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1.ANTECEDENTES
Cumpliendo estrictamente lo planificado por los ejes operativos del Foro de Sao Paulo,
el expresidente Rafael Correa Delgado, apenas a tres meses de posesionarse en su
cargo, creó la Comisión de la Verdad para “investigar” los supuestos crímenes de
lesa humanidad cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional durante el período del ex presidente León Febres Cordero, desde los años
de 1983 a 1987, con el único propósito de intimidar, desmoralizar y desprestigiar a las
Fuerzas Armadas ante el país y el mundo, a fin de debilitarlas y destruirlas
posteriormente.
b.- Para mayo de 2008 y después del ataque en la zona de Angostura, en que fue
dado de baja el 2do al mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
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Colombia (FARC-EP), alias Raúl Reyes, el expresidente Correa, pretextando que
los servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas no le habían alertado a su
debido tiempo sobre la existencia del campamento guerrillero en territorio
ecuatoriano y de los acontecimientos subsecuentes debido a que los mismos
estaban en coordinación con un servicio de Inteligencia extranjero (CIA), vio la
oportunidad adecuada para implementar las directrices del Foro de Sao Paulo,
emitiendo el Decreto 1080 que creaba una Comisión Especial de Investigación
para que revise la actuación de los Servicios de Inteligencia Militar.
En este mismo año se eliminaron las Direcciones de Inteligencia del Ejército, la Marina
y la Aviación, quedando así, bajo el mando del gobierno, la totalidad del Sistema de
Inteligencia de las Fuerzas Armadas; destruyéndose así los órganos operativos de las
Fuerzas, lo que se evidenció en los violentos sucesos del mes de octubre del año
2019.
En el momento en que Alianza País ganó las elecciones y el Ec. Rafael Correa fue
posesionado como presidente, inició una intensa carrera por la modernización del Estado. En
ese momento, el Estado Ecuatoriano se caracterizaba por adolecer de los mismos males que
se podía encontrar en las instituciones burocráticas de toda América Latina.
3.2. La adopción obligatoria de la Gestión por Procesos debía darse bajo la constante
vigilancia de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) y de la
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Secretaría Nacional de la Administración Pública (SNAP), ambas bajo dirección de elementos
incondicionales del correísmo y de sus asesores extranjeros, ambos de reconocido
proselitismo izquierdista. Los elementos de presión, en lo político, eran los acuerdos
ministeriales y decretos que limitaban la capacidad de las instituciones y la recalificación del
personal; los elementos de presión, en lo económico, eran las disposiciones de limitación de
los fondos de inversión (por parte de SENPLADES) y de operación (por parte del Ministerio
de Finanzas).
3.3. Desde el año 2010 al año 2012 se fueron dando, por acuerdos ministeriales, varias
aprobaciones de Estatutos Orgánicos por Procesos menores, hasta que el 06 de enero de
2012, el Ministerio de Defensa Nacional emite el acuerdo No. 1417 aprobando la Estructura
Organizacional por Procesos del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, que entre sus
puntos más relevantes destaca:
3.4. Pero, a pesar de que los conceptos estratégicos e ideologizados para la transformación
de las Fuerzas Armadas, estaban plenamente visibilizados en los llamados “Planes
Nacionales del Buen Vivir”, los mandos no cuestionaron su implementación mediante las
políticas recomendadas preparadas por los tanques de pensamiento del Foro de Sao Paulo.
Entre estas políticas se tenían:
El mundo ya no es bipolar, como resultado del fin de la Guerra Fría, por lo que se
requiere que América Latina busque nuevas referencias y doctrinas militares, en
países no alineados como Cuba, China o Irán.
Estos nuevos referentes militares conllevan la compra de material militar “no
occidental” a nuevos proveedores de países emergentes. La calidad de este material,
su uso no estandarizado o su ciclo logístico no es lo más importante, sino el fin de la
relación, doctrinal y logística, con las potencias tradicionales occidentales.
