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Qué es el Derecho Probatorio?

El derecho probatorio es una rama fundamental del derecho procesal


encargada de regular el conjunto de reglas y principios que rigen
la producción, admisión, valoración y eficacia de las pruebas en
el proceso judicial. En otras palabras, el derecho probatorio es
el conjunto de normas que establecen cómo se deben obtener y
presentar las pruebas en un juicio, y cómo se deben valorar por el
juez para llegar a una decisión justa y fundada.
Analizamos los conceptos fundamentales del derecho probatorio para
que puedas entender su importancia en el proceso judicial y cómo
afecta a los derechos y obligaciones como parte en un juicio.
¿Qué son las pruebas en el derecho probatorio?
Las pruebas son los elementos que se utilizan en el proceso
judicial para demostrar o refutar los hechos que se discuten en el
juicio. En general, las pruebas pueden ser de dos tipos: pruebas
documentales y pruebas testimoniales.
Las pruebas documentales son aquellos documentos o objetos que se
presentan ante el juez como evidencia de los hechos que se
discuten en el juicio.
Por otro lado, las pruebas testimoniales son los testimonios de
las personas que han presenciado los hechos que se discuten en el
juicio. Por ejemplo, el testimonio de un testigo presencial, el
informe pericial de un experto, etc.
En cualquier caso, las pruebas deben cumplir con las normas del
derecho probatorio para ser legítimas y efectivas en el juicio.
¿Cómo se obtienen las pruebas en el derecho probatorio?
Las pruebas pueden ser obtenidas por las partes en el proceso,
mediante distintos medios y procedimientos legales. Por ejemplo,
las pruebas documentales pueden ser obtenidas mediante la
solicitud de documentos a terceros, mediante la exhibición de
documentos en poder de la contraparte, mediante la prueba pericial
o mediante la inspección judicial.
Por otro lado, las pruebas testimoniales pueden ser obtenidas
mediante la citación y declaración de testigos, mediante la prueba
pericial o mediante la confesión de la contraparte.
En cualquier caso, la obtención de las pruebas debe ser realizada
de acuerdo con los procedimientos legales establecidos en el
derecho probatorio, para que las pruebas obtenidas tengan validez
y eficacia en el juicio.
¿Cómo se presentan las pruebas en el derecho probatorio?
Las pruebas deben ser presentadas de forma clara, ordenada y
completa, para que el juez pueda valorarlas adecuadamente. En
general, las pruebas documentales deben ser presentadas en su
original o en copia certificada. Además, deben ir acompañadas de
una solicitud de exhibición o de una justificación de su origen y
autenticidad.
Por otro lado, las pruebas testimoniales deben ser presentadas
mediante la citación y declaración de los testigos, o mediante la
presentación del informe pericial o de la confesión de la
contraparte.
De cualquier forma, las pruebas deben presentarse a tiempo y forma
para ser valoradas por el juez.
¿Cómo se valoran las pruebas en el derecho probatorio?
La valoración de las pruebas es una tarea fundamental del juez, ya
que de ella dependerá la decisión que se tome en el juicio. En
general, la valoración de las pruebas se realiza de acuerdo con
los siguientes principios:

 Legalidad: Las pruebas sólo valen si se obtienen y


presentan según las reglas establecidas en el derecho
probatorio.
 Pertinencia: Las pruebas sólo valen si son útiles y
relevantes para los hechos en juicio.
 Suficiencia: Las pruebas deben ser suficientes y
respaldadas por otros medios probatorios.
 Contradicción: Las partes pueden impugnar y contradecir las
pruebas de la contraparte.
 Presunción de inocencia: Las pruebas se valoran con base en
la presunción de inocencia del acusado.

De esta forma, el juez valora las pruebas considerando su


contenido, las circunstancias de obtención, la credibilidad de los
testigos y la coherencia entre ellas.
¿Cuál es la importancia del derecho probatorio en el proceso
judicial?
El derecho probatorio es fundamental en el proceso judicial, ya
que su objetivo es garantizar que la decisión del juez se base en
pruebas legítimas, válidas y eficaces. Asimismo, es fundamental
que se respeten los derechos fundamentales de las partes.
De esta manera, el derecho probatorio cumple una función esencial
en la búsqueda de la verdad judicial. Por una parte, permite a las
partes demostrar y refutar los hechos que se discuten en el
juicio. De otro lado, permite al juez valorar las pruebas de
manera justa y equilibrada.
Además, el derecho probatorio tiene una estrecha relación con
otros principios fundamentales del derecho, como el derecho a la
defensa, el derecho a la prueba, el derecho a la tutela judicial
efectiva y el derecho a un juicio justo.
I. PRUEBA
La prueba puede definirse como la actividad procesal por la que
"se tiende, bien a alcanzar el convencimiento psicológico del
juzgador sobre la existencia o inexistencia de los datos que han
sido aportados al proceso, bien a fijarlos conforme a una norma
legal”. Nace así la actividad probatoria, ya que, si no se
acreditan adecuadamente los hechos, difícilmente se obtendrá la
tutela jurisdiccional que se desea.

Esta actividad se realiza dentro del proceso, a través de las


partes y siempre bajo los principios del mismo, fundamentalmente
el de contradicción. De esta manera:

A) Se deben probar o acreditar hechos afirmados por las partes

B) Solo son objeto de prueba los hechos controvertidos,

C) La actividad probatoria en el proceso civil es simplemente


verificadora, no investigadora. No está dirigida a descubrir
hechos desconocidos.

