Está en la página 1de 120

PEDRO TOPACIO

EL CARNAVAL DEL
SILENCIO
Debo relatar el contenido de lo ocurrido en esta
parte del camino, dedicándole con gracia a la confianza
de un demonio incógnito, a su alma y en honor a sus
palabras cristalinas. “En la verdadera realidad de la vi-
da…”.
P. T.
Se consideraba por encima de la sociedad y de la ley.
“La ley está hecha para los pobres diablos”, afirma-
ba.

Ernesto Sábato. (Sobre Héroes y Tumbas).

En la lejanía truena distante un ruido intenso y nunca ha sido ni será


por la mala intención de escribir, Andrés Guerrero Valiente, entretenido en-
cima de azahares endemoniados y erguidos, perfuman reclamando sin re-
proches y al resbalarse, nadie auxiliaría aun si hubiera pedido a gritos la mise-
ricordia y ayuda oportuna… estando perdido por donde muchos grillos,
luciérnagas, sapos y liebres tropezaban en piedrecillas del asfalto y por allí, se
pudiera haber hecho polvo en tremenda soledad y por el vaho, enmudeciera
a la fatiga y el sueño desvencijado, por el costado de ijadas.
En el escenario donde la calma concurre soberana, luego se oiría el su-
surro cantarín del chapoteo de la lluvia agorera en la mañana del día señalado
para alegrar la existencia y la sonrisa sorprendería poética al insigne personaje
cuando iba lento hacia el proscenio y delicado su paso sobre el tapiz se encar-
naba bajo la mirada de muchos gentiles, esperando aplaudirle.
Nada sabe y nunca nadie se percataría del trazo vanidoso fluyendo sin
detenerse en cuanta angustia iba acumulada, en frascos pequeños tales como
se envasaban envidias y porquerías de un cuerno. Aun fuese posible escati-
mar la médula al silencio, pues la calma reinaría en todo ámbito donde flore-
cería la amistad, el concierto y la belleza.
En vano se exponen cuantas expresiones no usadas como elocuencias
y tratadas fuese posible revirasen con el desprecio en tal despectivas actitudes
derrumbándose la retórica en una galgada de odios y se apagase el fuego por
donde menos debiera perderse, porque inexplicable se atollase en otras por-
querías, o del como ahora se dicen vulgaridades soeces y como sea en cual-
quier material inferior, ocupando amplios escenarios, sin asquerosidad… por
eso vais a leer muchas páginas llenas de tantos entusiasmos, por hacer la re-
cuperación de la calma y un proceder perfumado por dentro de almas llenas
de júbilos y por hacerles tambalear en una cuna de oro, o en aquellas equili-
bradas de erudición y quien danzando siguiera en la onda, gozando aquello
deseado por gozar.
Extraña fuese la sensación sin alterar la respiración de algo extraño,
porque nada se movería, nada se vería, todo sería impalpable e impercepti-
ble… solamente la sensación de vivir se transpiraría, en súbitas ráfagas de
calor muy intenso y entre furibundos soplidos candentes. Emotivo fue encon-
trar el lugar parecido a lo que en alguna época anterior, hubo sido el universo
conocido y en general, en condiciones acostumbradas de supervivencia de
seres animados, en el clima, temperatura, humedad y el transcurso del tiempo
similar, a cuando ningún fenómeno hiciera de temer, todo sería calma delicia
y susurro, murmullo y paz, caricia y paciencia… en minutos se hizo un fan-
dango del alboroto, removiendo calmados aires, amasando lindos colores,
entreverando tercos sonidos, haciendo galanuras, convirtiendo en placeres
sensaciones y emociones, sin mayor gasto ni costo cuando la imaginación
propiciase, al estimularla.
Agitado un blasón en señal de alegría, se festejaba haber superado lo
catastrófico del pronóstico meteorológico y tornados no se dieron en zonas
pobladas ni en regiones de trabajos agrícolas, ganaderos ni mineros… cual
fuera escogido por donde ocurrieren sin causar daño alguno. La sensación
placentera aumentó al percibir cierto aroma característico a cuando se hace las
mingas, por eriales de grandiosos trigales llenos de espigas doradas, brillando
en refulgentes rayos y aun haya el aviso de cánticos pajareros, susurros de
cuculíes y gritos de abundantes cosechas en parvas, cual fiestas ecuménicas de
la ensoñación.
Los colores se mezclaban con intensos sonidos, siendo uno de aquellos
productos elegidos a través de una sensación táctil aromática, entre alguna
cosa áspera y dulzona por despertar al placer señalado a la hora precisa,
cuando emergiese el furor desde la profundidad, donde solamente brillaban
secretos escogidos y se hicieran inmortales idilios urgidos en saciar lo agrada-
ble y sedientos de beber a la fatiga, por convertir en sorpresa al asombro y en
algo asociado a lo inaudito sorpresivo, se elevara al cenit por coronarse de
glorias perpetuas… así sería su reiterativa presencia, en galas de cuantos esce-
narios ofreciera la vida y en cuantos pudo plasmarlos como deleites de quie-
nes fuesen devorando sus relatos.
– Ha hecho usted magia inventando cosa de cosas, en la misma fiesta
terrenal si a demoníacos y angelicales, cambia sus perfiles y a unos hace otros
y nadie pueda afirmar: quién es, si ángel o diablo; en similar condición, si está
gozando en un rincón infernal, o en la llanura celeste, o en un recoveco oscure-
cido del mal acondicionado purgatorio, o por donde así llamaron los místicos
miedosos, al inventar cuentos del misterio –expresa Andrés.
¿Quedarán algunas interrogantes por hacer en su discurso ligero y
práctico, lo que llene de todo, a su entera satisfacción?
Un niño flaco miraba con ganas de descubrir entre miles a la persona
sensitiva y sensible, quien pudiera calificar en lo supremo de la maravilla y
fuere de satisfacción plena, haciéndose realidad lo más pronto posible y admi-
raría la esperanza de ponerse en paz interior y permanecer feliz.
Ya se ha relatado mil sueños de sus visiones y otros materiales, utiliza-
dos por querer convencer a sus manadas y recuas, entregándoles sus cuitas y
secretos adornados, sin otros medios nunca se debilitarían sus fantasías. En el
intensificado impulso de una dirección oblicua, el dardo debía salir por la
tangente sin proyección hacia el blanco y se perdería sin fin, como una piedra
lanzada con la folclórica huaraca.
Por aquí habría condiciones donde se hubiera alimentado a la ilusión
del mejor recurso, por estos rincones por donde no se escribe con valentía –es
su diáfano discurso sin afectar al delirio–, sino por conveniencias en lo inteli-
gente de aconsejar la circunstancia… mas de logística e intendencia se lograra
medir factores intervinientes y fuese favorable la táctica de proceder oportuna
y precisa, por el centelleo relampagueante dándose una rápida victoria y si
acaso no fuera sabido por si hubiera algún costo fiduciario.
En temporadas escaseaban entretenimientos y sólo aquellos ocurrirían,
teniendo lugar por donde se disimulasen entre cortinas, o bajo sombras en
muchas delicadezas y entre algunos temores.
Lo aprendido en una academia es finura sofisticada y desnaturalizada
por aquella genuina calidad convertida en elitista de cuanto abuso a la ideali-
dad de quien la crearía y diera pautas artísticas naturales y por nada debería
perderse… si no era observada la manía palangana, agregada a la danzarina
marinera norteña, en lo más lúcido del imposible y en sueños infernales, le
puso su creador y su familia invocaría auxilio para retornar al origen en medio
de la prosapia e innata purificada nobleza.
Ya pudiera estar asumiendo por ser un hombre de honor en la garan-
tía suficiente, aun mucho cuento ha rebasado en niveles de parlanchines en los
patachines atorados, sólo por dar miedo y amansar de un soplido a la mancha
incrédula de tantos creyentes, por esas manifestaciones insumisas dando
poderío al sistema y por eso siguen vigentes en protagonismos políticos, eco-
nómicos y sociales, en la superficie terrena donde invocan imitar a una utopía
celeste, haciendo la diferencia entre personas e individuos, por sed y hambre
innatos al tener primacía y llenar las arcas individuales, en bolsillos de un
objetivo disimulado por intocables misterios de la fe y por sentencias fanatiza-
das de quien ostenta el poder, hasta sus fines humillantes en quien es rebelde
y valiente, criticando tales cosas y nunca clama ni reclama en altivez, pues le
asiste la racionalidad humanitaria.
¡Qué aquellos bailarines que bailan lindo luciendo grande su estilo y
han salido de academias, se vistan como viste un cholo y bailen con el modo
de indígenas! ¡Verán qué raros no tienen como lucirse, si como el cholo indio
baila lindo, sin tanto adorno y cosas sofisticadas… al bailar con genuinos pa-
sos, originales!
Mientras va discurriendo su seriedad por la calle Independencia, no
lograba entender si iba sonámbulo, adormecido o anestesiado, si era contro-
vertible la justificación de lo inexplicable… en algo horrible se esconde aquello
místico metido en una críptica soledad por lograr lo santificado milagrero de
perfección y milagroso tiene un desembolso de una fortuna, por obtener la
certificación oficializada de tal título ¿Negociado? Tremenda falacia usando la
sumisión, hasta cuando se pudiera desenmascarar tal imprudencia, o cuando
uno tire piedras y lograra darse cuenta al cómo llegara el desencanto de esa
dialéctica mistificada en mitologías, por financiar procedimientos misteriosos
de la fe ¡Nada más digo! ¿El resto? A libre discreción metafísica… revolotean-
do, sin poder detenerse.
Al menor e imprevisto contacto pudiera suceder y ocurriera, por ráfa-
gas de rayos relampagueantes, en la contemplación y en la conexión perso-
nal… según el cristal con el cual se mire y por el indeciso vuelo de golondri-
nas, en cuyos trayectos nadie intuye ni se atreviera a imaginar por donde van,
si tras luces incendiarias metidas en el cuerpo de mil luciérnagas, van rumbo
al cenit y por donde la huella olorosa, dejaría un invisible duende y por nada
explicaría entre vuelos ebrios y raudos, por doquiera realizaría creyendo lo
señalado por un dedo, hacia donde pueden ir sin el menoscabo de sus innatas
cualidades.
Quien persistentemente piensa en cuantos objetos y situaciones de tan-
tas cosas divertidas entre ilusiones, creyendo en su factibilidad y viabilidad,
debería congeniar con la suerte por indisponer con sus maleficios y oficios, en
feraces suspicacias y verdes procacidades que permitiesen ganar en todo
aspecto, pues resultará afectado si en condiciones no previstas resulta compli-
cado en límites poco manipulables y en esa condición de riesgo no manejable
se llegue al extremo desequilibrado y por causales de inseguridades filosófi-
cas, por motivos desparramados de insuficiencias y por montones de ruinas,
harapos, babas, fobias, estiércol, odios, calamidades y bazofias, en estorbos al
paso y la marcha de otras maneras pudieren haber sido triunfales, o por lo
menos y dentro de lo posible, considerados como honrosas, con la frente en
alto y por eso nunca haya humillación… así no fuese llanto de canario, lágri-
mas de zancudo, abrazo de culebra y el sueño ofuscado de una roca parida de
un grisáceo roquedal ¡Por morirse de risa y carcajearse después de muerto!
¿Se ha visto? ¡No puede gritar y por ello se acercaría al pedestal y tocaría su
cuerpo! Vaya usted la necesidad del endemoniado, quiso lucirse a sus costi-
llas. Ni hablar de peluquín, si sólo es por chanza de tremendo, como es un
Sancho tirándose de panzazos, o rascándose con otro panzón y sólo por ver,
quien revienta más rápido.
Durante el periodo de críticas, la crítica perdurará en fértiles valles de
lágrimas pues además de ser testimonial, es grito popular dirigido hacia el
objetivo definido, por un despertar soberbio en pos de conseguir una visión
científico tecnológica, en la explicación del devenir universal y por eso se dete-
rioran concepciones subjetivas, afianzadas en dar terror masivo y sostener las
falsas aseveraciones de balalaicas atoradas por esas memorizadas pretensio-
nes, mantenidas en sutiles falacias y sofismas, en cosas por desaparecer con
simples y sencillas demostraciones.
He ahí como la injusticia ha promovido creencias espirituales inventa-
das por seres cobardes, al implementar una política de dominación interesada
en subyugar, dando preeminencias trascendentales al grupo determinado
por definidas propuestas, cuyos fines de naturaleza subalternas se esconden
en fútiles promesas de la salvación del pecado mortal ¡Si uno resulta siendo un
vil pecador!
Sin pecar niegan la pregunta al inventarle cualquier sofisma o falacia
sacadas debajo de la manga, o de la bolsa ciega llevada como un mendigo,
pero mísero es dueño del mundo y de cuanta fortuna de quien sigue ama-
sando, sin ver a otros pudieran percibir por nunca y peor no podrán investi-
garle, pues como parlamentarios gozan de eterna inmunidad integral y qué
importa el mundo se quede desamparado en la pobreza y como catarsis, sólo
se obtienen indulgencias.
Por si acaso fuera muy necesario… no hay a la vista, testimonios por
donde se arrancara firme una declaración, o se obligaran a confesiones y en
todo caso, la circunstancia se debiera reparar con cuantos criterios fueran ra-
zonables y se justifiquen algunos procedimientos confiables, en la garantía
confiable de la no actuación ni en un mínimo de la coerción, de la distorsión a
favor o en contra de cualquiera de tantos elementos contendientes y no se
fundamentara luego, un motivo de hacer nulidad en graves antecedentes
judiciales.
El aire sopla feo frío en la pampa hasta cuando pase la temporada de
ventarrones y por ejemplo, si es feo se debe cerrar los párpados y no lagri-
meen rojos ojos por causa del aire y al efecto del viento. Luego será un tiempo
primaveral hermoso queriendo ponerse al disfrute, el resto suceda como ya se
sabe. Al estar bien informado, uno se encuentra por delicadeza, a la altura de
las circunstancias y se puede dar vueltas y vueltas, por delante del arranque
de maquinarias.
Sólo en un desparpajo desparramado de lo que pudiere ser agradable
se desfavorecen intentos por desbaratar descontentos infelices de tantos relle-
nos hay en la perversidad. Es tal la profundidad de la oscuridad, donde nunca
ayudará oír la serenata y por estímulos del fragor utilizasen sombras al escon-
derse de la identificación de quien se atreviere al cántico de una letra plena de
insultos a la feminidad y aprovechase, tal de negruras por aumentar la tonali-
dad y la intensidad de la voz.
Ah, como cuestionar en planos de hombres ¿Si aquellas doctrinas
acumuladas de falsos preceptos se llenan de sentencias y máximas condenas?
Por cualquier lado y a toda luz, es evidente si no hay doctrinas místicas ver-
daderas, inspiradas solas en la paz duradera porque sólo es placer en la eter-
nidad, sin la armonía y con alguna futura cosmovisión ¡Chistes abstractos
entre tantos chistes! Perdonad la franqueza.
Por fin encuentra el recuerdo cómo eran las noches en senderos del de-
sierto desconocido y como se movían danzarines volando insectos y arras-
trándose reptiles, muy pronto se metieron en sueños pesadillas, en cada día
unos y otros se agrandaban y hasta donde fue posible sentir miedo horrible al
superar el tamaño del dinosaurio de la pre-historia.
Hay almas involuntarias metálicas inmateriales de imponderables de-
corados que si entibian domésticos con varios menos abrigados adornos en
bordes festonados de tintes fosforesciendo el carmín o un esmeralda, ponien-
do paños de agua tibia por disminuir inflamaciones… es imposible la ponde-
ración, sin superar mínimas dimensiones, ni por precisión suiza, ni elegancia
inglesa exagerar en cualidades observadas, siendo extralimitadas a propósito
por caprichos maquilladores de tonterías, por donde nunca se ha visto el bri-
llar de estrellas ni se ha degustado con agrado, ricos manjares y potajes hechos
por deleites de un endemoniado angelical, o se olvidó de observar en los años
cincuenta, la hazaña deportiva fantástica de quien no sólo fue admiración
mundial del misterioso brillo, en negros botines angelicales de magiares hún-
garos, volando en esferas de colores sobre embellecidos verdes campos de
fútbol.

Cabalgando en mula iba por conseguir un galón de gasolina, arries-


gando el pellejo subió en el lomo de un chancho gigantesco, o al anca de un
asno salvaje yendo a comprar alfajores auquénidos, embarrados de miel de
chancaca derretida a la fuerza, pintando oscuras tapas de la golosina feas ama-
rillentas y alguien hubo dicho de ellos, encima de la ponderación por si es
existencial lo rico de alguna sugestiva, no hay como en la dulzura de aquel
sitio en el mundo y no hubo ni en la hermosura de una agrupación endiabla-
da universal, yendo a consumir esos manjares exquisitos.
Alguien se puso delante de la manera lógica en posición de reclamar
su escarbada ilusión, por si fuera posible encadenen al relato de una legenda-
ria gesta y su protagonismo llenase de excelsitud.
Por toda cosa y aquello nunca hubiera en cuantos modos de retardar ni
por un segundo, entreverando cursos de trayectos solares y en lo naturalizado
de su cortejo estelar hacia su sino, pues esa determinación la hubo fijado la
naturaleza y por ello no habría algún fenómeno físico ni en otros poderíos de
modificarse haciendo fuertes alteraciones entre mínimos fenómenos en la
grandiosidad infinita, si esto y eso sucediere sin suplicar al viento, porque
hubieron impedido al no heroico, la utilización de su valentía y en excelsos
mecanismos de cómo llegar a niveles de solemnidad, pero fue arrastrado por
la superficial mediocridad de la nada exigente y sería fácil rodar al lodo sin
fin… pues sólo estuvo rebalsando en el barro, por llegar al instante hasta la
profundidad angosta y ajustada de un callejón, por donde no pudiera dar
vuelta ni sospechar se diera en esa negrura y nadie, nadie regresaría a dar fe
de su experiencia y todos la supondrían un caso de fatalidad.
Muchos saben que en la rústica lira de un pueblo andino, se habla sólo
de palabrerías y por nunca alguna se escribiría en algún diccionario, pero la
mayoría entiende en tantas liras individuales al esconder lo deformado de
palabras soeces en barbarismos, por dárselas de eruditos y salirse con las su-
yas en cualquier espacio, siendo analfabetos, incultos y entercados en sus
exhibicionismos voluptuosos displásicos y patológicos.
Temerario fue reprochar en sus barbas algunas de alteraciones fatales
de carácter lingüístico, si corrompieron demás los circunloquios, coplas y
cantares genuinos de sus sentimientos, así sus razas dejaban estiradas melan-
colías en lo más rudo y terrible del lenguaje… por eso todo lo popular fue y
será inferior, pues nunca trascenderían más allá de lo regional. Aun así mu-
chos individuos se jactan del poder omnívoro, estando en su rebaño, pero
fuera son escorias y sintiéndose soberanos, vuelven cuando se antojan por su
sed antigua a beber lo más ansiado, si no resultaría como apetecieran y se
quedarían, hasta cuando quisieran y por allí seguirían siendo portentosos
entre calamidades de sus dictados tremendistas.
Por saber tantas historietas, quien hubo propuesto algo sutil en muchos
relatos, fuese material fungibles y nadie pudiere considerarse satisfecho y libre
de culpabilidad, si arrugadas esconde temblando lo dejado colgando y por
olvido, luciere expuesta en alguna percha, si no hizo lo posible por subsanar el
embrollo, la falla o el pecaminoso proceder se hiciera el desentendido por
obrar en faltas… en fin, se perdió en la ignominia o en anonimato por querer
negarse al honor de una excelente calificación y su capricho mantuvo en la
vanidad de la nada –aun en disparos directos o en chismes– hubieren podido
afectar y ahora, resultase apareciendo putrefacto y pidiendo auxilio, pedirá
ayuda y nadie dijera su verdadera naturaleza, al pedir piedad no sería casti-
gado ¡Un socorro por favor –gritaba– estoy vencido y si me dieran la mano,
resucito!
Pero sin arrepentimiento, volverá a lo mismo, en medio de tantas ar-
gucias bandoleras, diluyéndose a nada se amotinaría en bledos de gasolina y
en combustible de frijoles negros de cruel negrura, hablando por las espaldas
perpendiculares y opuestas al incienso de estorbos horizontales, entre huma-
redas por toneladas de aromas y ante bardas estrechas de dientes filudos ¡Qué
locura si bostezan tentaciones muchos gestos fantasmales de Dadapo, Rondo y
don Facundo!
En el dial del espectro muy macabro y espectacular en lo menos útil,
por quien propone un infundio en la literatura, donde todavía no se cuaja el
resultado final y sigue abierta la puerta siete, por donde se derraman títulos
dignatarios sin asco, tan repugnantes como húmedos estiércoles de establos y
chiqueros… solamente así enloquece en agravio y ofende la locura, si no más
por no seguir hasta la luz de mínima sabiduría, si no invierte un cántaro ni un
centavo de su fortuna por quitar la piel del asno, ni la costra de sus estupide-
ces.
En recuerdo de suceso ocurría oscurecido por temporada de tinieblas
horribles a causa de poderosas bombas de diversas naturalezas –radiactivas,
bombas H, atómicas, incendiarias y otras tantas– potentes aun nadie imagina-
ba cuanto podían destruir… pero los incrédulos por medio siglo, no han asi-
milado informaciones y ni el escozor causado por ese peligro potencial pu-
diendo destruir al mundo ni por miedos terroríficos, hubieran encendido
luces ni activado alarmas, creyendo ser angelicales acciones ocurridas por
siempre sobre la faz terrenal, por encima de tantas barreras y disparates de
líneas fronterizas, en conflicto.
No resultará en crónica fantasmal de negruzca narración enronqueci-
da, entre dramas embrutecidos cuando disparara en sonrisas de monstruos
explosivos, entreverando desgraciadas situaciones y maliciosos de pronósti-
cos fatales, llenando una crónica corrompida y pervertida por viles protago-
nismos, sin algunas jugueterías iban encendiendo hornos infernales, conge-
lando raciocinios intelectuales, desesperando a científicos éticos en observa-
ciones de desquiciados políticos, pues estos antepusieron sus ideas sobre crite-
rios favorables a la dignidad y supervivencia humana, en condiciones hono-
rables sin debilitar investigaciones científicas al servicio del desarrollo integral
de la humanidad, sin afectar su medio y la historia repletase sus baúles, cofres,
joyeles, almacenes y aquello superpuesto encima de la brillantez necesaria y se
viviera en la fidelidad concordante en lo sublimidad escondida por un paraíso
ideal.
En el presente relato se consignan personajes que nacieron de la ideali-
dad y ágiles vinieron a derrochar en la fertilidad de sus pensamientos, desde
donde y cuando aprendieron a rivalizar en competiciones por privilegios, sin
haber olvidado procedimientos y mecanismos ofrecidos por el cómo liberarse
de negativas maneras de enfrentar a inferioridades liberadas por vicios, sobre
todo a la envilecida envidia.
En cuanta virtud la codicia, insidia, la hipocresía y cualquier otra cuali-
dad se debería proceder descuartizadas por diversas envidias de un ingenuo
masticando y rumiando sus caprichos en lastres despreciados, en jergas jeri-
gonzas malditas que aun no sirven en cortes elegantes, o en basurales y alcan-
tarillados por donde nada vale la vida… y nada valga el tesoro del mundo, sin
luces del infierno apagado por muchísimas luciérnagas volando al infinito,
acabando el festín borracho y negando danzar sobre cuerdas, al arlequín y su
comparsa.
Entonces cuanto elemento se ufana en poseer mágicos idilios, si hay un
lucimiento ultra poderoso sobre equilibrios innatos e individualmente singu-
lares como al practicar tiros a blancos, sin desviar los tiró por la culata mirando
cuando se torna amarillento, si el reflejo fuere sostenido por líneas del horizon-
te y por donde, se atoran las alondras.
Al fin y al cabo, ha sido dable la expresión cabal de aquella cosa, impli-
cando ser solamente un vagabundo e ir recorriendo por el mundo, atrave-
sándole del revés y derecho, girando rápido en todo lugar imposible, hasta
dar en el blanco y estampar un beso a su sombra, o al desabrido ponerle cas-
cabeles por la orla bordada de luto y colgado por la cuerda del arpa, del violín
y de la guitarra.
Subir a pausas por la escondida escalinata empinada sobre extremos
reflexivos del espirituoso Sagón y luego llegar sin apuro al último peldaño de
la torre del campanario, de allí lanzar diversos tañidos al viento… así impreg-
naría metálicas ilusiones al invadir la humildad, prendiéndole brillos a la cor-
dura en magníficos signos de caracteres pacíficos por la valentía del héroe
patriota de élite.
En solidificadas partes estructurales potenciales de no solamente una
inteligencia, fuese de carácter adventicia desarrollándose por diversidad de
espacios, yendo por entradas visibles pudiéndose hacer mil instancias des-
prendidas en vuelos de gansos, sin seguir enredándose y cuando desde la
confección se hacía en equipo, volarían en “V” y en la cabeza, un ganso abriría
pasos al viento.
Ha transcurrido mucho tiempo, porque ya se ha rebuscado la minucia
en términos de describir algo bueno, en la exactitud del sentimiento excelso
con el cual se enfrenten desvelos por la crianza de proles, en lo justo. Son mu-
chos años sucedidos, pero no se olvida aun fuese sexagenario y existiera una
expresión mejor lograda en alguna sinfonía afamada, aun fuera copia de muy
dulces trinos pajareros y se aspirasen, aires supremos de los más codiciados
perfumes.
Por ahí es el lugar donde nunca faltará ni un pálido escenario por don-
de intensos se vayan vagabundeando algunos chupamedias soeces y en la
inmensidad del silencio se siembre, a través del estruendo de una voz que
ordenase realizar cosas más inauditas; nadie pudiera acercarse por delante ni
por detrás y por nada, alguien hubiere conseguido ser escuchado si la respira-
ción de su caballo vociferaba pestes a gran distancia y por detrás, ventosidades
de animales compiten con la fogosidad feroz de su acompañante gordinflón,
sobre sus jumentos embrutecidos que fueren derivando en sus interjecciones
añiles por determinadas direcciones elegidas y sin alma, poder llenarlas de
tantas pestilencias envilecidas.

En la plazoleta Belén en la capital cajamarquina, debajo de las sombras


amarillas de una zarzaparrilla, se ve salir a punto de la medianoche en la pinta
de un demonio borracho, quien divaga entre la desesperación y el desencanto,
por sacudir agitados piojos y pulgas, mas lo percudido del ánimo se entonase
por mirar al laborioso sastre, irá dándole puntadas tras puntadas, al fino casi-
mir y la gabardina, cuidando sus manos la integridad del material y la calidad
de su trabajo… el embriagado se entusiasmaba y oyera del insigne la voz de
su desafío.
Señor mío divinizado endiablado, terminantemente exijo se vaya
desatando la lengua y desenredando su firma, por la necesidad perentoria de
abrigarle en este recinto y si no hace mi ordenanza, mandaré pronto al abis-
mo. Avergonzado y sin la valentía, aquel se quedaría encogido en su joroba
elefante, entumido y cabizbajo al esconderse en su sombra, dejando rasgos de
su firma mucho más enredada.
Armado de valor, en el instante determinado se van tomando aparejos
de cada acémila y cada jaez de adornos plateados, luego se pone sobre lomos;
estando listo así se caminara leguas y por leguas que faltasen, aún no se pudie-
ra cantarle al reposo… todavía no se cansa algo benevolente, en el alma del
caminante ni en huesos de una danza circulante y circundante sobre muchas
azuladas piedras, por el blanquecino cascajo y sobre espinas escondidas por
doquier.
¡Ya me armé de magnífica manera quedaba una lindura de valor nece-
sario para causar envidia! –un grito.
Siendo por una sabia decisión en gustos dromedarios, o por discusio-
nes incluyendo caprichos por salirse del sepulcro, solamente por ganas de
asustar al mundo, o creerse un fugitivo del ejército friolento, sugiriendo meter-
se al negro hoyo en vano, o morir por la fuerza sin haber deseado sucumbir y
no haber tenido valor de tomar la previsión, por reposar en un infinito, eter-
namente.
Suelta la lira, sonríe y harás lo muy querido, mejor si botaras lo amargo
de tu amargura sedienta por libar lo mínimo del saber, campanas al aire y en
arrebatos de aromas deshaciéndose en tañidos, si devoraban inciensos –le dice
Bernardo Rodríguez a su dilecto amigo, a quien trata como si fuera el sabio
Rosalí Simón Contreras.
En el innato improvisar y dentro de las más terribles improvisaciones y
si no fuesen los más importantes, si se tratasen de cuestiones muy serias. Pero
quien no improvisa se pierde y seguirá atorándose con un engrosado tarugo
sinfín.
Ya hube estudiado a fondo y hallé de qué pata cojean, hasta qué punto
y qué altura pueden llegar sus malicias, si hubiera dejado que traspasasen
límites sutiles de la confianza por bordes frágiles de una mal entendida amis-
tad, sólo por jugarse de broma pesada, o por ser agresivo en su ponderación
egoísta, pérfida y desparramada en viles exabruptos de escándalos enrojeci-
dos y calientes como fiero listo, fuera forjado a golpe de comba y yunque ¡Qué
tal modo de despreciar la experiencia ajena! ¿Yo? Eso lo hago sin chistar, ce-
rrando un ojo, con la mano izquierda y a cada rato sin lo imprevisto, nadie
apure por salir mil veces mejor.
En realidad y por diferentes circunstancias es del caso poder afirmar
por estos sitios de escasa seguridad, en causa por nada del mundo quisiere ser
el más poderoso y número uno en materias diversas, como en lo económico,
político y militar, de tanto en tanto seguir siendo rico, carismático y enérgico se
llegase a arriesgar hasta el pellejo, sin la defensa y sin mecanismos de inteli-
gencia organizados, en la garantía de responder ante algún ataque del ma-
leante terrorista y fuere quien buscaría réditos consagrados en fines personales
o grupales, de lucros mal venidos.

