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La transgresión al traducir literatura

Carlos Fortea
infantil y juvenil

resumen: El presente artículo aborda la posibilidad y los límites de la transgresión

(entendido el término en un sentido literario) al traducir Literatura Infantil y Juvenil.


Se pone el énfasis en la autonomía del traductor respecto a todo aquello que no
sea exclusivamente propio y derivado del texto mismo, y en la necesidad de reafir-
mar la independencia profesional del traductor respecto de cualesquiera instancias
que no sean el texto mismo y sus necesidades expresivas.
palabras clave: Traducción, literatura infantil y juvenil, transgresión, autonomía

del traductor.

abstract: This article addresses the possibility and the limits of transgression

(understood this term in a literary sense) when translating Children’s and Young
People’s Literature. The emphasis is placed on the translator’s autonomy with
regard to everything that is not exclusively inherent and derived from the text itself,
and in the need to restate the professional independence of the translator from
whichever instances other than the text itself and its expressive needs.
key words: Translation, children’s and young people’s literature, transgression,

translator’s autonomy.

Cuando la palabra “transgresión” aparece en la inmediata proxi-


Carlos Fortea midad de un adjetivo tan “sensible” como infantil, se produce ense-
Universidad de Salamanca guida una especie de mínima revolución: los espíritus pusilánimes
se aterran, los moderados llaman a mantenernos dentro del ám-
Recibido: 26/06/2015 bito de lo razonable.
Aceptado: 04/04/2016 Definamos el ámbito de lo razonable. ¿Qué es una transgre-
verbum et lingua sión? El diccionario de la Real Academia, al que tarde o temprano
núm. 7 terminamos por remitirnos todos, dice que transgredir es violar un
enero / junio 2016 precepto, Ley o estatuto. Hay que reconocer que, dicho así, suena
issn 2007-7319 bastante intimidatorio: casi, casi una acción de delincuentes.
A lo mejor tenemos que acotar más el venil es el hecho constatable de que nadie es
campo. Al fin y al cabo, vamos a hablar de capaz de delimitarla de forma conceptual.
un ámbito específico, como es el de la Li- Es frecuente, por ejemplo, que los propios
teratura Infantil y Juvenil (LIJ), y eso hace autores, cuando se les pregunta, se mues-
necesario que despejemos cualquier clase tren incapaces de explicar qué diferencia al
de duda y evitemos cualquier confusión. género de otros géneros, y recurran a esa
Recurro para hacerlo a las palabras de una frase tan socorrida que dice que ellos solo
importante editora de este género, Elsa escriben literatura, que no ven diferencias,
Aguiar, de la editorial SM, que el 20 de di- que esas cosas son competencia de otros. Y
ciembre de 2011 escribía en su blog: no mienten. Creo que los traductores pen-
samos lo mismo. De hecho, si se pregunta
Está claro que, cuando alguien re- a los traductores cómo se traduce la litera-
clama una LIJ transgresora, no está tura infantil y juvenil, el 90% de los profe-
pensando en una LIJ que infrinja el sionales responderá que exactamente de la
Código Civil, sino en una literatura misma manera como se traducen todos los
que desafíe lo establecido, ya sea demás libros. Y tendrá razón.
en su contenido, en su estructura, en Lo que diferencia la literatura infantil y
la mirada que ofrece el autor… o en el juvenil de otras está, paradójicamente, fue-
propio lenguaje (Aguiar, 2011). ra de ella misma, pero tiene muy tangibles
efectos en su desarrollo. Porque, cuando
Se trata de una definición que nos per- estamos hablando de este género, de lo que
mite empezar a hablar, en el sentido nego- hablamos en realidad es de un subsector
ciador del término. Nos permite tan solo del mercado del libro que se mueve por
empezar a hablar, porque seguramente va- unos criterios propios, tiene unas pautas
mos a tener que seguir acotando. propias y, finalmente, un lector propio.
Por ejemplo, alguien podría decir que Es decir, no sabemos si la LIJ existe,
no vamos a hablar de literatura infantil y pero existe el mercado de la LIJ. Tiene sus
juvenil, sino de traducción de literatura in- colecciones, normalmente separadas de las
fantil y juvenil. Alguien podría pensar que de los adultos, e incluso sus propias edito-
los desafíos a los que Elsa Aguiar se refie- riales. Al menos en algunos países, como
re no son de la incumbencia del traductor, España, tiene sus propios canales de distri-
sino del autor, y por tanto son cosas que no bución, y no se vende sobre todo en libre-
nos conciernen. rías sino sobre todo a centros de enseñanza
Tal vez por eso no baste con definir la o a través de centros de enseñanza.
transgresión, sino que también sea preciso, Pero, sobre todo, tiene una diferencia
para poder hablar de nuestros problemas fundamental, y capital, respecto a todos los
como traductores, definir previamente qué demás libros: el comprador no es la misma
es en nuestro caso “lo establecido”, aquello persona que el lector. Esto, que ha sido se-
que vamos a desafiar. ñalado desde hace muchos años, es un fac-
Uno de los fenómenos más repetidos tor de distorsión absolutamente primordial,
cuando se habla de literatura infantil y ju- que afecta a todos los escalones del proceso