La delimitación de los hechos sobre los que versa la contienda


procesal, y los medios con los que se constatan las afirmaciones
realizadas, no les corresponde a los tribunales, sino a las
partes. Corresponde al Tribunal únicamente la actividad de
comprobación mediante la comparación de afirmaciones, obteniendo
de estas la certeza de los hechos y eliminando todas aquellas
duras razonables que se hayan planteado durante la actividad
probatoria.

II. Objeto
Una vez definido el concepto, es preciso determinar el objeto de
la prueba, sobre qué recae la prueba, es decir, lo que debe
probarse en un proceso concreto. “La prueba tendrá como objeto los
hechos que guarden relación con la tutela judicial que se pretenda
obtener en el proceso”. Por consiguiente, el objeto del proceso
estará constituido por las alegaciones de cada una de las partes,
que pueden ser, tanto de conocimientos de hecho como de derecho.

El objeto principal de la actividad probatoria recae sobre


las afirmaciones de los hechos alegados por las partes atendiendo
al principio de aportación de parte. Esto significa que, la
prueba, solo puede recaer sobre los hechos afirmados por las
partes en la litis. Ahora bien, es preciso que se haya realizado
en un momento procesal adecuado porque, en caso contrario, se
podría considerar extemporáneo y no se admitiría actividad
probatoria alguna. Asimismo, comentar que no todos los hechos
deberán de ser probados, de manera que debemos distinguir entre:
2.1.- Hechos admitidos (o no controvertidos)
La prueba se realiza sobre los hechos controvertidos, por lo que
todos los hechos admitidos por las partes no requieren ser
probados

La ley establece que las partes deberán posicionarse en sus


escritos de alegaciones acerca de los hechos alegados por la
contraria “en la contestación a la demanda deban negarse o
admitirse los hechos alegados por el actor”, y lo mismo para la
contestación de la reconvención

2.2.- Hechos favorecidos por una presunción


Los hechos favorecidos por una presunción tampoco requieren ser
probados, pues admitido o probado el indicio se presume existente
el hecho. Nos referimos, por tanto, a presunciones legales
absolutas o iuris et de iure, ya que, si se tratase de
presunciones legales relativas o iuris tamtun, es decir, aquellas
que admiten prueba en contrario, cabría la posibilidad de que
hubiera actividad probatoria. Lo anterior sin perjuicio de lo que
entraremos a examinar en el correspondiente apartado dedicado a
ello.

III. Carga de la prueba


sabemos que, por norma general los tribunales civiles decidirán
los asuntos en virtud de las aportaciones de hechos, pruebas y
pretensiones de las partes, constituyendo así el principio de
justicia rogada, que no es más que la petición dirigida a un
órgano judicial para que éste dé a cada una de las partes lo que
le corresponda o pertenezca.

Llegamos así a la carga de la prueba, el onus probandi, entendido


como aquel juicio valorativo que realiza el enjuiciador al momento
de dictar sentencia, para resolver la controversia objeto de
litigio y, en definitiva, decantar la balanza decisoria para una u
otra parte.

Es en esto último donde podemos sintetizar la importancia de la


carga probatoria, extrayéndolo del aforismo latino da mihi factum,
dabo tibi ius, que significa “dame los hechos, yo te daré el
derecho” complementado a su vez con el aforismo iudex iudicare
debet secundum allegata et probata partium, que es igual a “el
juez debe fallar con arreglo a lo alegado y probado”. Por lo que,
en caso de existir un hecho controvertido sin entenderse
finalmente probado, o por no ser notorio, y por ende necesitado de
prueba, sin haberse practicado o ser insuficiente la misma, el
enjuiciador no podrá hilar una consecuencia favorable a lo
pretendido por la parte, en la mediad que no ha conseguido probar
los hechos para obtener la consecuencia jurídica predeterminada en
la norma y cuyo alcance se anhela.
Según GIMENO SENDRA, “Las reglas de la carga de la prueba tienen
una doble dimensión. De un lado, afectan a las partes, porque les
indican la necesidad de probar sus afirmaciones y el ámbito del
derecho a probar que ostentan en el proceso. De otro, son la única
salida para la encrucijada en la que puede encontrarse el Tribunal
cuando «duda» acerca de la certeza de los hechos probados, bien
porque no lo han sido, bien porque la prueba ha sido insuficiente
o insatisfactoria. Dicha solución consiste en resolver en contra
de la parte que no ha probado los hechos dudosos que integran el
supuesto fáctico de la norma jurídica cuya aplicación pretende
(«la teoría de la carga de la prueba es la teoría de las
consecuencias de la falta de la prueba» ROSENBERG). Así, la carga
de la prueba puede ser definida por este autor, ROSENBERG, como
la necesidad de las partes de probar los hechos que constituyen el
supuesto fáctico de la norma jurídica que invocan a su favor a
riesgo de obtener una resolución desfavorable a sus pretensiones
y resistencias” .

3.1.- Carga de la prueba del actor


Corresponde al actor y al demandado desconveniente la carga de
probar la certeza de los hechos de los que ordinariamente se
desprenda, según las normas jurídicas a ellos aplicables, el
efecto jurídico correspondiente a las pretensiones de la demanda y
de la reconvención, esto es, en definitiva, la carga de la prueba
de acreditar los hechos que constituyen su pretensión para la
obtención de una tutela jurisdiccional favorable.

