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THE FLIPPED CLASSROOM

Introducción
El uso de las TIC en el día de hoy ha contribuido a emplear métodos híbridos
que suponen sacar lo mejor de los métodos tanto inductivos como deductivos. El flipped
classroom o aula invertida es un método de enseñanza semipresencial que se sirve de las
TIC para distribuir una variedad de tareas escolares fuera del aula. Es decir, el aula
invertida supone la inversión de lo que se suele hacer en el aula tradicional y que, como
consecuencia, trae consigo el protagonismo del alumnado en su propio aprendizaje.

El camino hacia una tercera vía: el modelo híbrido


Una de las inversiones más importantes de las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) en la educación, especialmente en los últimos años con el
desarrollo de las llamadas aplicaciones y herramientas Web 2.0, ha abierto diversas
posibilidades en la educación formal e informal en entornos abiertos y flexibles (Tucker,
2012, citado en Aguilera-Ruiz et al., 2017).

Según Neuner (1981), el método de enseñanza es “un sistema de acciones del


maestro encaminado a organizar la actividad práctica y cognoscitiva del estudiante con
el objetivo de que asimile sólidamente los contenidos de la educación” (p. 320, citado
en Navarro-Lores, D. & Samón-Matos, M.).

Método inductivo vs método deductivo


Los métodos pueden ser clasificados bajo distintos criterios, entre ellos, por la forma del
razonamiento exigido:

Los métodos deductivos son métodos basados en leyes, supuestos o teorías de


carácter general y es necesario aplicarlos. Suele ser la forma más tradicional de
enseñanza en la que los profesores explican lo que se va a aprender. Por otro lado, un
método inductivo es aquel que comienza con un problema en un contexto específico y
necesita ser resuelto. La solución a esto es que el aprendizaje conduce a inferencias que
conducen a un nuevo aprendizaje. Según Hueso y Calvillo (2005), a menudo se cree que
el maestro es la causa del aprendizaje del estudiante. No obstante, la investigación
psicológica muestra que el verdadero objeto de estudio es el sujeto, es decir, el
estudiante.

Aquí, los autores enfatizan la importancia del surgimiento de nuevas tecnologías


en las escuelas, señalando que su presencia puede conducir a mayores niveles de
participación de los estudiantes, siempre que los docentes sean facilitadores activos del
proceso de aprendizaje. Esto requiere compromiso del docente y debe ser considerado
un principio (Carrasco, 1997):

 El alumno aumenta su interés intrínseco al trabajar en grupos de forma


flexible y participativa.
 El alumno tiene mayor motivación con las tareas creativas que con las
repetitivas.
 El alumno muestra mayor motivación con el aprendizaje significativo
que con el memorístico.
 Los docentes que otorgan autonomía al trabajo del alumnado promueven
la motivación de logro y la autoestima, lo que aumenta su motivación
intrínseca, a diferencia de los docentes que se enfocan en el control.

Prieto (2014) afirma que enseñar al alumnado comentando o respondiendo es típico de


la enseñanza deductiva utilizando lecciones de interpretación tradicional donde el
profesor decide qué aprender, lo comenta y lo explica. Sin embargo, los métodos
inductivos utilizan una estrategia diferente: guían el aprendizaje del estudiante
pidiéndole que supere desafíos o respondiendo preguntas elegidas por el docente que le
hacen sentir ciertas necesidades de información y aprendizaje. Esta es una estrategia
utilizada en el aprendizaje activo, la enseñanza por medio de casos, el aprendizaje
basado en problemas o proyectos, el aprendizaje por descubrimiento, y el aprendizaje
cognitivo. En estos métodos inductivos, el estudiante aprende en el contexto de
problemas específicos y deriva los principios y teorías que aprenderá de experiencias
específicas.

Prieto (2014) establece claramente que los métodos deductivos son idóneos para la
transmisión de una gran cantidad de información, así como para el cubrimiento de una
amplia gama de temas rápidamente. El método deductivo no motiva de manera efectiva
a la mayoría de los estudiantes porque tienen que aprender sin saber que lo que se les
está enseñando les será útil. Los estudiantes están acostumbrados a desempeñar un
papel pasivo y a aprender de acuerdo con las instrucciones del docente, que es quien
decide qué y cómo aprender.

Por el contrario, desde el momento en el que el alumno aprende al encontrarse con una
situación específica en un contexto específico, generalmente cuando se enfrenta a un
problema por resolver, el método inductivo pasa por defecto a un nivel superior de
interacción y, por tanto, de motivación.