La nueva realidad de América Latina ya no contempla posibles conflictos territoriales
entre naciones. Los ejércitos preparados para guerras convencionales no son más
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necesarios y es urgente evitar que se constituyan una amenaza a los gobiernos
progresistas por lo que deben limitarse en lo legal y estructural, y reducirse “reciclando”
los soldados en tareas más necesarias en el nuevo entorno, como son
guardabosques, bomberos, policías, etc.
Las armas fueron entregadas a los soldados por el pueblo, y por lo tanto no deben
emplearlas contra el pueblo. Lógicamente, se define como pueblo, solamente a los
colectivos afines a su ideología y que siempre están preparando la “defensa del
proyecto” revolucionario ante la “restauración conservadora” que conspira contra los
gobiernos progresistas.
Las Fuerzas Armadas deben estar irrestrictamente subordinadas al poder político
legitimado por el voto popular. Los soldados no son deliberantes en política, pero al
estar sujetas a “procesos de sensibilización“ en materia de derechos humanos,
normalmente caerán en el adoctrinamiento político.
3.5. La Estructura de Gestión por Procesos del Comando Conjunto, generada bajo la
metodología de la SNAP-SENPLADES, se encuentra actualmente activa.
4. RESULTADOS
En octubre de 2019, las turbas organizadas por elementos correistas sitiaron Quito y
mantuvieron la capital en zozobra por varios días, sin que las fuerzas del orden
pudieran recuperar el control. Varios elementos de la Fuerza Terrestre fueron
agredidos y capturados, e incluso se llegó a destruir vehículos blindados. La falta de
inteligencia adecuada y oportuna fue evidente, pero el asunto se zanjó
responsabilizando a los Comandantes Generales de la Fuerza Terrestre y del
Comando Conjunto.
Numerosas capturas de aeronaves al servicio de carteles del narcotráfico han
evidenciado la incapacidad operativa que permite mantener el control del espacio
aéreo del Ecuador. Las Fuerzas Armadas no han podido enfrentar este desafío
adecuadamente por todas las limitaciones impuestas estructuralmente. Los pocos
recursos técnicos disponibles han sido puestos fuera de servicio, sea por problemas
técnicos o por sabotaje, destacando la falta de Seguridad e información de
Inteligencia.
No hay adecuada Inteligencia previa a las operaciones de control que buscan evitar
que la minería ilegal se apodere de los recursos naturales que deben favorecer a todos
los ecuatorianos y no solo a pequeñas mafias regionales. Es evidente que los
operativos de control y captura, efectuados por las fuerzas del orden van precedidos
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de fugas de información que permiten la oportuna fuga de los verdaderos cabecillas
de la minería ilegal, dejando solamente grandes masas de peones asalariados que
deben ser liberados por su poca importancia y de pocas máquinas abandonadas junto
a grandes extensiones de territorio arrasado y contaminado.
Proyectos de orden estratégico (carreteras, hidroeléctricas, etc.) que no pueden
arrancar debido a que comuneros locales inician agresivas campañas de
obstaculización, llegando incluso a agredir a operarios civiles y a destruir vehículos y
propiedad privada. La intimidación es continua sobre la población en las zonas de
influencia y el chantaje político asociado revela claramente que personas, con
proyectos políticos evidentes, se benefician de estas acciones. Las Fuerzas Armadas
y la Policía Nacional mantienen apenas una presencia tibia pero no son decisivos en
la resolución de estos conflictos, ya que se encuentran atados de manos por los
esquemas legales impuestos, así como a sus pobres estructura de soporte.
Las tomas, las masacres y los tiroteos que ocurren frecuentemente en los Centros de
Rehabilitación Social, también revelan lo inadecuado de la actual estructura de las
Fuerzas Armadas. No existe información real y oportuna sobre la penetración y
acciones de los grupos criminales que buscan el control de las cárceles como parte
de sus guerras para controlar territorios de venta de drogas.
5.CONCLUSIONES
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6. RECOMENDACIONES
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