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Nacido en una familia muy pobre, y huérfano de padre a los cuatro años, se vio obligado a
trabajar desde muy niño como aprendiz en una imprenta. Sin embargo, manifestó
precozmente sus dotes de poeta, lo cual le mereció el apelativo de "El Niño Poeta", como le
llamara Próspero Salcedo Mac Dowal. En 1914 fue publicado por primera vez un poema suyo
en la revista Juan Montalvo, titulado "Paisaje de Leyenda", donde ya se muestra como un
poeta maduro, formado, seguro en la forma y en la musicalidad. Para muchos, fue un genio de
la poesía. Llama poderosamente la atención el hecho de que a sus 21 años manifestara tan
cuidada cultura, especialmente de origen francés. Sus versos guardan claras reminiscencias
modernistas en la forma. En su vida se desempeñó como profesor y periodista, colaborando
en revistas como Respetable Público, Renacimiento y Patria; a partir de 1919 comenzó a
publicar su columna "Al pasar" en el periódico El Telégrafo.
Sus principales obras son: El árbol del bien y del mal (1917, edición pobre de la que se
vendieron muy pocos ejemplares, por lo cual el autor optó por destruirla casi por completo);
Trompetas de oro (que no llegó a ser publicada hasta 1963); María Jesús (1919, novela
campesina y sentimental, de corte autobiográfico) y La Máscara irónica. Silva Rodas sintió
siempre unas febriles ansias de superarse tanto cultural como económicamente. Y es que le
desesperaba la incomprensión de la gente y la miseria. Todo ello fue haciendo crecer en él la
familiaridad de trato con la muerte, hasta que la noche del 10 de junio de 1919 se suicidó,
según parece, mientras se encontraba en el domicilio de su enamorada.
Hijo de una familia acomodada, adquirió esmerada educación, y en las propiedades de sus
padres dedicó buena parte de su tiempo a la lectura de sus autores preferidos. De una
sensibilidad exasperada, introvertido, sencillo y modesto, se desempeñó toda su vida como
amanuense en una oficina del Ministerio Público, sin preocuparse por mejorar su situación
económica. Centró toda su dedicación en la poesía, la música y la pintura, y sobresalió
principalmente en el primero de estos campos. Junto con Arturo Borja, Ernesto Noboa
Caamaño y Medardo Ángel Silva, conforma el grupo de modernistas denominado la
"Generación decapitada". Escribió El laúd del valle, que fue publicada en vida del autor, y La
velada palatina, editada en 1949.