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IV ENCUENTRO INTERNACIONAL HISPANOÁRABE DE JARDINERÍA

“EL JARDÍN HISPANOMUSULMÁN: “LEYENDA, MITO Y REALIDAD”

Del patio andalusí al patio andaluz.


Desde las pinturas de la cuevas de Altamira, pasando por los jeroglíficos egipcios
presentes en piedra y papiro, hasta las más actuales redes sociales tienen un
denominador común: todos son medios de comunicación. Son los encargados de
informar, en muchos casos para enseñar y educar, mostrándonos pedacitos de
historia que rescatamos e interpretamos. Pero siempre olvidamos el más ancestral
medio comunicación, por el que se aprende y trasmite la sabiduría popular, el boca a
boca.

Es la forma más elemental de trasmitir información, contando historias. A todos y


todas nos han contado cuentos de pequeños que no son más que historias que
tratan de enseñarnos algo. Nos pasamos el día contando historias, lo que nos ha
ocurrido en el trabajo, en la compra, en el colegio… El ser humano presenta en la
comunicación verbal el medio al que estamos más habituados a recibir información y
a comunicar. El contar historias nos permite, sin necesidad de saber leer o escribir,
trasmitir información y sabiduría popular de padres a hijos o de abuelos a nietos.

La restauración de jardines requiere un periodo de búsqueda de información que nos


haga tener una idea del aspecto y especies que tuvo el espacio verde en origen.
Pero lo cierto es que la restauración pura no existe, los medios de comunicación de
los que disponemos para determinar el estado original de un jardín ya sean textos,
pinturas, planos y un largo etcétera, a lo máximo que nos permite acercarnos es a

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una aproximación veraz en mayor o menor medida. Es decir, todas y cada una de
las intervenciones que se realizan para restaurar un jardín son realmente
recreaciones que según los datos de investigación a los que haya sido sometido a lo
único que puede aspirar es a recuperar la esencia que transmitía el jardín en su
origen.

Un dato relevante en la búsqueda de información para la restauración de jardines o


patios es aquella asociada a lo largo de la historia a personajes históricos de alto
poder adquisitivo. Personajes que tenían acceso a la cultura, podían aprender a leer
y a escribir, se podían permitir pagar pinturas o que les escribieran una biografía que
engrandeciera su persona y sus posesiones. Por otro lado podemos encontrar
información a través de la iglesia católica que durante muchos siglos fue la única
que transmitió la cultura en forma de transcripciones de libros clásicos y escritos de
libros propios. Por último, también han llegado hasta nuestros días algunos escritos
árabes andalusíes, en muchos casos en forma de poesía, de las que se puede
extraer cierta idea de cómo eran los jardines o patios en aquella época. Poca o
ninguna constancia escrita queda de la cultura popular que se trasmitió por medio
del boca a boca. Refranes, citas y me lo contó mi abuelo.

Yo considero que estas historias o cuentos unen nuestro pasado hispanomusulmán,


los siglos que nos separan y la actualidad; conexión extrapolable a la evolución entre
el patio andalusí y el patio regional andaluz. Huir de la idea de ruptura con la cultura
andalusí inmediatamente después del periodo histórico de la reconquista. El patio
andaluz no es a día de hoy una idealización del patio andalusí. No todo es invención
y suposición elaborada en los siglos XVIII y XIX debido al renovado interés que hubo
en esta época que anhelaba lo clásico hispanoárabe y que fue promovida por el
movimiento romántico. El patio andaluz es heredero del patio andalusí, un lugar
singular con identidad propia y no podemos considerarlo como el simple deseo por
enmarcar todo dentro del pasado musulmán andaluz.

Entiendo que si partimos de dos puntos tan distantes de la historia que determinan la
distancia temporal que transcurre desde la reconquista hasta el siglo XIX y que nos
transporta desde el patio andalusí hasta el patio andaluz, es lógico que tras el paso
de los siglos existan diferencias significativas provocadas por la situación política del
momento o por la aparición e “intoxicación” con otros estilos jardineros y nuevos
materiales de construcción. Pero también es cierto que existe una herencia
ininterrumpida que se ha trasmitido a través de los siglos por la sabiduría cultural
popular que hace que existan elementos comunes propios entre el patio andalusí y
el patio andaluz.

