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EL PERDÓN EN

LA FAMILIA.

«Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos


unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo».
(Efesios 4:32).

Perdonar significa soltar el dolor. Es renunciar a vivir en prisiones emocionale. Es salir del
rol de víctima para hacerse cargo de sí mismo, dejando de justificarse, y asumiendo el
grado de responsabilidad que se tiene frente al conflicto.

La cuarentena está dejando muchísimas enseñanzas; ha sido


un tiempo de reflexiones profundas en Dios, en donde Él en
su gracia y misericordia, permite este tipo de situaciones porque
desea perfeccionarnos.

• «Dios empezó el buen trabajo en ustedes, y estoy seguro de


que lo irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo vuelva»
(Filipenses 1:6). TLA

Pablo estaba seguro de que el trabajo que Dios había empezado en los
filipenses lo perfeccionaría, y en efecto, lo está haciendo igualmente en
esta época. Para algunos, la cuarentena ha sido una tremenda oportunidad
para solucionar los conflictos familiares, y han hecho un esfuerzo grande
por mejorar su dinámica relacional, percibiendo estos espacios de intimidad
familiar como una oportunidad maravillosa para el cambio, el perdón y la
reconciliación.

Sin embargo, para otros, ha sido algo duro y complejo y lo


han enmarcado como un martirio, ya que, convivir con
alguien donde se han mantenido diferencias por años, pero,
sobre todo, donde no se han permitido las condiciones para
perdonar, es como algunos lo enuncian: algo tortuoso.

Pero, que bueno saber que Dios quiere seguir trabajando


en nuestra vida para perfeccionar la obra que un día
comenzó. ¡Dios quiere que nos perdonemos en familia!

(Mateo 18:21-35) nos muestra a un siervo injusto,


al que su Señor le perdonó una deuda que era
imposible de cancelar, y él, aunque fue perdonado,
decidió no perdonar a quien estaba en deuda con él.
Por esta razón fue enviado a la cárcel.
Que hermoso recordar en este momento que el Señor es nuestro acreedor;
le debemos demasiado; estamos en deuda con Él; porque nos perdonó una
deuda que no podíamos pagar. Pero al igual que el siervo injusto,
lastimosamente algunas familias prefieren no perdonar, y por eso hoy se
encuentran en prisiones emocionales: odios, rencores, raíces de amargura,
resentimiento, enojo, violencia y, en muchos casos, venganza.

Lo que se puede observar en el


pasaje de (Lucas 7:36-48) es que
¿PERO, PORQUÉ
a muchos se les dificulta perdonar, CUESTA TANTO
porque no han experimentado el
gozo del perdón en su corazón.
PERDONAR?

• «Me ama mucho porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio,
al que se le perdonan pocos pecados, ama poco» (Lucas: 7:47). TLA.

Cuando una persona tiene manifestaciones de amor con su prójimo,


significa que ella ha sentido el perdón de parte de Dios, y cuanto más
se le perdone más sabrá amar. Según lo anterior, podemos afirmar que
el perdón en la familia es una necesidad que yo tengo como ser humano
de sentir el perdón de Dios.

¿CÓMO PUEDO • «Cuando oren, perdonen todo lo malo que


otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre
PERDONAR CUANDO que está en el cielo, les perdonará a ustedes
NO SÉ QUE ES SENTIR todos sus pecados» (Marcos 11:26). TLA.

EL PERDÓN DE PARTE • «Antes sed benignos unos con otros,


misericordiosos, perdonándonos unos a
DEL SEÑOR JESÚS EN otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo» (Efesios 4:32).
MI CORAZÓN?

Lo que nos quieren decir estos dos textos es que la misericordia y la benignidad
se dan en un acto de fe, de saber que hemos sido perdonados. Por eso se dice que
el amor es la consecuencia del perdón, es decir, amar es el resultado de haber
experimentado el perdón de Dios en mi vida.

El Señor quiere que perdonemos, de la manera como Él nos


perdonó para que logremos recibir sanidad en todas las áreas
de nuestra vida y podamos vivir en paz y en armonía, no solo
a nivel personal sino familiar.

• «Por eso, confiesen sus pecados unos a otros, y


oren unos por otros, para que Dios los sane (...)»
(Santiago 5:16). TLA.

¿CÓMO SE QUE HE PERDONADO?


Cuando recuerdo sin dolor, y puedo mirar a los miembros de mi familia
con amor y sin resentimientos, soportando con paciencia las diferencias.
• «Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja
contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo
vosotros» (Colosenses 3:13).

Así que, si tenemos muchas quejas de nuestra familia, recordemos cómo el


Señor nos perdonó todos nuestros pecados.

La invitación entonces es a que nos perdonemos en


familia. Si esto sucede, ya no tendremos que
preocuparnos por quien va a ganar la próxima batalla.
Eso es agotador y desgastante.

En las relaciones familiares no se trata de quien gane o quien pierda, no; el tema aquí es
de libertad, de soltar; y, de sanidad. Por eso la gente cuando perdona dice:

• «Parece que me hubieran quitado un peso grande de encima,


me siento livianito», porque el amor de Dios embarga su corazón
y siente paz.
• No olvide, «El amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, no
se irrita, no guarda rencor» (1 Corintios 13:5).

Recuerde que todo lo que estamos viviendo en


esta cuarentena, lo permite el Señor, porque nos
está perfeccionando. Él desea:

EL PERDÓN EN
LA FAMILIA.

Tomado de Revista 2020-2/ Tiempos de Cambio

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