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REPORTE DE LECTURA “LA INTERPRETACIÓN DE LAS CULTURAS”

En el presente reporte abordo algunos de mis pensamientos y reflexiones sobre el


capítulo “Juego profundo: notas sobre la riña de gallos en Bali”. El capítulo desvela
aspectos fundamentales que debemos considerar al emprender un estudio
etnográfico. Se destaca la virtud de la paciencia. En ocasiones, como
investigadores, podemos generar altas expectativas sobre cómo seremos recibidos
o cómo se desenvolverá la comunicación con los sujetos de estudio al ingresar a un
contexto desconocido. Geertz deja claro que este proceso puede requerir tiempo y
esfuerzo para desarrollarse de manera fructífera.
El capítulo desde mi experiencia, tiende a ser muy entretenido, la forma en la
que el autor narra la experiencia de los protagonistas, sumergidos en un contexto
en específico, me hizo conectar con el texto. Me refiero al pueblo de Bali (lugar
donde se lleva a cabo el estudio). Partiendo de ello, quiero destacar algunos puntos
clave que nos deja entrever el autor sobre asuntos que debemos tener presente en
caso de que pretendamos hacer un estudio etnográfico. El primero de ellos es la
paciencia, en el sentido de que, muchas veces el investigador puede llegar a tener
altas expectativas de cómo se le va a recibir o cómo va fluir la comunicación con los
sujetos de estudio al momento de insertarse en el campo o contexto a estudiar.
Geertz nos deja claro que ello puede llevar tiempo y trabajo.
Un segundo punto que está ligado con el primero, es el de la camaradería.
Considero que aquí se involucran emociones que llegan a construir lazos entre el
investigador y el o los sujetos de estudio. Si bien, no se llegan a ver como iguales,
este lazo permite romper el hielo o barreras que impiden el flujo de la comunicación
entre ambos, la cual, es vital para obtener información sobre lo que se está
investigando, por ejemplo, conocer la cultura, costumbres, historia o simplemente
las voces de las personas. La camaradería no es algo que se logre por medio de
una formula, es decir, no hay una receta mágica para conseguirla -al menos así lo
considero- pero según el texto, una opción es a partir de vivencias colectivas que
lleven al investigador a adoptar un papel -aunque por breve tiempo- que lo haga ver
como uno más del lugar, dejando de lado el de foráneo, visitante o intruso.
Un aspecto a resaltar sobre la temática principal del capítulo -la pelea de
gallos y todo el enfoque cultural que gira alrededor de ella- es la forma en que Geertz
se expresa de esta práctica cultural. Su investigación destaca la importancia de
analizar las prácticas culturales en su contexto social y simbólico. No se limita a
condenar la violencia de las peleas de gallos, sino que profundiza en las capas de
significado que rodean este evento en la cultura balinesa. A través de su enfoque,
el autor revela cómo la pelea de gallos no es solo un acto de crueldad animal, sino
un rito cultural que refleja valores, jerarquías y tensiones dentro de la sociedad.
Se nos invita a evitar juicios superficiales y simplistas sobre prácticas
culturales que puedan parecer extrañas o inaceptables desde una perspectiva
exterior. En lugar de eso, debemos esforzarnos por comprender las motivaciones y
significados arraigados en estas actividades, reconociendo la complejidad de las
diversas culturas. En el lugar de estudio (Bali), su práctica cultural estudiada en el
texto -la pelea de gallos- no se trata solo de una contienda física entre animales,
sino que está imbuida de una rica complejidad cultural. La práctica es un reflejo de
la jerarquía social, el estatus y la competencia en la sociedad balinesa. Geertz nos
revela cómo las peleas de gallos son una manifestación simbólica de las luchas
políticas y sociales, así como una forma de afirmar el prestigio y la masculinidad.
Existe una frase en el texto que me deja reflexionando, la cuál pertenece a
las analogías que hace Geertz sobre el papel de las peleas de gallos en la
construcción de la identidad de las personas de Bali. El menciona que cada pueblo
ama su propia forma de violencia, incluso que los habitantes pueden concebir estas
violencias como fuentes de poder y fascinación (Geertz, 2003, p.369). Claramente,
lo anterior, nos reafirma la postura objetiva que maneja el autor a lo largo de su
investigación, y creo que es valioso aprender de ello, naturalmente podemos tender
a inclinarnos por cierta postura que vaya conforme a nuestro juicio e ideología
cuando investigamos, pero considero que como investigadores es nuestro deber
tratar de exponer los hechos de manera clara y objetiva, para que el mensaje que
se transmita a los lectores transmita una esencia más pura del objeto, sujeto o caso
de estudio.

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Como pensamientos finales, siento que el texto es interesante, pero a la vez
un tanto rebuscado. Entiendo que al autor trata de conectar los hechos con
analogías que ayuden a profundizar más sobre la cultura de este pueblo, no
obstante, en mi experiencia me costó continuar con el hilo conductor del texto y tuve
que regresar a releer algunas partes del contenido. Ahora bien, en cuanto a mi
propuesta de investigación no encuentro una relación directa en lo que respecta a
la temática, pero si quiero mencionar algunos aspectos que se pueden rescatar de
la metodología. Uno de ellos es la forma de trabajar la etnografía de Geertz, quien
nos invita adoptar un enfoque objetivo para aquellos que pretendemos trabajar este
método. Esta postura nos ayuda a comprender cómo los habitantes de determinado
lugar de estudio se comportan, conocemos más de su cultura y en si su mundo. Sin
dejar de lado la pertinencia que es poseer la virtud de la paciencia para insertarnos
en los contextos a estudiar.

Referencia

Geertz, C. (2003). La interpretación de las culturas. Estudios sobre historia cultural.


Barcelona, Gedisa.

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