El mito del emprendedor

Hace poco vi a un pana que antes le juraba a la dirección del partido que era socialista hasta
los tuétanos y usaba franelitas rojas con los ojos de Chávez hasta para bañarse, en Globovisión
hablando de libre empresa, de educación financiera y modelos de negocio. En un primer
momento me dio mucha risa porque en su carencia de formación académica se identifica
como coach empresarial (profesión que no existe), en serio que da mucha risa, pensar que
alguien cuya empresa no figura entre las primeras 500 empresas del mundo, no es CEO para
América Latina de ninguna corporación, ni es experto en econometría salga en señal abierta a
ofrecer sus servicios de asesoría empresarial (Pero bueno, en los medios de comunicación se
puede ver cualquier barbaridad).

Ahora que estos panas tratan de alejar su imagen del socialismo (trabajo decente, economía
centralmente planificada, salud pública, educación gratuita, sistema de pensiones) haré una
crítica en clave neoliberal al mito del emprendimiento pues es una trampa social conducente al
horror del fascismo.

En una economía en la se vendan 1000 panes al día y existan 5 panaderías que respondan a
esa necesidad, tocada a cada panadería una cuota hipotética del mercado equivalente a 200
panes/día. Suponiendo este estado de cosas como un punto de equilibrio hay dos grandes
variables que pueden desequilibrar esa economía, por una parte, que una o dos panaderías
hagan monopolio de un sector más amplio del mercado y vendan 800 / día panes entre las dos
lo que dejaría a las otras 3 panaderías que se organizaron en torno a un punto de equilibrio de
200 panes/día en quiebra. La otra variable, es que por desconocimiento de los límites del
mercado se abran otras 10 panaderías basadas en el mismo punto de equilibrio de una venta
de 200 panes / día, creando sobre oferta, deflación de los precios y la inevitable quiebra de
todas las panaderías que no puedan inyectar más capital.

Ahora ¿por qué promover el emprendimiento en Venezuela es una trampa conducente al

fascismo?

Venezuela sigue desde el 2018 una política de austeridad fiscal que se caracteriza por:
congelación de los salarios a un máximo de 10$ al mes, anclaje legal de 100% (lo cual se
expresa en la casi desaparición del crédito bancario), depresión general de las ventas en todos
los mercados (por esa misma depresión de las ventas se venden casas hasta 5000 dólares). En
este contexto, nos conseguimos, por una parte, con la presión comunicacional de las grandes
corporaciones a las que les interesa que los particulares se conviertan al emprendimiento para
que sean sus clientes mayoristas, aporten el trabajo logístico de distribución y toda la
micropropaganda necesaria para que se desarrolle la fidelidad a sus productos. Y, por otra
parte, al gobierno venezolano que se aferra a la válvula de escape que significó en su momento
la dolarización, el problema es que la internacionalización vertiginosa de los precios en el
mercado interno y ahora la devaluación del dólar (EEUU está cerrando el año con una inflación
cercana al 10%) causan que la crisis esencial del país (desigualdad social, improductividad e
involución del individuo) se intensifique. O sea, en dos o tres años habrá más desigualdad, más
improductividad y mayor involución del individuo, el entusiasta emprendedor de hoy será el
depresivo en quiebra del mañana y he aquí el germen del fascismo, la frustración de ese
fantasma social que es la clase media