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editorial. En efecto, los niños, e incluso los cuencias de considerable interés, tanto pro-
adolescentes, no son los que van a las libre- fesional como teórico.
rías a adquirir el producto que les interesa, En primer lugar, desde el punto de vis-
sino que lo hacen los padres o profesores. ta profesional, se ejerce sobre el traductor
En muchas ocasiones, el lector ni siquiera una presión ilegítima, puesto que se le dan
influye en la decisión de compra, sino que instrucciones precisas en un ámbito del que
el libro es adquirido para él por un adulto. solo él debe ser responsable.
Y ese adulto pone condiciones. Ese En segundo lugar, desde un punto de
adulto es un lector estructuralmente con- vista ya teórico, se otorga al traductor, des-
servador, que adopta una actitud protec- de instancias ajenas al texto, un poder de
cionista respecto al niño y adolescente, que intervención del que normalmente carece.
privilegia en su elección los textos que con- Algunos diríamos que un poder que no
sidera educativos frente a los puramente debe tener, algo que le es ajeno, e incluso
creativos, que veta incluso los textos auda- hostil. Pero sin duda puede haber opinio-
ces, los textos arriesgados, los transgresores. nes.
Ya hemos encontrado la palabra. Pero En tercer lugar, y me parece lo más in-
seguimos sin encontrarnos con la traduc- teresante, se produce una inversión de los
ción. Y sin embargo está ahí, oculta, agaza- términos. Si, en el debate eterno sobre la
pada. Porque forma, o puede formar, parte lealtad al original, el traductor adopta ge-
de ese proceso de contención al que solo neralmente una postura de respeto al texto,
podemos denominar con el feo nombre de de -diré la palabrita- fidelidad, si se esfuer-
censura. Y eso tiene notables consecuen- za por lograr parejos efectos en el lector de
cias para nuestra disciplina, la traducción. destino a los que el texto causó en el lector
Hemos dicho antes que todos los libros de origen, lo que ahora se le pide es que sea
se traducen de igual manera, y sin embar- irrespetuoso, desleal, infiel, y manipulador.
go, a veces, y a causa de ese condiciona- Es decir, que si traduce como siempre
miento por parte del lector adulto del que traduce, si traduce como cree que debe,
hemos hablado, cuando se produce el en- está generando un texto transgresor.
cargo profesional para traducir un texto Me adelanto al reproche de qué ocurre
de infantil y juvenil, los colegas se pueden cuando no se le dan tales instrucciones. En
encontrar ante la circunstancia de que se gran medida sucede lo mismo, como expli-
les proponga explícitamente eliminar los caré a continuación. Pero no adelantemos
aspectos más delicados del texto, suavizar acontecimientos.
las expresiones que puedan herir la sensi- Cuando el traductor ofrece al lector
bilidad del joven lector -o más bien la sus- real, al niño, al adolescente, el texto fiel
ceptibilidad del comprador adulto-, que se que él cree que debe producir, le está
les proponga, si se me permite emplear la ofreciendo un texto transgresor. Un tex-
jerga coloquial de los profesionales españo- to transgresor porque respeta la posición
les, “planchar” la traducción. común del lector real entre sus iguales, los
En el momento en que esto sucede, se lectores adultos, un texto transgresor por-
abre ante nosotros un abanico de conse- que otorga al autor el lugar que merece

