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Analizaremos cada uno de los elementos citados a fin de precisar si constituyen fundamento
suficiente para justificar la existencia de una categoría obligacional autónoma.
1) La pluralidad de deudores.
Al igual que en las obligaciones solidarias la pluralidad de legitimados pasivos que apunta
a brindar mayor protección y garantía a la víctima, es una característica típica e indiscutida
de la categoría en estudio.
(1)LLAMBIAS, JORGE J Tratado….. cit t II A p 563. Las define como “aquellas obligaciones que
poseen identidad de acreedor y de objeto, aunque diversidad de causa y de deudor
; ALTERINI-AMEAL-LOPEZ CABANA, Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales, Bs As 1995,
p 36:; PIZARRO-VALLESPINOS, Instituciones … Obligaciones…cit Ed t 1, pág 606; CALVO
COSTA, CARLOS A, “Obligaciones solidarias y concurrentes, similitudes y diferencias”, La Ley, T
2010-B, Sec Doctrina; BIELSA ROS; JOSE MARIA–COMPIANI MARIA FABIANA, en “Las
obligaciones concurrentes en el Proyecto e Código Civil y Comercial de 2012” Ponencia presentada
en las XXIV Jornadas Nacionales de Derecho Civil realizadas en la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la UBA, en 2013,
(2) La solidaridad puede ser activa; pasiva o mixta. En cambio, en las obligaciones concurrentes la
pluralidad de sujetos sólo aparece en el polo pasivo, toda vez que el acreedor es el mismo o idéntico
para todos los deudores concurrentes. No obstante, cabe precisar que la nota de unidad o identidad
del acreedor, no necesariamente implica singularidad, pudiendo presentarse en algunos casos
excepcionales obligaciones concurrentes en las que el acreedor sea plural. Es el caso en que la cosa
robada o incendiada perteneciente varios condóminos en el que todos los titulares de dominio
resultarán acreedores de los diversos obligados concurrentes. Igual sucedería si fuera cedido el
crédito del acreedor único respecto de varios obligados concurrentes, a favor de varios sujetos, sea
por transmisión mortis causa o por actos entre vivos. El tema se vincula con el carácter personal del
daño resarcible, o propio de quien lo reclama, lo que no excluye la posibilidad de que el interés
afectado, pueda ser compartido con otros sujetos, toda vez que no se requiere que sea exclusivo
(3) BIELSA ROS, JOSE MARIA –COMPIANI MARIA FABIANA, en “Las obligaciones concurrentes
….ponencia citada; HIRALDE VEGA, GERMAN D, “Las obligaciones concurrentes en el Proyecto de
Código Civil y Comercial”, Publicado en DJ 006/02/2013,97
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No obstante existen supuestos de obligaciones concurrentes en los que con posterioridad
al nacimiento de una obligación, de modo sobreviniente, se suma a favor del mismo acreedor
y en virtud de una causa diversa, otro deudor. Entre otros, es el supuesto previsto por el art
877 del CCyCN. Por ejemplo, el caso del empleador que paga a su empleado sin respetar
el embargo del crédito por salarios ordenado a favor de un tercero acreedor.
Sin embargo, observamos que la norma al referirse al objeto debido en las obligaciones
concurrentes emplea la expresión; “el mismo objeto”. En cambio, cuando se define a las
obligaciones solidarias, se alude a totalidad del objeto” debido por los deudores. El art 827
del CCyCN se refiere al “cumplimiento total” de la obligación exigible a cualquiera de los
deudores solidarios.
“Identidad e “integridad” son dos requisitos que debe reunir el objeto del pago y constituyen
nociones diferentes. El primero se relaciona con “qué” se debe, en tanto que el segundo con
“cuanto” se debe. Al ser varios los obligados, se refiere a cuánto debe cada uno de los
deudores al acreedor común.
En las obligaciones concurrentes, el objeto debido es el mismo, único e idéntico para todos
los deudores, y consiste en la reparación de los daños y perjuicios sufridos por el acreedor,
que será por lo general – salvo supuestos excepcionales – una suma de dinero equivalente
al daño experimentado (obligación de objeto divisible)
Entendemos que la finalidad de garantía que estas obligaciones claramente poseen sólo
será alcanzada en plenitud si cada uno de los deudores debe responder por la totalidad del
objeto debido, lo que asegurará a la víctima el acceso a la indemnización integral, como
sucede en la mayoría de los supuestos.
Sin embargo, hay típicas obligaciones concurrentes en los que la extensión del objeto debido
puede resultar diferente entre los distintos deudores .Es el caso del causante del daño y su
asegurador, en el cual con independencia del monto del daño, éste último sólo responderá
en la medida del seguro4. Igualmente en el caso del pago parcial mal hecho por
indisponibilidad del objeto, que deviene inoponible al acreedor. Y también en los casos de
concurrencia entre la obligación resarcitoria del curador de un inimputable, quien responderá
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por el todo mientras que su representado sólo lo hará por razones de equidad por una suma
menor5. Otros casos son los previstos por el art 732 6 y el del art 1718 inc c7
La responsabilidad de los diversos obligados concurrentes debe como regla ser integral o
por el total, y sólo en supuestos excepcionales derivados de expresas previsiones legales o
contractuales podrá admitirse la diferente extensión del objeto adeudado por los mismos.
