Está en la página 1de 2

Hace varios años atrás, en la ciudad de Merlo.

En el año 1915, existía una mujer que


era muy querida y admirada por la mayoría de la gente. Elvira Sullivan era escritora,
maestra y poeta.
Enseñaba en la escuela numero 5 de Mariano Acosta, le enseño a sus estudiantes a
escribir y leer, a poder expresar sus sentimientos a través de las palabras. Se decía
que era una persona que transmitía las cosas con mucha sensibilidad y emoción. Sus
estudiantes la apreciaban mucho y buscaban sorprenderla con sus poemas cada
semana. Rápidamente, a los 3 de años de estar en la institución, se convirtió en
directora. Para las personas que la querían mucho, que ella tuviera ese puesto era un
milagro. Se hacía cargo de todo perfectamente y buscaba que sus estudiantes se
sintieran cómodos con la escuela. También, presento la propuesta de hacer un centro
de estudiantes. Hacia largas entrevistas para elegir al profesor que a ella le parecía
correcto para cada materia y además, de vez en cuando pedía a los estudiantes
escribir sobre su opinión de la escuela y sus propuestas. Era conocida en la ciudad por
su atención hacia la gente y su amabilidad.
Un día luego del primer turno, Elvira se enteró de un acontecimiento que no sabía muy
bien cómo resolver. Dos chicos de 2do A se habían peleado, Federico y Benjamín. Por
suerte no hubo ningún herido porque justo una de las profesoras se interpuso. Esto no
pasaba usualmente y la hacía sentir un poco insegura. Decidió actuar rápidamente.
Convencida de su plan llamo a Benjamín a dirección y le pregunto cual había sido la
causa de esta pelea. El contesto que el problema era el otro chico, que se estaba
burlando de él, ella le agradeció por contar lo que sentía y llamo a Federico. El chico le
conto que él no había querido burlarse de Benjamín, simplemente que todos sus
compañeros lo hacían. Y ella asumió que quería ser parte del curso.
Nuevamente, con sus ideas ingeniosas decidió que la mejor opción era unir al grupo de
alguna forma. Fue personalmente a 2do A y separo al curso en parejas. Puso a los
chicos que se pelearon juntos para que aprendieran a tratarse mejor. A cada una le dio
una semilla de diferentes plantas y árboles. La tarea era hacer crecer esta planta y
hacer que sobreviviera, obviamente esto incluía juntarse en la casa de cada uno para
regarla y cuidarla.
Con el tiempo ella veía que Federico y Benjamín se unían mas y llegaban a ser amigos,
eso la hacía sentir orgullosa de sí misma. Luego de dos meses, les pidió a los chicos
que trajeran lo que había quedado de la tarea de la planta. Cada uno puso su intento
de planta en los pupitres, todas las plantas habían muerto salvo la planta de Federico y
Benjamín.
Ella personalmente llamo a alguien para que separe un poco de tierra, para poder
plantar en el patio el próximo árbol, que próximamente nacerá de las raíces que
pudieron generar Federico y Benjamín.
El árbol tardo mucho tiempo en crecer completamente, crecía muy lento pero eso no
impidió que la amistad de los chicos se detuviera. Pasaron los años y el árbol seguía
creciendo. Los estudiantes se preguntaban porque no crecía rápido pero Elvira insistió
en dejarlo. Los chicos crecían junto al árbol que brotaba de la tierra, del patio del
colegio. Pasaron de segundo a quinto año pero el árbol todavía no había sacado sus
frutos, ellos seguían siendo amigos.
Federico y benjamín finalmente se egresaron y los estudiantes vieron crecer por unos
cuantos años más el árbol que todavía no había sacado sus frutos. Nuevamente, Elvira
insistió en dejarlo y permitió que crezca a su tiempo.
Pasaron 17 años cuando el árbol dio sus frutos. Elvira estaba enferma en la cama de
su casa y sabía que no le queda mucho tiempo pero ella quería ver a su escuela, la
que con tanto esfuerzo vio crecer.
Elvira murió el 24 de julio de 1976, el mismo día en que los frutos del Jacaranda, lilas
resplandecientes, iluminaban el patio con su belleza y bondad. Ese árbol que muchos
años atrás plantaron Federico y Benjamín, finalmente floreció.

También podría gustarte