Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TRATADO DE
DERECHOS REALES
TOMO
TERCERA EDICIÓN
JURISTA
editores
Composición, Diagramación y
Diseño de carátula: Víctor Arrascue C.
CAPíTULO III
LA REFERENCIA OBJETIVA DE
LOS DERECHOS REALES: LOS BIENES
12331 Alexy pone como ejemplo el derecho a la vida, que por su carácter de absoluto permite
usar el mismo esquema lógico para el caso de la propiedad: "Todos tienen derecho a la
vida ( ) Si se mira tan solo la literalidad de esta disposición, podría pensarse que, por
medio de ella, se confiere un derecho que tiene la estructura de una relación diádica entre
un titular y un objeto que, en este caso, consiste en un determinado estado del titular, es
decir, estar vivo. Un derecho semejante correspondería a aquello que en la terminología
clásica se llama ius in rem y que se contrapone al iuspersonam. No puede dudarse de que,
por razones de simplicidad, a menudo es funcional hablar de derechos en el sentido de
relaciones entre ujn sujeto y un objeto. Sin embargo, como observaba correctamente Kant
—y como desde entonces se ha mostrado a menudo- hablar de tales relaciones no es otra
cosa que una denominación abreviada de un conjunto de derechos a algo, libertades y/o
competencias (...) Estos derechos que se diferencian exclusivamente en cuanto a su
objeto. Uno de estos derechos tiene como objeto una acción negativa (omisión); el otro,
una acción positiva (un hacer) del destinatario. La diferencia entre acciones positivas y
negativas es el criterio principal para la división de los derechos a algo según sus objetos":
ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales, Centro de estudios políticos y
constitucionales, Madrid 2007, traducción de Carlos Bernal Pulido, pp. 164-165.
169
Las cosas son la referencia objetiva, esto es, la entrada fenoménica del
mundo en las acciones de los sujetos, cuando estas se encuentren protegidas
por un especial título jurídico basado en la vinculación entre la prerrogativa
y la cosa, y en la exclusividad de aprovechamiento con relación a los
terceros.
2. LOS BIENES
En el ámbito filosófico, el objeto denota cualquier ente, real o ficticio,
que pueda concebirse por la mente humana. En la ciencia de la física, por el
contrario, podrá entenderse como tal a todo cuerpo material, en cualquier
estado de la naturaleza en el que se encuentra(240J. Es fácil advertir que ambos
conceptos son inútiles para el Derecho: el primero por su extensión
"Cosa es la referencia objetiva del derecho subjetivo": BIONDI, Biondo. Los Bienes,
traducción de Antonio de la Esperanza Martínez-Radío, Editorial Bosch, Barcelona
2003, p. 25.
Las situaciones de la vida son complejas en cuanto acontecimientos en los que las
personas (subjetividad) se insertan al mundo (objetividad) y coexisten con sus
circunstancias. Estas situaciones pueden tener o no tener relevancia jurídica":
MORALES HERVIAS, Rómulo. "La propiedad en las situaciones jurídicas subjetivas".
En PRIORI POSADA, Giovanni (Editor). Estudios sobre la propiedad, PUCP, Lima
2012, p. 93.
171
(2411 La doctrina sostiene comúnmente que las notas distintivas de los "bienes» son:
apropiabilidad, utilidad e individualización. Se discute, sin embargo, si dentro de
estas características debe incluirse la "comerciabilidad", esto es, que el objeto sea
susceptible de tráfico patrimonial: GARCÍA GARCÍA, José Manuel. "Teoría
general de los bienes Y de las cosas». En Revista Crítica de Derecho Inmobiliario,
No 676, Madrid, marzo-abril 2003' pp. 923-928. Posteriormente, tendremos
oportunidad de exponer nuestra propia opinión sobre este último punto, que, desde
ya, adelantamos como afirmativa•
MESSINETTI, David. "Oggetto dei diritti".En Enciclopedia del Diritto, Tomo XXIX, Giuffrè
Editore, Milán 1979, p. 824. Sin embargo, el autor se equivoca cuando menciona que el bien
es una "situación», cuya connotación es de otro tipo, pues en realidad el sustantivo definidor
que le cabe es "ente".