Descartamos la invención. Ahora hablamos de innovación. Siempre ha ocurrido y en


la actualidad sigue sucediendo; un estilo que ya existía se le da un nuevo enfoque.
Se reinventa. No hablo de copiar ni de fantasear, sino de un proceso de evolución y
desarrollo. El jardín hispanomusulmán es una recreación del oasis, que es vida en
medio del desierto, solo que el oasis está cerrado por muros que lo delimitan y
protegen de un posible peligro exterior. Este jardín, el jardín de los sentidos, fue

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creado por los árabes en función de las condiciones climatológicas concretas de


España y de los elementos de culturas anteriores que encontraron.

Lo cierto es que la misma cultura de Al-Ándalus bebió de los conocimientos romanos


(sistemas de riego y sombreado) y persas (fertilización). Hubo evolución en aquella
época, la hubo posteriormente y continúa en la actualidad.

Los patios romanos se caracterizaban por ser cerrados con peristilo (galería de
columnas que rodea al patio o parte de él) como respuesta a las condiciones
climáticas mediterráneas. Estaban decorados por mosaicos que representaban
distintos motivos y las plantas que poseían podían estar formando figuras con
topiaria. Al patio andalusí, al carecer de representatividad, se le cedió todo el
protagonismo ornamental al agua, que tenía un fuerte simbolismo religioso, en forma
de fuentes, canales o pozos. Algunas plantas que ya se usaban en el patio romano
continuaron usándose en el patio andalusí como pueden ser el arrayan o el ciprés.

Además del peristilo, los árabes aprovecharon el conocimiento hidráulico procedente


de la ingeniería romana y prolongar en el tiempo un entramado de molinos de agua y
canales que regaba las almunias colindantes a las ciudades. Las almunias, sus
huertos, eran la evolución propia de los grandes latifundios romanos. Parcelas
agrícolas donde existía en este caso una filosofía de cultivo distinta a la cultura
romana, una forma de entender una agricultura más intensiva, menos superficie pero
más productiva, donde se era consciente de la importancia de devolver los
nutrientes del suelo para no agotarlo gracias a los fertilizantes, tal y como se hacía
en Persia.

Y al igual que no debemos caer en el orientalismo, renegando del pasado anterior al


árabe desechando como posibles influencias el rastro de otras culturas
predecesoras, considero que no debemos caer en pensar que existe una falta de
relación entre el patio andalusí y el patio andaluz. Los jardines creados en el siglo
XIX no se basan en estrictos criterios idealizados de cómo se pensaban que eran los
jardines hispanomusulmanes en cualquiera de los momentos históricos tras la
reconquista.

En este sentido podríamos llegar a decir que La Alhambra de Granada tuvo la culpa.
Aunque tras el periodo árabe se crearon notables jardines en España, la mayoría se
construyeron siguiendo la moda en jardinería del momento. Durante los siglos XVIII
y XIX, viajeros foráneos románticos escribieron de las maravillas que encontraban
en el palacio nazarí y lo catalogaron como el jardín-patio típico de la Península
Ibérica, creando un mito inspirador de jardines posteriores a la época andalusí.

Como prueba, posteriormente fue el genio Forestier quien, una vez visitado los
alcázares de Sevilla y Córdoba, conocer de primera mano los jardines
hispanomusulmanes, captó idea, la reinventó, le dio colorido a ritmo de brillantes
azulejos, de setos de arrayan y surtidores de los que brotan el suave murmullo del

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agua. La innovación se llamo jardín de estilo neomudéjar. Jardín pues de herencia


andalusí.

