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Universidad Nacional de Hurlingham

Licenciatura en Educación
Asignatura: Educación y proyectos nacionales
Docente: Matías Caciabue

UNIDAD 1
“El Proyecto Neoliberal y la Educación”
Clase escrita por el docente

Bienvenidos a la Unidad Temática de la Asignatura “Educación y Proyectos Nacionales”


del Instituto de Educación de la Universidad Nacional de Hurlingham.
En esta Unidad, emprenderemos la tarea de reflexionar sobre los Proyectos de país y de
Educación que se plasmaron en la historia reciente de nuestro país, esa que comienza
con la última dictadura cívico-militar de 1976 y llega hasta nuestro siglo XXI.

● La dictadura de 1976: El Proyecto del neoliberalismo


● El retorno a la democracia y la “primavera” alfonsinista
● La década del 90 y el desguace del sistema educativo
● El proyecto del kirchnersimo (2003-2015)
● El proyecto educativo de la Alianza Cambiemos: La Declaración de
Purmamarca; el Plan Maestr@; La Secundaria 2030.
● Debates actuales sobre educación

Para ello, esta unidad tiene una serie de “Clases”. Estas son:

Primera parte: Conceptos iniciales

Segunda parte: La dictadura de 1976

Tercera parte: La democracia entre el alfonsinismo, el menemismo y la Alianza

Cuarta parte: La Argentina en la disputa de Proyectos de Nación. La crisis de diciembre


de 2001 y el “Proyecto Nacional” del kirchnerismo. La contraofensiva del Proyecto
Neoliberal, los medios de comunicación y la llegada al gobierno de la Alianza
Cambiemos

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Cuarta parte: La Argentina en la disputa de Proyectos de Nación

A. La crisis de diciembre de 2001 y el “Proyecto Nacional” del


kirchnerismo
La dolarización económica que impuso la
“convertibilidad” terminó en una feroz
recesión económica desde 1998. Las
propuestas de reactivación que el gobierno
de De la Rúa buscó eran de profundización
del camino neoliberal.
“Blindaje” y “Megacanje” fueron las
políticas que Domingo Felipe Cavallo
intentó construir cuando fue nuevamente
convocado como ministro de economía de
un gobierno de otro signo político, y que
sólo puede entenderse si se comprende la
profunda crisis de representación política
luego de la dictadura de 1976 y la más feroz
vigencia del Proyecto Neoliberal.
La quiebra de la economía del país no pudo
detenerse y todo desembocó en un
“corralito” de los ahorros y los salarios de
los trabajadores. Eso, sumado a los años de
políticas de ajuste, de desocupación y de
pobreza estructural, terminó
desembocando en la crisis social, económica, política e institucional de diciembre de
2001, con pocos antecedentes regionales e internacionales.
Esa crisis obligó a la renuncia de Fernando De la Rúa. Argentina tuvo sus famosos “cinco
presidentes en una semana”. Adolfo Rodríguez Saá anunciaría la suspensión del pago de
la deuda externa, conocido en el mundo financiero como “default”, y Eduardo Duhalde
apostaría por salir de la convertibilidad y devaluar el peso argentino, favoreciendo una
economía “de escala”, que potencie los sectores con asiento productivo en el territorio
argentino.
En ese marco, se fueron construyendo dos alternativas para resolver la crisis desatada
en diciembre de 2001. Hubo, en otras palabras, dos grandes Proyectos Político-
Estratégicos de carácter antagónico:
● uno Dolarizador-Neoliberal con el ex presidente Menem como principal articulador
político en el sistema institucional;
● y otro Devaluador-Desarrollista con el presidente provisorio Eduardo Duhalde, y su
ministro de economía Roberto Lavagna, como principales referentes.

La propuesta dolarizadora proponía superar la crisis matando la moneda nacional –el


peso- y adoptar el dólar norteamericano (modelo ecuatoriano), para construir una
economía argentina en base a los servicios, sin industrias, sin producción, sin pymes, con
baja tasa de empleo, y con articulación de la economía al mercado global vía múltiples

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tratados de libre comercio (modelo chileno). La propuesta devaluadora buscaba
fortalecer el mercado interno, construir una
economía de escala, reindustrializar el país, y
construir un mercado regional con potencia
vía un Mercosur ampliado y fortalecido.
El asesinato de dos luchadores sociales en el
Puente Pueyrredón –que conecta la ciudad de
Buenos Aires con el Partido de Avellaneda y el
conurbano sur- en junio de 2002, obligó a
Eduardo Duhalde a dirimir esta compulsa
adelantando las elecciones.
La lenta pero progresiva recuperación
económica favoreció al Proyecto Devaluador, que finalmente se impondría con la
renuncia de Menem al ballotage en 2003 y la elección de Néstor Kirchner como
presidente con apenas el 22% de los votos.
Néstor Kirchner llegó a la presidencia tras erigirse como la continuidad de la transición
duhaldista. Su primer gobierno estuvo compuesto por un núcleo duro de integrantes del
Grupo Calafate, un “think tank convertido en la génesis de un grupo político autónomo”
surgido en 1998 como un espacio de oposición a la re-reelección de Menem, que
apoyaría –no sin tensiones- a la candidatura de Eduardo Duhalde en contra de la
candidatura de Fernando De la Rúa y su Alianza (Daniel Casas, 17 de Octubre de 1999.
“A la izquierda del Próximo Gobierno”, Diario La Nación).
Según Julio Godio, el país asistió desde mayo de 2003 a “una revolución `desde arriba´
maduraba en esta Argentina `fin de época´ después de diciembre de 2001. El presidente
Kirchner la representaba a través de ideas y actos desde que asumió el gobierno el 25
de mayo. Las ideas se resumen en el proyecto económico-social inmediato de tipo de
inspiración neokeynesiano” (2008, p. 25)1.
El kirchnerismo enfrentó una crisis de ciertos componentes orgánicos, y que involucraba
una fase económica, con una economía como la argentina que arrastraba más de cuatro
años de recesión; de conducción del sistema político-institucional, en un estado
deficitario y reducido a la mínima expresión, con nulas capacidades de intervención
eficaz para la resolución de los grandes problemas de la sociedad, y de hegemonía,
puesto que, como ya mencionamos, existía un delgado empate entre el proyecto
neoliberal, que pregonaba la dolarización definitiva de nuestra economía, y este
“nuevo” proyecto de corte desarrollista-popular, que sostenía la devaluación y una
economía con asiento productivo.
La fractura kirchnerista con el proyecto neoliberal estuvo mediando siempre por la
correlación de fuerzas sociales, que impedía o permitía, según el momento, profundizar
el mencionado quiebre. Con el transcurrir de los meses, el modelo económico se
estructuró a partir de los siguientes lineamientos macroeconómicos:

