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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CHIMBORAZO

FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y ADMINISTRATIVOS

CARRERA DE COMUNICACION

LA VIOLENCIA Y CONTENIDO

PERTURBADOR EN REDES

SOCIALES

Nombre: Melissa Lizbeth Villacis Mayorga

Docente: Msc. Luis Viñan

Riobamba – Ecuador
2023 - 2024
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INTRODUCCIÒN

En el mundo actual, las redes sociales han ascendido a una posición central como fuentes de

noticias e información. Facilitando la interacción y el intercambio de datos valiosos sobre

eventos comunitarios, proyectos altruistas y permitiendo diálogos en tiempo real, estas

plataformas han experimentado un impresionante crecimiento en las últimas décadas,

arraigándose profundamente en la vida cotidiana de innumerables personas. A pesar de sus

múltiples beneficios y oportunidades de conexión, no podemos obviar los peligros inherentes que

también acarrean.El alcance de la creación de contenido en redes sociales es diverso y amplio,

abarcando desde el acceso a material inapropiado hasta la propagación de noticias falsas y

desinformación, pasando por el acoso en línea, la explotación sexual infantil y la creación de

perfiles falsos, entre otros riesgos. Es imperativo que tanto padres como niños estén plenamente

conscientes de estos peligros y tomen medidas proactivas para educarse y protegerse en línea. El

uso de herramientas de control parental y filtros de contenido se vuelve crucial, así como la

adopción de una actitud responsable al crear y compartir contenido en estas plataformas.

La metamorfosis de las redes sociales ha transformado nuestra comunicación y la manera en

que compartimos información en la actualidad. Smith y Anderson (2018) resaltan este

vertiginoso crecimiento, enfatizando cómo estas redes se han incrustado en la cotidianidad

global. La capacidad de participar en conversaciones significativas sobre temas comunitarios ha

sido facilitada en gran medida gracias a la comunicación instantánea y la colaboración que estas

plataformas posibilitan, como señala Rheingold (2014), lo que ha engendrado una mayor

participación cívica y la formación de comunidades virtuales.

Sin embargo, estos beneficios no vienen exentos de desafíos y peligros. Boyd (2014)

subraya la preocupante exposición a contenido inapropiado, así como la propagación de noticias

falsas y desinformación, mientras que la facilidad para crear perfiles falsos y fomentar el acoso
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en línea son cuestiones que no pueden ignorarse. La explotación sexual infantil también emerge

como una grave problemática, como advierten Mardini y Oliveira (2019), exigiendo vigilancia y

educación constante por parte de padres y cuidadores.

En este contexto, la conciencia acerca de los riesgos asociados con el uso de las redes

sociales es esencial, requiriendo una actitud proactiva para la protección. En consonancia con las

sugerencias de Livingstone y Bulger (2014), la implementación de filtros de contenido y

herramientas de control parental se torna una estrategia valiosa para salvaguardar a los más

jóvenes de contenidos inapropiados. Además, una actitud responsable al crear y compartir

contenido resulta vital. Siguiendo las palabras de boyd (2014), la verificación de información y la

consideración de las repercusiones de nuestras acciones en línea son prácticas fundamentales

para forjar un entorno digital seguro y saludable. Las redes sociales han revolucionado la

comunicación y el intercambio de información, pero en paralelo, nos confrontan con desafíos y

amenazas. Es fundamental que tanto individuos como la sociedad en su conjunto sean

conscientes de estos riesgos y asuman un compromiso en la promoción de un uso responsable y

seguro de las redes sociales.

DESARROLLO

Las redes sociales, mientras ofrecen un terreno para la interacción social, también han

demostrado su capacidad para ser utilizadas como herramientas de acoso, intimidación y

humillación hacia otros individuos. El ciberacoso, en particular, emerge como un fenómeno con

implicaciones graves para la salud mental y emocional de sus víctimas. El consumo excesivo de

estas plataformas puede dar lugar a una dependencia similar a la adicción, ejerciendo un impacto

negativo en la salud mental de aquellos que las utilizan.

