 667; para la.renuncia de la herencia, según el Art.
672; el plazo para el ejercicio de la acción rescisoria por lesión que
( 7)
( 8)
Tratado de Derecho Civil. T. I, Parte II, Vol. Il, pág. 1019.
Manual de Derecho Civil y Comercial. T. II, pág. 77.
g
(9) Instituciones de Derecho Civil. I. Parte General, pág. 908.
(10) Manual de Derecho Civil y Comercial. T. I, pág. 77. (12) Historia del Derecho Peruano, págs. 360 y 364.
(11) Derecho Ciil. Parte General. T. Il, pág. 520. (13) Comentarios al Código Civil Peruano. T. I, págs. 554 y 555.
202 FERNANDO VIDAL RAMIREZ LA CADUCIDAD 203
establecía el Art. 1440; o, para el ejercicio del retracto, el Art. derecho el que se extingue, sino las facultades jurídicas (Supra
1446. El mismo criterio ha sido expuesto por Jorge Eugenio Casta- No, 12.3), cuya finalidad es la de producir un cambio en las situa-
fñeda(14), para quien también la caducidad extingue el derecho y ciones jurídicas (Supra No. 8.1 ).
por ello se distingue de la, prescripción, criterio que a su vez ha sido
seguido por Augusto Ferrero(15).
82. CADUCIDAD Y PRESCRIPCION: DIFERENCIAS
Con estos antecedentes, al plantear en nuestro Anteproyecto
(16) para la reforma del Código de 1936 la idea de introducir dis- La caducidad y la prescripción son doş institutos jurídicos
posiciones relativas a la caducidad, señalamos que si bien el transcur- cuya afinidad se sustenta en el transcurso del tiempo y, por eso,
so del tiempo sustenta la afinidad entre la prescripción extintiva y por largo tiempo, en la doctrina y en la codificación se les con-
la caducidad, mientras la prescripción extingue la acción sin extin- fund ía, entendiéndose a la primera como una forma de la, segunda.
guir el derecho, la caducidad extingue el derecho mismo y, por Sin embargo, con la manera de considerar el decurso del tiempo
ende, la acción que de él deriva. No obstante, la norma del Art. se les distingue, pues como señala León Barandiarán(17) la caduci-
2003 no está tomada de nuestro Anteproyecto, aunque si el con- dad es un tempus continuum. .Y ello, en la idea del maestro, en
cepto de la caducidad que contiene. cuanto que el tiempo no se detiene ante nada ya que el plazo de
caducidad es perentorio y su transcurso fatal. En la caducidad,
Según, pues, la doctrina que informa el Art. 2003 "La ca- pues, el tiempo opera objetivamente al no admitir causales de sus-
ducidad extingue el derecho y la acción correspondiente''- la cadu- pensión ni de interrupción y sin tener, por tanto, las circunstancias
cidad es distinguible de la prescripción por el principio general que subjetivas del titular del derecho, lo que hace que los plazos sean
la sustenta. Lo característico de la caducidad es que la acción emana
preclusivos. No obstante que la doctrina es unánime en la consi-
del derecho -aunque deba interpolarse la pretensión-, el que tiene deración anteriormente anotada, el Art. 2005 admite la causal de
un plazo de vigencia predeterminado en la ley, ya que nace con
suspensión prevista en el Art. 1994; inc. 8.
un plazo prefijado. Si el plazo transcurre, el derecho no puede ser.
ejercitado y su. titular lo pierde, pues se trata de pretensiones cuyo
La doctrina señala, además, entre otras diferencias, que mien-
ejercicio está señalado en un término preciso. El derecho ha nacido
tras que la prescripción tiene que ser alegada (Art. 1992), en la
originariamente con una limitación temporal, como ocurre, por
caducidad el juez puede declararla de oficio (Art. 2006), tema
ejemplo, con la acción de anulabilidad del matrimonio (Art. 277,
al que retornaremos al ocuparnos de la oponibilidad de la caduci-
incs. 2, 3, 4, 5, 6 y 8), con la contestatoria de la filiación (Art.
dad (Infra No. 89); y que los plazos de caducidad pueden ser fijados
364), la impugnatoria de la maternidad (Art. 372), la rescisoria
por la ley o por el convenio, lo que nuestro Código no ha admiti-
por lesión (Art. 1454), la de retracto (Art. 1596), entre otras. do (Art. 2004).
Pero no obstante el enunciado del Art. 2003, debe tenerse Por último, la diferencia sustancia la determina el concepto
en consideración la elaboración doctrinaria según la cual no es el de la caducidad incorporado al Art. 2003: *La caducidad extingue
el derecho y la acción correspondiente"; mientras que, conforme
al Art. 1989, *La prescripción extingue la acción pero no el derecho

(14) Instituciones de Derecho Civil. Los Derechos Reales. T., pág. 243.
(15) La Prescripción Extintiva, págs. 28 y sigu ientes.
(16) Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T. II, págs. 695 y 696. (17) Comentarios al Código Civil Peruano. T. I, pág. 555.

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