1
La revolución desde arriba, o revolución pasiva, es un concepto gramsciano que se utiliza para
definir momentos donde “un sistema social no muere antes de que haya agotado todas sus posibilidades
y puede conquistar su supervivencia introduciendo relativas `novedades´ en su modo de dirigir al conjunto
social. Las clases dominantes realizan por sí mismas una serie de transformaciones `expropiando´ a las
clases subalternas de su iniciativa histórica” (Capione, 2007, p. 93). El proceso se da por una serie de
“modificaciones moleculares que en realidad modifican progresivamente la composición precedentes de
las fuerzas y se convierten por lo tanto en matrices de nuevas modificaciones” (Gramsci, 1971, p. 85).

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● Tasas de interés relativamente bajas (costo del dinero bajo y crédito barato
fundamentalmente destinado al consumo),
● Dólar caro, tipo de cambio competitivo (estimula exportaciones que aumentan
el ingreso de divisas y desincentiva las importaciones que se vuelven relativamente
caras en relación a la producción nacional),
● Superávit fiscal,
● Subsidios del estado y fuerte gasto público,
● Nivel de consumo elevado,
● Retenciones a las exportaciones (que sostienen el superávit fiscal, junto con la
recaudación del sector automóviles y el IVA),
● Nivel de reservas internacionales elevado,
● Baja deuda pública y desendeudamiento progresivo,
● Congelamiento de tarifas de los servicios públicos para fortalecer la producción
nacional, fundamentalmente las pymes.

A esas características, podríamos agregarle la prioridad estratégica que adquirió la


integración continental por fuera de la propuesta norteamericana del ALCA –Área de
Libre Comercio de las Américas-, la apuesta por una política de “regionalismo
autónomo” con la ampliación del Mercosur con el ingreso de Venezuela, la creación de
la UNASUR en 2008 y la CELAC en 2013, el intercambio con países emergentes –
centralmente con China-, desendeudamiento externo, y unas tasas de crecimiento
interanual del PBI de más del 8% en el período que va del 2003 al 2007, previo al
comienzo de la crisis económica internacional que comenzara a partir de la explosión de
la burbuja hipotecaria inmobiliaria de los Estados Unidos.
En las elecciones legislativas de octubre de 2005, el kirchnerismo, como expresión de un
renovado peronismo, consolidó su posición de gobierno. Sobre un total de 127 bancas
a diputados nacionales y 24 bancas a Senadores en disputa, el Frente por la Victoria
obtendrá 50 y 14 respectivamente, garantizándose ser la primer minoría del Congreso
de la Nación, con más de 5 millones de votos en todo el país.
El triunfo relevante se dio en la provincia de Buenos Aires donde la por entonces primera
dama de la Nación, Cristina Fernández, venció a Hilda “Chiche” Duhalde, en lo que sería
la ruptura definitiva de Néstor Kirchner con su apadrinamiento político. El sector del ex
presidente Duhalde concurrió con el lema oficial del Partido Justicialista, mientras que
el kirchnerismo con su Frente para la Victoria (FPV), y el resultado electoral otorgaba
una contundencia indiscutible: 43% para el FPV contra el 14% del PJ de los votos
válidamente emitidos.
A partir de ese resultado, el kirchnerismo despejaría una parte de la interna de su fuerza
política marginando a gran parte de los altos funcionarios que habían llegado al gobierno
por el acuerdo alcanzado dos años antes con el duhaldismo y con otros sectores. Así, a
poco más de un mes después de las elecciones, Roberto Lavagna dejó el cargo de
Ministro de Economía. La ecuación política de esos movimientos significaba la apuesta
por una matriz económica de industrialización diversificada con una amplia
participación del Estado Nacional. Se apuesta por la reactivación del Plan Nuclear
Argentino, por el desarrollo satelital de ARSAT, la proyección energética de ENARSA (que
se fortalecería con la estatización de YPF en 2012), y la construcción de mega obras de
infraestructura.