3.2.- Carga de la prueba del demandado


Incumbe al demandado y al actor reconvenido la carga de probar los
hechos que, conforme a las normas que les sean aplicables,
impidan, extingan o enerven la eficacia jurídica de los hechos a
que se refiere el apartado anterior, esto es, la carga de
acreditar los hechos impeditivos, extintivos o excluyentes de lo
pretendido por el actor, obteniendo resolución judicial favorable
a su oposición y defensa.

IV. Valoración de la prueba


La valoración de la prueba puede definirse como la operación final
del procedimiento probatorio (junto con el discernimiento sobre la
carga de la prueba), donde el Juzgador realiza un análisis crítico
sobre la verosimilitud de la prueba practicada. También puede
entenderse como la “creencia jurisdiccional de haber alcanzado la
certeza sobre la verdad o falsedad de los hechos objeto de prueba.
Implica, por tanto, una aspiración de encontrar una meta, que
coincidiría con la «verdad material», o «única verdad», en el
conocimiento de la realidad del hecho controvertido, no obstante,
las limitaciones propias de la vigencia de los principios
dispositivos y de aportación de parte en el proceso civil, pues
los Tribunales dictarán sentencia de manera congruente con las
«demandas y con las demás pretensiones de las partes, deducidas
oportunamente en el pleito»

Valorar la prueba, por tanto, estriba en “determinar de manera


motivada qué resultados probatorios han conseguido acreditar la
veracidad de los hechos alegados por cada parte procesal” [20],
por lo que se diferencia de la carga de la prueba en tanto en
cuanto no se trata de realizar un juicio valorativo sobre qué
parte debe soportar el fracaso de la prueba realizada (quién debe
probar y qué debe probar), sino que, por el contrario, se trata
sobre el resultado de la fuente probatoria (que no medio
probatorio [21]), y si este alcanzó su finalidad última, como es
la de producir en el Juez el convencimiento de la verdad, o no
verdad, de una alegación de hecho (GÓMEZ ORBANEJA).

Existen dos sistemas legales de valoración de la prueba.

A) Libre valoración. La ley permite al Juez aplicar las máximas


que ha adquirido por su experiencia jurídica y profesional, con
arreglo a criterios de la razón, la lógica o la experiencia, lo
cual no significa que estemos ante una valoración arbitraria ya
que deberá motivar la sentencia, expresando los razonamientos
fácticos y jurídicos que conducen a la apreciación y valoración de
las pruebas, así como a la aplicación e interpretación del
derecho.

Estas máximas ayudan a apreciar la existencia de un hecho, a


valorarlo, a determinar el vínculo entre el indicio y el hecho
presumido permite orientar al juez en sus decisiones en base a las
pruebas disponibles.

Existen dos tipos de máximas; las de carácter general que hace


referencia a la experiencia común y que no necesitan ser probadas,
y las especializadas pertenecientes a una rama determinada del
saber, arte o especialidad, que sí es necesaria su prueba a través
de peritos competentes en la materia.

B) Prueba legal. En este sistema, lo que hace la ley es establecer


la máxima de la experiencia en la propia norma (implícita o
explícitamente), y la impone al Juez en el momento de la
valoración de la prueba.

V. Procedimiento probatorio
En lo que respecta al procedimiento probatorio, nos encontramos
ante la tesitura de una conjunción de cuestiones, pues el
procedimiento probatorio no solo cuenta con varias pequeñas fases,
sino que, además, como veremos, puede ser necesario o no serlo y,
también, dependiendo la clase de procedimientos declarativos.
En un primer momento, conviene recordar que, para GIMENO SENDRA,
“el fin de la prueba consiste en obtener el convencimiento del
Juzgador sobre la certeza de los hechos que fundamentan las
pretensiones de las partes, el procedimiento o iter para
alcanzarlo, en el marco de un proceso «con todas las garantías

De lo anterior nos surge la siguiente pregunta ¿Cuáles son los


hechos necesarios de prueba? ¿Todos? Para responder al anterior
planteamiento, debemos dirigirnos al ámbito de la Audiencia
previa (en el Juicio ordinario) pues esta se lleva a cabo, o con
la finalidad de: “1.º) Intentar un acuerdo o transacción de las
partes que ponga fin al proceso; 2.º) Examinar las cuestiones
procesales que pudieran obstar a la prosecución de éste y a su
terminación mediante sentencia sobre su objeto; 3.º) Fijar con
precisión dicho objeto y los extremos, de hecho o de derecho,
sobre los que exista controversia entre las partes y, en su caso;
4.º) Proponer y admitir la prueba”

¿Para qué nos remitimos a las funciones de la Audiencia previa?


Por el hecho de que, en primer lugar, si la audiencia previa
cumple con la primera de sus funciones, la función de evitación
del proceso, el proceso no continúa por acuerdo entre las partes
(acuerdo previo, conciliación, transacción) que lo deja sin objeto
y, por ende, sin estar necesitado de medios probatorios. En
segundo lugar, la función delimitadora de los términos del debate
(tercera función de la audiencia previa, tras la función
saneadora), que existe para que las partes o sus defensores, con
el tribunal, fijen los hechos sobre los que exista conformidad y
disconformidad entre los litigantes.