En caso de considerar una ruptura e invención entre el patio andaluz de su


antecesor andalusí, ambas posturas podrían argumentarse principalmente en dos
motivos. El primero la imposición de la cultura cristina que se produjo tras la
reconquista, traducida como una ruptura con todo lo árabe precedente por parte de
la nueva sociedad dominante cristiana, jardines y patio incluidos. El segundo
argumento es la escasa información escrita o pintada que nos indiquen como fueron
en realidad los patios andalusíes. Cuando digo en realidad me refiero al punto que
he mencionado anteriormente de que la restauración de un jardín es solo una
aproximación de cómo fue el jardín en origen. Yo pongo en duda ambos
argumentos.

Analizamos ambos. Entrando en lo que fue la reconquista, entre la toma de los


reinos de Córdoba y Sevilla por parte Fernando III en 1236-1248 y la conquista de
Granada por parte de los Reyes Católicos en 1492 transcurren dos siglos. En ambos
casos fueron expulsados reyes acompañados de su familia, corte y militares de alto
rango. ¿Fue expulsada el resto de la población? ¿Qué ocurrió con el más humilde
de los panaderos, zapatero, campesino o… jardinero?

“En un primer momento la población musulmana fue confinada al medio rural,


aunque, a raíz del año 1264, la mayor parte abandonó la Andalucía Bética (hacia el
vecino reino nazarí de granada).”I

Yo considero que existe una gran mentira con respecto a la reconquista, pues es
imposible, tal y como demuestran los datos demográficos, que la población fuera
sustituida por la población cristiana proveniente del norte en un período de tiempo
tan corto siendo además los norteños una población menos numerosa. El grueso
más humilde de la población árabe se convirtió al cristianismo, pero en muchos
casos se siguió en contacto con la cultura heredera entre el pueblo llano.

“Los moriscos se precian de distinguirse y apartarse de los antiguos cristianos en la


lengua, en el traje, en las comidas, en los casamientos, en el huir de las iglesias y
oficios divinos…El efecto multiplicador de la estirpe, que aduce no sin exageración,
a la larga resultaba más favorable a los moriscos, llegando a poner en peligro el
predominio demográfico de la sociedad dominante.”II

Y existe un hilo conductor de la cultura popular andalusí hasta prácticamente


nuestros días. Muchas costumbres del pasado de Al- Andalus se han mantenido con
su consecuente evolución pero con evidente herencia andalusí.

El reino almohade de Niebla durante el mandato de Ibn Mahfut abarcaba una


superficie que comprendía parte del Aljarafe, poblaciones como Moguer, Huelva,
Gibraleón e incluso, gran parte de Algarve portugués hasta que Alfonso X conquistó

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el reino tras un asedio que duró nueve meses. En este momento de la historia se
utilizó por primera vez la pólvora o, más bien, un sucedáneo de la pólvora que se
elaboraba con cáscara de naranja, cuya piel es inflamable. Tras la caída de Niebla,
Alfonso X permitió Ibn Mahfut trasladarse a Sevilla donde vivió hasta su muerte.

La localidad onubense conserva gran parte de su pasado árabe, pero me gustaría


resaltar dos construcciones concretas porque reflejan a través de capas unidas la
una a la otra, el paso acoplado de distintas épocas que conforman el desarrollo
único y característico apreciable en muchos monumentos andaluces.

En la Iglesia de San Martín existe un encuentro de tres culturas: mezquita primero,


Alfonso X la entregó a los judíos de Niebla que usaron como sinagoga después, e
iglesia de tres naves y crucero por último. Al encontrase partida en la actualidad,
como si de un corte transversal se tratase, se aprecia una estratificación clara,
portada mudéjar de la antigua mezquita con una decoración a base de trenzas y las
restos de la Iglesia de la que solo se conserva una cúpula con arco ojival, capilla
almohade y el campanario. Un claro ejemplo de cómo se han solapado distintas
culturas quedando esencia de ambas en estos restos.

A diferencia de la Iglesia de San Martín, La Iglesia de Santa María Granada continúa


completa y se abre al culto. También perduran en la edificación numerosos vestigios
de su pasado como mezquita, como el primer tramo del campanario, que en su día
fue el alminar musulmán donde el imán llamaba a la oración a los fieles. Anterior a
esta época conserva, menos visibles, algunos vestigios visigodos como la tabla
ornamental y la silla episcopal de piedra. Más antiguo aún y si seguimos escarbando
en su pasado, posee columnas romanas ya que en origen fue templo romano. Una
continúa superposición de elementos históricos que perduran hasta nuestros días.