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El 28 de Octubre de 2007, con más de 8 millones de votos, equivalente a más del 45%,
Cristina Fernández ganó las elecciones presidenciales, dando continuidad al proyecto
político.
Menos de un año después, en marzo de 2008, el país entraría en la boca de la tormenta,
en un conflicto con las patronales agrarias que se prolongaría por más de 100 días: el
llamado “Conflicto del Campo”, donde emerge una nueva dinámica social de conflicto
cuya proyección se manifestará en los años de gobierno de Cristina Kirchner y, en parte,
explica la alianza social (alianza de clases) que posibilitaría la elección de Mauricio Macri
como presidente en 2015.
El conflicto del campo de 2008 será una bisagra en la definición del perfil y la identidad
del kirchnerismo como un gobierno de reconstrucción social y de validación de la
soberanía argentina. “Proyecto Nacional y Popular”, “Desarrollo con inclusión”, fueron
más que enunciados para convertirse en una verdadera programática.
Según Myriam Feldfeber y Nora Gluz, “los impactos sobre la reducción de la pobreza
fueron importantes, fundamentalmente por la disminución del desempleo, y potenciados
por algunas de las políticas gubernamentales, como la recuperación de las convenciones
colectivas de trabajo como instrumento de negociación salarial, la recomposición de los
ingresos de los jubilados, la incorporación de 2 millones de beneficiarios al sistema
jubilatorio, entre otras. También contribuyo la progresiva implementación de planes que
promovieron formas asociativas y autogestivas de trabajo, sustentados en la concepción
del trabajo como mecanismo de inclusión” (2011, p. 6).
En materia educativa, prontamente el kirchnerismo marcó una nueva legislación para
re-orientar las políticas educativas de sus gestiones de gobierno entre 2003 y 2015. A
través de nuevas leyes se buscó mitigar las consecuencias más nefastas de la Ley Federal
de Educación (LFE) de 1993. La derogación de la LFE y la sanción de una nueva Ley
Nacional de Educación (LEN) constituyó un punto de quiebre central respecto de lo que
fue una ley emblemática del Proyecto Neoliberal de los noventa.
Siguiendo a Feldfeber y Gluz (2011, p. 7 y 8), durante la gestión del “Proyecto Nacional”
kirchnerista se sancionaron las siguientes leyes:
● Ley de Garantía del salario docente y 180 días de clase (ley 25.864, año 2003). Fija un
ciclo lectivo anual mínimo de 180 días efectivos de clase, para los establecimientos
educativos de todo el país y estipula que en caso de incumplimiento, los gobiernos
provinciales deberán adoptar las medidas necesarias a fi n de compensar los días de
clase perdidos. Contempla la posibilidad de asistencia financiera del Poder Ejecutivo
Nacional para las jurisdicciones provinciales que no pudieran saldar las deudas
salariales del personal docente, con el fi n de garantizar la continuidad de la actividad
educativa.
● Ley del Fondo Nacional de Incentivo Docente (ley 25.919, año 2004), que prorrogo por
el termino de 5 años o hasta la aprobación de una Ley de Financiamiento Educativo
Integral el fondo creado en 1988 para otorgar aumentos salariales a través de una
suma fija para todos los docentes del país, luego de que la Confederación de
Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) lograra mediante la
protesta en la “carpa blanca” nacionalizar la discusión sobre el financiamiento
educativo.
● Ley de Educación Técnico Profesional (ley 26.058, año 2005), que regula y ordena la
Educación Técnico Profesional en el nivel medio y superior no universitario y la
Formación Profesional. Se propone entre sus objetivos “estructurar una política

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nacional y federal, integral, jerarquizada y armónica en la consolidación de la
Educación Técnico Profesional”, área que fue totalmente relegada en la LFE.
● Ley de Financiamiento Educativo (ley 26.075, año 2005) estableció el incremento de
la inversión en educación, ciencia y tecnología en forma progresiva, hasta alcanzar en
el año 2010 una participación del 6% en el PBI en función de objetivos establecidos
como destino de las inversiones.6 La Ley busco incrementar la participación relativa
de la Nación en el presupuesto consolidado destinado a educación. La ley creo el
Programa Nacional de Compensación Salarial Docente, para contribuir a compensar
las desigualdades en el salario inicial docente en aquellas provincias en las cuales se
evalúe que, a pesar del esfuerzo financiero y de las mejoras de la eficiencia en la
asignación de los recursos, no resulte posible superar dichas desigualdades.
● Ley Nacional de Educación Sexual Integral (ley 26.150, año 2006), que establece que
todos los estudiantes “tienen derecho a recibir educación sexual integral en los
establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las
jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
municipal”.
● Ley de Educación Nacional (ley 26.206, año 2006). Por último, nos detendremos por
su alcance y centralidad en la Ley de Educación Nacional (LEN). La derogación de la
LFE y su sustitución por una nueva Ley de Educación Nacional constituyo un acto
simbólico de cambio del rumbo y expresión en el campo educativo del quiebre del
consenso reformista de los ´90. Sin embargo, la ley evidencia tanto elementos de
ruptura como continuidades con lo establecido en la reforma de la década de los ´90.
Estas tendencias encontradas se expresan tanto en el proceso previo a la definición
de la ley como en su articulado final.

El propio análisis de estas autoras reconoce un avance sustancial en la ruptura de


concepción de la nueva ley educativa, que considera a la educación como “bien público
y como derecho social y la centralidad del Estado en la garantía de este derecho”
(Feldfeber y Gluz, p. 9), al tiempo que promueve una rearticulación del sistema
educativo con el progresivo y dificultoso establecimiento de una estructura académica
común, empezando por dotar un mayor protagonismo al Estado nacional en la
direccionalidad de la política educativa.
La LEN creó el Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD) como organismo
nacional responsable de impulsar políticas de fortalecimiento educativo, que estableció
la capacitación gratuita como obligación del Estado hacia el sistema estatal de
educación.
El escenario de crisis económica internacional, desatada en Estados Unidos en el año
2008, se manifestó en Argentina por una nueva puja por la renta agraria, es decir, por
la riqueza de nuestro suelo. Irrumpe con fuerza la llamada “crisis de la 125”, por el nivel
de retenciones (impuesto) a los derechos de exportación agrarios, centralmente de la
soja, la producción más relevante del país.
La transformación del mercado internacional en los inicios del siglo XXI, a partir de la
centralidad que adquirieron las economías emergentes –fundamentalmente la de
China-, consolidó a la economía agroindustrial pampeana como una de las más
dinámicas del país.
Históricamente el sector agroganadero pampeano representó la porción de la economía
nacional más vinculada al comercio exterior, siendo una fuente histórica de ingreso de
divisas. La disputa por la captación o no de una parte de esos ingresos por parte del