Desmontando al mulo después de haber hecho la travesía una manera


diplomática y de modo esforzado desde la elegancia del parecida a un corcel
negruzco y por encima de la carga se atiborraría una carreta, nada hubiera
podido causar molestia ni haber sido dificultoso, por pensar aun no se aten-
diera a quien estaba saludando y desde una distancia desusada, por más
atención de haberse puesto a oír y recién llegaría a la aldea, en un acomedido
afán de conseguir los exteriores coloridos de su relato inicial, en condiciones de
algo genuino.
Qué suerte coincidente al azar si nunca he dado cuenta por donde em-
piecen relatos y a la vista son lugares precarios de suntuosidad si por allí se
hace la vida sin disfraces disparatados, ni maquillajes alborotados, ni gritos
desabridos y no hay frenéticos impulsos por maravillar con brillos rutilantes,
sino darle un sentido a la experiencia de vivir con gracia y gratitud, permanen-
tes… y tal vez no haya otro tal vez en su vida, qué lástima perder, por no sa-
ber. Sembrando coloridos mosaicos emocionales por mil y una, en la felicidad
de hombres interpretando algunos futuros en grandiosas mentalidades y así
quedasen fundamentadas doctrinas pacifistas, positivas, pragmáticas, dialéc-
ticas y filosóficas… sin mal gasto de sus alas, volar sin utilizar malas artes ni
volando por dejar un espacio de joder y cortar toda pita, por seguir sujetando
a alguna cosa sobre un socavón repleto de tonterías estúpidas, queriendo
aniquilar a su alma sin ningún resplandor, en una misión imposible de fideli-
dad discursiva.
Empieza a ensuciarse el viento arrastrando polvo, papeles, bolsas de
plástico, polvo, hojarasca y pliegos ampliados de presupuestos por resultados
sin la respectiva confianza en estrategias como en la politiquería enfundada
nacional. Lo poco o nada elegante va más allá de la capacidad política equili-
brada si hay dolos evidentes y por métodos, medios, recursos, negocios, valo-
res, convenios y estarán fuera de lógica al esconder cuantas maravillas por
negociados maquiavélicos y otras cositas fantasmagóricas como son cuentos
resabidos, rasgándose vestiduras cuando demuestran lo contrario, ante luces
públicas y regalan camotes oscurecidos o deberían vender bajo sábanas lim-
pias, recién lavadas.
Lejos se escucha al bramido tosco de melodías sin ardores, en fogatas
de la roncolla:… en este perro mundo que lastima, así se pensará que en ti hay sólo
sonrisas y algo de amor… Mientras en los aires hay aromas llenos de romanti-
cismo, pero eso no disimula la tristeza en plan de ayuda a despreciar terribles
ocurrencias y lo practicado por individuos públicos, desgastando honorabili-
dades de quienes estarán en las mismas funciones, comprometidos por de-
mostrar lo no hecho en mismísimas fechorías, en teñidas corrupciones y difícil
se evitasen tentaciones, si no había buena praxis en dialéctica aguda, pues
seguiría expresando a toda máquina tener su precio fiduciario, más aun no se
entendiera de ética ni en la capacidad de hombre valiente.
La miseria moral es terrible sujeta en la cara de poder mantenerla ele-
vada y perderla, cuesta la fortuna recuperar, más si es por lo llevado en mez-
quina corrupción de una manera degenerada, en soez grosería hasta límites
insospechados.
Es en el rostro de un azaroso personaje mal reconocido, o quién más
borracho que la misma botella haya salido y ha realizado un paseo por fuera
de límites visibles y avanzados por espacios donde la visibilidad de gentes son
únicas aficionadas en hacer sus comentarios excesivos.
Durante el paseo pareciera ser un ente colorido y musical por la envi-
dia de tantos trogloditas sin sentidos ni auquénidos, ni indecisos y siendo
tantos o más cuantiosos atrevimientos por hacer desdichas en tantas desgra-
cias de completar a desastres y por llenar de catástrofes a la historia, sobre
lodazales ruidos.
Aplastado por tantos de numerosos y ocultados poderes que están sos-
tenidos por la improvisación y son derivados por tantas infelices decisiones. El
borracho iba gritando balbuceando silencios, como un descalificado ebrio o
un personaje dueño de tremendo desprestigio y en suprema desconsidera-
ción, iba evitando compromisos señalados: por dañinos e inconsecuentes,
diciéndoles pestes contra lo historial de imprevisibles hechos negados por
aquella realidad.
El incomprendido personaje sabrá soportar las condiciones más estira-
das, si trastabillando en coincidentes sucesos infernales, exactamente es colo-
cado por debajo de un imponderable peso, aumentando sus malas suertes,
desdibujado en su imagen sólo por quienes quisieron hacer de él: o una torti-
lla, o un turrón, o una cachanga o un anticucho.
Él, sereno y más si hubo callado en el enfrentamiento de tales situacio-
nes recién decidirá, si actuaba según su opinión y cristalina lógica o ya verá
cómo salir del paso.
En algo sofisticado visto como una amenizada artimaña floreciendo
desde esas conversaciones surgidas, del cuando se estaba viendo en la ubica-
ción exacta de la puerta, de entrada por el concurrido mercado, donde alguien
llama la atención pues algunas personas, se inquietan al pasar por su lado
izquierdo y hubieran visto la luminosidad, irradiando difusa por sus contor-
nos definidos.
Si el aroma es de artículos antiguos guardados en baúles cuyo dueño
sabe de cosas buenas y no es envanecido por tener tesoros de piratas, fortunas
cosacas, preciosidades orientales, perfumes egipcios e hindúes y los más exóti-
cos, nunca excedieren en excentricidades sólo por engalanar a elegantes sin
exabruptos ni arribismos, por haber exagerado bebiendo cóctel dulcísimo y
por medio de otros tragos se embriagaran hasta la humillación, en una necia
curda general del aburrimiento, mal vestidos en andrajos y estropajos de pes-
tilencias envilecidas.
Más allá, ubicado distante y por irse a pasadizos sobre rumores de vo-
ces alterando al cristalino sonido, habrá dos voces resonando reclamo de críti-
cas en comentarios de mucho tiempo desaprovechado y más nítido, fuese la
bullanguera salsa enchichada donde hay gritos roncos de una canción repeti-
da hasta atosigar y ponerse a la moda de mona monería, en una repetidora de
radioemisora capitalina.
El mensaje emitido aumentó en calibre al concordar en juicios severos
contra todo lo que sucediera inundando de luz tibia en el ambiente otoñal gris,
lleno de gente danzando amontonada en un nudo confuso entre quienes
llegaban a comprar productos necesarios de la olla familiar diaria y quienes
apurados salían del mercado y en la mano lo difícilmente conseguido, puja-
ban esforzándose en demasía haciendo gestos cavernícolas.
En muy amplios espacios ocupados por esas ágoras prístinas y dentro
de la calma, se estaba vibrando intensamente en muchos cálidos temblores, en
la intensidad de sus tesis cuidadosas e inteligentes, las expuestas por ímpetus
exigentes porque el maestro otorgara coloreadas sus potentes luces magiste-
riales.
En pocos minutos los espíritus hubieron encendido sus lámparas men-
tales, resplandecientes en un discurso coloquial amistoso y sublime, ilumi-
nando lo majestuoso sin haber hecho la preparación lectiva, dejando incrédu-
los a sus oyentes maravillados al entender la ironía de haber sido desaprove-
chado en actividades profesionales cuando hicieron descarnada crítica y al
oírle la gente comprendiendo, aún fuera de sus actividades oficiales siguieren
enseñando y resultaran en tantísimo agrado al escuchar a unos y otros, cuan-
do hubieran hecho de galanuras entusiasmadas y con la autoridad asestarían
criterios analíticos a la historia sanitaria, desde años difíciles cuando causaron
males hasta la depauperación descalificada de estos contra naturales procesos
actuales, pues hablando de materiales históricos, lo referido en temas de gran
profundidad, nunca hemos estado del todo, bien. Pero en la mejor época de
participación, de inversión y de resultados evaluados, fue por la década del
setenta con un gobierno militar intencionado y a pesar de catastróficos efectos
del terremoto, se contaba al menos con necesarios recursos y estrictas discipli-
nas.
Desde el ochenta hacia delante había aspectos políticos e intereses indi-
viduales, habiéndose malogrado pronto y progresivamente a todo límite que
fuese en exuberantes vicios y defectos de brillantez, en muestras de severo
deterioro patológico.
Los profesionales estamos en bocas del mundo y nos niegan apoyo
por haber descalabrado la atención a qué calidad se brinda pasando muy por
encima de injusticia, ilegalidad. Ellos lo ilegitiman todo y nadie puede denun-
ciar, porque nadie oye ni asume su responsabilidad.
Con qué gracia pueden enmascarar situaciones problemáticas si todo
se pudre o es lanzado a peores condiciones creyendo que se arregla la admi-
nistración al intervenir en un aspecto puntual cuando debe incidirse en la
multitud de factores y en su manejo integral.
Cambiando personas en diferentes cargos no es solución y preferen-
temente en la dirección o representación como es práctica cotidiana con el dije
de ser puesto de confianza.
En realidad será fácil llegar a esta cuestión como apresurado cuestio-
namiento o circunstancial suceso, tan improvisado se desarticularía la estruc-
tura de excelente mecanismo y personas no capacitadas, remedando intenten
ser eficientes y eficaces, exponiendo a sumo riesgo en acciones y por su innata
naturaleza imponen impactos ideales, al intervenir de modo afectivo con
teorías similares traídas de otros medios, donde gastan ingentes recursos ob-
teniendo regalos. En este país la realidad plantea retos de esencia genial e in-
genio inteligente, debiendo asumir el máximo protagonismo, ofreciendo un
planteamiento estratégico capaz de englobar a todo ámbito administrativo, en
uno cristalino se anulasen favores políticos, improvisación y vicios consuetu-
dinarios y hábil se sostenga en niveles calificados de materiales, o en cada
temario sean cálidos y no febriles, serios y no tercos, eficaces sin exhibicionis-
mo de peliculina.
Decir un motivo sereno de comentario preciso ante la gente extranjera,
porque nunca se hizo caso a sus lecturas ni dándose pie a discursos de aseso-
res de alto nivel, cuando invocaban tesis anteriores o experiencias propias
como razones, en otros medios tantos por nunca resultarían eficientes entre
nosotros, aun cuando con las potencialidades supuestas se exigirían como
obligatorias.
De un tiempo a otro ya fueron desbocados criterios, remontándose
como títeres en varias dependencias de varios ministerios y en salud nunca
sirvieron… en salud importa el valor estadístico real y su manejo tecnificado
profesional actualizado en cada tiempo y espacio y es ilógico ver a los llama-
dos políticos posponiendo preceptos y principios evaluados por pareceres o
se hagan cosas al revés, no analizarán lineamientos de política, objetivos y
metas, líneas de acción, estrategias, evaluaciones y volver dinámicamente a
uno y otro nivel, con mecanismos de impacto cuando no resultasen alboro-
tando terroríficas, sino con efectos ideales.
Mucho se habla de desarrollo sostenible y sustentable acorde al deve-
nir histórico teniendo en cuenta a determinante, en lo predispuesto, condicio-
nado, concomitante y por tanto tiempo pregonado, trabajado y cuanto presu-
puesto asignado, hubiera en aquello.
¿Pero acaso nos damos cuenta qué nada se logra, al cambiar patrones
de la incultura?
¿Estamos mal predestinados a vivir en el oscurantismo?
¿A dónde llegaremos?
En lo ético ni hablar, sólo contados maestros y a contados podemos
agradecerles felices, con inmensas frases, y él es o fue un señor, explosiona
luminosa en nuestra alegría, sus enseñanzas son vuelo de gaviotas de oro
guiando a ínfima cantidad de profesionales, ante el abrumador número de
aquellos sin tener calidad o inseguridad en su formación no atinarían lo mí-
nimo y en deontología resultan descalificados por hacer mercantilista el servi-
cio, cada día desmerecería al extremo de ingrato señalamiento, al convertir
todo en negociado y en tiempo de vacas flacas sin competencia leal de calidad
óptima, si antes no se bajan las tarifas de honorarios, se realizan procesos ilíci-
tos y para todos dieren premios al ingenio, sabiendo, hay muchos dedicados a
hacer abortos con precios de ocasión y promoción con ofertas.
Unos resabidos llenan tubos de cremas y pomadas en mezclas incon-
cebibles, vendiéndolos en potes como medicamentos importados a precios
prohibitivos, explicando ser de última generación y la mejor maravilla realiza-
ría milagros.
Otros solicitan exámenes auxiliares como desean pedir, siguiendo un
plan de trabajo sólo por exprimir a los bolsillos del necesitado paciente, o de su
familia cuando llega hasta la temeridad de cambiar el nombre del patrimonio,
por solventarlos a través del engaño y la indicación, es descabellada por moda
o monería, por condescendencia o dar razón a quien creó esa necesidad apro-
vechándose de la ignorancia, cuando surte efecto como laxante chorrea el
dinero y hace fortuna en menos de un lustro.
No hay realización ni habrá ninguna manera del rehacer privilegios
por ser vagabundo, en una vida de trabajos ilícitos, pero en cualquier sitio y en
cualquier olla, se cocinan sin tostar la totalidad de habas, sólo diciendo que es
la lengua, definida cómo el mejor y el peor potaje, a la vez ¡Y el miedo será
calamina?
Ser una trompa del proboscidio afán de un payaso puesto en genufle-
xión, lo estirado bajo la sombra enardecida y agitante, desde el día cuando
dijo, tanto abunda en voces gruesas al decir diciendo dichos y más dichos
dicharacheros imprevisibles y por ello, fuese de la predilección el afirmar co-
mo se destruiría a la soledad de malos vestidos y mal maquillados por dentro
de una fortaleza entremetida, no sólo en el modo de pensar, sino cuando el
producto fuera un arrebatado pensamiento.
Teniendo firme personalidad fuera dable se iría prendida en la seguri-
dad de varias crónicas, pudiéndose estar informando por relatos al mismo
tiempo en espectaculares mezclas –al libre albedrío– como vinieran ganas y
no por apariencias se hicieren desmerecimientos en vulgaridades, si no fuese
necesario ponerles prestancias brillantes ni flecos en retóricas, o artificios y
basta por tratarse de extensas crónicas entreveradas.
Si habíais puesto condimentos y sales de picardías, no es por sarcas-
mos, el mejor condimento no ofende y me pudo confundir refundiendo en
estragos de buena o mala suerte, siendo difícil decidir… y decidir por una
negativa era negarse a la esencia natural de una persona cuando nunca dijo ni
quiso decir lo positivo fácilmente, pero fue atrevida en desbaratarse sobre
surcos mal hechos de sus errores, sin importar adjetivos en su manera de
proceder aprisa y sin talento, iría en el lomo de una mula sin observar si por
un camino, o por el filo de un escarpado desfiladero… no contaría con la con-
fianza de impregnar la suerte en un dije, pues llegaba fácil de vuelta al barrio y
con la confianza cargada a cuestas, llevando las esperanzas de haber percibido
un resultado útil y por lo mínimo, lograse la supervivencia; y ahora sin la
fatalidad de lo halagüeño ocurriera sabiendo conjugar sin lisonjas ni apresu-
ramientos a verbos realistas, conocería otras palabras por merecer la llegada
hasta lo llamado paraíso, por otros aun fuese un simple sujeto en una vida
feliz, por un mundo sin disfraz y en burdo maquillaje, se atosigaría ahogado
en sones dañinos.
Entre hipérbaton, epíteto, enálage, elipse y tangente, descascaraba los
dientes al eclipse lunar desde lo agrio y asaz, de si el discurso fue agorero. Es
un emperador adornado de plumaje y canciones antiguas, pero vomita su
ebria tontería llena de fatal calamidad.

En ingratitudes angelicales y endemoniadas pautas de la tal mal lla-


mada política nacional, se ha permitido irracionales mecanismos fiscalizado-
res como evaluaciones subjetivas administrativas y descuidando: orígenes,
esencias o causas de la situación problemática y en tales evaluaciones se propi-
cian escondidos o disimulados hechos y malignos son quienes niegan deberes
y derechos, haciendo tabla rasa o favoreciendo a mafias y desfavoreciendo al
necesitado, tal como ejemplo por la negación de la importación de medica-
mentos de marca registrada, de instrumentos y otros recursos de reconocida
calidad; se hacen tantas cosas al revés cuando se auspician programas desca-
bellados hasta la anormalidad en el nacimiento degenerado de medicamentos
genéricos, a tan malo cuando no tienen control de calidad, o sólo cambia de
nombre en sistema anterior sin lograr éxito ni tener condiciones de permitir la
disminución de tanto vicio, lacra u otro medio paralelo, cual alternativo fuere
en lo folclórico del manejo terapéutico, sin la competencia en dinero sino en
malos o discretos resultados, porque son daños psicosomáticos y nunca se
resolverían con indicaciones de hacer buen impacto, solamente fuese necesa-
rio atreverse a ser pícaro bandido, por seguir engañando a la gente, pero en
males orgánicos se requiere mejor manejo profesional, hasta en aquel llamado
de máximo nivel de complejidad, casi inalcanzable en el país y se tendría la
obligación de salir hacia el extranjero, como una indicación perentoria por
saber en definitiva de diagnósticos, terapéuticas y expresiones adecuadas en el
pronóstico final.
Ha sido demostración del estilo la proposición en medio de la seriedad
entre muy buenas tejidas argumentaciones, la ponencia en su debido lugar
fundamentando la coronación, sin ninguna prisa alocada ni por calma ajusta-
da. Entre sueños no se facilitan las lecturas de inmensos pliegos en pergami-
nos ancestrales que se guardan por contener historias de diversos pueblos
dispersos por tanto horizonte, en diferentes idiomas y lenguas a través de los
tiempos.

En este país de maravillas, se trastocó todo y más cuando esfuerzos in-


dividuales van superando en expectativas del endiosamiento de lo afamado
sin sustento, o sólo por algunos buenos efectos y por contados equipos de
trabajo, que llegan al éxito, haciendo escuela de modo sostenido y sustentable,
garantizado y con cristalina trayectoria.
Ahora es conveniente decir algo de instituciones tutelares formadoras
de profesionales, por siempre estarán puestas de espalda a la realidad, sin
proyectos afines a la mayoría de asociados, pues no son concentrados y cen-
tralizados en metrópolis, sino en el país profundo, olvidados olímpicamente
en toda instancia de bufetes del gobierno y por el alto nivel hasta en oficinas
locales, donde se niegan derechos inalienables de capacitación exigentes en la
época contemporánea.
Los famosos congresos profesionales convocan elites, yendo a lucir
portentosos lujos en goces de placeres y disfrutes sociales, desmereciendo lo
científico al llegar a discretos resultados con empaquetados de pacotilla y la
defensa de la profesión, pierde mucho en cuanto al manejo de lo más precia-
do en bienes humanos y lo principal, frente a cualquier otro medio u otra
actividad, sin salud plena no se puede vivir armónicamente en este universo,
no habrá principio filosófico, esotérico, mágico o de brujería en plan de otorgar
la alternativa en contrario y quienes la observan, manipulan y destruyen de
cualquier manera, son profesionales, técnicos, empíricos herbajeros, curiosos,
brujos, hechiceros y cualquier hijo de vecino al hacer con picardía cuanta can-
tidad de dinero con lo llamado es su trabajo… en cuanto hay, diciendo, esa
fuese una limosna de maldad agraciada.
¿Las cifras irán sumando resultando una cuenta final de afortunado
valor bancario?
De la calificación a profesionales ni hablar, sólo compiten la gracia des-
de el modo de tratar a la comunidad, tanto por estar equivocados tolerarán o
exigirán ser llamados doctores y doctorcitos vagarán como tirios o troyanos,
bayos o negros sin tener almas irán recetando en tantos papeles indignos,
escritos en gabinetes indescriptibles de infiernos y liberarán bajo cualquier
pretexto, un cualquier medicamento y hasta aquellos controlados por las
normas de indicaciones terapéuticas precisas.
Nadie reparará ni negará el expendio correspondiente al profesional
colegiado y se fomentaría magnífico el ejercicio ilegal del trabajo profesional y
como fácilmente llegarán a siquiatras los sicólogos, insensiblemente fueran
dentistas tecnológicos en dientes, el técnico de enfermería saltará tremendos
escalones y es médico, sintiéndose más doctorcito cuando llega a santero mi-
lagroso, buscado por poblaciones enteras encendiéndole su vela y contando
por millón al fito terapeuta, al chaman y otros sin ser profesionales bordeando
en famas, dicen curar cánceres en lo máximo de sus imprudencias fanfarro-
nas.
Colegio profesional o la federación de carácter sindical, nada hacen ni
harán por incapacidad legal, científica y socialmente descalificados por tanta
negligencia, o alteración de mecanismos de enfrentar con autoridad y hacer
valer la autoridad al leer voluminosos expedientes, sin ir a una aventura y
decir en cualquier circunstancia, no hay lugar, o no tendrá mérito a causa por
dolo ni delito y por criterio judicial, por jurisprudencia se ahogasen expectati-
vas racionales, peor si en consideraciones sociales y económicas se permiten
exageraciones, bajo la explicación justificada de necesidades fundamentales,
bajo el nombre de bien social o público y entre otros se incluye a la incultura
jurídica.
Tremenda sucedería la desgracia donde se aumentaba por ennegreci-
das dimensiones, en un futuro inmediato borrando desfigurado al verdadero
líder del equipo multidisciplinario, al proliferar incubadoras de producción en
serie como aves de corral, así como sucedió hace mucho tiempo con otra pro-
fesión de servicio y mandando a demoniacos al otro profesional de “m”, no
resultaría un insulto con esa letra empieza el término maestro sin ser igual a
profesor, a este faltaría la excelencia, solemnidad y trascendencia queriendo
ser igual a aquél.
Entremetido en tristezas, por un millón y medio de profesores de estos
tiempos, no hicieren un maestro de aquellos existentes en antaño. En el mis-
mo criterio y en tal sentido, el profesional de salud no se diga haber podido
formarse por centenares o millares en cada promoción ni por decenas, si no
hay tantas condiciones puntuales, en respectivos currículo por ser fundamen-
tal la exigencia en el perfil del profesional, estuviera identificado en resolver
problemas nacionales de mayor prevalencia y de marcada incidencia en di-
versos niveles demográficos, lo teórico contrastado en óptima práctica a esas
citadas problemáticas, la aplicación de la investigación científica en la produc-
ción de conocimiento, algo difícil se logrará con el exceso de estudiantes en
instituciones, especificando contar con los recursos materiales y faltan, en la
mayoría de ellas.
El entusiasmo de hacer profesionales, no puede sorprender a incautos
y peor el otorgarles falsas expectativas, si no esos resultados serán catastróficos,
tanto o más en tiempos transcurridos sin errores, o si estos ya sucedieron se
minimizarían en algo con exigentes evaluaciones, por alcanzar sólo un contro-
lado número promedio, en la mediocridad y después solamente por nego-
ciados, o en una situación incontrolada, la meta es, o será lo inconfesable en
dimensiones terroríficas.
Importante saber en el plano de suposiciones, fuese dable confirmar en
hechos por hacer evidente un veredicto, mientras quedaría en elucubración
subjetiva y eso sería aprovechado por quien se defiende, cuando esconde
acciones ilícitas por cuidarse sin dejar huellas o embarraría con modificaciones
y acomodos, al hacerlas indirectas.
¿Qué hacer con aquellos que manchan el decoro y afectan muchas
honras? Castigo efectivo será sugestivo algo destructivo hasta en mínimos
recuerdos de aquello maligno… pero no aquel castigo metafísico queriendo
insultar a la especie humana y degradar a lo más bajo de la escala zoológica,
arrastrando y enterrando en vil fosa abismal por muchos llamado lo infernal,
inventado por un cobarde individuo de la antigüedad… pero como de eso
está cundido por todo el mundo, todo contagiado canceroso, terrible será
poder limpiarle de tinieblas y de porquerías.
¿Por dónde ir sin lastimarse, si todos los caminos, están llenos de espi-
nas, clavos, lanzas; colmados de sables, cimitarras y cadenas… vilmente enca-
denadas? Siendo causa práctica de hacer una novela de trágica materia griega
por tantas corrupciones sin interrupción, es descubrir la pólvora en el siglo XXI
y tan superficial materia, peor puesta en la corrupción de la novela porque en
esta no hay asuntos por discernir, dentro de la planteada suposición en atrevi-
da objetividad.
Puedo seguir en disquisición diciendo lo ahora dicho, así en la simple-
za de por sí mi alargada experiencia y estoy autorizado, por haber laborado en
todas las escalas asistenciales y administrativas tanto como haber visto la sor-
presa en cuantos ensayos se hicieron por conseguir un profesional formado a
resolver problemas prevalentes de nuestro país.
Hubo alguien dijo inicialmente se debería hacer un médico general y
exagerarían en fuertes instructivos, porque se abrumarían conocimientos
amontonándolos en cada departamento académico y en cada cátedra, con la
exigencia de hacer ponderado especialista, en cada una… felizmente fueron
resultados considerados merecedores de la confianza nacional e internacional,
a toda prueba… siendo capaces, diplomáticos, cultos, elegantes con frac y
corbata michi por más indígena disfrazado…. era bien considerado en toda
ciudad a donde iba.
Luego se cambió a otra segunda palabra: médico integral, exigiendo en
aspectos humanistas que no entendió la mayoría al trastocar a un profesional
frío, de elite y capacitado producto de exportación y a un paso de la especiali-
dad, se estratificó en competición camino a la excelencia. Muchos profesiona-
les saldrían a lugares de esa tendencia con millonarias remuneraciones y aquí
nadie sabe, por cuanto se hace profesional aun penando volverse adinerado,
en dos por tres.
Aquel tiempo las universidades expidieron títulos y grados autoriza-
dos y reconocidos como tales, gozar de privilegios en leyes de la nación, en
seis facultades prestigiadas donde se garantizaba desde el ingreso, calidad
humana al máximo según el orden de méritos. Luego en cada cátedra era
plena en exigencia de condiciones rigurosas de eficiencia y eficacia y a nadie
permitieron errores o fallas, por mínima estructura en tal o cual curso, por
tanto en todos brillaba la importancia fértil y por nada se olvidaría por siempre
resultando en buenas metas.
De un tiempo a esta parte se infundieron malas ideas con aires de re-
novación o ganas de fastidiar en moda de esnobismos, tanto fueron sembra-
das disposiciones elásticas porque dejaron ingresar a quienes llenaban sus
mentes de desconcertantes caprichos y estudios generales rompieron tamices
de mejores condiciones, hacia la exigencia del estudio y cualquier cosa pasaría
después.
Pronto llegó la informática y su avance tecnológico electrónico actuan-
do de manera contradictoria a todo nivel, en el gobierno del país produciendo
límites en varios manejos económicos y financieros por probables conflictos
diplomáticos en relaciones exteriores y la deuda externa creció geométrica-
mente al comprar recursos bélicos negándose al sector servicios nacionales lo
mínimo al sostenerse y se malogró el objetivo fundamental de la universidad
pública estatal, se pusieron precios prohibitivos a libros y publicaciones cientí-
ficas.
En falsa idolatría se quebró la autoridad de los maestros y quienes bri-
llaron por sus exigencias, se tornaron compasivos y complacientes con la nue-
vo currículo y organización de muchos programas que profesionalizan y
vuelven hipertrofiados megalómanos en departamentos académicos, con
amplios poderes y sin substrato específico se empieza la masificación, de ex-
trañas consecuencias al aprovechar la puerta abierta e ingresar al estudio sin
vocación en la carrera médica, aumentando el número de estudiantes por
promoción sin el aumento de condiciones académicas mínimas y si aumenta-
ron universidades con facultades, dirigidas a la formación integral de médi-
cos, sin contar con la aprobación de respectivos comités nacionales e interna-
cionales y de tal calificación, sin argumento fiable por corresponder a tremen-
da responsabilidad, en el manejo de la humanidad doliente muy necesitada y
aspiraría soluciones desde la formación profesional, evadiendo prejuicios e
improvisaciones asumidas por un individualismo caprichoso o la elite intere-
sada, en fines menos importantes.
¡Por una infeliz coincidencia, alguna cosa superaría a dos docenas de
centros de formación médica, con el desmedro de calidades en cifras significa-
tivas de los resultados y sobre todo en la simple práctica, en lo ético y lo deon-
tológico!
¿Cómo resolver sin aspavientos ni utilizando cosas que lleven vientos y
se solucionen álgidos problemas simples o comunes y diversos primarios del
país?
Al ir abriéndose de par en par un abanico virtual y competitivamente
las puertas de tantos centros de mercadeos, solamente en afanes de lucro o de
viles negociados, fuese el inmenso motivo de ir en pos de la iluminación y en
lo mejor sostenido por esas políticas neoliberales, estas sólo manejarían exage-
rando a números monetarios, sobre la base de símbolos fiduciarios duros o
fuertes, considerando a la población como individuos masa y olvidando fue-
ron y serán personas humanas, aun no tuvieran un seguro en salubridad o ser
incipientes en procesos detenidos a través de la historia, después del medio
siglo de doctrina existencial o mucho más.
Las críticas siendo positivas resultasen enfocando directamente y tam-
bién por diferentes sistemas serían divergentes y ebrios al convertirse en gesto-
res del consumismo o paternalismo, pues cerrados impermeables de institu-
ciones oficiales estatales o alineados o privados elitistas privadas hacia el pa-
ternalismo, escondidas en masificación al negar la conducción directriz de
entes rectores tuertos, cojos y tartamudos, mancos y sordos, desautorizados
nunca plantearon uniformidad de objetivos y metas, no concordaron en ac-
ciones y evaluaciones al enfrentar mencionados problemas.
No es sólo en días de veranos cuando muchas hojas permanecen en su
verdor, mas si en la noche no se ven verdes, es por la oscuridad a pesar del
brillo lunar por donde se encienden metáforas de silencios rudos ásperos y de
sueños púrpuras entre mil formas de hojas secas y sólo algunas verdes de
plantas seleccionadas en un jardín donde se agitan hojarascas con el viento
brisa, sin abrigar a la casa nueva.
Todavía se oye el susurro del ronroneo de quien es soberbio como el
gato atigrado, reposando con guantes negros recordando luego a su bocado,
habiendo conseguido y terminado cuando acababa la tarde, seguramente
soñaba como fuese la idealidad en su comportamiento desarrollando algunas
ceremonias oficiosas. Durante esa noche armaría un tole tole en el inmenso
andamiaje, adornando al escenario, donde danzase bien trajeado de un clásico
frac.
Es una quimera entre lo más impertinente y la fanfarronería de la de-
silusión en la sustentación del sistema único de la salud, siendo de imposibles
el armonizar racionalmente recursos y la entereza en disponer cualquier in-
versión, lo sería hecho sin definido pronóstico, o no teniendo idea de experien-
cias supremas, en políticas administrativas innovadoras y estratégicas de
países, pues hubiera pasado poco tiempo en desperdiciados sucesos y luego
gozarían, como ahora de fértil desarrollo fertilizado sin personalizar en auto-
matizadas estrategias al suponer magníficos resultados sin dejar a la deriva el
curso de acontecimientos pálidos, sin conducir en mínima adecuación, por-
que cerebros llegaran a realizar procesos tan azarosos, cual permitido por
instrumentos, o maquinarias anquilosadas improductivas, o si el nivel de
agua subiese lento, demorando en reaccionar, o muriendo sin ninguna tras-
cendencia por vegetar en cuantas torpezas, divagando en programaciones
poco factible ni realizable y de allí no salen, nunca intentarán el impulso nove-
doso estimulante y necesario de mejorar condiciones, por lograr resultados
competitivos.
En todo se responde a enfundada o envolvente norma, directiva, reso-
lución o ley suprema se resolvieran problemas nacionales estructurales, sin
considerar tantas condiciones de irrealidad, diversificando recursos e impli-
cando a infelices mentalidades, por cumplir a rasa tabla o al pie de la letra lo
dictado en pupitres brillantes de gabinetes ministeriales, de otras oficinas ofi-
ciales centrales y sin otro mecanismo regulador, enfrentarían problemas loca-
les imponiéndose a quienes estudiaban la realidad, en su determinado nivel y
propondrían lineamientos de acción planteados acordes a los objetivos de otro
nivel y la evaluación tuvo, tiene y tendrá caracteres caprichosos de una fiscali-
zación coercitiva, desfasada, irracional y sosteniendo tantas inmundicias en un
país centralista concentrado y manejado a propósito por el poder omnívoro
vanidoso individualista, quien lo sabe en totalidad por subyugar al capacita-
do, o al técnico en la debida materia, pero se oscurece cuando no se logra su
capricho y nunca sabe el fin.
Una persona utilizaba la asesoría por casualidad, o por un insuficiente
enfoque de algunos manejos integrales y así, nunca se llegará al pretil inferior
del desarrollo en el deponer condiciones de privilegiado, borrando picardías,
eliminando intereses personales o de propios grupos, atenuando lo tradicio-
nal inservible o si no es racional y en lo fundamental se dieran prioridades
perentorias a severos recursos necesarios en la solución de múltiples proble-
mas, teniendo en cuenta la pulcritud de la viabilidad y la vía factible, redun-
dando se impusiera en un país donde se supondría aplicar una necesidad
política adecuada, al borrar del mapa a la megalópolis ciudad protagonista
anormal y brillante en doctrinas de mixturas, no siendo la sumatoria de facto-
res nacionales, si no estaría sustentada en males invisibles y entre notoriedades
no fuesen satisfactorios por el deber de llamarlas de necesidades primarias,
muy necesarias.
La inversión debería estar proyectándose en el procedimiento a desa-
rrollar dentro de la totalidad de las actividades socio demográficas y en mayor
presencia, por lentos medios financieros entre mercados donde se atendieran
a todos y por serios ascendentes, llegasen atravesando niveles progresivos de
localidades nacionales e internacionales y así fueron productos agropecuarios,
pesqueros, mineros y energéticos, entrando en niveles competitivos con má-
gicos resultados al servicio pleno, por diversos lugares de la nación entera y no
sólo en grandes ciudades, si no por megalópolis muy enfermas y por pueblos
enfermizos.
No es cierto que no fuese un caso de inmenso dramatismo, o de tales
ensayos sugiriendo ser promovidas en francas soluciones y no en errores y
equívocos en tratamientos de modos testimoniales, o en escénicos –así porque
sí– perdurarían en la eternidad ¿Intentando remedos de reformas dictados y
ejercitados en tiempos y espacios patológicos, por siempre establecidos y
cuando se dieron o darían buenos efectos?
¡Creyendo no ser el único personaje en objetar terribles aspectos condi-
cionantes, cual aspectos valiosos repletaran a la vigencia actualizada y urge se
considerasen reclamados!
No es locura ni apresuramiento, estar en la exigencia de tal realización,
en el tiempos tratándose de enchufar en mensajes sólo alienantes, en función
de remover tentáculos a través de escalas donde se inciden, sembrando malos
procesos al justificarse cualquier error posterior y con la filosofía tradicional de
dejar pasar y nada pasó, encumbrando a ineficacias como al pronosticar el
tiempo, por intermedio de personajes bien vestidos en plan de adivinar sa-
biamente y nunca ocurriera el planteamiento de condiciones infernales, con-
tradictorias y conflictivas con la realidad.
Algunas de las llamadas tesis nacionalistas se hubieron enquistado y
encostrado en materiales más pegajosos por voces y por bocas, llegaran folcló-
ricos a lo mismo, como hacia los poderes divididos en varias ciudades exigen-
tes de protagonismos y resultaron alabando, a centralismos concentrados
pincelados en menor magnitud y menor proyección que nadie llegaría a ob-
servar ni nadie pudiera medir.

