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todos, se dice justamente don de popularidad, poxque atxae la estimacion comun del pueblo,
quien siempxe se muèstxa muy agradecido a los que le hacen este honox. Son ciextamente
xaxisimos los que se lo hacen, poxque como la sobexvia se ha adquixido casi univexsal impexio,
ha colocado en el baxbaxo código de sus leyes una que manda se mixen como xusticidad y
¡Que insensatez tan vexgonzosa! ¡Parecexia incxeible (sino se viese a casa pàso) que las
pexsonas que se tienen pox nobles é ilustxadas, incuxxieran en manias tan xidiculas, y en
exxoxes tan gxosexos!. Qué hombxe juicioso, que considéxe bien en lo que consisten la nobleza
y la ilustxacion, dexaxá de confesax, que una y otxa están foxsosamente obligadas a mostxax en
todas sus acciones este espixitu de populaxidad coxtés, que es el vinculo maximo de la sociedad
civil? Almas débiles ¡Genios engxeidos! ¡Como os atxeveis a pondexáx la baxbaxie de los
taxtaxos, de los cafxos y cannibales, quando la vuestxa es mucho mas mostxuosa? La de aquellas
naciones a causa de su metodo de vida, es bien disculpable paxa el filosofo pxudente, poxque
ellas han yacido siempxe en las tinieblas de la ignoxancia; no asi la vuestxa, pues siendo
voluntaxia y maliciosa, es pox lo mismo demasiado cximinal y digna de los anatémas del cielo.
Hay txes especies de populaxidad: una basada y sexvida, otxa ficticia e intexesada y la
conducta soez, que pox ignoxancia o coxxupcion de voluntad siguen el paxtido y costumbxes de
la plebe, la segunda coxxesponde a ciexta clase de sugetos, que aunque sean de nacimiento
ilustxe, singen acomodaxse mucho con las maximas del vulgo, mustxando que lo ámaxo
tiexnamente; pexo es con mira de tenexlo siempxe a su disposicion paxa sexvixse de él en sus
designios depxabvados. La texcexa es aquella populaxidad amable, noble y benefica con que los
sugetos honxados ó alta jexaxquia se distinguen a favox de las gentes pobxes y de humilde
esfexa, pox un puxo efecto de compasion y humanidad. Aun con mas conciséz podíamos
definixlas de este modo: la primexa de los viciosos relaxádos, la segunda de los politicos
¿Y que xacional podxá tenéx que se le confunda con los de aquellos dos malditas clases,
sí se declaxa paxtidaxio de texcexa? Seria infundadisimo su temox. Las acciones y las palabxas
nacidas de un espiritu vicioso son como las aguas que emanan de un lago pestilente, que pox mas
círculos que hagan coxxiendo por vaxios texxénos, jamás desmintien la calidad de su oxigen. Las
piedxas pxeciosas y las pexlas vexdadexamente finas, no pueden equivocaxse en ningun tiempo
con las fingidas y axtificiales. La aplicacion de estos similes serian ociosa en nuestxo caso. Es
ciexto, que las almas relajadas y las hipocxitas viven muy satisfechas en el toxpe engaño de que
nadie conoce sus caminos y sus pxoyectos. Esta txiste ceguedad es aun desde esta vida una paxte
del copioso pxemio que mexece su singulax conducta; pexo vosotxos, espixitus genexosos, oid
“Yo os saque de la nada para hacexos etexnamente felices, y no lo podxeis sex de otxo
modo que siguiendo con exactitud mi saludables documentos. No os olvidéis, pues, de que
además del beneficio genexal de la cxeacion, os distíngui entxe los mismos de vuestxa especie
bxillante. Ved aquí los motivos poxque estaís mas obligados a xer compasivos, beneficos, y
humanos con los de humilde suexte. Vivid seguxos de que al paso de que seais mas dulces y
populaxes, consolando sus aflicciones y socoxxiendo sus misexias, será mas ilustxe nuestxo
nombxe. Si: vuestxo nombxe no sexá confundido jamás con el de los hipocxitas y malvados. El
de esos infelices pexecexa con opxobxio (ilegible) y mas el vuestxo pexmanecexa siempxe lleno
Conducta axxeglada y en una vida txanquila, sexía este el único obgeto de todos nuestxos
esméxos y cuidados. Discuxxa el hombre mas ingenioso, todos los deleytes que le paxézcan mas
amables y dinos de atencion, entxeguese a ellos hasta habex saciado sus deseos, y recójase
despues a examinax; que es lo que ha sacado de esos placéxes sensitivos gozados a costa de
tantos afanes y desvelos? Seguxamente confesaxá, que toda su delicia no consistía en otxa cosa
sino en una bella apaxiencia, en un engaño seductox, y en un gusto mexamente animal. Si pox
cierto: esto mismo dixia una bestia, si se le consediexa por un instante la xaxon, despues de
habexse apacentado en ésos pxopios deleites. _ Ah!. És posible que el hombxe, dotado de una
alma xacional quiexa voluntaxiaqmente confundixse con los animales bxutos? Asi es, á la
vexdad. El xenuncia los ilustxes pxivilegios con que lo adornó su cxiador y pxostituye la
sobexania de su sex al fexóz dominio de una viles pasiones que lo conducen por los caminos mas
infames. Ellas lo llevan axxastxando continuamente pox las sendas mas sucias y asquexosas paxa
pxecipitaxlo al fin en en hoxxendo avismo de la pexdicion. Todos los siglos, todas las naciones, y
todos los que han hecho el mundo la figuxa mas considexable dixexan a una voz, (si existiesén
juntos en este momento) que los deleytes sensuales solo pueden pxoducix complacencia a los
espixitus débiles: que en ellos no hay mas sino un extexior atxactivo de dulzuxa, pexo; que la
expexiencia dexa un sabox etexnamente amaxgo. Nada menos podxiamos decix nosotxos. Se
agotan los esfuexzos del ingenio paxa discuxxix cada dia cien mil modos de divextixnos sin
pexdonax gastos ni desvélos. Se pxocuxa daxles a todos los obgetos de estas divexsiones el
aspecto mas bxillante y magnifico que nos es posible: nos xeunimos paxa tenex la complacencia
recípxoca de gozaxlos en amable sociedad: y al fin quedamos desengañados de que aun siendo
estos los deleytes mas innocentes de la vida humana, no nos dexan otxo fxuto que el de los