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Estado, es decir, por saber quién se queda con las ganancias producidas por la renta de
la tierra, ha sido uno de los ejes desde el cual se trazó toda la historia de Proyectos
Nacionales en el país.
“Partido del Agro”, “Partido de la Industria” y “Partido Financiero” han discutido la
centralidad de las riquezas que la llanura pampeana, de más 1000 km2, produce. El
primero desde la consolidación del Estado en 1880, particularmente desde 1916
(radicalismo); el segundo desde la década de 1930 y con fuerza desde 1945 (peronismo);
y el último desde la dictadura militar de 1976, el retorno democrático y la década de
1990.
Además, la región pampeana es la que produce la parte esencial de la dieta alimenticia
nacional, que determina en gran medida el “costo” de la mano de obra, es decir, el nivel
mínimo de salarios del país.
El conflicto por las retenciones móviles desatado a partir del anuncio “de la 125” en
marzo de 2008 resultó un hecho inédito por la duración, cohesión y radicalidad
alcanzada por las organizaciones de representación corporativa del campo.
Esta nueva dinámica política del sector agrario operaría sobre la base de las
transformaciones económicas que el mundo rural vivió, fundamentalmente, a partir de
la década del noventa y que refirió, en última instancia, al proceso de transformación
orgánica del capital agrario, emergido a partir de un salto de productividad sin
precedentes, bajo el designio del capital financiero globalizado.
El conflicto se produce no porque el sector agrario esté en crisis. Por el contrario, quizás
se encontraba atravesando uno de sus mejores momentos en los últimos 30 años. Por
el otro lado tampoco nos encontramos con un gobierno asediado por circunstancias
económicas, sociales o políticas adversas; sino con uno que empujaba una política
económica “exitosa”, legitimada en una elección presidencial apenas tres meses antes.
De un lado tenemos a un “campo”2 que permanentemente mira la línea de rentabilidad,
en un contexto internacional en crisis y con costos de producción internos signados por
una tendencia al alza relativa. Del otro, tenemos un gobierno que tomaría la medida en
función de las necesidades fiscales del Estado Argentino, sabiendo que, además, un
aumento creciente en las commodities de granos desate una estampida inflacionaria en
los alimentos de la mesa de los argentinos.
En términos de puja de fuerzas, el “voto no positivo” y la defección del vicepresidente
de la Nación Julio Cobos demostraría también, y sin más, que el conflicto “lo perdió” la
alianza en posición de Gobierno. Pero que la derrota estuviera de un lado, no significaría
que la victoria este del otro. Es que el bloque ruralista no pudo institucionalizar su
victoria. Fue, digamos, como un partido perdido por empate.
En marzo de 2009 la Mesa de Enlace de los ruralistas convocó a un nuevo paro de una
semana, donde se incluía ejes evidentemente extra-sectoriales como la inflación y la
inseguridad, para mantener una amplia convocatoria a sectores medios urbanos. Pero
la cantidad de cortes, su radicalidad, y hasta la posibilidad de trasladar los conflictos al
medio urbano quedaron disminuidas o truncadas. “El campo” pasó a ser parte, y no eje,
de una acción política de oposición al Proyecto Desarrollista coordinada por los grandes
medios de comunicación (centralmente el Grupo Clarín).

2
Es importante afirmar que el concepto de “campo” refiere a una realidad heterogénea, y que
dentro de éste concepto se subordinan actores económicos que cumplen diferentes funciones de
producción, transformación y circulación de escalas y productos diversos.

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La potencia transformadora del país por parte del kirchnerismo luego de
las elecciones de 2009 y de 2011

La decisión del Ejecutivo


Nacional de retrucar a la
oposición adelantando las
elecciones para el día 28 de junio
de 2009 pondría en el centro de
la escena a las luchas dentro del
frente político electoral, con sus
consabidas internas, lo que
obligó a los sectores apoyados en
la protesta ruralista a centrar su
atención en la tarea electoral.
El adelantamiento fue un recurso
que, en una estrategia de
desgaste, habían utilizado algunos opositores. De hecho, el 28 de junio había sido una
fecha elegida por el PRO de Mauricio Macri para adelantar las elecciones de renovación
parcial de la legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La traducción político-electoral de los sectores de la fuerza en oposición no resultaría
sencilla. Aún en pleno conflicto Mariano Grondona, como editorialista del diario La
Nación, señalaba que el Ejecutivo Nacional “está cercado hoy por cinco oposiciones
principales. En Santa Fe, predomina la socialdemocracia de Hermes Binner. En la Capital
Federal, el Pro de Mauricio Macri. Hay que agregar a Elisa Carrió, la más votada en el
país después de los Kirchner. Pero en esta breve lista faltan dos presencias formidables.
Una es la del campo, que arrastra la masiva irrupción federal del interior. La otra es el
creciente disenso del `peronismo republicano´, no kirchnerista, que empieza a desbordar
la dura disciplina del ex presidente. El problema principal de esta amplia lista no
kirchnerista no es tanto que sea incompleta (lo es), sino que aún no se sabe cómo
coordinarla. Al rompecabezas de la oposición le falta, por lo visto, su pieza esencial”.
Luego de enumerar una serie de factores que debían unir a la oposición como las fuertes
movilizaciones ruralistas, el “unicato en la cúpula del poder y la ciega subordinación en
sus alrededores” y la inflación, el periodista lamentaba que “hay factores que trabajan
contra la convergencia de los opositores. Quizás el principal de ellos es que tiende a
prevalecer el particularismo en vez del espíritu de unión” (Mariano Grondona, 1 de junio
de 2008. “Lo único que falta es el jefe de la oposición” en Diario La Nación).
El sueño de un armado político-electoral que expresara linealmente a un “Partido del
Campo”, quedaron sepultados ante la imposibilidad de trasladar linealmente la fuerza
obtenida en la lucha de calles a las urnas.
Del lado del kirchnerismo, por su parte, la cuestión se jugaría a todo o nada. El propio
Néstor Kirchner se presentaría como primer candidato a Diputado Nacional por el FPV
del distrito bonaerense, junto con el gobernador Daniel Scioli como segundo candidato.
Un artículo del Diario Clarín analizaría los resultados electorales del año 2009, donde “el
kirchnerismo se constituyó en la principal fuerza política del país. Eso abarca al núcleo K
más duro como a los aliados que sumó dentro del peronismo en cada provincia y a
quienes acompañaron a los Kirchner por fuera del peronismo”. El articulo agregaba que,

