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OREMOS:
LETANIAS DEL ESPIRITU SANTO.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
1
Espíritu de sabiduría y de entendimiento, ten piedad de nosotros.
Espíritu de consejo y de fortaleza, ten piedad de nosotros.
Espíritu de ciencia y de piedad, ten piedad de nosotros.
Espíritu de temor del Señor, ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia y de misericordia, ten piedad de nosotros.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad, ten piedad de nosotros.
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz, ten piedad de nosotros.
Espíritu de humildad y de castidad, ten piedad de nosotros.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre, ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia multiforme, ten piedad de nosotros.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, ten piedad de
nosotros.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ten piedad de
nosotros.
Espíritu en el cual renacemos, ten piedad de nosotros.
Espíritu que difundes la caridad en nuestros corazones, ten piedad de
nosotros.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu que apareciste sobre los apóstoles en lenguas de fuego, ten piedad de
nosotros.
Espíritu que colmó a los apóstoles, ten piedad de nosotros.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, ten piedad de
nosotros.
Muéstrate propicio, perdónanos, Señor.
Muéstrate propicio, escúchanos, Señor.
2
En el día del juicio, nosotros pecadores, te rogamos óyenos.
Que así como vivimos por el Espíritu, obremos también por el Espíritu, te
rogamos óyenos.
Que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos, te
rogamos óyenos.
Que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne, te
rogamos óyenos.
Que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne, te rogamos óyenos.
Que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios, te rogamos óyenos.
Que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, te
rogamos óyenos.
Que no creamos a todo espíritu, te rogamos óyenos.
Que probemos a los espíritus si son o no de Dios, te rogamos óyenos.
Que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, te rogamos óyenos.
Que nos confirmes con tu Espíritu soberano, te rogamos óyenos.
3
Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El
que ha insultado a su hermano, merece ser llevado ante el Tribunal Supremo; si
lo ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado al fuego del infierno. 23.
Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu
hermano tiene algo contra ti, 24. deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete
antes a hacer las paces con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda.
25. Trata de llegar a un acuerdo con tu adversario mientras van todavía de
camino al juicio. ¿O prefieres que te entregue al juez, y el juez a los guardias
que te encerrarán en la cárcel? 26. En verdad te digo: no saldrás de allí hasta
que hayas pagado hasta el último centavo. 27. Ustedes han oído que se dijo:
«No cometerás adulterio.» 28. Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con
malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29. Por eso, si tu ojo
derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo lejos; porque más te conviene
perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
30. Y si tu mano derecha te lleva al pecado, córtala y aléjala de ti; porque es
mejor que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado
al infierno. 31. También se dijo: «El que se divorcie de su mujer, debe darle un
certificado de divorcio.» 32. Pero yo les digo: Si un hombre se divorcia de su
mujer, a no ser por motivo de infidelidad, es como mandarla a cometer adulterio:
el hombre que se case con la mujer divorciada, cometerá adulterio." 1
Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.
Estructura del Texto.
5, 17-20: Jesús lleva a la plenitud la Ley y los profetas.
5, 21-32: Ustedes oyeron… pero yo les digo...
Contexto.
○Para la comunidad a la que Mateo le escribe su Evangelio, la nueva pauta de
interpretación de la Ley de Moisés y de los escritos de los Profetas, es Jesús de
Nazaret. Jesús es la medida para entrar en el reino de los cielos.
○Cualquier mandamiento, pequeño o grande, desde la fe en Jesús resucitado,
adquiere importancia. De ahora en adelante, la Ley, la enseñanza de los
profetas, la justicia, adquieren su verdadera profundidad salvífica a partir del
vínculo con su persona.
1
Evangelio según San Mateo, 5 - Biblia Católica Online https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio-segun-san-mateo/5/
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MEDITAR. Que me dice el texto?
a) Estas siempre en tu vida abierto a la llamada de Jesús a una justicia más
grande?
b) Eres consciente de todo lo que te falta para que seas justo(a) en tus
relaciones, palabras, pensamientos, acciones y decisiones, sobre todo con
relación a los demás?
c) Soy fanático(a) y legalista en el cumplimiento de la Ley o por el contrario
conduzco a los demás a profundizar y flexibilizar las leyes, normas y
preceptos de mi fe católica, desde la centralidad de Jesucristo?
ORAR. Que me hace decirle a Dios el texto?
Pedir a Dios que nos conceda vivir más allá de la justicia, es decir vivir el amor
que nos da gratuitamente con los demás.
