Está en la página 1de 5

DECISIONES – PREDICA 2

“y que Yo elegí personalmente para servirme y honrarme junto contigo y tu familia que
tanto amo porque han encontrado gracia y favor delante de MI y te juro por mi Nombre
que así será todos los días de su vida si solo permanecen en mi amor y en
disposición total a servirme y honrarme que es solamente los requisitos
que Yo necesito de ustedes para bendecirlos de manera abundante”

La gracia de Dios es dinámica.


Es el amor de Dios en acción que capacita a los que Dios mira
con favor

La gracia vino por Jesucristo, en tanto que la Ley fue dada por Moisés (Jn.
1:17). «Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los
hombres» (Tit. 2:11). El AT no podía más que prometer o anticipar aquello que la
manifestación viviente y visible de la gracia de Dios en Jesucristo iba a hacer real y
definitivo. «Porque ya conocéis la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos» (2 Co. 8:9).

Es en la Cruz que resplandece la gracia salvadora. La venida del Señor a


la tierra no era suficiente. La gracia no es un mero efecto de la misericordia de un Dios
dispuesto por su bondad a otorgar un perdón pleno. Su santidad y justicia absolutas tenían
que ser satisfechas al mismo tiempo que su amor: para esto fue preciso el sacrificio
expiatorio del Calvario. Jesús descendió «para que por la gracia de Dios gustase la muerte
por todos» (He. 2:9). «Todos pecaron … siendo justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús». Es Él que vino a ser «propiciación por
medio de la fe en su sangre» (Ro. 3:23–25).

LA GRACIA NOS ENCUENTRA


Rom 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Rom 8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos
también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
Así como Jesús encontró a Pedro y lo LLAMÓ, podriamos decir
que ese fue el ENCUENTRO (TERRENAL) de PEDRO con la
GRACIA de DIOS para REVELAR entonces el DESTINO
PROFETICO de PEDRO (que ya habia sido PREdefinido) y
que entonces REQUERIA una RESPUESTA de PEDRO al
LLAMADO para que entonces pudiera ser JUSTIFICADO
y GLORIFICADO.

La gracia sólo puede ser recibida por la fe.

Puesto que la gracia es una DECISIÓN LIBRE DE DIOS en cuanto a nosotros


en Cristo, que surge de su carácter misericordioso, se desprende que no tenemos
la capacidad de ganar su gracia o favor.

Por esto es que la gracia se opone a las obras de la ley tácitamente a través de todo el NT
y expresamente en pasajes tales como Ro. 3:19ss.; Jn. 1:17; Gá. 2:11–21; Ef. 2:8–9. Por el
contrario, la gracia debe ser reconocida por lo que es con
humilde y gozosa GRATITUD.
DECISIÓN HUMANA, que involucra reconocimiento y
Esta
aceptación, es la fe que corresponde a la gracia de Dios.
«Por gracia sois salvos por medio de la fe»
(Ef. 2:8).

Dios resiste a los soberbios, y da gracias a los humildes (1


P. 5:5; Lc. 18:11–14).

Frase de clase de Yoga: “Recuerden que en este mundo lo unico que necesitan es a
ustedes mismos”

Vaya frase tan “motivadora” pero “deprimente” al mismo tiempo…


Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el
Jua 16:33
mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Los efectos de la gracia en nosotros.


Son maravillosos y completos, hasta el punto que se puede decir de la
gracia que es el mismo Señor actuando para nuestra salvación.

La gracia nos da el pleno perdón de los pecados: «Cuando el pecado abundó,


sobreabundó la gracia» (Ro. 5:20). «Os dio vida juntamente con él (Cristo), perdonándoos
todos los pecados» (Col. 2:13). Somos «justificados por su gracia» (Tit. 3:7). «Creemos
que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos» (Hch. 15:11). «Buena cosa es afirmar el
corazón en la gracia» (He. 13:9), que nos da una consolación eterna y una buena esperanza
(2 Ts. 2:16). Dios rodea al justo de su favor como con un escudo (Sal. 5:12).

Los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia reinarán en vida
por Jesucristo (Ro. 5:17, cp. v. 21). Esta gracia o favor «dura toda la vida» (Sal. 30:5).
Tales beneficios son tan numerosos que el creyente no podría desear nada más. Ésta es la
razón del deseo apostólico «que la gracia … sea con vosotros», que se halla 31 veces en las
Epístolas y en Apocalipsis.

En cambio se puede también crecer en la gracia (2 P. 3:18), ser lleno de ella (Hch. 6:8),
hasta tal punto que Dios pueda siempre decirnos: «Bástate mi gracia» (2 Co. 12:9). «Así
alcanza su meta, que es mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia
en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús … para alabanza de la gloria de su gracia»
(Ef. 2:7; 1:6). (Véase LEY.)

LA GRACIA NOS ENCUENTRA


Pero debemos DECIDIR Y
RESPONDER a SU ENCUENTRO

La DECISIÓN DE
PERMANECER EN CRISTO,
EN EL AMOR DE DIOS
PERMANECER como la necesidad que tienen los creyentes de vivir en estrecha
comunión con Cristo, según la cual los seguidores de Jesús son incorporados en el
amor, la unidad y la misión del Padre, el Hijo y el Espíritu y se les encomienda
continuar la misión de Jesús hasta que él vuelva.

Juan habla de permanecer en la enseñanza de Jesús y de permanecer en su


amor estando unido a Jesús en y por medio de la «otra presencia
ayudadora» (paraklētos), el *Espíritu Santo.

<<DECISIÓN>>
SERVIR Y HONRAR A DIOS
El honor se origina en nuestros corazones y se refiere al valor
que personalmente le damos a algo o a alguien.

Los coleccionistas poseen determinados elementos en mayor estima que aquellos que
no coleccionan. Lo que otros subestiman puede ser altamente valorado por alguien
más y por lo tanto honrado.

Honramos a otras personas en la medida en que consideramos importante su posición


y contribuciones. Se nos ordena honrar a las personas por causa de su posición, no por su
desempeño. Se nos ordena honrar a nuestros padres y madres (Deuteronomio 5:16;
Marcos 7:10), a los ancianos (Levítico 19:32), y a aquellos que gobiernan sobre nosotros
(1 Pedro 2:17). Cuando honramos a Dios, estamos demostrando la
alta estima que tenemos por Él. Estamos reflejando su gloria en
alabanza y adoración.
La Biblia muestra varias formas de honrar y glorificar a Dios. Le demostramos una alta
estima y reflejamos su carácter siendo sexualmente puros (1 Corintios 6:18-20), dando de
nuestros ingresos (Proverbios 3:9) y por vivir vidas dedicadas a Él (Romanos 14:8). No
es suficiente con simplemente honrarlo exteriormente. Dios desea el honor que
sale de nuestros corazones. El Señor dice, "Porque este pueblo se acerca a mí
con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí" (Isaías
29:13).
Cuando nos deleitamos en el Señor (Salmo 37:4), lo buscamos en todo lo que
hacemos (1 Crónicas 16:11; Isaías 55:6), y hacemos
DECISIONES que reflejan el lugar que Él tiene
en nuestros corazones, le damos el más grande
honor.

TU DECIDES PERMANECER
O NO EN LA GRACIA
<<TESTIMONIO PERSONAL>>

También podría gustarte