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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO

Escuela Profesional de Administración

ELEMENTOS DEL ESTADO PERUANO

CURSO:

TEORIA DEL ESTADO

DOCENTE:

CHOQUE SALCEDO CARLOS


ALUMNO:

RAMOS CHOQUE JOAQUIN MATHIAS


POMA LUJANO NIDIA JIMENA
LOPEZ RAMOS ALEX RUSMEL

SEMESTRE: III

AÑO ACADÉMICO: 2023-II


PUNO-PUNO-PERÚ

INDICE
Introduccion

El estado peruano es una organización política soberana que ejerce el poder sobre un

territorio determinado, territorio el cual está conformado por un conjunto de instituciones y

personas que tienen la función de garantizar el orden en la sociedad. Los elementos

fundamentales del estado peruano son el pueblo, el poder político y el territorio.

El pueblo está conformado por todos los habitantes del territorio nacional, sin distinción

de raza, sexo, religión o condición social. Según el último censo nacional, la población peruana

es de 33 millones de habitantes, de los cuales 51% son mujeres y 49% son hombres. La

población se concentra principalmente en las ciudades, donde vive el 70% de la población.

El pueblo peruano es un pueblo diverso, con una rica y diversa cultura e historia. El

pueblo peruano es el origen del poder político y el territorio, y es el destinatario de las acciones

del estado.

El poder político es la capacidad de tomar decisiones vinculantes para el conjunto de la

sociedad. Está ejercido por las instituciones del estado, las cuales tienen la función de gobernar y

administrar el territorio. Este se divide en tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial.

El poder legislativo está conformado por el Congreso de la República, el cual tiene la

función de crear las leyes que rigen el país. El Congreso está compuesto por 130 congresistas, los

cuales son elegidos por sufragio universal cada cinco años.


El poder ejecutivo está conformado por el Presidente de la República, el Vicepresidente y

los ministros de Estado. El Presidente de la República es el jefe de Estado y de gobierno, y tiene

la función de ejecutar las leyes y dirigir la política nacional.

El poder judicial está conformado por el Tribunal Constitucional, la Corte Suprema de

Justicia y los demás tribunales y juzgados del país.

El territorio peruano es un espacio físico de 1,285,216 km2, que está ubicado en el

extremo occidental de América del Sur. El territorio peruano se encuentra rodeado por los

océanos Pacífico y Atlántico, y limita con Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia y Brasil. El

territorio peruano es rico en recursos naturales, incluyendo petróleo, gas natural, minerales y

bosques.

El territorio peruano es la base material del estado, y es el lugar donde viven y

desarrollan sus actividades los ciudadanos.

En conclusión los elementos del estado peruano son fundamentales para el funcionamiento de la

sociedad peruana. El pueblo peruano es el origen del poder político y el territorio, y es el

destinatario de las acciones del estado. El poder político es la capacidad de tomar decisiones

vinculantes para el conjunto de la sociedad. Y el territorio es donde se da todo esto.

El pueblo

1.El pueblo

El pueblo se refiere a un conjunto de personas que comparten una vinculación política y

jurídica con un cuerpo político soberano. Este grupo humano se forma en una determinada área

geográfica después de un proceso de adaptación y la aparición del fenómeno político.


(Moreno Quintana, Preliminares del derecho internacional, 1954) señala que el Estado es,

en esencia, una colectividad humana donde se establece una asociación permanente de

individuos unidos por un vínculo político y jurídico. Por lo tanto, aquellos que habitan el

territorio del Estado están sujetos a su autoridad.

Un pueblo puede estar compuesto por una población de composición étnica homogénea o

heterogénea. En el primer caso, existe una unidad étnica, como en el caso de Japón o Suecia. En

el segundo caso, hay una pluralidad de etnias, como en el Perú o España.

La pertenencia de un pueblo a un Estado puede ser resultado de causas fortuitas,

decisiones voluntarias del grupo o incluso acciones coercitivas. Esto significa que el poder

político puede establecerse tanto a través de la libre elección de los individuos como mediante la

fuerza, como en los casos del pueblo kurdo en relación con Turquía o los tibetanos en relación

con China.

El pueblo se distingue por su naturaleza "uti signoli", lo que implica que los individuos

están vinculados entre sí simplemente por la acción de formar una agrupación política. Los

miembros del pueblo son los destinatarios de las decisiones tomadas por el poder político.

Es importante diferenciar entre las nociones de pueblo y población. "Pueblo" se refiere a

una noción política que implica una relación jurídico-política entre un grupo humano y el Estado,

mientras que "población" se refiere a una noción étnico-demográfica que describe una

agregación de personas sin connotaciones políticas.

La noción de pueblo consta de cuatro condiciones interconectadas: vínculo personal,

vínculo principal, vínculo permanente y vínculo de correspondencia social. Estos elementos

describen la relación de los individuos con el cuerpo político de un Estado.


El vínculo personal se refiere a la conexión de la persona con el cuerpo político y no se

basa en la ubicación de sus bienes o inversiones en otro Estado.

El vínculo principal implica que la persona tiene un compromiso preferente y efectivo

con el cuerpo político en comparación con otros estados.

El vínculo permanente significa que la relación con el cuerpo político es estable y

duradera, no incidental ni ocasional.

El vínculo de correspondencia social implica una interacción recíproca con otros

miembros del pueblo del Estado.

1.1 El pueblo, la nación y la patria

El pueblo, la nación y la patria, aunque relacionados, expresan dimensiones distintas y

claramente discernibles en el ámbito de la identidad y la comunidad. Estos conceptos tienen un

significado particular que refleja diferentes aspectos de la vida colectiva y la conexión de los

individuos con el estado.

En primer lugar, el término "pueblo" se caracteriza por tener una connotación

fundamentalmente político-jurídica. Hace referencia a un conjunto de individuos que comparten

una vinculación política y jurídica con un Estado soberano. Esencialmente, este concepto se

forma por la simple agregación de individuos dentro de un territorio donde un Estado ejerce su

autoridad política. El "pueblo" en esta acepción carece de consideraciones sociológicas,

culturales e históricas; se basa en la unidad social establecida por la ley y, por lo tanto, es una

integración normativa y formal.


Por otro lado, el término "nación" va más allá de la mera agregación de personas en un

territorio. La nación implica una dimensión histórica y social en su definición. No solo se trata de

un conjunto de individuos unidos políticamente, sino que también comparten factores históricos

y culturales que se han transmitido a lo largo de generaciones.

La nación es una comunidad que se forma a través de la afinidad de intereses comunes

con una trascendencia en el tiempo. Esta comunidad puede surgir tanto de factores históricos-

culturales heredados como de razones político-sociales que buscan forjar un destino común y

mantener una continuidad gregaria de manera consciente y deliberada.

La "nación" se entiende como una construcción jurídica que surge después de la

delimitación territorial y la extinción de las estructuras feudales. Además, se basa en el

sentimiento de comunidad, la empatía y el deseo de compartir una vida común entre sus

miembros.

La nación no es simplemente la suma de individuos vivientes, sino un organismo que

comprende a generaciones sucesivas marcadas por su carácter nacional. La nación se construye

día a día mediante el consentimiento y el deseo constante de continuar una vida en común. En

este sentido, la nación no debe percibirse como una realidad distinta y superior a sus miembros,

sino como una entidad que existe en y a través de ellos.