Admisión
El tribunal resolverá expresamente sobre la admisión de cada una
de las pruebas que hayan sido propuestas

Práctica
A) Lugar. Las pruebas se practicarán contradictoriamente en vista
pública, por lo que se efectuarán en la sede del tribunal, con las
evidentes excepciones del reconocimiento judicial, auxilio
judicial, videoconferencia, entre otros. Por otro lado, con
publicidad y documentación se practicarán si no se llevasen a
efecto en la sede del tribunal (art.289.1 in fine LEC).

No obstante lo anterior, los Juzgados y Tribunales podrán


constituirse en cualquier lugar del territorio de su jurisdicción
para la práctica de aquéllas, cuando fuere necesario o conveniente
para la buena administración de justicia

B) Momento. Una vez admitidas las pruebas pertinentes y útiles se


procederá a señalar la fecha del juicio, que deberá celebrarse en
el plazo de un mes desde la conclusión de la audiencia y es allí,
en la vista del juicio ordinario, donde tendrá lugar la práctica
de las pruebas de declaración de las partes, testifical, informes
orales y contradictorios de peritos, reconocimiento judicial en su
caso y reproducción de palabras, imágenes y sonidos, más
concretamente en la segunda fase del juicio ordinario, en la
medida que si se suscitare la vulneración de derechos
fundamentales en la obtención u origen de alguna prueba, se
resolverá primero sobre ello, para después practicarse, conforme a
lo dispuesto en los artículos 299 y siguientes, las pruebas
admitidas (art.433.1 LEC). En contraposición, en el juicio verbal
se practicarán en la vista seguidamente tras su proposición y
admisión (art.443.3 in fine LEC).

C) Forma. Se practicará la prueba conforme a los principios de


contradicción, oralidad, publicidad e inmediación , por lo que
será inexcusable la presencia judicial en el interrogatorio de las
partes y de testigos, en el reconocimiento de lugares, objetos o
personas, en la reproducción de palabras, sonidos, imágenes y, en
su caso, cifras y datos, así como en las explicaciones
impugnaciones, rectificaciones o ampliaciones de los dictámenes
periciales.

D) Conclusiones. Una vez practicadas las pruebas, en el juicio (o


vista) se formularán oralmente las conclusiones sobre éstas.

Valoración

Ya hemos definido en epígrafes anteriores la valoración de la


prueba, como la operación final del procedimiento probatorio,
donde el Juzgador realiza un análisis crítico sobre la
verosimilitud de la prueba practicada, por ello nos remitimos a lo
ya expresado, sin perjuicio de lo que cabe anotar en cada medio de
prueba.

VI. Prueba anticipada


La prueba anticipada supone la posibilidad de practicar cualquier
medio de prueba (de entre los predeterminados en la Ley, art.299
LEC), para conseguir el resultado probatorio previamente al inicio
del proceso (o una vez iniciado, previamente al acto del juicio o
de la vista), ante el temor fundado de que tal medio de prueba,
«por causa de las personas (enfermedad grave, posible audiencia) o
por el estado de las cosas (riesgo de pérdida, desaparición o
deterioro)» [33], se pierda o altere, y haga imposible su práctica
en el momento procesalmente oportuno.

La proposición de pruebas anticipadas se realizará conforme a lo


dispuesto en la LEC para cada una de ellas, exponiendo las razones
en que se apoye la petición, y justificando la concurrencia de los
requisitos necesarios, siempre concurriendo el principio
contradictorio ya que, cuando la prueba anticipada se solicite y
se acuerde practicar antes del inicio del proceso, el que la haya
solicitado designará la persona o personas a las que se proponga
demandar en su día y serán citadas, con al menos cinco días de
antelación, para que puedan tener en la práctica de la actuación
probatoria la intervención que la Ley autorice (art.295.1 LEC),
así como también, si el proceso se encuentra ya iniciado al tiempo
de practicar la prueba anticipada, las partes podrán intervenir en
ellas según la ley autorice para cada medio de prueba (art.295.2
LEC).

Es evidente que, si la prueba se ha practicado con anterioridad al


inicio del proceso, su virtualidad y valor probatorio queda
condicionada a que la parte demandante (puesto que es la única
parte que iniciará el proceso) interponga, en el plazo de dos
meses desde que la prueba anticipada se practicó, la demanda
correspondiente, salvo la acreditación de imposibilidad de
iniciación del proceso por fuerza mayor u otra causa de análoga
entidad. No obstante, tal y como indica la STS 9 de marzo de 1992,
«…configura las pruebas anticipadas, como actos de prueba que,
necesariamente, no tienen que ir seguidos de la demanda, pues el
resultado de los mismos cabe que determine su no presentación...»
[34], es posible que, sin tener valor probatorio a efectos
procesales, tenga enorme eficacia para el solicitante de la misma.

Para enumerar los requisitos de la presente modalidad probatoria,


citamos a GIMENO SENDRA, para quién esta modalidad “…ha de ser
«urgente», es decir, el solicitante de las mismas ha de alegar y
probar no sólo su necesidad, sino su urgencia por existir un
fundado peligro en la demora por la imposibilidad de su práctica
posterior. Consiguientemente, ambas figuras (refiriéndose al
aseguramiento de la prueba, que expondremos a continuación) han de
ser más que necesarias, imprescindibles”.

