Está en la página 1de 2

Al inicio de la prueba, se coloca al animal en la zona central, normalmente durante

5 minutos, y se evalúan variables como la locomoción horizontal (número de


cruces de la línea del suelo), la frecuencia de la actividad vertical y el
acicalamiento. La trigmotaxis es un indicador importante de la ansiedad y es
especialmente sensible a la administración de ansiolíticos, estimulantes o
sedantes (Choleris et al., 2001). El nivel de ansiedad se determina con la relación
OFT periférica y central tiempo/entradas. Otra variable comúnmente estudiada es
la habituación, una de las formas básicas de aprendizaje. La habituación se evalúa
como conducta exploratoria, continua en un entorno novedoso y consta de varios
procesos conductuales. La excitación, la emocionalidad y las reacciones
asociadas al estrés son las primeras respuestas del animal ante un entorno
novedoso. A medida que el animal se habitúa, estas reacciones se hacen menos
visibles (Brenes Sáenz et al., 2006). El comportamiento de las ratas en OFT está
sujeto a diferencias intersexuales. Los machos suelen ser menos activos. Estas
diferencias mejoran tras la gonadectomía, pero nunca desaparecen por completo,
lo que significa que no dependen totalmente de la secreción gonadal.

El test de campo abierto es otra prueba utilizada a menudo, para evaluar tanto la
ansiedad como la actividad locomotora. El animal se coloca en una caja abierta,
donde su nivel de ansiedad se define por la latencia para entrar y el tiempo que
pasa en el centro de la arena y la distancia total recorrida. Estos datos se toman
como medidas de la actividad locomotora. La ansiedad también puede evaluarse
mediante la supresión de la novedad en la alimentación (NSF).

La actividad se registra cuando la rata cruza la línea. Según algunos autores, un


cruce de línea se contabiliza sólo cuando el animal cruza la línea con las cuatro
patas (Swiergiel & Dunn, 2007), mientras que otros autores contabilizan la
actividad si el animal mueve ambas patas delanteras a través de la línea (Schiller
et al., 1991). Actualmente se dispone de dos métodos electrónicos. La actividad
puede determinarse mediante rayos fotoeléctricos (Dubovicky et al., 2007; Mach et
al., 2008) o puede grabarse con una cámara de vídeo y luego evaluarse y
analizarse mediante un software de videotracking. Los sistemas de videotracking
permiten un registro continuo del comportamiento, que es más preciso que el
recuento manual. Además, los sistemas de videotracking permiten dividir
virtualmente la arena en zonas centrales y periféricas, así como determinar el
tiempo que se pasa en las esquinas dentro de una zona periférica. A continuación,
los indicadores, como por ejemplo la distancia total recorrida, el tiempo pasado en
la zona central y periférica, la distancia recorrida en la zona central y periférica, el
tiempo de inmovilidad, la velocidad media, la velocidad máxima, los ataques de
congelación, pueden evaluarse en todas las zonas por separado (Ramos &
Mormede, 1998; Dubovicky et al., 2007). Otras actividades que pueden evaluarse
en campo abierto son: encabritamiento, defecación, micción, congelación,
acicalamiento, saltos, intentos de huida y vocalización (Archer, 1973; Ramos &
Mormede, 1998). Sin embargo, los indicadores más establecidos del
comportamiento emocional en la prueba de campo abierto son la
deambulación y la defecación (Lister, 1990). Se ha propuesto que la respuesta
de miedo (o ansiedad) del animal expuesto a un entorno nuevo y, por tanto,
potencialmente peligroso, va acompañada de una elevada defecación, así como
de una baja deambulación, especialmente en la zona central (Hall, 1934;
Gentsch et al., 1987; Bernatova et al., 2011). En la Tabla 2 se describen otros
elementos de comportamiento y su interpretación.

También podría gustarte