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RELACION AUTONOMÍA FINANCIERA Y DIVIDENDOS

Para realizar un análisis y estudio completo de la relación existente entre estos dos

componentes financieros es pertinente primero proceder indicando un poco de la visión y

abordaje de estos mismos, es decir, en una primera instancia, se tratará de comprender, entender

y delimitar por separado cada indicador y se resaltará aspectos en los que confluyen.

En esa línea, se precisa que con el término de “autonomía financiera” se suele referir a un

indicador que mide la proporción entre los recursos financieros que pertenecen a la empresa

(recursos propios, patrimonio neto) y la totalidad de inversiones financieras (activo total) que la

empresa tiene multiplicado por 100 (porcentaje).

Fórmula 1: grado de autonomía financiera

Patrimonio
G . A . F= x 100
Activo total

Además, esta relación nos indica la dependencia o independencia de la empresa respecto

a los recursos ajenos, donde se tiene que un bajo nivel de autonomía financiera señala que la

empresa tiene una alta dependencia de sus acreedores y, en contraposición, cuando la autonomía

financiera es más elevada, la empresa se caracteriza por ser más sólida y autónoma en relación

con recursos externos o programas de respaldo, lo que indica una mayor independencia o

autonomía financiera.

Es así que una alta autonomía financiera, indicativa de una sólida base de capital propio

en comparación con los activos, brinda a la empresa flexibilidad financiera. Esto se traduce en

una mayor capacidad para pagar dividendos a los accionistas de manera regular y confiable, lo

que a menudo es bien recibido por los inversionistas. Además, una alta autonomía financiera

permite a la empresa retener ganancias para financiar proyectos de crecimiento o reinvertirlas en

el negocio sin comprometer la estabilidad financiera.


Del mismo modo, los dividendos son pagos que determinada empresa efectúa a sus

accionistas como parte de las ganancias distribuibles. Estos pagos representan una recompensa

para los accionistas por invertir en la empresa y confían en su capacidad para generar beneficios.

La fórmula de dividendos relaciona directamente las utilidades, las acciones en circulación y la

tasa de pagos de dividendos.

Fórmula 2: dividendos

Utilidadest
¿t = x Tasa de pagos de dividendos
Acciones en circulaciónt

Esta fórmula nos proporciona una comprensión de cómo la empresa gestiona las

utilidades generadas, la cantidad de acciones disponibles en el mercado y la elección de la tasa

de distribución de dividendos, con el fin de calcular la cantidad de dinero que se destinará a los

accionistas en forma de dividendos. La interacción entre estos elementos es esencial en las

decisiones financieras de la empresa y su habilidad para recompensar a los accionistas sin

comprometer su solidez financiera.

Es así que se tiene que la autonomía financiera y los dividendos están intrínsecamente

relacionados, pero que esta relación también puede variar de acuerdo con la estrategia de

financiamiento de la empresa, por tal motivo se considerará en la explicación la participación del

apalancamiento en la relación de estos indicadores financieros.

Cuando una empresa decide utilizar el apalancamiento financiero, es decir, tomar deuda

para financiar sus operaciones o proyectos, puede acceder a un mayor capital que no proviene de

sus propios recursos, lo que puede traducirse en la capacidad de realizar inversiones más

grandes. Esto puede llevar a un aumento en las ganancias potenciales, ya que se está

aprovechando el dinero prestado para obtener un rendimiento mayor que los costos de interés de

la deuda.
Sin embargo, esta estrategia de apalancamiento también implica un mayor riesgo. La

empresa debe cumplir con los pagos de intereses y, eventualmente, devolver la deuda. En este

contexto, el pago de dividendos puede verse afectado, ya que parte de las ganancias puede

destinarse a cumplir con las obligaciones financieras. Además, los accionistas pueden esperar un

retorno de su inversión no solo en forma de dividendos, sino también en el aumento del valor de

las acciones, que podría lograrse a través de un uso eficiente del apalancamiento.

La gestión financiera juega un papel fundamental en cuanto a las decisiones en torno a la

relación entre la autonomía financiera y los dividendos. Es necesario evaluar si el

renunciamiento a puntos porcentuales de autonomía financiera mediante el uso de la deuda es

una estrategia adecuada para la empresa, considerando su capacidad para generar ganancias y su

tolerancia al riesgo.

En algunos casos, un nivel moderado de apalancamiento puede aumentar el rendimiento

de la inversión y beneficiar a los accionistas a largo plazo, significando una mejora en las

retribuciones percibido por su inversión. Sin embargo, este equilibrio debe ser cuidadosamente

sopesado, ya que un renunciamiento a la autonomía financiera inadecuado puede ser perjudicial,

sin prever y tener un plan de contingencia ante los riesgos asumidos en la inversión, significaría

que la empresa no podría cumplir con sus compromisos financieros.

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