BARBERO, Doménico. Sistema de Derecho Privado, op. Cit., Tomo 1, pp. 289-290'
172
Un caso distinto son las partes del cuerpo que se separan y gozan de
utilidad para fines de trasplantes. Algunos consideran que se trata de
bienes en sentido técnico[2461 , lo que se justifica por tratarse de elementos
separables del cuerpo y que fácilmente pueden reponerse, por lo que no
afectan en lo absoluto la salud del hombre[2471 . No obstante, se dice que
la donación de sangre, por ejemplo, pertenece a la categoría de las
elecciones existenciales, no sujeta a las reglas del "haber", sino a las del
Escaneado con CamScanner
LA REFERENCIA OBJETIVA DE LOS DERECHOS REALES: Los BIENES
248
"ser", en el que no hay contrato ni bien[ ]. Sobre el particular, no puede
admitirse la cosificación de órganos esenciales o no regenerables del
cuerpo. En efecto, si se validase la ablación del cuerpo humano por
dinero, con la consiguiente "venta" de la salud propia, entonces se
perjudicaría solo a los más vulnerables, pues, ¿quién vendería sus
órganos? ¿El rico o el pobre?
[2441 "Un ejemplo muy claro de esta interdicción del cuerpo por médicos y jueces lo
encontramos en la jurisprudencia argentina, donde en diversos casos en los que mujeres
adultas deseaban acudir a la anticoncepción quirúrgica voluntaria, el sistema de salud les
negaba esta opción, y se les exigía contar con una autorización judicial a tal efecto. Lo
mismo sucede respecto de las intervenciones de adecuación sexual y al derecho a recurrir
al aborto en los casos permitidos por la ley": SIVERINO BAVIO, Paula. "Cuestiones
relativas al derecho a la disposición del propio cuerpo". En PRIORI POSADA, Giovanni
(Editor). Estudios sobre la propiedad, PUCP, Lima 2012, p. 187. HEIDEGGER, Martín.
Tiempo y Ser, traducción de Manuel Garrido, José Luis Molinuevo y Félix Duque,
Editorial Tecnos, Madrid 2011, pp. 33-34.
"Se suele citar como ejemplos el cabello, la sangre, la leche de madre, ciertos órganos,
etcétera. Si esta separación no ofende el orden jurídico, tales partes en tanto tengan valor,
pueden ser consideradas cosas en el sentido técnico del vocablo, por lo que se puede
otorgar respecto de ellas actos dispositivos de derechos": PAPAÑO, Ricardo KIPER,
Claudio, DILLON, Gregorio y CAUSSE, Jorge. Derechos Reales, Editorial Astrea,
Buenos Aires 2004, Tomo I, p. 9.
[247) "Mientras la persona esté viva, no puede considerarse el cuerpo un bien.
Algunos elementos o partes del cuerpo sí podrían reputarse bienes. Piénsese en el
cabello, los dientes, las uñas, la leche materna. Habría que mirar el elemento del
cuerpo de que se trate y la función que cumpla. Así las cosas, no habrá ningún
obstáculo para que una persona venda su cabello o sus uñas": OCHOA
CARVAJAL, Raúl Humberto. Bienes, Editorial Temis, 60 edición, Bogotá 2006,
pp. 56-57.
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Derecho de las Personas, Tomo I: Concebido y Personas Naturales,
Editorial Grijley, 60 edición, Lima 2012, p. 355.
173
MESSINEO, Francesco. Manual de derecho civil y comercial, Op. Cit., Tomo II, p. 259. [2521
ENNECCERUS, Ludwig y NIPPERDEY, Hans cari. "Derecho Civil (Parte General)'t En
ENNECCERUS, Ludwig, KIPP, Theodor y WOLFF, Martín. Tratado de Derecho Civil,
traducción de Blas Pérez González y José Alguer, Bosch Casa Editorial, Barcelona 1971, Tomo
1-10, p. 535.
En cuarto lugar, los bienes son entes con valor económico' 10 cual
implica que la conciencia social le atribuye una utilidad que 10 hace
valioso, que le hace convertirse, precisamente, en un "bien"12551 Es un
"La acción contra la infracción se puede hacer efectiva, entre otras, de las siguientes
maneras: ordenando el cese de los actos que constituyen la infracción y/o la indemnización
de perjuicios, ordenando el retiro del circuito comercial de los productos resultantes de la
infracción (incluyendo envases, embalajes, etiquetas, material publicitario, etc.),
ordenando la prohibición de la importación o de la exportación de los productos, materiales
o medios resultantes de la infracción, transfiriendo la propiedad de los productos,
materiales o medios utilizados resultantes de la infracción en cabeza del legítimo titular de
177
defensa de la causa del contrato como el signo distintivo del Civil Law". En VVAA.
Libro de Iv congreso Nacional de Derecho Civil, Editorial Palestra, Lima 2009, p. 148•
Un animal podría tener un comportamiento altruista y hasta bondadoso con sus
géneres, Pero no ético. La diferencia está en la conciencia: SOBREVILLA, David'
logia Y Ética». En Estudios Jurídicos en Honor de los profesores carlos
SessaregoyMaxArias schreiber Pezet, cultural cuzco, Lima 1988, p. 352'
Estado no son enajenables, pero sí cuentan con indudable valoración
pecuniaria, por lo que se permite la constitución de ciertos derechos a favor
de los particulares. Por el contrario, si la ley retira la patrimonialidad de
ciertos bienes, entonces no existe posibilidad alguna de celebrar algún acto
válido, de ningún tipo, sobre ellos.