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entre sus pares, los escritores para adultos, otras dos podemos leer afirmaciones como
un texto transgresor porque, volvemos al las siguientes:
principio, desafía lo establecido, que
en este subsector del mercado editorial es Podemos afirmar que la lectura de
precisamente lo proteccionista, lo tradi- una obra traducida a una determi-
cional, lo repetitivo. nada lengua se lleva a cabo exac-
Es verdad que todo esto es discutible. tamente igual que la de una obra
Hace ya muchos años que Veljka Ruzicka escrita originalmente en dicha lengua
Kenfel, una de las mayores expertas en la (…). El lector en ningún momento se
materia en España, escribía lo siguiente: planteará que lo que está leyendo no
pudiera corresponder exactamente
Cuando a un traductor se le encarga la (…) a lo que el autor escribió en la
traducción de un clásico para adultos, lengua original.
su intuitiva reacción hacia el texto sue-
le ser de respeto, tratando de minimi- Esto dice el profesor y traductor López
zar su propia presencia para dejar que Gaseni, y acto seguido se lamenta de que
sea el autor del texto original el que tales premisas no se cumplan en la Litera-
hable por sí mismo; esta situación, sin tura Infantil y Juvenil, porque “existe entre
embargo, varía cuando el encargo de los mediadores una tendencia a desconfiar
traducción tiene que ver con una obra de los textos traducidos, bien por su calidad
de LIJ, incluso aunque esta pertenezca de textos extraños que ignoran la idiosin-
al sistema canónico de esa esfera en crasia local, o bien porque se piensa que
particular. En ese caso, el traductor se el nivel lingüístico original no está debida-
siente con potestad para efectuar mo- mente “recreado”.
dificaciones (Ruzicka, 2008). Por su parte, Miguel Desclot afirma:
“si vamos a hablar de literatura (y subrayo
Esto no solo es algo compartido explí- la palabra) infantil y juvenil, el tema de la
citamente por muchos estudiosos, sino, lo traducción de esa literatura no debe ser
que es peor, es algo asumido de manera sustancialmente distinto al de la traduc-
inconsciente por la mayoría de los lectores. ción de cualquier otra forma de literatura.
Voy a citar un caso que se puede ver en la Si de veras estamos hablando –de una
Red, y que ilustra de forma curiosa el asun- creación verbal con una función estética,
to. El contexto es el III Congreso Ibérico poca importancia debería tener el peque-
de Literatura Infantil y Juvenil, celebrado ño detalle del presunto receptor de esa
en Valencia, España, en junio de 2005. creación”.
Ese congreso incluye una mesa profesional Es decir, los dos autores se pronuncian
dedicada a la traducción, en la que par- inequívocamente en contra del texto mani-
ticipan los traductores profesionales José pulado con destino específico a los peque-
Manuel López Gaseni, Miguel Desclot ños. Veamos, sin embargo, lo que el anó-
y Mario Merlino. La ponencia de Mario nimo autor de las conclusiones de la mesa
Merlino no se ha conservado, pero en las redacta y cuelga en red:

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El papel del traductor es fundamental: que los lectores se sintieran más próximos
ejerce de mediador entre culturas y al protagonista.
esto legitima su intervención (...) para Es que yo no quiero que se sientan más
conseguir una traducción adecuada a próximos, respondió el traductor, quiero
unos fines establecidos de antemano. que sean conscientes de que ese niño vive
Función del traductor: adaptación a en otro país.
la edad del público (reducciones tex- Los niños, y no digamos los adolescen-
tuales y adaptación al limitado conoci- tes, están abiertos a todo. Están abiertos,
miento referencial y literario del niño), repito una vez más, a desafiar lo estable-
incluir también al receptor adulto (gui- cido. No debemos confundir la pretensión
ños mediante referencias intertextua- del lector intermediario, que no es otra que
les, etc.) o utilizar la traducción para el mantenimiento del statu quo, con el de-
contribuir a defender una política lin- ber del traductor, que no es otro que servir
güística determinada. de puente, y al hacerlo abrir puertas al co-
nocimiento de lo desconocido.
Quede claro que no pretendo acusar a Una vez que se abre la puerta a la
su vez al redactor de manipulación alguna. transgresión, lo normal es que se abran las
No. Simplemente resume lo que, acostum- puertas a nuevas transgresiones, porque la
brado a lo establecido, creyó oír en aquella traducción es la puerta a otros mundos, y
mesa redonda, aunque nunca se dijo tal lo establecido no es igual en un lugar del
cosa, sino su contraria. mundo y en otro.
Nos hemos acostumbrado a aceptar Voy a poner un ejemplo: interpretamos
como propios de la literatura infantil y que lo establecido son unos valores, unos
juvenil conceptos y valores que no tienen tabúes y unos usos lingüísticos. Conforme
ningún fundamento, y por eso, cuando a esos valores, interpretamos que determi-
traducimos sencillamente de manera co- nadas expresiones pueden resultar hirien-
rrecta, sencillamente como siempre tradu- tes, conforme a esos tabúes interpretamos
cimos, traducimos de forma transgresora. que distintas palabras resultan difíciles de
Hace años un colega se vio envuelto -el lec- repetir, conforme a los usos del lenguaje
tor disculpará el anonimato de los implica- pensamos que ciertas formas de dirigirse
dos- en una pequeña disputa con el agente a alguien pueden resultar demasiado di-
de un autor que le reclamaba no haber tra- rectas. Cuando las empleamos a pesar de
ducido al español el nombre del protago- todo, estamos hablando de transgresión.
nista de una de sus novelas. El traductor se Y sin embargo, no solemos pensar que
limitó a responder, escuetamente: “es que la simple diferencia puede ser transgresora.
los nombres no se traducen”, y al hacerlo Va el ejemplo: en una novela para lec-
inició una disputa en la que su interlocutor tores a partir de 12 años del autor alemán
pretendía convencerlo de que las conven- Lukas Hartmann, publicada originalmente
ciones de género de la literatura infantil y en 1996 y traducida al español en el año
juvenil le obligaban a traducir el nombre, 1999, en el curso por cierto de una expe-
con el argumento de que eso iba a hacer riencia traductora muy hermosa puesta en

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práctica en la Universidad de Salamanca, tienen en sí la aspiración a penetrar en las
en la que tuve el honor de participar. En mentes ajenas, a convencer. Cuando se
esta novela, los protagonistas, dos niños lla- persuade al traductor de que, aceptando la
mados Vera y Fredi, entran en una iglesia premisa de que la literatura infantil y juve-
con intención de robar incienso. La iglesia nil ocupa un lugar secundario y periférico
se nos describe en tonos tétricos. Se nos en el sistema literario, se le va a permitir
describe una de las imágenes: “Era Jesús intervenir en el texto podando arbitraria-
muerto, en mármol, sobre el regazo de mente los elementos que puedan ser vidrio-
María; sus piernas colgaban”, se nos dice. sos, se le está persuadiendo para que ejerza
“María, con su barbilla afilada, se parecía una forma de censura. Para que se ponga
un poco a Larissa” -que es una bruja que al servicio del poder.
aparece en el libro-, “y, de repente, temí Y esto ocurre de formas muy variadas.
que la imagen cobrara vida”. Ya antes de En su estudio Traducción de las referencias cul-
entrar los niños nos han dicho que la iglesia turales en la Literatura Infantil y Juvenil, tras
tiene “una extraña torre” (Hartmann: 70). especificar que en este tipo de literatura
Esto, que parece casi blasfemo en nues- se ha generalizado la consideración de
tra cultura, se explica en la novela de ma- justificada para la intervención del traduc-
nera sencilla, porque la niña narradora es tor, Gisela Marcelo ha identificado hasta
de religión protestante. En sus iglesias no cinco formas de intervención frecuente
hay imágenes. La iglesia oscura, llena de de los traductores en los textos. Vamos a
extrañas figuras, provoca en ella imagina- darles un vistazo. En la primera de ellas,
ciones que jamás provocaría en un niño de la que identifica como intervencionismo
cultura católica. comunicativo, lingüístico o textual, y que
La traducción hubiera podido suavizar define como “aquel cambio que realiza el
todo esto. En lugar de hablar de un Jesús traductor en el texto a un nivel puramente
muerto en mármol sobre el regazo de Ma- lingüístico por diferentes razones” (Mar-
ría, con las piernas colgando, habríamos celo, 2007: 157), se incluyen por ejemplo
podido decir que había “Una Piedad de los juegos de palabras o los coloquialismos.
mármol”, e incluso manteniendo todo lo Empezamos por esta manera de interven-
demás igual habríamos deslizado en el tex- ción, porque parece la más inocente. Es un
to un tranquilizador factor de normalidad. problema de traducción puro. Y sin embar-
Pero no queríamos hacer tal cosa. No go, numerosos análisis de las traducciones,
sólo queríamos mantener el efecto del ori- por ejemplo, de Harry Potter han probado
ginal, sino que también queríamos que el que los distintos traductores han elegido un
niño lector en castellano fuera consciente procedimiento reductor a la hora de tradu-
de que nuestras iglesias, que tan normales cir los coloquialismos. Una mirada al texto
nos parecen, pueden ser tan extrañas para original inglés prueba que personajes como
otros como un templo de otra religión pue- Ron Weasley son mucho peor hablados en
de resultarnos a nosotros mismos. inglés que en sus versiones castellanas. Lo
La traducción difunde ideas, y las ideas mismo sucede con algunas versiones de
son siempre transgresoras, por cuanto con- Roald Dahl.