Si nos centramos en el patio de la iglesia, consiste en una superficie de tres naves


con peristilo de arcos de herraduras apoyados sobre columnas visigodas. En época
árabe era la asaquifa, el patio o sham destinado a la oración de las mujeres
musulmanas donde se encontraban con la luz y el agua o, lo que es lo mismo, con el
paraíso, el cual fue creado de la luz divina y el océano primigenio del que nació la
vida. Las mujeres unidas a ese espacio reservado a la oración formado de luz, agua

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y algunas plantas; el patio provoca una sinergia que arrastra algunos rasgos
distintivos hasta la actualidad pero, sobre todo, un sentimiento de cercanía al
paraíso prometido. Esta relación mujer, patio y paraíso la seguiremos encontrando
en más puntos de la historia como iremos viendo.

Otro pueblo andaluz, Vejer de la Frontera que


durante los cinco siglos y medio que fue árabe
se denominó Besher, conserva en la
actualidad lo que podíamos denominar el
esqueleto arquitectónico de su época andalusí
conformado por la puerta del castillo (del siglo
XI), parte de las murallas y el entramado
irregular de sus calles. También es de reciente
descubrimiento en la adyacente pedanía de
Santa Lucia los restos de un molino árabe.
Pero estos no son los únicos testigos de un
pasado andalusí de la localidad gaditana.

Cubiertas totalmente de negro, mostrando


únicamente el ojo izquierdo. La cobijada fue la
vestimenta popular de la mujer Vejeriega hasta
1936 cuando se prohibió su uso por ser una
posible forma de esconder a malhechores. La
prenda de la cobijada consistía en una saya negra, fruncida y sujeta a la cintura, una
enagua, completamente cubierta por la saya y, cubriendo cuerpo y rostro, un manto
negro sujeto a la cintura dejando únicamente el mencionado ojo izquierdo al
descubierto.

“Su vestido se componía, y aún hoy lo traen, como las Turcas y Persanas, de una
única túnica larga de lino, atada a un ceñidor, de un doliman de mangas angostas,
calzoncillos grandes, y pantuflos de marroquin…Un rico adorno de cabeza sostenía
sobre ella un velo bordado, que las cubría hasta las rodillas.”III

Si muchos aspectos y tradiciones como la ropa hacen un claro guiño de lo andalusí


al presente andaluz, ¿no pueden conservarse por medio de la sabiduría popular aun
otros aspectos culturales como los jardineros?

Al igual que las calles de Vejer nos muestran el esqueleto del entramado urbano
árabe de la localidad, de los patios andalusíes en la mayoría de los casos lo que ha
perdurado hasta nuestros días es su esqueleto compuesto por restos de caminos,
peristilos, albercas, fuentes, canales, etc. Un conjunto de elementos que permite
establecer una serie de tipología de patios andalusíes que podemos clasificar como
Patios con o sin división de su espacio, Patios con o sin alberca, Patios en crucero y
Patios con peristilo. Tipologías que surgen como respuesta al clima mediterráneo,
que propicia buscar espacios que refresquen las edificaciones, algo que ha
permanecido hasta nuestros días en los patios actuales con su correspondiente

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evolución, pero siguiendo la misma tradición popular y manteniendo muchos de


estos elementos comunes.

La cultura islámica proporciona


singularidad a los patios, cobrando
mucho protagonismo el agua, lo que se
manifiesta en el patio andalusí en forma
de fuentes, surtidores, canalizaciones,
acequias y albercas que permiten el
desarrollo de una vegetación que llena
de colorido el espacio. En el patio
andaluz el agua mantiene su
protagonismo en forma de pozos y
pilas, también como medio de mantener
la vegetación presente, pero sobre todo
con el fin de crear un espacio de frescor
en el hogar. Además, la división del espacio permanece vigente en muchos patios
actuales, así como la presencia de pasillo con peristilos.