3) La diversidad de causas
Por ello es fundamental precisar qué debe entenderse por la expresión “causas diferentes”,
pues al tener el vocablo “causa” diversas acepciones podría aparecer como una expresión
equívoca, o al menos no suficientemente clara o descriptiva de la categoría en estudio.8
Según el art 726 del CCyCN, “No hay obligación sin causa, sin que derive de un hecho
idóneo para producirla de conformidad con el ordenamiento jurídico”
(5) MOIA, LUIS, “Los acuerdos transaccionales en la cuantificación de la indemnización por daños,
Su funcionamiento en las obligaciones concurrentes”, RCyC , pág 61, Año XII N° 3 , Marzo 2010
(6) MARINO, ABEL ENRIQUE , “Responsabilidad Obligacional por el hecho ajeno” en Revista de
Derecho de Daños Rubinzal Culzoni , 2012-3 p 304 El art 732, se refiere a la responsabilidad del
deudor por los auxiliares introducidos para el cumplimiento de la obligación. En caso de obligaciones
de objeto divisible, la responsabilidad del deudor originario será siempre por el total del objeto debido,
sea cual fuere el objeto de la delegación. En cambio, la de los auxiliares o delegados por su propio
hecho será concurrente con el deudor originario, y será total o parcial, en la medida de la delegación
(7 )ZAVALA DE GONZALEZ, MATILDE, “Responsables solidarios y concurrentes en el Proyecto
2012”, RCYS 2013-XII, 5 , cita on line AR/DOC/3873/2013. Da el ejemplo del caso de alguien que
crea ilícitamente un peligro, quien adeudará la reparación plena, y otro que provoca un daño para
evitar el mal mayor, en cuyo caso sólo adeudará la indemnización por estado de necesidad en la
medida que el juez estime equitativa
(8) A saber, suele usarse el vocablo causa como: “fundamento”, “origen” o “principio”, “motivo”, “móvil”
o “interés”, causa fuente, causa final, o causa motivo
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Según doctrina unánime la norma se refiere a la causa fuente de la obligación y deja en
claro algo que por evidente, no es menos importante: toda obligación deriva de un hecho o
conjunto de hechos.
Subyace entonces, que para que una obligación nazca es menester la existencia de un
presupuesto de hecho al que el ordenamiento le otorgue aptitud para generar obligaciones.9
Definir cuáles son las fuentes de las obligaciones nos enfrenta al problema de determinar
qué hechos son necesarios para que pueda considerarse nacida la obligación. Se trata de
saber bajo qué supuestos, o bajo qué condiciones, las personas pueden considerarse como
obligadas, y correlativamente con derecho a exigirle a otros su cumplimiento.10
El art 257 del CCyC, define al hecho jurídico, expresando: “El hecho jurídico es el
acontecimiento que conforme al ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación,
o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”
“El hecho jurídico es todo acontecimiento o estado (todo suceso o falta del mismo ya que
también hay hechos negativos), al que por su sola realización o juntamente con otros, liga
el derecho objetivo la producción de un efecto, que es efecto jurídico en cuanto dispuesto
por ese derecho objetivo”, agregando que “el hecho jurídico es el acontecimiento – o suma
de acontecimientos previsto en la ley, que, de producirse en el plano de la realidad, debe
necesariamente determinar un efecto de derecho”. 12
El primero, es un mero dibujo, una descripción abstracta y general que hace la ley de sus
acontecimientos relevantes. Es una hipótesis, una suerte de situación típica descripta o de
la figura del hecho, plasmada en el derecho. El segundo, factum, es el hecho real o concreto
que se da en la realidad, y encuadra en la norma al coincidir con el previsto por ella.
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Cuando se produce el acontecimiento natural o humano previsto por la norma (factum) y
éste concuerda con el supuesto jurídico a la manera en que ocurre con la tipicidad penal, se
producirá necesariamente y desde el ángulo normativo y no fáctico, el efecto jurídico. Por el
contrario, de no existir convergencia entre ambos, no se producirá la consecuencia jurídica.
El nacimiento de la obligación no surge a partir de los hechos en sí mismos, sino que lo hace
en virtud de la conexión del hecho concreto con la previsión efectuada por la norma jurídica
a tales fines.
Lo dicho, en tanto nos permite comprender cómo nace la obligación a partir del hecho
previsto por la norma, resulta útil a los fines de reconocer la categoría en estudio al permitir
identificar que la obligación de cada deudor proviene de la realización de un hecho concreto,
que encuadra dentro de un presupuesto fáctico diverso previsto por la norma para cada uno
de los obligados, lo que constituye la diversa causa del deber de cada deudor.