Art. 3 Ley 29151, General del Sistema Nacional de Bienes Estatales: "Para los efectos de
esta ley, los bienes estatales comprenden los bienes muebles e inmuebles de dominio
privado y de dominio público. que tienen como titular al Estado a cualquier entidad pública
que conforma el Sistema Nacional de Bienes Estatales, independientemente del nivel de
gobierno al que pertenezcan".
Por el contrario, la falta de comerciabilidad se identifica con los objetos
que están excluidos absolutamente del ámbito del patrimonio de las personas,
como ocurre con el propio ser humano, aunque la his_ toria demuestra que no
[2621, siempre como ello el cuerpo fue así; del y que [263]hombre, , incluye
entre los otros. también derechos En todosotrasde entidades o situaciones la
personalidad, el honor, los derechos políticos estos casos se puede traer a
colación la tradicional categoría romana res extra commercium (cosas
excluidas del comercio de los hombres). En esta distinción de las cosas,
histórica por lo demás (extra commercium/intra commercium), se encuentra
presente la dicotomía propia de dos conceptos filosóficos: Tener o Ser, que ha
inspirado una obra del psicoanalista de origen alemán Erich Fromm[2641. Lo
primero tiene relación con los "bienes" en sentido técnico-jurídico; lo segundo,
no.
El detalle de estos sistemas puede revisarse en la excelente obra de: RIVERA LÓPEZ, Eduardo.
Ética y trasplantes de órganos, Op. Cit., pp. 86 y ss.
En el caso que el cadáver se reputase un bien, entonces la solución sería muy
sencilla: la persona podría disponer en forma directa de su cuerpo para luego de
su muerte, o hacerlo sus herederos. Sin embargo ningún sistema jurídico
reconoce, por lo menos abiertamente, el carác_ ter patrimonial de los órganos de
la persona fallecida; no obstante, los regímenes que exigen el consentimiento se
asemejan a tal condición: disponibilidad del titular o, en defecto de este, los
familiares cercanos pueden decidir. Por el contrario, el sistema coercitivo se
funda en el estado de necesidad, como dice el filósofo alemán Norbert Hoerster,
pues si se permite invadir la propiedad ajena para salvar una vida, entonces se
puede realizar ablaciones sobre cadáveres con el mismo fin. Sin dudas, se trata
de un argumento plausible[2661 Es más, si los sistemas voluntaristas se basan en
el respeto de la persona, sin embargo, ello parece dudoso cuando el sujeto ha
fallecido y, por consiguiente, se extingue la personalidad. ¿Qué se defiende? ¿La
persona y su voluntad? Pero si ya no existe persona, entonces, ¿se tutela un deseo
póstumo de interés jurídico? Sin dudas la respuesta es sí, pero surge la
interrogante si este deseo, de carácter estrictamente individualista, y hasta
egoísta, puede sobreponerse al interés de salvar otra vida. Recuérdese que el
propio fallecido, en su momento, pudo ser salvado con un trasplante. En buena
cuenta, surge una idea de comunitarismo, por el cual, los hombres en general,
182
183
1268
[269) ) Ibíd., "La cuestión pp. 109-110.de quién sea el hombre está íntimamente vinculada con la pregunta
por
la esencia del ser. La determinación de la esencia del hombre, necesaria desde aquí, no
es, empero, asunto de una antropología libremente flotante en el aire, que en realidad, se
representa el hombre de la misma manera como la zoología se representa al animal. La
, pues
admisible que la vida de un hombre se sacrifique en aras del prójimo ello
implicaría valorar en mayor medida a un ser humano en relación con el otro, lo
que es incompatible con la idea del hombre como fin en sí mismo, y no como
medio. Si bien se permiten las ablaciones, ello se hace por interés social (salud),
pero los órganos no son objeto de COmerci0 ni se encuentran en el patrimonio,
ni se tiene "propiedad" sobre ellos; en estos casos, sin excepción, se requiere el
consentimiento expreso e informado del donante, que, por lo demás, puede ser
revocado en cualquier momento. La idea subyacente es que nadie, ni otro ser
humano ni el Estado, pueden intervenir en el cuerpo del hombre,
Otro caso discutido es el de la energía, en general[270], En principio, esta
se reputa "bien" cuando ha sido creada por el hombre y queda sujeta a su
contr0112711 •, por tanto, carece de tal condición, la energía proveniente de un
rayo eléctrico o la que se origina por la fuerza de un animal de tiro. En el
primero, no hay autoría humana ni dominación; mientras en el segundo, la
energía se produce por la utilización o consumo de una cosa, luego de lo cual
se pierde sin dejar rastros en el mundo físico, por lo que no puede sujetársele.
