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ACTITUD, por Daisaku Ikeda

Así como las flores de cerezas, ciruelas, duraznos y damascos poseen todas ellas sus cualidades ú nicas, cada
persona también es ú nica. No podemos convertirnos en alguien má s. Lo importante es vivir fieles a nosotros
mismos y hacer que la gran flor de nuestras vidas florezca.

Envidiar la belleza de otros disminuirá la tuya propia. Pero cuando alabas la belleza en otros, tu propia
belleza se hace má s profunda.

La paciencia es, en sí misma, un gran desafío, y a menudo es la clave para superar un aparente punto muerto.

Cualquiera que toma una resolució n descubre con el tiempo que la fuerza de su determinació n disminuye
con el tiempo. Lo importante no es que no titubees en tu determinació n, sino que no te des por vencido ante
la vacilació n y no tires la toalla.

A veces nos quejamos sin pensarlo demasiado, pero lo aterrador de quejarnos es que cada vez que lo
hacemos, una nube desciende sobre nuestros corazones, y nuestra esperanza, aprecio y alegría se
desvanecen gradualmente.

“Escava bajo tus pies, ahí encontrará s un manantial”. El lugar en el que te encuentres en este momento es
crucial. Nunca trates de evitar lo que tienes que hacer.

Si siempre tienes una perspectiva superficial, y prestas atenció n solo a trivialidades, seguramente te
enredará s en todo tipo de preocupaciones e inquietudes insignificantes, y no será s capaz de avanzar. Incluso
los obstá culos relativamente menores te parecerá n insuperables. Pero si miras la vida desde un punto de
vista amplio, naturalmente encontrará s la forma de resolver cualquier problema que enfrentes.

Tenemos tanto una fuerza inherente como una debilidad inherente; ambas son completamente diferentes. Si
le damos lugar a nuestra debilidad para que nos domine, seguramente seremos derrotados.

Un poeta escribió : “Para el débil, la dificultad es una puerta cerrada. Para el fuerte, en todo caso, es una
puerta esperando a ser abierta”. Las dificultades impiden el progreso de aquellos que son débiles. Para los
fuertes, sin embargo, estas son oportunidades para abrir las puertas a un futuro brillante. Todo es
determinado por nuestra actitud, por nuestra resolució n.

En ú ltima instancia, nuestra batalla es contra nosotros mismos. Ya sea en nuestras actividades en la
sociedad, o en los acontecimientos histó ricos, políticos o econó micos, todo se reduce esencialmente a una
lucha entre fuerzas positivas y negativas.

El optimismo real no debe ser confundido con una perspectiva despreocupada de la vida, una en la que
perdemos la responsabilidad sobre nuestras vidas. La persona que no se deja vencer por el infortunio, la
pobreza, el insulto y la difamació n; la persona que puede recuperarse de la adversidad y decir: “Eso no fue
nada!”; la persona que sigue su marcha hacia la esperanza a través de la pura fuerza de voluntad: ese es el
verdadero optimista.

La confianza es difícil de conseguir y fá cil de perder. La confianza construida a lo largo de una década puede
destruida en un momento por una observació n o un acto desafortunados. Una persona que no es apartada
del camino elegido, incluso durante los tiempos má s difíciles, en ú ltima instancia el o ella se encontrará que
cuenta con la confianza de todos.

Mientras seamos humanos, estamos condenados a cometer errores. En todo caso, lo que distingue a una
persona enfocada en el futuro de una intransigente, una persona virtuosa de una deshonesta, es si tiene la
capacidad de admitir sus propios errores con franqueza y tomar medidas enérgicas para enmendarlos.

Es absurdo obsesionarse con los errores del pasado. Y es absurdo quedar satisfecho con los pequeñ os logros.
El presente y el futuro son los que importan, no el pasado. Los que descuidan este espíritu de continua lucha
comenzará n a desviarse en una direcció n desastrosa.