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La segunda forma de intervención es la aparición de lagunas, vacíos, elementos
que Gisela Marcelo identifica como inter- incomprensibles para el lector del TM que
vencionismo ideológico, político o religioso obligan al traductor a intervenir en el tex-
(Marcelo, 2007: 160), y no requiere mayor to” (Marcelo, 2007: 161). Nótese el con-
comentario. Es, de hecho, uno de los pun- cepto de obligatoriedad de la intervención,
tos neurálgicos de nuestro problema: aquel que refleja de nuevo lo asentada que está
en el que se cruzan traducción y censura entre nosotros la idea de que en el género
directa. Una variedad de este es el inter- que manejamos no solo está justificado,
vencionismo moral o ético, que tenemos sino que es preciso intervenir. Esto afectaría
que poner en relación con lo que se conoce por ejemplo a la aparición de problemas
como corrección política, y que pretende relacionados con la presencia de comidas
funcionar como una especie de censura típicas de una determinada zona, presun-
inversa: intentamos evitar lo que conside- tamente difíciles de asumir por un lector
ramos inaceptable para los cánones de pro- externo a ella, pero su aplicación de he-
greso de nuestra sociedad, y no nos damos cho puede terminar en el traslado total y
cuenta de que atacar la verdad en cual- completo a Cataluña de los personajes de
quiera de sus formas es lo más refractario una novela de Christine Nöstlinger, como
al progreso que puede existir. Nada se gana señala en un artículo el profesor Martin
ocultando expresiones que pueden resultar Fischer.
ofensivas, salvo dar a quien las escribió la Marcelo nos habla a continuación de lo
falsa reputación de no haberlas escrito. Al que denomina intervencionismo arbitrario
pretender proteger al lector destinatario de (Marcelo, 2007: 162). Lo atribuye, en prin-
un exabrupto social del autor, como pueda cipio, a un déficit de competencia profesio-
ser el desprecio a un grupo étnico, lo único nal: frases que desaparecen, palabras elidi-
que logramos es mejorar, injustamente, la das o sustituidas por otras, despistes. Y sin
imagen de ese autor en nuestros países. Al embargo, si uno piensa en ejemplos como
ocultar la naturalidad imperial con la que los que presentan numerosos estudios de
una cultura se expresa acerca de otra, lo Ruzicka Kenfel o del mencionado López
único que hacemos es lavarle la cara sin Gaseni, cuesta trabajo no pensar que no
que lo merezca. En última instancia: vivir siempre los despistes son tales, ni la incom-
en el error. Si de verdad se quiere proteger petencia tan evidente.
al lector de un autor como este, lo perti- Planteo este recorrido para poner de
nente es no publicarlo (lo cual es una mera manifiesto cómo, en el noventa por cien de
decisión editorial), pero en ningún caso los casos, estamos hablando de intervencio-
someterlo a lo que podríamos denominar nes evitables, de injerencias que en el caso
“un lavado de cara”. de un texto estándar serían consideradas
El cuarto tipo es el que Marcelo define incluso errores de traducción.
como intervencionismo cultural y pragmá- Por consiguiente, como tantas veces,
tico, el derivado, dice “de las diferencias tenemos un problema de pedagogía. Tene-
entre las dos culturas participantes en el mos un problema de pedagogía que con-
proceso de traducción que dan lugar a la siste en sacar la literatura infantil y juvenil