La descentralización política verdadera sólo se hará, cuando quimeras


sentimentales dejen de reclamar preeminencias, cuando engranajes de la
historia giren en su sentido, al ritmo orquestado y se logra avanzar, cuando
funciones o flujos armónicos nunca se detengan y la rectificación ayude a
mejores fines, cuando personas sirvan a instituciones y no al revés, sobre todo
cuando invocando funciones positivas se superen cargos, cuando en presu-
puestos se predispongan acciones transparentes, tratando de alejar lo delicti-
vo, cuando algunos servicios y remuneraciones correspondieran a esfuerzos
naturales de una convivencia humanista, cuando el proceder ante errores
reconociera condiciones de rehacer la calidad de excelencia, cuando el brevia-
rio instruya y se trabaje sin tregua ni robo, cuando suspicacia y burla sean
vergüenza y pecado se castigue de modo ejemplar, cuando nadie sea indigno
y no se necesite de la justicia, injusta y mercantilista.
Cuando políticas nieguen a individualismos ególatras y propongan al
líder sin endiosarle, o sugirieran doctrinas y no impusieran sembrando estra-
tegias de evaluación, no condenasen al abandono total y la fatalidad de sober-
bias pasiones, dejando de interesar cuando ya no gustan o ya pasaron de
moda, cuando la razón contrasta valedera y verdadera, sustentando la vigen-
cia contemporánea o adecuando el monitoreo en lo mínimo al servicio de
cuantos objetivos y metas planteados, o eliminando deslices, riesgos, sesgos, o
aquello resulten desviando a viles propósitos y apartasen o alejasen la belleza,
lo agradable… si no era producto beneficioso ni lo considerado eficaz y efi-
ciente, fuese así porque siempre se negará la razón y se producirá la alteración
inoficiosa de algunos buenos o magníficos procedimientos, antes de llegar a
muchos efectivos, desde ya manipulados de manera subliminal y por nada ni
nadie, impondrían malignos resultados con cuantiosos malignos comentarios
chismosos.
¡Cómo sea y como ocurriera la oportunidad de lo que por adecuado se
expusiera, llenando un foro de calidad superior en supremas definiciones de
la excelencia, en doctrinas donde ideas se comprendieran en su integridad a
fenómenos sociales demográficos!
¡Cómo fuese tratar de la racionalidad desvestida de lógicas, aunque los
aspectos se anudaran entre tantas virtudes negativas y tuvieran carácter pe-
rentorio de suprimirse, como el uso de un escalpelo drástico, estricto y disci-
plinado extirpando de raíz esas maldades!
¡Quién no quisiera utilizar una práctica con la fidelidad de criterios más
leales, por la ciencia y por la política, en su verdadera dimensión tal como al
seguir siendo rutilantes ilustrados!
La política no sólo es una cualidad perfecta por vivir mejor cada vez,
aun no entendiendo que se debe gozar de democracia ausente hasta en el país
creído, es más demócrata.
La ciencia nunca prejuzga ni entra en plan de sobornos, pues resuelve
diversas cuestiones investigando, estudiando y haciendo verificaciones de las
hipótesis, en función de la realidad y por eso es dialéctica, consciente y conse-
cuente, por seguir eliminando mínimos perfiles subjetivos y se desdicen lo
aparentemente serio realizador de pasados horribles, proyectando malos o
negativos futuros.
Aquellos personajes no anduvieron adecuados o requirieron adminis-
trarse dosis por una orquestada huella perfectible, o por confeccionar una
adecuada realización humana, o por una metodología aceptada en el consen-
so universal, por una tal estando comprometida en un espacio sometido a
cambios rápidos y profundos, en varios aspectos demográficos por hacer algo
natural, ante un nuevo contexto mundial.
En la política, dentro de cosas verdaderas no debiera permitirse latroci-
nios disimulados por tantos mecanismos legales e innumerables administra-
tivos, fuesen aprovechados al por mayor y por quienes no se dieran cuenta,
armando una ruleta gigante por quienes en varias dimensiones no puedan
haber dejado huellas o las cubrieran de flores y así evitarían el señalamiento en
muchos casos de aprovechar normas débiles u otras planteadas en contrario,
ante la filosofía popular folclórica como aquella pregonada: hecha la ley, he-
chas trampas movedizas, cuando se asumen sus grandiosos protagonismos
durante todos los tiempos.
La política ejerce poderes estatales y por nunca debería aumentar entre
varios mecanismos repletados de anormalidades ni tan solamente, por preva-
lecer hegemónicos durante imprevisibles tiempos y por muchos espacios
asequibles, siendo mejor asimilar recias críticas, cruentas observaciones, tercas
opiniones, invictas sugerencias y todo por arreglar a lineamientos de acción,
como elementos vivientes y dinámicos, que nunca bordeen a la negatividad o
fea mediocridad.
El poderío se puede lograr encima de la majestuosidad, demostrando
resultados con la ética, responsabilidad y la eficiencia, como condiciones reales
y a lo sumo de la evaluación, por cualquier lado por donde se mire al prisma
¡Creo poder escarmenar fibra por fibra a la madeja coloreada de la historia! Sin
escarmiento no sé si fui lo suficiente claro y preciso.
Despuntando en hilachas doradas con la minuciosidad del caso por
algunos filos de navajas, sin tener compasión y por aligerar concepciones, ves
cómo al mirar por donde quiera, ya no hay la sombra bajo nuestros perfiles,
ya se hizo la tarde y hablé tanto con agradable auditorio que podrá llegar a
medianoche sin cansancio. Nos iremos acostumbrando a realizar magníficas
nuestras tertulias.
¿Qué dices? Mañana, desde muy temprano podemos continuar en la
parla sostenida y mantenida sin apresuramientos ¿Bien? Si nuestra despedida
singular nunca gastará lujos protocolares y ni el fuerte abrazo dejará de ilumi-
nar más al mediodía… y ellos se alejaron en calma y sin darse cuenta de la
hora avanzada, yendo al almuerzo.
Maestro y alumno danzaron en un pie, yendo hacia una casa donde
soñaron desmedidas condiciones examinadas en su enfoque dialéctico y
marcharon al revés en sus dormitorios creyendo en órdenes de invisibilidad
espesa de cosas politiqueras, siendo unos endemoniados y ejercitándose, se
fueran por divergentes caminos.
Andrés Guerrero Valiente ágilmente hubo de salir por casualidad,
desnudo del sueño y corriendo iba sin rumbo conocido, pues en el camino y
en sutil destino, fuera un desconocido. Sin sentir frío o miedo iba solo y por
nunca, temblarían los miembros aún fuera hacia heladas temperaturas, o al
más horrible cadalso terrorífico, por donde bailara saltarín sólo en planos en-
diablados.
Habiendo sido expuesto con justeza un diagnóstico preliminar y desde
el primer momento fuera preciso, tal como de suyo al ser profesionales hubie-
ron perdido sus identidades dialécticas y dejaron al aire lo fundamental de sus
objetivos librados a la suerte de vientos malignos, casi desilusionados vieron
sin poder asignarle un determinado tiempo y lugar a la causa de su grave
estado, como fue muy difícil señalar definiendo como muchos factores en la
horrible causalidad, cuando nadie se atreviere a manipular so pena de incurrir
en peores desastres, o ser llamados falsos profetas.
Más de cuatro décadas hubieron pasado ya, desde cuando fueron in-
signes maestros, nunca desperdiciaron sus enseñanzas y han dejado estelas
entre tantos fueran elevados sus rendimientos, no sólo en resultados palpa-
bles, si no por cantidades no medidas, luego que se percibieran por donde
quisieran y por donde fueran.
Hasta imágenes de respeto, fueran consideradas cuales ejemplos y
luego de ciertos movimientos sindicalistas de cuan candentes condiciones, por
las tibias y tiernas enseñanzas, se malograron por exigencias poco asequibles.
En ese instante dejan de ser maestros por dedicarse a politiquerías reivindica-
tivas, antes de nada promover la educación. Así dejaron de lado la fortaleza en
la enseñanza del cálido magisterio, en donde se sopesaban a fundamentales
aspectos del comportamiento con precisos instructivos, sin dejar pasar un
mínimo de error o falla, siendo ese maestro más actor que el mismo padre del
alumno.
Quienes olvidaron esos prestigios acabados en lustres de aquellos re-
clamados, en estos momentos de crisis de valores cuando no se ruega, pide o
solicita y resulta exigencia con caracteres perentorios, solamente en mayor
remuneración y así poder redimir bajas pasiones, como se evidencia en la
práctica cuando se ven cantinas llenas de veloriantes y no pocos son esos profe-
sionales, quienes debieran ser ejemplo y en la sociedad imitaran en todas las
actividades cívicas. Pero con esas gentes se ve como adelantan en gastos y por
los primeros días de enero, ya tienen comprometidas sus remuneraciones del
próximo diciembre y así, al final hasta donde se llegará.
Desde una fértil primavera se encienden farolas diáfanas, durante días
finales en cálidos ambientes del noviembre del sesenta y cuatro, donde mu-
chos de seres creídos en sus esencias angelicales fueran desnudándose y des-
teñidos diabólicos volaban hasta muy elevados lugares, diciéndose con pron-
titud como han logrado estar danzando en el celeste espacio; solamente cuan-
do exigieron sus derechos y ebrios, no se dieron cuenta de haber llegado al
multicolor infierno, donde cocinarían sus esencias mezcladas con sustancias
explosivas, por observar lo producido en tales mecanismos repletos de sus
curiosidades y soberanos magisterios.
Interesados en seguir reclamando en condiciones naturales de lanzar
mensajes abundantes sin límites ni condicionales líneas de acción fueron esta-
fadas al final del callejón oscuro, por donde nunca hubo conciencia ni conse-
cuencia, por seguir siendo actores muy poco dignos y por la alienación del
resto.
Cuando visten de telas negras, esos protagonistas angelicales pueden
permitir muchos mensajes poderosos por llegar a la tentación de cambios
demoníacos en mentes mayoritarias haciendo uso de sus tribunas limpias de
suspicacias y resultó cruel gesto de amargura al ver cómo llegó la alienación
arrasando con débiles estructuras sociales que prevalecieran por sobre me-
dios, en lo novedoso lleno de malicia, malos presagios, escasas magias y emi-
nentemente apresuradas se alteraría en lindos ambientes externos e internos
del mundo.
Los más endurecidos promotores de tales hordas bárbaras, en engro-
sadas huestes nunca midieron ni se medirán en lo factible y por nunca, efectos
inmediatos fueran poco influidos por estrategias de evaluación efectivas, por
nunca pensaron en futuros programados, con criterios civilizados del me-
diano y del largo plazo.
Total, amontonados en la totalidad de rincones sucios de lo peor, ebrios
de intensidad negruzca no cambiaron en nada e incendiaron a salas multico-
lores infernales, al ir dejando aquellos de tinte rojizo, amarillento y anaranjado,
donde por nunca podrán malograrlos.
Sobre estimulados por tantas otras bajezas de sordas infieles pasiones
infernales, aquellos podrían ser angelicales por pensar solamente en sus am-
plios bolsillos y en sus agrandadas talegas, llenas de diversos recursos mone-
tarios, así llegasen a simple satisfacción en plenitud de sus instintos bebedores
de licores baratos, malogrando sus órganos vitales en la seguridad de tener
algo por defender sus presupuestos, o la amistad se brinde en la belleza y por
seguir siendo un personaje útil en la sociedad, sin malograr estructuras menta-
les y qué cosas llegarían con procesos de masas encefálicas calientes e incondi-
cionales.

Andrés sin escatimar esfuerzos arribaba hacia el lugar oscurecido que


no pudo reconocer, ni utilizando sus alargados tentáculos poderosos y dirigi-
dos por sus alargados sueños, repetidos por donde investigaba incontables
condiciones sociales y demográficas, con personajes instruidos en centros
calificados en geopolítica internacional, al aplicar en su experiencia en diferen-
tes sitios y niveles de la nación.
No muy satisfecho y desgastando cuantas rebanadas en un poco de
sus azarosas alegrías, iba a sus compromisos sólo por cumplir, tanto como era
su costumbre y los días no tienen brillo deseado.
Procuraba encontrarse con el modo de cambiar el rumbo de esa histo-
ria, aquella parecida a lo pasiva y fácil de ir hacia la rutina vegetativa, en plan
de encasillar todo y fatal, al conseguir lo no trascendente.
Andrés aun pensaba que paulatinamente llevará a cuestas y sobre lo-
mos sudaran poderíos, enrumbando hacia mágicos lugares por conseguir la
transformación de aquellos rincones bellos de esa pampa esmeralda y de
friolenta, volverla tibia o cálida.
Aclimatado a aires fríos de la pampa, danzaba a pasos de comparsa
carnavalesca al entusiasmar al mundo, hasta encontrar alguien gritando tan
fuerte, como al silenciar a movimientos de danzarinas, entre vientos encon-
trados y la fama apagase en la brillantez por sólo su mala práctica profesional,
de lo dicho por haber llegado a donde se llenaría de dinero, lo más pronto
posible en una ciudad todavía no explotada.
La mala práctica profesional iba a suceder cuando el famoso cirujano
operó a un vecino, al complicarse la intervención, en el curso de mes y medio
de sufrimientos ocurrió el deceso sin otra explicación.
Un perfume alcanforado destilado del cotidiano y luminoso día, es-
conde la noche en la campiña andina y triste muy triste por la infeliz noticia de
la muerte del gentil hombre, anciano muy querido no sólo por la gente de su
hacienda sino del mundo entero.
La tristeza es en la crueldad un friolento sentimentalismo que resulta al
inmovilizar a tantos seres vivos cual si fueran habitantes de la mitad sur de la
periferia de la capital norteña andina. Los árboles elevados cortaban vientos y
nadie anduviese reclamando, por el aroma preferido en bosques de eucalip-
tos ancestrales.
Andrés, comportándose como sujeto en total donaire de un caballero,
iba al encuentro del rumor intenso del velorio más concurrido en el mundo y
de todo tiempo. Guiado por mezclas de algunos llantos fuertes, de gemidos,
en sendos aromas, rezos roncos de melancolías y de pésames no interrumpi-
dos, haciendo un concierto grisáceo grueso, de tanta seriedad y característico
porque iba bien abrigado de confortable gruesa ropa de lana, especial en la
presente estación.
La figura de Andrés era enigma de la palidez extranjera en aires de un
erudito, lleno de fidelidad tratante de aspectos políticos, o una inmensa perso-
nalidad aconsejando frente a problemas sociales profundos y en situaciones
delicadas, le dieran enorme prestigio y prestancia.
Esa noche en voz segura y modulada, gruesa e intensa hubo dispuesto
en su cabal sonoridad por aquel ambiente y no solamente aparentaba, sino era
llamado a desaparecer del mapa a quien rezaba en otras ocasiones y contrata-
do por otras familias, pasara sus noches tristes y su palabra excediera durante
una temporada por las noches enteras, en la solemnidad esperada. Sólo se
notó así, cuando iba conduciendo su automóvil azul con dirección a la casa
del difunto, y en veinte minutos de viaje, conversaba con el alma de su parien-
te y sabría sus preferencias y aquello agradado como hubiera sucedido en la
primera noche de un ensueño profundo y eterno.
En una luz se iría como un tremendo secretísimo y por allí, Andrés re-
cibiría el mensaje total aun cuando todos escucharon, fuera de la más amplia
aceptación del mismo cadáver, oyendo en su confortable reposo.

Andrés iba solícito hacia la parte central de diversos rastros llenando de


seriedad, rellenando de elegancias y ubicando en cualquier exagerado color
rojizo, entraba al recinto principal y por nada dejaba de observar. Rutilante era
un gesto de singular figura, inclinándose sensitivo ante el féretro, cerró los
párpados y oyó cálida la orden concordada desde antes. Al mirar el rostro del
difunto a través del cristal frío, se iba percibiendo lento el sentimiento tal y
como se mostrara sutil en la reunión y fuera como ninguna, sin volar sin fin
sus palabras.
Recorriendo en un abrir y cerrar de párpados, por distancias aterciope-
ladas de cuantos infinitos que eran descritos en cuantas tertulias con seres
escogidos y por no desbaratar epopeyas de grandes de la historia, sobre todo
cuando escarmenando críticas se expusieran a tantos chismes de cuantas
beatas, ven en grupos de privilegiados con carcajadas, enjuiciando malas
noticias de cuantas malas artes se imponen desde altos niveles de gobierno,
fueran cumplidas por sus divinos ayayeros y no menos sobones ilustraran de
maleficios mal dictados, en leyes o decretos al destilar deleitando de inmundi-
cia y pestilencia.

Entre las blancuras y brillos transparentes por tules de un escenario de-


licadamente decorado y exhalando muy suavizados aromas de tantas hierbas
silvestres, ellos gozaban la totalidad de esos elegidos temas de inmensos ins-
tructivos por desasnar a tantos ignorantes, tan sólo oyendo mensajes escondi-
dos en una eterna epístola, digna de honrados y humildes, brillando en su
integridad.
La armadura esquelética de sabios es la ciencia y la ciencia, nunca es de
un vestido aristocrático, o de un harapiento traje que tapase a un rico o noble, o
al mendigo pordiosero.
El sabio anduvo queriendo abastecerse de placer y aun puede satisfa-
cerse luciendo y revistiendo su humildad, sin malograr su pensamiento y
conocimiento, nunca malgastan sus vanidades banales por donde nadie se
impone y no son motivos menores o inferiores de calamidades o superficiali-
dades frívolas, a ellos nada sobra y a lo peor ubican en su lugar, al no reincidir
en renovadas manipulaciones de jactancias de la mayoría viviendo siempre
en la mediocridad de tanto atorar o atosigar, permaneciendo en la ignorancia
infausta y duradera por atrasar, hasta lo inverosímil de cerrar filas de pueblos
poco desarrollados y son primeros en condiciones de baja calificación, en
cualquier aspecto digno de evaluación.
Hijo ¿Sabes? Solamente se logrará la inmortalidad, cuando la historia
personal llegaría hasta muncho más allá de la presencia física, vivo o fallecido
fueras grandioso y por la grandeza fueses en suprema trascendencia, de
magnífica realización y de mejor recuerdo –expresó don Serapio Torres– y
prestancia perfumada, por referir el santo y seña en soluciones apremiantes.
La grandeza, es alma de hombres superiores que se codean con la sabiduría y
siguen siendo humildes.
La burla en el diccionario del sabio no debiera existir, fuese aun dable la
exigencia de vuelta al estudio ferviente y revertir las conclusiones en la defini-
ción transparente de la verdad, justicia y equidad… descubriendo hasta la
médula a la realidad. El sabio, discierne juicios y raciocinios de elevada cali-
dad, expone un pensamiento bien elaborado y se sujeta al veredicto del exi-
gente jurado universal que anula prejuicios, caprichos, nunca en igualdad no
equitativa y son leales a grandes causas y objetivos supremos o máximos de la
humanidad.
¿Qué se pide a los sabios? ¿Alguna tontería soez o vulgar? No. Nunca
habrá medida al aporte de su esfuerzo a la ciencia, si es útil a la humanidad. Si
hay maligna utilización y el resultado es negativo, esa es parte donde azul
debiera observarse por dentro de la generalidad y así fuese difícil manipular a
la tecnología, debiendo guardar sin restricción a mecanismos de seguridad y
no se ofendiera a la vida universal.
La desgracia insiste malévola en indisponer magros espacios a ogros
desnudos de piedad que destruyen encajes con pespuntes explosivos y ante
esta ingrata realidad se hará un tejido fortísimo de acciones programadas en
función de millones de expectativas dignas de un futuro donde no haya deli-
rios de alienados y canciones demoníacas en gargantas de ahogados o ahor-
cados.
¿En qué instante desnudaría de luces a propuestas encendidas de un
sublime magisterio? No hay nada que decir y hacer.
Usted me resulta un personaje de maravillas ¡Tiene la palabra! –
cerrando párpados, don Serapio a tientas viajaba hasta el borde poco ilumi-
nado del horizonte y respiraba profundamente satisfecho dijera una orden
sensacional.
Hablarían luego insistiendo con suprema autoridad sobre temáticas de
problemas sociales y demográficos, aunque demorasen toda la vida. Sabrían
que nadie objetará algo, así fuese incisivo crítico y así tocase con ganas de mo-
lestar sin errores personales.
Nunca deberás esperar derramamiento de aplausos, pero en todo caso
será lección, ordenada a la totalidad de amigos y enemigos, estarán disfraza-
dos como siempre, bajo las sombras. Será un compendio guardado en calma
de varias tesis de tanto maestro, quien en silencio aspirara a ese alguien racio-
nal en asumir su papel, sin la repetición inútil proponga lo polémico, sagaz y
valientemente sus puntos de vista.
Por quien quisiera lo aun no gozado y exprese el resultado ¡Un carna-
val del silencio! Donde se autoriza realizar con pompa y ganas de demostrar
provechosas tertulias y quienes escuchen no aprendieran, allá ellos si ven la
mirada llena de aquel poderío olvidado, en la capacidad de ir moldeando a
durísimos metales, o rocas y ánimos rebeldes, por decir son muy propios
mensajes de haber concluido en el conjunto de cuantas conversaciones, fueron
posibles y dentro de sus deducciones ni hablar.
Iluminado por extraño destello, pareces una fábrica de parábolas fosfo-
rescentes. Expresarás tus dorados magisterios y sonreirá rosada mi esperanza
o desataré mis manos sin abrazar a mayores recuerdos. Yo iré a vagar por
lugares previstos, como me aconsejaste y acordamos. Te agradezco por venir,
tu presencia es tremendo honor y así se aprovechará, por otorgar ilustradas
conferencias ¡Buena suerte mi amigo coloradito! Adelante pariente, luego
dirás como si yo estuviera diciendo, sin necesidad del cambio de almas, pues
así dijiste un día no lejano, a quien estaría muy acostumbrado.
Nuevamente el personaje es un lúcido ser, mostrando la faz colorada
se hubo inclinado reverente, inmóvil la cerviz, al realizar un solemne gesto
iluminando una venia y todos entendieron el mandato del gentil hombre, al
yacer con un halo radiante y plateado, en el borde de su cara y así aumentaba
su elegancia de caballero medieval, muy poderoso.

Distinguidos amigos, molesto vuestra atención y trato de corresponder


a mi pariente don Serapio, en su apreciado anhelo quiera que la función con-
tinúe sin interrupciones y por dicha gracia en esta reunión fuera de utilidad, lo
informado en plan total. No pretendo abusar de vuestra comprensión y mu-
cho menos aburrirlos –en tono, timbre, cadencia e intensidad eran de un hip-
notizador omnipotente luciendo pergaminos de un laboratorio de experi-
mentos azulinos de un orador en su ágora griego andino y continuar sereno–
Ustedes comprenderán cómo corresponderé al mandato del tío Serapio, por
decir cuanto pueda ilustrar en su cuestionamiento contemporáneo y plantear
alternativas de solución, sin la expectativa común y corriente de señalar lo
malo y criticar destructivamente cosas y el difunto grite, por seguir comba-
tiendo esa manera de enfrentar las cosas. Si ustedes abren sus mentes y absor-
ben nuestras tesis con seguridad, él estará jubiloso porque no habrá bruma en
su camino y no habremos arado en arena o en el mar. Si ustedes se convierten
en mensajeros de diversos enfoques, la presencia de su seguro servidor será
eternizada, por el borde de él no sucedió como desgracia, sino el destino jugó
mala pasada con esa complicación asesina. Al compartir excelentes tertulias,
analizamos, sintetizamos, integramos y aplicamos conocimientos. Es opor-
tuno expresar este preámbulo y se entendieran juicios y razones de mi discur-
so. Abreviaré si es posible en una apretada síntesis, como aquél hace gala de
tremenda capacidad, quien no usó en otro lugar y sólo por aquí sostuvo su
cristalina práctica, haciendo un paraíso incomparable en la organización del
trabajo, en el reparto del producto, en el trato general como familia cercana a la
totalidad. Nadie dirá algo en contrario y seguro fue visto por visitantes, sin-
tiendo la mutua consideración respetuosa. Si en algún rato tuvieren cansancio
sin demostrar o desear algo, no tendrían más por hacer una simple indicación
y si alguien quiere hacer la exposición de sus puntos de vista, sólo levantase la
mano y nada más… ¡Empiezo!

Hijo, no es por hablar si solamente ilustrados egregios si no quien anda


sin remordimientos puede darse cuenta y va e la seguridad de contemplarse
como una persona y no es de alabar ni por chanza energúmena, decir que hay
individuos sin alma viviendo sin saber si nunca han fallado, peor si han muer-
to en vida porque nada hicieron, hacen ni harán a favor de sus trascendencias
y consiguiesen algo de sus eternidades… si murieron hace tiempo, no se
acuerdan cuando y se acabó la fiesta habiendo roto, quemado y destruido
hasta decorados adornos.
Andrés oyendo comentarios en azulinas palabras de aquellas argu-
mentadas condiciones, pudiese componer al mundo y como un todopodero-
so personaje, quien fuera por bulevares y cantinas, pregonando un dichara-
chero parlanchín, en lo debido por decir con lujo y otras personas sugirieran
en sus calificadas apreciaciones, así de simple fuese la ética situación, por eli-
minar exabruptos al evitar fantasmales egoísmos.
Entendiendo a muchas cosas desdichas de una manera poco ortodoxa
y tantos hechos fueran otros, o en contrario y muy pocos se dieron cuenta o
guardaron distancias, por no comprometer sus juicios y por lo menos, su
calificado perfil: serio, sereno y capaz.
Un murmullo exagerado de tanto suceso terrible, señalaba el indicio y
se investigara situaciones o hechos poco consecuentes, se justificarían sin dis-
creción ni en el mínimo cuidado, describiendo verdaderos sucesos en institu-
ciones públicas o privadas de la nación y no sólo, evidencias atenuaran dudas
respecto a observados procesos y sus efectos no evolutivos, entre desgracia-
dos, pues son trágicos y nocivos.
Siendo dueño de un poderoso prisma y solamente se pudiera cernir la
información parametrada en función de exigentes interesados por aumentar
estrategias y las propagandas sobre procedimientos planteados como una
importante solución a grandes males presupuestados en cuantos diagnósticos
de muchos y por algún tiempo fueron emitidos a vox populi, tan comprometi-
dos por aquello llamado bueno y realizado al mezclarlos con insuficientes,
escasos, dañinos o cuantos oscurecidos mecanismos y como muchos ya qui-
sieran, fueron quienes solamente por ahora incendiarían luces de un tremen-
do fandango, amontonando muchas cajas de esos licores bambas o tantas
botijas de chicha.
Ya se la ve transformada en tan ridículas garantías por ser alguien que
demostrarse lo incorruptible y se pudiere alejar por una insalvable distancia,
como desde cuando el interés fundamental se hubiere planteado en términos
individuales, o en actos de memorias superfluas y convergentes a criterios
encasillados, o a los ingenuos por obtener la fortuna, lo más rápido posible y a
como dé lugar.
La justicia va disminuyendo la seguridad de vivir en una imposible so-
ciedad ordenada y fuere justa por donde todos cumpliesen con sus deberes,
haciendo gala de sus derechos. A la justicia se la compraba y quien ganaba,
era quien más dinero daba. En la vorágine o concierto violento y ciego, hubo
una condición primaria por seguir siendo del círculo o engranaje, con la alter-
nativa de ser abandonado, si ella no era observada por alguno sin acomodarse
a esos manejos.
No seas sonso, fueron héroes quienes se acabaron el siglo pasado, no
seas tonto, siendo motivo de reflexión se convencería por siempre a débiles e
inconsecuentes mal formados y por tirar cruel honradez a la basura, o más allá
del infierno como un vicio inoportuno, cuando débiles luces de luciérnagas
invadían por dónde fuere. Quien se deja arrastrar por el insulto, no hallará
mejores verbos en plan de contestar esos adjetivos cuando irremediablemente
resbalaría al precipicio y así pareciera dorado, llegaría hasta las bazofias y será
un mediocre, simplemente un mediocre más dentro del sistema donde sacu-
dirá sus ideas.
Observando la preocupación desde el escrúpulo sin contar con el vo-
cabulario de rústicos, por más traje adornado se llevara en cualquier nivel y en
la escala de valores degradados, se agrandaría en contenidos insospechados,
hacia el lado terrorífico y maligno. Sólo interesaba ver a la impresión manifies-
ta en individualista condición como un observador del hecho, o de quien
impulsaría con mayor fuerza a la maquinaria febril o convulsiva y siempre
fuera giratoria, incluyéndola arrasaría sin poder salir a tiempo, por el trayecto
purulento contagioso de alto riesgo y se alejara mirando al aposento, tratando
de rebuscar algo abandonado sin sentimiento y no aliviara conformidad fren-
te a la desesperación sembrada por odio sin compasión absurda.
Por infeliz coincidencia el proceso se malograba cuando se aplicaba la
ley ante flagrante delito, volteando la torta y sentenciando a quien denunciaba
porque la justicia se compraba o se vendía, salvo error u omisión. Cuando la
historia se ha de transformar en fantasmal fandango macabro y cadavérico
destino, infeliz se describe en grisáceas apariciones de géneros consumidores
de la fama y el poder, a través del don dinero. Cuando los exabruptos cabal-
gaban sobre enjoyadas cabalgaduras, fueron candentes sombras secretas en
sus escondidas zonas pudorosas o chispeantes, ideas saltarinas y fueron no
menos brillantes, aquellos locos que festejaron sus deslices, en bordes margi-
nales dorados y en drogas.

