Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La construcción del enemigo interno fue una justificación para llevar a cabo las acciones
represivas que se desarrollaron después de la invasión liberacionista de 1954 en
Guatemala. La idea de no tolerar ninguna oposición llevó a construir un enemigo
imaginario que terminó en la sospecha de todas las personas como posibles amenazas o
enemigos. De esta manera, para el Estado guatemalteco el enemigo fue toda la sociedad
y se persiguió no sólo a los que estaban involucrados en los hechos armados sino a todo
tipo de opositores o descontentos, incluso a aquellos que no favorecían las acciones
armadas.
En esa manera de ver a la sociedad se cometieron muchas violaciones a los derechos
humanos y se exterminaron a muchos inocentes. El movimiento social fue el actor
principal, ya que muchas organizaciones sociales participaban en demandar mejores
condiciones de vida, respeto de los derechos laborales, libertad de acción y rechazo a la
represión. Este fue un actor muy perseguido y diezmado a través de asesinatos y
desapariciones forzadas.
La participación política de la población indígena se manifestó en los muchos sectores
indígenas que mantenían una resistencia a las condiciones que se les había impuesto
desde la Colonia y habían sido agudizadas en la época liberal. Los indígenas resistían de
muchas maneras, especialmente fortaleciendo demandas comunitarias y planteando la
necesidad de que respetaran sus derechos. Fueron las guerrillas las que asumieron la
lucha armada como principal vía para tomar el poder. Éstas se formaron de la
convergencia de diversos sectores: militares, políticos de izquierda, juventud rebelde y
población indígena. Las guerrillas las formaban varias agrupaciones con diferentes formas
de organizarse y de pensar sobre cómo alcanzar el poder. Éstas planteaban una
revolución que cambiaría radicalmente la situación socioeconómica y política del país.
La represión desde el Estado fue la respuesta más generalizada de las fuerzas
gubernamentales, las cuales aplicaron todo tipo de acciones para callar a los opositores.
Con la acción represiva se rompieron las bases legales del “Estado de derecho” y las
fuerzas gubernamentales actuaron siempre fuera de la ley, pues en Guatemala no
funcionó la persecución legal de los opositores. La represión se manifestó desde formas
de vigilancia a la población y control hasta políticas de exterminio de los opositores.
Primera Etapa
el 13 de noviembre de 1960 se realizó un fallido golpe de Estado con el fin de
derrocar a Miguel Ydígoras Fuentes;
El 9 de marzo 1962, la AEU llamó a un segundo paro de labores. El 13 de marzo se realizó un paro
más. Los estudiantes paralizaron buena parte de la actividad económica de la capital.
26 de septiembre de 19962
el 30 de marzo de 1963 Miguel Ydígoras Fuentes fue derrocado por su Ministro de Defensa, el
Coronel Enrique Peralta Azurdia, quien inmediatamente declaró estado de sitio y, pensando en que
el triunfo electoral de Juan José Arévalo era seguro e inevitable, anuló las elecciones de 1963
acusando a Ydigoras de estar a punto de entregar el poder en las manos del enemigo.
A finales de 1968 el coronel Carlos Arana Osorio informó de manera oficial que se había
neutralizado el accionar militar del PGT, las FAR y el MR-13 y se determina que la guerrilla no ha
"echado raíces" entre la población civil.
El 27 de febrero de 1970 fue secuestrado Alberto Fuentes Mohr, quien era el ministro de Finanzas,
y había asumido la cancillería tras la repentina muerte de Arenales Catalán, y el 6 de marzo
secuestraron a Sean Holly, agregado laboral de la embajada estadounidense. Ambos fueron
secuestrados por las FAR, y fueron liberadas luego de que el Gobierno accediera a las exigencias
planteadas por los guerrilleros,
Segunda Etapa
Este cambio provocó una división dentro de las Fuerzas Armadas Rebeldes que estaban en crisis,
conformando el Ejército Guerrillero de los Pobres, el cual surge a inicios de 1972 y tuvo la
peculiaridad de tener el apoyo de católicos comprometidos con los pobres afines a la Teología de la
Liberación.