La patria se relaciona con el amor y el afecto al lugar de uno ha nacido y se ha criado.

Sin embargo, la patria no se limita a un sentimiento de cariño por el lugar físico, sino que

se extiende hacia el respeto y la veneración de las tradiciones forjadas en la interacción social de

ese lugar. Este concepto se manifiesta a través de símbolos nacionales como la bandera, el

escudo, la escarapela, el himno y los monumentos.


En esencia, la "patria" representa la conexión afectiva de los miembros de una nación con

su lugar de origen y su historia compartida. Se traduce en el culto a los mártires y héroes que han

defendido ese suelo y en el orgullo cívico de las tradiciones que han evolucionado en el seno de

esa comunidad. Es una proyección subjetiva de la identidad nacional, y se puede considerar

como el anverso emocional de la "nación". La "patria" refuerza el sentido de pertenencia y el

compromiso cívico de los individuos hacia su comunidad.

1.2. El principio de libre determinación en el pueblo Peruano

Después de la Primera Guerra Mundial, el tema de la nacionalidad y su concepto se

volvió popular en Europa, especialmente con la unificación de Italia y Alemania. El presidente

estadounidense Woodrow Wilson introdujo el concepto de autodeterminación, que enfatizaba el

principio de las nacionalidades.

En la creación de la Carta de las Naciones Unidas en 1945, Estados Unidos y la Unión

Soviética se opusieron a las prácticas colonialistas, mientras que Inglaterra, Francia, Bélgica y

los Países Bajos defendieron la situación colonial.

La ONU propuso una solución, permitiendo que los territorios coloniales de los países

vencedores en la Segunda Guerra Mundial, continuaran bajo el dominio de sus territorios, basado

en acuerdos legales preexistentes. Por otro lado, los territorios bajo la administración directa de

la ONU, conocidos como "administración fiduciaria", estaban sujetos a acuerdos internacionales.

La Carta de las Naciones Unidas estableció como propósito fomentar la amistad entre

naciones basada en el respeto por el principio de igualdad de derechos y la libre determinación

de los pueblos. En 1960, la Asamblea General de la ONU adoptó la "Declaración de la

Independencia de los Países y Pueblos Coloniales", considerada como la "Carta Magna de la

Descolonización".
Esta declaración afirmaba que la subyugación y explotación extranjera eran una afrenta a

los derechos humanos y que los pueblos tenían el derecho a la libre determinación para

determinar su condición política y desarrollo. Se instaba a tomar medidas inmediatas para

transferir el poder de decisión a los territorios coloniales.

En 1970, la ONU aprobó la "Declaración de los Principios de Derecho Internacional

referente a las Relaciones de Amistad y Cooperación entre los Estados", que desarrolló con

mayor precisión el principio de la libre determinación de los pueblos.

1.3 La nacionalidad

La nacionalidad es el vínculo jurídico que une a una persona con un estado.

Esta relación crea derechos y obligaciones entre la persona y el Estado. La nacionalidad

se manifiesta de dos formas: social, que implica la conexión con las costumbres y usos de una

nación, y jurídico-política, que crea derechos y obligaciones legales y implica sometimiento al

poder político del Estado.

La nacionalidad peruana se adquiere por nacimiento, por naturalización o por derivación.

1.3.1 Los modos de adquisición de la nacionalidad

La adquisición de la nacionalidad se puede dividir en dos modos fundamentales: el

originario y el derivado, cada uno de los cuales refleja distintos enfoques y circunstancias en la

obtención de la nacionalidad de un individuo.

Modo Originario:
a) Sistema de Ius Sanguinis: Este sistema, arraigado en el "derecho de sangre,"

determina que la nacionalidad de un recién nacido se deriva de la nacionalidad de sus padres en

el momento de su nacimiento. En este contexto, el lugar de nacimiento del individuo carece de

relevancia. Este sistema, con raíces en la antigua Roma, prevalece en varios países de Europa y

Asia y se fundamenta en el principio de filiación.

b) Sistema de Ius Soli: Este sistema, basado en el "derecho a la tierra," otorga la

nacionalidad a un individuo según el lugar de su nacimiento, sin considerar la nacionalidad de

sus progenitores. Es más común en naciones como Estados Unidos y se sustenta en el principio

de que el lugar de nacimiento determina la nacionalidad.

c ) Sistema Dual: En este sistema, ambos sistemas (Ius Sanguinis e Ius Soli) se aplican

simultáneamente dentro de un mismo Estado, pero en circunstancias específicas y diferenciadas.

Este enfoque mixto se utiliza en diversos países para abordar situaciones particulares.

Modo Derivado:

a) Adquisición de la Nacionalidad con Expresión de Voluntad: En esta modalidad, un

individuo manifiesta su voluntad de obtener una nueva nacionalidad, lo que se logra a través del

proceso de naturalización. La naturalización implica un acto estatal mediante el cual un

extranjero puede convertirse en nacional. Sin embargo, la aprobación de esta solicitud depende

de la discreción del Estado y no garantiza automáticamente la obtención de la nacionalidad.

Además, en algunos países, los naturalizados pueden enfrentar restricciones en la participación

en ciertos cargos públicos.

b) Adquisición de la Nacionalidad sin Expresión de Voluntad: En esta modalidad, un

individuo obtiene una nueva nacionalidad sin necesidad de expresar un deseo específico de
hacerlo. Esto puede ocurrir como resultado de otros actos legales, como el matrimonio, que no

están directamente relacionados con la nacionalidad como estado jurídico.

Estas modalidades de adquisición de la nacionalidad reflejan la diversidad de enfoques y

circunstancias que existen en todo el mundo en relación con la nacionalidad y su obtención. Cada

uno de estos modos tiene implicaciones legales y sociales significativas que pueden variar según

el país y su marco legal.

1.4 La doble nacionalidad en el Perú

La doble nacionalidad es la posesión de derechos políticos y civiles de dos estados por

parte de una persona, pero no puede ejercer simultáneamente estos derechos en un mismo

territorio. Puede manifestarse de dos maneras: la situación concordada y la situación no

concordada.

Situación concordada:

La doble nacionalidad es el resultado de un acuerdo entre dos legislaciones estatales que

consideran a una persona con derecho a la doble nacionalidad.

Situación no concordada:

La doble nacionalidad se produce cuando dos legislaciones estatales, sin coordinación,

consideran a la misma persona como nacional de ambos estados.

Existen varias situaciones concretas en las que puede surgir la doble nacionalidad:
Por tratados internacionales: Cuando un tratado entre dos países reconoce a una persona

como nacional de ambos estados (situación concordada).

Por legislación interna: Un Estado puede otorgar la doble nacionalidad en su legislación

interna, pero la persona debe cumplir ciertos requisitos y a menudo se requiere reciprocidad con

otros estados (situación concordada).

Por actos involuntarios: Una persona puede adquirir una segunda nacionalidad sin haber

renunciado a la primera debido a actos legales, como el matrimonio con un nacional de otro país

(situación no concordada).

Por nacimiento en el extranjero: Algunos estados otorgan su nacionalidad a los hijos de

sus nacionales nacidos en el extranjero, sin exigir renuncia previa (situación no concordada).