“El primer patio es un cuadrilongo, rodeado de una galería de arcos…En medio de


este patio empabesado de mármol blanco hay un largo estanque lleno de agua
corriente, bastante hondo como para poder nadar en él. Está bordado de ambos
lados con plata, blondas de flores y calles de naranjos.”IV

Naranjos, arrayán, granados, rosas…De las especies cultivadas en patios


andalusíes existen muchas referencias en textos árabes. Muchos son poemas
donde se compara la belleza del cuerpo humano con determinadas plantas, pero sin
duda son plantas que realmente se cultivaban en jardines y patios.

“Jardín rico y un huerto verde de belleza resplandeciente, encantos que arrebatan


los corazones y colman al que está cerca y al que está lejos: arboles que nacen al
instante, arrayanes que esparcen su perfume, agua que corre por doquier.” V

Todo un canto al vergel. Idea que está impresa en la concepción del patio andalusí,
pues el objetivo no es otro que representar el oasis en medio del desierto. El oasis
significa vida. El paraíso perdido que en el jardín hispanomusulmán se transforma en
huerto de placer. Estos jardines tratan de extraer la esencia del oasis, la vida en un
mundo de sol y arena, pero rodeado de un muro que proteja de los posibles peligros
del exterior y llevado al patio en el hogar.

Esta idea religiosa de lugar para honrar a dios, la evocación del patio como vergel o
paraíso perdido perdura con el paso de los años. Volviendo al siglo XIX, al
movimiento romántico, una vez terminada la etapa del barroco francés en Andalucía,
“la nostalgia del oasis” fue promotora de la inspiración que desembocaba en un
nuevo modelo cultural. En el caso de los patios se tradujo en un cambio de la solería

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de piedra o mármol al empedrado y la vegetación abandona el estilo ajardinado por


el uso de macetas.

Como numerosas son las macetas que aparecen en una serie de pinturas realizadas
por el pintor cordobés Julio Romero de Torres. Estas pinturas son la siesta, mal de
amores, el umbral y pereza andaluza. De ellas se pueden extraer información de
interés de cómo era el patio andaluz a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Romero de Torres le dio a toda su obra el papel principal a la feminidad, por eso en
estos cuatro cuadros la mujer, en diferentes estados de ánimo, es la referencia a la
que se dirigen todas las miradas. Detrás queda el patio andaluz con todos sus
elementos característicos y muchos comunes al patio andalusí: gitanillas, claveles o
arrayán en macetas de barro cocido, peristilos, un muro blanco cal marcando el
límite del espacio… y algo que llama sobre manera la atención. En el centro de
estas pinturas, con claro protagonismo sobre el resto de las especies representadas,
siempre encontramos la presencia de la Musa paradisiaca, especie vegetal que fue
introducida desde Indonesia por medio de comerciantes en Europa en el siglo X.
Musa paradisiaca en la cultura india representa la fertilidad y la prosperidad, pero
para mí el pintor cordobés, gran maestro de la alegoría artística, hace una clara
alusión al paraíso.

Otra vez. Otra historia de la sabiduría


popular contada con el trazo hábil de
Julio Romero de Torres, que nos habla
del umbral a un patio andaluz que es un
vergel. Como el patio andalusí, el paraíso
perdido que es vida en el desierto, el
patio andaluz representado por Romero
de Torres nos lleva a la misma idea de
patio y paraíso. Eso sí, en esta ocasión la
mujer andaluza es la protagonista por
delante del paraíso. Una mujer, tan
andaluza como las musulmanas que
realizaban la oración en el patio de la Iglesia de Santa María
Granada de Niebla o como la cobijada de Vejer de la
Frontera, transmisora de sabiduría acerca de sus plantas en
macetas por medio de cuentos e historias. Da igual que
fuera una musa, una gitanilla, un clavel o la perfumada flor
del arrayán, era la historia sobre su propio vergel aquí en la
tierra.