Efectivamente, la investigación ha señalado que la adicción a las redes sociales correlaciona

con niveles elevados de ansiedad, depresión, soledad y una autoestima disminuida. No solo esto,
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sino que también se ha demostrado que estas condiciones aumentan el riesgo de pensamientos

suicidas. El peso de la depresión puede sumergir a las personas en un dolor emocional

abrumador, afectando diversas áreas de sus vidas, como las relaciones personales, el rendimiento

académico o laboral, el disfrute de actividades placenteras y hasta su salud física. Por tanto, el

ciberacoso y sus secuelas negativas para la salud mental han sido extensamente investigados y

documentados en la literatura académica. Hinduja y Patchin (2018), por ejemplo, han llevado a

cabo investigaciones detalladas sobre el ciberacoso y sus consecuencias, revelando que las

víctimas a menudo experimentan niveles elevados de ansiedad, depresión, baja autoestima y

sentimientos de soledad. Además, señalan que este acoso cibernético puede desencadenar

pensamientos suicidas y, en casos extremos, incluso contribuir al acto en sí.

Con respecto a la adicción a las redes sociales, se ha documentado una relación significativa

entre el uso excesivo de estas plataformas y la manifestación de síntomas de ansiedad, depresión

y soledad, como han encontrado Kuss y Griffiths (2017). Sin embargo, la problemática no se

limita solo a los aspectos individuales de la salud mental. La desinformación y las noticias falsas

han cobrado una relevancia significativa en las redes sociales, y su propagación es un tema

ampliamente discutido por expertos en medios y comunicación. Pennycook y Rand (2019), por

ejemplo, han examinado cómo la diseminación de noticias falsas en entornos digitales puede

sembrar la confusión y el escepticismo, erosionando la confianza en fuentes de información

fiables.

Añadido a ello, las redes sociales tienen el potencial de crear cámaras de eco y burbujas

informativas, donde los individuos solo se exponen a opiniones afines a las suyas, generando

fragmentación social en línea y potenciando la polarización y divisiones en la sociedad, según

destaca Sunstein (2017). En este sentido, si bien las redes sociales han agilizado la difusión de

información, también han exacerbado el problema de la desinformación y las noticias falsas. Con
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frecuencia, las personas comparten contenido sin verificar su autenticidad, lo que puede generar

consecuencias perjudiciales para la sociedad en general. La propagación de noticias falsas y

desinformación en estas plataformas puede socavar la confianza del público en información veraz

y generar escepticismo, afectando su capacidad para distinguir entre información válida y

engañosa. Además, estas noticias falsas a menudo están diseñadas para fomentar la polarización

y alimentar divisiones en la sociedad, exponiendo a la población a manipulaciones emocionales y

creando conflictos que contribuyen a la fragmentación social.

El riesgo de difusión de contenido violento en las redes sociales se multiplica, creando

efectos en cascada, pero también existe la amenaza latente de propagación de insultos

discriminatorios u odiosos (C. Martínez Torre-Enciso, 2018). La propagación de contenidos

violentos en estas plataformas no solo es un problema grave, sino que también puede tener

consecuencias en cadena, generando efectos negativos para la sociedad en su conjunto. Lo que es

aún más alarmante es la propagación de comentarios y actitudes discriminatorias y llenas de

odio, contribuyendo a crear un entorno virtual tóxico. En respuesta, se vuelve esencial abordar

estos riesgos y promover políticas que fomenten un uso responsable de las redes sociales,

alentando la tolerancia y el respeto mutuo.