En todos los casos, para determinar ante qué tipo de obligaciones nos encontramos, será
necesario observar el hecho que ha suscitado el vínculo jurídico, devenido como
consecuencia de que la contingencia que éste trae naturalmente consigo ha acaparado la
atención del derecho y el ordenamiento jurídico, los que aparecen en escena como
herramientas indispensables para contrarrestar los efectos negativos que pueden traer sus
repercusiones.13
En cada caso, el o los hechos que generan la obligación son distintos para cada deudor.
Ahora bien, se observa que de los diversos deudores responsables, sólo alguno o algunos
de ellos intervinieron “materialmente” en el hecho generador del daño, en tanto que otros
no han intervenido por lo que a su respecto no puede hablarse de coautoría, ni por ende
tampoco de solidaridad.
En efecto, la “coautoría”, implica un accionar común en la producción del daño, cuestión que
no se verifica en las obligaciones concurrentes.
El art 1751 del CCyC ratifica este criterio del Código Civil al disponer, bajo el título:
“Pluralidad de responsables: Si varias personas participan en la producción de un daño que
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tiene causa única, se aplican las normas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva
de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes”.
Del texto legal surge que la solidaridad presupone participación de varios sujetos en el
mismo hecho, o sea coparticipación o coautoría. En cambio, para la concurrencia de
obligados, sólo será necesario que la pluralidad de responsables derive de causas distintas,
(diversos hechos generadores de la obligación) pero sin exigir la “participación” de todos
ellos en el hecho dañoso, que sí es requerida en la solidaridad.
El CCyC mantiene una importante diferencia entre las obligaciones solidarias pasivas y las
concurrentes en relación al hecho generador del daño: la coautoría es una suerte de
condictio sine qua non para hablar de solidaridad pasiva en la responsabilidad
extracontractual. Sin coautoría no habrá solidaridad, sino obligados concurrentes.14
Mientras la obligación solidaria presenta una causa fuente única, en virtud de la cual todos
los deudores plurales son llamados a responder en virtud de una obligación única para todos
– el contrato celebrado o el acto ilícito en el que todos participaron- las obligaciones
concurrentes presentan diversidad de causas para cada deudor. Y por ello, se generan
tantas obligaciones independientes y distintas como deudores con diversas causas existan.
Esta diferencia es conceptual y se deriva de la propia estructura de las mismas.
Ahora bien, la diversidad de fuentes, no conforma una simple diferencia de matiz desprovista
de efectos. Por el contrario, al determinar la generación de tantas obligaciones como
deudores con diversas causas existan, se conforma una particular estructura de
obligaciones que vienen a resultar independientes entre sí, y autónomas funcionalmente.
Así, “la obligación, como figura general y abstracta que puede derivar de diversas fuentes,
no alcanza por sí sola para poner en evidencia su plenitud jurídica, cuando se la presenta
aislada de la fuente. Por el contrario, requiere necesariamente ser integrada con esta, sobre
todo en materia contractual. En efecto, el examen de los remedios contra el incumplimiento
comprende frecuentemente los que son propios del contrato (excepción de incumplimiento,
pacto comisorio, etc,) que llevan a formular un cuadro que supera largamente la mera
referencia abstracta de la obligación desentendida de su fuente.”16
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Entonces, conceptualmente, la causa fuente –elemento indispensable pero extrínseco - es
una noción distinta de la obligación generada, pero funcionalmente existe siempre entre
ellas una estrecha e inescindible relación17, siendo ello lo que justifica el particular
funcionamiento independiente de las obligaciones concurrentes.
La relación de causalidad, es la conexión fáctica que debe mediar entre el hecho y el daño
a los fines de atribuir responsabilidad a un sujeto. Solo proviene del mundo material, y es
por lo tanto independiente de la juridicidad o no de la conducta y de la atribución de
responsabilidad que el ordenamiento efectúe. Es igualmente independiente de que el sujeto
sea singular o plural, y concurrente o solidario.
Se refiere al origen material o proveniencia fáctica del perjuicio, y por ello es diferente de la
causa fuente o hecho generador de la obligación de repararlo.
Materialmente hablando, el resultado daño podrá provenir de una única causa, o bien de
varias causas materiales que convergen a la producción de ese mismo efecto.
En tal caso, se habla de la existencia de concausas, en las que el daño deriva de la acción
relevante de dos o más causas, que convergen a la producción de un efecto.
Son los casos de causalidad conjunta o común, (por ejemplo en el caso en que varias
personas cooperan a un mismo resultado, como los coautores de un delito o cuasidelito, que
responden en forma solidaria (art 1751) ; o los supuestos de causalidad acumulativa o
concurrente, que tiene lugar cuando la pluralidad de intervinientes actúa de tal modo que
cada uno de sus actos, independientes entre sí, habrían producido el mismo daño de haber
obrado aisladamente, por lo que todos y cada uno de ellos responden por el resultado final
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y en forma concurrente. También, hay convergencia de causas cuando concurren a la
producción material del daño la conducta culposa del demandado y el hecho propio de la
víctima (culpa concurrente), en cuyo caso según consenso doctrinario el demandado y la
víctima deben soportar el detrimento en la medida en que causalmente lo hayan producido
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La presencia de diversas causas materiales que convergen a la producción de un daño, no
determina la existencia de obligados o responsables concurrentes, toda vez que los sujetos
pueden serlo en forma solidaria o concurrente, según que el deber de cada uno provenga
de un hecho generador distinto, o que provenga de un mismo hecho único productor del
daño en el que todos participaron.
