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Cómo llegó la devoción de

San Cayetano a la Argentina


y su “milagro de la lluvia”
que salvó una cosecha de la
sequía
La historia del santo italiano que vivió en el siglo XV y
su transformación en el más popular de nuestro país.
Por qué sólo en la Argentina se lo representa con una
espiga de trigo

PorGerardo Di Fazio
7 Ago, 2023
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San Cayetano es, sin dudas, el santo más argentino. Pero su vida es desconocida
para la mayor parte de los fieles que cada 7 de agosto acuden a su templo en el
barrio porteño de Liniers -y en muchos a lo largo y ancho del país- para pedir
por pan y trabajo. Es curioso: en casi todo el mundo, el santo patrono del trabajo
es San José Obrero, y acá nomás, en Uruguay, es San Pancracio al igual que en
España. Cayetano nació lejos de esta tierra, hace 543 años. Los autores no se ponen
de acuerdo sobre su tierra natal. Algunos la ubican en Vicenza, una ciudad del
señorío de Venecia. Otros, en Gaeta. Y es que su nombre, Cayetano significa
“oriundo de Caieta”, como se denominaba a la ciudad en la época de los romanos.
De familia noble y cristiana, estudió en la Universidad de Padua, donde se doctoró
en derecho y teología. Hacia 1507 viajó a Roma, y allí vivió una de las mejores
etapas de su vida. Fue parte de la corte del papa Julio II, en la que ejerció el oficio
de escritor de “Letras Apostólicas”, que lo convirtió en protonotario apostólico. A
través de sus buenas gestiones, la Santa Sede se reconcilió con la Serenísima
República de Venecia. Seis años después dejó la vida cortesana y fundó el
“Oratorio del Amor Divino”, una sociedad de sacerdotes y prelados. A la edad de
35 años, en 1515, fue ordenado sacerdote. En 1522 regresó a Vicenza, donde fundó
el Ospedale degli Incurabili, un hospital para enfermos incurables.

En el año 1524 fundó la orden de los Clérigos Regulares junto con el obispo Juan
Pedro Caraffa (1476-1559), que más tarde sería elegido papa con el nombre de
Pablo IV. Tenían como regla no poseer ni pedir nada. Debían vivir únicamente de
las limosnas que los fieles les ofrecieran espontáneamente y con el fin de promover
el apostolado y la renovación espiritual del clero imitarían la vida de los apóstoles
con su austeridad y desprendimiento de los bienes. ¿Por qué? Porque experimentó
en su vida el desgano y la lejanía de las cosas de Dios en la que vivía la corte papal,
más preocupada de títulos y honores y conseguir poder y riquezas que de buscar al
gloria de Dios y de predicar el mensaje del evangelio. Así lo hace notar en una
carta dirigida a Laura Mignani el 13 de junio de 1537 en al cual le solicita rezar
por Roma: “Te recomiendo que ores por ésta ciudad de Roma que fuera alguna
vez ciudad santa y ahora es Babilonia, llena de reliquias”.

En mayo de 1527 las tropas imperiales de Carlos V invadieron Roma y realizaron


el recordado “Saco di Roma”, el saqueo de la ciudad. Antes de ese evento los
cardenales y el alto clero habían huido de la ciudad y el Papa se había escondido en
el Castel Sant´Angelo escapando por el corredor que une esa fortaleza a la basílica
de san Pedro disfrazado de sirviente. La ciudad había quedado abandonada,
excepto por un grupo de sacerdotes que afrontaron con valor la invasión, los
Teatinos y su fundador, Cayetano. Maltratados y hechos prisioneros, fueron
encerrados en la torre del reloj (ahora inexistente) en el Vaticano. Cuando fueron
liberados por un oficial español, pasaron a Civitavechia y después a Venecia.
Durante los seis años siguientes, Cayetano y su comunidad se consagraron a la
asistencia de los pobres y de los enfermos, sobre todo en la peste que asoló la
ciudad entre el 1527 y 1528. También trabajó en la reforma religiosa y se opone a
las infiltraciones heréticas.
San Cayetano
hospital para enfermos
de joven terminales
consolando a un moribundo. En Vicenza, Italia, fundó un
Luego se trasladarán a la ciudad de Nápoles, La ciudad estaba gobernada por un
Virrey, don Pedro de Toledo, en representación de Carlos V y pertenecía al Reino
de las dos Sicilias. Los españoles, a fin de mantener la estabilidad política y
económica, habían otorgado a la nobleza napolitana grandes beneficios. Pero el
pueblo soportaba graves penas y miserias. El Conde de Oppido recibió a Cayetano
y a sus sacerdotes teatinos con grandes lujos, pero ellos se negaron a aceptarlos
terminantemente, solo aceptaron una casa casi en ruinas. Con vehemencia el conde
insiste que acepte los regalos alegando que los napolitanos no eran tan ricos y
generosos como los venecianos a los que Cayetano le responde: “Tal vez tenga
usted razón, pero Dios es el mismo en ambas ciudades, en Nápoles y en Venecia”.

