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Yo: Escobar, José Emanuel

Como periodista del medio grafico digital El


Delitometro quiero ejercer mi derecho a rectificación/respuesta a través de
este amparo informativo que se establece en la Ley B N° 2384 de la provincia
de Rio Negro y que en su artículo N°3 cita:
“la acción de amparo informativo en favor de toda persona, física o jurídica,
que temiera ver perjudicados su privacidad, su honor o el goce completo de
sus derechos, según el caso, ante informaciones agraviantes o inexactas
vertidas a través de cualquier medio de difusión”.
Expreso que el medio periodístico Noticias.Net en una publicación semanal
del día xx/xx/xxx realizo una redacción donde figuro mi nombre y oficio,
datos privados y datos erróneos e inexactos de acuerdo a un ingreso
económico por pauta publicitaria que nunca tuve con el gobierno de turno y
ellos afirmaron cierto.
Por esto mismo deseo que el mismo me otorgue una respuesta ya que atenta
sobre mi honor e intimidad en virtud de mis relaciones públicas/sociales y en
especial del ámbito laboral.
Por consiguiente, también expreso dentro de esta ley que según el articulo 1 -
el derecho a la imagen- puedo resguardar mi imagen de la sociedad en virtud
de un equilibrio entre lo íntimo y lo público.

Por otra parte:


La Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) reconoció
por primera vez la aplicabilidad del artículo 14.1 de la Convención Americana
sobre los Derechos Humanos -que expresa el derecho de rectificación o
respuesta- en ocasión del fallo sobre el caso Ekmedjian vs. Sofovich.
Esto se originó en 1988 cuando Ekmedjian estaba viendo la transmisión en
vivo del programa televisivo de Gerardo Sofovich donde se habló según el
demandante vulgarmente de Dios y la Virgen.
En esta ocasión el televidente Ekmedjian hizo uso una carta documento a
Sofovich la cual no fue leída en vivo y a raíz de esto inicia un amparo con el
derecho a réplica fundándose en el artículo 33 de la Constitución Nacional y el
articulo 14 .1 del Pacto de San José de Costa Rica vigente en nuestro país
desde 1984.
Cabe aclarar que en otros países existen otras reglas o tratados como por
ejemplo el código de televisión de EE.UU. que en el punto 5 del inciso sobre
las normas generales de los programas se establece que “no están permitidos
los ataques contra la religión y las creencias religiosas… el oficio de Cura,
Pastor o Rabino no debe ser presentado de tal suerte que ridiculice y
menoscabe su dignidad.”
Aunque esta norma no esté vigente en nuestro país hay que tener en cuenta
que el derecho de rectificación no es operativo en este caso ya que no se habla
en sí mismo de una persona o grupo religioso.
Por lo que tampoco se daña el honor o la moral de algo/alguien y que por
consiguiente no implica una respuesta licita dado que violaría el articulo 14 de
nuestra Constitución que alude a libre difusión de ideas, también hay que tener
en cuenta que en nuestra constitución no ha existido el propósito de asegurar
la impunidad de la prensa.
Si la publicación o transmisión fuera de carácter perjudicial y con ella se
difame o calumnie a una persona y se haga apología del crimen o se incita al
delito u homicidio no puede existir duda acerca de la aplicabilidad del derecho
del Estado para reprimir o castigar tales publicaciones.
El núcleo de la cuestión radica en la tensión entre el ámbito privado de la
persona en cuanto lesione su dignidad, honor e intimidad, y el derecho de
expresar libremente las ideas ejercidas por medio de la prensa, la radio y la
televisión. Es decir, se trata de un equilibrio y armonía entre derechos de
jerarquía constitucional y la tutela de la dignidad humana, en tanto se vea
afectado por el ejercicio abusivo de la información. En particular corresponde
decidir si el derecho a replica integra nuestro ordenamiento jurídico como un
remedio legal e inmediato a la situación de la indefensión en que se encuentra
el común de los hombres frente a las agresiones de su dignidad, honor e
intimidad cuando son llevadas a cabo a través de los medios de comunicación
social.