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pese a esto, “7 de cada 10 votantes argentinos prefirieran elegir a un candidato no K”.
El diagnóstico del matutino computaba que el Acuerdo Cívico y Social, con eje en la UCR
y otros espacios “progresistas”, “ocupó el segundo lugar nacional con el 30,7 por ciento
de los votos […]. En tercer lugar se ubicó el PRO y cuarto el PJ disidente, donde tuvieron
fuerte impacto los números de Capital y Buenos Aires” (Adrian Gallo, 29 de Junio de
2009. “El oficialismo primero por 0,5 puntos” en Diario Clarín).
Contra todo pronóstico opositor, ante la encerrona parlamentaria, la delgada victoria
electoral y la oposición amplificada por los grandes medios de comunicación, el
kirchnerismo, en vez de proyectar una “salida negociada” del gobierno, retomó la
iniciativa y avanzó con fuertes acciones políticas y económicas.
Desde la Ley que puso fin a las AFJP y la re-estatización de Aerolíneas Argentinas entre
en septiembre de 2008 y enero de 2009; pasando por la construcción ciudadana y
posterior aprobación de una nueva Ley de Comunicación Audiovisual así como el
decreto que promulgaba la creación de la Asignación Universal por Hijo en Octubre de
2009; hasta llegar a los grandes festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo en
el 2010; son algunos de los hechos que se realizarían para torcer ese momento de reflujo
momentáneo.
El acierto del kirchnerismo fue, entonces, comprender que la quietud era sinónimo de
derrota y que, para continuar en el gobierno, debía pararse en el doble y contradictorio
proceso de la confrontación y la construcción. Todo esto a sabiendas de que ni las
fuerzas propias ni las del adversario son homogéneas; y que la crisis económica mundial
no era ya sólo la opinión de un ministro de economía, sino una realidad que hasta el
2018 perdura y se profundiza.
En la estructura económica argentina encontramos que el sector agroindustrial aglutina
el 33% de nuestras fábricas y que la cadena agroindustrial de la soja por si sola
representa más del 25% de nuestras exportaciones, es fácil determinar que el proyecto
financiero-agroalimentario es dominante en la órbita de la economía, pero que eso no
le asegura el dominio directo sobre la órbita de la política, cuya cúspide Estatal se
encontraba controlada por una propuesta industrialista y mercadointernista con
proyecciones regionales mediante herramientas como el Mercosur y la UNASUR.
En ese sentido, la construcción de la “ruptura” con las políticas educativas neoliberales
de los noventa fue progresiva, lo que implicaba la existencia de algunas “continuidades”,
como el de la Ley de Educación Superior del año 1995.
Esto fue así, sobretodo, durante la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007), al que
se la puede considerar como un momento “normativo” de una nueva política educativa.
La potencia transformadora de esa nueva política en materia educativa se desplegaría,
finalmente, desde la segunda mitad de la primera presidencia de Cristina Fernández.
Con la conquista del 6% del PBI, desde el año 2009-2010, se pudieron desplegar una
serie de políticas sociales y educativas de gran relevancia.
En otras palabras, sólo la sedimentación en el tiempo del Proyecto Desarrollista otorgó
una mayor envergadura a una política educativa de reconstrucción nacional, que
empujaba la idea-fuerza de “desarrollo con inclusión”.
Según datos del propio ministerio de educación, entre 2003 y 2014, se construyeron
2.823 nuevas escuelas, a los que se suman 16 nuevas universidades públicas, cubriendo
por primera vez el extenso territorio nacional con al menos una Universidad por
provincia, al tiempo que se ampliaba el derecho a la educación superior en poblado
conurbano bonaerense, con instituciones como esta Universidad Nacional de
Hurlingham (en 2015).

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Un hecho fortuito, ocurrido el 27 de octubre de 2010, devino en un hecho político de
masas a favor del bloque de fuerzas en posición de gobierno que culminaría en una
reconfiguración del mapa político-social del país. Hablamos del fallecimiento de Néstor
Kirchner, cuyo funeral en la Casa Rosada devino en una concentración de masas, en una
demostración de apoyo sin precedentes al Gobierno Nacional, y en un “golpe de
conciencias” del camino que se había emprendido desde 2003 a esa fecha.
Si bien la iniciativa política había hecho levantar perspectivas electorales de los actores
oficialistas, el fallecimiento de Néstor Kirchner empujaría el aplastante resultado
electoral que Cristina Fernández obtuvo en las elecciones presidenciales del 2011, con
un 54% de los votos.
Los datos se vuelven contundentes si tenemos en cuenta la cantidad absoluta de votos
que el kirchnerismo obtuvo en las elecciones del mencionado año. Mientras en las
elecciones de 2007 Cristina Fernández obtuvo 8.651.066 de votos (45,29%), en las
legislativas de 2009, luego del conflicto “campo gobierno alcanzó 5.871.345 de votos
(31,2), para crecer exponencial a 11.865.055 de votos (54,11%) en las últimas
presidenciales.
Así, el escenario político y social del país se reconfigura rápidamente. Un kirchnerismo
consolidado en la gestión de gobierno empujó con más fuerza que nunca la construcción
del denominado proyecto nacional y popular. En esta etapa se habló de “sintonía fina”,
que significó:
● Una diversificación de inversiones con la puesta en marcha de una nueva geopolítica
para el país, donde se priorizaron las relaciones con China, Rusia, y el conjunto de
países no alineados del llamado “G-77”; y la potenciación de los espacios de
integración regional como el Mercosur ampliado a Venezuela, la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR) como ámbito de resolución de conflictos entre países de la
región y la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC creado en
2011), pese a que no pudieron activarse proyecto relevantes como el de conformar
un “Banco del Sur”.
● Una audaz y eficaz gestión de la llamada “restricción externa”, es decir, la
disponibilidad de divisas en el país debido a las fluctuaciones de los precios
internacionales de los productos que exportamos, la demanda creciente de
inversiones para una industria en crecimiento, la balanza comercial, el déficit
energético de un país que apuesta a la producción, las “corridas” y fugas de capitales,
y el peso de la deuda externa en relación al PBI.
● Un rol protagónico del Estado en políticas de diversificación económica a partir del
desarrollo de industrias estratégicas. El relanzamiento del Plan Nuclear Argentino, la
puesta en marcha de los satélites AR-SAT, los desarrollos en materia de defensa
(Avión Pampa III, Vehículo Gaucho, Dron SARA, etc).