Tío eres alguien a alguien a quien siempre veía como muy sobrado,
pues nunca te gustaba comentar con la verdad y fuese alguna cosa dicha por
usted –se oyó la voz suave de quien no podía interrumpirle a pesar de ver la
figura sutil de Imelda del Rosario, diciendo con énfasis su preocupación…
pegando sus labios al pabellón auricular de Andrés.
En la descripción del prólogo esquematizado por muchos programas
informativos –serio continuaba su perorata el inmutable Andrés sin poder
deslizarse por caminos oscurecidos fuera de las individualidades– empeza-
ban diciendo cuanto círculo vicioso, alargados por intereses poco inteligentes
y corrompidos por pésimos instructivos, aun fueran decorados o maquillados
perfectamente e ir por allí resultaría fatigado, hasta donde alejado de escánda-
los se detuviera sin cuidado, por el borde deleznable de un profundo pozo
lleno de sombras y alimañas.
Los mensajes fofos y rutinarios vegetativos entraban a la vorágine
apresurada de contar mal el término del siglo arrastrando a su vez al siguiente
suceso consecutivo. Cuando el laberinto se hizo catastrófico y universal como
pandemia diabólica por falsa interpretación de hechos fortuitos de carácter
informático en cualquier modulación malograrían al cambio de dos a tres
ceros, en ordenadores personales de manufactura antigua, con el avance tec-
nológico en el poder oculto de esconder la magia al intervenir en máximas
cuentas y por interferencias, abarcaría desde la cocina a varios universos, o sus
infinitos identificados y se llegaría a malograr la lógica, pregonando el carna-
val de fines del milenio, siendo muchos programas radiales y televisivos
equivocados cuando decían ser los últimos del milenio, en pleno noventa y
nueve jactándose por ser de mayor sapiencia y no era dable ver a niños tur-
bándose o tomando cañazo, cuando se tomase en un velorio y peor se frustra-
sen sabiendo contar, por eso en silencio se llamaría a reflexionar y rescatar al
tiempo, ayudados por ideas maliciosas y alienantes de una fiesta universal
adelantada en números y al final del dos mil, con la consiguiente continuidad
de la historia, nadie pensaría que ahí acabaría el mundo.
No siendo fatalistas o deterministas en la consecuencia aritmética y el
discernimiento filosófico se concluye racionalmente fuera motivo festivo,
reconocer un error no puede haber corregido al mundo, por un oportuno
carnaval del silencio. Seguro ahora viene en trago dulce de cañazo para abri-
gar la noche, todavía muy joven. A damas seguro estarán sirviendo un cafeci-
to bautizado con buen coñac y se siguiera viviendo en el curso de la última
década del siglo, adornando sin arreglos peligrosos a problemas de la vida
nacional, con males cancerosos de insospechado pronóstico, pues minarían a
órganos y funcionalismos de sistemas, con células implicadas y trágicas de un
desahuciado y aislado paciente terminal.
El costo será elevado en pérdidas económicas y de vidas humanas, una
catástrofe diabólica analizada por contados estudiosos y escondida o minimi-
zada por la mayoría señalada en algún suceso, por interés propagandístico o
simpatía de hacer gran apología, al límite de alabar tal acción.
La crisis apocalíptica durará más de diez años e imprevisible cuando
más pueda durar, sin estrategias inteligentes interviniendo con el servicio
secreto de una división especializada, fuera a desarticular cuerpos organiza-
dos de mafias de narcotraficantes y bandas de asesinos politiqueros tergiver-
sadores de sus fines, en acciones imperfectas se llegaría al terror magnificado
fanático, en visiones destructivas de lo poco poseído, o de lo incipiente en
desarrollo, o de lo odiado a través de la historia al representar poderes de
adormecimiento de la mente popular, en el conformismo vegetativo, en el
mérito de rebeldías de esos grupos y fuera declarar muy necesario el cambio
del proceso social y político enquistado, centralista y concentrado… pero
desmereció todo, por el error en la táctica o estrategia aplicada destructiva a
mano militare, ciega al invertir dinero, conciencias, emociones, espanto y tan-
tas cosas, al incendiar su propuesta sin ideales ante intereses subalternos ne-
gros demoníacos, comprometiendo a inconsecuencia e ignorancia, en hechos
revoltosos de falso proceso transformador exigido y aplicado en otras realida-
des, con intensa capacitación y preparación de cuadros en todos los aspectos y
en ningún lugar de la nación, se diera y daría al faltar ideas fundamentales de
disciplinas, sacrificios, responsabilidades y la puntualidad, por el aprovisio-
namiento de soluciones señaladas como prioritarias, por tantos problemas
sociales y económicos, asignándoles recursos analizados en materia de viabi-
lidad y haciendo posible lo factible.
Craso error fue intensamente magnificado y únicos sujetos en la reali-
zación adecuada, se dieron cuenta y entraron en conflicto con diferentes acto-
res sociales y por tanto, no fueron legitimados en la inconsciencia lógica y
preponderante enérgico, el dictamen del manejo poco acertado del gobierno,
al promulgar leyes de arreglos en el contexto general de un estado de guerra
interna y de otro modo, hubiera tenido diabólicos resultados.
Los aromas a incienso se mezclaban al alcanforado fosforescente azu-
lado de bosques de eucalipto de toda la meseta andina y la noche sigue fría.
En el velorio resultaron repartiendo más café, cañazo, coca y tabaco como en
una fiesta carnavalesca.
Entre rumores ensordecidos y suavizados, se disimulaban fundamen-
tales e intensos ruidos de tantos alborotados, porque realizaban angelicales y
diabólicos, en sus respectivos ambientes cuando iban sosteniendo tercas dis-
cusiones y se hacían interminables charlas, por lograr algo en sus propagan-
das, llegando junto con lo sublime propuesto y en ansias del alma bendecida
de don Serapio.
Sobre la sala del velorio, nada se pudiera observar y debajo del piso to-
do resultaba moviéndose durante aquel momento colmado de increíbles
misterios.
Muchos perfiles determinados de manera definida por asistentes, hu-
bieron adoptado cierto grado de luminosidad, tal que todos imaginaron estar
santificados desde tiempos medievales y poco sintieron seres todopoderosos,
con médulas rojizas.
Unos cuantos personajes hubieron visto sus ansias con caracteres im-
periosos y fértiles, en procesos incandescentes ocurridos en cielos e infiernos
inexistentes ni en el borde del horizonte fuese posible ver sólo como ellos,
apreciaban sucesos comunes en el mundo terrenal.
Entre muchos actos horripilantes de crueldad en la mortalidad y por la
destrucción de tantos ocurridos, hubo uno sin poder creer por tal crueldad
dantesca de cruel efecto, al derramar sangre de manera cómo se erizaban
sentidos y la emoción se quebraría intensa, ahogando a un nudo de la deses-
peración y del espanto.
Los prejuicios reinaban en mentes de quienes refuerzan fanatismos po-
líticos auspiciando virtudes no reproducibles, cuando se llenaban de insatis-
facciones por todo rincón, donde antes estaba adornado muy bello y ni lásti-
ma inspiraría por ahora, pues los tules destruidos y voces o cantos sin encuen-
tros brillaban con muchas envidias.
Por varias noches y durante varios filmes, Mefislo se hubiese encargado
del generoso actor Banderas, sobre un ingrato trabajo por cumplir fuera de su
inmensa capacidad histriónica, usando traje negro de espectacular piel de
ángel que ayude a deslizarse en todo escenario, en esta tarea difícil vencerá a
varias de las leyes físicas, porque el mandato gangoso era maldito y no fuera
filmado, por ninguna compañía cinematográfica se evitaran testigos, o cuan-
tas capturas de gentes entusiasmadas en relatar muchas cosas percibidas, o
algunas sospechadas.
Banderas ya hubo recogido sus cargas llenas de toneladas en tantos
crespones que tules, sedas, crepé y mixturas de variadas telas, hubieron salido
en ondulantes revuelos inimaginables, lanzados a considerable altura y cada
vez surtiera a una emboscada terrorífica, ocurriendo fea al derramar crespo-
nes, por lugares indefinidos del espacio; y desde ya era más negra, aquella
alargada noche de la historia.
¡Cuántas noches fueron infernales en los cielos! Entre tantas cosas
desastrosas se hubieron muerto centenares de gentes, dolorosamente deste-
ñidas si las banderas, estandartes y blasones, desde ya son y serán negros por
ir a la entrega de quienes caían prisioneros, desde la captura del obeso cabeci-
lla de un tropel bárbaro.
De una manera inteligente se hubieran lanzado, proyectando aligera-
dos tantos otros mecanismos y así se repusieron, hasta aquellos se hubieron
exigido varias tácticas en contra de demoníacos, por apresar a convictos y
confesos, iban gritando sus fanatismos, al ser presentados en cámaras televisi-
vas y desde oficinas policiales, bien pintados y envalentonados revestían de
inútiles corajes.
Las espectaculares acciones posteriores sirvieron en la desarticulación
de importantes células, en series criminales de varios géneros que invocaban
al poder popular y maleficios mezclados, en agresivas tesis unilaterales, sien-
do la mayoría de victorias cantadas por aquellas causantes de la mayor des-
trucción, por autores invisibles y cada vez más fieros y dañinos.
La vida no tuvo valor ni pueden poner precio, como tan o peor no se
cuidan edificios, bancos, viviendas, torres de alta tensión, puentes y lugares
donde viven algunos personajes visibles, como el mando militar, o político
contrario y de quién camina en ascuas, araña la suerte por volver con vida a su
domicilio.
La mezcla angelical y diabólica comprometió varias veces a poblacio-
nes enteras en lugares llamados zona liberada de una parte o zona roja, de otra
donde era peligroso entrar como si nada a ellas, por alguna razón o por nece-
sidad extrema, ya fue la consideración de soplón o espía compartida en una y
otra, nadie supo si usar nombres de bandoleros, de terroristas y cualquiera
pudiera recibir sentencia de ajusticiado y apresado, en la investigación con
procedimientos científicos policiales, militares… o de seguridad del estado sin
atenuantes y por razones calificadas, se cometieron excesos explicados por
órdenes son órdenes, sobrepasando límites agresivos al sentar autoridad in-
condicional cerrada, como debieron observar organismos internacionales de
derechos humanos, anormales en crueldad e improcedentes al no reconocer
la condición de proscritos, ante cualquier mecanismo racional de confronta-
ción política y teóricamente, bien llamados criminales por tener el tratamiento
respectivo, frente a delitos de lesa humanidad, embarrando en sabor de cho-
colate y perfumándose en desabridos colores de algarabías, en el olor petrifi-
cado de la noche y en el calor humedecido del tiempo, acompasado en la
suavidad de pieles.
Desde una madrugada de feliz determinación estará resonando el pito
de la máquina del ferrocarril resonando retumbaba con el paso de cuantas
ruedas de hierro sobre rieles, en una canción repleta de rudeza sorda y fuerte,
por la calle periférica de la ciudad que ya era primaveral. Cocodrilos en contra-
fuertes de las costas, llamas entre bosques de la selva tropical y peces, saltando
a la deriva entre cerros andinos, sin tener margen de errores ni con herrajes
bien puestos.

Un ser desfavorecido de su suerte entraría con alguien luciendo el dis-


fraz de El Zorro, un buscapiques sirviendo o el cafecito, o el cañazo y su látigo
hiciera saltar encima de cualquier cabeza caliente, o mente alborotada avivaba
escondido en la tranquilidad de esta hermosa pampa esmeralda y aún nadie
la corría. Por lo pronto se supo hubieron sido traídos al juzgamiento de aque-
llos terroristas sin tener alma, norte ni Patria… –pensaba quema sangre la
parla del dilecto señorito orador.
Disculpen el silencio de un minuto, por haber suspendido mi pensa-
miento hasta donde pudo volar fuera del infinito azulino, pero sigo en el pro-
blema por discurrir después en bizantinas discusiones, por alegar razones
existencialistas filosóficas y menos reales al reclamar manejos cristianos y do-
radas consideraciones privilegiadas a quienes no tuvieron el menor reparo,
mínima identificación de género y especie ensañándose en instintos primiti-
vos, eliminaran sin asco ni misericordia a inocentes y se tornaron plaga maldi-
ta esquizoide epidémica, con aliados de gente parametrada al lado del go-
bierno de turno constituido en reaccionar débilmente, hasta después del no-
venta y la horda creció hipertrofiada poderosa, con armamento de última
generación.
Las huestes policiales fueron diezmadas en cuantos actos subversivos
fueron cruentos.
Las patrullas militares sufrieron al salir mal libradas en cada enfrenta-
miento. Las estrategias subversivas encendieron a incendiados informes,
asustando con elevadas cifras de atentados en ciudades donde incontrolables
e insospechados rebasaron al sistema de inteligencia nacional, desairando a
militares y policías cuando asaltaban a ancianos, mujeres y niños, nada estu-
vieron viendo ni haciendo en esa historia contada de color negro y rojo…
recursos y medios oficiales no tuvieron significación y ante la opinión pública,
se perdió la confianza se tirándose a la deriva de cualquier vendaval vestido
de locura… uno y otro grupo terrorista bailando, emergían fantasmales y
monstruosos en revanchismos irreverentes, cada vez más intensos e insatisfe-
chos ¡La crueldad llegó a superar a la fantasía diabólica y salvaje!
La valentía hubo escondido sus caracteres en flechas y bombas enve-
nenadas, al medirse en peso de explosivos. El llanto multitudinario intenso
aumentó en todo rincón. Los testimonios maquillados ocultaron por temor
sus pensamientos y procedimientos, por vivir entre la espada y la pared. Uno
obligaba y el otro procede sin compasión y resultaba el mismo efecto, vilmen-
te sentenciado y ajusticiado.
Ánimo, aire, techo y paseo se adornaron de inseguridad al extremo,
pues por ninguna forma de defensa se contaría y peligroso sería portar armas
sin identificarse. La desgracia fue completa cuando terroristas vistieron de
policías o militares y sucesivamente ocurre la explosión asesina cegando mu-
chos sueños, al siguiente día muchas noticias periodísticas eran contradictorias
y autores resultaban en pandemonio tejido en lo más dañino existente en la
superficie terrenal, porque sólo sonríen como enemigos.
Con suerte la rueda disminuyó su velocidad y sus giros al decapitar
ciertos niveles de mando en diversas facciones bandoleras y en el escarmiento,
fueron condenados a cadena perpetua en prisiones de máxima seguridad
resguardados por batallones de efectivos navales, o de fuerzas especiales del
ejército y recién se hubo notado la presencia efectiva del servicio de inteligen-
cia, en cuyo comando brillaba uno y otro reconocido jefe, dignificando eleva-
da a su institución.
Desarmadas, las columnas terroristas se escondieron en la enmaraña-
da selva, fugaron velozmente de la persecución militar y se alejó el miedo al
recuperarse la confianza o por la ley de arrepentimiento que cumplirá con el
aplastamiento total de esa ofensiva bárbara indiscriminada y solamente esca-
sos actos muy aislados sucedieron luego por el lucimiento de sus armas sofis-
ticadas y su barbarie demuestre su habilidad de usar al medio ambiente mar-
chando junto a narcotraficantes, en medio de lo selvático incorporaban efecti-
vos convencidos en lograr poder por mecanismos anormales y se infiltraron
con muchísimos billetes verdes en cúpulas de sagradas instituciones, en ofici-
nas de autoridades, en estudios profesionales, e inclusive con altos mandos
militares hasta no demostrar lo contrario se inferirá tal comportamiento de-
moníaco y escondidos en terrenos difíciles e indómitos sobreviven y vivirán
tiempo indefinido diferente al pasado, en la conquista cuando españoles co-
rrieron a tribus incaicas, sin aceptar la imposición de cuantos libros bíblicos y
otras cosas y fugaron por caminos escondidos entre montes, por valles y
cumbres al noroeste del Qosco y llegaron al medio selvático donde construye-
ron la ciudad perdida y en no más de doscientos años desaparecieron diez-
mados por alimañas, el paludismo y más por el desconocimiento del inhóspi-
to medio tanto que en el año novecientos once, Bingham, qué cosas halló de
tesoros y cuantas piaras de mulas transportaban, si aún nadie observase
cuando su expedición descubrió Macchu Picchu como por un milagro dorado,
pues fueran ruinas cubiertas entre tupidos bosques, camuflando a la totalidad
en donde ahora es un sitio de admiración portentosa, tanto como una fabulo-
sa obra de la ingeniería.
Por nunca se hallaría lo llamado abrigo, pudiendo asomar entre ideali-
dades y por debajo de sombras impertinentes del asombro, un delirio apaci-
ble como al transcurrir del tiempo y de tiempo en tiempo, o de tumbo en
tumbo, alternaran en el envanecimiento dado entre la admiración y la sorpre-
sa, tal como por alguna farsa fuera dejando a la ilusión terca en una luminosi-
dad precoz y fugaz.
¡Alguien no imaginó la existencia, como en el territorio nacional se es-
conden sitios inaccesibles a ojos pasivos de quienes esperaban ver a foráneos
apropiándose de la heredad insospechada? ¡Cuántos Macchu Picchu existen
entre cerros y por frondas selváticas? Vaya usted a imaginar y cierre su pico –
expresa el tono aprensivo de Purucsho, en ansias de cuestionar la realidad.
Nunca por nunca se debiera perder varias líneas del horizonte y no só-
lo por servir como un simple desvío, o leve nivel hacia diversos lugares de
fantasías ni por incidir un patrimonio, en una propiedad territorial de los pue-
blos ¿En la búsqueda acaso de quien relincha vociferando sin saber por qué?
¿Acaso no pían en salmos sobre tierra firme y aún creen en la cuadratura del
huevo y la luna es un tremendo queso inalcanzable?
El poder ultra centralizado y concentrado siempre aplicará una política
severa, aprovechando otros éxitos logrados por sacrificio popular, luego de
quitar calaveras y fue desastre en gobiernos populistas al enfermar la econo-
mía nacional a cifras fantasmales en inflación y valor de cambio, después de
implementar un régimen disciplinado en austeridad de gasto y lo máximo en
lo mínimo de poder gastar y tener al contado la realidad cantante en arcas del
erario nacional.
Amarrados pantalones y bolsillos de la mayoría, pobres malgastaron
en sacrificios y poco se recuperó la imagen nacional, al reingresar hacia el con-
senso económico mundial, por obra de milagroso manejo profesional y aun
nadie reconociera el compromiso de pagar la onerosa deuda externa y firmar
cartas de intención con el ente respectivo sin caridad ni compasión.
¡Los índices de desarrollo mejoraron en cifras significativas aun al au-
mentar progresivamente!
La realidad no se describe cuando muchos mueren de enfermedades
explicadas por caprichos y otros tantos, estarán muertos en vida con desnutri-
ción, tuberculosis, cirrosis post alcohólica y otras, porque programas paterna-
listas nunca incidirán en resolverla, sino aumentarán problemas por la innata
picardía de vivos, en la expresa ley de la selva.
Los programas sociales no dieran pescado mal o bien preparado, el jefe
de familia iría a trabajar sin menospreciar la clase de trabajo y sería exponente
en rendimiento, por ser su necesidad y no estar en el ojo del favor político, o de
la burocracia macrocéfala que hace el mismo o peor daño, por tirarse de es-
palda a mirar al cielo y entre tanto, las mujeres del hogar procuran el vaso de
leche o el club de madres a recoger comida de pésima calidad y así cómo sería
no gastar tanto presupuesto, en programas sin impacto por ser sembradores
de mayor paternalismo. Es injusto para uno mismo ver como mueren con
tuberculosis, contando con tratamiento gratuito ¿Es por desidia? ¿Por parálisis
mental? ¿Por ignorancia? Porque no vale nada lo regalado y decir en repeti-
ción mil veces, aunque maldigan en la terquedad.
Reafirmo a quienes tengan a un paso la muerte, se morirán por ser
realidad medida en índices y tasas, sin favorecer a otros tratando de ganar
ínfulas se jactarían de resolver una problemática insoluble. Los programas
sociales debieran educar rigurosos y con sangre, como entran letras en función
de enfocar el total de aspectos como en el manejo integral y no en fracciona-
rias, dando la impresión momentánea falsa y volátil… pues al final el resulta-
do negativo, produce individuos de última categoría.
El poder central no fuera centralista y concentrador en magnitud de
dar cuentas horribles y espantosas, en ciudades contagiando enfermedades
terribles a otras ciudades y la mínima inversión presupuestada al asumir
responsabilidades efectivas, en algunos sectores con intervención integral, en
tantas industrias transformadoras siguiendo en directa marcha natural, hacia
el desarrollo.
Los servicios fundamentales se implementaran en el mismo sentido,
porque siempre estuvieran en planos de la eficacia ¡Será el auge y progreso
nacional! Hasta las actividades extractivas estarán en desarrollo, no cupiere
otro raciocinio y falacias no existirán.
Pero una y otra tesis de por sí se debilita y muere por intereses mez-
quinos y leyes trogloditas personalistas, cuando llevan a mecanismos de ayu-
da en inversiones nacionales o extranjeras, en lo posible no tendrían pierde o
vieran por donde hay poco riesgo, en tanto producirían lo tradicionalmente
cultivado siendo importante, sólo lo menos sostenido.
Lo nuestro debiera ser producto de la entraña del suelo y considerar a
lo propio, no sea de otros o de grandes compañías extranjeras. En un mea
culpa, sólo en el caso de la desidia maquiavélica, la personalidad del mestizo
señalará como creído de nobleza y no un calato, sin tener donde caerse muer-
to y reclama su participación, como un ejecutivo empresarial.
Desde sombras rojas como fuera observada en el llamado infierno, casi
al final de la tercera cuarta parte del siglo veinte, salió a la superficie terrenal
derramando estructuras en intenso huracán, al comprar votos por cosas y
dinero, siendo el resultado algo que causó terrible compromiso en correspon-
der, desde líderes a sus electores en desmedidos favores, siendo mayores en
relación directa a quienes más votos sacaron y más conciencias compraron.
Puede ser probable y posible atribuir derechos por vender patrimonios
y riquezas nacionales, con oros… porque empresas nunca rendidoras no
produjeron bienestar y se negociarían o privatizarían, pues joya sin brillo es-
torba y no es joya. El producto de esas ventas debió formar un fondo intangi-
ble, fuera de otras cuentas y evitar malos entendidos o malas interpretaciones
y malos manejos, llamadores de chismes opulentos por explosionar en bolas
como bombas similares a destructivas terroristas, como se acostumbran en
pueblos pequeños andinos y más aún cuando se lapidan montos excesivos de
cuentas especiales, como los del fondo nacional de pensiones… cuando sus
cajas quedaron a expensas de ogros saqueadores, escondiéndose se llevaron
muchos capitales dejando de financiar varios presupuestos deficitarios, o por
construir el centro cívico, o autopistas y menos sirvieron en fines estatutarios
de la respectiva ley. Las malas disposiciones ocurrirían en la matanza de diez
uñas sucias, pues jalaban agua hacia su molino sin dar cuenta a nadie, o sólo
entendieron de eso entre enrojecidos satánicos.
Los historiales de mayores resultaron embriagados hasta la temeridad,
aun cuando poderes menores se propusieron por marchar y danzar sin la
armonía y con músicas estrambóticas y descaradas, exigirían sus caprichos de
muy exóticos, invocando prioridad y ganas de obtener figuración, siendo
primeros en lid competitiva donde nadie quisiera perder y nadie pudiera
ganar, o de todo lado quisieran tener poderío sin contar con medios de brin-
dar aquella condición, pero iban contra ejecutivo, legislativo, judicial y electo-
ral, tanto legal como constitucionalmente reconocidos.
Los poderes invisibles manipuladores conformaron equipos de titirite-
ros de una fortaleza y entremezclados: militares, clérigos, masones, aristócra-
tas, narcotraficantes y la mayoría de ignorantes del pueblo que son manipula-
dos dentro del negocio y fueron dueños de la fuerza percibida y palpable en
cualquier institución cerrada de elite y a quienes el presupuesto asignado, sea
siempre un porcentaje mayoritario e importante.
En momentos más delicados de relaciones exteriores, con países veci-
nos y con aquellos pendientes de tratados limítrofes, sucedieron exigencias y
creció hipertrofiada la inmanejable deuda externa a cifra astronómica por
gasto en armamento que en poco tiempo resultó anticuado e inútil y así cada
peruano carga en moneda dura un significativo aporte imposible de obtener,
al saldar la cuenta fiada y peor el financiamiento de intereses bancarios pacta-
dos, sencillamente daban lugar a un gobierno muy equivocado, en lanzar sus
tesis populistas por no acudir al servicio de esa deuda, en tan no menos infeli-
ces alternativas de ser morosos, usando a haraganes, pícaros y otros, quienes
no mueren de hambre.
Fue tremendo lo dañino, deformando la escala nacional por hacer un
perro muerto y exagerar al paternalismo, no siendo menos el intentar débiles
procesos de desarrollo, aumentando la nunca eficiente burocracia, manejando
mal índices y tasas, sólo con fines poco racionales.
¡Cómo fuera ver a cada habitante considerado patriota, asumir esa car-
ga del tanto y cuanto es, por una calculada deuda individual!
Si uno es político, no debiera ser menos humano en invertir inadecua-
damente en educación y salud y dar prioridad a lineamientos secundarios o
terciarios, antes de acudir a invocar primarios con cuales se empieza en toda
lógica y no exigir gastos de menor presupuesto, en la obtención de mejores
impactos. Como siempre sucede se confunden mensajes, al valorar resultados
de improvisadas acciones que nunca correspondieron a una programación
planificada.
Nunca hubieron pensado trabajar en equipo o se alejaron las experien-
cias de otras realidades, sin aventajar en desarrollo integral ya sea en civiliza-
ción o en cultura. Los intelectuales con brillos en este país, son contados cientí-
ficos y muchos papelucheros, habladores y parlanchines… pues invocan éxitos
subjetivo personalista, o quien exagera exhibicionismo peliculero de propa-
ganda periodística por vender imagen y generar otros poderes, cuando exce-
de en orquestados laberintos de otros carnavales del silencio.
La mediocridad de todo tipo campea en cuantos reinados y por tiem-
pos del tiempo, desde que hubo sucedido el nacimiento de la informalidad,
cultura chicha, drogadicción, aquella pérdida de autoridad, rocanroleros, pandi-
llaje, esnobismos psicodélicos, feas rebeldías sin justificación y macabras masi-
ficaciones.
El acortamiento de espacios y tiempos debido al uso de la radio, telefo-
nía, computación, informática, relaciones financieras… hizo elevadas cifras
estadísticas prevalentes de cáncer, SIDA y pérdida de valores éticos, como
tantas cosas que nacieron buenas, pero mal utilizadas resultaron inconsecuen-
tes por cuantiosos impactos negativos y dialécticamente fueron desarrollán-
dose procedimientos tecnológicos insospechados, o macanudos… mezclan-
do todo en mixturas infinitesimales con una rapidez fugaz, se escondieron
pruebas y ensayos.

Lo sucedido ahora en la otra mitad del mundo, se ve simultáneamente


a este lado. Se trasmite desde la Luna o Saturno. Se predicen algunos fenóme-
nos físicos y vemos por vía satélite y las sondas viajan años, en planes de estu-
dios de cuerpos celestes o de galaxias. Cada vez sabemos más cosas terrorífi-
cas como de guerra atómica, o guerra biológica y tantos males conocidos y
desconocidos poco convencidos que son retos previstos, dándoles solución en
corto tiempo y cada vez invocamos resolver a quien no hará nada, o no sabe
cómo hacer.
La vida transcurre con tintes globalizados volando en exigentes rutas,
no serán entendidas por quienes tienen una rueda cuadrada u ovalada, sin
acceder a la marcha veloz de programas en estricta planificación e impecable
rendidora en eficiencia y eficacia.
La totalidad de engranajes oxidados y mal lubricados, o atascados, por
nada permitirán se hicieran correctivos de procesos, permanentemente inten-
sos, o cuyos productos fuesen los primeros en mercados amplios, donde la
calidad masificada promoviera el intercambio con tarjetas de crédito y otros
mecanismos electrónicos de instituciones financieras, cuyos ajustes con bolas
califican excelencias y solvencias de naciones y empresas ,muy inteligentes
fueron y serán multinacionales o transnacionales, nunca demuestran solven-
cia de rendir dividendos significativos y estarían en la lista de participantes, en
la central de negocios de Wall Street donde aumenta la concentración del po-
der económico mundial y en cuyo informativo, rara vez sale una empresa
nacional negociando a ese nivel.
A la bolsa comercial limeña la ignoran desdeñada en todo lugar y es
conocida sólo por gente saliendo a trabajar al extranjero y oportuna investiga
la calificación de la economía peruana, entre cierta fama y éxito asigna el go-
bierno central, en crecimiento del producto bruto interno, pero informes no
reflejan condiciones de vida del poblador promedio y siempre aumenta la
brecha, entre pobres y ricos aun compiten sus productos tradicionales en
desventaja con otras naciones, por costos elevados… a pesar de ser extraccio-
nes primarias y escasos productos de valor agregado, tienen mercado o se
compran a precios caprichosos en países consumidores de lujos.
La condición de mediocridad descalifica a quienes se jacta en conoci-
mientos de economía después de haber sido un país poderoso a través de la
historia, no sólo por palabras ponderadas se iban llenando de plétoras y endu-
recidos cuellos, porque se daba tanto oro cuando se adueñaron de todo, espe-
cialmente el reino más poderoso de turno y eso terminó hace tanto tiempo. En
otros casos como si nos hubieran robado directamente, por intermedio de
piratas en tránsito marítimo, o por filibusteros donde en tierra asombraron a
las cortes, en tanto muchos ladrones llegaban a nobles en elegantes salones y
desde ese momento se desviaron varios factores de riqueza, al llevar consigo
tales conocimientos de economía, quedando muchos pícaros maquilladores
salidos de cualquier infierno y no de aduanas, superintendencias respectivas
de mecanismos portuarios anormales, cuando por además superaron condi-
ciones previstas por imperios sin aceptar a otras situaciones sujetas del tributo,
o por correspondencias porcentuales del canon y en mayor cantidad de gal-
gos llevaban más y más dineros escondidos en pasmosos viajes de alargados
galeones y según se supo, eran interceptados en alta mar donde robaban
cantidades aun no contadas de incalculable valor, entregadas a arcas de otro
imperio, cada vez mayor en poderío colonialista totalitario, alrededor de una
grandísima corona, cuya hegemonía abarcó todos océanos y mares, por mu-
cho tiempo.
La revolución industrial cambió la camiseta del protagonista, o expo-
nente cuando se hace más capitalista, o tiene más oro en divisas bajo estructu-
ra, vestidura y concepción de la misma economía de intervencionismo colo-
nialista, por ser productores unos y transformadores otros.
La evolución económica mundial transformó mercados hasta confor-
marlos de producción y consumo masificado, en serie. Quienes aceptaron
desafíos acondicionaron sus fábricas y administraciones superando dificulta-
des por intervenir en procesos veloces de desarrollo tecnificado y borraron
compasión afectiva por razones inteligentes de mecanismos injustamente
calificados de friolentos, helados o calculadores que exigieron resultados posi-
tivos.
Los archivos abultados de papeles pasaron amontonados de moda y
algunas computadoras y sus mecanismos magnéticos en cintas o placas de
polietileno asesinaron numerosos libros y documentos, al reducirlos a micros-
cópicos procesos, manipulados por inteligencias capacitadas y cada vez mejor
perfeccionadas en la transformación, proyectada hasta en diversos aspectos
domésticos hogareños.
Muchos grandes empresarios, científicos, tecnológicos y tantos otros…
desde mínimos a máximos niveles del conocimiento humano, se bañasen de
la informática y se danzase en una estela de rutilante catadura, si auspicia el
desarrollo por límites no creíbles de la maravilla y fantasía, desde ya la reali-
dad superará a la fantasía y toda magia, haciendo un mundo del resplandor
sirviendo desde cuando se viviera de privilegios.
¡Cómo serán aquellos tiempos futuros!
Si en común todavía no tenemos nada o por aquello dijeron, aún se
tendría y fuese lógico estar arrastrándonos por los suelos, luego todo lo explo-
tan duros capitales extranjeros, porque ellos nos tienen como esclavos en la
producción de lo más sujetado a sus conveniencias y pudiera o debiera decla-
rar como empresas extranjeras, al robar seguirían mintiendo en toda cifra
oficializada.
Yo sé de fuente directa cómo se hacen diversas resoluciones, con picar-
días sabihondas. Una cosa bien vista es la ley del oro en la boca mina y en
informes respectivos es otra; y la ley de cabeza en lenguaje técnico y profesio-
nal es de asalariados en esas empresas transformándose en datos fantasmales,
según gusto o placer del dueño, sacando números según fuere con ellos, o
entre cuantos inspectores y en varias cuentas contables, de diverso orden y
toda cifra fue diferente, nunca coincidirá y no siendo necesaria otra feraz expli-
cación.
Un chiquillo contratado como personaje por una empresa, me hubo
contado, no sin gastar algo de un plausible temor; haga usted planos y dia-
gramas de vetas del mineral, con características calificadas en diversos usos,
tanto que sólo él, sabría cuál era el plano verdadero en cuanto se percatara de
la certeza, en algunos datos.
Amigo –me dijo– nadie podrá con toda la red bien implementada co-
mo un encaje de cifras, como un laberinto en la consideración de lo real, en oro
lo cierto es… la cabeza tiene entre 18 y 20 por tonelada y poco a poco, esos
valores van disminuyendo hasta donde se acaba el filón y allí, es dos o menos
gramos por tonelada de material socavado ¿Se imagina cuánto se produce
cuando se remueven cerros y nadie dice cuánto llevan en quilates? Muchas
empresas abusaron en ofertar servicios atrevidos al exceso de incentivar es-
cándalos, degeneraciones, depravaciones, injustificados sucesos, perdiciones,
desencantos, maldiciones en lugares menos indicados y en sociedades imper-
fectas que imitan lo maligno y se frustran en niveles traumáticos, cegando a
pobladores en fanatismos inconsecuentes, cenagosos e intensamente adhesi-
vas de las cuales será difícil o casi imposible, salir por donde se comprometiera
la raíz y médula de cuantas esencias humanas, pues soportarán insultos y
ofensas en cuantas cosas negativas y así fueron porque de ellos sería algo va-
lioso obtenido.
Vistos al revés, nunca son ni nunca lo serán confundiéndose por vir-
tud, si no son taras degradantes sin visión evolutiva, alienaban a quienes no
veían más allá de sus narices y se jactaban vegetando en la rutina de tedio y
vulgaridad, siendo posible por puro gusto se alterasen escalas internacionales
de valores y se midieran en malas artes, en quilates de diamantes, platino u
oro de minas nacionales y el espíritu de dueños de esos tesoros, dijeran no
tener nada de riqueza.
Mitad en broma y mitad en serio, sin convencimientos picarescos, se
concluye que en todo está metida la maldad, en todo proceso y hasta en el
límite de avances críticos de la tecnología.
Lo más dañino terrible entre la crisis de algunos valores, estará vilmen-
te representado en cifras e índices descritos en la realidad y todo eso puede
destruir a la sociedad y la suma de esos factores, en esos niveles se constituiría
la destrucción del mundo. Si no proyectamos diversos estudios en el dina-
mismo violento, en el cual se discurre, si no pensamos en la debilidad existen-
cial del acuerdo y desacuerdo final, quedaría pendiente de un hilo y entonces
será inexorable aquel curso demoníaco, fatal, desgraciado y mañana será muy
tarde.
La observación crítica de fenómenos sociales no debe comparar resul-
tados, sino matices de procesos y ningún resultado se midiere en mismísimas
condiciones, mejor dicho, no hay dos tiempos iguales aun en el mismo espa-
cio y no hay igual razón, por la insistencia en tales premisas. Si cuestionamos
procesos llevados a grandes calamidades distantes en la historia, inferiremos
no lejos de la verdad yendo velozmente hacia una catástrofe incalculable, en
dimensión por un don nadie adivinada.
Sin persuadir de cruel visionario como un Nostradamus, sino cual un
pensador libre y reconciliado ante sus errores, los que no permitieron llegar a
fallas o insuficiencias, si ha dicho siempre la verdad. Si hubiera la intencionali-
dad de cambiar a fenómenos naturales, fuese tal como propusieron súper
poderes mundiales.
¿Por qué no limitar la disforia entre tantas manifestaciones exageradas?
¿Queremos exceder en desbandes de abultados cálculos matemáticos? Ha-
bría más altas cifras de SIDA, drogadicción, violencia pandillera y otras cosas
trágicas muy mal entendidas al sostener y promover negocios en casos de
feos negociados.
¿Por qué tanto interés en aumentar niveles explosivos radiactivos?
Muchas consideraciones lógicas inciden en el mal uso del poder llevado al
extremo desgaste de cautela, tanto como sucedió en suficiencias caprichosas
absolutistas, cuando dieron pésima impresión e impaciente rechazo, por muy
apreciada y valiosa haya resultado la gestión o la anterior, en tanto nadie re-
cordaría lo bueno realizado, por falta de memoria política y cívica de las masas
populares.
Si no se logra proceder con cautela en el entendimiento, porque el pro-
tagonismo contiene suspendido a la altura de su monería y su misteriosa
moda, siendo inconsecuente plantear una mayor continuidad, pero nadie
hubo pensado algo en contrario y lo legitimado por algo opuesto en la voz de
un pueblo sin saber lo que pide o exige… cuando no sabe pedir, rogar o solici-
tar, o cuando no tiene razón y muchos invocan habladurías e inexactitudes
maliciosas, tendenciosas, sesgadas de chismes periodísticos y otras blasfemias
diabólicas.
En la posibilidad de algunos raciocinios lógicos cubriendo varios co-
mentarios, no haciendo la magia poderosa de modificar a modos de pensar y
actuar de feos individuos, pues contienen características arraigadas y arrastra-
das desde diversos orígenes raciales, dentro de ancestros muy cercanos, de
pegados en el descubrimiento y conquista, de condiciones dispuestas en ba-
rreras infranqueables, en límites intelectuales convirtiéndolas impermeables,
en estructuras mentales y así cualquier modelo de desarrollo rebotará, o no
será experiencia social de impacto en significativo avance y reformas dadas
como consecuencia, en el curso de la historia y en el ámbito educativo reforza-
ron a cada vez menores exigencias, en instructivos dados como efectos de
menor calidad, permitiendo la haraganería o el menor interés por leer libros, o
la indisciplina irrespetuosa, o la cultura del cuaderno copiado de otro cua-
derno llegando a lo repetitivo y de memoria… por todo remedio, pone un
parche aplicado en la cuestión de reforma, sólo se convierte en cuantos salu-
dos a la bandera, la que bajo otros contextos y cuando se obligan en competi-
ciones, no se obtienen sino por el azar, ora de casualidad y todo librado a la
desgracia, ora por fatalidades.
Los intentos excesivos en tantas coincidencias que fueron sucediéndose
durante diversas épocas, por este territorio de tremendos contrastes e imposi-
bles explicaciones, a través de deseos y seguros procedimientos, siendo mejo-
res y de mayor grandiosidad entre diferentes concursos, o en lo posible de
jactancias y quien dudaba de ello, fuera un inútil o un desquiciado… ninguna
otra razón hubo sido liberaba por alguien de criterio juicioso y racional, si
como investigador enunciare de manera clara y simple sus conclusiones y se
expusiera al insulto, al sustentar en cierto lenguaje y aun nadie entendiera, o si
tuviera fundamentos filosóficos y conocimientos profundos de metafísica y
ese cerrado círculo de gente llenada de erudición, acogiere laureándolos o
lapidándolos, así fue el nivel académico por estos rincones azules del paraíso
intelectual.
Es imprescindible comprender que existen, por escalas de diferentes
niveles y grados diversos de ingratitud, de desconsideración y de descortesía,
de parte de quienes se lucen en incapacidad teórica y en práctica, sin diferencia
entre una y otra, porque en otro lado del paraíso, no se adquieren escenarios
por compras de quienes sólo exhiben grados y títulos académicos, consegui-
dos en la universidad suelo o por mecanismos poco ortodoxos, hubo sem-
brados por la corrupción a todo nivel y desesperada, llenara todas las escalas
desorganizadas de la vida social.
Las condescendencias y agradecimiento no forman profesionales aún
se lograran distribuir en amplios territorios y aun así se reconocieran entre
diplomados.

