Está en la página 1de 3

UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA

“Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”


LICENCIATURA EN: CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
CURSO: DERECHO PENAL I.
DOCENTE: LIC. JULIO JERÓNIMO.

TEMA:
LA PENA.

ALUMNA: ALISON PAOLA PÉREZ SANTOS.

NO. CARNÉ: 5016-22-18870


HISTORIA DE LAS PENAS.

Todas las sociedades humanas, a lo largo de la historia han poseído un sistema


de penas. Los orígenes de la pena son de los problemas históricos más oscuros.
A cada estadio de la humanidad le corresponden determinados delitos y sus
consiguientes penas, puesto que unos y otras vienen condicionados por la
situación en que se encuentra el hombre en sociedad. El fin señalado para la pena
no ha sido visto siempre con igual generalidad, existiendo diversas doctrinas o
escuelas. No obstante, se ha impuesto la idea durante mucho tiempo, de que la
pena debía servir a dos fines. Por un lado, a la expiación de la culpa para el
criminal o retribución por el daño social causado y, por otro, la intimidación del
resto de los ciudadanos por el temor que causa la sanción. La pena es la primera
y principal consecuencia jurídica del delito. Es un instrumento de control del
Estado quedando reflejadas las diferencias profundas que separan las diversas
concepciones sobre el poder.
La pena es el recurso que utiliza el Estado para reaccionar frente al
delito, expresándose como la “restricción de derechos del responsable”. Por
ello, el Derecho que regula los delitos se denomina habitualmente Derecho penal.
La pena está contemplada en la ley y es impuesta por el órgano
jurisdiccional, mediante un proceso. El Derecho Penal moderno aboga por la
proporcionalidad entre el delito y la pena. En muchos países se busca también
que la pena sirva para la rehabilitación del criminal.
Cabe destacar que la pena cumple un rol importante de suma utilidad el cual es la
de prevención, ya que el Estado reacciona frente al delito expresándolo, así como
una sanción, imponiendo de esa manera la pena.
En la mentalidad del hombre más primitivo, cuando todavía no existía el Derecho,
se desconocía toda relación causal y se creía, por ejemplo, que nadie moría como
consecuencia de una enfermedad, sino por culpa de un hechicero. Es en una
etapa posterior cuando aparece el tabú, que se considera el más antiguo de los
Códigos no escritos de la humanidad. Entonces, se distingue lo permitido de lo
prohibido y se sanciona lo ilícito con penas que pueden presentarse o bien
misteriosamente en forma automática (maná) o ejercida, esa misma fuerza
misteriosa, por un rey, sacerdote o jefe. Predomina una concepción religiosa en la
que el crimen se concibe como un atentado contra los dioses y la pena un intento
de aplacar la cólera divina. Es indudable que la pena es contemporánea del
hombre como exigencia ética impresa en su conciencia moral que impone
reaccionar con un mal, ante el mal causado por el delito.
Posteriormente, con el cambio en la estructura del Estado debido a las ideas de la
Ilustración -que propició también el cambio de modos de producción, los
fundamentos de las penas evolucionaron. Así, de un mero castigo, las penas
pasaron a tener la finalidad de prevenir la práctica delictiva. Con eso, surgen las
teorías utilitaristas o de la prevención, en sus aspectos generales, que miran a la
sociedad, y especiales, que tienen por finalidad al delincuente y sus características
personales. La teoría de la prevención general se divide en negativa y positiva. Lo
mismo ocurre con la teoría de la prevención especial. Por lo tanto, las teorías
absolutas y preventivas funcionaron en un determinado período, de acuerdo con el
modelo sociopolítico adoptado por el Estado. Sobre esta materia, Luigi Ferrajoli,
citando a Séneca, afirma que las justificaciones de la teoría absoluta son del tipo
quia peccatum, puesto que hacen referencia al pasado; mientras que las
justificaciones de las segundas teorías, al contrario, son ne peccetur, o sea, hacen
referencia al futuro.5 Sin embargo, aunque existan otras maneras de control
social, el Estado continúa utilizando la pena como el modo más eficaz de este
control, sancionando a todos aquellos que realicen conductas definidas como
infracciones penales. Pero, en la realidad, ¿cuál es el fundamento de las penas?
En Brasil, la pena, según el artículo 59 del Código Penal, posee las finalidades de
retribución y prevención, alcanzando esta última la prevención de los delitos en su
ámbito general y especial, que abarquen aspectos negativos y positivos.
Actualmente, las penas se aplican cuando concurran dos o más circunstancias
atenuantes, o una o varias muy cualificadas, y no concurra agravante alguna,
aplicarán la pena inferior en uno o dos grados a la establecida por la ley, atendidos
el número y la entidad de dichas circunstancias atenuantes.

También podría gustarte