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de su lugar periférico dentro del polisiste- “La ficción crossover fomenta las va-
ma literario y darle un lugar de igualdad. riaciones de perspectiva, y eso hace
Tenemos un problema de pedagogía que que aumente la conciencia del lector
consiste en explicar al lector intermediario sobre los cambios que experimenta.
que, si quiere proteger al destinatario de Por este motivo, en la actualidad, au-
determinados contenidos, el camino para tores como Rachel Falconer o Linda
hacerlo no está en la censura sino en la Newbery apuntan a la idea de trans-
selección: nadie va a obligar a un editor gresión como elemento identificativo
a publicar determinados libros, ni a un del crossover” (Hernández Sánchez,
padre a comprarlos ni a un profesor a 2012: 14-15).
recomendarlos, pero no se puede forzar a
un traductor a infringir las normas de su Transgresión, añado yo, que el traduc-
profesión para hacer aceptable a un lector tor tiene que mantener si no quiere que el
secundario un libro que a priori no lo es texto deje de ser un crossover. De repente,
para él. ese cruce de fronteras se convierte en una
Tenemos, también, un problema de justificación para el profesional, y tiene
mercado. Si el canal de distribución sigue que ver con el hecho de que esta literatura
estando en manos de la enseñanza, la ense- tienda a escapar del subsistema, tienda a
ñanza presiona al editor, y el editor revierte ocupar centralidad. La centralidad que
su presión a su vez en el traductor y, en me- confiere, al parecer, el lector adulto.
nor medida, en el autor. No solo eso. Este tipo de libros están,
Paradójicamente, es en este ámbito también, rompiendo los canales habitua-
donde estamos hallando nuevos aliados. les de distribución. Se trata de textos a
No es ningún secreto para nadie que en los los que el lector meta acude de manera
últimos tiempos la literatura infantil y ju- directa, ya sea física, en el caso de los
venil ha experimentado un poderoso rena- adolescentes, que demandan y compran
cimiento apoyado en un fenómeno que, a el libro en persona, o interpuesta, en el
pesar de ser tan antiguo como ella misma, caso de los más pequeños, que reclaman el
se presenta al lector como si fuera nuevo: texto que ha sido objeto ya de una adap-
el denominado fenómeno crossover. Es decir, tación cinematográfica, y suelen obtenerlo
el hecho de mercado -por el momento no de sus mayores.
quiero definirlo de otro modo- por el que Este tipo de textos nos están devol-
numerosos adultos leen textos inicialmente viendo a nuestro lugar a todos: su éxito
concebidos para un público juvenil. aumenta el grado de tolerancia del lector
Hace dos años tuve el gusto de dirigir secundario, devuelve al editor el interés en
en mi universidad un brillante trabajo de su publicación, recupera para el traductor
licenciatura sobre esta temática, y en lo la libertad que perdió de forma consentida
sucesivo me referiré a él para las referen- o involuntaria.
cias en las que me apoyo. Mi dirigida, Elisa Es el momento de aprovechar este nue-
Hernández Sánchez, arrancaba su texto vo fenómeno para abordar, desde nuestra
con estas significativas palabras: perspectiva de traductores, un nuevo esca-