El art. 886-2 CC señala que son bienes muebles, "las fuerzas naturales
susceptibles de apropiación", lo que denota la necesidad de la voluntad y del
control material. Esta situación se presenta claramente en la energía eléctrica
que se distribuye para el consumo de usuarios individuales mediante
conductores especiales(272) Sin embargo,
Los
esta solución parece dudosa para las energías que cuentan con una pluralidad
de usuarios (ejemplo: ondas electromagnéticas, que luego de su irradiación
en el aire son puestas a disposición de cualquiera que tenga los medios para
captar la Aquí se presentan dos problemas: su condición de "bien",
en particular de bien demanial; y la necesidad de permitir el ejercicio de la
libertad de expresión.
También ha suscitado polémica la hipótesis de uso comercial del
nombre personal, por ejemplo, en contratos de auspicio, publicidad, aporte
para una sociedad mercantil como nombre comercial o la creación de marca.
En tales casos, ¿el nombre es un bien? Sobre el particular, téngase en cuenta
que el nombre es un elemento que configura la identidad, un atributo formal
de la personalidad, por lo que se trata de un derecho inalienable,
imprescriptible y, obviamente, personalísimo. Sin embargo, es válido ceder
el uso o ejercicio del nombre con fines comerciales. Nótese que la función
específica del nombre (individualizar una persona) se mantiene inalterable,
pues el limitado uso comercial no lo mediatiza, sino que lo reafirma. El
nombre no es un bien, pero su uso económico le permite circular
limitadamente en el tráfico, por lo que alcanza las características típicas de
todo bien. Es cierto que será un bien especial, incorporal, abstracto,
objetivado por la ley para ciertos casos, que no olvida su naturaleza de
elemento de la personalidad. Es una convivencia de cualidades no siempre
pacífica, pero bien conocida por el Derecho desde tiempo atrás, pues lo
mismo ocurre con los derechos morales (personales) y patrimoniales de
autor.
BESSONE, Mario. Casi e questione di diritto privato, Tomo IV; Proprietà e diritti reali,
op. Cit., p. 35.
185
El Código Civil italiano lo define como "el conjunto de bienes organizado por el
presario para el ejercicio de la empresa» (art. 2555).
Los
SPADA, Paolo. Diritto Commerciale, Tomo II: Elementi, CEDAM, Padua 2006, pp. 141-142.
VICENT CHULIÁ, Francisco. Introducción al Derecho Mercantil, Op. Cit., p. 234.
187
4. BIENES Y DERECHOS
Los derechos no entran en el ámbito de los "bienes", ni siquiera de los
incorporales. Este equívoco nace en el Derecho romano, más precisamente en
las Instituciones de Gayo[2811, cuando el jurista romano enumeró entre las
"cosas" a las "obligaciones contraídas de cualquier modo". Pero Gayo no tenía
en cuenta las precisiones dogmáticas actuales, y su fin era más modesto:
hacerse entender entre los peritos y no-peritos del derecho, tal como ahora
podría hacerlo el legislador, más preocupado de la ordenación jurídica de la
vida social que de las construcciones teóricas[282]. En verdad, el rechazo de
esta tesis es muy simple y obedece a cuestiones de pura lógica: si la referencia
objetiva es el "término de referencia" de una tutela jurídica otorgada por un
derecho subjetivo, entonces ese objeto no puede ser a su vez un derecho(2831
FERRARA, Francesco. Teoría jurídica de la hacienda mercantil, Op. Cit., pp. 13-
14.
Por tanto, no se da la propiedad, ni cualquier otro derecho real, sobre "valores
económicos no materializados"; por ejemplo, el saldo de una cuenta de ahorros, una
cuenta corriente bancaria, los créditos subsistentes de un comerciante sobre otro. En
estos casos existe un "derecho de crédito", es decir, un vínculo obligacional, pero no
un derecho real: HEDEMANN, Justus Wilhelm. "Derechos Reales". En LEHMANN,
Heinrich Y HEDEMANN, Justus Wilhelm. Tratado de Derecho Civil, traducción de
José Luis Díez Pastor y Manuel González Enríquez, EDERSA, Madrid 1955, Tomo
II, p. 34.
FERRARA, Francesco. Teoría jurídica de la hacienda mercantil, Op. Cit., pp. 11-12.