Pero la causa fuente de cada obligación es diversa, y consiste respectivamente para cada
uno de los sujetos en el hecho de ser padre del autor del hecho dañoso, en la circunstancia
de ser titular del dominio o tener la guarda de la cosa que intervino activamente en la
producción del daño, al momento de su producción.
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La circunstancia de que en los supuestos analizados la incidencia del hecho de un tercero
sólo contribuya parcialmente a la producción del daño, plantea el tema de si resulta oponible
o no a la víctima la ruptura parcial del nexo causal por parte del dueño, del guardián o del
titular del establecimiento educativo o del transportista.
De ser oponible a la víctima la ruptura parcial del nexo causal por parte de alguno de estos
deudores concurrentes, la víctima sólo podría reclamar a cada responsable una porción del
daño sufrido.
Por ello nos parece desacertada la redacción del art 1731 del CCyC – que luego de definir
al hecho del tercero exigiendo reúna los requisitos del caso fortuito- alude a la eximición
total o parcial de responsabilidad, contradiciendo así expresamente el texto del art 1730
según el cual el caso fortuito o fuerza mayor sólo eximen totalmente de responsabilidad
Sólo respondiendo íntegramente frente a la víctima los diversos deudores, las obligaciones
concurrentes cumplirán adecuadamente la función de garantía buscada y serán herramienta
fundamental en un sistema de responsabilidad basado en una protección eficiente21.
Esta postura va en sintonía con la doctrina de la Corte Suprema en cuanto admitió la amplia
legitimación del acreedor para reclamar el total de la deuda respecto de cada deudor y
asimismo la procedencia de una acción de regreso entre los deudores concurrentes, por
haber afrontado alguno de ellos el pago total de la indemnización y pretender el reintegro de
lo abonado en exceso, a fin de evitar soporte un daño mayor al efectivamente causado.
Ello claro está, a menos que el sujeto que abonó el todo estuviera obligado en función de
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las características del vínculo obligacional a soportar el peso definitivo de la deuda , lo
que ocurriría por ejemplo en el caso de la obligación asumida por el asegurador.23
(21) LORENZETTI, RICARDO LUIS , “El conflicto entre protección de la parte débil, y análisis
económico de la responsabilidad. Un sistema de responsabilidad basado en la protección eficiente”,
La Ley 1996-B-1107; LL, Responsabilidad Civil y Doctrinas esenciales, Tomo I , 0101/2007. ¨Propone
un sistema de responsabilidad basado en el principio de protección eficiente. A tal fin propone la
existencia de una obligación principal, que es la establecida entre la víctima y los dañadores y una
obligación derivada, cuyo sujeto activo es quien pagó y el pasivo el verdadero responsable.
(22) GALMARINI PEDRO, Obligaciones concurrentes…..cit , pág .1524
(23 ) CNCiv Sala A, 19/3/2013 , “ El Comercio Cía de Seguros a Prima Fija c/ Cabello, Félix Rafael y
otros s/ cobro de sumas de dinero.
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identidad de acreedor y objeto debido, y brinda sustento a una categoría conceptual
autónoma en virtud de la eficacia dinámica y funcional de la causa fuente.
Ello explica que las obligaciones concurrentes produzcan efectos jurídicos propios derivados
de su particular estructura, impidiendo asimilarlas a las solidarias (pasivas)
3. c) El factor de atribución
Finalmente, se debe distinguir “la causa del deber”, del factor de atribución, dado que
frecuentemente se alude a la “diversidad de causas del deber” propia de las obligaciones
concurrentes, como la razón o fundamento jurídico en virtud del cual los diferentes deudores
son llamados a responder, por lo cual pudiera pensarse se tratara de idéntico concepto.
Así, es diverso el título de la responsabilidad del dependiente, basado en la autoría del hecho
dañoso, y el que sustenta la obligación indemnizatoria del principal, consistente en la
garantía, y en su caso el riesgo24.
Ambas nociones parecieran a simple vista estar interconectadas pudiendo por ello aparecer
dificultosa la distinción, pero en rigor se trata de cuestiones distintas. En la responsabilidad
del dueño prevista por los arts 1757 y 1758 del CCyC, la causa fuente de su deber, es el
hecho de ser titular de dominio de la cosa riesgosa que intervino activamente en la
producción de un daño al momento del hecho. El factor de atribución, en cambio, es el riesgo
creado. Y éste no es un hecho, sino un elemento axiológico o valorativo que da fundamento
a la responsabilidad del sujeto que elige como responsable y que se sintetiza así: “quien es
dueño, o quien se sirve de cosas, o realiza actividades que por su naturaleza o modo de
empleo generan riesgos potenciales a terceros, debe responder por los daños que ellas
originan”25, con total independencia de que participación o no en el hecho dañoso.