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lón en la transgresión, y que no es otro que junto de principios de actuación a los que
retraducir las obras canónicas de la litera- podamos dar validez general y que resistan
tura infantil y juvenil conforme a un méto- la prueba de la argumentación. Es decir:
do de traducción que no tenga en cuenta que todo lo que hagamos lo hagamos en
al destinatario. En el mismo estudio al que función de un criterio, y que podamos
me vengo refiriendo, Elisa Hernández defender ese criterio con argumentos que
demostraba, con el ejemplo de un clásico muestren aquello que es el máximo al que
infantil y juvenil como Roald Dahl, que las puede aspirar una argumentación: consis-
traducciones hechas conforme al método tencia interna.
intervencionista reclaman una urgente Aplicando esa regla de la consistencia
revisión transgresora, una revisión audaz. interna, afirmo que defiendo una acción
¿Por qué, por ejemplo, desaparecen las re- transgresora en lo que respecta a la tra-
ferencias cultas en un texto infantil? Cuan- ducción de Literatura Infantil y Juvenil,
do Roald Dahl dice que la profesora que no porque esa sea mi actitud personal o mi
aparece en su famosa novela Mathilda es actitud política, sino porque no encuentro
como una gorgona (Hernández Sánchez, argumentos sólidos que permitan mante-
2012: 26), no es justificable que esto se ner un modo de traducir cauteloso, censor
traduzca como “monstruo” amparándose y discriminatorio que no se fundamenta
en que el niño ignora la referencia clásica, en razones internas, sino en presiones
sencillamente porque, si lo hacemos, el exteriores, ya sean del mercado, del lector
niño siempre la ignorará. ¿Acaso proteger secundario que presiona al mercado o de
al menor también implica protegerlo de poderes fácticos de naturaleza esencial-
la cultura? Como bien señalaba la autora mente conservacionista. Abogo por desa-
del estudio, “Aclararle al joven lector de la fiar lo establecido no por una actitud de
traducción lo que el autor no le explicaba principio, sino porque no tiene cimientos
al del original no es darle un trato de favor, sólidos. Nadie ha logrado aún explicarme
sino considerarlo inferior” (Hernández por qué yo tengo que ir un paso más allá
Sánchez, 2012: 27). de lo que fue el autor a la hora de omitir
El lector habrá advertido ya que no determinadas cosas. Nadie ha conseguido
considero que la traducción sea en absolu- explicarme cuál es el beneficio de sustraer
to una actividad pasiva, ni desde el punto a un lector en periodo de formación pre-
de vista lingüístico ni desde el punto de cisamente los elementos más formativos,
vista ético, e incluso desde el punto de vis- como puede ser un lenguaje cuidado, rico
ta político. Traducir es tomar decisiones, en adjetivos, en cultismos, en referencias
y cualquiera que emprenda esa tarea no culturales. El lenguaje que el autor es-
tarda en descubrir que las decisiones nun- cribió para él, ni más ni menos. Nadie
ca son inocentes. Nunca son, ni siquiera, ha conseguido aclararme qué autoridad
neutrales. Es preciso formarse una teoría permite infringir la que para mí es la nor-
aplicada de la traducción, y tratar de darle ma ética fundamental de un traductor: el
carácter general. Entiendo por teoría lo compromiso con el texto. La lealtad a la
que otros podrían llamar práctica: un con- palabra escrita.

120 Carlos Fortea Gil. La transgresión al traducir literatura infantil y juvenil


Debo a los traductores una parte esen- notar que el principal valor de aquellas
cial de mi formación personal, y una parte lecturas no era su condición formativa, su
esencial, aún más importante, de mi sensi- capacidad de formar el léxico, la sintaxis
bilidad hacia la literatura. La despertaron y hasta la gramática de los lectores, sino su
tratando de ponerse en el lugar de la voz enorme valor de evocación. Las verdaderas
que hablaba desde el otro lado de la fronte- palabras-fuerza de su comentario, las que
ra del idioma, sin miedo a que mis propias están cargadas de relevancia para nosotros,
insuficiencias me impidieran oírla. He re- son términos tales como mágico, poético,
petido muchas veces, y voy a hacerlo una enigmático.
vez más, las palabras de una colega, Isabel Eso es, ante todo, lo que se pierde
Núñez, desgraciadamente fallecida hace cuando la búsqueda de la sencillez ocupa
dos años, que refiriéndose a sus lecturas in- el centro de nuestras preocupaciones. La
fantiles decía: sencillez es antievocadora, es como si a la
paleta de un pintor se le prohibiera toda
Leyendo, yo aprendía palabras des- mezcla de tonos y se le restringiera a los
conocidas en un contexto mágico o puros colores del arco iris, o como si a un
poético, que las cargaba de otros con- músico no se le diera otra posibilidad que
tenidos. [...] Con los años, esas pala- las ocho notas de la escala cromática.
bras nuevas se hicieron más raras, y Y con esto abrimos otro capítulo de
más tarde sólo las encontraría leyendo este libro infinito; a lo largo de mis pala-
otras lenguas y traduciendo. Los edito- bras, he tratado de reivindicar los dere-
res de libros infantiles de ahora tratan chos del niño como lector a no ser enga-
a los niños como si fueran estúpidos y ñado, los del traductor como profesional
sólo publican libros con palabras muy a no ser violentado; ahora, reivindico
sencillas [...]. Nosotros, de pequeños, también los derechos que el traductor
leíamos libros llenos de palabras enig- tiene como artista creador de lenguaje
máticas que teníamos que aprender nuevo. El derecho a no añadir una palabra
(Núñez, 2008: 22). más, pero a no decir una palabra menos.
El derecho a sentir que, trabajando sobre
El comentario de Isabel Núñez contiene la lengua ajena, se está haciendo una hu-
muchas cosas importantes, más allá de las milde, sincera, orgullosa aportación a la
directas afirmaciones que hace. Núñez hace lengua propia.

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