"Como se podrá advertir, el sistema del título y modo previsto en el artículo 947 del
CC tampoco se aplica a este caso, pues, de un lado, no hay forma de efectuar tradición
alguna, y, por el otro, existe la necesidad de notificar al deudor": ESCOBAR ROZAS,
189
situación sucede con la actual garantía mobiliaria, solo que la cesión será
exclusivamente con fines de garantía.
En conclusión, los "derechos" están excluidos del ámbito jurídico de
los "bienes", por tal razón, cs incomprensible el art. 886-5 CCcuando
menciona como bienes (muebles) a "los instrumentos donde conste la
adquisición de créditos o de derechos personales". ¿Qué quiso decir el
legislador con este precepto? La doctrina se ha ocupado brevemente del
tema. Flores Polo indica que la norma se refiere a los "títulos de crédito",
por lo que "títulos el problema valoresse "[289) reduce Por a otra la
sinonimia parte, Cuadros conceptual Villena entre consideraesta
figura y los que la referencia alude a los instrumentos probatorios de un
crédito, que no sean los títulos valores, por lo cual la norma indicaría que
son bienes (muebles) todos los Por último, Ramírez Cruz
se adhiere a la postura anterior, pues señala que la referencia normativa se
hace con respecto a cualquier documento probatorio de un derecho
crediticio o personal, esto es, al papel[ 2911 . ¿Cuál es nuestra opinión al
respecto? En primer término, descartamos de plano que el precepto aluda
a los derechos o créditos, conforme ha quedado demostrado anteriormente.
En segundo lugar, no creemos que la norma comentada hable del "papel",
esto es, de los documentos acreditativos de un derecho, diferenciando la
materia ("papel") del espíritu ("derecho"). No parece lógico suponer que
nuestro legislador se haya preocupado en regular una cuestión francamente
intrascendente. En ese caso, podría admitirse que el propietario del papel
es uno, y el titular del crédito es otro; con lo cual el primero
actualmente nuestro Código; por ende, en este punto no hay nada que modificar.
Recuérdese que el usufructo de créditos es una cesión limitada al aProvechamiento de
los frutos del crédito, pero cesión al fin y al cabo.
FLORES POLO, Pedro. Ley de Títulos valores, Ediciones Justo Valenzuela, Lima 19S6'
CUADROS VI LLENA, carlos Ferdinand. Derechos Reales, Cultural cuzco, Lima 1995'
No obstante, siempre cabe la posibilidad de que el legislador se haya querido referir a esta
hipótesis. En el Derecho romano (Instituciones de Gayo) existió una previsión análoga al
tema que ahora nos ocupa: "Por la misma razón se admite que lo que otro escribe en un
papel o pergamino mío, aunque sea con letras de oro, es de mi propiedad, Porque las letras
ceden al papel o pergamino; asípues, si yo reclamo mi papel o pergamino, y no pago el
gasto de la escritura, podré ser rechazado por la excepción de dolo malo" (G.3.77): ORTIZ
MÁRQUEZ, Julio. Comentarios a las Instituciones de Gayo, op. Cit., p. 197.
al nuevo titular del crédito, y no al anterior. Para evitar estos problemas hace buen
tiempo la técnica jurídica construyó la doctrina de los valores", por el cual, un
derecho de crédito se incorpora a un título docu_ mentado en "papel". En tal caso,
la circulación del crédito no se hace bajo las reglas inseguras de la cesión, sino bajo
la regla de la circulación de los bienes muebles, esto es, basta adquirir la posesión
del título (del dOCUment0 o papel), derivado de quien aparece como titular
anterior, sin necesidad de comprobar la fehaciencia de su derecho, con lo cual se
evita notificar al deudor y, principalmente, se adquiere el título sin que el obligado
pueda oponer las excepciones personales[2931. La doctrina admite sin discusión
que los títulos valores son bienes, referencia objetiva de los derechos reales, por
cuanto en ellos el crédito se ha incorporado en el documento, de tal suerte que el
ejercicio del derecho -y la consiguiente liberación del deudor- está subordinado a
la posesión y presentación de este documento[2941
5. BIENES Y COSAS
Es común encontrar en los tratados doctrinales o, incluso, en la
misma legislación, el uso de los términos "bien" y cosa", sin haberse
precisado el ámbito de aplicación de cada uno de ellos. Sobre el tema
hemos encontrados tres posturas principales:
[2951 Es la distinción que hace: GATTI, Edmundo. Derechos Reales. Teoría General, Op. Cit.,
pp. 188-189.
CASTAÑEDA, Jorge Eugenio. Los Derechos Reales, Imprenta Villanueva, Lima 1958, Tomo I,
pp. 16-17.
CUADROS VILLENA, Carlos Ferdinand. Derechos Reales, op. Cit., Tomo 1, p. 73.