VII. Medios de prueba


Los medios de prueba, recogidos en nuestra legislación, son tipos
de actos procesales que introducen las partes al proceso, para
demostrar al órgano judicial los argumentos que apoyan sus
respectivos intereses.

las pruebas se practicarán en el juicio o vista por el orden


siguiente:

1.º Interrogatorio de las partes;

2.º Interrogatorio de testigos;

3.º Declaraciones de peritos sobre sus dictámenes o presentación


de éstos, cuando excepcionalmente se hayan de admitir en ese
momento;
4.º Reconocimiento judicial, cuando no se haya de llevar a cabo
fuera de la sede del tribunal;

5.º Reproducción ante el tribunal de palabras, imágenes y sonidos


captados mediante instrumentos de filmación, grabación y otros
semejantes.

1. Documental pública y privada


La documental pública y privada, son medios de prueba de carácter
real, pues se utiliza una “cosa” como elemento productor de la
convicción judicial. se trata de un medio de prueba que, accede al
proceso por regla general mediante la aportación de las partes en
sus escritos de demanda y contestación o a requerimiento de las
partes antes del juicio o de la vista.

1.1.- Clases de documentos


La CPC mantiene la clásica distinción entre documentos públicos y
documentos privados.

2.1.1.- Documentos públicos


Según GIMENO SENDRA “Los documentos públicos son aquellos
expedidos, autorizados o intervenidos por los fedatarios públicos
legalmente habilitados, siempre que actúen en el ámbito de sus
competencias y con arreglo a los requisitos legalmente
establecidos, consecuencia de lo cual otorgaran una fuerza
probatoria privilegiada se denomina “clases de documentos público”
pudiendo distinguir fundamentalmente tres clases de documentos:

A) Documentos públicos judiciales

Están constituidos por los documentos expedidos por los Letrados


de la Administración de Justicia a quienes les corresponde dar fe,
respecto de las resoluciones judiciales dictadas y las diligencias
de actuaciones judiciales de toda especie y testimonio expedidos
sobre las mismas.

B) Documentos públicos notariales y registrales

Son los autorizados, intervenidos o expedidos por Notarios y


Registradores de la Propiedad,

C) Documentos públicos administrativos

Son aquellos documentos expedidos por “funcionarios públicos


legalmente facultados para dar fe en lo que se refiere al
ejercicio de sus funciones” y “los que con referencia a archivos y
registros de órganos del Estado de las Administraciones o de otras
entidades de derecho público sean expedidos por funcionarios
facultados para dar fe”. Por regla general, esta función les
corresponde a los Secretarios de las Administraciones públicas.

4. Interrogatorio de testigos
El interrogatorio de testigo es un medio de prueba de carácter
personal, pues se utiliza la intervención de una persona como
elemento productor de la convicción judicial. La prueba testifical
es aquel medio probatorio, por el que se produce la declaración de
un tercero ajeno al proceso y a su objeto (por lo que no pueden
ser testigos las partes , ya que declararían en contra de su
propio interés, o a su favor) sobre hechos controvertidos en el
mismo y que son relevantes para la causa, al tener, o haber tenido
noticia de estos, bien directamente (vista, oído, olfato, gusto,
tacto) por haberlos presenciado o haber tomado parte en ellos, o
bien indirectamente al haberlos percibido por referencia sin que,
necesariamente, los conocimientos trasmitidos sean técnicos,
científicos o artísticos.

Los testigos son, o pueden ser, todas las personas físicas (salvo
que se hallen permanentemente privadas de razón o del uso de
sentidos (respecto los cuales se ha de percibir tales hechos con
relevancia para la causa), así como también personas jurídicas,
entidades públicas), e incluso menores de catorce años, siempre
que posean el discernimiento necesario para conocer y declarar
verazmente.

Las partes propondrán la prueba de testigos, expresando la


identidad de tales sujetos, nombres y apellidos de cada uno,
profesión y su domicilio o residencia, así como en el lugar donde
puedan ser citados (aunque también se podrá realizar expresando
del cargo que ostenten). Existe libertad en cuanto al número de
posibles testigos, siempre teniendo en cuenta que los gastos de
los que excedan de tres (por cada hecho discutido) será a cuenta
de la parte proponedora, y que el tribunal tras haber escuchado el
testimonio de, al menos, tres testigos (por cada hecho discutido)
podrá obviar el resto de declaraciones testificales al respecto.

En lo que respecta a la práctica del medio de prueba, cada


declaración comenzará prestando juramento o promesa de decir
verdad conminados (los interrogados) de las penas establecidas
para el delito de falso testimonio [59], mientras que, cuando se
trate de testigos menores de edad penal [60], que vayan a ser
interrogados al poseer el discernimiento necesario para conocer y
declarar verazmente, no se les exigirá juramento ni promesa de
decir verdad y, lógicamente, no estarán conminados por el delito
de falso testimonio.