En materia educativa, se marcaría un punto de inflexión en el despliegue de políticas


para el sector que se apoyaron en las transformaciones legislativas de los años 2003-
2007.
Estas políticas educativas desarrolladas por el Ministerio de Educación van a enfatizar la
inclusión para cumplir con la obligatoriedad escolar establecida en la LEN.
En esta línea se inscribe la Asignación Universal por Hijo (AUH), el desarrollo del
Conectar Igualdad, un programa de inclusión digital sin precedentes, las becas Progresar
para abordar la población juvenil conocida como “Ni ni”, que no estudia ni trabaja, para
revertir la tradición selectiva que caracterizo a los niveles medio y superior, y los Planes

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Nacionales de Becas Universitarias PNBU y PNBB (Bicentenario) para apuntalar la
ampliación de la matrícula universitaria en un contexto de creación de las mencionadas
de 16 nuevas instituciones de educación superior, donde en 2015 también se validó con
fuerza de ley la gratuidad universitaria para las carreras de grado.

B- La contraofensiva del Proyecto Neoliberal, los medios de


comunicación y la llegada al gobierno de la Alianza Cambiemos

En nuestra asignatura reflexionamos juntos sobre como el Proyecto Neoliberal se


implementó en este país a partir de la última dictadura cívico-militar de 1976, se
consolidó en la década del noventa, y se resolvió su subordinación tras la crisis de 2001
con la puesta en marcha de un Proyecto Desarrollista desde el 2002 y, con fuerza, desde
la llegada a la presidencia de Néstor Kirchner en mayo de 2003.
Señalamos una “subordinación” y no una derrota. El Proyecto Neoliberal quedaría fuera
de la posición de gobierno durante el ciclo 2003-2015, pero eso no significó su extinción.
En esta Unidad Temática explicamos como el entramado de intereses financieros se
articuló políticamente con el sector más concentrado de la economía agroexportadora
del país especialmente desde el conflicto agropecuario del año 2008.
Como describimos anteriormente, el conflicto con las patronales agrarias de 2008,
nucleados en la Comisión de Enlace, marcó el surgimiento de una disputa entre dos
proyectos nacionales antagónicos, con dos fuerzas sociales constituidas:
1. Un Proyecto Político-Estratégico industrial, mercadointernista y regional, en
posición de gobierno con el kirchnerismo (con sus respectivas articulaciones
económicas regionales e internacionales);
2. Una agroindustrial mercadoexternista, con fuertes expresiones del Capital
transnacionalizado, en oposición al gobierno a partir de una fractura del
denominado “polo productivo” tras la crisis con las patronales agropecuarias de
2008, y la posterior cooptación de esos actores por parte del Proyecto Neoliberal.

Los polos que se confrontan, y forman parte de la contradicción principal, aglutinan


intereses de diferente orden en su interior y se relacionan con proyectos antagónicos a
nivel regional y mundial.
El capital financiero, como forma dominante de capital, siguió presente durante todo el
decenio kirchnerista acumulando grandes ganancias. Esto le permitió, a su debido
tiempo, fijar fuertes condicionantes, y presionando internacionalmente contra la
importantísima política de desendeudamiento de los gobiernos kirchneristas.
Así, los llamados “fondos buitres” y el juez norteamericano Tomas Griesa aparecen en
escena desde 2011 y con fuerza desde fines de 2014.
La lucha de la dirigencia de las entidades ruralistas no pudo quebrar el dominio del
Proyecto Desarrollista en 2008 y en los años posteriores. Pero esa “argentina rural”, con
las nuevas características que impuso la transformación productiva del siglo XXI, sería la
base social principal (y subordinada) de una contraofensiva del Proyecto Neoliberal, que
cuenta con una conducción centralizada en las grandes entidades financieras
transnacionales con asiento en el país.

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Por supuesto, la contraofensiva del Proyecto Neoliberal no llegó sola. Esta fue
apalancada desde fuertes operaciones políticas que articulan servicios de inteligencia,
grandes medios de comunicación y jueces y fiscales del Poder Judicial de la Nacion.
Dichas operaciones se conocen a nivel mundial bajo el nombre de “Law-Fare”.
Detrás de la conducción de los grandes bancos transnacionales, las corporaciones
multinacionales y los fondos financieros de inversión, se unificaron todos los actores del
complejo agroexportador. Desde las expresiones financieras “locales” como los de la
Bolsa de Comercio de Rosario y el Bancos Galicia; pasando por el oligopolio de aceiteras,
exportadoras, fabricantes de semillas, herbicidas y fertilizantes (Monsanto, Dow
Chemical, BASF, Nidera, Bunge, Cargill, Dreyfus, AGD, entre otras); los grandes
industriales (Techint, Pan American Energy, SOCMA); hasta los mega pooles de siembra
(Grobocopatel), y los productores agropecuarios de la más diversa escala económica.
Pasados los años, se hizo evidente que la rápida respuesta del kirchnerismo cercaría, con
movilizaciones propias, la realización de un golpe de Estado institucional como el que
finalmente le sucedió en Brasil a Dilma Rousseff.
En la Argentina de 2008 a 2015, el golpe a las correlaciones de fuerza debió mantenerse
por los carriles democráticos e institucionales. Pero esto no debe impedirnos reconocer
que importantes sectores de la población argentina, totalmente ajenos al poder de las
grandes corporaciones del país, se sumaron a la oposición social y política a partir de la
construcción de un eje mediático que señalaba “la soberbia y el autoritarismo de los K”.
Los grandes medios masivos de comunicación irán marcando el qué hacer de la
oposición dentro de la política institucional del país, al tiempo que no descansaban en
su tarea de agitación social
permanente a partir de la
divulgación de noticias falsas
(“Fake news”) o amplificadas,
denuncias disparatadas, y
zonceras repetidas.
Tras un largo desgaste, ese
proyecto de oposición sería el
que finalmente se impondría
con la Alianza Cambiemos en el
ballotage de noviembre de 2015.