“Únicamente en el interior, las viviendas se segregan de los


palacios, y las mansiones de los simples habitáculos: el
resultado es que en apariencia todos pueden optar en
igualdad de condiciones a poseer un paraíso semejante
prometido por boca del profeta.” VI

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Es cierto que con la llegada del orientalismo durante los siglos XVIII y XIX hubo algo
de interpretación e, incluso, de invención que vino acompañada de un aparato
teórico de apoyo en revistas, conferencias o libros. Pero también es cierto que el
extremo opuesto, la ruptura total durante los siglos inmediatamente después de la
reconquista con la llegada del cristianismo, se sustenta en el mismo aparato teórico
de revistas, conferencias o libros.

Yo prefiero tomar un camino intermedio. Pensar


que el paso del patio andalusí al patio andaluz
fue un proceso evolutivo, sustentado en la
sabiduría cultural popular heredera en gran parte
por historias que se contaban de generación a
generación. Historias que se contaban de padres
a hijos y que bien podían tener su origen en el
Patio de los Leones, el Patio de los Naranjos o el
Patio de la Casa de la Contratación. Historias
que nos hablan de evolución y desarrollo.
Historias que reflejan la evolución de albercas
por pozos y estos a su vez evolucionan a
fuentes. Historias de pavimentos que cambian
por otros que aparecen ligados a las nuevas
tecnologías que los desarrollan. Palabras en
historias que nos cuentan como la sombra de los
emparrados es cambiada por otra sombra, la de los árboles frutales. Sombras de
árboles frutales de patios que evolucionan y a su vez cambian a la sombra de los
toldos, llamados aún en muchos lugares de Andalucía la vela. Palabras de historias
con una riqueza lingüística herederas del patio andalusí.

Leyenda Imágenes:
Imagen 1. Autor: José Luis Ortega . Grafiti realizado en la puerta de un garaje que representa el Patio de la Casa de la
Contratación del Real Alcázar de Sevilla. Patio andalusí de tipología en crucero en que los naranjos están a una altura inferior
que los caminos de forma que en primavera forma una alfombra de azahar. Nuevas expresiones artísticas que transmiten
como medio de comunicación viejas historias. En este ocasión recreando un patio andalusí. El Grafiti está firmado por
alexandradelbene@gmail.com

Imagen 2. Autor: José Luis Ortega. Patio (asaquifa) de la Iglesia de Santa Maria Granada de Niebla (Huelva), lugar de oración
de las mujeres musulmanas.

Imagen 3. Autor: Kurt Hielscher. Cobijada en Vejer de la Frontera durante los años en que duró la Primera Guerra Mundial.
Etapa en la vida del autor de la fotografía en que estuvo recorriendo España y realizo instantáneas de las costumbres
populares de nuestro país.

Imagen 4. Autor: Megalex. Patio de los Leones tras la restauración de 2012. Jean Pierre Claris, Caballero de Florian, describe
en su libro Compendio de la historia de los árabes el Patio de los Leones un siglo antes de que fuera ajardinado por José I
Bonaparte de la siguiente forma: En fin, en el centro del edificio se levanta del medio de un gran estanque una soberbia copa
de alabastro de seis pies de diámetro, colocada sobre doce leones de mármol blanco.

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Imagen 5. Pereza andaluza, pintura de Julio Romero de Torres: Uno de los cuadros del pintor cordobés donde representa el
patio tras la mujer andaluza. En el centro de la pintura, sobresaliendo del resto de especies vegetales, encontramos la Musa
Paradisiaca alegoría del vergel o paraíso.

Imagen 6. Autor: José Luis Ortega: Patio andaluz actual heredero del patio andalusí. Patio de una casa en Sevilla en el que se
aprecia la rítmica hilera de columnas que sostiene el peristilo. El pavimento es de mármol blanco y las plantas se encuentran
distribuidas en macetas formando un exuberante vergel.