La política vista como son grandiosos resabidos, no sólo siembra ma-


lestar en sus tercas finalidades, de la no sublime excelencia y sus procesos, no
debieron ensuciarse por deslices de quienes actúan maléficos, alterando obje-
tivos supremos de la nación e institución y al hacer lo que nunca prometen y
no hagan, lo prometido a voz del viento.
Fuese injusto sugerir por siempre procedimientos políticos como se
hubieran entendido entre aquellas materias, produciendo terribles daños, o
conteniendo valores porque cuestan demasiado, o dando títulos y grados de
oro al promulgarse leyes o decretos… así se condecoraron picardías y vivos
hicieron su agosto, con esa razón la injusticia llegaba a legalizar instituciones
vendedoras de puestos en mercados al paso, en varias de profesiones, inclusi-
ve en aquellas responsables del manejo de la vida, de la salud y del desarrollo
humano.
¡Cómo arreglarán horribles sucesos en sociedades en vías de destruc-
ción! Tienen esperanzas sujetas a condicionales promesas que sugieren críticas
dudas, o la inseguridad cristiana cuando sólo un milagro permite la ocurren-
cia y si ocurren, son explicadas con melancolías o angustias desesperadas de
trágicas añoranzas, porque no hay ni habrá resultado positivo y una en varios
millones sucedería, por eso siguen creyendo en milagros y en recuerdos de
cosas esperanzadas, viviendo en función de un pasado mejor, al no haber
perspectivas de planificar un futuro de luces y el horizonte sigue siendo de
remate, oscurecido negro muy oscuro.
El desequilibrio aumenta las diferencias feroces al no comprender
mensajes evolutivos pertinentes a crecimientos adecuados y el desarrollo
infantil, se corriera en prejuicios citados, por obstruir la mejoría permitiendo la
involución.
Al observar el progreso tan lento en varios aspectos aislados, la mayo-
ría de padres no aceptan ser asesorados por la dialéctica y van a ser profesio-
nales sin gastar paciencia, queriendo eliminar inseguridades y llegarán así, al
facilísimo de dar una receta con cualquier medicamento se resulta de mínima
ayuda en el manejo de problemas de salud, por necesitar mucho más en edu-
cación y se arreglen sistemas involucrados.
Se debiera entender y se pudiera afirmar, en ciencia política cuentan a
personas y en la moral no se diga, por qué si no hay personalidad se mandaría
al diablo con todo, a olvidar quién es quién y por justos y pecadores, dirían
quién es quién y quien debe ser castigado.
Pocas disquisiciones enfrentan a los patrones culturales, sin calificar
metas significativas y nunca rechazarían malos métodos de crianza infantil. Es
difícil portarse profesional, alejando la práctica de la teoría e inconsecuente
desdijese sus lecturas y fuera un rutinario vegetativo, auspiciando sus éxitos
subjetivos sin medir el gasto económico y no valoraría el rendimiento de la
acción planteada.
A veces, querer usar cosas muy costosas resultará en no menos efecti-
vidad, o lo menos favorable que gastar solamente en agua hervida, o una
información sobre la preparación de una infusión y de su utilización folclórica.
Muchos insisten en tratar la molestia o el grupo de síntomas, desesperando a
los padres aprensivos, siendo fundamental, atacar a la causa de la enfermedad
manifestada en aquellos síntomas considerados molestosos, como maligna
enfermedad.
La presencia de otras preocupaciones incidiendo en el perceptible au-
mento progresivo, seguirá siendo tan dañino en lo deletéreo como fuese el
efecto consentidor, ante seres inteligentes aprovechadores de tales por hacer
girar a su alrededor, con su música y capricho el baile antojado, así gobiernan
esos bebes desde el vientre materno, generando un micro y macro sistema al
sacar de su manga, como una orden de exigente recompensa, de naturaleza
impredecible a como su intencionalidad conviniera y se orinará, o defecará
cuando se antoje llamar la atención, o al ponerle bajo el zapato a quien quisie-
re, so pretexto de todavía no controlar, o al regular sus esfínteres y hábitos,
pero en el fondo será por siempre lo repetitivamente explicado.
También se pretende aumentar el afecto con la correspondiente entre-
ga de alimento sin disciplina alterando el orden lógico de un horario condi-
cionado al tiempo de digestión y el llamado a ingerir aparejado a la produc-
ción mamaria, un mensaje de alguien creído o autosuficiente y peor de un
profesional competentemente capacitado en el tema, es asentir y reforzar ese
horrible concepto, en tanto florease la estupidez de no aceptar ni a animales
salvajes haciendo ya lo sabido en cuánto dar o recibir alimentos y la prolonga-
ción del género humano, más allá de la referencia estudiada por hacer daño
en el futuro, pero nadie asume la tarea de explicarla por falta de evaluación
estadística, o porque tales efectos son subjetivos en el orden del desarrollo
psicológico, sin ser tomados en su verdadero significado y en la prolongación
del cordón umbilical, más allá del tiempo necesario.
Haciendo así seres tan inseguros y se alteran conductas, caracteres y
personalidades. Las mujeres todavía creen que por mano propia, no se pue-
den hacer daño ni cuando por sentirse menos madres, nunca se comportan
cual personas, más si compensan la falta de amamantamiento natural, con la
entrega de la botella llena de líquido blanco, lo extraño fuese alimentar al obje-
to enrarecido.
¡Cómo quieren ser remplazadas en su esencia maternal y por senti-
miento de culpa creen en la compensación de dar a cada instante su seno o el
biberón y más allá del tiempo necesario!
¡Cómo será de alienante un mensaje negaría la naturaleza humana a
hijos profesionales de salud, inmersos en programas inteligentes teniendo sus
dientes destruidos por caries universal y no es mentira, por ocho años insistie-
ran en tomar biberón! ¡Es triste de tanta tristeza!
Mucho más terrible por la recompensa, gravemente se afectará a la so-
ciedad por la condición de modelos prototipos al fallar, o cometer errores ¿La
estela de menos instruidos, qué hará?
¡Cómo espantapájaros haciendo payasadas con atuendos aristocráticos
reclamando suficiencia!
¡A quién engañarán sofismas de quiénes se creen calificados!
Si quieren ponerles a todos en la misma categoría de analfabetos, que
aprenden de memoria su adiestramiento reflejo de ida y vuelta, acción y reac-
ción al no dar más preocupación, en su simplicidad de repuestas como al
contestar toda la vida la misma pregunta… sobre el color del caballo blanco de
Bolívar, preguntando tanto en fechas de abril como en noviembre o diciem-
bre, a pesar de varios cambios de estaciones, no cambiaría la intención y peo-
res logros.
¡Así no llegamos a ningún puerto! Quizá tal vez llegaremos a uno de
los más horripilantes, sin un faro potente y sin tener a las calles iluminadas con
la energía eléctrica, si no serán barracones peligrosos por donde quien entra
sale cosido, tal como sucedía en el callejón de trágicas siete puñaladas, o muy
simple, dejará de tiritar por siempre.
En aquellas condiciones estarán imperando cuantas leyes de furias sel-
vas y lo que ya no será transportado hacia metrópolis, por donde todavía
reina la pobreza, desesperanza, delincuencia y el vicio. En la mayoría de ciu-
dades, donde la pobreza sigue haciendo líneas tan quebradas de angustias
por conseguir, llamar a la desordenada migración de gente llegando con
hambre y ya hubo dejado su poco entibiado lugar andino muy aburrido, sin
perspectiva de proyectos o debido huir por la subversión terrorista, lanzada,
saboteada y amenazada de muerte.
En cuantos pueblos viven fantasmas, puertas están cerradas con tranca
o candado y la gente escondida, reposa debajo de sus camas, o por terrados.
Sin temor unos pobladores tiritaban desconociéndose por sí mismos, estando
obligados a seguir metidos en las diabólicas instrucciones, por lugares adonde
se iban tan desesperados por conseguir un trabajo, aun con riesgo de perder la
vida.
Las huellas de muchos trabajos se perdieron en arena movediza o en
horribles pantanos profundos y pestilentes. Algunos atrevidos intentaron
vencer en improvisadas expediciones y sin éxito, nunca hicieron historia.
Unos cuantos quedaron colgados y enfermaron botando rojos charcos de
sangre de sus destruidos pulmones, esperando después a milagros salvado-
res del desastre total.
Varios lugares hermosos resultaron aislados por efecto de intensas llu-
vias, cuyos rebalses afectaron caminos carreteros y miles de derrumbes malo-
graron algunas rutas, por donde se entraba al interior de muchos distritos
andinos y salían productos agrícolas, como menestras magníficas y envidia-
bles tubérculos, como papas purpuras nunca se conseguirán en algunos mer-
cados.
En el interminable discurso aquilatado por nunca fuera interrumpido
ni por la presencia de ningún cadáver porque fue caminando alrededor de la
sala llena con olores a inciensos y fue notorio observar a algún presente, reci-
biendo como un vale bien girado, un simple permiso de atender al compro-
miso de informar, coloreadas sus experiencias y por eso, un valiente Andrés
nunca se apuraría.
En su profundo sueño don Serapio recibió telepático el informe preciso
de sucesos trágicos ocurridos al sur de la pampa esmeralda y por la finalidad
de solucionar la problemática prolongó su mente dando órdenes exactas,
enviara un equipo de ingenieros, trabajadores, vehículos, herramientas y per-
trechos, como si fueran a una guerra.
Volando llegaron en escaso tiempo hasta el sitio del derrumbe y ac-
tuando ágiles sobre sus calificativos superiores, pudieron corroborar dimen-
siones de datos enviados por varios satélites, reduciendo dudas de comenta-
rios anteriores, muchos confirmaban como una obra del demonio al interve-
nir en cuantos fenómenos físicos y de brujería, productores de accidentes
terrenales.
Ningún equipo ha cargado insumos en la cantidad necesaria de remo-
ver a tierra e infierno y dejar habilitada la vía de ese amplio tramo de la carrete-
ra, por donde pasaban no sólo vehículos motorizados, sino también transita-
ban piaras de acémilas conducidas por arrieros bien abrigados, por los sono-
ros tragos del guarapo y de cañazo.
Por allí iba un mocoso muchacho tomando cantidad de guaracazos de
yonque y llamaban Sebastiano Zombi a quien hube conocido hecho ya un
hombre y más si cuando iba boca abierta y ebrio, se viere bailar con su rostro
sobre su cuerpo inmóvil, sin ganas de defenderse ni en un fricasé rancio en-
treverado con viruta, donde ventarrones se arremolinan en miles de vientos
pestilentes.
Casi todas las veces cuando miraba en vidrios, vi algo parecido a peri-
nola en un tremendo baile circular, moviéndose ante mis ojos como un borra-
cho enloquecido… –meditaba Sebastiano, tantas veces concurriría con otros
alcoholizados y nadie se admiraría, sino cuando iba sobrio sólo por calles
enmudecidas.
Había sido visto de empinado e inclinando a sus debiluchas estructu-
ras esqueléticas, posesionándose con firmeza sobre codos en el tablero de la
mesa dispuesta como simple apoyo y así estaría puesto como un travesaño
por donde nadie pudiera dañarle, ubicado entre vitrales enormes de edificios
comerciales.
Aquél cuerpo no bien visto por tanta gente, preocupada por su beodez
pocas veces le miraría tranquilo, fijo y sin movimiento tratando de reflejarse en
cristales y la imagen, fuera borrosa exposición de figuras oníricas de sus pesa-
dillas imprecisas y sus ojos ávidos buscadores de sus rasgos brillantes en ros-
tros movibles de diablos azules en otras pesadillas donde el mismo zombi
exige a su mentalidad, irse por donde sea a conseguir su bebida ansiada y
luego hacer bailar, parte por parte a sus segmentos corporales y que salgan
chispas de sus fantasmas inferiores.
Ya me he visto tan morado, pudiendo estar feliz ante la cara del mismo
diablo, carcajeando en la puerta del infierno, con suerte no me ojeó con su
lenta mirada y pronto llegó el primo de Superman, me dio una mano jalán-
dome varias veces y luego me trajo a esta pampa esmeralda, pues a cada rato
me vio tirado como cuantos trapos ajados sin almas y tremendamente sucios,
dijeron lo que yo era… exagerando sus mímicas y gesticulaciones.
Una intensa sensación de falta de aire, de fatiga y de opresión del pe-
cho, desesperaba a la desgarbada figura longilínea de la ictericia, puesta en el
paciente pincelado de la cama trece, como una figura de la humanidad, ten-
dida cada vez que se hartaba de beber licor o cuando el facultativo obligado
por el hedor fétido de su aliento, pasaba de la sala de emergencia a hospitali-
zación y él bailaba, exhibiendo movimientos imitadores de los realizados sin
control por diabólicos de sus sueños.
Sebastiano iba gritando y así, reclamaba mil veces no ser abandonado
en manos de tantos diablos azulados. Ni quiso seguir pensando en una ocu-
rrencia fatal como hubo pasado a un íntimo amigo, aquel a quien en mil pala-
bras enlazadas dice cual canción inspirada por un viaje feliz al infinito monta-
do sobre una rara alegoría, cuando eran tiempos de imposiciones de modas y
monerías, cuando sobre veredas frías muchos pasos temblaban en ideas fijas,
en imágenes ridículas, en promesas misericordiosas incumplidas, en ofertas
dichas a raudales ¿Pero cómo expresarlas sin alterar emociones? Sin ser ma-
lentendidas ni mal interpretadas, pues en el alma de aquel cuerpo persiste y la
cuestión se alarga en su mente, hasta la sombra escondida en un lejano hori-
zonte. Si a mí estimado amigo pusieron bozal atrincado fuerte e hicieron voci-
ferar:
“¡Ayer he visto la triste, la más triste carcajada de mi fértil experiencia!”.
Así empezó su monologo soberbio, hubo creído y aun cree por siempre en la
sonrisa y lo absoluto, la carcajada se da por alegría, esa alegría iba aumentando
insensible y progresiva a lo máximo de intensidad ¡Falso! ¡Cruel!
Muy triste, es otra la realidad lo visto de tristeza… cerrando ambos
párpados aquel dejaba deslizar una lágrima y rebalsaba la emoción elevada
hasta no medida altura, donde el momento preciso en su mente vio sutil la
inmensa figura de un payaso… amarrando su papel cordial y protagónico,
dijo no haber modo de pintarle en una pose fotográfica, si ella no captaba las
múltiples circunstancias vividas, si tal era materia de su tristeza y en la foto
hubiere sido solo una estática y fría… su pensamiento describe el maquillaje
casero, casi rústico que agrandaba su demanda soberana y la necesidad pe-
rentoria por conseguir algo de dinero, en la máscara disfraz se disolviere mil
problemas, en una máscara fugaz sinfín y sin final… en su lento caminar
temblaba su llamado angustioso emitido, en la esquina del parque donde se
acude como de costumbre, a ciertos actos culturales y el de ahora no es im-
provisado, es por la necesidad de alguien sin perfil demoníaco, es la esquina
ubicada frente a un templo católico, donde la veneración debe construir ilu-
siones o al menos si las hubiere, por nada del mundo se desempacasen y
botasen al tacho, pero el payaso tiene ya un grito ahogado en su garganta
reseca, en voz entrecortada dice su memorístico rollo dilatado monologo
queriendo tornarle sublime… amiga, amigo, amigos –hace brillante su pre-
gón agitando sus brazos, enfatiza su llamado– hoy bailarán a paso veloz vues-
tros pensamientos. Si me escuchan ahora danzarán en sentimientos. Hoy
terminará la inflación, si hoy el parlamento dicta la ley se dirá, sin subir hasta
arribar a nubes en precios exhibidos en muchos mercados. Hoy bajará todo y
nos bajaremos hasta los… si, si me ayudan. Y digo vengan amigos, hagan
círculo ¡Chicos adelante! Caballero muestre su cortesía. Señora. Señorita. Us-
tedes tienen la preferencia… voy a empezar.
Un momento ha escondido la faz entre manos, ha encogido segmen-
tos corporales curvando al tronco se procuraba alcanzar un banco pétreo y así
vive contados segundos en su lerdo recuerdo. Abrumado se incorpora veloz
mostrando diferente sentimiento.
Ustedes llaman hogar, dulce hogar –dijo sarcástico– a una bonita resi-
dencia su voz entrecortada retumbó– ¡Yo? Qué puedo decir –tembloroso– son
ocho esteras por donde traspasa el viento y se escapa la sanidad de quienes
vivimos dentro, los tres hijos huérfanos tienen bronquitis a repetición y mi
difunta mujer, falleció de bronconeumonía fulminante, así la perdí hace pocos
días. Esta es mi triste historia comenzada hace mucho tiempo, por culpa de un
asesor empresarial, un candidato presidencial de la clase conservadora y por
eso, feo cerraba la puerta de la fábrica Moraveco, donde laboraba y junto a
cientos de obreros, técnicos y empleados, fuimos despedidos. Algún tiempo
después encontré a un dilecto amigo, quien muy sincero me aventó a deam-
bular por parques públicos y por calles donde me favorecieran al hacer sólo lo
sabido por haber… y cualquier labor honrada dignificara, de otro modo pudo
ser fácil, pero no es dable por no ser honrado. Es más, mis hijas lloraban cuan-
do me veían salir detrás de algo y llegaba sin conseguir ni migajas. Hoy salí de
mi casa, pintado con todo rasgo maquillado y en ojos, creo me hube prendido
en la alegría y no sé si lloraba, pues mis zapatos alargados rotos ya no hubie-
ron sentido pizca de dolor, más notorio en la parte del cartón puesto por ha-
cerles del drama sarcástico, pero sí muchísimo me duelen plantas de pies…
hay dolor en tobillos por haberlos asegurado con buen amarre de cordones y
trastes siguieran sirviendo, como zapatos ¡Vean ustedes cómo están –los le-
vanta uno por uno y se ve los huecos hechos por millones de inservibles pasos
recorridos con afán de hacer el alimento familiar– Ustedes quisieran oír una
hermosa canción, quizá escuchar una historia agradable o pedir un gusto
especial. Yo no puedo dar otra cosa, ya dije mi exigencia andará sobre este
ruego infinito, pido me ayuden a llevar el pan a mi casa. Traté de darles alegría
y sólo una inmensa carcajada, hará rutilante mis entrañas. Quiero usar esta
taleguita para recoger vuestra voluntad y aspiro haber despertado y pudiera
ser correspondido. Si ustedes saben algo de mis necesidades y como es el
llanto de hambre de tres niñas, si he tocado las puertas de vuestros corazones
y mis lágrimas, regaron jardines de sus ilusiones de bellas flores, allí cultiva-
rían. Si he convencido a vuestra caridad y lo hacen por la inocencia de mis
hijitas, vénganos a este reino y miles de plegarias por agradecimiento –calló el
monólogo enfatizando silencios en la majestuosidad solemne del pedido del
payaso mendigo. Luego sus primeros pasos tambaleaban emotivos, esperan-
do algunos centavos de propina, prodigando mil sentimientos.
La taleguita recogió limosna sólo de dos personas ubicadas frente a fren-
te, en el círculo teatral callejero del común lugar terrenal y solamente dos per-
sonas, tuvieron manos y bolsillos rotos e inmenso el corazón. Mientras retum-
baba una carcajada, traspasando fuerte a cuantos límites de la ciudad prima-
veral, así era el grito desesperado del amigo payaso, porque solamente hubo
conseguido un ridículo pago, por su laboriosidad en la explicación de su
dramatismo.
Sería dable escribir la tristeza en una justificada carta al servicio del
mensaje sin alma apocalíptica, hiciere saber quién es un necesitado y nunca
muriera de hambre, peor si negada la caridad se persistiera en la indiferencia
del mundo y lo terrible aun no se dice, peor si se ríe a carcajadas festejando la
tristeza más triste del mundo. Ahora, el día estuvo vestido de color nocturno,
muy triste. Así me dijo aquel amigo, jactándose como otro conteniendo el
alma de un feliz, haciéndole remiendos a embellecidas fantasías.
Sebastiano sigue explicando entre modulaciones de énfasis a sus pala-
bras… mis amigos, nunca permitirían a alguien como ustedes se acerque a mí
en la cantina ¿Me defendería con su vida en cuerpo y alma? Ustedes deberán
hacer lo mismo, aunque estén disfrazados de blanco y turquesa ¿Ya? No más
preguntas ¿Qué con quienes tomo? ¿Mis testigos? ¿Quiénes me acompañan?
¡No sé! Sus nombres no sé y si los llamo con un silbo o una seña, seguro me
entienden y entre nosotros no necesitamos nombres, grados o títulos o mejor
dicho nos comprendemos mejor sin ser diplomados. Ahora no me acuerdo
cómo se llaman ¡Pero con la chapa todos ustedes! Ja, ja, ja, desde el primer día
he venido preguntando tantas cosas, me acuerdo y os digo sin poder olvidar
como bailaban, borrachas sus caras y amontonadas como un hormiguero
alborotado y más borrachera causaban a quienes mirábamos boca abiertos.
Tengo sed y no hay agua para beber ¿Qué hago? Esperaré me den jugo de
papaya por ser un santo remedio ofrecido con mucho amor, por el doctor
Juan Crisóstomo Salazar y gracias a él, estoy vivito y coleando. Cuando vaya
por la calle vestido de harapos haré benditos sus pasos, si no me dejan a ex-
pensas de esos animales dañinos disfrazados con ropas blancas, sobre cuerpos
parchados por piezas de muchos animales, sin dejarme dormir tranquilo. Mi
lenguaje se hace delicado y difícil no pueda expresar, como aquel caballo de
un bárbaro hacía impidiendo de la hierba nunca creciera de tamaño imposi-
ble, solamente con pisarla. Seguro estará llenando burlas en bolsillos de cuan-
tos incrédulos, por nunca colorearon sus intentos vomitivos al eliminar maldi-
ciones de modo más efectivo que bendiciones. Soy un poco pío y menos so-
bón si acepto a cosas dándose sin medir las consecuencias y peor si son nega-
tivas, deprimentes. Soy un Juan Silvestre, sin pensar ligero en la futura elimi-
nación de lo maligno, viví el momento y pedí a nadie fastidiara señalarme, o
pusiera límites. Fui sonoro un impertinente intruso en todo lugar a donde iba,
con ganas de incendiar mentes llenas de cucarachas tuertas. Solté mis perros
solamente a días de tomar purgantes enérgicos, a pesar de no poder rellenar
mi alforjas de ciego con oros u oropeles, antes de prevenir con cosas simples…
–reflexionando en cuanta remarcada letra mayúscula, por demás gótica,
mientras facultativos en pasos solemnes van saliendo de la sala, es solo uno el
paso calmado de procesión, en la fila de uno a uno, donde comentaban rumo-
reando, la posibilidad de leve mejoría de su salud, después de resolver cálcu-
los milimétricos dentro de probabilidades de una evolución favorable.
Es el paciente conocido. Claro si resulta ser: Sebastiano Zombi, cuñado
de Zarco Alcalde luciéndose de mucha gravedad y en estado comatoso, por-
que procesaba sus expresiones seriamente, sobre el plan terapéutico y su pro-
nóstico recostado por el lado de su lecho.
¿Qué quieren decir sus gestos de duda? ¡Estos disfrazados de blanco
me saludan, carajo! Si no es así ¿Les rogaré por un saludo siquiera? ¡No me
quieren y vienen a discutir sobre mi caso! A mí modo sé y no me jacto, a pesar
de verme en una farra de dimensiones soberanas, dejándolos rezagados a
unos y regados por el piso a otros, con sus propuestas de doctores de dos por
medio, endureciéndose sus cuellos y diciendo ser lo máximo, muy doctos y
eruditos sabiendo todo y no como quienes entran a hospitales a matar gente o
quisieran decirme muchas cosas, mientras duermen haciéndome malabaris-
mos de magos todopoderosos, a su regalado gusto ¿Conmigo? En la totalidad
por nada pude entender de sus habladurías y dicho sea de paso desde aquel
día habiéndolos dejado tirados como a tantos coloreados diablos azules y
hasta botados a la parca vestida de blanco humo y su guadaña retorcida, que-
riendo aun llevarme tan prematuramente, allá más allá, de pencas azules y
tunas blancas del fondo del abismo, por la Peña del Olvido. Cuantas veces
vuelvo de la puerta del infierno a pie, lentamente y siguiendo a huellas de un
inmortal. Ya aprobé a mis verdaderos amigos, serán todos como fueron cal-
vos porque a ellos favorecía el frío, al no tener ideas calientes cuando se discute
sobre la insuficiencia hepática y me sorprendieron, nunca sabría mis conoci-
mientos y hubiera sido falta de ética, observarles delante de otras gentes, poco
me faltaron ganas de saltar y gritarles mis indicaciones terapéuticas… –sin
aumentar muchos riesgos.
Sebastiano tiene aplicados –en ambos brazos–, algunos dispositivos del
plástico brillante que proporcionan la indicación medicamentosa precisa, por
administración endovenosa de sus necesidades nutritivas mínimas y otras
tantas chichas, poseídos por falsificados profetas, babeando en profusas pro-
pagandas, pues eran de valor dudoso por querer recuperar al hígado. Des-
nudo es un trigueño, amarillento, quien acezaba respirando como si fatigado
tragara aire y tembloroso, agitando las manos eternas, fuese de un cadáver
respirando muy debilitado.
Cuando vengan de nuevo y no quieran hacer preguntas, allá ellos…
por qué decirles algo si después van a guerrear y como ni sus rasgos faciales
dejan de verse, no sé si quieren ser mis amigos. Sólo reconozco la voz del doc-
tor Juan Crisóstomo y hay uno, quien me prohibió dar vueltas en la cama,
hablaba fuerte sin ser cachaco y alguna razón tendría, porque hablaba así de
duro, creyendo ser único y saber cómo atenazaría a la gloria, tanto como uno
era elegido ¿Pensará que despertaré arrepentido? ¿Creerá ser escogido por
buen consejero? Por lo pronto pediré más jugo de papaya embotellada e invi-
taré a mi patota, por si perdieran el conocimiento y así supieran del mejor
tratamiento, será tomar a pastos jugos de papaya y es la indicación de primer
orden, cuando se reconoce la falla hepática siendo función como de una fábri-
ca maravillosa, realizar más de seiscientas sesenta y seis funciones en el orga-
nismo y lo manejan diabólicos divinos, como se pide en congresos internacio-
nales, donde vi luciéndose a mis dos amigos, doctores abrazados sin tomar
licores y no como otros, sin atinar bailan entre docenas de zombis, yo vi cómo
dudaban y tantas veces puse de vuelta y media, echados a mi alforja con mis
referencias bíblicas contradictorias a sus estudios pichiruches y desabridos
muy poco me gustaron y menos me ayudaron. Si el tío Serapio oyera mi
reclamo, seguro fastidiaría y hubiera pagado por seguir empeñándolos en el
infierno y nunca volvieran a pintar diablos azules, o máscaras carnavalescas
en las paredes, o a quemar basura, carajo. Tengo trato de dejar de fastidiarle en
pura jodienda, porque al final son tan buenas gentes y supe, muy pronto me
dejarán descansar por donde yo quiero, más si saben… a muchos puedo
dejar en su sitio y si se creen divinas pomadas, mucho mejor ¿A esos? Pues
haciendo ruidos pongo cascabeles tan escandalosos como maichiles puestos
varias veces por un digno maestro ¡Carajo! ¡Yo soy yo! Pues nadie me joda…
–en el recato escondido de sus fantasías.
La sátira malévola desviste a contados ingenuos o al desprestigio de
quienes lucen rabo de paja y bailan festejo degradando al folclore negro. Sin
sátira, la ley transforma a maligno lo bueno de la civilización al encasillar en
manejos iracundos de criterios ensillados a malas cabalgaduras sobre bestias,
se suben al sumun de exóticas apariencias y visten de frac a inmundicia y por-
quería y se desvisten creyendo ser diferentes cosas ¿Qué buscan individuos,
quienes sólo vociferan más de la cuenta y sin saber por qué? ¿Qué sembrarán
esos sabios, si plantas que sirven no producen en lodos y atolladeros? Laurel,
quinua, abedul o quina adornan la cerviz de la fama y la gloria en campos de
artistas y son duraderos, por toda la eternidad.
En el momento cumbre de su envanecida gloria, entre tantas famas de
uno sólo estará deslucida en un fugaz tránsito y su significado no consiguiere
por nunca convencer su brillantez, por no surtirse de una duración eternizada.
Si tomas partido por una persona sin doctrina, o intención poco elegible, se va
pronto al diablo el hechizo y tu expectativa y al acomodar tu carisma tienes
que aplicarte el aceite de pachulí, así atraerás a humanos como moscas hacia la
miel.
¿Crees se podría seguir siendo posible encontrar arquetipos o prototi-
pos personajes con agallas?
Uno solo es el asiento desocupado en el anfiteatro y se supone estará
vacío y la poza de cadáveres, tendrá mi masa con máxima ictericia, pero mi
alma nunca se pintó del color maligno, será blanca cristalina y nadie la tocará.
Si alguien la toca perderé mi eternidad inmortal, así sentenció el primo de
hombres famosos sabiendo ya de su inmortalidad.
¡Nada más digo, carajo! Si entré al recinto, silencioso y todos me nota-
ron y sí, debo salir entre rumores desabridos, porque enjuicié a tartamudos,
mancos, sordos y tuertos con alma destructiva pero sin mala intención, quie-
nes entendieron mi papel estarán satisfechos por decir mi verdad. Antes que
sirvan el caldo de gallina en la madrugada. Me voy escondiendo porque hace
daño la grasa animal. Adiós señores y probablemente uno de estos días haya
otra conferencia en mi nombre en otro carnaval del silencio. La totalidad ha
corroborado y sin mediar alguna condición de ajuste vieron salir el espectro
desde un barullo caprichoso de reproches insultando al cadáver en cantidades
significativas de cuantas majaderías soeces sin oírlas, Sebastiano Segundo
Zombi.
¿Le quiere refutar a alguien sus conocimientos y sus bien intencionadas
insinuaciones? ¿Creen que fue un intruso iluminado? ¿O es un fatalista con-
vulsivo sin propuestas viables, de hablar por hablar?
¿Es un individuo corroído de cirrosis, un sinvergüenza hubo de sem-
brar plantas en lodazales y muchos frutos cosechados son demoníacos con
intensa ictericia?
Por favor no hagan bulla ni en arrebatados fandangos, mejor si encien-
den sus motores, pues ya viene el caldo de gallina y así se completará la fiesta.
Vamos aprovechándole. Servido –inclinando la cerviz hasta el borde de la
mesa, todos se acompasaron a un solo sonido en sorbidos del caldo humeante
recién servido de las ollas, a la hora precisa, cuando rayaba la aurora y todos
podrán asegurar, sin ver como todos los gatos son pardos acerados. Ya no era
rumoroso el sonido de rezos ni el rosario estruendo de cantos de lindas aves, si
serían tristes y débiles.
Andrés terminaba delicioso su potaje servido abundante como ador-
naban a un músico, saboreándose y empalagado con su escogida presa, aque-
lla que fue elegida reponiendo esfuerzos por haber protagonizado divino
como un maestro de ceremonias, excelente durante aquel velorio y sin can-
sancio ¿Seguiría hablando?
Del rincón cercano al féretro, una dulce voz va pidiendo un espacio.
Era una bella dama vestida de riguroso luto, tan seria y serena, al verla por
todos muy diferente a la mayoría.
Señoras, señores –dijo– Oí atentamente cada palabra y medí las inten-
ciones claras y cabales de cada intervención por sacar severas conclusiones y
sugerir estrictas observaciones. Creo fuese muy necesario sepan de certeras
apreciaciones y lo más importante de mi obligada perorata. Aquí en esta casa
nunca se habló de maldad y nadie dijo una palabra soez, ahora oí algunas y
creo estarían bien dichas, o en su momento y cuando fueron del contexto, no
hieren si no adornan a los sentidos. En esta su casa nadie debe disminuir su
personalidad y lo principal, es comprometerse a ser actores de tal condición y
nadie dejara de expresar su vocación o el parecer, porque nos debemos expli-
caciones de tantas cosa importantes que algunos minimizan y otros ponen en
la ridiculez, quizá con matices en grados se hicieren diferencias sin armonizar
en acciones, o en asesorías por quienes estarán en niveles de decisiones finales
y haya orden o mandato bueno de adornar esa súper estructura del poder
político ¿Qué vamos a lograr? Si a esos niveles llegan siempre, o casi siempre
improvisados, o entusiastas patrioteros sin saber de planes y programas de
corto, mediano y largo alcance o plazo, como si tuvieran mínima preparación
en manejo de poblaciones y fundamentalmente se dieran cuenta de hacer
cosas lógicas avanzando con seguridad aun siendo lentos y calmados. Si ob-
servamos de modo incisivo como nos peleamos por gustos o caprichos, nun-
ca pasó por nuestras cabezas una sentida expresión por la necesidad de varias
personas o la satisfacción de todos, así nunca llegaremos a buen puerto, segui-
remos en la mediocridad o en cosas muy pequeñas o que valen poco en cual-
quier lugar pero si realizamos esas pequeñas cosas a su debido espacio y
tiempo iremos sumando en un resultado suficientemente bueno, siendo re-
conocida como obra de toda la vida. Digo además, es muy cierto debíamos
tener mucha necesidad insatisfecha en diversos sectores, pero no debemos
criticar la función de plantear soluciones, sin esquematizar entendimientos al
manejo de los planteamientos dirigidos hacia la lógica para dar prioridad
antes de la viabilidad, creo que muchos no piensan en ir por el camino bien
escogido y cuando uno dice con garantía la verdad, otros reniegan y refutan
pesimistas, o peor sentencian y si manejas así te quedarás solitario, porque eres
muy estricto, o fueron y seguirán yendo por el de la aventura de alto riesgo, o
con excesivo gasto y nada se resuelve. He visto, se hacen cosas desordenadas
u ordenadas verticalmente, sin hacer estudios de encuestas con expertos acto-
res sociales y se sirviera de punto inicial en estudios más profundos de la di-
námica vecinal, regional o nacional y hacer menos sentida, esa musical nece-
sidad histórica. Y es un grito salido espontáneo y nadie diría, es posible poder
vivir sin educación o sin trabajo, a pesar de ser ignorantes haraganes… pero
en condiciones mínimas si diéramos a líderes, dirigentes y gobernantes a todo
nivel, el entendimiento de estas ideas sin ser mías las digo sin el vestido de una
persona de un hablar en voz femenina, con sentimiento juicioso y razón sus-
tentada con estudio paciente, consciente y monitorizado en cuanto tiempo de
vivir esta realidad demográfica, un desperdicio en muchos espacios políticos,
por malas intenciones y personalismos. En contados gobiernos se hicieron
buenas cosas pero no reconocemos por odio, o envidia mediocre a quienes
fueron duros, o enérgicos en el manejo legal administrativo. Con suerte un
presidente constitucional, hizo tanta obra estando por encima de esas dictadu-
ras como resultado uno mejor llamado gobierno democrático con líderes de
papel, defraudadores de toda expectativa y algunos creyeron en la inmortali-
dad de la pulga, haciendo gargarismos de vidrio molido con expresiones
vacías sobre la libertad y la democracia, siendo muy habladores en realismos
ejecutivos. Soy una profesional en salud sin ejercicio por varias razones muy
personales, pero no quedé enquistada en paredes de mi hogar, salí bien libra-
da de mis responsabilidades maternales y como ahora oí esas voces se desper-
taría mi indio interior como un adorno de mi intención política y se hiciera
danzar a la mayoría, en este carnaval del silencio. Sin personalismos debemos
pensar, cada vez en razón de constituir equipos de trabajo, en tal sentido desa-
fío a todos al discutir planteamientos sin temor a nada, se respetarán a perso-
nas sin ser heridas, pero muchas ideas pelearán con ganas de sacarse magnífi-
cas conclusiones. No esperemos sufrir en nuestros suelos y otros vengan a
enseñarnos a resolver nuestros problemas. Si debemos aplicar conocimientos
de otros lugares y con mejores recursos, al servicio de la interpolación de da-
tos, factores y resultados… pero aquí en nuestro medio, serán nuestros hasta
piojos y pulgas dándonos nuestros resultados de valor verdadero y fueran
mejores, aun nadie maquillase o inventase hacia algo fabuloso de increíbles
cuentos. Con esto doy a entender que los modelos de desarrollo no se copian,
se adecuan, aplican, o manipulan en diferentes realidades, todo depende de
inteligencias políticas y de decisiones del gobierno en cualquier nivel. Si no
entendemos estas premisas o dejamos se aprovechen pícaros, por nunca esta-
remos en condiciones de desplegar y sin despliegue, no habrá arranque y
seguiremos vegetando ¿Hasta cuándo estaremos vociferando sin comer espá-
rragos en la edad de piedra? Si sembramos una cultura quieta sin quilates, se
perderán muchos valores y hasta el heroísmo nos arrebatará la picardía, im-
puntualidad e informalidad. Perdimos prodigios ancestrales en agricultura,
donde éramos dueños de misterios y fortunas, envidia de otras latitudes,
ahora ni cebada podría ser la mashca, o papas purpuras amarillas servirán de
semilla, tenemos y nos alegran unas vacas más, siendo industrializadas en
toneladas de queso y manjar blanco, productos del líquido blanquecino en
provecho de domésticas condiciones económicas; una empresa transnacional
explota a precios de monopolios saboteadores, cuando casi toda la produc-
ción es vendida a la fábrica de leche evaporada. Si en tiempos idos, la econo-
mía estuvo sostenida por el desarrollo del campo y de la minería, hagámosla
florecer de nuevo sin condiciones de explotados mendicantes ¿No sería tre-
mendo orgullo ser pagados en el valor real de lo sacado desde la entraña de
nuestro suelo? Pero no se sabe quién la negocia sin alma y se vende por un
cheque entregado a escondidas. Si la producción agrícola hacemos diversifi-
cada de mejores semillas, cada vez aumentaremos calidad a mercados de
papa, ñuña, ulluco, fríjol, oca, arveja, haba, maíz, cebada o trigo, en competen-
cia ideal por el mundo. Hagamos cada vez más verdes praderas, llanuras y
laderas de cerros y donde haya calor humano se cantase con gracia, como se
vive. No debemos esperar otras tragedias se sucedieran negras, se perdiera lo
poco que queda y nada hubiera al echar culpas no habidas, o la condena res-
pondiera vil al por qué no hicimos convenientemente, en tiempo oportuno.
La razón del por qué no nos hacemos recomendables, donde estará metido y
nadie aun la busca. En determinados momentos y lugares, oí a menudo po-
ner precio o valor en dinero, con expresiones que malogran todo al descaro,
desdiciendo del género humano ¿Cómo es? ¿Cuánto hay? ¿Cuánto paga? Si
no hubiera tenido la responsabilidad de hacer profesionales a mis siete hijos,
hubiera desafiado a los varones de mi tiempo a generar políticas positivas o
positivistas y aún estoy en condición de ello porque esta viudez me libera de
una tremenda carga familiar, la de quién nunca fue un inválido y estando viril
en su postración, quisieron negar quien era sólo por la enfermedad terminal,
pero sin dejar de dar sugerencias en asombros de todos y me jacto, de su pala-
bra y espíritu emprendedor, aquél dijo… al lado de un hombre feliz hay una
sabia, poderosa y valiente mujer, quien hizo, hace y hará lo mejor siempre,
acomodando a la orquesta y todo fuera admirable teniendo a la gente dichosa,
solamente en palabras rellenándola de encantos y será por eso, no siente can-
sancio y no duerme cuidándose con cafecito, cigarrillos, coca o cañazo y nadie
se dormirá. Se fue Serapio, dejando temerariamente a su sombra, pero estoy
amparado y por nunca le olvidaré y sé quién defendió y defenderá, sus tesis
doradas. Él, continua afirmando que el mundo va marchando al revés, o se
distendiera con mucha elasticidad en diversos aspectos doctrinarios y por
cierto con anterioridad, se implicaban en la estrictez por cumplir sus com-
promisos, sobre todo en el ámbito social familiar, pero desde hace no mucho
se puede ir a la guerra, o al intervencionismo, sin más ni más, por cualquier
tontería o se luchará intensamente contra toda forma de inmoralidad, con la
finalidad de poner encima de todo a sus empresas y sostenerlas en monopo-
lios de la respectiva hegemonía, con enmiendas o tasas arancelarias y tanto
mecanismo unilateral, posesión de quien sólo aplaude a demonios y nadie
entiende.
Por tan increíbles fueren esos mecanismos, continuaría diciendo se
quiebra la autoridad por haber insistido en promulgar leyes contra toda lógica
y se sobrecargan derechos mientras deberes son de quienes ellos llaman debi-
litados o deprimidos; y la mezcla de indisciplina, improvisación, caprichos, la
picardía, el exhibicionismo, la informalidad, la irresponsabilidad y la compa-
sión… tienen lugar haciendo una sociedad en aumentada alienación y exube-
rantemente permisiva, sin límites explotarían en un desastre, peor al holocaus-
to masificándose en todo mal mezclado y en no medido tiempo, sucedería ese
final borrándose la vida de la superficie terrenal, sin tener en cuenta el presagio
apocalíptico o una predicción fatalista.
Esta es una conclusión filosófica a la luz de los hechos remontados en
diferentes latitudes sin la explicación de mentes ilustradas, sino por visionarios
de piedras o cristales agoreros, pero ya no serán apocalípticos sin la serenidad
intelectual por no estar aferrados a frivolidades otorgadas por placeres mo-
mentáneos del poder del dinero mal, o bien habido, o la consideración de
predominios de clases sociales, o la condescendencia del poder político afec-
tando a las decisiones patas arriba.
Nadie sabe hacia dónde iríamos si no se reprendiera apropiado con la
autoridad debida a una niñez y una juventud sin horizontes, con terribles
condiciones ambientales sociales y demográficas, azotadas sin piedad y re-
movidas sus estructuras, desde cuando se desajustaron aflojando en condi-
ciones patológicas en medio de conceptos entre familias modernistas y en
unos años la situación fuese enmascarada y mal maquillada por tantas velei-
dades elásticas comprometidas en compadecer y no castigar por crasos erro-
res y pecados que se profundizaron en máximos daños, pues ya no alarma-
ban por haber hecho suprema una ley de la costumbre cotidiana y nadie repa-
rara en poner buen freno, al detener con ganas de resolver integralmente tal
condición sin tener finalidad, si no fuese mediante algo drástico y cáustico,
contra todo lo malo.
Lo malo estará supuestamente condicionado por donde marchar hacia
ese medio anormal del entendimiento como animales irracionales ante diver-
sos mensajes humanistas ¿Quién hace algo por no fumar? Si cada vez la pro-
paganda masifica con la dignidad femenina y venden más esas fábricas de
compañías transnacionales.
¡Los estudiantes de universidades están perdidos cuando pierden la
lógica y no acuden a la dialéctica, siendo más fumadores se lucen en sus de-
dos de colores amarillos!
No quedarán hacia atrás algunos estudiantes de medicina y quienes
son consumidores y consumistas, pues al tabaco sigue uno por otros insumos
de vicios… convertidos en virtudes invisibles por quienes no debieron ser mal
vistos y aun exigiendo ser premiados. Si el alcohol, marihuana, cocaína y el
opio… siguen en la cadena y en cualquier orden, por ser experiencias degra-
dantes y qué lástima cuando ya son incurables e irrecuperables, en una socie-
dad digna y ellos la pudieron enfermar, sin el cuidado de tales consideracio-
nes.
Cuándo algunos padres hubieron decidido en reconquistar la autori-
dad y cayeran parcas con guadañas de leyes anodinas, siendo atados de pies
y manos porque no es de civilizados actuar con castigos, eso es animalidad
¿Pero lo hecho consigo por drogadictos no siendo de la animalidad? Dicen
fuese parte de su cultura y tuvieran derecho a ella.
Por donde y a donde se llegue con esa masiva permisividad dando lu-
gar a cifras delicadas en el manejo epidemiológico del SIDA y otras enferme-
dades venéreas, de tales nadie sabe en magnitud real de exigencias estadísti-
cas y éticas, por profesionales que no informan su actividad privada y atien-
den en masas fantasmales, al malograr esas cifras escondidas no servirán de
escarmiento, si se manejarían con criterio científico como en la aparición explo-
siva del cólera y se dijo, cuál era la causa dando temor al contagio, con gran
expectativa en la ciudad más desorganizada, se bajaba a la quinta parte la cifra
proyectada de atenciones, en el clímax de la epidemia, porque la diarrea ma-
taba rápidamente y se contagiaba sólo a quien comiere combinada de mane-
ras invisibles e insensibles deposiciones humanas de muchos quienes ya po-
drían estar muertos.
Un enfermo de SIDA en definitiva está muerto en vida y su pronóstico,
es muy pobre por haberse determinado ya en la fragilidad de su futuro al no
existir tratamiento efectivo, así pocos facultativos dicen la verdad y los más
escasos, se comprometen a exponer con claridad y simpleza, pero la mayoría
maquilla o dora la píldora, por seguir usufructuando con controles remune-
rados y siendo de resultados negativos, realizados cada vez más frecuente-
mente. Pocos dicen que están a la espera de la existencia de una vacuna garan-
tizada por la ciencia médica.