Macri al gobierno, los CEO´s al poder


La Alianza Cambiemos llegó al gobierno a partir de un exiguo triunfo electoral en el
ballotage del 22 de noviembre de 2015. Entre Mauricio Macri y Daniel Scioli, el
candidato del Frente para la Victoria, mediarían apenas 670 mil votos sobre un padrón
de 32 millones de votantes y una escasísima abstención electoral (inferior al 20%).
Mauricio Macri, fungido como presidente, armó un gabinete acorde a las necesidades
del Proyecto Neoliberal. El “mejor equipo de los últimos 50 años” estaría conformado
por una gran cantidad de ministros y secretarios de Estado provenientes de los
directorios de las grandes corporaciones locales y multinacionales. No sin razón empezó
a hablar del “Gobierno de los CEO´s”.
Según Eduardo Basualdo (Capítulo 6° de “Endeudar y Fugar”), la Alianza Cambiemos
representaba un particular bloque de poder, identificable a partir de verificar la

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procedencia de los “Altos funcionarios” (“intelectuales”, “cuadros políticos”) del
gobierno:
 27,9% provienen de otras administraciones estatales (del Partido Pro, de la UCR,
de la CC, fundamentalmente de la gestión de Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires)
 38,5% representación directa del capital (29,8% bancos transnacionales y
empresas extranjeras; 6,7% grupos económicos locales, 1,9% otras fracciones del
capital).
 33,7% representaciones indirectas del capital (Cámaras empresariales,
fundaciones y consultoras, estudios jurídicos y contables)

Las promesas del “cambio” eran acompañadas por la idea de que ningún derecho iba a
ser vulnerado. “No vas a perder nada de lo que ya tenés” era una idea repetida en los
spot de campaña y en los programas de televisión que, solapada o públicamente,
apostaban por la llegada de Mauricio Macri a la presidencia de la República.
El papel de los grandes medios de comunicación en garantizar el triunfo de Mauricio
Macri fue determinante. La direccionalidad de las redes sociales, que se probaría meses
después con las denuncias internacionales a la empresa británica “cambridge
analytica”3, empujaron el proceso en el mismo sentido.
El partido político del macrismo, Propuesta Republicana - Pro, incorpora la nueva forma
de Partido Político, el que describimos como de comercialización de candidatos.
En esta forma político-partidaria se utilizan las mismas leyes del marketing publicitario
para la construcción de un “público electoral”, donde se “vende” un candidato a
presidente, a gobernador o a diputado como si se nos vendiera una gaseosa, un auto o
un viaje al exterior

Para reflexionar sobre esto, les compartimos una serie de videos bien
interesantes.
● Spot de campaña de Cambiemos de cara a las elecciones de 2015:
https://www.youtube.com/watch?time_continue=40&v=EO4bwCUTtPE

● Editorial del periodista Luis Majul sosteniendo la candidatura de


Mauricio Macri:
https://www.youtube.com/watch?v=MAhJl7qXNsM

● Programa de “Los Leuco” con grandes figuras de la Alianza Cambiemos


antes de su triunfo electoral en el ballotage de noviembre de 2015:
https://www.youtube.com/watch?v=erlzk02XVHQ

Luego de ver los spot de campaña y las entrevistas seleccionadas, resulta interesante
exponer las ideas centrales del modelo económico que ha ido desplegando el macrismo
desde su llegada al Poder Ejecutivo:

3
https://www.clarin.com/politica/cambridge-analytica-empresa-involucrada-escandalo-facebook-
operado-elecciones-argentina_0_HJMfS6aFM.html

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● Eliminación de la política de desendeudamiento con el pago a los “fondos
buitres”,
● Devaluación progresiva (hasta “descontrolada”) del peso argentino con respecto
al dólar norteamericano,
● Eliminación de todo tipo de retenciones y gravámenes a las exportaciones y a las
importaciones,
● Tasas de interés en alza permanente, que desalientan la producción industrial y
potencian la valorización financiera del país (la “timba”).
● Profundización del déficit fiscal mientras que, contradictoriamente, se anuncia
su reducción vía ajuste de las finanzas públicas y no mediante un aumento de la
recaudación impositiva,
● Supresión de subsidios del estado y reducción de la inversión pública en salud,
obra pública, y educación,
● Destrucción de las políticas públicas de desarrollo y soberanía tecnológica,
● Reducción drástica de los niveles de consumo del mercado interno,
● Record internacional de endeudamiento externo, volcado al sostenimiento del
circuito financiero depredador de las letras del banco central: dólar-peso-Lebacs-peso-
dólar-fuga de divisas,
● Dolarización de tarifas de los servicios públicos para favorecer las ganancias de
las empresas del sector energético y desarticular la producción nacional asentada en
las pymes.

A esas características, podríamos añadir el vaciamiento y la desarticulación de todos los


mecanismos de integración regional -con la salida temporal de la UNASUR como acción
más relevante-, la apuesta por una política de “regionalismo dependiente” con un
alineamiento incondicional a las propuestas emanadas desde la “Casa Blanca” de
Estados Unidos, primero con Barack Obama y luego con Donald Trump.
Más arriba hemos reflexionado sobre el rol que juegan los medios de comunicación
como medios de formación de la opinión política, basados en la enorme capacidad de
alcanzar cada una de las personas, convirtiendo al conjunto de la sociedad en su
territorio de influencia.
Los medios han incorporado la “función de partido político”, logrando la conducción de
los individuos a partir del manejo de la denominada “opinión pública”. Esto no lo logran
desde la defensa de intereses concretos, sino desde la “conmoción social”.
Logran con esto que las personas, ante un hecho, pierdan racionalidad y pasen a evaluar
todo desde la moral, y en esa situación, apoyen un proyecto de país contrario a sus
intereses económicos y sociales objetivos.
Esta situación de “conmoción” les permite hacer de un hecho aislado el conflicto central
cuando, en su esencia, es algo inherente a la sociedad, escapa a las capacidades de
“corto plazo” de quién gobierne (inseguridad, corrupción, narcotráfico), o posee, en sí
mismo, muy poca relevancia.
Estos escenarios permiten que los grandes medios tengan el poder necesario como para
condicionar y tener injerencia en las decisiones de cualquier gobierno, particularmente
si éste fue “asistido” para llegar a ocupar su lugar.
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s), el uso generalizado de los
teléfonos inteligentes (smart phones), y el despliegue veloz de las redes sociales de
Internet, han profundizado este proceso. Numerosos estudios hoy señalan que lo virtual

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se ha convertido en un nuevo territorio donde las personas son reconocidas, mediadas
y organizadas.