Por naturalización sin renuncia: Algunos estados permiten la naturalización sin requerir la

renuncia a la nacionalidad de origen (situación no concordada).

Sin reconocimiento de la renuncia: En algunos casos, un estado puede no reconocer

legalmente la renuncia a la nacionalidad presentada por un nacional para optar por otra (situación

no concordada).

Por servicios prestados: Un estado puede otorgar su nacionalidad a personas extranjeras

por servicios prestados en su favor (situación no concordada).

1.5 La pérdida de la nacionalidad

La pérdida de la nacionalidad implica la privación legal de la condición de nacional y las

causales que la generan suelen estar establecidas en una ley especial. En el caso de Perú, no
existe la posibilidad de perder la nacionalidad peruana, por lo que no se puede ser despojado de

ella de ninguna manera.

La renuncia a la nacionalidad implica que una persona decide abandonar voluntariamente

su condición de nacional, y esta decisión se hace mediante una manifestación expresa ante una

autoridad estatal competente. Pero si los ciudadanos desean renunciar a ella deben hacerlo

mediante un poder por escritura pública en las oficinas consulares.

1.6 La recuperación de la nacionalidad

Esta recuperación se produce cuando el interesado acredita cumplir con los requisitos que

la legislación ordinaria de su primigenio Estado dispone para tal efecto. Resulta obvio que dentro

de estas exigencias se establezca la previa renuncia a la nacionalidad que se adquirió

voluntariamente. (Garcia Toma , Teoría del estado y derecho constitucional , 2010)

1.7 Nacionalidad y ciudadanía

La nacionalidad es una categoría jurídica que engloba la noción de ciudadanía, según lo

señalado por José Pareja Paz Soldán. Para ejercer la ciudadanía en un Estado, es necesario ser

nacional de ese Estado previamente, como indica Domingo García Belaunde.

La ciudadanía se considera un derecho derivado de la nacionalidad y, en esencia, es una

consecuencia de ser nacional. Sin embargo, la ciudadanía está sujeta a cuatro reglas

fundamentales:

-Toda persona tiene el derecho a una nacionalidad.

-Un nacional, cumpliendo con los requisitos establecidos por la legislación de su Estado,

puede convertirse en ciudadano.

-Si una persona pierde su nacionalidad, automáticamente deja de ser ciudadano.


-La suspensión de la condición de ciudadano no necesariamente implica la misma

consecuencia en la condición de nacional.

1.8 Extranjeros en el pueblo peruano

Los extranjeros son personas que no tienen la nacionalidad peruana. Los extranjeros

tienen ciertos derechos en el Perú, como el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad.

Sin embargo, los extranjeros también tienen ciertas limitaciones, como la imposibilidad

de votar en las elecciones peruanas u otras de diferente índole.

2 Poder Político

El poder político es el recurso que la autoridad posee para dirigir y hacer cumplir sus

órdenes, regulando las acciones de los miembros del Estado.

El poder político es un fenómeno presente en todas las relaciones humanas, donde

algunas personas lideran y otras siguen. Santo Tomás de Aquino lo describe como la acción de

una voluntad sobre otra.

Esta forma de poder se caracteriza por su influencia ético-política, que lleva a la

obediencia por consentimiento voluntario, diferenciándolo de la fuerza bruta. El poder es

inherente a la naturaleza humana, ya que las personas tienden a buscar líderes o figuras de

autoridad en la sociedad.

El poder se considera tan natural como elementos como el agua o el fuego, y la idea de

vivir sin líderes parece absurda. (Maurice Duverger, Sociología de la política. Barcelona: Ariel,

1975), destaca que es un concepto arraigado en la conciencia desde la infancia, a medida que las

personas aprenden a obedecer a figuras de autoridad.


El poder distingue entre un grupo gobernante y una comunidad gobernada, estableciendo

la relación de mando y obediencia.

El poder político, ejercido por el Estado, implica la toma de decisiones exclusivas y

soberanas para dirigir las actividades de las personas dentro de su territorio. Se basa en una

estructura institucional, un proceso continuo de acciones y la manifestación de resultados que

afectan a toda la comunidad. Este poder es soberano, incondicional, irrenunciable y supremo,

ejercido a través de los órganos y organismos establecidos en la Constitución.

2.1 Los componentes del poder

Los componentes del poder son dos elementos fundamentales: la energía y la

competencia.

La energía representa la fuerza y la capacidad de una entidad para ejercer el mando,

incluyendo la capacidad de coacción si es necesario para asegurar la obediencia. Por otro lado, la

competencia se refiere a los fundamentos ético-políticos y las cualidades necesarias para lograr

los resultados deseados en las relaciones de mando y obediencia.

En el ejercicio del poder, es crucial generar un acatamiento voluntario por parte de

aquellos que obedecen. Esto implica que las personas deben respetar y seguir las disposiciones

del que tiene el poder. En este proceso, se integran la voluntad de mando, la justificación ético-

política y la capacidad para resolver problemas en la conducción de un grupo social.

La legitimidad del poder varía a lo largo del tiempo y depende de la sociedad y sus

creencias en un momento dado. Si el poder se ejerce dentro de los límites de la legalidad y la

legitimidad, se considera legítimo. Sin embargo, si existe un divorcio entre el ejercicio del poder
y el derecho que lo justifica, o si el orden jurídico y las creencias de la sociedad no están

alineados, se produce una crisis de legitimidad que puede llevar a la pérdida de poder.

En el ejercicio del poder, el convencimiento y el respeto son más efectivos que la

coacción física. La sociedad se mantiene ordenada por una combinación de coacción y consenso,

donde el equilibrio entre el temor al castigo y la comprensión de la necesidad de obedecer es

esencial.

El poder político, ejercido por el Estado, es soberano y se basa en una estructura

institucional que toma decisiones exclusivas para dirigir las actividades de las personas dentro de

su territorio. Es esencial que este poder esté respaldado por la legalidad y la legitimidad. Cuando

el poder se desvía de estas bases, puede surgir una crisis de legitimidad que amenaza la

existencia del Estado.

El poder estatal, en comparación con otras formas de poder dentro de la sociedad, se

diferencia en su capacidad para unificar, ordenar y dirigir la acción de todos los miembros de la

sociedad hacia fines de utilidad común. Además, el poder estatal tiene el monopolio de la

coacción física legítima y se extiende a todos los habitantes del Estado y a su territorio

geográfico.

2.2 El poder, los gobernantes y el derecho

El poder y la autoridad desempeñan un papel fundamental en la sociedad política. Los

gobernantes, que constituyen una minoría en la sociedad, tienen la responsabilidad de dirigir y

guiar a la sociedad hacia la consecución de sus objetivos esenciales.


La autoridad se define como la facultad de conducir y hacerse obedecer dentro de límites

preestablecidos. El poder, por otro lado, se utiliza como el medio para hacer cumplir esta facultad

y garantizar la obediencia en la sociedad. La autoridad se basa en fundamentos jurídicos y

legales, mientras que el poder se manifiesta coactivamente a través de normas jurídicas

Es importante destacar que no se puede separar completamente la autoridad y el poder.