Viendo la usura de los prestamistas, fundó el “Monte de Piedad” que será el


predecesor del actual “Banco de Nápoles” en el cual no existía la usura. También
instauró la tradición de los pesebres de “estilo Napolitano” es decir que con
pedagogía enseño que Cristo nacía también en su momento de actualidad, de allí
que los pesebres napolitanos estén ambientados en la Nápoles del S. XVI y ese
estilo continúa hasta hoy en día, sobre todo en una calle frente a la iglesia en donde
está sepultado Cayetano en Vía san Gregorio Armeno. Cuando la Inquisición
Española llegó a la ciudad, esta se levantó en armas contra el virrey lo que provocó
grandes luchas callejeras y las muertes se contaban por cientos todos los días.
Cayetano se ofreció en cuerpo y alma por la salvación de su pueblo. Con gran
angustia por no ser escuchado, cayó gravemente enfermo y murió el domingo 7 de
agosto de 1547. Al día siguiente, milagrosamente, cesaron las hostilidades y todos
interpretaron que Cayetano había intercedido por la ciudad y sus habitantes desde
el cielo.

Al santo se lo representa con el niño Dios en los brazos porque celebrando misa el
altar del pesebre de la basílica romana de santa María la Mayor, un día de
Navidad la Virgen se le aparece y le ofrece tener a su hijo en brazos, como él
mismo lo relata a Sor Laura Mignani, monja agustina de Brescia y podríamos
decir que su “madre Espiritual”.

Te puede interesar: Qué le piden los argentinos a San Cayetano: historias en busca
de pan, salud y trabajo
El sepulcro de San Cayetano en Nápoles
Sabemos que la devoción a san Cayetano en la actual Argentina proviene de
la Beata Madre María Antonia de San José, (La mama Antula) la fundadora de la
santa casa de ejercicios espirituales de Buenos Aires. Pero, ¿cómo llega esta
devoción hasta el virreinato del Perú y luego al Rio de la Plata? Recordemos
que Cayetano no muere “italiano” sino súbdito de la corona de España, y cuando
fue canonizado lo rodearon de santos españoles: Rosa de Lima, Luis Beltrán y
Francisco de Borja. Su devoción llegará a América junto con la de Rosa de Lima.
Al punto tal que en Lima el P. Gregorio Casañas, que pertenecía al orden de los
Oratorianos, fundados por san Felipe Neri querrá fundar un monasterio de
monjas teatinas: “el monasterio comenzó a organizarse desde 1688 gastando
70.000 pesos y entraron en clausura dieciséis doncellas con hábito con la reglas de
San Cayetano, pero ni el Virrey, Arzobispo ni el Cabildo favorecieron la fundación
por lo que se extinguió en 1709”. En México ocurre lo mismo, la devoción se
extendió muy rápidamente.

Lo mismo ocurrió con Brasil donde está documentada la devoción a San Cayetano
desde 1631 al punto tal que en la región de San Pablo existen 12 calles que llevan el
nombre de San Cayetano.

