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Este documento trata sobre la historia y propósito de las penas en el derecho penal. Explica que las penas han existido en todas las sociedades humanas a lo largo de la historia para castigar delitos. Originalmente, las penas tenían la finalidad de expiar la culpa o intimidar a otros, pero ahora buscan también la rehabilitación. Las teorías sobre las penas han evolucionado de un enfoque en el castigo a uno en la prevención de delitos futuros. Actualmente, las penas en muchos países cumplen un rol de retribución
Este documento trata sobre la historia y propósito de las penas en el derecho penal. Explica que las penas han existido en todas las sociedades humanas a lo largo de la historia para castigar delitos. Originalmente, las penas tenían la finalidad de expiar la culpa o intimidar a otros, pero ahora buscan también la rehabilitación. Las teorías sobre las penas han evolucionado de un enfoque en el castigo a uno en la prevención de delitos futuros. Actualmente, las penas en muchos países cumplen un rol de retribución
Este documento trata sobre la historia y propósito de las penas en el derecho penal. Explica que las penas han existido en todas las sociedades humanas a lo largo de la historia para castigar delitos. Originalmente, las penas tenían la finalidad de expiar la culpa o intimidar a otros, pero ahora buscan también la rehabilitación. Las teorías sobre las penas han evolucionado de un enfoque en el castigo a uno en la prevención de delitos futuros. Actualmente, las penas en muchos países cumplen un rol de retribución
LICENCIATURA EN: CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES CURSO: DERECHO PENAL I. DOCENTE: LIC. JULIO JERÓNIMO.
TEMA: LA PENA.
ALUMNA: ALISON PAOLA PÉREZ SANTOS.
NO. CARNÉ: 5016-22-18870
HISTORIA DE LAS PENAS.
Todas las sociedades humanas, a lo largo de la historia han poseído un sistema
de penas. Los orígenes de la pena son de los problemas históricos más oscuros. A cada estadio de la humanidad le corresponden determinados delitos y sus consiguientes penas, puesto que unos y otras vienen condicionados por la situación en que se encuentra el hombre en sociedad. El fin señalado para la pena no ha sido visto siempre con igual generalidad, existiendo diversas doctrinas o escuelas. No obstante, se ha impuesto la idea durante mucho tiempo, de que la pena debía servir a dos fines. Por un lado, a la expiación de la culpa para el criminal o retribución por el daño social causado y, por otro, la intimidación del resto de los ciudadanos por el temor que causa la sanción. La pena es la primera y principal consecuencia jurídica del delito. Es un instrumento de control del Estado quedando reflejadas las diferencias profundas que separan las diversas concepciones sobre el poder. La pena es el recurso que utiliza el Estado para reaccionar frente al delito, expresándose como la “restricción de derechos del responsable”. Por ello, el Derecho que regula los delitos se denomina habitualmente Derecho penal. La pena está contemplada en la ley y es impuesta por el órgano jurisdiccional, mediante un proceso. El Derecho Penal moderno aboga por la proporcionalidad entre el delito y la pena. En muchos países se busca también que la pena sirva para la rehabilitación del criminal. Cabe destacar que la pena cumple un rol importante de suma utilidad el cual es la de prevención, ya que el Estado reacciona frente al delito expresándolo, así como una sanción, imponiendo de esa manera la pena. En la mentalidad del hombre más primitivo, cuando todavía no existía el Derecho, se desconocía toda relación causal y se creía, por ejemplo, que nadie moría como consecuencia de una enfermedad, sino por culpa de un hechicero. Es en una etapa posterior cuando aparece el tabú, que se considera el más antiguo de los Códigos no escritos de la humanidad. Entonces, se distingue lo permitido de lo prohibido y se sanciona lo ilícito con penas que pueden presentarse o bien misteriosamente en forma automática (maná) o ejercida, esa misma fuerza misteriosa, por un rey, sacerdote o jefe. Predomina una concepción religiosa en la que el crimen se concibe como un atentado contra los dioses y la pena un intento de aplacar la cólera divina. Es indudable que la pena es contemporánea del hombre como exigencia ética impresa en su conciencia moral que impone reaccionar con un mal, ante el mal causado por el delito. Posteriormente, con el cambio en la estructura del Estado debido a las ideas de la Ilustración -que propició también el cambio de modos de producción, los fundamentos de las penas evolucionaron. Así, de un mero castigo, las penas pasaron a tener la finalidad de prevenir la práctica delictiva. Con eso, surgen las teorías utilitaristas o de la prevención, en sus aspectos generales, que miran a la sociedad, y especiales, que tienen por finalidad al delincuente y sus características personales. La teoría de la prevención general se divide en negativa y positiva. Lo mismo ocurre con la teoría de la prevención especial. Por lo tanto, las teorías absolutas y preventivas funcionaron en un determinado período, de acuerdo con el modelo sociopolítico adoptado por el Estado. Sobre esta materia, Luigi Ferrajoli, citando a Séneca, afirma que las justificaciones de la teoría absoluta son del tipo quia peccatum, puesto que hacen referencia al pasado; mientras que las justificaciones de las segundas teorías, al contrario, son ne peccetur, o sea, hacen referencia al futuro.5 Sin embargo, aunque existan otras maneras de control social, el Estado continúa utilizando la pena como el modo más eficaz de este control, sancionando a todos aquellos que realicen conductas definidas como infracciones penales. Pero, en la realidad, ¿cuál es el fundamento de las penas? En Brasil, la pena, según el artículo 59 del Código Penal, posee las finalidades de retribución y prevención, alcanzando esta última la prevención de los delitos en su ámbito general y especial, que abarquen aspectos negativos y positivos. Actualmente, las penas se aplican cuando concurran dos o más circunstancias atenuantes, o una o varias muy cualificadas, y no concurra agravante alguna, aplicarán la pena inferior en uno o dos grados a la establecida por la ley, atendidos el número y la entidad de dichas circunstancias atenuantes.
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