La autoridad sin poder carece de eficacia, mientras que un poder sin autoridad puede convertirse

en tiranía. Sin embargo, existen casos excepcionales en los que una entidad, como la Iglesia

Católica, carece de medios de coacción material pero aún ejerce una autoridad efectiva.

Tanto los gobernantes como los ciudadanos tienen la necesidad moral y racional de

justificar su autoridad y obediencia, respectivamente. Esta justificación se encuentra en el campo

de la ética social y es esencial para mantener el orden y alcanzar el bien común en la sociedad.

El ejercicio del poder por parte de los gobernantes debe estar respaldado por el derecho y

la legalidad. Cuando el poder se ejerce de manera justa y dentro de los parámetros legales, se

considera legítimo. Sin embargo, si el poder se separa del derecho, puede surgir una crisis de

legitimidad que amenaza la estabilidad del gobierno.

El poder no es una fuerza sin justificación ni control. Más bien, debe estar en línea con el

derecho y la razón. El derecho representa un orden, mientras que el poder es su ejecutor. Estos

dos elementos se combinan para reflejar y resumir los cambios y transformaciones en la sociedad

y la política.

En última instancia, el poder y la autoridad son componentes esenciales de la realidad

social y política. Representan una convergencia entre la fuerza y el derecho, y son fundamentales

para mantener el orden y promover el bien común en la sociedad.


2.3 El origen del poder

La teoría constitucional explica el origen del poder político desde dos enfoques principales: la

doctrina teocrática y la doctrina de la voluntad social.

En el caso de la doctrina teocrática, se sostiene que la fuente del poder político reside en

Dios. Esta idea se basa en las enseñanzas del Antiguo y el Nuevo Testamento, donde se

encuentran pasajes que respaldan esta concepción. La Iglesia Católica, a lo largo de la historia,

ha sido un defensor destacado de esta doctrina. Se argumenta que los gobernantes derivan su

autoridad directamente de Dios y están investidos de poder divino para dirigir a la sociedad. Esta

doctrina se divide en dos formas: el derecho divino sobrenatural y el derecho divino

providencial.

El derecho divino sobrenatural defiende que Dios elige personalmente a los gobernantes

y les otorga el poder necesario para mantener el orden social. Los monarcas son considerados

representantes de Dios en la Tierra, y atentar contra ellos se considera un sacrilegio.

El derecho divino providencial argumenta que Dios no elige directamente a los

gobernantes, pero guía los acontecimientos históricos para que determinadas personas asuman el

poder. Los gobernantes son considerados como instrumentos de la voluntad divina y deben

gobernar de acuerdo con los designios de Dios.

Por otro lado, la doctrina de la voluntad social, o contractualismo, establece que la fuente

del poder político reside en la voluntad razonada de los miembros de la sociedad. Esta doctrina

se basa en la idea de que el poder político se origina en un acto contractual o de convenio entre

los individuos de una comunidad. Se considera que todos los seres humanos son iguales y que la

sociedad crea un gobierno para promover y proteger el bien común. El poder político se recibe
por delegación y está sujeto a limitaciones y condiciones acordadas en ese contrato social. Esta

doctrina fue especialmente influyente en las revoluciones liberales del siglo XVIII y es

representada por filósofos como Thomas Hobbes, Jean-Jacques Rousseau y John Locke.

2.4 Las características del poder

El poder estatal se caracteriza por tres atributos fundamentales la omniinclusividad, coercitividad

y soberanía.

El poder estatal es omniinclusivo porque abarca y alcanza a todos los grupos sociales

dentro de su territorio. Ninguna otra organización tiene la misma capacidad de decisión y mando

sobre los comportamientos sociales.

El poder estatal es coercitivo, lo que significa que las órdenes que emite pueden ser

impuestas por la fuerza. El Estado tiene el monopolio del uso de la fuerza organizada e

institucional y puede utilizarla en caso de resistencia o desobediencia.

2.4.1 Los alcances de la soberanía

La soberanía es un atributo esencial del poder estatal. Implica que el Estado tiene la

autoridad suprema y exclusiva sobre su territorio y su población. Su voluntad es suprema e

irresistible, y no admite ningún otro poder por encima o en competencia con él.

La soberanía se manifiesta en cinco aspectos clave:

Los mandatos del poder estatal no pueden ser desafiados o resistidos de manera efectiva.
El contenido de las decisiones del Estado no está predeterminado por terceros; es una

expresión de su propia voluntad.

Las decisiones del Estado se basan en una idea de derecho y no son meros actos de

compulsión.

El Estado no puede transferir su soberanía a terceros; es un atributo inalienable.

El poder estatal está por encima de otros poderes en el Estado y es central en su

competencia espacial y personal.

La soberanía puede dividirse en soberanía interna y soberanía externa. La primera se

refiere a la capacidad de un Estado para tomar decisiones sobre su organización interna, mientras

que la segunda se relaciona con su capacidad de tomar decisiones en sus relaciones

internacionales y política exterior.

2.4.2 La distinción entre soberanía y poder constituyente

El poder constituyente originario es la voluntad de mando que toma la decisión de

organizar y constituir políticamente al Estado. Es anterior a la existencia jurídica del cuerpo

político y le otorga legitimación y organización.

Por otro lado, la soberanía estatal es una cualidad del poder constituido, es decir, aparece

una vez que el Estado ya existe.

La capacidad de decisión originaria para establecer la organización política de la

comunidad es exclusiva del poder constituyente y no se deriva de ningún otro poder ni se ejerce

por delegación o comisión. Antes de la creación o recreación de un Estado, no tiene sentido

hablar de soberanía estatal, ya que jurídicamente no existe ningún poder estatal en ese momento.
2.4.3 La soberanía, el dominio y la jurisdicción

Se distinguen tres potestades del Estado en relación con su territorio: la soberanía, el

dominio y la jurisdicción.

El dominio se refiere a la propiedad que tiene el Estado sobre todos los bienes muebles,

inmuebles y derechos patrimoniales que están a su disposición para cumplir sus fines. Este

dominio es eminente, lo que significa que el Estado tiene la autoridad para utilizar el territorio y

los bienes en él contenidos para los propósitos establecidos en la Constitución.

La jurisdicción, por otro lado, implica la aplicación de las leyes del Estado sobre las

personas y bienes que se encuentran dentro de su territorio. Es el poder de aplicar y declarar el

derecho en su jurisdicción.

La soberanía se refiere al poder exclusivo y excluyente que ejerce un Estado dentro de su

territorio. Es un concepto genérico que engloba las competencias y derechos de un Estado en su

conjunto.

2.4.4 La soberanía, la globalización y la noción de supranacionalidad

La globalización son los flujos de intercambio internacional de procesos tecnológicos,

ideológico culturales, económicos y políticos. Implica el acceso a nuevas tecnologías, la

igualacion de modelos de convivencia, la promoción de la integración regional y la actividad de

corporaciones empresariales en mercados.

En este contexto, las organizaciones internacionales han proliferado y han ocupado un

lugar importante en la vida internacional. Aunque no han desplazado al Estado-Nación, han

cuestionado la soberanía clásica del Estado. Estas organizaciones internacionales se caracterizan


por su carácter interestatal, establecimiento voluntario, organización permanente, voluntad

autónoma, competencia propia y finalidad cooperativa.

Se pueden clasificar en universales (que intentan abarcar a todos los estados) y

restringidas (con un número limitado de estados miembros), según el criterio de participación.