En consonancia con estas preocupaciones, "Los peligros de las redes sociales incluyen el

acoso psicológico, la discriminación, el grooming, el ciberacoso y las interacciones violentas,

pero también la exposición a violencia, contenido perturbador y la normalización de

comportamientos impropios" (E. Calvo González, 2021). La declaración resalta de manera

precisa y concisa la variedad de peligros asociados con el uso de las redes sociales. La amplitud

de amenazas, desde el acoso psicológico hasta la normalización de conductas inapropiadas,

evidencia la complejidad de los desafíos que estas plataformas presentan. En particular, la

exposición a contenido violento y perturbador puede desensibilizar a los individuos y normalizar

comportamientos que de otro modo serían considerados inaceptables. Es esencial que se eduque
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sobre estos peligros y que se fomente un entorno en línea seguro y respetuoso para todos los

usuarios.

Desde la perspectiva de la exposición a contenido violento, "Estudios han demostrado que la

exposición a contenido violento en redes sociales como el acoso, la violencia y la inseguridad

pueden provocar cambios en la forma en que las personas perciben el mundo, generando efectos

nocivos y un riesgo para su salud mental" (M. Castellot, 2019). Este estudio resalta la necesidad

de considerar los efectos negativos que la exposición a contenido violento en redes sociales

puede tener en la percepción del mundo y la salud mental de las personas. La continua

exposición a contenido violento, que puede incluir acoso, violencia e inseguridad, puede alterar

la percepción de la realidad de los individuos, generando consecuencias perjudiciales para su

salud mental. La violencia en línea puede permear las creencias y emociones de las personas,

desencadenando conflictos y contribuyendo a la fragmentación social. Este conocimiento

refuerza la importancia de proteger a las personas, especialmente a los jóvenes, de los efectos

perjudiciales de la exposición a contenido perturbador en línea.

En este sentido, se señala que "El contenido violento en las redes sociales puede tener un

impacto perjudicial en la salud mental de los usuarios jóvenes, especialmente en aquellos que han

sido víctimas de acoso" (Smit et al., 2020, p. 27). Esta afirmación resalta de manera elocuente el

impacto negativo del contenido violento en las redes sociales en la salud mental de los jóvenes,

subrayando que aquellos que han sido víctimas de acoso pueden experimentar un impacto aún

más pronunciado. Los jóvenes, al ser una población más vulnerable, están más expuestos a este

tipo de contenido en línea, lo que puede aumentar su riesgo de problemas emocionales y

psicológicos. Es esencial que tanto los padres como las propias plataformas digitales tomen

medidas para proteger a los jóvenes y crear un entorno en línea seguro y respetuoso.
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Un estudio destacado afirma que "La exposición sostenida a contenido violento en las redes

sociales puede desensibilizar a los usuarios a la violencia, lo que puede llevar a comportamientos

agresivos y a una actitud de tolerancia hacia la violencia contra los demás" (Gentile et al., 2019,

p. 16). Esta declaración arroja luz sobre la desensibilización que la exposición prolongada a

contenido violento en las redes sociales puede generar. La desensibilización implica que los

individuos pueden volverse menos sensibles o receptivos a la violencia, lo que podría contribuir a

la manifestación de comportamientos agresivos en la vida real. Además, si la violencia se

normaliza en el contexto en línea, existe el riesgo de perpetuar una actitud de tolerancia hacia la

violencia contra los demás. La necesidad de abordar este problema es evidente, y se debe trabajar

en la promoción de una cultura en línea que rechace la violencia y fomente la empatía y el

respeto.

Otro enfoque destaca que "La exposición a contenido violento en las redes sociales se

relaciona con un mayor riesgo de conducta agresiva y ciberacoso. Es fundamental promover el

uso responsable de estas plataformas para garantizar un ambiente en línea seguro y saludable"

(Fernández y Rodríguez, 2020, p. 115). Este enfoque subraya el incremento del riesgo de

conductas agresivas y ciberacoso asociado con la exposición a contenido violento en redes

sociales. La influencia de este tipo de contenido en el comportamiento de los usuarios,

especialmente en los jóvenes, es una realidad seria. La promoción de un uso responsable de las

redes sociales y la creación de un ambiente en línea seguro y saludable son esenciales para

salvaguardar a los usuarios y prevenir situaciones de violencia en línea. La importancia de educar

a los usuarios sobre los riesgos inherentes al contenido violento y de fomentar el respeto y la

empatía en las interacciones en línea queda claramente resaltada.