26 DE SEPTIEMBRE DE 1977
Operativos de Represion
En octubre de 1977, el Ejército Guerrillero de los Pobres atacó a tiros al embajador de Nicaragua
en Guatemala, Edmundo Meneses, quien pereció debido a sus heridas a las dos semanas.
En 1982, el Ejército de Guatemala reconoció que durante más de 10 años los grupos subversivos
que habían operado en el área del Triángulo Ixil lograron llevar a cabo un trabajo completo de
concientización ideológica en toda la población habiéndose alcanzado un cien por ciento de apoyo
26 DE SEPTIEMBRE DE 1982
MASACRES
26 DE SEPTIEMBRE DE 1985
En 1990 las Comunidades de Población en Resistencia (CPR) salieron a la luz pública e iniciaron
su proceso de reincorporación a la sociedad guatemalteca por medio de la figura del procurador de
los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
26 DE SEPTIEMBRE DE 1996
ULTIMO PERIODO
29 DE DICIEMBRE DE 1996
paz y reconciliacion
El Gobierno del presidente Alvaro Arzú Irigoyen y la urng concluyeron a finales de 1996
un largo proceso de negociaciones que, contando con la participación de las Naciones
Unidas, en calidad de moderador y con el respaldo de la comunidad internacional,
culminó en la firma de los Acuerdos de Paz. Los Acuerdos establecidos compromisos
que representan un logro de relevancia incomparable en la historia nacional de las
últimas décadas.
El proceso del conflicto tiene tal nivel de fluidez y complejidad que la trayectoria de un
conflicto nunca queda absolutamente fijada desde el inicio. Pequeños e inesperados gestos, las
acciones… todo puede incidir en el resultado.
1. Ignorar el conflicto
Si reaccionamos retirándonos del conflicto sencillamente estaremos posponiendo el problema y
asimismo su solución. Si bien puede ser útil en momentos de alta tensión emocional, no es una
alternativa eficaz para superar la situación.
2. Imponer tu postura
Una actitud autoritaria o arbitraria claramente no es la solución, por el contrario contribuye a
empeorar el conflicto. Lo que podemos hacer es tomar esas diferencias y generar puntos de
encuentro dentro de un escenario democrático y colaborativo. De nada servirá imponer nuestra
postura o intentar a toda costa convencer al otro sobre lo que decimos si no es compatible con
los interés del equipo. El objetivo es unirnos para encontrar soluciones efectivas.
3. Buscar culpables
Optar por responsabilizar a los demás de la situación es un gran error, sobre todo porque no
estamos asumiendo nuestra propia responsabilidad frente al problema. Esa conducta pone en
entre dicho la credibilidad de la persona que hace las acusaciones al mostrarse como alguien
poco objetivo y problemático.
Si bien estos consejos parecen muy lógicos, nunca está de más recordarlos, pues te ayudarán a
ser más asertiva en el momento de un desacuerdo laboral de manera que puedas evitar aquellos
malos hábitos que lejos de favorecer complican más la situación. Por eso, fijarnos en lo que no
tenemos que hacer será definitivo para resolver el problema.
1. Mantener la calma
Cuando alguien está enojado, para diluir su ira, no hay nada mejor que
escucharle hasta que se haya desahogado y empiece a calmarse. Hay que
hacerlo siempre desde una escucha activa, que implica mostrar signos físicos y
verbales evidentes de que se entiende lo que el otro está diciendo.
3. Acentuar lo positivo
Preguntas como “¿por qué?” o “¿qué creías que sería?” denotan que estamos
hablando a la defensiva y en modo interrogatorio. Si queremos que alguien
responda con información real, en lugar de simplemente discutir, es mejor que
aportemos un poco de información primero. El otro tipo de pregunta que es
esperas de…
9. Ser creativo
Es importante recordar que todo es negociable y que cualquier idea puede ser
buena a la hora de intentar resolver un conflicto. Mantener una perspectiva
win-win y una actitud proactiva y colaborativa ayudará a encontrar una
solución rápida y satisfactoria para todas las partes implicadas.