Según el criterio de la materia, pueden tener competencia general (en todos los aspectos útiles

para los estados miembros) o competencia especial (dirigidas a objetivos específicos). Por

último, según el criterio metodológico, se dividen en organizaciones de coordinación, control,

operacionales y de integración.

2.5 El papel institucional del poder

El poder estatal se considera un instrumento al servicio de una idea de derecho y se

resume en tres conceptos clave: unidad, dirección y especialización.

Desde una perspectiva global, la humanidad es sociable por naturaleza y busca la

cohesión. El ejercicio del poder tiene la función de coordinar la acción de los miembros del

Estado y protegerlos de sus propias fuerzas de disposición.

El objetivo del poder estatal es mantener la unidad, cohesión y organización de la

sociedad para alcanzar metas y objetivos comunes, evitando el caos social y asegurando que los

comportamientos no contravengan las bases fundamentales de la vida comunitaria.

Santo Tomás de Aquino argumenta que es natural para los seres humanos vivir en

sociedad y aceptar la necesidad de gobernantes para cuidar del bien común. La realidad

sociológica muestra la distinción entre gobernantes y gobernados, y la existencia de la autoridad

y la obediencia.
El ejercicio del poder estatal establece límites éticos a la libertad individual para

garantizar la unidad social en la búsqueda del bien común. El poder del Estado implica el

gobierno de acuerdo con el derecho, permitiendo la armonización de las necesidades individuales

con las aspiraciones sociales.

Además, se supone que quienes ejercen el poder tienen cierta especialización, ya que el

gobierno es una tarea continua que requiere competencia y aptitud. Aunque el gobierno interesa a

todos los miembros de la sociedad política, es necesario que exista un grupo de personas

dedicadas exclusivamente a la tarea de liderar.

2.6 Las formas de manifestación del poder

La doctrina reconoce que el ejercicio efectivo del poder político puede surgir de cuatro

expresiones formales: el carisma, la legalidad, la legitimidad y la influencia. En la práctica, un

gobernante puede contar con varias de estas expresiones simultáneamente.

El carisma se refiere a la capacidad de liderazgo basada en la atracción personal del

gobernante. Implica que el líder posee atributos naturales o cultivados que atraen seguidores y

generan un acatamiento espontáneo. El carisma a menudo se relaciona con la confianza y la

fidelidad hacia el líder.

La legalidad se basa en la existencia de normas jurídicas, ya sea escritas que otorgan al

gobernante la facultad de ejercer el poder. Las fuentes legales pueden incluir la tradición, la

elección o la designación. La tradición implica la sucesión hereditaria en una dinastía, mientras

que la elección y la designación se basan en la consulta popular.


La legitimidad se refiere a la adhesión de la sociedad al gobernante, incluso cuando este

no cumple estrictamente con los requisitos legales para el ejercicio del poder. La legitimidad se

basa en una empatía ideológica y programática entre gobernantes y gobernados, y la sociedad

acepta el liderazgo debido a una conexión de valores compartidos.

La influencia se basa en el predominio moral, psicológico o espiritual que ejerce el líder

sobre las personas. Puede basarse en factores como el talento, la experiencia, el conocimiento

especializado o la conducta virtuosa. También puede manifestarse cuando alguien ejerce

influencia sobre el propio gobernante, a menudo debido a relaciones personales, secretos

compartidos u otros factores.

2.7 El poder y la arbitrariedad

La arbitrariedad se refiere a la emisión de mandatos políticos que son contrarios a la

legalidad y el ordenamiento jurídico, y que carecen de fundamentos legales. Implica una

extralimitación del poder por parte de una autoridad que emite órdenes que no tienen base en la

Constitución o las leyes.

Lo antijurídico es lo opuesto al derecho y se refiere a la contradicción entre un hecho y

una norma legal. La arbitrariedad no se basa en un entendimiento subjetivo del contenido de una

norma, sino en la característica de que el mandato es contrario a la Constitución o la ley,

independientemente de si se percibe como justo o injusto.

La arbitrariedad se caracteriza por tres aspectos:

a) Va más allá de cualquier regulación normativa existente.

b) Proviene de una autoridad máxima y, por lo tanto, no es susceptible de reparación.


c) Representa una determinación personal y subjetiva por parte de quien emite el

mandato.

Un ejemplo ilustrativo de arbitrariedad se encuentra en el caso de Federico II, monarca de

Prusia, quien revocó una sentencia judicial y ordenó el arresto de los magistrados, a pesar de que

la sentencia era legal según las normas vigentes en ese momento. Aunque su decisión podría

parecer justa en un caso particular, fue considerada arbitraria porque violaba el derecho vigente.

El derecho se basa en normas objetivas y estables que son aplicables por igual a todos los

ciudadanos, y la arbitrariedad representa una amenaza para esta base fundamental de la vida

jurídica.

2.8 La noción de fuerza desnuda

La "fuerza desnuda" se refiere a la acción de mando que se basa únicamente en la

coacción y la coerción, donde el temor a represalias impuestas por quien detenta el poder se

impone sobre la libre voluntad de obedecer. Es una forma de dominación pura y se fundamenta

en la presencia de armas y la amenaza de violencia institucional.

Esta forma de ejecución del poder no se basa en normas legales y representa una

extralimitación del poder político, ya que no sigue las reglas establecidas para su ejecucion. La

fuerza desnuda coexiste con el temor y el miedo de los ciudadanos o súbditos y no constituye

una manifestación legítima del poder político, sino más bien una demostración de poder a través

de la intimidación y la violencia.

Históricamente se justifica a si misma, argumentando que los más fuertes tienen el

derecho de imponer su voluntad sobre los más débiles. Sin embargo, esta idea va en contra de los
principios fundamentales del derecho y la justicia, que requieren que el ejercicio del poder esté

respaldado por normas legales y no por la fuerza bruta.

Aceptar la mera acción de la fuerza como ejercicio del poder político implicaría que la

fuerza se convierte en fuente de derecho para gobernar, lo cual es inaceptable desde una

perspectiva ética y legal.

2.9 Los objetivos integracionistas y la cesión de competencias

El ejercicio de un ente integrador suele estar motivado por objetivos que implican la cesión

voluntaria de competencias de los estados miembros a dicho ente, con el fin de lograr metas

comunes. Estos objetivos incluyen:

a) Promover el progreso económico y social, lo que implica la búsqueda de pleno empleo

y un desarrollo equilibrado y sostenible.

b) Establecer una política exterior de seguridad y defensa común.

c) Reforzar la protección e intereses de los ciudadanos de los estados miembros.

d) Mantener y desarrollar un conjunto de normas y acuerdos comunes, conocido como

"acervo comunitario".

Para alcanzar estos objetivos, los estados miembros suelen transferir ciertas competencias

soberanas a la entidad integradora. Estas competencias pueden abarcar áreas tradicionalmente

reservadas al Estado y pueden incluir funciones ejecutivas, legislativas y judiciales. Además, las

decisiones tomadas por la entidad integradora pueden tener carácter vinculante y ser

directamente aplicables a cada estado miembro.