Una vez prestado el juramento, el tribunal realizará las preguntas


generales de la ley, inicialmente y en todo caso,
1.º Nombre, apellidos, edad, estado, profesión y domicilio;

2.º Si ha sido o es cónyuge, pariente por consanguinidad o


afinidad, y en qué grado, de alguno de los litigantes, sus
abogados o procuradores o se halla ligado a éstos por vínculos de
adopción, tutela o análogos;

3.º Si es o ha sido dependiente o está o ha estado al servicio de


la parte que lo haya propuesto o de su procurador o abogado o ha
tenido o tiene con ellos alguna relación susceptible de provocar
intereses comunes o contrapuestos;

4.º Si tiene interés directo o indirecto en el asunto o en otro


semejante;

5.º Si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes o de


sus procuradores o abogados;

6.º Si ha sido condenado alguna vez por falso testimonio.

En vista de las respuestas del testigo a las preguntas del


apartado anterior, las partes podrán manifestar al tribunal la
existencia de circunstancias relativas a su imparcialidad

Una vez contestadas las preguntas generales, el testigo será


examinado por la parte que le hubiera propuesto, y si hubiera sido
propuesto por ambas partes, se comenzará por las preguntas que
formule el demandante, las cuales serán realizadas oralmente y con
la debida claridad y precisión, sin incluir valoraciones ni
calificaciones, y si éstas se incorporaran, se tendrán por no
realizadas decidiendo el tribunal sobre su admisión, o no, según
proceda (art.368.2 LEC), y pudiendo ser impugnadas en el mismo
acto de interrogatorio por la parte distinta a la que formuló la
pregunta (art.369 LEC). Cabe mencionar que los testigos declararán
separada y sucesivamente, según el orden consignado en las
propuestas, y no podrán comunicarse entre sí o asistir a las
declaraciones de los otros (art.366 LEC).

El testigo responderá por sí mismo, de palabra, expresando la


razón de ciencia y sin valerse de ningún borrador de respuestas
(salvo que la pregunta se refiera a cuentas, libros o documentos,
en cuyo caso se podrá permitir que los consulte antes de
responder), por lo que se realizará mediante la inmediación y,
obviamente, la contradicción [61]. Asimismo, con la finalidad de
obtener aclaraciones y adiciones, podrá el tribunal interrogar al
testigo

«El testigo-perito es el sujeto, que, no siendo parte, conoce los


hechos procesales antes de que el proceso se incoe, y los conoce
de ciencia propia, y no por referencia y cuyo saber es particular;
el del hecho que presencia, aunque matizado por su saber universal
propio de su profesión. Estaba en el momento preciso y en el lugar
preciso, y cuando se le pregunta por ellos su versión no es la
común de cualquier mortal; es la del profesional que da la versión
de los hechos anteriores al proceso y los valora según sus
conocimientos lo que lo hace infungible, pero no por razón de ser
perito, si no por ser testigo. (…) El ejemplo acabado es el del
médico que presencia un accidente de circulación, y presta los
primeros auxilios: cuando se le pregunte por las lesiones es obvio
que contestará como médico y no como ciudadano. De ahí que la Ley,
le considere como testigo, y acto seguido ordene que se consignen
como razón de ciencia de sus declaraciones las explicaciones
técnicas que agregue. Lo esencial de la figura es el conocimiento
de los hechos de ciencia propia, y lo accidental los conocimientos
especializados.»

Ahora bien, respecto al careo, podemos definirlo como la


diligencia que se practica como prueba en el acto del juicio oral,
de carácter extraordinario que, sin constituirse como prueba
autónoma , distinta de la prueba testifical o del interrogatorio
de las partes, tiene por objeto la confrontación de los
testimonios o declaraciones vertidos en el proceso por los
testigos o los imputados, cuando se hayan producido graves
divergencias o contradicciones entre sus manifestaciones a fin de
aclarar tales discordancias. El careo no está reservado
exclusivamente a las declaraciones contradictorias de testigos,
puesto que también se extiende a las declaraciones de las partes
cuando exista contradicción con la declaración de los primeros.

En cuanto a la valoración, los tribunales valorarán la fuerza


probatoria de las declaraciones de los testigos conforme a las
reglas de la sana crítica (Libre valoración), que no de forma
arbitraria, pues la sentencia será siempre motivada. El tribunal
tomará en consideración la razón de ciencia que hubieren dado, las
circunstancias que en ellos concurran y, en su caso, las tachas
formuladas y los resultados de la prueba que sobre éstas se
hubiere practicado.

Para finalizar, debemos hacer referencia a la tacha de


testigos que consiste en la posibilidad que tiene cada parte de
poner de manifiesto al juez ciertas circunstancias concurrentes en
los testigos de la parte contraria, que pueden devaluar el
testimonio correspondiente, al no ser imparciales sus “futuras
declaraciones”, y decimos “futuras” porque las tachas en sentido
estricto, se formulan desde el momento en que se admita la prueba
testifical hasta que comience el juicio o la vista (art.378 LEC),
sin perjuicio de que al momento de practicar la prueba testifical,
al realizar las preguntas generales de la ley (art.367 LEC), las
partes manifiesten al tribunal la existencia de circunstancias
relativas a su imparcialidad, asemejándose en gran medida las
circunstancias para la tacha de testigos a las contenidas en el
art.367.

Las causas para la tacha de testigos son:

1º Ser o haber sido cónyuge o pariente por consanguinidad o


afinidad dentro del cuarto grado civil de la parte que lo haya
presentado o de su abogado o procurador o hallarse relacionado con
ellos por vínculo de adopción, tutela o análogo;

2º Ser el testigo, al prestar declaración, dependiente del que lo


hubiere propuesto o de su procurador o abogado o estar a su
servicio o hallarse ligado con alguno de ellos por cualquier
relación de sociedad o intereses;

3º Tener interés directo o indirecto en el asunto de que se trate;

4º Ser amigo íntimo o enemigo de una de las partes o de su abogado


o procurador;

5º Haber sido el testigo condenado por falso testimonio.