Durante muchas noches se hubieron hecho más oscuras y espesas


sombras ¡Así hacia donde se llegará! Muchos estudiantes bailarán al revés o
confundirán melodías, ante un bolero bailasen marinera, o un huaino hiciesen
tangos y se dieren las combinaciones habidas y por haber, en tantos otros
carnavales del silencio.
Tuve la oportunidad de escuchar a una madre, sin querer decir su tra-
gedia, por el qué dirá de muchas gentes. Recién cuando estuvo desesperada
arrancó con su historia, como una verdad desnuda y muy parecida a la de
mis amigos, María Ana Salazar y Miguel Zoe Jara.
Hay querida hija –dice segura de la elevación de su palabra como en
una elegía religiosa– si la mengana y zutana están detrás de alguien y alguna
falla haciendo chismes, me dijo angustiada como pidiendo ayuda y solo a ti
puedo contar, por la confianza que nos profesamos… te contaré mi historia.
Luego encantaría como un pasillo sutil ahora cantado, casi en su tonalidad de
tinte expreso en esperanzada condición.
Mi historia más bien pudo salir desdorada de fantasías, porque conta-
dos seres saben cómo se evaporan las habladurías de cosa falsas y son extre-
madas en lo negativo –expresó un día sin brillo solar cuando llovía torren-
cialmente y hacía frío invernal en la pampa de esmeraldas– no lloraría siendo
demostración de la fatalidad.
A veces los ojos vidriados rebuscan flores preciosas, por ir al reposo
como poemas virtuosos y se viviera junto a entrañables personas, más cuando
son muy cercanos familiares, o amigos queridos en insospechados ambientes
febriles, o cálidos momentos según dijeron, Ana y Miguel –como esposos–,
venderían al costo de una grandiosa fortuna a sus esperanzas y así escaparían
de la fría oscuridad.
Ellos fundieron en un crisol sus médulas púrpuras, en un futuro aro-
ma de intensa luminosidad, cual faro de un lejano puerto desde cuando fue-
ron enamorados y aún pasados más de quince años de vida conyugal, sem-
braron dorado su erial debiendo ser perfecta, sin mancha hasta en sus sueños
deberían maravillar su propuesta atornillada a lo llamado por tentáculos de su
fortuna, en historia de tintineante y titilante luz… sobre su fogata hogareña en
un concierto de luces tibias, inundando fértiles aventuras hasta elevarlas a
escalas exponenciales, por llegar a la felicidad.
Miguel iba a trabajar sin dar a notar algo raro como si fuera sacrificio,
yendo hacia donde sería enviado, convertido en un trotamundos profesional
globertroters fantástico, irradiándose en marcado optimismo con caracteres de
una admiración impresionante y también, sería objeto de envidias, sólo por
ser de esencia sobrenatural, un prototipo incomparable. Su especialidad pe-
troquímica llevaba a elevado puesto de gerente de producción de una famosa
compañía nacional alemana y así tendría sugestiva posesión ubérrima, ubicua
y suprema, cumpliendo con su obligación, pero se sentiría un rara avis al vestir
igual de frac, o de un pordiosero viviendo en el paraíso y reposando en una
choza, o en una lujosa tienda de un jeque árabe y por donde fuera.
Ana la reina de su hogar, una dama hada y semidiosa se confundía
soberana compitiendo con mentadas diosas y en círculo le rodeaban: Afrodi-
ta, Minerva, Atenea, Calipso y cuantas endiosadas como bellas mujeres que se
interpusiera en su camino. Bella y esbelta, Ana reduce a mínima expresión en
malos juicios y preocupaciones, acomodando muy capacitada cual una maes-
tra en su cotidiano transcurrir por una orlada orquesta, orgullo original, una
nave esplendorosa en fantástico fandango eternizado donde pespuntaba
sonoro multicolor al arco iris y como enciende más intensas luces de estrellas
en muchas noches de fantasías.
La mansión donde viven de modo confortable tiene adornados de
bondad sus jardines con las palmeras, poncianas, cucardas y cucuruchos, con
sus ramajes trenzados en una enredadera florida violácea, dando sombra
acogedora a un pequeño automóvil blanco techo negro –Taunnus– en el verde
garaje, donde frío reposaba silencioso.
Por otros sitios abundan variadas flores, copiándose coloridos tonos de
fantasías, pues ambos esposos soñaban en escondida hora idílica, como si la
magia, por el arte hiciera mixtura encantada y al amor llenasen de calma,
encendiendo diversas luces misteriosas por convertirle hacia el rosado, en
cualquier nido.
¡En un incendio de la fantasía y en otro similar, al decir en cual habría
eternamente uno en el infierno! Dividiremos los tiempos entre tantas partes
desiguales, hasta donde clarines y violines dieran relucientes brillos, hasta por
desvanes haciendo único el trazo preferido y exacto de caminos hacia la felici-
dad, por donde irían sus pasos… quedando en tonos danzarines, armonio-
samente rítmicos y multicolores.
¡Nadie imaginará como en poco tiempo de ausencia corporal del pa-
dre, cuantas cosas se mancharían muy raras sin sentir!
Ana notó como aumentaba la incertidumbre en falaz y cruel distan-
ciamiento filial de Jimmy, el hijo mayor, quien a sus doce años recién cumpli-
dos estaba gozando la apariencia de tener quince o veinte y era el problemáti-
co a expensas de un contagio vil, con lo practicado por sus amigos escolares,
reduciendo al mínimo el respeto sin disciplina e inconsecuente, con la autori-
dad y a la imagen materna, tanto que arrastró a su hermana menor en un año
a no escuchar algunas órdenes y de modo subliminal ir por su lado, malévolo
al callar hechos anotados como dañinos.
Los hijos iban tambaleantes a la deriva, sin norte y al diablo, muy a pe-
sar Ana hacía lo indecible, por librar una estrategia tratando de volver a su
coloreada calma y durante un solo día, la explosiva médula rojiza no pudo
aguantar su iracundia de coraje, al no ver completa su vajilla de plata, motivo
de orgullo del linaje familiar guardada por varias generaciones y recién en-
tendió por qué se perdía su dinero dejado en su monedero, o en su cartera e
inexplicable, no contaba en sus gastos y por tanto explicaría, como una mano
furtiva pegajosa e intrusa del hijo era autora de tales latrocinios.
Sin dejar pasar mucho más tiempo, poniendo gritos en los cielos, lla-
maría al padre y Miguel se constituirá sin perder mucho tiempo, sin trabas
estaría llegando a la ciudad primaveral, para pisar terrenos tambaleantes por
donde ya bailaban, chispeando sus hijos.
Miguel actuó de manera innata en algo racional y rápidamente fue lle-
vando a Jimmy, al médico amigo… quien sugeriría consultar un manejo espe-
cializado de un siquiatra y diagnosticaría como crisis de drogadicción severa y
un enmascarado cuadro, procuraba conducir adecuadamente el mencionado
profesional, las múltiples experiencias pasadas en poco tiempo justificaron tal
indicación, además de lo compulsivo del uso y consumo de diversos tipos de
drogas con agravantes severos, daban mérito a manejar recursos de última
generación disponibles, hasta esos de máxima potencialidad.
Llegará presto a una clínica, donde aseguraron realizar excelente cura-
ción y así tranquilizarían al padre, pues anduvo muy preocupado. Lo exitoso
no sólo fuese de tanta importancia, si no que así correspondería por haber
llegado en tiempo preciso y a sólo tres meses del internamiento, Jimmy estaba
saliendo con ganas de ser hijo de mamá y papá. Así fue y Miguel estuvo re-
tornando a su trabajo profesional y seguiría siendo el eficiente trabajador de la
compañía petrolera alemana.
Jimmy en hechos pasaba veloz y deformado en mancha de amigos, al
contactar infelices mafias e hizo reaccionar de modo crítico a exigencias mora-
les de familias recatadas y bien calificadas, de manera individual desorgani-
zaba su personalidad insegura, volviendo la espalda ante muchos caprichos y
de nuevo meterse a la drogadicción, con mayor fuerza.
A Miguel se requirió en severas crisis posteriores, notando como
Jimmy, se hundía en un pozo profundo y defraudado aceptaría la explicación
facultativa… su joven hijo era un paciente incurable e irrecuperable.
Las precisas intervenciones de muchos especialistas de fama y rango
internacional, tuvieron similares calificaciones y al final Jimmy, su hijo fue con-
denado al desahucio por haber sido envanecidos gastos, pues nunca hubo
escatimado como padre, al ir Miguel a solucionar el problema familiar y mu-
chos viajes a ciudades norteamericanas, o europeas resultaron como si hubie-
ra ido al infierno, o a residencias de fantasmas porque Jimmy regresaba im-
plementado de insuperable arma, saboteándole al diablo y a todos los angeli-
cales en conciertos desiguales.
En menos de dos años de acontecimientos mal vistos, Jimmy no sólo
era un monstruo gigantesco en casa, sino en la calle por donde comentaban
sus proezas negativas, en páginas rojas de oficinas policiales y en periódicos de
la ciudad capital, eran relatos de sucesos diabólicos.
Aumentaron asaltos, robos, crímenes y tantas cosas relacionadas indi-
vidualmente, o invocadas en la banda liderada por Jimmy y se convirtió en un
dije demoníaco.
Era un demoníaco fantasmal indigno empeñado en no volver a sacar-
se las muelas, así diría a la gente conocida sobre sus amenazas cuando asalta-
ba por cosas, joyas o dinero… Ana sufrió tantas humillaciones y sacrificada
callaba, sólo el amor de madre le permitiría soportar todo hasta cuándo sería
porque varias veces le había puesto la cuchilla en el cuello por no darle dinero
y si un día no lo tenía, sería triste final. Lloraba. Cierto día sin mediar mayores
comentarios, llegó el desencanto. Alguien abrió la puerta sin utilizar llaves
infernales, pidiendo permiso y al salir candela del torbellino, el maligno baila-
ría desaforado.
El viento fuerte resultaba amontonando tantos rumores escondían la
totalidad de mensajes fantasmales y también llenados de maldad impertinen-
te. Hasta ensueños serán tormentas huracanadas o bullicio gigantesco, en la
carcajada de Jimmy y no sólo haría realidad, sino llevaría a un lugar misterioso
a sus decisiones.
No sé por qué lo hago pero mi fama es lo hecho y seguiré haciendo
imposibles y nadie podrá probarlos –dominaba al mundo con temible poder–
Cuando echo un pitillo sobre otro, soy un poderoso y hago lo que quiero,
hago mi capricho sin importancia de quien resulte al frente o a mi lado, revien-
to en millones de chispas multicolores fosforescente psicodélicas y vaya qué
deliciosa sensación de poderío. Si supieran a cuantos veo bajo mis órdenes y a
nadie me abstengo sujeto a obediencia. Un vuelo sin alas y llevo conmigo a
quien quisiera descubrir nuevas galaxias. Alargo mis dedos, miradas e inten-
ciones; pudiendo hacer lentos los tiempos y espacios y nadie sintiera dolor a
golpes, esfuerzos y saltos al vacío. Sueño y nadie sueña como yo. Pero soy cero
a la izquierda si no tengo algo de calor en mí adentro y soy capaz de matar por
cualquier cosa. La desesperación surge en el momento menos pensado y qué
importa donde esté, sólo me falta incendiar al cielo e inundar al infierno sin
creer fuese adentro, por mucho tiempo y cuando algún motor esté incandes-
cente sucederá insípido, como quiero. He faltado a mi madre por su debilidad
y culpa, pues sabe de mis necesidades y mucho derecho a mi asistencia, me
debe asistir por ser flaco e indefenso como me hizo, sino manca y esa es mi
última palabra sin saber si oirá en la eternidad y me hará inmortal. Por lo reali-
zado ya tengo un espacio grande y propio, en cuantos lugares espectaculares
¿Qué me falta? No soy privilegiado en cosas buenas, pero ataré el nudo más
difícil que el gordiano y ocuparé a tantos hombres públicos, sin tener éxito y si
nadie publica mis sugerencias, haré lo mejor sin romper el cristal antes de
tiempo y sin exponer a mi madre en tantos chismes ridículos.
La fría noche hubo hallado a Ana en su dormitorio, fatigada excesiva-
mente reposaba en su cama, dormida cuando soñaba nítidamente cual cinta
cinematográfica, un hecho sucediéndose en ese momento y no entendía la
profunda pesadilla. Jimmy de manera soez, con energía arrastraba a una des-
conocida mujer, tomada del cabello, la jalaba rudamente como a un dócil
animal, desde el jardín hacia donde estaba destruido el alfombrado de la am-
plia sala. La mujer estaba totalmente drogada y en ese su estado de conciencia,
sería muy difícil sostenerse en la posición erguida, aun apoyada en el cuerpo
masculino, también drogado, trastabillaban pulsando las masas corporales
menos intensamente, por estar abrazados.

Una rústica voz engrosada, ronca, áspera y diabólica, retumbaba de


una manera cruenta y estruendosa como se podía ver cuánto temblaba el
ambiente, alrededor de la araña colgante de cristal suspendida y única, ador-
naba aquella tristeza en la sala adornada desde mucho antes, como la más
hermosa habitación del palacio imperial.
Jimmy la hubo recostado cual un trapo tirado sin cuidado y el cuerpo
femenino, fuera un estropajo en un rincón poco iluminado por la débil bomba
eléctrica y marchó en busca de licor en su almacén descuidado que tiene deba-
jo de su cama, halló una botella de sangría y fue a mirar a su madre quien
respiraba roncando dormida profundamente en su cama y luego él, se asegu-
ró que ninguna persona fuera testigo de lo que haría su ánimo violento al
explotar lascivo. Hubo visto que era Lupita, aquella perfilada como monu-
mento de una mujeraza, a pesar que no contaba con catorce años de edad,
tendidos sin ningún valor sobre la vieja alfombra y de costado gesticulaba un
sueño ebrio.
Alguien me llevó o fui simple material, no sé pero me sentiría una in-
trusa, entre cuantas raras naves dirigidas hacia el olvido, esa fue la explicación
del fantástico valiente que iba al timonel, en el trayecto irregular surcando
elevadas cimas y profundos huecos oscuros nunca sentí temor, mas se alboro-
taba mi sangre con sensaciones que nunca fueron y será del común poblador
terrenal.
Cantando y tarareando intensamente una enrarecida melodía y algu-
nas letras de escasas canciones antiguas, en ladridos agudos y no como pro-
bablemente fueron cantados por los abuelos, oiría a Jimmy y su alegría asidos
al timonel, diciendo una canción de amor robada al viento, qué maravilla
grabarla porque así atontaría al mundo y le envidiasen quienes gritaran, la-
draran, aullaran y siendo dueños de cuantiosos índices de audiencia en hit de
programaciones discográficas.