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Igualmente ocurrirá en el caso de la responsabilidad del principal por el hecho del
dependiente, en el cual el factor garantía en la órbita extracontractual surge de la necesidad
de garantizar legalmente a los terceros la reparación de los daños sufridos por la acción de
aquellos que realizan una actividad en interés del principal, etc. Y así será en cada uno de
los diversos supuestos de obligaciones concurrentes que se presenten.
La diversidad de causas es entonces una noción que posee autonomía conceptual con
respecto al factor de atribución.
Sin perjuicio de que varias de las notas distintivas entre ambas ya han sido comentadas a
lo largo de este trabajo, sistematizaremos las diferencias entre ambas categorías:
Diferencias estructurales
La obligación solidaria es una sola, y reconoce una causa fuente única. Todos los deudores
solidarios responden en virtud de una misma causa, sea el contrato o el acto ilícito. Las
obligaciones concurrentes son varias, reconocen diversidad de causas que generan tantas
obligaciones como deudores con causas diversas existan.26. Las diversas obligaciones
están conectadas entre sí, por el hecho de concurrir respecto a un mismo objeto y acreedor,
sin que exista conexión entre los deudores.
En la obligación solidaria, si bien la obligación es una sola existen tantos vínculos jurídicos
como sujetos acreedores o deudores haya. Los vínculos entre los diversos deudores
solidarios se presentan interrelacionados o coligados. Existe una suerte de representación
recíproca entre los deudores solidarios, a consecuencia de lo cual lo que perjudique o
beneficie a uno de los deudores en relación con el acreedor, perjudicará o aprovechará a
los demás produciendo la llamada propagación de efectos, típica de la solidaridad.
(28) CNCom, sala C , 28/02/1979 ¨ Onapri, s. R. L., quiebra c. Banco de la Provincia de Santa Cruz y
otro ¨ LA LEY 1980-D, 746 -
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La extinción de la deuda con respecto a un deudor solidario, libera a los restantes. En las
obligaciones concurrentes en cambio, la extinción de la deuda no influye sobre las demás.
Pero si el pago u otro modo extintivo, agota el derecho del acreedor quedan sin causa las
otras deudas concurrentes, pues el acreedor no puede percibir un doble pago. Por ello, si
juega una extinción que no satisface en absoluto al acreedor, las demás deudas no se
alteran como acontece si el acreedor hace remisión de la deuda a uno de los deudores, en
cuyo caso no se modifica la obligación del otro deudor concurrente.29
Ahora bien, si acontece un modo extintivo que sólo satisface parcialmente el interés del
acreedor, lo que puede suceder en el caso de la dación en pago, la transacción, la novación
y la compensación realizada con uno de los deudores, las obligaciones de los restantes
deudores concurrentes sólo se extinguirán parcialmente en la medida de lo satisfecho,
pudiendo el acreedor reclamar el mayor daño que acredite haber experimentado respecto
de los restantes obligados.
Diferencias no estructurales
En las obligaciones solidarias, el codeudor que efectúa el pago podrá exigir de los demás
codeudores el reintegro de lo que haya abonado en exceso por aplicación del principio de
contribución entre los deudores, propio de la solidaridad (art 840 CCyC)
Por ello, no se trata ésta una diferencia estructural entre ambas categorías pues habrá casos
en que por ejemplo el principal que abona la indemnización por el acto del dependiente,
tendrá acción de regreso y otros en los cuales carecerá de la misma. Así carecerá de ella
cuando el comitente omitió dar instrucciones útiles a sus dependientes sobre el lugar donde
debían colocarse mercaderías nocivas, lo que provocó la contaminación de las aguas.30.En
el caso particular del guardián de la cosa que afronta la indemnización, tendría acción de
regreso contra el dueño, en aquellos casos en que éste no se ha desentendido del estado
material de la misma, ya que tiene el deber de conservarla en buen estado.
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2) Subrogación vs ausencia de subrogación
Si bien el CCyC no prevé nada al respecto, atento la nueva regulación legal de las
obligaciones concurrentes y la previsión expresa por el art 851 inc h) de la acción recursoria
dentro de los límites de la causalidad, parece consecuencia necesaria y justa concederle la
subrogación al deudor concurrente que pagó toda la deuda. Ello, claro está si según la
causalidad, abonó en mayor proporción al daño por el causado.
Por otro lado, si bien los deudores concurrentes son deudores directos frente a la víctima y
no revisten el carácter de terceros frente a ella, sí resultan ser terceros entre sí en virtud de
la diversidad de causas. Y no podría negarse que una vez efectuado el pago por el total de
la deuda, dicho deudor pagó una deuda parcialmente ajena en la medida en que acredite
haberlo causado en una menor medida.
Para una opinión -que no compartimos- se prioriza la nota común que ambas categorías
presentan consistente en la finalidad de garantía que para las víctimas implica el derecho a
reclamar la indemnización a cualquiera de los deudores.
