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El documento discute cómo el acto de comer revela la naturaleza humana y puede curar nuestra "anorexia espiritual". Examina cómo comer nos asemeja a los animales al ser una necesidad vital, pero también nos distingue de ellos. Aunque lo materialista no explica adecuadamente la vida, la forma aristotélica reconoce una independencia de la materia. La hospitalidad y el acto de ofrecer comida a otros nos recuerda nuestra dependencia y deber de imitar la generosidad de la naturaleza.
El documento discute cómo el acto de comer revela la naturaleza humana y puede curar nuestra "anorexia espiritual". Examina cómo comer nos asemeja a los animales al ser una necesidad vital, pero también nos distingue de ellos. Aunque lo materialista no explica adecuadamente la vida, la forma aristotélica reconoce una independencia de la materia. La hospitalidad y el acto de ofrecer comida a otros nos recuerda nuestra dependencia y deber de imitar la generosidad de la naturaleza.
El documento discute cómo el acto de comer revela la naturaleza humana y puede curar nuestra "anorexia espiritual". Examina cómo comer nos asemeja a los animales al ser una necesidad vital, pero también nos distingue de ellos. Aunque lo materialista no explica adecuadamente la vida, la forma aristotélica reconoce una independencia de la materia. La hospitalidad y el acto de ofrecer comida a otros nos recuerda nuestra dependencia y deber de imitar la generosidad de la naturaleza.
Antropología, por lo tanto, no cultural sino estrictamente
filosófica, que desvela la naturaleza humana a partir de la más básica de sus funciones: el acto de comer. Presentar el sencillo, básico y ordinario acto de comer como el tema más adecuado para volver a poner sobre el tapete la cuestión de la naturaleza humana y “curar así nuestra anorexia espiritual” Presentar la fragilidad, la vulnerabilidad, la dependencia, la necesidad de alimento, etc., como características esenciales de nuestra naturaleza, alejándonos de la imagen de super-hombre, propia del ideal ilustrado. “Espero aportar algunas pruebas de que los materialistas modernos -los que desprecian o niegan el alma- y sus adversarios racionalistas o humanistas -los que desprecian o niegan el cuerpo- se equivocan, tanto acerca de la naturaleza como del hombre. Esas pruebas las buscaré en el estudio de lo que significa comer” El comer es una actividad vital que nos asemeja a los animales, pero que, a su vez, nos distingue de ellos. Aunque “a primera vista hay razones para creer que uno ‘es’ precisamente lo que uno come” (p. 59), la explicación materialista del metabolismo y del comer, y de la vida en cuanto tal, no es adecuada ni suficiente. Utiliza la clásica noción aristotélica de la forma viva, que goza de una independencia y de una superioridad respecto de la materia, y que es la responsable de su organización. Gracias a su forma, un animal se distingue de otro y reacciona o dialoga con otras formas del mundo que le rodean. “Aunque lo que intento es repensar un tema, no conviene empezar desde cero; precisamente porque estamos tan desorientados, quizá debamos escuchar algunas voces muertas hace mucho tiempo para contemplar con ojos vivos lo que tenemos ante nosotros” “Curiosamente es el extraño y vulnerable el que nos recuerda la providencia, el que nos hace más agudamente conscientes de nuestro (relativo) privilegio, el que nos inspira gratitud y nos urge a imitar la generosidad de la naturaleza y a aumentarla con nuestros propios actos de hospitalidad” Del comer como acto fisiológico y como acto nutritivo, pasamos al acto liberal y providente. Sólo quien ofrece hospitalidad es capaz de descubrir el verdadero fundamento de esta tradición: la piedad, propia de quienes se saben guiados por un ser superior. Para los griegos -afirma Kass, siguiendo la interpretación más extendida-, el mayor de los dioses del Olimpo, el dios Zeus, es el protector del extraño, del mendigo, del que carece de hogar. De ahí que, también según los griegos, la hospitalidad represente no sólo el ejercicio de la piedad sino de la prudencia: “El extraño, al que nunca has visto antes y quizá no vuelvas a ver, puede en realidad ser un dios”. Por esto, aunque “a nosotros, esta creencia de los griegos tal vez nos parezca absurda”, bien entendida, “representa una visión profunda, que apunta hacia el verdadero fundamento de la hospitalidad” “En la comida humanizada, podemos alimentar nuestras almas mientras alimentamos nuestros cuerpos” “Estar en la mesa significa, sepámoslo o no, contraer un compromiso con las formas y la corrección; (…) formas que actúan, regulan y establecen una conducta y que representan el modo propiamente humano de satisfacer las necesidades” “Realmente, la fast food, o la comida que se hace ante el televisor o mientras realizamos otras actividades, ahorra tiempo, satisface nuestras necesidades energéticas y procura una satisfacción casi instantánea. Pero por eso mismo hace que surjan menos oportunidades para la conversación, la comunión y la apreciación estética; así se frustran los otros apetitos del alma”