Para reflexionar sobre la relevancia del proceso comunicacional en las


sociedades contemporáneas los invitamos a ver dos pequeños y
excelentes videos:
● El primero es una reflexión del filósofo esloveno Slavoj Zizek sobre
“Ideología y Libertad”, a partir de un análisis de la película
norteamericana They Live:
https://www.youtube.com/watch?v=8QdX-qzcCrc

● El segundo es una reflexión del director técnico de fútbol argentino


Marcelo Bielsa, donde expresa lo que significa los medios de
comunicación para el deporte y para la educación ciudadana:
https://www.youtube.com/watch?v=O8Cql0YS_ks

Cobra validez la afirmación de que los medios de comunicación disputan con el sistema
formal el proceso social de educación de las personas.
Para los sistemas educativos, se dibujan, entonces, dos grandes alternativas ante ese
nuevo proceso: fortalecer la escuela y el sistema educativo formal con el uso de las TIC´s,
o desarticular el sistema educativo asumiendo su obsolescencia.
Los procesos de ajuste presupuestario, de cierre de programas, planes y proyectos
educativos del gobierno de la Alianza Cambiemos parecieran estar decididos en la
construcción de esa última alternativa enunciada.
Si bien dos años y medio de gestión resulta relativamente poco tiempo para esbozar un
análisis exhaustivo de gestión educativa, nos animamos a intuir que dos ideas fuerza
empujan la política educativa del gobierno de Mauricio Macri:
● Una mira al pasado y, bajo el argumento de la “pesada herencia”, se dedica a
desmantelar la política educativa de “desarrollo con inclusión” de la etapa anterior
con el cierre, por ejemplo, el ajuste presupuestario y salarial, la eliminación de la
paritaria nacional docente, el Plan “Conectar Igualdad”, de las Becas “Progresar”, el
Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD), entre otras.
● La otra mira el futuro y, bajo el argumento del cambio, promueve un proceso de
desarticulación del sistema público de educación, de desentendimiento de sus
problemáticas estructurales y sus urgencias coyunturales, y un relanzamiento de un
fuerte proceso de mercantilización educativa.

Laura Rodríguez señala que los cambios en la política educativa de la alianza


“Cambiemos” “se basaron en la idea de la necesidad de refundar la política educativa
nacional, guiado por la convicción de que el sistema educativo debe atender
prioritariamente a las demandas del empresariado.”
La misma autora señala que se dieron modificaciones en cuatro áreas: Políticas
socioeducativas, Evaluación, Formación docente y Nuevas tecnologías.

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En relación a las políticas educativas: Achicamiento administrativo y presupuestario y un
proceso de descentralización a través del cual se disolvieron la gran mayoría de los
equipos del nivel central y se transfirieron fondos directamente a las provincias al
tiempo que otros programas socioeducativos se eliminaron o redefinieron sus objetivos.
Formación docente: El INFOD (Instituto Nacional de Formación Docente) se eliminaron
buena parte de las acciones que se estaban realizando en relación a los cursos y
Postítulos y se delegó ese presupuesto a los gobernadores.
Evaluación: Se jerarquizó el área de evaluación, elevando su rango al nivel de Secretaría
y declarándolo prioritario. Esto como criterio tecnocrático, sin contemplar la
construcción de indicadores endógenos.
TIC´s: Se promocionaron las nuevas tecnologías, creando un Plan específico y acciones
derivadas, aunque dejando de lado, entre otras cosas, el énfasis que tenía la gestión
anterior sobre el software libre y la compra de equipos de fabricación nacional para
promover el desarrollo del sector.
En ese rumbo han aparecido las dos grandes propuestas educativas del gobierno de
Mauricio Macri: el “Plan Maestr@” y las “Escuelas del Futuro”.
El “Plan Maestr@”, presentado en abril de 2017, suponía la inauguración de un gran
debate nacional que se sintetizaría en una nueva ley de educación que promueva una
mejora en la “calidad” educativa, una drástica disminución de la deserción escolar en
todos los niveles, y una mejor articulación del conjunto del sistema educativo.
Extrañamente, nada de eso pasó. A un año de su anuncio, este Plan quedó sólo como
un argumento usado en contra de la “pesada herencia” y en contra de la paritaria salarial
docente.
De igual manera, las “Escuelas del Futuro” ha resultado muy controvertido entre
diversos actores institucionales y gremiales del sistema educativo. Es que dicho
programa prescinde de un diagnóstico actual de lo que pasa en la Escuela, sobrevalora
la función de la tecnología digital en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desdibuja los
roles de docentes y estudiantes en el uso de las TIC´s en el aula, y formula una propuesta
educativa respondiendo a criterios propios de la mercadotecnia.

Palabras finales

Si la educación es un proceso social complejo, articulado a lo que tanto en política como


en economía acontece, la Pandemia del Covid-19 es un factor insoslayable. La misma ha
implicado un tiempo social mundial que catalizó y aceleró las profundas
transformaciones de la estructura económica y social que venía generando la
denominada Cuarta Revolución Industrial.
Los invitamos a realizar una lectura crítica del material bibliográfico de la materia para
que todos y cada uno pueda elaborar su propio juicio sobre lo que nos acontece. Como
asignatura y como Universidad, proponemos el debate respetuoso de ideas, teorías y
pareceres.
Hasta acá llegaron las reflexiones de la primera unidad. Una sola gran idea las recorre:
La educación está indudablemente atada a los procesos políticos y, estos, a lo que
pretenden promover en términos económicos.
Muchas gracias por su lectura…

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