Y la devoción llega al virreinato del Rio de la Plata. Pero acá surge un tema de
historicidad muy interesante. Como dijimos más arriba el conocimiento de san
Cayetano llega a la ciudad de la Santísima Trinidad (recordemos que la ciudad de
Buenos Aires adoptará el nombre de su puerto unos siglos después) de manos de la
Beata María Antonia de san José (la mama Antula). Ella, siendo laica, seguirá la
obra de los jesuitas expulsados por orden de Carlos II en 1767. Cuando los
miembros de la Compañía de Jesús son desterrados de toda España, por error, en
muchos lugares también serían expulsados los Teatinos. La confusión era lógica
dado que tanto en el caso de Cayetano de Thiene, como en los de Ignacio de Loyola
y Felipe Neri, no solo sus conventos están cercanos por pocos metros uno del otro
en Roma; sino que sus hábitos talares y espiritualidades eran muy similares. Son
reconocidos los tres como los “reformadores del clero” y es así que en varios
lugares de América a los Jesuitas le decían los Teatinos. Por tanto no es de
extrañar que la Beata María Antonia haya pensado que Cayetano era Jesuita,
porque ella pone todas sus obras bajo la advocación de santos de la Compañía de
Jesús con gran especificidad y cuando los nombra en sus innumerables cartas
menciona a Cayetano en el listado de los santos Jesuitas.

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Argentina

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(la mama Antula) trajo la devoción de San
Hasta en su testamento nos refiere: " … al gran patriarca san Ignacio, a los
bienaventurados san Francisco Xavier, san Francisco de Borja, san Luis Gonzaga,
san Estanislao y san Cayetano…”. Nunca hace un aparte como sí lo hace
refiriéndose a san José. Aunque sí lo menciona como “santo patrono de la
providencia Divina”. Esta hipótesis del “error de piedad” surgió en el equipo de
peritos de historia nombrados durante la preparación del proceso “super
virtutibus” con el cual se realizó la possitio para la beatificación de la Mama
Antula.
Como fuere, la devoción del santo llega a estas costas de mano de la Beata y de la
Congregación de las Hijas del Divino Salvador. Instituto religioso fundado luego
que el Beaterio de la santa Casa fuera clausurado y las beatas se transformaran en
religiosas.

Las religiosas construyeron una capilla en donde era el antiguo refectorio de la


Santa Casa de Ejercicios dado que la capilla doméstica era insuficiente. Para ello
trajeron una retablo adquirido en Barcelona, el cual posee tres calles con una
importe calle central en el cual hay un calvario, a la izquierda una imagen de san
Ignacio de Loyola con guion y aureola de plata y a la derecha san Cayetano vestido
con sotana, sin sobrepelliz y con el Niño Jesús en sus brazos. ¿Por qué no tiene las
espigas ni el pan? Porque todavía no se había realizado la fundación de la capilla
de san Cayetano en el actual barrio de Liniers y no se había realizado el “milagro
de la lluvia”.

Una imagen
Gustavo Gavotti)
de San Cayetano en la peregrinación del 7 de agosto de 2022 (Crédito:
En 1875, gracias a la donación de doña María Mercedes Córdova a las Hnas. Hijas
del Divino Salvador de muchas leguas de sus campos entre lo que hoy es hoy
Ciudadela y Liniers, las religiosas construirán una capilla y un colegio, en pleno
campo. Dice la tradición que arribó una terrible sequía que hacía peligrar las
cosechas y un paisano fue a solicitar al santo ayuda celestial para que pronto llegue
la lluvia, dejando ante sus pies un ramo de espigas. A los pocos días llovió
copiosamente salvando así la cosecha y generando mucho trabajo.

El lugar se fue poblando, llegó el ferrocarril y el arzobispado solicitó a la Hnas. del


Divino Salvador que presten su capilla como sede de una nueva parroquia; y así lo
hicieron. Acá es donde aparecen las espigas en la imagen de san Cayetano. La
crisis del 1930 también asoló la región y el padre párroco de ese entonces Pbro.
Domingo Falgioni envió por correo a cada persona de la guía telefónica de aquel
entonces una estampa en la cual incorporó a San Cayetano la espiga de trigo y
también esa imagen con la espiga junto al santo era publicada muy asiduamente
desde el periódico “el Pueblo”. Asimismo el padre Falgioni era asesor del Círculo
Católico de Obreros y no tardó en extenderse que san Cayetano era el patrono del
“pan y del trabajo”. En las otras partes del mundo que se venera a san Cayetano,
no figura con espigas, sino con un Lirio, por la parábola de Jesús sobre la
providencia de Dios cuando se refiera a los Lirios del campo y las aves del cielo y
con el Niño Dios en sus brazos.

La figura de san Cayetano se ha convertido para el pueblo argentino en parte de su


iconografía sean católicos o no. Solo nos resta decir aquella antigua jaculatoria que
se decía del santo en España: “Cayetano providente: intercede por pan, salud y
paz a nuestra gente”.

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