Mal podía la razón físico-matemática, en su forma crasa de naturalismo o en su forma beatífica de espiritualismo, afrontar los problemas humanos. Por su misma constitución, no podía hacer más que buscar la naturaleza del hombre. Y claro está. no la encontraba. Porque el hombre no tiene naturaleza. El hombre no es su cuerpo. que es una cosa; ni es su alma, psique, conciencia o espíritu, que es también una cosa. El hombre no es cosa ninguna. sino un drama -su vida. un puro y universal acontecimiento que acontece a cada cual, y en el que cada cual no es, a su vez sino acontecimiento. Todas las cosas. sean las que fueren, son ya meras interpretaciones que se esfuerza en dar de lo que encuentra. El hombre no encuentra cosas. sino que las pone o supone. Lo que encuentra son puras dificultades y puras facilidades para existir. El existir mismo no le es dado "hecho y regalado como a la piedra. sino que (…) al encontrarse con que existe, al acontecerle existir. lo único que encuentra o le acontece es no tener más remedio que hacer algo para no dejar de existir. Esto muestra que el modo de ser de la vida ni siquiera como simple existencia es ser ya puesto que lo único que nos es dado y que hay cuando hay vida humana es tener que hacérsela. cada cual la suya. La vida es un gerundio y no un participio. J. Ortega y Gasset, Historia como sistema
Nietzsche (1844 – 1900)
El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo. Un peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrás, un peligroso estremecerse y pararse. La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un “tránsito” y un “ocaso”. F. Nietzsche, Así habló Zaratustra. Cassirer (1874 – 1945) En el mundo humano encontramos una característica nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre. El hombre, como si dijéramos. ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector que se encuentran en todas las especies animales. hallamos en él como eslabón intermedio algo que podemos señalar como sistema "simbólico". Esta nueva adquisición transforma la totalidad de la vida humana. Comparado con los demás animales el hombre no sólo vive en una realidad más amplia sino, por decirlo así. en una nueva dimensión de la realidad. Existe una diferencia innegable entre las reacciones orgánicas y las respuestas humanas. En el caso primero. una respuesta directa e inmediata sigue al estímulo externo, en el segundo la respuesta es demorada. es interrumpida y retardada por un proceso lento y complicado de pensamiento. (…). El hombre. ya no vive solamente en un puro universo físico, sino en un universo simbólico. El lenguaje. el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo. forman los diversos hilos que tejen la red simbólica. la urdimbre complicada de la especie humana. Todo progreso en pensamiento y experiencia afina y refuerza esta red. El hombre no puede ya enfrentarse con la realidad de un modo inmediato: no puede verla, como si dijéramos, cara a cara... (El hombre) en lugar de tratar con las cosas mismas. en cierto sentido conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas. en imágenes artísticas. en símbolos míticos o en ritos religiosos, en tal forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la interposición de este medio artificial. Su situación es la misma en la esfera teórica que en la práctica Tampoco en ésta vive en un mundo de crudos hechos o a tenor de sus necesidades y deseos inmediatos. Vive. más bien, en medio de emociones y esperanzas y temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en medio de sus fantasías y sus sueños. (…). Desde el punto de vista al que acabamos de llegar podemos corregir y ampliar la definición clásica de hombre. Hoy a pesar de todos los esfuerzos del irracionalismo moderno, la definición de hombre como animal racional no ha perdido su fuerza. (Pero) La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad, pero todas estas formas son formas simbólicas. Por tanto, en lugar de definir al hombre como un animal racional lo definiremos como un animal simbólico. Hoy de este modo podemos designar su diferencia específica y podemos comprender el nuevo camino abierto al hombre: el camino de la civilización. E. Cassirer, Antropología Filosófica. Rousseau, (1712 – 1778) No veo en todo animal otra cosa que una máquina ingeniosa a la que la naturaleza ha dado sentidos para reponerse a sí misma y para asegurarse hasta un cierto punto frente a todo aquello que tiende a destruirla o arruinarla. Percibo precisamente las mismas cosas en la máquina humana. con esta diferencia: que la naturaleza sola lo hace todo en las operaciones del animal, mientras que el hombre ayuda a las suyas en calidad de agente libre. La una elige o rechaza por instinto, mientras que el otro por un acto de libertad; esto lleva a que el animal no pueda apartarse de la regla que le ha sido prescrita. incluso cuando sería ventajoso hacerlo. mientras que el hombre se aparta frecuentemente en perjuicio suyo. Por esta razón, una paloma muere de hambre al lado de una fuente colmada de los mejores manjares y un gato sobre montones de frutas o de granos. cuando uno y otro podían muy bien alimentarse de aquello que desdeñan si fuesen capaces de intentarlo; por ello mismo, los hombres disolutos se entregan a excesos que le causan la fiebre y la muerte, ya que el espíritu deprava los sentidos y la voluntad habla incluso cuando la naturaleza se calla. Todo animal tiene ideas. puesto que tiene sentidos: incluso combina sus ideas hasta un cierto punto y el hombre no difiere de él en este punto más que gradualmente; algunos filósofos han llegado a decir que existe mayor diferencia entre un hombre y otro que entre un hombre y otro animal. Por ello. no es tanto el entendimiento quien distingue específicamente los animales y el hombre cuando su calidad de agente libre. La naturaleza ordena a todo animal y el animal obedece. El hombre percibe la misma impresión, pero se reconoce libre para asentir o resistir: y es sobre todo en la conciencia de esta libertad donde se muestra la espiritualidad de su alma, pues bien, lo físico explica en cierto modo el mecanismo de los sentidos y la formación de las ideas, en cambio en la potencia del querer o mejor del elegir y en el sentimiento de tal potencia, sólo se encuentran actos espirituales de los que no se explica nada por las leyes de la mecánica. Pero, aun cuando las dificultades que rodean a todas estas cuestiones dejarían algún margen para la discusión de lo que respecta a esta diferencia entre el hombre y el animal, hay otra cualidad muy específica que los distingue y que no puede ser contestada es la facultad de perfeccionarse, facultad que, ayudada por las circunstancias, desarrolla sucesivamente todas las demás y reside entre nosotros, tanto en la especie como en cada uno de los individuos, mientras que un animal al cabo de algunos meses es lo que será toda su vida y su especie al cabo de mil años es la misma que era el primer año de ese milenio. ¿Por qué solamente el hombre puede volverse enclenque? ¿No será acaso que retorna así a su estado primitivo y que, mientras la bestia que, al no adquirir nada no tiene nada que perder, sigue siempre con su instinto, el hombre, perdiendo nuevamente por la vejez y otros accidentes todo lo que su perfectibilidad le había hecho adquirir, recae de este modo más bajo que el mismo animal? Será triste para nosotros vernos forzados a convenir que esta facultad distintiva y casi ilimitada sea la fuente de todas las desdichas del hombre; que es ella la que le arranca a fuerza de tiempo de esa condición originaria en la que pasaría los días tranquilos e inocentes y que es ella también la que. haciendo nacer con los siglos sus luces y sus errores, sus vicios y sus virtudes, lo convierte a la larga en el tirano de sí mismo y de la naturaleza. J.J. ROUSSEAU, Discurso sobre el origen de las desigualdades entre los hombres.
Guión Del Acto de Ceremonia de Egresados de La Segunda Especialidad en Nutrición Con Mención en Nutrición Clínica y Nutrición Pública y Gestión en Salud