Sin embargo, a pesar a las semejanzas existen pequeñas


diferencias, como por ejemplo, en primer lugar, en relación al
motivo primero, del parentesco, en la tacha se establece el límite
del cuarto grado (mientras que en las preguntas generales no se
limita); en segundo lugar, en cuanto a la relación de dependencia,
vemos como el motivo de tacha es que, al momento de prestar
declaración, sea dependiente (mientras que en las preguntas
generales se planeta en presente y en pasado, “si es o ha sido
dependiente”; en tercer y último lugar, la existencia de interés
directo o indirecto, en las tachas, lo es en base al objeto del
proceso (mientras que en las preguntas generales de la ley, amplía
su campo afectando también a “otro asunto semejante”).

Si formulada tacha de un testigo, las demás partes no se opusieren


a ella dentro del tercer día siguiente a su formulación, se
entenderá que reconocen el fundamento de la tacha. Por el
contrario, si se opusieren, podrán alegar lo que les parezca
conveniente, aportando incluso documentos. La apreciación sobre la
tacha realizada se efectuará conforme a las reglas de la sana
crítica

No obstante, y atendiendo a lo indicado por GIMENO SENDRA, “…las


tachas no impiden que el testigo preste su declaración, sino que
suponen una advertencia al Juzgador para que «sean tenidas en
cuenta… en el momento de la valoración del testimonio en la
sentencia o resolución definitiva que dicte». Del mismo modo,
tampoco «impide al juzgador estimar, en todo o en parte, el valor
probatorio de las declaraciones de tales testigos tachados»
5. Prueba pericial
La prueba pericial es un medio de prueba de carácter personal,
pues se utiliza la intervención de una persona como elemento
productor de la convicción judicial. como una actividad procesal
mediante la que una persona o institución especialmente
cualificada suministra al Juez argumentos o razones para la
formación de su convencimiento acerca de ciertos datos
controvertidos, cuya percepción o comprensión escapa a las
aptitudes comunes judiciales” La prueba pericial es una prueba de
naturaleza personal, siendo la opinión emitida por un perito en un
juicio, documentada en un informe relativo a un hecho del proceso
para el que se requieren conocimientos especiales sobre la materia
y que es relevante para la decisión judicial, pudiendo ser
nombrados tanto por el Tribunal como por las partes.

Por tanto, el perito no introduce ningún hecho nuevo en el debate


personal, sino que interpreta los hechos desde su conocimiento o
ciencia especializada. Ahora bien, el perito siempre tiene que ser
un tercero ajeno al juicio y no puede haber tenido ninguna clase
de participación previa en los hechos ni relación directa con
ninguna de las partes. Por este motivo, los peritos designados por
las partes podrán ser objeto de tacha siendo similares a los
motivos de tacha de los testigos; por el contrario, los peritos
designados judicialmente son susceptibles de ser recusados

En ambos casos, la recusación o la tacha ha de proponerse tan


pronto como sea conocida pero siempre antes de que finalice el
juicio o la vista. Por tanto, no cabe su formulación en la segunda
instancia. Las partes han de exponer también los medios de prueba
para acreditar la tacha o la recusación, difiriendo el resultado
dado que, en el caso de la tacha, tras la práctica de la prueba el
Tribunal la tendrá en cuenta en la sentencia a la hora de valorar
la prueba pericial.

6. Reconocimiento judicial
es un medio de prueba por el que el juzgador examina directamente
el objeto de la prueba sin ningún tipo de intermediario, por lo
que se constituye en el supuesto de prueba directa más claro. En
este medio de prueba, el Tribunal puede emplear el uso de todos
los sentidos para apreciar lo que sea objeto de ella, es decir, la
vista, el olfato o el oído, por ejemplo.

Se prevé la posibilidad de que el reconocimiento judicial puede


comprender el examen de lugares, objetos litigiosos y también de
las personas, y no impide que, además, el Juez pueda valerse
conjuntamente de otros medios de prueba tales como, la testifical
(o el interrogatorio de parte.

7. Presunciones judiciales
ARTÍCULO 206. (VALOR PROBATORIO). I. Las presunciones judiciales
constituirán prueba cuando a juicio de la autoridad judicial sean
graves, precisas y concordantes, en los casos en que la Ley admita
prueba testifical. II. Las presunciones legales se regirán por las
disposiciones del Código Civil.