RAMÍREZ CRUZ, Eugenio María. Tratado de Derechos Reales, Op. Cit., Tomo
I, p. 137. MESSINEO, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial, Op. Cit.,
Tomo II, p. 259. Aunque no faltan voces disidentes, en general, la posición de los
autores italianos está influenciada claramente por el art. 810 del Codice: "Son bienes
las cosas que pueden ser Objeto de derechos". Sobre este particular, FERRARA,
Francesco (Teoría jurídica de la hacienda mercantil, Op. Cit., p. 4) dice: "La palabra
"bien" ha asumido actualmente un significado técnico restringido que, en definitiva,
corresponde al que se atribuyó al término cosa, mientras que correlativamente se ha
ampliado el concepto de ésta. De acuerdo con el sistema que ha querido consagrarse,
constituye la cosa una entidad extrajurídica, es decir, que existe fuera del Derecho,
en forma expresa alude a "cosa mueble". ¿Por qué se usa, aquí, el mino
"cosa" en lugar del comúnmente utilizado "bien"? Esta precisión
terminológica no parece ocasionarse en un descuido del legislador, sino más
bien a una expresa decisión. En efecto, si el art. 947 regula la trans. misión
de la propiedad mediante la tradición, entonces resulta obvio que un
traspaso posesorio solo opera en el ámbito de las "cosas", es decir, de los
objetos corporales susceptibles de apropiación y utilidad econÓmica. En un
objeto incorporal (ejemplo: derecho de autor o marca de fábrica) resulta
inimaginable la existencia de un traspaso posesorio[3011
Sin embargo, la misma claridad no puede predicarse del resto del
Código. Existe una serie de normas en donde racionalmente no puede
pensarse que su ámbito de aplicación llegue a todo tipo de bienes. Un
ejemplo clásico es el art. 938 CC, referido a la accesión, o modo adquisitivo
de la propiedad por adhesión material de un cuerpo secundario a un objeto
principal. Es evidente que esta figura no se aplica a entidades meramente
ideales. Por tal razón, el art. 938 solo debió abarcar las "cosas" y no "bienes".
El Código, sin embargo, no llega a ese grado de perfeccionamiento técnico.
194
LOS
¿Cuáles son las características económicas similares entre los inmuebles asimilados
Y los predios? Básicamente son tres: la identificabilidad del bien (es decir, su fácil
diferenciación entre bienes del mismo género), la muy difícil posibilidad de
ocultación del bien y la relevancia económica de este
205
13111
Cit. VALLET DE GOYTISOLO, Juan. Estudio sobre Derecho de Cosas, op. Cit.,
202
209
204
REFERENCIA OBJETIVA DE
Por ejemplo, si yo tengo una factura de una Compañía minera por US $ 100,000 0 200,000, será
muy fácil cobrar el crédito, y luego un aparecer con una "garantía inscrita sobre el mismo crédito;
en tal caso, la Compañía minera deberá volver a pagar, pues respetó la garantía que es oponible
por efecto del registro". ¿A alguien puede ocurrírsele que un crédito se convierta en garantía sin
que el deudor conozca en forma indubitable la situación? ¿es admisible que el registro sea
206
DIEZ PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Editorial Civitas, Madrid
1995, Tomo III, p. 179.
A pesar de esta opinión generalizada, no deja de asombrar el hecho que algún autor
C0nsidere que la clasificación de bienes muebles e inmuebles está basada
exclusivamente en cuestiones físicas; es el caso de: CANTUARIAS SALAVERRY,
Fernando.
con un lugar de asiento de las relaciones más privadas del hombre. His_
tóricamente, incluso, la propiedad del suelo está vinculada con un interés
social, de protección de la familia, base del orden social; en cambio, la
propiedad mobiliaria es individualista, no interesa más que a su titular,
Nótese que desde la perspectiva sociológica, el "sueño de la casa
propia» tiene una relevancia de primer orden en el imaginario popular. No
es de extrañar, en consecuencia, que en el catálogo de los derechos humanos
de carácter social y económico se reconozca el derecho a la vivienda
adecuada[328)'
13281 A nivel normativo, la Constitución de 1979 consagró por primera vez en nuestra historia
constitucional, el derecho fundamental a la vivienda decorosa; con lo cual se reconoció que
el ser humano tiene necesidades vitales que el Estado debe coadyuvar a que se realicen;
entre ellas la vida, la alimentación, la salud y, cómo no, la vivienda. Si el hombre carece de
vivienda entonces su vida se convierte en indigna, por cuanto carece de albergue, descanso,
intimidad, resguardo de su ser individual y familiar, etc. Sin embargo, esa norma fue atacada
por los neo-liberales como ejemplo de concesiones a los socialistas y comunistas que
participaron en la Asamblea Constituyente de 1978, por lo que debía eliminarse. En efecto,
la Constitución de 1993 eliminó todo rastro del derecho a la vivienda, en el entendido que
de esa forma el Estado Peruano se liberaba de sus obligaciones sociales, a efecto de centrarse
en desarrollar la inversión, mejorar las condiciones de negocios, facilitar la entrada de
capitales extranjeros; aun cuando los peruanos no tuviesen vivienda.