Pero a nuestro criterio esa postura relativiza las notas distintivas propias de las obligaciones
concurrentes y sus desigualdades con las solidarias. Inclusive, con relación a la “diversidad
de causas del deber”, la misma posición afirma que “si el legislador tiene libertad para
disponer la solidaridad en el caso de las obligaciones provenientes de distintas causas, la
existencia de tales diversas fuentes no define la naturaleza de las obligaciones concurrentes,
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ni permite diferenciarlas de las solidarias” .Se ejemplifica con la regulación de las
otra culpa o su gravedad, la distribución del daño debe hacerse por partes iguales por aplicación del
principio de la causalidad paritaria.
(33) WIERZBA, Sandra , “Obligaciones solidarias y concurrentes”, reflexiones sobre sus alcances
actuales y acerca del desvanecimiento de sus diferencias”. Ponencia presentada en las XXIV
Jornadas Nacionales de Derecho Civil Facultad de Derecho y C S de la UBA, Octubre 2013
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obligaciones tradicionalmente reconocidas como indistintas del fabricante, vendedor,
distribuidor y demás integrantes de la cadena de responsables cuyo carácter solidario es
atribuido por el art 40 de la Ley de defensa del Consumidor.34 En igual sentido se cita el caso
de la responsabilidad prevista por el viejo art 1119 del Código Civil, por cosas suspendidas
o arrojadas que en el CCyC el art 1760 pasó a revestir carácter solidario respecto de los
dueños y ocupantes de la parte del edificio35.
También se dice que:” la distinción entre causa única, propia de la solidaridad y pluralidad
de causas, propia de la concurrencia es falsa”. Se afirma que “las diversas causas no son
absolutamente independientes unas de las otras”; y que “la pluralidad de causas se deriva
de la mayor intensidad de los elementos causales propios de cada sujeto ( los diversos
deudores), en relación a los elementos causales comunes que los “conexan” en las diversas
obligaciones concurrentes” .En las concurrentes “el elemento común” que conexa a todos
los obligados tiene, valga la expresión una intensidad media, en el sentido de que no
conforma una causa única, ni es lo suficientemente fuerte como para generar solidaridad,
pero de todas maneras – y por imperio de las circunstancias –permite colocar a dichos
sujetos frente al acreedor como legitimados pasivos del crédito”36.
A nuestro criterio, esta postura al referirse a “elementos causales comunes y propios entre
los diversos obligados” pareciera no diferenciar adecuadamente la causa fuente de la
obligación de cada deudor, de la causa del daño y del hecho dañoso.
(34) Sin embrago,el Anteproyecto de Ley de Defensa del Consumidor elevado al Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos, Producción y Trabajo en el marco del Proyecto de Justicia 2020 dispone en
su art 114 el carácter concurrente de la responsabilidad de todos los integrantes de la cadena de
producción y comercialización del producto o servicio, incluyendo al productor, fabricante,
importador, distribuidor, proveedor, vendedor, y prestador y quien puso su marca en el producto o
servicio
(35) FELIX A TRIGO REPRESAS, “Obligaciones Concurrentes, Indistintas o Conexas en el derecho
vigente y en el Proyecto de Código; La Ley, Martes 7/5/2013
(36) OSSOLA FEDERICO A en “Bueres Alberto Dirección ,PICASSO Sebastián Coordinación, Código
Civil y Comercial de la Nación.” Ed Hammurabi SRL 2017, Tomo 3B pág 117 a 132.
(37) PIZARRO RAMON, DANIEL, en Comentarios al Proyecto de Cód Civil y Comercial de la Nación
2012, Ed La Ley 2012, p. 550. El tema fue objeto de debate en las referidas Jornadas. El despacho
de la minoría fue el siguiente “ Las obligaciones concurrentes deben regirse por el mismo régimen
de las obligaciones solidarias” . Asimismo en dichas jornadas, la Dra Sandra Wierzba, en su ponencia
sobre el tema expresó. “De lege ferenda, acaso corresponda extender el concepto de solidaridad e
incluír en él a las obligaciones tradicionalmente identificadas como concurrentes ….”
14
En suma, se postula invocando argumentos de practicidad y sencillez la eliminación de las
obligaciones concurrentes como categoría autónoma y la aplicación a ellas de las normas
que regulan a la solidaridad pasiva38.
El distingo no es meramente abstracto o teórico, sino que también aporta soluciones más
justas. Tampoco la categoría consiste en una compleja construcción jurídica desvinculada
de la justicia o equidad.
Es que no pueden confundirse las causas con los efectos. El legislador puede sin dudas
disponer la aplicación de los efectos de las obligaciones solidarias a obligaciones que por
su diverso origen son concurrentes. Pero lo que nunca podrá hacer será calificar a una
obligación como concurrente por mero voluntarismo39.
La diversidad de causas que origina las diferentes obligaciones independientes entre sí, no
podrá ser alterada legislativamente por cuanto hace a la naturaleza, génesis y estructura de
la categoría. Se trata de una cuestión conceptual, independiente de la regulación legislativa.
La regulación de los efectos jurídicos, en cambio, sí puede ser alterada por cuanto constituye
una cuestión de política legislativa, que se vincula con los diversos grados de protección que
se conceden a las víctimas frente a los daños en caso de pluralidad de responsables.