8.-La confesión Provocada


es considerada como una declaración que una parte absolviere en
virtud de petición expresa y conforme a interrogatorio de la otra
parte, bajo juramento o promesa de decir la verdad ante la
autoridad judicial, La confesión es un medio de prueba y es
considerada como una manifestación que realiza el demandado

CONFESION ARTICULO 156. (ALCANCE DE LA CONFESION). Existe


confesión cuando la parte admite total o parcialmente la veracidad
de un hecho personal o de su conocimiento, desfavorable a su
interés o favorable a la del adversario. ARTÍCULO 157. (CLASES DE
CONFESIÓN). I. Existen dos clases de confesión, la judicial que
podrá ser provocada o espontánea. y la extrajudicial. II. Es
confesión judicial provocada la que una parte absolviere en virtud
de petición expresa y conforme a interrogatorio de la otra parte,
o dispuesta de oficio por la autoridad judicial, bajo juramento o
promesa de decir la verdad y demás formalidades establecidas por
Ley. III. Es confesión judicial espontánea la que se formulare en
la demanda, la contestación o en cualquier otro acto del proceso y
aun en ejecución de sentencia, sin interrogatorio previo; en éste
último caso, importará renuncia a los beneficios acordados en la
sentencia. IV. La confesión extrajudicial es la que tiene lugar
fuera del proceso. Cuando sea formulada por la parte o por quien
legalmente la represente, surtirá el mismo efecto que la judicial
en los casos en que fuere admisible la prueba de testigos. La
confesión extrajudicial de la parte a un tercero tendrá el valor
de presunción simple. ARTÍCULO 158. (CONFESIÓN DE PARTE). I. Las
partes podrán recíprocamente deferirse a confesión e interrogarse
por conducto de la autoridad judicial en la audiencia de recepción
de prueba. II. La confesión necesariamente se absolverá de manera
personal, salvo que la Ley expresamente disponga lo contrario.
ARTÍCULO 159. (CONFESIÓN DE PERSONAS COLECTIVAS). I. Los
personeros, directores o gerentes de personas colectivas de
derecho público o privado de cualquier naturaleza, podrán confesar
en representación de las mismas. II. Si negaren su calidad de
representantes, estarán obligados a la prueba pertinente e
indicar, además, la persona que invistiere la representación.
ARTÍCULO 160. (CONFESIÓN DE LITISCONSORTE). La confesión de un
litisconsorte no perjudicará a los otros. ARTÍCULO 161.
(REQUISITOS DE LA CONFESIÓN). Los requisitos de la confesión son:
1. Tener la o el confesante capacidad de obrar y poder de
disposición sobre el derecho. 2. Recaer sobre hechos que produzcan
consecuencias jurídicas adversas al confesante o favorables a
quien la defiera. 3. Ser libre, expresa y consciente. 4. Versar
sobre hechos personales de la o el confesante o de los que tuviere
conocimiento directo. 5. Estar debidamente probada, si fuere
extrajudicial. ARTÍCULO 162. (EFECTOS DE LA CONFESIÓN JUDICIAL).
I. La confesión judicial constituirá prueba, excepto que: 1.
Estuviere excluida por la Ley respecto a los hechos que
constituyen el objeto del proceso, o afectare derechos que el
confesante no pudiere renunciar o transigir válidamente. 2.
Recayere sobre hechos cuya investigación o información esté
prohibida por Ley. 3. Fuere opuesta a documentos fehacientes de
data anterior, ya agregados al expediente. II. La confesión
judicial hace plena prueba contra la parte que la realiza, salvo
que se tratare de hechos respecto de los cuales la Ley exige otro
medio de prueba o recayere sobre derechos indisponibles. ARTÍCULO
163. (INTERPRETACIÓN DE LA CONFESIÓN). I. En caso de duda, la
confesión se interpretará en favor de quien la absuelve. II. La
Confesión será indivisible, excepto si: 1. El confesante invocare
hechos impeditivos, modificatorios, extintivos o absolutamente
separables o independientes unos de otros. 2. Los hechos expuestos
por el confesante fueren inverosímiles o contrarios a una
presunción legal. 3. Las modalidades del caso hicieren procedente
su divisibilidad. ARTÍCULO 164. (RETRACTACIÓN). La parte que
defiere a confesión no podrá retractarse cuando el deferido
hubiere sido emplazado y estuviere presto a absolverla. ARTÍCULO
165. (INTERROGATORIO A LA O EL CONFESANTE). I. El interrogatorio a
la o el confesante se formulará por la autoridad judicial, con
sujeción al cuestionario propuesto por el deferente o al dispuesto
de oficio. Las preguntas recaerán en forma clara y precisa sobre
los hechos relevantes o controvertidos. La autoridad judicial
deberá considerar la condición socio cultural de la o el
confesante a los efectos de formular las preguntas. Las preguntas
obscuras, ambiguas, impertinentes o inútiles, serán rechazadas por
la autoridad judicial de oficio o a solicitud de parte. II
Concluido el interrogatorio, las partes, por intermedio de sus
abogadas o abogados, podrán solicitar aclaraciones a las
respuestas, siempre por intermedio de la autoridad judicial, que
durante el acto podrá formular a su vez las preguntas que estime
convenientes. III. El interrogatorio de la parte podrá efectuarse
por la autoridad judicial en el curso de cualquier audiencia, de
oficio o a petición dé parte, sin necesidad de emplazamiento
previo. También podrá efectuarse previo emplazamiento específico,
de oficio o a petición de parte. IV. Si las preguntas fueren
oscuras la autoridad judicial podrá formular otras preguntas. Si
el confesante se negare a contestar o lo hiciere con evasivas, la
autoridad judicial lo amonestará para que responda en forma clara
y concreta, bajo apercibimiento de que se presumirán por ciertos
los hechos señalados en el interrogatorio, que serán valorados a
tiempo de la sentencia, igual efecto producirá la incomparecencia
del confesante a la audiencia sin causa justificada.

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