En línea con esta perspectiva, se señala que "El discurso de odio y la discriminación son

formas de violencia en las redes sociales que pueden afectar negativamente la salud mental de los
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usuarios. Es imprescindible tomar medidas para prevenir y mitigar estos comportamientos"

(Montero, 2017, p. 56). Esta declaración enfatiza el impacto negativo que el discurso de odio y la

discriminación pueden tener en la salud mental de los usuarios de redes sociales. La violencia en

forma de discurso de odio puede tener consecuencias perjudiciales para el bienestar emocional y

psicológico de las personas, contribuyendo a la creación de un ambiente en línea hostil y tóxico.

Es esencial implementar medidas concretas para prevenir y reducir estos comportamientos, ya

que pueden tener efectos graves en la salud mental de aquellos que son afectados. Fomentar una

cultura digital que celebre la diversidad, promueva la inclusión y respete los valores de la

empatía es crucial para establecer un entorno en línea más saludable y seguro para todos.

CONCLUCIÒN

Para concluir, las redes sociales han transformado profundamente la forma en que nos

comunicamos, compartimos información y nos conectamos en la sociedad contemporánea. A

medida que estas plataformas han ganado un papel central en nuestras vidas diarias, también

han revelado una serie de desafíos y riesgos que requieren una atención y acción cuidadosas.

Si bien las redes sociales ofrecen oportunidades valiosas para la interacción social, la

comunicación instantánea y la difusión de información relevante, también han demostrado ser

un terreno propicio para la propagación del acoso cibernético, la exposición a contenido

violento y perturbador, la normalización de comportamientos inapropiados y la diseminación

de noticias falsas y desinformación. Estos problemas, a menudo interrelacionados, plantean

serias amenazas para la salud mental y emocional de los usuarios, especialmente de los jóvenes

que son particularmente vulnerables a los efectos negativos.Los estudios y la investigación han

arrojado luz sobre los efectos adversos de la exposición constante a contenido violento en

línea, que puede desensibilizar a los individuos y fomentar actitudes de tolerancia hacia la

violencia y la agresión. Además, la desinformación y las noticias falsas pueden erosionar la


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confianza pública en la información veraz y perpetuar la polarización en la sociedad. El

discurso de odio y la discriminación, por su parte, pueden tener un impacto perjudicial en la

salud mental de los usuarios y contribuir a la creación de un entorno en línea tóxico y hostil.

En respuesta a estos desafíos, es fundamental promover un uso responsable de las redes

sociales, fomentar la educación digital y ofrecer herramientas efectivas de control parental y

filtrado de contenido. La creación de políticas y regulaciones sólidas para abordar el acoso

cibernético, la difusión de contenido violento y el discurso de odio también es esencial para

garantizar un ambiente en línea seguro y saludable. Además, la responsabilidad recae no solo

en los individuos, sino también en las plataformas digitales mismas. Las empresas de redes

sociales deben asumir su parte en la creación de entornos en línea seguros, implementando

medidas proactivas para detectar y eliminar contenido perjudicial, y promoviendo la empatía y

el respeto en sus comunidades virtuales.

El uso de las redes sociales es una cuestión de equilibrio y conciencia. Si bien estas

plataformas pueden enriquecer nuestras vidas al facilitar la conexión y la comunicación,

también pueden exponernos a riesgos significativos. Como sociedad, debemos estar alerta ante

estos peligros y trabajar en conjunto para construir una cultura digital que priorice la

seguridad, la salud mental y el respeto en el entorno en línea.


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Anexo
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REFERENCIAS BIBLIOGRÀFICAS

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