(39)CN Civ, Sala L, 1/03/2013 “Musso Gabriela c/ Navarro Miguel Abdon s/ Daños y Perjuicios
(accidente de tránsito c/ lesiones o muerte” Expte N° 525.342, del voto del Dr Liberman.
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estimamos tampoco sería la solución más justa que las diferencias existentes, provenientes
de su naturaleza y estructura, no se vieran reflejadas en la regulación legal de sus efectos.
Por otra parte, la solución que se adopte sobre el tema tampoco puede desentenderse de
cual sea el principio general en materia de obligaciones de sujeto múltiple:
En un sistema legal como el mantenido por el CCyCN, conforme al cual en las obligaciones
con pluralidad de sujetos el principio general es la mancomunación, y la solidaridad no se
presume, y debe surgir inequívocamente de la ley o del título constitutivo de la obligación
(art 828), existe una cierta inseguridad jurídica de no regularse en forma específica a las
obligaciones concurrentes. Ello determina que ante la aparición de situaciones generadoras
de daños para las cuales no se encuentra prevista la solidaridad, se corra el riesgo de que
frente al vacío legal y la diversidad de opiniones doctrinarias y jurisprudenciales, la víctima
del daño resulte verdaderamente desprotegida y, por aplicación del principio general del
fraccionamiento, sólo tenga la posibilidad de reclamar a cada deudor una porción del daño
que hubiere causado 40
Por una u otra vía, se afirma desde aquella postura que las victimas obtendrían mayor
protección y garantía de reparación al tiempo que se obviarían y se evitarían inconvenientes
o controversias derivados de lo que se tilda como construcciones jurídicas demasiado
complejas y susceptibles de generar controversias hermenéuticas 41 .
Se postula dar igual tratamiento a ambas categorías, pero sin analizar la totalidad de
consecuencias que dicha equiparación traería, más allá del reclamo de la indemnización a
todos los responsables y la propagación de los efectos en materia de prescripción.
Ninguna de estas hipótesis nos parece sea la solución más eficaz, ni tampoco la más justa.
La necesidad de su regulación legal expresa, respetando las características que se derivan
de la diversidad de fuentes y su particular estructura se nos plantea como una hipótesis
plausible. Lo contrario, lleva en la práctica a desconocer cuestiones importantes, que
terminan perjudicando tanto a la víctima como a los codeudores concurrentes.42
En efecto, al no existir relaciones internas entre los codeudores concurrentes, el único límite
para el reclamo por parte del acreedor es el agotamiento total de su derecho, pues es claro
que nunca podrá cobrar más del valor de lo debido. Aplicarles a las obligaciones
concurrentes las normas de las obligaciones solidarias, desconociendo la diversidad de
causas generadoras de cada uno de los deberes, puede equivocadamente hacer jugar una
propagación de efectos indebida, dando por extinguida la obligación respecto de la totalidad
de los obligados por haber operado algún modo extintivo con un codeudor, cuando en
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realidad el derecho del acreedor no fue satisfecho en absoluto; o bien cuando sólo lo fue
en forma parcial, siendo en ambos casos claramente perjudicial a sus intereses.
Lo primero sucedería en el caso de renuncia o remisión de deuda con respecto a uno de los
deudores, en los que el acreedor de ningún modo resultó satisfecho. Lo segundo, en los
casos de transacción, compensación, dación en pago o novación con alguno de los
obligados, en los que sólo existió satisfacción parcial del interés del acreedor. En ambos
casos, los restantes codeudores que no participan del acto resultarían liberados.
Parece más justo proteger el derecho del acreedor no satisfecho íntegramente evitando tal
propagación extintiva, reservando su derecho a reclamar la diferencia respecto de los
restantes codeudores, y estando a su cargo la prueba de esta circunstancia por resultar
mayor el daño efectivamente sufrido. De lo contrario, se alienta una mayor litigiosidad pues
la víctima se verá obligada a demandar a todos los responsables, o a continuar un proceso
iniciado respecto de todos ellos, privándola de recibir un pago parcial (a cuenta del mayor
daño acreditable) que alguno de los deudores estuviese dispuesto a ofrecer a fin de no verse
expuesto al riesgo de un proceso, a efectos exclusivamente de no verse perjudicada por una
inconveniente propagación de efectos extintivos del pago parcial recibido u ofrecido.
Pero tampoco nos parece justa la equiparación desde el punto de vista de los codeudores,
de manera tal que el responsable concurrente, sea tratado del mismo modo que si fuera
solidario. En tal caso, los obligados por diversas causas resultan colocados innecesaria e
injustificadamente en una situación más gravosa al serle propagado el efecto de la mora,
los intereses, la culpa, y la prescripción, la que incluso puede tener diversos plazos .De igual
modo tampoco podrá obviarse la existencia de diferentes remedios legales frente al
incumplimiento respecto de cada uno de los obligados, según sea la fuente de la que
provengan sus respectivos deberes, lo que jamás podría ser equiparado43 .
Acaso la solución propuesta, resulte una simplificación injustificada que tampoco parece
aportar mayor justicia a las víctimas.