Dentro de otra situación similar


Voy hacer algunos aportes sobre el fallo Domegoj vs
Pag 12, en el cual el demandante amparado sobre el artículo 14 de la
Convención Americana de los Derechos Humanos y los artículos 14 y 32 de la
Constitución Nacional exige el derecho a rectificación/respuesta a raíz de ser
acusado por este medio de reclutar mercenarios para combatir en el conflicto
de los Balcanes en el año 1998.
Domegoj ante esta publicación se sintió ofendido e inicio su demanda que
sostenía que lo publicado eran "informaciones inexactas que lo presentaban
como un eventual transgresor de las normas que rigen la comunidad
internacional". La CSJN destacó la imposibilidad de ejercer el derecho de
rectificación respecto de juicios de valor.
Página/12 rechazó el pedido de rectificación de Domegoj argumentando que
todo lo que había publicado estaba sustentando en una profunda investigación
periodística. El diario planteó a su favor que el artículo 14 de la Convención
Americana de Derecho Humano que no solo no era operativo (porque no
existía una reglamentación del mismo) sino que también era inconstitucional
(en tanto se obligaba al diario a publicar algo que no quería publicar, se
transgredía el artículo 14 y el 32 de la Constitución).
Además, argumentó que el derecho a respuesta no era aplicable en ese caso
debido a la naturaleza política o ideológica de lo publicado. Por último,
planteó que el derecho de respuesta solo debía proceder respecto de "los
medios de difusión legalmente reglamentados" (medios de propiedad del
Estado y no de particulares).

La CSJN consideró inadmisibles los argumentos de Página/12 y dictaminó que


el artículo 14 de la Convención sí era constitucional y operativo (pese a no
estar reglamentado en la Argentina), en tanto se le dio jerarquía constitucional
al Pacto de San José de Costa Rica.
Resolvió que el derecho a réplica solamente podía existir respecto de "hechos"
y no de opiniones. Dispuso que solamente la publicación de "hechos inexactos
o agraviantes" podía dar lugar al derecho. Se dictaminó que la repercusión
política (uno de los argumentos que esgrimió Página/12) no convierte -de por
sí- a la cuestión en una especie de confrontación de ideologías opuestas, en el
cual se estarían enfrentando distintas ideas políticas, sino que "lo central
consiste en la atribución de actividades y hechos al actor, que éste niega.
Pertenece, por lo tanto, al mundo de lo comprobable y no de lo meramente
valorativo u opinable, ámbito este último que sí sería ajeno al derecho de
rectificación o respuesta".

También hay que tener en cuenta por ejemplo el código de honor de los
periodistas de EE.UU. que en la Asamblea de 1952 en su artículo 2 cita “la
información que, una vez hecha publica constituye el fundamento de todo
periodismo autentico. Cualquier información que una vez hecha se revelase
incorrecta o nociva, deberá ser rectificada espontáneamente y sin demoras.
Las opiniones y las noticias no confirmadas serán presentadas como tales y
tratadas en consecuencia” De acuerdo al Código Ético del Círculo de
Antioquia (1970) en su artículo 3 se establece como obligación del periodista
el “poner todo su empeño en buscar la verdad y cuando haya incurrido en
error, tener toda la capacidad de enmendarlo” así mismo La Carta del
Periodista de Francia considera de máxima gravedad “la calumnia, las
acusaciones no probadas, la alteración de documentos y la desinformación de
los hechos.”

La CSJN ha establecido que el ejercicio del derecho de rectificación no es


procedente respecto de juicios de valor u opiniones: se limita la aplicación del
derecho de rectificación al mundo de lo fáctico, de lo comprobable con
pruebas judiciales y se deja afuera del ámbito a todas las interpretaciones,
opiniones y juicios críticos.
La variación jurisprudencial, en combinación con la ausencia de una ley que
reglamente la cuestión de forma expresa, genera una zona jurídica gris que
dificulta la plena aplicación efectiva del derecho a réplica en la Argentina.
Existe un vacío legal en tanto no haya una herramienta legal que reglamente la
rectificación de forma expresa. Esta carencia legal pone en riesgo la plena
vigencia de esta garantía constitucional: si hoy un ciudadano desea que se
aplique su derecho a rectificar una información inexacta o agraviante emitida
contra su persona en algún medio de comunicación, debe esperar que el medio
en cuestión tenga el deseo de publicar su respuesta.
De no tenerlo, ese ciudadano debería judicializar su caso, esperando que los
juzgados tengan la buena voluntad de dar lugar a su reclamo. Si existiera una
reglamentación no solo se pondría fin a la judicialización innecesaria de un
derecho, también se estaría cumpliendo con los compromisos asumidos por la
Argentina al ratificar la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

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