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infracción a los arts. 109 y 110 del C.P y contra el director del periódico
como autor del delito previsto en el art. 113 del mismo código.
La Cámara confirmó la sentencia condenatoria. Contra dicho
pronunciamiento el abogado defensor interpuso recurso extraordinario,
cuya denegación originó la queja.
La Corte Suprema revocó el pronunciamiento impugnado.
Antecedentes:
La Cámara de Apelaciones, revocó el fallo de primera instancia y admitió
la responsabilidad civil derivada de la difusión de una noticia en la cual el
actor aparecía involucrado en la comisión de un delito inexistente. Condenó
a algunos de los codemandados al resarcimiento de daño moral y obligó a
publicar la noticia. Dos de los codemandados dedujeron recurso
extraordinario que denegados originaron las quejas.
La Corte Suprema, por mayoría, los declaró procedentes y confirmó la
sentencia.
- El honor de las personas aparece tutelado por medio del tipo penal
previsto en el art. 114 del CP y en el ámbito del derecho privado con las
normas que regulan la responsabilidad derivada de la comisión del delito
civil de “calumnias e injurias” (arts. 1089 y 1090 CC) y que comprende al
propietario o editor que publica o reproduce las falsas imputaciones; sin
perjuicio de las otras formas menores de atribución de responsabilidad
cuasidelictual por la comisión de actos culpables o abusivos.
- No se debe imponer a los responsables el deber de verificar en cada
supuesto la exactitud de una noticia sino de adecuar la información a los
datos suministrados por la realidad —máxime cuando se trata de noticias
con evidente potencialidad calumniosa o difamatoria— y difundir el
informe atribuyendo directamente su contenido a la fuente, utilizando un
tiempo de verbo potencial o guardando en reserva la identidad de los
implicados en el hecho ilícito
- Para obtener la reparación pecuniaria por las publicaciones relativas al
ejercicio de su ministerio, los funcionarios públicos deben probar que la
información fue efectuada a sabiendas de su falsedad o con total
despreocupación acerca de tal circunstancia. En cambio, en el caso de
particulares, basta la “negligencia precipitada” o “simple culpa” (29).
- Dentro de la “protección débil del funcionario público” frente a la
“protección fuerte del ciudadano común”, cabe efectuar una segunda
división que es el grado de notoriedad pública del sujeto pasivo
supuestamente vulnerado por la circulación de noticias referentes a su
conducta, al no poder equipararse la situación de un ministro de gobierno
con la de un anónimo empleado de una repartición estatal, si sólo se
considera que el acceso a la opinión pública de este último son
prácticamente escasas o nulas, por lo que cabría acordarle una mayor
protección (30).
- Resulta procedente la reparación de los daños causados toda vez que el
“derecho de réplica o rectificación” consagrado en la Convención sobre
Derechos Humanos, aprobado por la ley 23.054 no ha sido objeto aun de
reglamentación legal para ser tenido como derecho positivo interno sin que
carecería de competencia para revisar la condena. Agregó que es requisito
ineludible de la responsabilidad penal la positiva comprobación de que la
acción ilícita pueda ser atribuida al procesado tanto objetiva como
subjetivamente.
Asimismo sostuvo que la doctrina de la real malicia impone al querellante
la carga demostrar que el imputado, al difundir la expresión ofensiva,
conocía la falsedad de la noticia o lo hizo con temerario desinterés acerca
de su verdad o falsedad. Si el querellado reconoció que la fuente que le
había suministrado la información por el difundida en ningún momento
hizo referencia al querellante, ello pone en evidencia que la manifestación
injuriosa no fue mas que una afirmación carente de todo respaldo objetivo,
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Antecedentes:
Un Comité en defensa de Martin Luther King y otros grupos de defensa de
los derechos civiles publicaron una solicitada de página completa en el
periódico “New York Times”, señalando que una ola de terror sin
precedentes estaba suprimiendo demostraciones no violentas a favor de los
derechos civiles en el Sur del país.
Primera enmienda: El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento
de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de
prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una
compensación de agravios.