(43) Cabe recordar que la causa fuente del deber en uno y otro caso – según la órbita de
responsabilidad de la que provenga la obligación- no podrá ser ignorada por cuanto, aún en un
sistema de responsabilidad civil unificado, no se borran ni diluyen las diferencias existentes entre el
incumplimiento obligacional, con sus variantes posibles de incumplimiento absoluto o relativo, ni
tampoco la diversidad de mecanismos que el ordenamiento prevé como respuesta en uno y otro caso.
La órbita contractual supone la existencia de una obligación previa incumplida, y presenta por ello
mecanismos propios tendientes a obtener el cumplimiento forzado de la prestación, sin perjuicio de
los daños y perjuicios propiamente dichos que puedan coexistir con el deber prestacional. En la
extracontractual, no hay deber de cumplir la prestación, sino sólo deber de indemnizar los daños y
perjuicios a partir del hecho ilícito. Esas diferencias subsisten pese a la unificación de las órbitas.
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La definición adoptada en el art 850 del CCyCN funda la distinción en la existencia de
“causas diferentes” respecto de los deudores plurales, concepto autónomo que no debe
confundirse con la causa del daño ni con el factor de atribución.
El carácter dinámico de la causa fuente repercute en el modo en que operan los efectos
jurídicos de las obligaciones concurrentes y da sustento a la autonomía conceptual y
funcional de la categoría, lo que es adecuadamente reflejado en la regulación específica de
los diversos incisos del art 851 del CCyC.
Los incisos c) y d) al adoptar el criterio del agotamiento total o parcial del derecho del
acreedor – o la falta de toda satisfacción del mismo- resulta una solución coherente con la
existencia de obligaciones independientes; y más beneficiosa para las víctimas que la
propagación de los efectos plenamente extintivos de la obligación propios de la solidaridad
pasiva en los supuestos en los que el interés del acreedor sólo fue satisfecho de modo
parcial o no lo fue de ningún modo.
El inc g) adopta en materia de cosa juzgada idéntico criterio que el establecido en el art 832
para la solidaridad pasiva, basado en el carácter común de la defensa, lo que nos parece
justo y no merece objeciones por resultar ajeno a la diversidad de causas.
En síntesis, nos parece ser la forma más justa y eficaz de resolver el conflicto de intereses
que a partir del daño injusto se suscita en el actual derecho de daños.
La aplicación de las normas de las obligaciones solidarias es útil sólo en forma subsidiaria,
preservando la aplicación preferencial del régimen especial previsto.45
E) Conclusiones
Como resultado de todo lo dicho, arribamos a las siguientes conclusiones
(44) El despacho mayoritario en las XXIV Jornadas Nacionales de Derecho Civil realizadas en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en Septiembre de 2013, cuyo texto fue: “Es
plausible la regulación legislativa de las obligaciones concurrentes en el Proyecto 2012 .
(45)SILVESTRE, NORMA O Y MAGLIO, MARIA C, Obligaciones…cit La Ley 13/9/2012;SILVESTRE,
NORMA O; Las obligaciones concurrentes …. cit en Revista de Derecho de Daños Rubinzal Culzoni
, 2012-3 p 243 a 260
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1- Es acertada en el Código Civil y Comercial de la Nación la regulación de las
obligaciones concurrentes como categoría autónoma e independiente de las
obligaciones de solidaridad pasiva.
2- La regulación legal adoptada aporta seguridad jurídica frente al
mantenimiento del principio general de mancomunación en las obligaciones
de sujeto plural.
3- La diversidad de causas que fundamenta la distinción (art 850 CCyC) alude
a la existencia de diferentes causas fuentes o hechos jurídicos generadores
de las distintas obligaciones respecto de cada deudor. Es la noción que
permite explicar la particular estructura de los deberes que asumen los
distintos obligados, y resulta coherente con la regulación de sus efectos.
4- La causa fuente de la obligación es una noción autónoma, que no debe
relativizarse a los efectos de negar independencia a esta categoría
obligacional, ni tampoco confundirse con la “causa del daño”, ni con el “factor
de atribución”
5- El criterio del agotamiento o no del derecho del acreedor (art 851 inc c
CCyCN) es más beneficioso para las víctimas que la propagación de los
efectos plenamente extintivos de la obligación propios de la solidaridad
6- La no propagación de los efectos de la prescripción cumplida, la suspensión
e interrupción, la mora, y la culpa (art 851 inc e y f CCyCN) resulta más
equitativa al no agravar innecesariamente la situación de los diversos
deudores en un sistema en el cual se mantiene el carácter excepcional de la
solidaridad.
7- La responsabilidad de los diversos obligados concurrentes debe como regla
ser integral. Sólo en supuestos excepcionales derivados de expresas
previsiones legales o contractuales puede admitirse la diferente extensión
del objeto adeudado por los deudores concurrentes.
8- Corresponde conceder la subrogación legal (art 915 inc b y 851 inc h) al
deudor concurrente que pagó la deuda si según la relación causal abonó una
suma proporcionalmente mayor a la causalidad por el aportada al resultado
dañoso.
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