2.10 El aspecto jurídico de la supranacionalidad

La participación de un Estado en una organización integracionista implica que las normas

de dicha organización coexisten con las normas nacionales en el sistema jurídico del Estado

miembro. Este proceso de integración lleva consigo varios aspectos importantes, que pueden

resumirse de la siguiente manera:

a) Las normas emitidas por la organización integracionista tienen la capacidad jurídica de

crear derechos y obligaciones que los ciudadanos de cada país miembro pueden exigir que se

cumplan a través de los tribunales nacionales.

b) Las normas de la organización integracionista tienen preeminencia sobre las normas

del derecho interno de los países miembros.

c) Los países miembros están obligados a tomar las medidas necesarias para garantizar el

cumplimiento de las normas de la organización integracionista en su territorio.

d) Los países miembros deben abstenerse de tomar cualquier medida que obstaculice la

aplicación del ordenamiento jurídico de la organización integracionista.

3. El territorio Peruano

La expresión "territorio" proviene de la palabra latina "terra," que significa "tierra." En el

contexto del derecho y la teoría del Estado, el territorio se refiere al espacio físico o geográfico sobre el

cual un Estado ejerce su soberanía. Es la manifestación física y corpórea de un Estado.

Georg Jellinek señala que el territorio es el espacio en el cual el poder del Estado puede ejercer su

actividad específica, que es el poder político. Es la base geográfica sobre la cual un Estado se establece y

ejerce su autoridad exclusiva en relación con otros Estados.


Para que una entidad sea considerada un Estado, debe ocupar y controlar una parte de la

superficie terrestre del planeta, sobre la cual ejerce su poder de manera indiscutible. El territorio es donde

reside la población de un Estado y donde el cuerpo político estatal manifiesta su soberanía, dominio y

jurisdicción.

El territorio es esencial para la existencia misma del Estado, ya que la organización política y

jurídica de un Estado se desarrolla en relación con su territorio y la interacción de factores geográficos,

orográficos y viales. La conexión entre el territorio, la población que lo habita y el poder central es lo que

define la existencia de un Estado.

3.1. Las funciones del territorio

El territorio cumple varias funciones esenciales en el contexto de un Estado, como señala

Alberto Borea Odría:

a) Brinda asiento al pueblo: El territorio es el espacio geográfico en el que la población

de un Estado reside y coexiste socialmente. Es el lugar donde las personas viven y se desarrollan

como comunidad.

b) Brinda la base para la aplicación de las órdenes y normas del poder político: El

territorio delimita el ámbito geográfico en el cual deben cumplirse las leyes y normativas

establecidas por el Estado. Es el espacio donde la autoridad estatal ejerce su poder de manera

legítima y donde se aplica la coacción legal en caso necesario. También es el marco físico de la

competencia legal del Estado.

c) Brinda las condiciones para la cohesión y continuidad del pueblo: El territorio es

fundamental para la cohesión de la comunidad política que conforma el Estado. A través de su

territorio, se promueve la afinidad histórica y la identidad nacional. Además, el territorio


proporciona los recursos y las condiciones necesarias para la subsistencia y el bienestar de la

población.

d) Brinda la base para la determinación de la estructuración política: El territorio influye

en la estructura política de un Estado, determinando si es de tipo unitario o complejo, y cómo se

organiza la representación ciudadana a nivel nacional, regional y local. La geografía y la

distribución territorial de la población son factores clave en la configuración política de un

Estado.

3.2. Las características del territorio

El territorio de un Estado presenta tres rasgos principales:

a) Inalienabilidad: Este rasgo significa que el territorio no puede ser enajenado ni

transferido, y está fuera del comercio jurídico. En otras palabras, el territorio no puede ser objeto

de compra, venta o cesión por parte del Estado. La inalienabilidad del territorio se basa en la idea

de que pertenece a la nación en su conjunto, incluyendo generaciones pasadas, presentes y

futuras. Es un depósito sagrado que se transmite de generación en generación y no puede ser

dispuesto por el Estado de manera arbitraria.

b) Inviolabilidad: La inviolabilidad del territorio implica que el territorio de un Estado

está sujeto a la soberanía exclusiva de ese Estado. Dentro de su territorio, el Estado ejerce

competencias jurídicas y políticas de manera exclusiva, y los Estados extranjeros deben

abstenerse de promover acciones similares en ese espacio geográfico. La inviolabilidad del

territorio es fundamental para la independencia y la soberanía de un Estado.

c) Dominio eminente: El dominio eminente se refiere al poder del Estado para utilizar el

territorio y los recursos que contiene de acuerdo con los intereses de la nación. El Estado tiene la
facultad de disponer del territorio y sus bienes para llevar a cabo acciones que beneficien a la

comunidad, como la construcción de infraestructura pública, la defensa nacional, la higiene

pública y otras necesidades colectivas. Esta facultad permite al Estado expropiar tierras u otros

recursos cuando sea necesario para el bienestar común.

3.3.La clasificación del territorio

El territorio de un Estado puede clasificarse en tres categorías principales:

a) Territorio estatal continuo: En este caso, el territorio de un Estado forma una unidad

geográfica compacta y continua, sin solución de continuidad. Esto significa que no hay

fragmentos o partes separadas geográficamente en el territorio del Estado. La mayoría de los

Estados en el mundo tienen un territorio estatal continuo, como Perú, Paraguay y Bolivia.

b) Territorio estatal discontinuo: En esta categoría, el territorio de un Estado se encuentra

fragmentado o disgregado en partes separadas geográficamente. Puede haber islas, enclaves

geográficos o regiones geográficamente aisladas que forman parte del territorio del Estado.

Ejemplos de esto incluyen a los Estados Unidos con sus territorios no contiguos como Hawái y

Alaska, o el Reino Unido con territorios en ultramar como las Islas Malvinas y Gibraltar.

c) Territorio estatal en enclave: En esta situación, el territorio de un Estado está

completamente rodeado por el territorio de otro Estado. A pesar de estar rodeado por otro país, el

enclave es una parte integrada y compacta del territorio del Estado. Ejemplos de esto incluyen la

Ciudad del Vaticano, que se encuentra completamente rodeada por la ciudad de Roma en Italia, o

Lesoto, que está completamente rodeado por Sudáfrica.

3.4 Las partes del territorio


El territorio dispone de distintas partes:

3.4.1 El suelo

Comprende la superficie terrestre o capa de labrantía de la corteza

terrestre, es decir, la parte exterior y sólida de la tierra. (Garcia Toma , Teoria del estado y

derecho constitucional , 2010)

-El suelo continente hace referencia a una extensa superficie terrestre rodeada de mar

-El suelo insular hace referencia a una pequeña superficie terrestre rodeada de mar

-El suelo mediterráneo hace referencia a una pequeña o extensa superficie terrestre sin

límite alguno con el mar .

3.4.2 El subsuelo

Comprende aquella parte situada debajo de la superficie terrestre

o capa de labrantía de la corteza terrestre; es decir, alude a aquella

parte profunda e inferior de la superficie terrestre no apta para el cultivo o laboreo de la

tierra. (Garcia Toma , Teoria del estado y derecho constitucional , 2010)

3.4.3 El dominio marítimo

El dominio marítimo es un concepto esencial en el derecho internacional que se refiere a

la extensión de masas de agua bajo la jurisdicción de un Estado. A lo largo de la historia, ha

habido numerosos debates y conflictos en torno a quién tiene derechos sobre qué áreas en el

océano.