Un descuido leve al realizar esforzada entonación en una nota aguda y


la nave fue desviada por una indescriptible tormenta, entrando a un torbellino
mezclador del contenido de la nave y rebotamos, claro sentí el golpe preciso
en una superficie lustrosa de la pared del fondo del olvido y en lento movi-
miento ondulado que parece eterno salíamos de paso entre olvido y recuerdo
en tanto pasaban años de años en no más de una cuadra de distancia recorri-
da, al ver todo lo que no debemos olvidar qué fantástico, vimos colores viví-
simos hervidos o cocinados a punto, en procesos de memorias diabólicas y
cuantos magos enanos, poniendo adornos como escarapelas a ideas de buena
calificación, por ser juicios y raciocinios en otros tantos como burros pateaban,
arrojando lejos a tantas virtudes corrieron a cubrirse de vicios y pecados, en ese
sitio se atascaría la nave.
Nos emborrachó un laberinto como una manada de asnos rojizos en la
mitad anterior y tonos plomizos en la otra mitad de sus cuerpos, eran Pierrots
de un escabroso carnaval del silencio por afuera del dominio del olvido y
nunca se olvidará como hubieron encendido tantas luces rosadas, iniciándose
un alborozo veloz, violento y feroz en remolinos de bailes imperfectos, sin
encontrar apoyo flotábamos en una dirección de un movimiento en espiral y
al momento llegó otro saltarín más confuso al tener en pocos segundos y de
lado a una y otra persona… diferente al lado de uno, alocando a cualquiera
sin ver a Jimmy ni oír a su alegría gritando y en qué fatalidad hubiese el lugar
donde reinaba la locura, con suerte al dejar de saltar un automatismo reflejo o
instintivo detuvo todo movimiento y no hay más personas, éramos los dos
puestos en la puerta de salida de aquella sala, donde destruyeron cuantos
adornos, por millares de seres invisibles y malignos, al sorprenderlos gritaron
fanáticos, cual políticos baratos de ridículas cataduras e infelices calañas, insul-
tándome.
¡Entre varios rincones del amplio escenario, eras una dulzaina doncella
dócilmente dispuesta a sonreír en medio de tanta calamidad! Anteponiendo
un lustre a nuestro líder, te cargaría por linderos de su infernal imperio y dirías
¡Ya no soy doncella!
Descubrí lentamente a mis rasgos observando con angustia, mancha-
do mi pudor. Distante estaba Jimmy, muy amargo increpándome con pala-
brotas vociferando: Yo me cago en quienes creen que debo asumir sus gustos
y caprichos por mezquindades y envidia, que se vayan a la mierda o a su casa,
no hay diferencia, si exigen una relación de conveniencia en círculos de creí-
dos y son infectos o cancerosos por cualquier droga peor de lo que soy porque
enmascaran con hipocresía y empiezan con alcohol diciendo que no es malo y
no la consideran droga. Prefiero ser aislado de cadenas opresivas oprimién-
dome, porque estaré encasillado entre las camisas de fuerza por desganos
intensos o tantas descalificaciones, porque no son de sus agrados o de sus
buenos pareceres. Lo deja boquiabiertos y corre hacia mí, trae una botella y me
obliga beber a pico limpio varios tragos que no pude rechazar, ebria quedé a
musicales expensas de la agresividad de un macho bruto, bestia y potente. En
minutos, la desnuda y procede con instinto colorado y la desflora de manera
salvaje y cruel, ambos se mancharon de sangre tibia y salobre en la extensión
de sus muslos.
Lupita era resultado de un manojo apretado de hojas filamentosas, fle-
xible agitado y tembloroso bajo enorme cuerpo impulsivo de animalidad. En
incandescente lucha desigual y desventaja para ella era débil y delicada acti-
tud dominada por la dureza y carácter alocado del Jimmy impositivo.
Lupita sintió la posesión y no fue capaz de negarse al gozo del acto ins-
tintivo, en do minutos se impulsó al vendaval acompasado a sus brillantes
reflejos en movimientos de vaivén del macho. En más de una hora de frenesí,
se atragantaron algunas partículas de las palabras con monosílabos gangosos
y reposaron, luego la fatiga natural tirados descuidadamente, sus miembros
inferiores a la deriva, sin control a distancia no mayor de medio metro y no
pudo haber dormido durante dos horas, despertando sorprendida del suceso;
menos ebria entendería ya no ser virgen y tomando una ducha, recién ingre-
saría a su dormitorio.
Jimmy como un individuo sin sentimiento, se hubo despertado muy
temprano, al rayar la aurora y satisfecho de su maldad estaría cantando al
tomar un baño y salir de casa, sin dirección definida se perdería por un parque
bajo la sombra de una enredadera de buganvillas carmesí, donde infiel es-
conderá a su descolorida alma.
Ana despertó sobresaltada, diciendo su repetitiva oración de acostum-
brada letanía, tratando de eliminar sus inconfesables sentimientos de culpabi-
lidad y así prevendría a sus desconsuelos exagerados.
¡Qué horripilante pesadilla tuve anoche! ¿No creo, por nunca sería cier-
to? Tengo que suprimir algunas cosas y actuar con la debida sutileza, como
poder averiguarle a Lupita, o mejor espero si confía en mí, dirá si pasó algo de
un mal cuento ¿A quién puedo? No, no mejor ni pensar, me alocaré en un dos
por tres y después qué hago ¿Si sólo fue una pesadilla? Decir algo fuera como
hacer caso al angelical endemoniado, o desde ya la hago grande y larga ¡No,
no, no! Ni pensar.
Lupita despertó en la hora acostumbrada y a siete de la mañana ya co-
rre sin molestia. Fue tranquila a saludar a su madre, con toda naturalidad sin
gesto o signo de afectación demostrando algún indicio y como tal arregló al
temor maternal queriendo evitar preguntas cuestionándole en el desayuno.
Nadie se hubo interesado en el descolorido destino de Jimmy, como estaban
muchas cosas, con terror y cuidado tendrían un manejo sutil de dos damas,
confundidas en tremendo problema.
Jimmy aquel domingo negro llegaba entristecido por encima de una
negruzca finalidad, hasta las instalaciones de su domicilio y en horas de la
tarde aun sin dar motivo a ser observado por su madre, quien temblaba al
decirle algún reproche, o denunciaría su preocupación por la pesadilla. Él,
miró a Lupita sin la sinvergüencería, pues altivo entiesó muy erguida su cor-
pulencia, como si la desafiara a increparle, o como un gallo cortejando disimu-
lado a una gallina.
Lupita evitó ruborizar ante los ojos maternos y esperó a Jimmy en el es-
tudio y luego decirle su coloreada preocupación.
Mira Jimmy, estuvimos en la collera donde siempre supe no nos des-
mandaríamos, no sé cómo me trajiste pero creo me arrastrabas, porque estoy
moreteada en piernas y muslos, debido a golpes y luego me pondría pantalón
pudiendo disimularlos, además tuve que bañarme y borrar huellas de lo
hecho a solas y no creo te hubiera insinuado, o haya sido una oferta suavizan-
do al bullicio delirante, sólo tuve la idea de no desbaratarnos y lo hiciste sin
poder reaccionar entusiasta, en contra tuya. Según mi cuenta y tal como
aprendí a razonar, son días peligrosos y según mis amigas, quienes no
creen… yo no tengo menos de dieciséis años y dicen, debería saber todo y lo
principal, ya sé comer con tenedores y cuchillos, por lo tanto digo, como hicis-
te de modo cruel a mi primera vez ¿Dime en experiencia recordaría mi edad y
el trance psicodélico? ¿No es de arrepentirse? Si callas o te sorprende es porque
nada importa ¿Crees qué debo interesarme? –tristeza en voz de Lupita.
Jimmy hubo salido apresurando sus pasos –muy pálido– del estudio y
emprendió veloz carrera yendo al borde del horizonte cuando oscurezca la
cúpula del cielo, ya estaba solitario por diluir sus pensamientos desvergonza-
dos.
Jimmy regresa en no sabida condición a casa, en altas horas de la ma-
drugada, a dormir en su cama descuidada y horriblemente sucia, al no permi-
tir a quien interviniera fácil en sus dominios manteniéndolos infernales, fuese
donde fuese.
Pasa lento por la oscuridad en tres días y en abstinencia de otros tres,
hacía negros estragos por falta de dinero y así no conseguiría su dosis de dro-
ga en el bajo fondo… desesperado, no es sensación útil la mirada desorbitada
perdida y diabólica, Jimmy asaltó a su madre, antes de la hora que ella dispu-
siera descansar, amenazándola una vez más con filuda cuchilla.
¡Necesito todo el dinero contenido en tu libreta de ahorros! –le dijo rús-
tico como una fiera hambrienta, como si ella no fuera su madre, con un grito
que solamente oyeron sus oídos y Ana, sintió una corriente friolenta en todo
su cuerpo creyendo era la última sensación del temor como reviviría–. No ves
estoy tan débil, temblando y si no me das dinero, me muero y con mi muerte
se acabará todo y todo ¡Pero antes mueres tú!
Para su suerte, por la mañana ya había hecho efectivo, el giro bancario
enviado por Miguel y de ningún modo tuvo duda en entregarle un billete de
considerable valor y evitar la excesiva secreción de adrenalina, lo que pudiera
hacer mucho daño y Ana nunca pudo haber cantado más de seis veces, por
cuantas amenazas de muerte aun nadie sabría y cuantas veces más, hubiera
podido ser durante el frágil futuro.
Será hasta cuando me anime a decir a Miguel, quien seguramente re-
ventará en cólera y será capaz de actuar seriamente y desaparecerlo, sin utili-
zar algunas bambalinas teatrales ¡Segurísimo!…
Durante esa noche, en medio de un candente delirio y más alborotado
por efecto incontrolable de muchas drogas, Jimmy desgañitaba su grito, tirado
en la inmunda buhardilla por donde era difícil subir porque eran trayectos
caprichosos, con graderías y tablas puestas sin sujeción fija donde bailaban
alocadas al sentir pasos, siendo un reto de cualquier gimnasta inexperto y en
la habitación envilecida y más sucia, igual a un chiquero desde donde llamaba
furiosamente a Lupita y sólo oyera una persona de la misma calaña, con tan-
tas almas de aparecidos desteñidos y de cuantos hayan muerto por la maldita
causa del mal uso de drogas y ese mal uso… hace volar sin alas, sólo hacia ese
lugar muy ansiado.
Jimmy derramando terquedad en ropas desastrosas de lodo mezclado
en porquería humana, encaminó a su casa por calles que siempre frecuentaba
donde era rey y todo aquel observador tendría miedo y pronto se alejaría
hasta de sus rastros a perros vagos y también rehusarían ladrando, como si
hubieran visto al diablo.
Sigiloso entraba el bandido asaltando por encima de adornos y saltan-
do sobre elevadas bardas, sin poder llegar en alguna dificultad a su dormito-
rio, donde no esperaba mirarla vomitando intensamente y muy enferma, si
era Lupita quien dejó a su madre dormida, cuando ingresaba al cuchitril de su
hermano.
Qué asco de tanta asquerosidad –revoloteó todo en su mente– Un asco
¿Aquí descansa Jimmy? Esto es una porquería insoportable y en cualquier
momento vomito… –exhala el desaliento.
Casi exhausta por la aumentada cantidad del contenido gástrico elimi-
nado, Lupe nunca reprochó nada y soportó estoicamente calambres abdomi-
nales, que a pocos minutos sufre dolorosos estragos.
Levantada en brazos Lupe, fue pronto conducida a su habitación y
Jimmy corriendo, saldría en la búsqueda de alguna cosa y usándola aliviaría…
hallando lo necesario, fuera solución en contados minutos aquella combina-
ción de menjunjes de manzanas y papas… hizo un locro moderadamente
espeso y con agua de anís, la infusión nunca faltaría en la mesa donde se ser-
vía, queriendo traspasar sin esfuerzo los bocados y en tres o cuatro tragos,
lograría relajarse y el mago resultaba tan ebrio, como un agraciado sintiéndose
todopoderoso, abrazado por ella fuese reconocido como salvador en tremen-
do alivio, mucho más placentero a cuantas dosis de droga.
¿Cómo aguantas dormir en ese chiquero? Digo como en lo tendido
por el dormitorio, No me doy por informado y como vengo en trance ni me
doy cuenta, Pero si no se puede salir, porque el asco amarra pasos y no sé
cuánto tiempo vomité, ¿Te compadeces?, ¡No! Pero no eres un pordiosero,
¡No! No soy pero como si fuera, cuando no tengo dinero soy piltrafa humana
y cuando tengo soy un emperador, puedo cagar en cualquier cojudo y quisie-
ra estar mirándome más arriba… aquí en esta ciudad de porquería uno tiene
que ser bien macho y no aguantar pulgas así sean doradas diamantinas, ¡Ya
ves cómo eres inteligente!, Sólo tú sabes, el resto me señala, increpa, detesta y
segrega, ¡Diste mil motivos! Por millones y no te acuerdas, hasta cuando esta-
rás en esa danza, Ya ves, tú quieres reprocharme, y no reza y no cabe, si sigues
así, de nuevo tendrás calambres. Ya me voy, Si pero no jodas, si no tienes otra
mejor cosa conversamos o callas ¿Ya?, Jimmy algo ya pasó, No empieces de
nuevo con tu cantaleta, si pasó, pasó… pues y no hay nada por hacer ¡Qué
dices!, Pasó pero no creerás ¿Qué es serio y crítico cómo están las cosas?, ¡No
seas ingenua! Sé bien habrá una solución práctica, rápida y violenta… pero al
final es problema sencillamente tuyo, sino piensa también en la explicación,
dirías a tu madre y después a tus padres, ¡A nuestros padres! Dirás, No me
fastidies… me voy, me largo y nadie me hallará ¡Carajo!, No, no Jimmy, te
ruego conversemos civilizadamente, Ah me ruegas aun me quedase ¿Qué
dices? ¿Oiría tus letanías y viera tus lágrimas de cocodrilo y enterarme de tus
melancolías?, No pero, no sé lo que quiero… no vayas a dormir en ese chique-
ro, si quieres duerme aquí. No te expones, No me expongo ni me ofrezco,
pero es mejor ver la forma de arreglar todo con anterioridad y sobre todo tu
dormitorio, ¡De eso me encargo personalmente yo, carajo! ¿Te quedarás a
dormir?, ¡Me quedo!
La endiablada pareja no pudo soportar cinco minutos de calma. Se
volvieron torbellino tropical. Lupita candorosa y tibia entreabrió las cortinas
de lascivos sueños y apetecida desgranó en talento diabólico explosionando
en superlativos.
Jimmy adoptó al doblez de su personalidad agresiva. En pocos minu-
tos fueron cuerpos cadavéricos que han agotado el combustible incendiario
radiactivo. En la hora primera de luminosidad del nuevo día, desanudaron
muchas cuerdas al salir así a sus compromisos colegiales.
En quince días se calmaron cuantas tormentas en océanos y la ciudad
se estremeció con algunos atentados terroristas, con saña y mortandad sádica
inmensurable.
La tragedia terrorista fue causando el destrozo, en paulatino atentado a
un brillante general del ejército –en situación de retiro– al oscurecerse, catastró-
ficos otros hechos.
La hecatombe fue en otro magnicidio en una asonada por un puesto
policial ubicado en la selva donde un oficial de apellido lustrado por el linaje y
de una familia poderosa, lo gozado de gollerías y teniendo sus tentáculos en
tremenda potencialidad y mandaba como quisiera, entre niveles jerárquicos
propuestos, así cambió su permanencia y su mando en aquello puesto con-
signado, al saber por medio de su quinta columna y pronto pasaría el tiempo
de navidad, yéndose a la capital por donde hizo luz en otro lugar cercano y
fuera otro capitán a servir en ese punto, objetivo de cruel acontecimiento, una
asonada en cruel carnicería con lanza llamas y algunos terroristas buscarían de
manera soez a la mujer del oficial, sabiéndola estaría en el local asaltado y
enloquecidos, rebuscaban con voces muy rojas después de haber asesinado a
todos los valerosos efectivos y habiéndolos quemado, fueron entes en masas
no reconocibles.
La joven señora salvó de morir pero durarán pesadillas, cuanto tiempo
hasta no escuchar amenazas dichas en sus narices y en sus oídos, tiritando ella
aún estará en el frío y estrecho escondite más frío del polo, oyendo el rumor de
heraldos negros bullangueros y el ladrido desabrido de parcas hambrientas,
como almas de esos galgos flacuchos terroristas cabalgando sobre ruidos
estruendosos como conversación de centenares de quijotes.
El capitán del servicio policial, fue condecorado y obtuvo el ascenso
póstumo cual héroe, pero su madre desconsolada dice, no habrá oro del
mundo y devuelva alma buena de su magnífico hijo, el padre fue único en
dar fe quién era al ver el anillo en una masa negra de carne, debiendo haber
sido del competente angelical diabólico con la carne divinizada.
Lupe no hubo podido disminuir su malestar intenso del vómito, náu-
sea, dolor de cabeza y el asco por algún olor, inconscientemente percibido por
donde iba como una ebria.
Las horripilantes pesadillas de Ana se alejaron por ocurrir esporádica-
mente y nada ya preocupaba por varias semanas de calma.
Qué situaciones tan tremendas irán a pasar después de tanta calma y
por tantos tiempos de tranquilidad, si iban diciendo, a la paz sigue la guerra y
desde antes, por estos sitios faltaban las observaciones y exacto, más de tres a
cuatro días tratarían lo sucedido en terremotos o huracanes, como en la natu-
raleza irían reventando ya iban tres semanas sin novedades ¡Qué pasaría
luego? ¡Mientras a descansar!… –terminaba su monólogo interior sin desves-
tir su ánimo y corriendo, Lupe llegó a su lado y su cantaleta melosa de intere-
sarla con otras cosas, de un modo tangencial tuviera relación a los problemas
familiares y en primer lugar, eran cuestiones de chismes.
Fíjate madre ¿Qué diría si la hija de tu amiga más querida se drogara?
Y si estará… en muchos problemas con la policía por ser una empedernida
paquetera y saben que se junta con mafiosos en actos de chicos y grandes. Ella
me dijo directamente en tandas de palabras emitidas por su boca, quien an-
duvo con chiquillas polillas… fíjate la condenada, anda como una mosca
muerta ¡Quien no corre, vuela!
Ana aun masticaba espectacularmente gruesos gestos y feas palabras
de su hija… no hubiera pasado y parecería un trago amargo o bolo pegajoso.
En silencio cerró la puerta de su dormitorio, dejando afuera con la miel en
dulzuras labiales atrevidas a Lupita y nada atinaría en reacción alguna del
desánimo, encaminando a su habitación en plan de armar un siniestro y es-
candaloso reclamo.
Estoy ganando la batalla insensiblemente, pero si fácil llamo la aten-
ción, sólo así y solamente así puedo convertir, en macabros mis gritos. Soy
capaz de embarrarla, ante sus amigas a quienes tanto importaría. Mejor deja-
ría de pensar y nada propusiera por adelantado. Mejor espero por sí espontá-
neamente sucedieran varias cosas. Mejor si no me limpio antes de haber… –
en alma y médula esperanzada.
Lupe no terminaba de pensar en pesadillas más violentas, cuando
despertara tentando en iguales estímulos a Ana, por ser una inquisidora con
su hija, actuando como un policía y sus procesos científicos de investigación
coercitivos, cuadrada imponente al frente de ella sentada en su cama cerca de
la cabecera, de ese modo pudiera causar miedo a Lupe y al levantar la frente,
delicadamente mostraba cara de préstame medio, con respeto y sumisión
extremas, cual productos azules del miedo.
¡Lupe tú dirás! –expresó Ana enérgica y en voz militare– Vine por una
visión onírica sangrienta, esperando puedas contarme todo sin detener la
maquinaria y en lo mínimo de los detalles.
Ana hubo sorprendido de sobre manera en el curso de lo alborotado,
por aquello ágil de la mentalidad de su hija al acomodar plena su serenidad,
alistada por ser un contagio de seriedad sincera en palabras, aquellas oídas
durante cinco horas de un relato de tragedia demoníaca, en cuantos monólo-
gos apocalípticos.
Ninguna interrupción hizo por evitar alguna inhibición y se enmasca-
raría la verdad.
Así estoy oyendo la verdad completamente desnuda, aunque parezca
una película de máximo terror… –en su mente Ana fosforece, un brillante
metido en el material manipulado por un digno autor de negras cosas maca-
bras, entre ellas como las de Poe.
No podré ocultar mi pecado y dentro de poco, todos percibirán mi es-
tado y peor si no me ayudas. Estoy arrepentida y espero tu condena –dijo
Lupe, llenando su mirada de supremo ruego por ser redimida y absuelta de
lo sabido solamente por tres personas.
Ana hubo decidido proceder de manera inteligente y con sagacidad,
borrara toda huella de tanto maleficio. Arregló lo mínimo ganando tiempo al
tiempo, eliminando cosas secundarias o superfluas por agilizar sus movi-
mientos, como estorbarían hasta miradas compasivas en llegar a su mente y
dejarlas de lado, sin mostrar mínimo interés. La orden de salir de viaje perma-
neció estricta y sin motivo diferente, era apremiante resolver el acertijo en un
acertado plan, volando a la ciudad primaveral.
En plan de deambular, estando por la capital resultaba inventando ex-
plicaciones, en mil y una crueles justificaciones, porque amigas de su círculo
preguntarán con prejuicio, o sana voluntad por la intempestiva decisión de
dejar la ciudad horrible junto a su hija, solamente. Madre e hija viajaron en
servicio directo a la ciudad norteña, recibiéndolos brumosa y fría en aquella
madrugada invernal.
Será tal vez una delicadeza y solamente la tristeza nos puede recibir,
sabiendo cómo aquello estaba guardando ¿Desde cuándo estaría apenada? A
primera hora tengo el deber de hablar con Andrés, pues telepáticamente he
rogado hallarle en su estudio.

No estaba todavía estampado en la escritura y de otras maneras ni con


las letras doradas góticas, pues en cuestión de minutos hubieron sucedido
muchas cosas, previstas por la mente de Ana.
Andrés mi estimado amigo –se abrazaron en señal de fraternal saludo–
Vengo a molestarte y sólo a eso venimos por necesitarte y ahora es muy espe-
cial motivo –dijo Ana al dilecto profesional, quien por siempre serviría con
luces afectivas y criterio racional, desde el primer momento cuando ella y
Miguel enfrentaron su problema y Andrés, dio acertados consejos– Has sido
más amigo al darnos mejores derroteros y te cuento, en su momento por
miles de peripecias y fatalidades como hemos vivido, en la última quiero tu
dorado consejo. Se trata de Lupe… aun estará confundida y seguramente
Jimmy la arrastró al consumo… mucho más, Andrés –Ana hubo quebrado la
voz y se hicieron vidriosos ambos ojos– Estoy destruida pero no debo dar a
notar mi terrible experiencia. No te imaginas la intensidad de mi dolor y ya sé
cómo se hace de tripas, corazón. La traje del horno del diablo y es probable,
nunca regresemos a la capital. Con mucha suerte, aquí la casa todavía está
igual conservada, pues nada han tocado o llevado esos ladrones y bien cerra-
da por guardianes que han cuidado cual si fuera propiedad suya. Ahora Lu-
pe comanda el ejército de trabajadores, desempolvando todo y a empezar de
nuevo en esta ciudad, yo siempre consideré ordenada, Bueno Ana, dices estar
destruida pero tu serenidad te dio fuerza y tremenda capacidad con la garan-
tía, de eliminar lágrimas y suavizar bien modulada la voz, me dirás ¿De qué
se trata?, ¡Lupe está preñada! ¡Adivina quién la violó!, ¡Mujer! Ana, si no tiene
ni catorce años ¡Quién fue el fatal! ¡Será un mal engendrado del demonio! –
Andrés era un tomate rojo de rabia golpeando con los bordes inferiores de
ambos puños en paredes de su estudio en miles de golpes furibundos, como
si a una hija suya hubieran hecho el peor daño del mundo–, Anoche soñé –
recitaba Ana– el festín de una satánica horda y en el momento que Lupita
reclamaba su derecho de mujer dama surgió una voz ronca de un individuo a
quien saludaban y se despiden de igual manera, levantando el brazo derecho
extendido hacia delante a cero grados en paralelo al eje del cuerpo e inclinado
señalando al infinito y latigueándolo en enérgica sacudida hacia el pecho en
fortísimo puño con dedos hacia abajo y el borde superior daba tres golpes en
tres segundos. Miles de gentes vestidas de oscuro desfilaban en batallones casi
uniformes y sólo cuatro iban separados siguiendo a Lupe ¡Alto! Ordenó el
soberano y en medio del silencio la sentenció al cadalso ¡Qué horrible! Yo
miraba sudando de miedo. Cuándo reconocí la estatua contagiada de desdén,
odio y maldad… ¡Era Jimmy! Con figura omnipotente mezclada entre diver-
sas homéricas y nerónicas, vociferando lo salido feo por lenguas de fuego y de
humo, por fauces. Pero surgió luz y viento tibios de humanas esencias de una
persona, arrancando a Lupe de la corriente vandálica y ebria de cuatro aliena-
dos y tú Andrés, salías triunfante al recuperarla cual bellísima reina. Creo es la
descripción exacta de lo sugerido por venir a pedirte el consejo profesional,
Sabes decir cosas y tanto mejor si son maravillosas, en motivos como el pre-
sente., Claro sabes cómo soy y expreso con suavidad espectacular, la respues-
ta de una pregunta soez. Así no creas. Bueno pues, esto es muy delicado, pero
hallaremos fundamentos legales y cómo actuaríamos sin correr peligro y un
profesional especialista, la intervendría sin objeción ni apremio, con apropiada
legalidad y nada quedase sin justificación, en un final feliz.
En poco tiempo el estudio anatomopatológico de la pieza operatoria
que fue cosa obtenida por el enérgico vaciamiento de la cavidad uterina, se
confirmaba la indicación ética. El producto de la gestación era una masa dis-
forme, un monstruo anencefálico sin ser traumatizado como al más valiente
del universo. Hasta aquí Ana ha entendido no haberse expuesto a tantas si-
tuaciones extra profesionales y todo lo consiguiente fuera del éxito, sin riesgos
ni complicaciones.
¡La tranquilidad que recién se hubo coloreado estuvo de tinte rosado y
pronto se iba malogrando! Al quinto día y solamente como un aumento en lo
infeliz de la tristeza por la ciudad primaveral, sinvergüenza llegaba Jimmy y
malograba la fiesta, en la casa es reina la tristeza y más con su presencia de una
manera intrusa, indiscreta, inverosímil e inesperada; nadie tiene seguridad de
vivir sin sobresaltos. Con suerte Jimmy demostraba cierto grado de arrepenti-
miento o mostraba la mar en calma, actitud pasiva y se suponía no intuir a
qué cosas han llegado su madre y hermana por su culpa y al parecer estaba
francamente arrepentido por haber sentido el abandono en carne propia y fue
terrible el tiempo pasado frente a la fuerza de sólo cuatro vientos, hubo cuan-
tas tonalidades huracanadas.
Ana pudo haber solicitado con acertada premura un nuevo consejo, a
Andrés.
Fíjate si llegó el feliz demoníaco angelito a posesionarse en los colores
pálidos de la casa ¿Qué hago? Está tranquilo pero no confío en nada, ¡Harás
como debes hacer, Ana! No es necesario recibir un consejo, la lógica es: Antes
de malograr al ambiente y el choque haya dominado una tormenta, llama a
Miguel urgente y rápidamente y nadie sospechará tu preocupación.
Al tercer día de pedir auxilio y un coloreado SOS y después de un lar-
go viaje, llega Miguel al laberinto amansado.
Ana aprovechó su valiente reacción que relataría en la sufrida historia
con puntos y rayas, sin escatimar nada. Ella sólo guardó cuidadosa entre ní-
veos algodones, la problemática de Lupe y por consejo de Andrés la abrigó en
su corazón, mientras Lupita no fuera dada de alta de la terapia psicológica, la
maquillada por la explicación de haber sido afectada por el consumo de dro-
ga, en mínimo nivel.
Miguel intervino sordo en un amplio diálogo con el amigo y Andrés,
ayudaba a enfrentar serenamente la preocupación.
Espero tu consejo –dijo Miguel, afectuoso gastando cortesía–, pues
siempre tomé como oportuno y adecuado. Mira cuanto hice y no sabes cuán-
to haría por un hijo enfermo, lo hice por Jimmy pero no fue posible recuperarlo
y me dijeron, por nada habría un milagro, Miguel no es necesario ni por im-
portancia se dijera en voz altanera mi consejo –expresó poco optimista y len-
tamente, Andrés– y fueras capaz de no hacer caso, en lo conveniente. Es justo
te diga, si al frente de ti y entre todo componente de tu casa tienes al diablo, no
deberé justificar nada ¿Cómo puede un hijo amenazar a su madre y ponga no
una, sino cuántas veces un cuchillo en el cuello? ¿Yo…? –leve suspenso y
Andrés observaba oscuro el domo del infinito, pincelando de un intenso rojo
y opaco negro, movilizando su cabeza expresa un gesto repetido tres veces, la
negativa rotunda– ¡No puedo decir qué harías! –callando varios segundos al
enfatizar un discurso febril– Si quieres algo de ayuda o la totalidad de ella, me
buscas en cualquier momento estaré presto, listo a tu pedido y después, sé
harás lo debido por hacer, hablaremos luego con ganas de poner cascabeles y
deberás saber lo consiguiente.
Miguel sale en veloz huida del estudio de Andrés y va llevando su si-
lencio, su tristeza y la decisión de un resplandor al cantar entusiasta, va en la
dirección definida… por una tubería intensamente inclinada.

Entreverando varios días sucesivos en tantas agitadas jornadas, des-


pués de haberse realizado tareas y conexiones por armar el rompecabezas,
aquello nadie descifraría entre los elementos desconocidos del escaso riesgo,
por no haber sido descubierto y ningún sabueso, detuviera la marcha inexo-
rable de su plan.
Nadie supo lo hecho y por tanto tiempo sin ser alguna cosa, por la ca-
sualidad de relatarla ahora cuando ya parecía destinada a no ser llevada hasta
la tumba, por solitarios protagonistas y nadie hubiera atisbado un solo rasgo
fatal, en un carnaval del silencio. Ni sagaz mente de Andrés se vio la magni-
tud de la decisión que realizara una proeza y Miguel inventaba un adorno en
su carnaval del silencio, con luces tibias y cómo sabrá a su debido tiempo, el
amigo Andrés y luego don Serapio, estará contando a angelicales y diabólicos
juntos amontonados ¿No es porque nadie deje de oírla? ¡Qué nada ni nadie se
mueva de su asiento! –nadie se pudo mover en la sala y nadie reclamará el
desayuno. Era hora adecuada en indicación exacta de servir el almuerzo.
Nos serviremos luego el almuercito que preparé en especial, con mejor
disposición del plato preferido… estimado sobrino y después continuamos
en la tertulia –cantó sublime doña Felipa Teódula Ricardina Gutiérrez.
Nadie tendría la libre disposición de beber o comer algo, todos se sin-
tieron extasiados con las narraciones pintureras de tantas coloridas historias.
Nadie quiso perder un segundo en tiempo de expresar una sola sílaba, inte-
rrumpiendo o perdiendo la ilación por cualquier defecto mental y sin rebotar
en ideales, desde el fondo oscuro del olvido. En pensamientos de quienes oían
a la dama del luto riguroso, continuarían sin tregua y recién sirvieran potajes,
pudiendo almorzar al finalizar el teorema,.
En una iluminada sesión de multicolores sonidos, la decisión de la
mentalidad femenina incluiría algo elemental del mandamiento, por medio
de una señal se efectuaría un movimiento, el cual se hubiera ensayado en una
acción belicosa por fuera de lo grabado en la eternidad y el velorio de don
Serapio, sería verdadera fiesta en un carnaval del silencio.
Un batallón de damiselas y seis varoniles se movilizan entre cuantos
hormigueros al distribuir platos servidos en un menú faraónico. Patasca, pu-
chero y cabrito a punto de caramelo, terminarán muchos invitados chupán-
dose los dedos, sin reparar etiquetas, cortesías ni tratos de la aristocracia pega-
josa de manteles, cubiertos y qué vainas.
Cuando abrieron las puertas de la cocina se inició un concierto de aro-
mas deliciosos, destapando sistemas secretorios digestivos queriendo devorar
lo dejado en manos de cada asistente y eran producidos por contratadas pro-
digiosas manos de una experta en la atención multitudinaria de grandes ban-
quetes dignos de faraones, emperadores o de reyes y en menos de dos minu-
tos cada plato, si no fue totalmente consumido… pues se ha visto como deja-
ban mínimos residuos, en tanto otro batallón de damas recogían utensilios y
realizaban su limpieza con alegría, exigiendo mínimo esfuerzo en una ronda
de servicio continuado, por una simple cadena de seguir atendiendo a cientos
de gentes asistentes al velorio, convertido en momentos alborotados de un
festival. Por la aldea andina fue incontrolable el festín, en patios y pasadizos
multicolores, diferentes al despacho donde se había ordenado el sereno, yen-
do a la cocina o al silencioso luto serio de la sala, donde durmiendo reposaba
en su eternidad, el féretro.
En menos de diez minutos se terminó con la patasca cremosa anaran-
jado rojizo cubriendo a medias a gigantescos granos de mote de maíz entreve-
rados con menudencia de cerdo en preparación que pudo sugerir un poto de
chicha bien madura porque seguiría caminando al infinito, soñando con el
siguiente plato. Servido como manjar el llamado puchero con cinco carnes de
cinco animales diferentes en imperfecto cocimiento entre verduras, hortalizas
y tubérculos servidos en un paisaje hermoso decorando al depósito hondo
con capacidad exacta de endulzar sin hartazgos, luego fue ofrecido en la en-
trega palangana haciendo brillar intensa alegría, en ojos masculinos y hacien-
do gestos de admiración y envidia en caras y cuellos femeninos. El cabrito con
arroz y fríjol llenó cualquier gusto caprichoso y tapó la boca a quien hubiera
dicho, alguna vez hubo comido en otro lugar algo muy maravilloso. Yo dije a
uno de los asistentes, sabré de muchos ángeles y diablos nunca buscarían
otros manjares, seguro ya hubieran pedido repetición de estos tres platos,
creyendo ver a otros seres como llevaban mates o lapas bien servidos, hacia
otras casas de Huacariz Chico y resultaría tremenda fiesta en sus patios, pasa-
dizos y comedores, con potajes salidos de la cocina del hogar del velorio, en
cantidad de platos servidos para personas sentadas e inmóviles en campos
distantes a la sala, donde expondría doña Felipa Teódula Ricardina.
El banquete en la sala terminó, en menos de diez minutos ceremonia-
les y luego sirvieron un trago de pisco puro de uva de calidad suprema, asen-
tada con un buen premio a quienes seguirían sentados a la espera de la cauti-
vante voz, pespuntándose calidad dorada al fiel relato y nadie olvidase…
solamente algunas cucharas bravas, comentaban el exquisito motivo sellado
por el buen pisco y estaban repitiendo a sus regalados gustos, exquisitas dosis
de licor ahogando así a almas de animales, cuando aún pudieran seguir pa-
teando fuertes coces.
Terminado el almuerzo faraónico, la gente ávida miró el silencio del
lugar donde iluminada la dama de negro hace vivir la tragedia a ojos y men-
tes con igual interés como al principio de su perorata. Fue una pausa en el
lugar exacto del camino casi largo e interminable –dijo poniendo gesto duro
en el cuello entiesado sin curvada rigidez y malgastando soberbia doña Felipa
Teódula Ricardina– Como si hubiera espontáneamente ordenado, así todos
oirán lo que ha faltado sin ver fastidiando la tripa gorda, a la flaca. Seguiré con
el encargo de Miguel, diciendo sus preocupaciones al equipo de gentes, po-
niendo el yate a punto en el sitio donde nadie impusiera, una nave de lujo en
la playa donde reinaban alborotados, lindos caballitos de totora. Cerca del
brillo de la nave, estaría lista para embarcar lo delicado y nadie hablase del
lugar abrigado, solo por el ojo chismoso y una lengua alargada.