No obstante, la intención de la Asamblea de 1993 no se logró, felizmente. El Perú
es Estado Parte de una serie de Tratados de derechos humanos que contemplan el
derecho a la vivienda, por lo que éste igual tiene rango constitucional por virtud de
la famosa cuarta disposición transitoria y final de la Constitución, que incorpora
todos los instrumentos de derechos humanos. Por último, también hubiera bastado
invocar la cláusula del bien común (art. 70 Constitución), que permite la
intervención del legislador ordinario sobre el derecho de propiedad, ya sea para
moldearlo, configurarlo' reglamentarlo, restringirlo y también extinguirlo cuando se
produzcan hipótesis que atentan contra el interés general. Si el bien común propende
que la riqueza alcance a todos mediante políticas redistributivas y de justicia social,
entonces resulta evidente que también debe propenderse a cubrir la necesidad de
vivenda.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 ya reconoce el derecho a la
vivienda en su art. 25.1: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentaciÓn' el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios". Por su parte,
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) de 1966,
reitera una disposición en similares términos, Así, el art. 1 1.1 del Pacto dice'• "Los Estados
para los seres humanos y es compatible con el carácter indivisible de los derechos
humanos. Antes, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó mediante Resolución
NO 43/181 de 1988, la Estrategia Mundial de la Vivienda hasta el año 2000, en la cual se
afirma que: "Una vivienda adecuada significa ) disponer de un lugar donde poderse aislar
si se desea, espacio adecuado, seguridad adecuada, iluminación y ventilación adecuadas,
una infraestructura básica adecuada y una situación adecuada en relación con el trabajo y
los servicios básicos. Todo ello a un costo razonable" (Ibíd., p. 14).
209
y, más modernamente, el derecho a la tierra gestión de políticas públicas, pues
por algo existe un Ministerio de Vivienda pero no uno de vehículos. La
centralidad social de uno destaca nítidamente frente al carácter superfluo, y
hasta de puro lujo y recreo, del otro.
La obligación de realizar implica que el Estado debe tomar medidas que aseguren los
medios de vida de la población, incluida la alimentación. En buena cuenta, debe
contarse con las garantías de acceso completo y equitativo a los recursos económicos,
el derecho a mantener tierras y heredarlas, el acceso al crédito, a los recursos naturales
y a una tecnología adecuada (Ibíd., p. 49).
El derecho humano a la alimentación, del cual se deriva el derecho a la tierra, exige
repensar las reformas liberales de la propiedad agraria, pues la liberalización solamente ha
beneficiado a los grandes productores agro-industriales en la medida que fácilmente
compran tierras a los campesinos empobrecidos o endeudados, por lo que se produce una
concentración del suelo rústico en beneficio de grandes inversionistas (MONSALVE
SUÁREZ, Sofía. "Acceso a la tierra: una obligación de derechos humanos". En
Conferencia de Acceso a la tierra (Ponencia), Bonn 19-23 marzo 2001), con secuelas de
desarraigo social, pérdida de identidad, mayor pobreza y sentimiento de frustración. En el
Perú ya se está produciendo el retorno del latifundismo y sus problemas, incluso en orden
a la libre competencia pues una empresa o grupo de empresas tienen la posibilidad de
decidir el precio de ciertos productos. No se pide que el Estado Peruano otorgue una dádiva
a los pequeños agricultores mediante la fijación de límites a la gran propiedad rural, sino
que simplemente cumpla el art. 88 de la Constitución que le permite establecer extensiones
máximas. En caso contrario, el fenómeno anómalo del latifundismo y vasallaje regresará a
nuestro país, con las secuelas de agudos conflictos sociales.
Si bien es cierto que los inmuebles han perdido centralidad en la creación de riqueza, la
que se sustenta ahora en la organización empresarial; sin embargo, la empresa no es,
Pr0piamente, un "bien" dentro de la sistemática de los derechos reales; y por ello, mal
podría tomarse en cuenta la organización empresarial como ordenadora de la clasificación
de los bienes. Por tanto, en términos económicos la distinción de los bienes se limita a
los bienes productivos (o que constituyen medios de producción) y los bienes de COnsumo
(GAZZONI, Francesco. Manuale di diritto privato, Op. Cit., p. 188); pero ella -tal como
está configurada por la ciencia económica- no tiene sustantividad jurídica.