Asimismo, Barrows (2010, citado por Prieto, 2014) explica:

En métodos inductivos más extremos, como el aprendizaje basado en problemas, los


estudiantes deben poder aplicar y transferir su conocimiento previo a los problemas,
decidir qué información y habilidades desarrollar para resolver los problemas y
recopilar la información necesaria para resolver los problemas, es decir, deben aprender
y combinarlo con lo que ya saben para crear una propuesta de solución al problema.
Finalmente, deben comunicar su propuesta de decisión al resto del grupo. Todas estas
experiencias de aprendizaje ayudarán a desarrollar habilidades para el aprendizaje
independiente, la resolución de problemas y el trabajo en equipo.

Mas allá del método inductivo y deductivo


Frente a dos modelos diametralmente opuestos, siempre existe la tentación y la
necesidad de buscar un tercer modelo que aún brinde lo mejor de ambos. Así nació el
método híbrido. Posteriormente, debido a la necesidad de combinar las ventajas de los
métodos inductivos con una mayor velocidad para cubrir la agenda de los métodos
deductivos tradicionales, se crearon varios métodos inductivos híbridos o ligeros, entre
ellos, el aula invertida (flipped classroom).

De acuerdo con Prieto (2014), estos métodos combinan el aprendizaje experiencial a


través de desafíos (peculiaridad del método inductivo) e instrucción de alto nivel sobre
la información relevante que los docentes brindan a los estudiantes para el aprendizaje
(peculiaridad del método deductivo).

Flipped Classroom
De acuerdo con Olaizola (2014), el aula invertida es un modelo de aprendizaje basado
en la inversión de la estructura tradicional de enseñanza presencial mediante el uso de
las tecnologías de la información y la comunicación. En las clases expositivas
tradicionales, los profesores desarrollan los contenidos teóricos/prácticos en el aula. A
continuación, los alumnos realizan prácticas o deberes en casa utilizando los contenidos
desarrollados en clase. No obstante, en el modelo de aula invertida, el docente crea o
selecciona materiales digitales (videos, presentaciones audiovisuales, infografías, líneas
de tiempo, páginas web, etc.) antes de la lección que revelan el contenido específico de
la clase y desarrollan diferentes tipos de actividades para confirmar la comprensión del
tema. Seguidamente, los maestros distribuyen el material en línea a sus alumnos. De
este modo, en el aula el docente puede dejar de centrarse en la presentación teórica y, en
cambio, aclarar los conceptos más difíciles, ayudar individualmente a los alumnos con
dificultades y animar a los alumnos a comprometerse a aprender por sí mismos.

El término flipped classroom fue acuñado por Bergman y Sam (2012), dos maestros que
comenzaron a grabar y distribuir vídeos de sus lecciones para ayudar a los estudiantes
que faltaban a clase por cualquier motivo. Al implementar esta idea, se dieron cuenta de
que además de facilitar el aprendizaje de estos alumnos, tenían más tiempo para
responder a las necesidades educativas de cada alumno, por lo que llegaron a la
propuesta que conocimos anteriormente (García-Barrera, 2013).

El flipped classroom (FC) es un modelo de aprendizaje que traslada el trabajo de


determinados procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase junto
con la experiencia de los profesores para facilitar y potenciar otros procesos de
adquisición y práctica de conocimientos en el aula. No obstante, el aula invertida es más
que edición y distribución de vídeos. Es un enfoque integrado que combina la
instrucción presencial con un enfoque constructivista para aumentar la participación de
los estudiantes y el compromiso con el contenido del curso y mejorar su comprensión de
los conceptos. Este es un enfoque integrado que, si se implementa con éxito, respaldará
todas las fases del ciclo de aprendizaje (The flipped classroom, s. f.).

Taxonomía de Bloom
La manera más sencilla de entender el aula invertida es basándose en la Taxonomía de
Bloom. A mediados del siglo XX, el psicólogo y educador estadounidense Benjamin
Bloom desarrolló una taxonomía destinada a clasificar los objetivos de la educación.
Esto significa crear una escala a partir de la cual se pueda crear una jerarquía de lo que
los estudiantes deben aprender. La escala está estructurada desde la forma de
aprendizaje más simple hasta la más compleja. Posteriormente, se han propuesto nuevas
versiones para adaptarse a la era digital y, particularmente, he elegido la de Wilson del
año 2001.

El propósito básico de la "Taxonomía de Bloom” surgió para categorizar las habilidades


que los estudiantes adquieren a través del proceso de aprendizaje. Como podemos ver
en la Figura 1, la taxonomía identifica seis amplias categorías cognitivas para la
construcción de metas educativas: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis,
síntesis y evaluación. Todas se dividen jerárquicamente con la primera categoría como
meta principal. Ordena estas habilidades de manera jerárquica, es decir, Bloom postula
la existencia de una pirámide, según la cual los niveles superiores de aprendizaje
dependen directamente de la adquisición de ciertos niveles inferiores (nivel de
conocimientos y habilidades). En otras palabras, las actividades más sencillas aparecen
en la base de la pirámide y las más complejas en la parte superior.