Imagen 7. Autor: José Luis Ortega: Patio de la Posada del Potro en Córdoba. Existen referencias de la Posada del Potro que
datan del siglo XIV e, incluso, sirvió de inspiración a escritores como Cervantes, Góngora y Quevedo. Es la única posada en
Córdoba que mantiene su estado originario y está declarado Monumento Arquitectónico Artístico. En el patio, bajo un peristilo
encontramos una pila que cumple las funciones de alberca. El conjunto se encuentra rodeado de macetas con helechos,
esparragueras, gitanillas y planta del dinero. El pavimento es un empedrado típico del patio Cordobés.

Notas:

I. La reconquista. pág. 126. Autor: Julio Valdeón Baruque. Ed. Espasa Forum.

II. Tratado acerca de los moriscos de España. Pág. 27 y pág. 30. Autor: Pedro de Valencia. Ed. Algazara.

III. Compendio de la historia de los árabes dividida en cuatro épocas. Pág. 118. Autor: Jean-Pierre Claris, Chavalier de Florian.
Ed. Extramuros.

IV. Compendio de la historia de los árabes dividida en cuatro épocas. Pág. 97. Haciendo referencia al patio del Mesuar
describiendo la Alhambra. Autor: Jean-Pierre Claris, Chavalier de Florian. Ed. Extramuros.

V. Autor: Ibn Ahmad poeta andalusí de Denia. Fragmento perteneciente a un poema en el que describe el jardín del Palacio al-
Mubarack el preferido del Rey al-Mu´tamid de Sevilla. Web del Instituto Cervantes. Centro Virtual cervantes. El jardín andalusí
http://cvc.cervantes.es/actcult/jardin_andalusi/taifas/sevilla_alcazar.htm

VI. Historia de los estilos en jardinería. Pág. 92. Autor: Francisco Páez de la Cadena. Ed. Istmo.

Bibliografía y webs consultadas:

El jardín hispanomusulmán: Los jardines de al-Andalus y su herencia. Autores: José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel. Ed.
Universidad de Granada.

Los Almohades. Su patrimonio arquitectónico y arqueológico en el sur de al-Andalus. Autores: Mª Jesús Viguera, José
Ramírez, Alejandro García, Rafael Azuar, Miguel Ángel Tabales, Patrice Cressier, Antonio Torremocha, Ricardo Córdoba,
Antonio Malpica y Magdalena Valor. Ed. Consejería de Relaciones Institucionales de la Junta de Andalucía.

Jardines Artísticos. Autoras: Carmen Añon, Mónica Luengo y Ana Luengo. Ed. Espasa Calpe.

La reconquista. Autor: Julio Valdeón Baruque. Ed. Espasa Forum.

Tratado acerca de los moriscos de España. Autor: Pedro de Valencia. Ed. Algazara.

Compendio de la historia de los árabes dividida en cuatro épocas. Autor: Jean-Pierre Claris, Chavalier de Florian. Ed.
Extramuros.

Las cobijadas de Vejer en el Museo del Traje. Autora: Irene Seco. Ed. Boletín del Museo del Traje. Centro de Investigación del
Patrimonio Etnológico.

Historia de los estilos en jardinería. Autor: Francisco Páez de la Cadena. Ed. Istmo.

The roman agricultural and hydraulic legacy of the islamic mediterranean. Autora: D. Fairchild Ruggles. Ed. Brill. Leiden-Boston

Islamic Gardens and Landscape. Autora: D. Fairchild Ruggles. Ed. University of Pennsylvania Press.

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“EL JARDÍN HISPANOMUSULMÁN: “LEYENDA, MITO Y REALIDAD”

La Recreación histórica de jardines singulares. Autora: Marta Navarro Burgos. Ponencia presentada en el XXXVI Congreso
Nacional de Parques y Jardines Públicos. PARJAP 2009. Córdoba.

Paisajistas. Jardineros. Poetas. Los Jardines. Autor: Michel Baridon. Ed. ABADA Editores

Web del Instituto Cervantes. Centro Virtual cervantes. El jardín andalusí


http://cvc.cervantes.es/actcult/jardin_andalusi/taifas/sevilla_alcazar.htm

Web Conjunto histórico de Huelva. Niebla.


http://www.juntadeandalucia.es/averroes/gabinetes/contentimage/html/hu/conjuntos/conjunnieb.htm

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