La noción de dominio marítimo tiene su origen en el Mare Nostrum del Imperio Romano, que

consideraba el Mar Mediterráneo como área de dominio romano. Sin embargo, con el tiempo, las
potencias europeas comenzaron a disputar las áreas marítimas a medida que exploraban y

colonizaban nuevas tierras.

Estos conflictos llevaron a debates sobre cuán lejos se extiende el dominio de un Estado desde su

costa y cuál es el alcance de la libertad de navegación en aguas internacionales. Durante siglos,

las naciones han luchado por controlar y explotar los recursos naturales en sus aguas

jurisdiccionales, como peces, minerales y petróleo.

En la actualidad, existen acuerdos y tratados internacionales, como la Convención de las

Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), que buscan regular estas cuestiones.

UNCLOS define las zonas marítimas, los derechos de navegación y los derechos de explotación

de recursos en los océanos del mundo.

3.4.3.1. Las partes del dominio marítimo

El dominio marítimo, según el derecho internacional público, se divide en seis zonas

marítimas específicas:

a) Mar Territorial: Esta zona se extiende hasta doce millas marinas desde la costa o litoral de

un Estado. El Estado ejerce soberanía sobre esta área, lo que le permite ejercer pleno

control y jurisdicción sobre todas las personas y recursos dentro de esta región,

incluyendo el lecho y el subsuelo marino.

b) Zona Contigua: La zona contigua es una extensión de doce millas marinas adicionales a

partir del límite del mar territorial. En esta zona, el Estado tiene derechos de policía para

aplicar regulaciones en asuntos como aduanas, fiscalidad, salud y migración.


c) Zona Económica Exclusiva (ZEE): Comprende un área de hasta doscientas millas

marinas desde la costa. En esta zona, el Estado tiene derechos exclusivos para la

exploración, explotación, conservación y administración de los recursos naturales, así

como para la producción de energía derivada del agua y del viento.

d) Plataforma Continental: Se refiere a la parte sumergida del litoral que se extiende más

allá de la zona del mar territorial y alcanza hasta las doscientas millas marinas. El Estado

tiene derechos sobre el lecho del mar y el subsuelo de esta área para explorar y explotar

recursos naturales, sujeto a regulaciones internacionales.

e) Alta Mar: La alta mar es la superficie acuática más allá de las doscientas millas marinas y

no está sujeta a la soberanía de ningún Estado. Cualquier Estado tiene derecho a la

libertad de navegación, pesca, tendido de cables submarinos y otras actividades en esta

zona, de acuerdo con las normas internacionales.

d) Fondos Marinos: Esta área se encuentra debajo de la alta mar y abarca todo el lecho

marino y el subsuelo situados a profundidades más allá de las doscientas millas marinas. Los

recursos en los fondos marinos se consideran patrimonio común de la humanidad y deben

explotarse de manera pacífica en beneficio de todos los Estados, respetando los derechos de

los Estados ribereños cuando sus recursos se vean comprometidos.

3.4.3.2. El Estado peruano y la tesis de las doscientas millas

El dominio marítimo y la extensión de la jurisdicción de los Estados más allá del mar

territorial se desarrollaron principalmente en el contexto de Estados Unidos y su

preocupación por dos cuestiones clave:

Prohibición del Consumo de Bebidas Alcohólicas (Ley Seca): En 1924, Estados

Unidos extendió su jurisdicción marítima para asegurar la vigilancia y el cumplimiento


de la Ley Seca, que prohibía el consumo de alcohol. Esto implicaba evitar el contrabando

de bebidas alcohólicas a través de su zona marítima.

Conservación de la Riqueza Ictiológica: En 1945, el presidente de Estados

Unidos, Harry Truman, emitió las famosas "Proclamas Truman" que establecieron la

jurisdicción y el control de Estados Unidos sobre su plataforma continental. Esto tenía

como objetivo asegurar la explotación de los recursos submarinos cercanos a sus costas y

proteger la pesca del salmón en Alaska de la explotación por parte de empresas

japonesas.

Estas acciones de Estados Unidos inspiraron a otros países a seguir un enfoque

similar.

México extendió su plataforma continental en 1945 para alcanzar los mismos

objetivos que Estados Unidos.

Chile proclamó su soberanía sobre la plataforma continental en 1947, y el

presidente peruano José Luis Bustamante y Rivero, junto con el canciller Enrique García

Sayán, emitió un decreto en 1947 para unirse a esta postura.

En 1952, Chile, Perú y Ecuador firmaron la Declaración de Santiago, que

establecía la soberanía y la jurisdicción exclusiva sobre el mar adyacente hasta una

distancia de doscientas millas.

Sin embargo, estas extensiones de jurisdicción marítima también generaron

controversia y tensiones entre los países, como el incidente en el que la armada peruana

capturó embarcaciones griegas en 1954 por pescar sin autorización. Además, surgieron
debates sobre la fundamentación legal de estas acciones, con diferentes posturas, como el

territorialismo y el patrimonialismo.

Territorialismo: Defiende un derecho soberano de propiedad sobre toda la

extensión del mar adyacente a la costa, hasta las doscientas millas. Esta perspectiva

enfatiza la defensa y seguridad del Estado.

Patrimonialismo: Sostiene la soberanía hasta las doce millas del mar territorial y

un derecho de exploración, explotación y conservación de recursos más allá de las doce

millas, hasta las doscientas millas. Esta perspectiva se enfoca en los intereses económicos

del Estado.

Finalmente, prevaleció la posición patrimonialista en el Perú, que reconoce

derechos económicos más allá del mar territorial y busca concordar la legislación interna

con el derecho internacional público, especialmente en lo que respecta a la zona

económica exclusiva de doscientas millas.

3.4.4. El espacio aéreo

El espacio aéreo se refiere a la extensión de aire que cubre la demarcación territorial de

un Estado, que incluye tanto su suelo terrestre como su dominio marítimo. Este espacio aéreo es

esencial para la vida humana en la Tierra y es importante tanto para fines pacíficos como bélicos.

El problema de determinar si los Estados tienen soberanía sobre el espacio aéreo

comenzó a plantearse a principios del siglo XX con el desarrollo de la aviación. Los avances en

la aviación, como el vuelo exitoso de los hermanos Wright en 1903 y la travesía aérea de Louis
Bleriot sobre el Canal de la Mancha, llevaron a la necesidad de establecer normas y regulaciones

sobre el espacio aéreo.

En ese contexto, surgieron debates en la doctrina legal, con juristas como Westlcke,

Hozestne y Richards, discutiendo el principio de la soberanía estatal subyacente sobre el espacio

aéreo. Esto llevó a la adopción de medidas legales por parte de algunos países:

-En 1913, Inglaterra aprobó la Acta de Navegación Aérea, que autorizaba la prohibición

de la navegación aérea en ciertas zonas por razones de seguridad.

-En 1919, Francia y Alemania firmaron un tratado que reconocía provisionalmente la

soberanía estatal sobre su espacio aéreo, sujeto a ciertas restricciones y reciprocidad.