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OREMOS: Recurro a vos Santísima Virgen María con profunda confianza y
humildad, suplicando vuestra poderosa intercesión para alcanzar de vuestro
divino hijo, nuestro Señor Jesucristo la gracia del conocimiento de mí mismo y la
contrición perfecta de mis pecados para que sea ésta gracia el fundamento de
las demás gracias que durante este mes de consagración por medio de vuestra
misericordiosa intercesión he de recibir. Amen.
OREMOS:
OH513 SANTA MARÍA, DE MARES ESTRELLA668
Oh Santa María,
de mares estrella,
Virgen de Dios Madre
Y del Cielo Puerta.
Retomando el Ave
que Gabriel te diera,
la paz corrobora,
cambia el nombre de Eva.
Al ciego ilumina
y libra al cautivo,
ahuyenta los males,
da bienes divinos.
Haz ver que eres Madre,
por ti nuestras preces
reciba El que es tuyo
y ser nuestro quiere.
Bendita Señora,
la más dulce y buena,
borrando el pecado,
endulza las penas.
Danos vida santa
y recto camino,
para que en el Cielo
veamos a tu Hijo.
Gloria al Padre eterno,
gloria a Jesucristo,
gloria al Santo Espíritu
y gloria a los Tres. Amén.
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14B. Meditación-contemplación del Tratado de la Verdadera Devoción a la
Santísima Virgen TVD 83-89.
83. Es más perfecto, porque es más humilde, no acercarnos a Dios por nosotros
mismos, sino acudir a un mediador. Estando tan corrompida nuestra naturaleza -
como acabo de demostrar-, si nos apoyamos en nuestros propios esfuerzos,
habilidad y preparación para llegar hasta Dios y agradarle, ciertamente nuestras
obras de justificación quedarán manchadas o pesarán muy poco delante de Dios
para comprometerlo a unirse a nosotros y escucharnos. Porque no sin razón nos
ha dado 218Dios mediadores ante sí mismo. Vio nuestra indignidad e incapacidad,
se apiadó de nosotros, y, para darnos acceso a sus misericordias, nos proveyó
de poderosos mediadores ante su grandeza. Por tanto, despreocuparte de tales
mediadores y acercarte directamente a la santidad divina sin recomendación
alguna es faltar a la humildad y al respeto debido a un Dios tan excelso y santo,
es hacer menos caso de ese Rey de reyes, del que harías de un soberano o
príncipe de la tierra, a quien no te acercarías sin un amigo que hable 219por ti.
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Es hermosa y 223apacible como la luna, que recibe la luz del sol para acomodarla
a la debilidad de nuestra vista. María es tan caritativa que no rechaza ninguno
de los que imploran su intercesión, por más pecador que 224sea, pues -como
dicen los santos- jamás se ha oído decir que alguien haya acudido confiada y
perseverantemente a Ella y haya sido 225rechazado. Ella es tan poderosa que sus
peticiones jamás han sido desoídas. Bástale presentarse ante su Hijo con
alguna súplica para que Él la acepte y reciba, se deje siempre vencer
amorosamente por los pechos, las entrañas y las súplicas de su Madre
queridísima.
87. Es muy difícil, dada nuestra pequeñez y fragilidad, conservar las gracias y
tesoros de Dios, porque: 1° Llevamos este tesoro, más valioso que el cielo y la
tierra, en 230vasijas de arcilla, en un cuerpo corruptible, en un alma débil e
inconstante que por nada se turba y abate.
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Creyeron bastante segura su casa y suficientemente fuertes sus cofres para
guardar el precioso tesoro de la gracia, y por este apoyo imperceptible en sí
mismos -aunque les parecía que se apoyaban solamente en la gracia de Dios-,
el Señor, que es la justicia misma, abandonándolos a sí mismos, permitió que
fueran saqueados. ¡Ay! Si hubieran conocido la devoción admirable que a232
continuación voy a exponer, habrían confiado su tesoro a una Virgen fiel y
poderosa, y Ella lo habría guardado como si fuera propio, y hasta se habría
comprometido a ello en justicia.
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Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, que eres un solo Dios. Ten piedad de nosotros.
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Puerta del Cielo, ruega por nosotros.
Estrella de la mañana, ruega por nosotros.
Salud de los enfermos, ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros.
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los Mártires, ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros.
Reina asunta al Cielo, ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad y misericordia
de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de
alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
OREMOS: Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar
de perpetua salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de la Bienaventurada
Virgen María, seamos librados de la tristeza presente, y disfrutemos de la alegría
eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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