211
13311 "En efecto, los terceros consideran como titular del derecho a quien se comporta
como tal. La posesión puede ser solo una apariencia que no corresponde
obligatoriamente a la realidad, pero en la mayoría de los casos, corresponde. En
consecuencia, incluso al suponer que esta no corresponde a la realidad, es
conveniente procurar la seguridad en las relaciones jurídicas haciendo prevalecer
la posesión, salvo en ciertos casos cionales de pérdida o hurto de un mueble. En
esta medida, se entiende la utilidad yel alcance de la regla fundamental que
establece el artículo 2279 del Código civil (fran cés). Este texto dice que: "en
cuanto a muebles, la posesión tiene la validez de un título
De allí se desprende que, en el caso de una persona que pretenda ser la
propieta ria de una cosa mobiliaria quiera reivindicarla de manos de un tercero, si
ese tercero tiene la posesión del mueble, la reivindicación estará paralizada, con
la condición que el poseedor sea de buena fe, ya que la posesión no va hasta
permitir la asimilacion de un poseedor al verdadero titular de un derecho real,
[3321 PUIG BRUTAU, José. Estudios de derecho comparado, Editorial Bosch, Barcelona
1951, pp. 44-45.
13331
Ibíd., pp. 45-46.
13341
Ibíd., pp. 51-53.
"Aunque modernamente la distinción bienes muebles-inmuebles se ha atenuado en
algunos supuestos, puesto que hay algunos bienes muebles valiosos que podrían
equipararse o superar la importancia de los bienes inmuebles, sigue siendo fundamental
dicha distinción, por razones económicas y sociales, y por su mayor permanencia o
estabilidad, base de la existencia misma de los bienes muebles que se sitúan
precisamente dentro de los inmuebles. La importancia de la vivienda, del local de
negocio como base de la empresa o de la profesión, de los solares como base de la
edificación, de las fincas rústicas como base de las explotaciones agrarias y ganaderas,
mantiene plenamente actualizada la distinción entre bienes muebles e inmuebles, a
pesar de que ya puede Considerarse tópico que es la idea superadora de la distinción.
Por eso, la pretensión de SUstituir la distinción bienes muebles-bienes inmuebles, por
otras como la de 'bienes registrables-no registrables' carece de sentido, pues una cosa
es que, dentro de los bienes muebles exista un grupo especial de bienes registrables, y
otra diferente es que la regulación de ellos se equipare totalmente, en todos los aspectos,
a la de los bienes inmuebles".
las más antiguas servidumbres rústicas de paso y de acueducto. Res nec mancipi
eran todas las demás cosas. Y como la categoría de las res mancipi permanece
cerrada, la otra viene a comprender todas las demás cosas que los romanos
sucesivamente toman en consideración, aun teniendo importancia no menor que las
otras: y es así como el suelo provincial, aun siendo socialmente tan importante como
el itálico, está comprendido entre las res nec mancipi. A esta distinción, que ha
perdido su significado en la época postclásica y que es abolida por Justiniano como
ya fuera de la realidad (Cod. Just. comienza a subentrar la de muebles e inmuebles.
Es verosímil que la terminología no sea clásica, pero el germen de la distinción se
encuentra hasta en el Derecho más antiguo, Las XII Tablas, en orden al tiempo para
la usucapión' distinguían entre el fundi y ceterae res, admitiendo para los primeros
dos años y uno para todas las demás cosas. Estos diversos términos se fundan no
sobre la movilidad 0 no, sino sobre la diversa importancia que tienen los fundos
respecto a las ceterae res' importancia que aconseja para los primeros un término más
largo": BIONDI, Biondo• Los Bienes, Op. Cit., pp. 103-104.
sobre el Common Law, puede verse el breve, pero magnífico libro de: POVND, coe. El
espíritu del Common Law, traducción del inglés de José Puig Brutau, Bosch Casa
Editorial, Barcelona 1954.
Sin embargo, vale recordar que en el Derecho romano, la hipoteca podía recaer sobre
bienes muebles o inmuebles, en forma indistinta, por lo que no era extraño que se
reconozca la hipoteca naval, aun cuando el buque sea mueble: RAMOS NUÑEZ' Carlos.
"La hipoteca naval en el Perú: ¿mueble 0 inmueble: un debate que no
VVAA. Libro Homenaje a Fernando Vidal Ramírez, ldemsa, Lima 2011, Tomo 11' P7".
192.En
214
LA REFERENCIA OBJETIVA
Art. 10 Ley 2411: "Pueden ser objeto de hipoteca los buques mercantes con arreglo
las disposiciones de esta ley. Para este solo objeto, se considerarán los buques
mercan• tes como bienes inmuebles, entendiéndose modificado en este sentido el
artículo 598
216