-En 1944, se firmó la Convención de Aviación Civil Internacional de Chicago, que

reconoció la plena y exclusiva soberanía de los estados sobre el espacio aéreo ubicado sobre su

territorio, incluyendo el mar territorial. Este principio se convirtió en el punto de partida de las

relaciones aeronáuticas internacionales.

Además, la Convención de Chicago estableció las "libertades del aire", que son derechos

de las aeronaves civiles, como la libertad de paso inofensivo, la libertad de escala técnica y la

libertad comercial para embarcar y desembarcar pasajeros, cargar y descargar enseres y correo.

Sin embargo, las naves del Estado utilizadas para actividades militares o de policía están

excluidas de estas libertades.

Aunque no se ha llegado a un consenso sobre el límite en altura de la soberanía estatal en

el derecho público, algunos estados proponen fijar este límite entre cien y ciento diez kilómetros

de altitud.
3.4.4.1. Las partes del espacio aéreo

El espacio aéreo de un Estado comprende tres zonas: la troposfera, la estratosfera y la

mesosfera.

Al respecto, veamos lo siguiente:

a) La troposfera es la zona interior de la atmósfera o masa de aire, que tiene un espesor

aproximado de once kilómetros.

b) La estratosfera es la zona atmosférica que se extiende por encima de la troposfera y que ocupa

unos treinta kilómetros en los que la temperatura o grado de calor es constante.

c) La mesosfera es la zona interior de la atmósfera o masa de aire, que se extiende por encima de

la estratosfera, es decir, por encima de los cuarenta y un kilómetros hasta alcanzar el espacio

exterior o ultraterrestre. (Garcia Toma , Teoria del estado y derecho institucional , 2010)

3.4.4.2. El problema del espacio exterior o ultraterrestre

El concepto de viajes espaciales siempre ha fascinado a la humanidad, desde figuras

históricas como Platón, Cicerón y Plutarco hasta escritores como Edgar Allan Poe y Julio Verne.

Incluso en el ámbito del derecho, Vladimir Mandl escribió sobre los problemas que surgirían más

tarde debido a las actividades espaciales.

El desarrollo tecnológico ha aumentado las expectativas de los Estados con respecto al

espacio aéreo y al espacio exterior o ultraterrestre. El inicio de la era espacial en 1957, cuando la

Unión Soviética lanzó el primer satélite artificial, el Sputnik, marcó un hito significativo. El

aterrizaje en la Luna del astronauta estadounidense Neil Armstrong en 1969 también resaltó la

importancia del espacio exterior.


Sin embargo, existe un intenso debate sobre la soberanía en el espacio exterior, ya que se

considera que la soberanía de un Estado termina donde comienza esta zona. El espacio exterior

se define como la región que se extiende más allá de la capa de aire que rodea la Tierra, hasta el

infinito. El límite entre el espacio aéreo y el espacio ultraterrestre se establece en una altitud

donde los objetos en órbita no son destruidos por la fricción con la atmósfera, y esto se calcula

en aproximadamente cien kilómetros.

El tratado de 1967 sobre la materia establece que el espacio ultraterrestre es res

communis humanitatis, lo que significa que no pertenece a ningún Estado en particular y su uso

es común a toda la humanidad. Esto implica que la exploración y utilización del espacio

ultraterrestre, que incluye la Luna y otros cuerpos celestes, deben llevarse a cabo en beneficio de

todos los países, independientemente de su desarrollo económico y científico. El espacio

ultraterrestre es un recurso compartido por toda la humanidad y se utiliza para diversas

actividades, como la colocación de satélites meteorológicos y de comunicación.

3.5. Las fronteras del territorio

Las fronteras de un Estado son líneas imaginarias que separan su territorio de otros

Estados, territorios sin dueño o el mar abierto. Tienen una gran importancia ya que proporcionan

certeza sobre el ejercicio de las competencias del Estado en su territorio.

Existen dos principios para establecer fronteras: el "uti possidetis de iure" y el "uti

possidetis de facto". El primero se basa en tratados con Estados vecinos para fijar las fronteras,

mientras que el segundo considera la ocupación prolongada y continua del territorio por parte de

los habitantes originarios o por actos de conquista.


Las fronteras pueden establecerse por razones naturales o por razones técnicas y

artificiales.

El proceso de establecimiento de fronteras consta de dos etapas: la delimitación, que es

un acto político que establece los límites territoriales y las razones aplicables, y la demarcación,

que implica mediciones topográficas y la colocación de hitos fronterizos.

Es importante destacar que, por ficción jurídica, el territorio estatal también incluye

buques de guerra y sedes diplomáticas.

3.6. Los modos de adquisición del territorio

La adquisición de territorio puede ocurrir de varias maneras:

a) La ocupación: Esto implica tomar posesión de un territorio que no está bajo la soberanía de

ningún Estado, ya sea a través de la ocupación pacífica o la conquista militar.

b) La accesión: Consiste en adquirir territorio debido a cambios naturales o actividades humanas.

Por ejemplo, la acumulación gradual de tierra en las orillas de ríos, lagos o mares, la formación

de islas, o la construcción de diques para ganar tierra al mar.

c) La cesión: Se refiere a la adquisición de territorio a través de acuerdos contractuales. Esto

puede incluir la cesión a título gratuito, como el caso de Italia cediendo territorios a Francia

como gesto de gratitud, o la cesión a título oneroso, como las adquisiciones territoriales de

Estados Unidos de Louisiana, La Florida y Alaska.


CONCLUSION

En conclusión, el pueblo, el poder político y el territorio son tres conceptos fundamentales para el estudio

de la política. El pueblo es la comunidad humana que reside en un territorio y que ejerce el poder político

a través de sus representantes. El poder político es la capacidad de una persona o grupo para tomar

decisiones que afecten a los demás. El territorio es el espacio geográfico en el que se asienta una

comunidad política.

Estos tres conceptos están estrechamente relacionados. El pueblo es la base del poder político, ya que es

el que lo otorga a sus representantes. El poder político es el que delimita el territorio de una comunidad,
ya que es el que establece las fronteras y ejerce la soberanía sobre el mismo. El territorio, a su vez,

proporciona los recursos necesarios para el desarrollo del pueblo y del poder político.

En la actualidad, estos conceptos están experimentando cambios importantes debido a la globalización y a

la integración regional. La globalización ha difuminado las fronteras nacionales, lo que ha llevado a un

aumento de la cooperación y la coordinación entre los Estados. La integración regional ha ido más allá,

creando nuevos espacios políticos supranacionales en los que el poder político se ejerce de forma

compartida.

Estos cambios plantean nuevos retos para el estudio de la política. Es necesario analizar cómo se están

reconfigurando los conceptos de pueblo, poder político y territorio en el contexto de la globalización y la

integración regional.

BIBLIOGRAFIA

Garcia Toma, V. (2010) TEORÍA DEL ESTADO Y DERECHO CONSTITUCIONAL

https://www.web.onpe.gob.pe/modEducacion/Seminarios/Dialogo-Electoral/dialogo-electoral-25-04-

2018.pdf

Ministerio de relaciones Exteriores Peruano (2020) Renuncia a la nacionalidad peruana

https://www.consulado.pe/es/Valencia/tramite/Paginas/Tramites-Notariales/Renuncia-

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%20debida%20anticipaci%C3%B3n.&text=Nombre%20y%20apellidos%20completos.

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