CREAR

EVALUAR

ANALIZAR

APLICAR

COMPRENDER

RECORDAR

Figura 1. Taxonomía de Bloom revisada por Wilson en 2001

A modo de ilustración, para que un alumno sea capaz de aplicar algo (3er nivel),
previamente lo ha tenido que comprender (2º nivel) y, para empezar, recordar (1er
nivel).

Esta visión es consistente con la visión de la educación constructivista de que el


conocimiento no se puede impartir sin esfuerzo, sino que el significado de dicho
conocimiento debe ser construido por los estudiantes (Weimer, 2013).

El aula tradicional vs el aula invertida


La clase tradicional, como se visualiza en la Figura 2, comienza con la explicación de
los conceptos básicos por el profesor y se le pide al alumnado trabajar con los más
complejos en casa a modo de deberes. Sin embargo, lo que caracteriza al flipped
classroom, en la Figura 3, es que la información correspondiente a niveles como
"recordar" o "comprender" se presenta a los estudiantes de manera creativa para que
puedan procesarla en su propio espacio personal, mientras que la información más
compleja se realiza con el profesor en el espacio grupal. Por lo tanto, el trabajo más
difícil se realiza con el recurso más importante en el aula: el docente. Es decir, en un
aula invertida, el nivel inferior de la pirámide lo realiza cada estudiante en su espacio
personal, mientras que en el nivel superior del aula se realiza con el docente al ser el
experto (Santiago & Bergmann, 2018). En otras palabras, la clave del aula invertida es
dedicar más tiempo en clase a la parte superior de la pirámide de Bloom (análisis,
aplicación y creación).

Una propuesta de aula invertida fue la de Bergmann y Sams (2012):

Primeramente, se puede comenzar la clase con unos cuantos minutos de debate sobre el
vídeo que los estudiantes debieron visualizar la noche anterior en sus casas. Luego el
docente continúa escuchando sus pensamientos, dudas, opiniones, etc. del alumnado
para observar, detectar y ayudarlos a tomar conciencia de posibles errores conceptuales
y, así, eliminarlos. En este punto, mediante la repetición de preguntas o la realización de
preguntas, el profesor puede descubrir aspectos que pueden no estar suficientemente
expresados en la explicación y corregirlos en tiempos futuros. A continuación, se
explica a los alumnos las actividades del día, ya sean ejercicios de laboratorio,
actividades de resolución de problemas, tareas de indagación o investigación, pruebas,
etc. Por lo tanto, con el aula invertida, los docentes pueden pasar casi todo su tiempo en
el aula interactuando y ayudando a los alumnos en el proceso de aprendizaje, reforzando
conocimientos, resolviendo dudas, aclarando conceptos, guiando a los alumnos en la
resolución de problemas, etc.

Gracias a los beneficios y la eficacia que el fenómeno del método del aula invertida
posee, este se ha expandido y desarrollado con éxito y tiene una buena aceptación en los
Estados Unidos, mientras que en España aún es desconocido para muchos profesionales
de la educación.
Figura 2. Publicado por Manuel Peña (2016) bajo el título El aula invertida en el blog de la
Unidad Focus.

Figura 3. Publicado por Manuel Peña (2016) bajo el título El aula invertida en el blog de la
Unidad Focus.

La importancia de este enfoque radica principalmente en cómo se usa el aula y cómo se


lleva a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula, más que en cómo se
organiza el tiempo antes o durante la lección. Dicho de otro modo, realizar en casa las
actividades que se realizan tradicionalmente en el aula y viceversa.

Rol del docente y del alumno


Rol del docente
En el aula invertida, es imprescindible que los docentes cambien sus roles tradicionales
en el aula y se conviertan en guías cognitivos (Tedesco, 2010, citado en García- Barrera,
2013), es decir, facilitadores del conocimiento que orientan y guían a los estudiantes a
medida que aprenden habilidades.

Para que el docente lleve a cabo efectivamente el método del aula invertida, este
necesita la integración del conocimiento tecnológico, pedagógico y disciplinar
(TPACK), esto es:

 Conocimiento pedagógico sobre el contenido (PCK): conocimiento de la


disciplina y de cómo enseñarla (¿Qué enseñar?, ¿cómo enseñar?).
 Conocimiento tecnológico disciplinar (TCK): conocimiento sobre las
tecnologías necesarias para enseñar una materia concreta (por ejemplo,
Geogebra en matemáticas o diccionarios online en inglés).
 Conocimiento tecnológico pedagógico (TPK): conocimiento de cómo usar las
TIC en la educación (¿Cómo enseñar con la tecnología?, ¿en qué situaciones?).