Es propio de la naturaleza humana desear ser reconocidos y querer vernos mejor de lo que somos. Cuando
ese deseo toma el control de nuestra persona, es fá cil perder la visió n de quienes somos y cual es nuestro
propó sito real. La corrupció n espiritual surge de esta forma. Lo mejor es ser fieles a nuestro corazó n.

La vida se vive mejor siendo audaces y osados. La gente tiende a crecer temerosas cuando prueban el
fracaso, cuando se enfrentan a desafíos de enormes proporciones o cuando caen enfermos. No obstante, ese
es precisamente el momento de volverse aú n má s audaz. Aquellos que son vencedores en el corazó n son los
má s grandes de todos los campeones.

No tiene sentido culpar a los demá s o al entorno por tus miserias. El cambio comienza a partir del momento
en que reú nes el coraje para actuar. Cuando tú cambias, el entorno cambia. El poder para cambiar el mundo
no se encuentra en ningú n otro lugar que no sea en el interior de nuestras propias vidas.

Cuando tu determinació n cambia, todo se mueve en la direcció n que tú deseas. En el momento en que te
resuelves a ser victorioso, cada nervio y fibra de tu ser inmediatamente se orienta a si misma en funció n de
alcanzar tu éxito. Por otro lado, si piensas: “esto nunca va a funcionar”, en ese instante cada célula de tu ser
se desinfla y renuncia a la batalla.

Si fallaste ayer, esfuérzate por triunfar hoy. Si fuiste vencido hoy, esfuérzate por vencer mañ ana.

Es natural para los seres humanos mirar hacia adelante. Nuestros ojos naturalmente miran hacia adelante.
En este sentido, estamos hechos para avanzar hacia una meta.

Cada vez que te caes, solo vuelve a ponerte de pie. Si puedes levantarte a ti mismo, entonces también puedes
avanzar.

La desdicha de los demá s es nuestra propia desdicha. Nuestra felicidad es la felicidad de los otros. Vernos a
nosotros mismos en los demá s y sentir un sentido interno de unidad con los otros representa una revolució n
fundamental en la forma en que vivimos nuestras vidas. Por lo tanto, discriminar a otras personas es lo
mismo que discriminarnos a nosotros mismos

Todo comienza cuando nos resolvemos a dar el primer paso. Con esta acció n, la sabiduría surge y el cambio
comienza. Sin acció n, nada cambia.

Muchos de los conflictos de la vida tienen su origen y causa en la envidia. La envidia arruina y destruye el
corazó n de las personas.

A menos que miremos las cosas con el corazó n, no podremos ver nada. Si vemos al mundo con amor por la
vida, el mundo nos revelará su belleza.

No avanzar es retroceder.

Aquellos que enfrentan la adversidad con esperanza y con la voluntad de hacer su mejor intento, no
consideran que el proceso sea doloroso. Las personas que se esfuerzan al má ximo y abordan cada problema
a medida que surgen, no experimentan realmente las dificultades como tales; en su lugar ven todo como un
alegre desafío.

¡Florece hoy de la forma apropiada para la persona ú nica que eres!

En ú ltima instancia, no son las dificultades las que no derrotan, sino nuestra propia debilidad.

Si quieres entender las causas establecidas en el pasado, observa los resultados que se manifiestan en el
presente. Y si quieres saber que resultados se manifestará n en el futuro, mira las causas que existen en el
presente. La realidad de tu futuro se forja por las acciones actuales, por tu comportamiento en este
momento.

Las mentiras son realmente aterradoras, porque no solo engañ as a otras personas, sino que también
destruye tu propia humanidad.

El lugar en el que está s ahora es crucial. Nunca eludas lo que debes enfrentar. Desafía tus circunstancias y
persevera constantemente. El camino hacia la victoria se abre en el lugar en donde está s parado.

Si bien es importante ganar, aú n má s importante es no ser derrotado, no importa lo que pase.

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