En consecuencia, el docente debe ir adquiriendo algunas competencias a través de la


práctica educativa, como atender a las necesidades individuales del alumnado, organizar
las actividades activas y participativas guiadas por el trabajo cooperativo en el aula, o
emplear multitud de aplicaciones disponibles gracias a las nuevas tecnologías.

Rol del alumnado


Por lo tanto, los estudiantes deben convertirse en una parte central del proceso de
aprendizaje, asumir un papel activo y responsabilizarse de su propio aprendizaje. En
otras palabras, el papel que el alumno desempeña pasa de ser un “oyente” a un papel
activo, tanto interactivo con sus compañeros como consultante con el docente.

Según Santiago (2018), un buen docente debe ser experto en contenido, planificador, un
buen conferenciante, cercano y confiable, entrenador cognitivo, experto en diferenciar
las necesidades del alumnado, experto en formular preguntas, experto en aprendizaje
activo, experto en tecnología, y creativo.

Ventajas e inconvenientes
Ventajas
El flipped classroom consta de numerosos beneficios para el aprendizaje efectivo del
alumnado. Para empezar, el alumnado consta de una beneficiosa flexibilidad horaria,
pues estos deciden cuándo se encuentran en la mejor condición tanto física como
intelectual para acceder a los contenidos. Gracias al uso de las TIC, el alumno puede
pausar a su profesor e incluso rebobinar lo que dice, así como escuchar la lección
cuantas veces necesite si no se acuerda o no ha captado muy bien el mensaje,
contribuyendo a un mejor aprendizaje (García-Barrera, 2013).

Además, este dinamismo fomenta el interés de los estudiantes por aprender a través de
nuevas tecnologías que parecen captar su atención, como plataformas o dispositivos que
les permiten visualizar contenidos en línea proporcionados por los docentes (portátil,
móvil, Tablet...) o los propios estudiantes buscan recursos de forma autónoma (García-
Barrera, 2013). De igual modo, se destaca positivamente el dinamismo y la diversión
que se produce en el aula, así como la ausencia del uso del libro y los deberes
sistemáticos que se mandan para casa.

También, este método garantiza el aprendizaje de todos, pues, aunque un alumno no


haya podido asistir a clave por causas justificadas, no se queda atrás y sigue el ritmo de
la clase.

Este método ayuda a sacar el mayor provecho posible a la clase presencial, pues se
dedica menos tiempo en responder preguntas básicas y más tiempo en participar en
actividades y discusiones que logren las metas de aprendizaje a un nivel superior.

Asimismo, el trabajo cooperativo en el aula invertida contribuirá a mejorar el clima de


aula, así como asegurar una mayor comunicación y transmisión de información,
economizar el tiempo de trabajo, compartir opiniones y conclusiones, etc.

De esta manera, los alumnos acuden a clase después de haber hecho la tarea previa,
listos para trabajar y convertirse en responsables de su propio aprendizaje.

Inconvenientes
Por otro lado, este método también cuenta con una serie de obstáculos. Por ejemplo, el
esfuerzo del docente es considerablemente mayor, pues es el responsable de revisar el
programa y crear los materiales (Jordán-Lluch, Pérez-Peñalver y Sanabria-Codesal,
2014, citado por Aguilera-Ruiz et al., 2017), considerando la apropiada selección de los
materiales para responder a las necesidades del grupo.

De igual modo, cuando se trata de usar vídeos como instrumento de explicación de la


lección, también hay algunos problemas a tener en cuenta. En primer lugar, se requieren
locales adecuados y equipo especializado. Asimismo, los docentes son un factor clave
en la implementación de las TIC en el aula (Ruiz 2016, citado por Aguilera-Ruiz et al.,
2017) y necesitan estar convencidos y motivados para asumir el proyecto. Asimismo, es
necesario tener ciertas habilidades de comunicación, de lo contrario, el método puede
dar lugar a varios errores si no se aplica correctamente. Por último, pero no menos
importante, el profesor se puede quedar con la duda de si el alumnado vería o no los
vídeos, pero la clave está en que estos sean imprescindibles para seguir la clase
presencial.

Conclusión
El flipped classroom es un método híbrido que apuesta por la semipresencialidad
con el fin de aprovechar al máximo las horas de clase presencial. Tras colgar el
contenido teórico de un tema en la red, el alumno se siente más motivado a acceder a
esta información, que es más interactiva y, por tanto, responde a las necesidades e
intereses de la sociedad actual de las TIC. En clase presencial, se contribuye a trabajar
las actividades más complejas según la Taxonomía de Bloom, mientras que las básicas
se trabajan de forma autónoma en clase. De este modo, el alumno se convierte en el
protagonista de su propio aprendizaje y el docente desempeña el papel de guía y
facilitador del conocimiento. Debido a las numerosas ventajas de este modelo
pedagógico, se espera que este se aumente su popularidad en la educación española.

Bibliografía
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