Piminchumo apurado salió del grupo de lucidos y afamados pescado-


res: huanchaqueros, salió en vuelo sin rumbo, iba por conseguir poderes astrales
y con esos dominasen a fenómenos físicos terrenales, amarrándolo a un chi-
quero de quincha y totora, tendría como depositarlo, siendo un caballito de
totora averiado, por haber liado mal a sus estructuras, o si se encabritaba so-
plando con afectuosidad, acariciaría al dorso y como a un caballito, al deslizar-
se calmado.
Por montones relámpagos rojizos se lanzaban vertiéndose a través de
un traje herido de muerte, por quién pudiere mirarle solitario en la pampa de
esmeraldas y dormirá soñando, estar siempre sin olor a quemadura severa y
mortal.
La voz de trueno quiso apagar luz y voz de la comparsa de gentes que
iban a la fiesta desatada por el triste tañido de campanadas fúnebres y por su
intensidad característica era aviso de una muerte muy dolorosa de un varón
importante, poblador antiguo de más de ochenta años.
Los Leytón, Venegas y Piminchumo comen anchoveta, tollo y merluza
crudos y son fortísimos, indivisibles mágicos mochicas y arreglan a medida
exacta y exigencia de lo convenido con Miguel y saben guardar todos los
secretos ancestrales pedidos en un tratado supra estructural, por un amigo
necesitado en resolver sin aspavientos, un asunto de vida o muerte.
Por la inducción del respeto y la obediencia, hasta la fecha no hay mejor
invento que un buen manejo del látigo y férula según sean animales raciona-
les y de otros, o fueran duros del entendimiento. Según principios filosóficos
poco discernidos, hombres se orinan de miedo o se hacen la caca cuando se
relajan sus esfínteres al verla cuadrada. Las tremendas dificultades son resuel-
tas sólo por valientes y son disueltas íntegramente por quienes generalmente
son anónimos heroicos y no lucen su prestancia, por no gritar su alharaca
despintada…
Pronto sucediese así de intempestivo y no solamente cuando Miguel
fuera avisado, en el cumplimiento preciso de plazos y marchase en búsqueda
del incondicional Andrés y se desbordasen tantas doradas ideas, aquellas que
rebalsaban en sus mentes.
Tengo garantizada la totalidad de condiciones como mejor se hiciera lo
conveniente –Miguel dice serio y calmado a Andrés– y espero ser ayudado
con Jimmy, quien dicho sea de paso solamente me saludó sin más palabras y
de modo circunstancial, como si nada hubiera ocurrido de extraordinario,
hasta leí su pensamiento en letras arrugadas y desabridas: "¡A mí no me im-
porta que haya usted venido, total no es mi problema!…", sin decirme nada
más. Cómo él, te considera siempre con inmenso respeto, pues creo todavía
podrías insistir en apoyarle y con una estrategia por nunca dada a entender de
algo malicioso. Tú sabes cómo hacer, aplicándole tu fórmula mágica lo dormi-
rías profundamente y basta. El resto es trabajo mío, pues me permitiría hacer
sin errores ni fallas.
En la intensidad de cuantos desabridos ruidos por el arranque del mo-
torizado, cual un desaliento de las pulgas, mirando la erudita charla de los
ilustrados, quienes no alteran sus prestancias y sonoridades, si ambos siguen
brillando después de haber concluido, en mayores grados de confianza y
amistad.
Bien, muy bien entendí todo. Si se consigue esta prescripción, pues
tendré ya alistada mi parte y lo concerniente en el cumplimiento de un buen
papel, el papel que inspira tu decisión. Te recuerdo y recomiendo encarecido,
Ana y Lupe deberán estar fuera de todo, lejos muy lejos… mientras menos
observen la danza, conseguiríamos mejores cosas, Así es Andrés. Como si
directamente lo hubieras dictado y telepáticamente en varias condiciones,
estaremos cumpliendo al pie de la letra tus órdenes.
En pocos minutos, Andrés contaba en sus manos varios medicamen-
tos y la hipodérmica que usaría cuando aplicara la dosis hipnótica potente,
como hizo cuando tumbara a un elefante sin cola, en un sueño profundo y
procedería ágil, en su debido momento.
Andrés deslizándose sigiloso y elegante, ingresó solitario a casa de Ana
y Miguel prefiere no encontrar a nadie en el trayecto hasta donde tiene dis-
puesto entrevistarse con Jimmy. Varias veces actuó así desde hacía ya mucho
tiempo, e instalado en el estudio recién llamó con tono paternal a Jimmy que se
hallaba en su dormitorio leyendo una revista de historietas y este no sospecha-
ría algo malo sucedería, por si alguien corriera un riesgo en la familia.
Buenas noches doctor –saludó Jimmy con naturalidad, Hola Jimmy
¿Cómo estás? Espero no te sorprendas y sabes yo debo prevenir algo dañino.
Estoy comprometido a conversar contigo y debo informarte sobre tu situa-
ción, dime ¿Cómo te sientes?, Tranquilo, sin molestias. Todavía me baña la
paz multicolor, como si estuviera arrepentido a lo máximo de todo lo malo
hecho y seguramente usted sabe con puntos y rayas, probablemente muy
adornados.
Mientras Jimmy dice su repetitiva bien memorizada disculpa y encen-
día su rostro de color encarnado en ojos de Andrés se activaron haces que
poco afectivos, algunos individuos comentarían en sus mentes.
A mí ni con ganas intensas de hacer un chivillo, no podrás engañarme
chorlito. Sé cómo actúan esos artistitas de tu clase y de toda la calaña de gentes
metidas en esta danza y tú eres un pajarillo en intento de ser de uno mejor en
competición con el más famoso del cartel. Ahora medí tu intencionalidad y no
daré ventajas a tus expresiones ¿Arrepentido?… Mira Jimmy, la situación es
favorable al referirte como conseguir sin tener una recaída muy grave y sabes
te haría tremendo daño, malogrando tu apreciada condición personal de
buen paciente, con lo cual brillabas de contento cuando te vieron especialistas
de famosas clínicas europeas, Si doctor, entiendo, usted siempre me dio la
mano, me ayudó es una persona, la única a quien respeto y considero, alabo y
sé cómo hace todo sabiendo quien es y hace lo que hace sin equivocación. Con
usted voy hasta el infierno en buenas y valientes manos, Bien Jimmy, estoy
agradecido por tu consideración y si te pones en mis manos, te ayudaré en la
iniciación de un trabajo de psicoterapeuta particular, con aspiración de cha-
man mágico mochica –saltando de alegría, Jimmy abrazó a Andrés–, Con
usted mañana estoy sano y definitivamente curado o recuperado. digo no sé
por qué me vieron en clínicas en uno y otro sitio unos individuos creídos que
no me conocen y nunca me ayudaron, Jimmy –observó Andrés aumentando
el tono y poniendo énfasis a su explicación– Fue precisa esa indicación mía y
ellos, serían llamados a ayudarte. Si confías en mí es ahora y nunca será tarde –
mientras extraía de su maletín las medicaciones empaquetadas y la hipodér-
mica, se escuchaba insensible y sutil, lo hecho por Miguel asegurándose el
éxito en los procedimientos expuestos por Andrés, si era posible la actuación
de modo policiaco y dándole la segunda vuelta a la chapa de la puerta, en el
ámbito de la sutilidad, en contraste a la fuerza bruta necesaria según la mente
de Andrés, pero consecuente en ciertos procedimientos de otros facultativos–
Es mi oportunidad ya puedo contar con tu confianza. Te aplicaré, sin sentir
esta medicación te conducirá a esta primera sesión y conversaremos de la
causa del problema, entre lo cual necesito liberar a tu censura y digas sin trabas
ni dificultades, ¡Pero no es necesaria la ampolleta, me puede doler! –hubo
reaccionado energúmeno, Jimmy como si una chispa hubiera desatado un
incendio, ¡Jimmy! –gritó Andrés más fuerte que nunca– Es necesario y no
deberás negarte. Ves cómo eres de mentiroso y eres más mentiroso contigo
mismo. No te va a doler cómo cuando te metías agujas sucias en cualesquiera
venas, cualquier rato y sin ningún cuidado.
El líquido llenaba el engrosado tubo de la hipodérmica, es un anestési-
co e hipnótico potente, aquel se había ensayado haciendo dormir a hipopó-
tamos y no contiene alguna cochinada, pues nunca podría complicar al orga-
nismo de Jimmy.
¿Qué crees, cómo es esto? ¿Es maligna candelada, o es dinamita en pi-
cante? ¡Es solamente un medicamento! Sabes bien que yo nunca he mentido,
ni te puedo mentir… esto te relajará e impulsará en la descripción, al relatar y
al responder a la totalidad de mis requerimientos, o mi cuestionamiento… sin
ninguna barrera.
Convencido Jimmy aflojó su correa, mostró lista su nalga y Andrés
administró el cóctel lítico sin apremio siendo elegante al extraer la aguja de su
implantación en el glúteo derecho y luego frotando enérgico con el algodón
de modo delicado en el punto rojizo de la huella de la aplicación. A no más de
cinco minutos el monólogo verborreico relataba sin detener la descripción de
las imágenes ya sucedidas como en cinta cinematográfica.
Andrés se dispuso en plan de oír a Jimmy, atento en un compendio de
todo suceso de la historia negra de sus proezas encumbrándolo en negros
bajos fondos y en peores buhardillas, hasta tocar la puerta del infierno a donde
llegaba en esta sesión con el mentiroso Andrés y ya entraba en profundo sue-
ño y recién el silencio, hubo detenido la mirada y maquinaria encendida en la
picardía fanática del drogadicto y lo encendido en la mente de Andrés, abas-
tecida con material radiactivo porque así no olvidaría una palabra y un gesto
del relato de Jimmy, por siempre sería leído.
¡Tan ta ta ra ta, tan tan! Fueron golpes característicos dados a la puerta y
Miguel encendió brillos de colores en sus contornos corporales, cuando ingre-
só al estudio y con habilidad acondicionará a la masa del cuerpo dominado
como trapo vistiéndolo con el único terno que tuvo a la mano, metió al bolsillo
todos los efectos personales de Jimmy, muy seguro y por nada se quedase
afuera de ellos, cuando se manchasen a feos recuerdos.
Miguel era un cuerpo incandescente e imperturbable como una ma-
quinaria potentísima, dejando pasmado al sereno Andrés sin permanecer
alerta, como una estatua griega o romana.
En otros diez minutos, él tuvo alistando la escena y liberada su casa de
la masa pestilente. Pidió a Andrés su ayuda al momento de disponer la bolsa
negra de plástico, en el asiento posterior del automóvil blanco y cuatro brazos
llevarían la carga como una pluma. Andrés y Miguel fueron fosforescentes en
la ruta programada donde pasarían sin sentir. No sólo la hora estaba prevista
en el apagado y encendido, tres veces… una potente la luz larga del automo-
tor, por amplias curvas de la pista y a no más de cien metros, un reflector po-
tente hubo remedado aquella señal.
Un colosal ejército de mochicas levantaría las dos bolsas negras con
sumo esfuerzo, tan pesadas harían pujar y dudarían qué llevaban, no fueron
capaces de preguntar el contenido y uno y otro, afirmaron coloreados acertijos
en sus mentes dejando en el piso del yate, con sumo cuidado y delicadeza
como si fuera un cristal finísimo, el contenido de ellas.
En otros dos caballitos de totora, fueron transportados Miguel y An-
drés hasta la embarcación. Nadie habló una palabra sin ser monosílabos de un
lenguaje en clave, tan necesario en estos casos.
¡Toda acción se llevaría a cabo sin observación de algún rastro ni enla-
zada ninguna falla! –Miguel hubo de llamar al señor de mayor edad y dio su
orden.
Cuídame el auto y aun nadie rondará a tres kilómetros a la redonda.
Tú sabrás cómo lo haces y confío en la seguridad de tus poderes. Hasta la
vuelta –se lució Miguel gastando serenidad–, Bien señor, Miguel. Vaya sin
preocupación. Espero en calma su regreso.
El sonido del motor, intenso y único susurro rompe al rumor del vien-
to que soplaba con extraña fuerza en sentido contrario al avance del yate. En
orejas de tripulantes se enfriaron en pocos minutos de viaje y poco oye el es-
truendo, en tanto se impediría fluida la comunicación. Miguel condujo impe-
cable a la nave e inmutable, iba en dirección al punto cardinal fijado con sumo
cuidado y contando al milímetro como veía comandos electrónicos del yate y
a la hora y media de trayecto, en la oscuridad más negra y cuando el susurro
era misterioso, a esa altura del océano la mar rugía murmurando intensos,
millones de olas como si fueran de negras boqueras, en gigantescas bocas
haciendo tremenda bulla y el doble de ojos brillantes, gritarían viendo sucesos
en miles de metros a la redonda por donde iba la nave en línea recta, dejando
una estela de espuma blanca silenciosa al disminuir el ruido del motor.
Miguel detuvo la marcha y sin decir palabras, hubo emprendido un
automatismo ágil como un magnífico pescador de tiburones, usando atarra-
yas gigantescas. En el aire, perladas gotas minúsculas de agua se impulsaban
chocando entre sí, por seguir haciendo gotas más grandes y en determinado
sitio, donde se condensaban moléculas haciendo fina una lluvia, como si llora-
ran a mares ante trágicos sucesos y adivinaran con malicia una desgracia, en
mixturas de grisáceas negruras.
Reventaban en chispas esas gotas por las pestañas de varios tripulantes
del yate, provocando sensaciones exquisitas de un viaje multicolor en ojos,
sólo estimulados por la brisa y parpadeando mil veces, se inventaban colores
increíbles e ignorados en la gama de combinaciones en catálogos cuyas bases
eran trece colores básicos existentes y en ese momento puestos por algunos
lentos viciosos, cuando desafiaban a grandes maestros manejando pinceles y
en esta latitud vomitaran sus tripas con el vaivén eterno del movimiento ma-
rino.
Cuando un torbellino huracanado apagó amarillas luces del litoral, vis-
tas como chispas coloreadas muy lejanas, un estruendo vociferaba en lenguas
en forma de espiral mezclando en sonidos terroríficos cual la bulla del terro-
rismo en asonadas con bombas y asaltos con lanzallamas y bazucas con voces
de Miguel y Andrés que serenos procuraban comunicarse infructuosos, aun
estando muy cercanos casi rozando los labios en orejas, sin lograr buenos
resultados, pero surgió un aroma a palo santo o goma tragacantos de Persia,
incineradas como inciensos.
A esta altura, sobre el nivel del mar se huele en mayor intensidad lo sa-
lino desparramado por el ambiente, aun realizando algo tan puntual, con
esfuerzos concentrados y enérgicos, nunca se pierda la sensación perfumada
en la última célula de la glándula pituitaria. Cuanto mochica hubiera querido
estar aquí y oler esta delicia que parece de un ceremonial religioso antiguo
brillando sobre miles de losas de mármol azul…
Sorprendentemente el mar fue amansado por la mirada de un sober-
bio Miguel, bufando como toro exhalaba un chorro de aire candente al borrar
espirales huracanados, haciendo una brisa acariciadora. Algo sorprendió en el
delirio de brumas creando una elipse de dudas entrelazadas a parábolas del
viento, confundiera a cualquiera en sueños y deslices. Sin inmutarse en lo
mínimo, Miguel no detuvo su ánimo por llegar hasta el fondo del negro silen-
cio oscuro y frío, como hubo llegado en varios recuerdos entre la lejanía de sus
noches insomnes, sin claros ni límpidos delirios sin alterar su eficiencia en la
labor y no malograr su perfilada imagen, haciendo siempre lo presupuesto en
el resultado de hallar la aguja, extrayéndola del pajar.
Sólo pondré un toque del resabido por lograr disminuir angustias, nos-
talgias o penas y todo fuera un garabato laberíntico de algarabía, aunque en
otro instante, me remuerdan elásticos y huesos. Tendré la suerte de ver cómo
pespunto, o anudo hilos tejiendo una traba de dificultades, o hechos a mi
modo y nadie resolviera enmarañadas ideas enfrentando problemas, sin
sudar por mi lado… –Andrés explicaba en posición estática serena y una vez
más, miraría el asombro con la mayor expectativa.
Miguel hizo bien atado el amarre de la bolsa larga y fueron desplaza-
dos por los extremos, dos masas ahuecadas del fierro con sumo esfuerzo… de
la bolsa pequeña, una a cada lado, dispuso estos objetos pesados en el borde
del yate.
Con el primer amarre fuerte de las sogas del níveo plástico, hubo suje-
tado notoriamente ambas piernas, bien ajustadas y en el segundo amarre,
ahorcaba por el cuello a Jimmy… y se silenció todo: respiración, susurro, ru-
mor de viento y todo…
Andrés sintió mayor intensidad, muy fuerte el olor de la brisa marina
salobre y tan atónito e inmóvil, se vio en la enérgica actividad producida por
Miguel, quien iniciaba un proceso de depuración misteriosa entre tanta ma-
lignidad y no titubeó un instante, en tanto que su fuerza aumentaba en gran
potencia, cuando ya excedía barreras interpuestas y superaba aquellas de un
fantasma bestial.
Maravillado aquel Andrés, enfocaba son una linterna de luz amarillen-
ta en sitios a donde se dirige el movimiento bailarín de Miguel, sin elevar la
frente no pudo descansar durante un minuto por el lugar donde más hubiere
preferido, aun sin aspirar profundamente olores de su agrado, por estar obli-
gado en elevar pesas, después de haber tirado afuera de la nave aquella bolsa
alargada.
Las dos tremendas pesas parecieron ser simples plumajes ante la fuer-
za impulsora sobrehumana, de Miguel al grito fortísimo de: ¡Vete al infierno!
Lanzando la pesada carga, tal lejos del borde de la nave y rápido resultó hun-
dido el fardo alargado, en posición vertical hasta el fondo marino.
La atención fija de Miguel vio como burbujeaba el trayecto marino del
bulto hasta una profundidad, a más de cuatro mil metros y nunca más allá del
olvido revuelto, en tanto delirio de recuerdos.
En majestuoso alarde de poderío, Miguel cogió la otra bolsa negra de
plástico, la infló al soplo de su aliento, la amarró con una cinta roja y la lanzó
hacia arriba, por dejarla en la estratosfera y nadie supiera donde quedaba la
masa del diablo y borrando todo de manchas… nunca habrá ninguna señal
posible.
Miguel y Andrés se abrazaron sin expresar palabras porque se hubie-
ron contenido en la amargura de un nudo enredado profundo por la rojiza
mucosa de sus gargantas y así bailaron alegres, si ya hundieron todo el peso
del mundo, cuando sus pasos insisten en ritmo ágil y más elegante de una
danza desconocida, se sienten tan livianos haciendo piruetas y malabarismos
inigualables de rehiletes bailarines inagotables, durante trece a quince minutos
corridos, sin descansar.
Andrés ya podemos gritar con inmensas ganas. Estamos libres y feli-
ces. Estamos a tiempo, como ágiles retornáramos y nadie se impusiera –
encendiendo la maquinaria de la nave y el sonido era susurro lento acaricia-
dor como canción de un ronco tenor solitario por la inmensidad de un escena-
rio gigantesco.
Miguel procediendo con sumo cuidado y en la previsión extrema, la
que ameritaba el caso… encendiendo al otro objeto motorizado, uno de luces
fosforescentes… preguntaba a Andrés, si vio algo notable en escenarios finales
del carnaval de los silencios.
Mi amigo, vi un halo del resplandor bordeándote en medio de la oscu-
ridad, siendo inmenso el personaje lanzando plumas al viento y todo lo reco-
gido, aún veía cómo se hundía la bolsa negra dejando una estela de chispas
multicolores, nunca vistas cuando inflabas la otra bolsa, aún veo llenarse de
cuanta maldad de ocres recuerdos, bien empaquetados iban rápidamente
más allá de la ionosfera y por fuera de la maravilla viendo como volveríamos
por la senda marcada en tu mente, con luz indeleble sin fallar un milímetro.
No se había esperado más de cinco minutos y aconteciera un espec-
táculo fantasmal, desde cuando ya hubo sembrado su paciencia y su algara-
bía, Miguel enrumbaba las gesticulaciones al aumentar sus fieles y nítidos
rasgos faciales, en verdaderas señales de un futuro impreciso. Su rostro brilla-
ba ante ojos del interlocutor y su ánimo, ya se hubo recuperado después de
tanto tiempo de ocurrir la tragedia. Súbito un soplo gigantesco salía por una
invisible boca y por donde hizo caer el bulto, resultaba un chorro de fuerza
intensa e inusitada, naciendo de potentes brazos en un chasquido de intenso
susto ante tantos héroes mitológicos y millones de burbujas se elevaban a la
estratosfera, en una figura similar al perfil humanoide. Los gases corporales se
han desprendido de medios tisulares al haber alcanzado límites termodiná-
micos y condiciones físico químicas imponderables y llegar a la profundidad
critica que produce la disociación atómica respectiva y gases explosionan al
fugar violentamente cual proyectiles moleculares hacia el infinito y en menos
de cuatro minutos la mancha clarificada se esfuma en la oscuridad del manto
azulino nocturno y en ese momento se entra a un proceso de licuefacción y
fuerzas vitales iban convirtiendo una masa mortal hundiéndose, en un proce-
so de corrupción acelerada.
Miguel condujo la nave al milímetro, por la misma ruta y nunca pro-
cedería alocadamente por huellas dejadas, hacía dieciséis minutos y se llegaría
al lugar preciso de la partida, por el mismo lugar de la playa cuando ya se
miraba a una larga hilera de luces artificiales, como una fila de perlas intermi-
nable, agrandándose al acercarse al borde de la población, llegaron a tiempo,
cuando rayaba el alba.
El patricio componente más anciano, entre familiares Piminchumo,
hubo abrazado a Miguel y luego extendió la mano franca a Andrés, viéndolos
con nítidos rasgos de unos seres todopoderosos, tal como hubo visto cierta
vez cuando unos héroes, rotosos y ensangrentados regresaban de una batalla
infernal… y una inmensa figura fantasmal ha devuelto a Miguel, las llaves del
automóvil y pronto marcharía a dirigir sus huestes de mercenarios civilizados
mochicas, yendo a guardar el mayor secreto entre sombras del silencio y nun-
ca olvidarían su participación en una gran obra de total beneplácito, en el ve-
cindario y a beneficio del mundo.
Andrés vamos a casa –invitó Miguel– Debemos descargar el aire pega-
joso salino de más de tres horas de impregnación de la brisa marina. Seguro
tienes su olor en la mucosa nasal y además debemos aliviar todo echando un
buen trago ¿Qué dices? Luego veré cómo hago la devolución del yate ¿Si
quieres nos largamos a Tortugas?, Sí Miguel. Nos vamos. Después de un
buen duchazo y luego Ana nos dará motivo de una charla multicolor y musi-
cal, sin saber algo de esto. Ya veremos cómo transcurre de colorido el resto,
¿Sabes? ¡Eres el único protagonista muy circunstancial en la caravana de mi
carnaval del silencio! Como amiguísimo incomparable e insobornable, ¡Basta
Miguel! Basta ser tu incondicional amigo y nada más.
Ingresaron a la casa y Ana estaba esperando sobre la serenidad, senta-
da en el sofá, inmóvil, viendo la entrada en primer lugar a su amigo Andrés y
en su mirada preguntaba: ¿Ya fue?
Sin expresar tantas otras palabras por haber sido dirigidas en sitios ma-
liciosos hacia la leyenda y un abrazo efusivo de tres cuerpos, fueran algarabías
totales en iluminaciones tibias, por la sala donde pareciera haber sido manci-
llada… nunca por un terrible demoníaco.
Andrés eres personaje único, un verdadero amigazo de aquellos ya no
se encuentran en la vida y como muchos dicen, los héroes se acabaron por
cuantos infortunados días del siglo pasado, tú pones la contraria y eres la ex-
cepción a la regla –dijo Ana en una larga oración aromatizada de infinito–, No
me abrumes. Soy un amigo incondicional y siempre estará vistiendo de lo
sugerido y supuesto como en multicolor afectuosidad, solamente dando la
confianza –después de brindar un rarísimo licor muy fino, varones se acomo-
daron para eliminar el olor de sal de sus narices frías.
El programado viaje al balneario de Tortugas lo realizaban en una pe-
queña y agilizada comparsa del automóvil blanco, llevando enganchado el
yate y se condujese ágil al llevarlo en zigzagueante convoy, detrás halado con
mucho cuidado y sólo observándose ondulante, la suavidad del deslizamien-
to del pequeño convoy.
Automóvil y yate amarrados estaban transitando acompasados, pare-
cerían sendos elementos en la brillantez brillaban surcando en vuelos derro-
chando fiestas en serenas ondulaciones al ras de la cinta asfáltica recién malo-
grada por terribles e innumerables baches causados por el Fenómeno del
Niño, productos tan malignos como dañinos, porque iban sin dirección ni
finalidad precisa… alargando muchos viajes a mayores distancias temporales,
y poco tiempo antes de ocupar sin apremios, sólo a cuatro horas y minutos
por aquel trayecto.
La entrega de la nave prestada al amigo agringado, quien hubo propi-
ciado linda una jarana, con la amabilidad desparramada del dueño, se hizo en
una hora avanzada del día.
Miguel adelantaba una visita hacia un rancho humilde de esteras y
mandó hacer una causa, festejando al amigo.
Andrés nunca hubo imaginado a cosas pespuntadas de modo incons-
cientemente y confundido por él, en sentimientos maquinados a la perfección
la amistad con un nuevo amigo y el trío marchó al guarique danzando, a paso
de un tondero iban siendo admirados por una multitud de gente seleccionada
en un consenso determinado por ir hacia el balneario y veranear aristocráti-
camente.
La parihuela servida en brillos y lujos de característicos utensilios, lapas
y bandejas hondas, con gracia fue un regalo de la suprema calidad por com-
petir en ricos banquetes de Sardanápalo, Claudio, Tutankamon, Hitler o de
Minchanzaman, todos juntos no llegarán todavía a igualar al recién presenta-
do plato que pudiera dar pesadillas negras a Abrigael y Montesumas juntos
diciéndose piropos de carácter político como: "¡Salvo el poderío, el resto es de
la ilusión!".
Fueron mariscos al ajo combinados con potajes de pescado blanco fue-
ron de manos finuras, un aderezo celestial con chuño, ají y su punto de kion,
como en la satisfacción de cualquier paladar exigente, o por llenar estómagos
hipertrofiados y en la torpeza de la exquisitez, explosionasen por ámbitos de
etiquetas.
Los tres componentes de la mesa fueron unos reyes, o verdaderos fa-
raones cuando gozaban sin reservas. En la conversación amena se libaron
vinos semi-secos en cantidad tan embriagadora por donde se desconocerían
perfiles personales sin alterar a la amistad y alternar mucho tiempo en aquel
programa y recién descansarían durante el siguiente día, pues entre regocijos
regresarían a la ciudad primaveral… por allí insensiblemente volverían sus
pasos hacia la residencia iluminada y lo fantástico sucediere en el tranquilo
hogar, donde ya Ana y Lupe se rehacían en sus recuerdos de musicales ter-
ciopelos. Varios meses de tratamiento de la psicoterapia sucedieron, poniendo
en la honda a las mentalidades de ellas.
Cuando dieron el alta médica, hubieron decidido viajar a vivir en
compañía de Miguel, quien seguiría ascendiendo al tope del rango en la em-
presa petrolera, donde trabajaba haciéndola pionera en la industria química
de los productos derivados de fibras sintéticas en textilerías de nacionalidad
alemana.
Así extensa ocurrió la historia desconocida del carnaval del silencio y
cuanto se esconderá en cuantas cobardías y en estas temporadas, por concien-
cias poco valientes de quienes descuidaron en sus cristianismos cristales en
analfabetillos modos del qué dirán, de gentes revestidas de aristocracias,
cuando todavía creyéndose la divina pomada o la última chicha del desierto
la beberían y ni a sus familias contarían… desde la iniciación por haber sido
situaciones que tuvieran solución y finalmente fueron tragedias, similares al
relato gris de Ana, Lupe y Andrés.
Muchos escupirán tan fuertemente hacia arriba y sin poder sentir co-
mo caería una tremenda tormenta sobre sus cuerpos, porque llamas tocaron
sus médulas y en cualquier palo de gallinero habría suciedad, donde especta-
cular nadie la pudiera eliminar fácilmente.
Todavía sigo expresando entre espectros agitados en las azules borlas y
tantas cositas de leyendas –mientras Andrés soñaba varias veces cómo arregló
la orquesta y con la ayuda de unos cuantos mochicas– Con suerte de mago
invulnerable resultase llevando hasta donde fuera esta luz cálida o tibia le
abrigara. Vino a la pampa esmeralda a convivir con secretos y nadie se atre-
viese a mancharlos, pues fueron tan míos y ningún diablo pretendería una
fiesta igual.
Planificada una programación de promoción adecuada en comple-
mento de varios misterios azulados, Andrés vendría a convivir con nosotros,
pues quiso entreverar sus pensamientos entre ideales y competir con la sabi-
duría del amigo Sebastiano, quien probablemente por ahora ha cerrado con
exponentes de algo lujoso, por sus novedosos carnavales de otros silencios,
empezando por revolucionar todo desde cuando empezaría a contar mi rela-
to y sucedió, así como sabemos estaría buscando de abrazar tantas almas…
sellando nuestras familiaridades.
Por lo pronto debemos cumplir con depósitos en los ánimos, la volun-
tad de Serapio por nunca dejase de flamear en blasones racionales y así nos
diera la identidad ¡Cómo se pide!
La ronca voz masculina del hábil conductor de la ceremonia, aún to-
maba partido anunciando en contados minutos emprendería la marcha final
en el sereno cortejo fúnebre hacia el cementerio, ubicando al féretro en el lugar
elegido y separado por su agrado, correspondiente al eterno descanso del
cuerpo de don Serapio, quien satisfecho comentaría lo sucedido.
Oiría tan cristalinas algunas intervenciones orales, de calidad insupera-
ble en conclusiones ilustradas de varios aspectos sugiriendo se pudiera eva-
luar varios laberintos babélicos distinguidos por la variedad de motivos y
tantas maneras de pensar en varios oyentes, pero increíbles porque a muchos
vi interesados en algunas cosas tratadas como fuesen sin dudar entre velorios,
matrimonios y fiestas de aniversarios, se atrevieran a más y disminuyeran
indiadas de demorar tanto en tonterías y todos quisieran bailar con un muer-
to, o desposados y agasajados, emitieran una importante opinión sobre los
sucesos mundiales y recién se tomasen una foto recibiendo el aplauso de la
multitud, porque sin eso se convertiría en una reunión por las puras. Viendo
la tranquilidad de todos y en la debida calma se inspirara por completo a la
serenidad, porque nadie aun se hubo movido de sus asientos, en charlas de
horas de horas. Creo se iba cumpliendo con creces el soberano objetivo plan-
teado y por suerte ya estaba sintiéndole en su calidez. Sigo siendo dueño de
real convocatoria y puedo dormir serio, el resto de mi eternidad aun con tan-
tas interrogantes y juicios de valores encostrados por sutiles disfraces… fuese
bueno, se dijera con firmeza y seriedad en la contienda donde se hubiera con-
seguido victorioso, cuanto lauro y no se haya mutilado al límite fronterizo de
esta nacionalidad multicolor y difuminada en reverencias e irreverentes pose-
siones, porque nada causaría unión ni sería tremenda la fuerza exponencial en
espiritualidades poblacionales, por sentirse en lo menos, halagados. Por hoy
debiera decir y enfatizar con ganas de estimar lo más conveniente y nadie
excediera en sus comentarios… estos criterios por siempre ha latido desde mi
infancia y siendo similar en intensidad y forma desde allí, hasta sentirme casi
muerto. No será del absurdo, afirmar como si después de haber perdido la
condición de entrar a la sociedad, fuera algo de lo fantástico en todo por soñar
en danzas de estados en lentas agonías y uno ya poseyese tal lucidez al expre-
sar lo nunca del haber podido hacer sensacional, pues me taparían sin parches
el hocico, con una escondida joya sin valor y peor, nunca sería adorno si no
traba de insultos permanentes al género humano, mas si por ello se pierde
derivada la libertad individual, se podría perder también la colectiva cuando
nunca la hubo ni existirá, cual ese preciado bien. Lo grito y me ufano distintivo
aunque digan quiere ser un antipatriota antipático, quien va vomitando sólo
bazofias. Por aquí nadie se hace cargo de nada cuando el efecto es negativo y
afecta quemando de mala manera, o se echa culpas al más menso, o al vencido,
pero cuando la luz es brillante porque el éxito resulta en código de útil mani-
fiesto y es maravilla de espectáculo, cómo se florea el protagonista, “¡Ese soy
yo quien no aplaude que se vaya a la porra!”, exclama y se jacta prolijo echán-
dose pétalos y perfumes, esperando pongan sobre la testa, la corona con pie-
dras hechizas y perlas de fantasías. No sólo eso he visto, si no hay cosas horri-
bles como aprovechan sacar ventaja de tajada más grande en lo correspon-
diente a una torreja demás. Puedo en el tranquilo reposo obligado a escoger lo
difícil y no me gusta ni me gustará seguir en la costumbre de hacer lo hecho
por todos y por desidia e insidia patológica donde sin chanza hacen y rehacen
de puro gusto. Ya es tiempo de referir con la debida diplomacia a quien vesti-
do de valentía dijera de verdad y no esa escondida, disimulada y apagada, o
por perfidia, o vergüenza, o intención o qué mecanismo sospechoso e intole-
rante, porque nunca ha podido comentar en otros círculos no autorizados y
no sólo permitidos, si no considerados exclusivos de lo cerrado castrense…
por no inundar de cuanta incertidumbre y por si fuera agrandado el tapiz y
de no mediar alguna cosa extraña, como si una tremenda mancha se tornase
explosiva, o un hongo algodonoso abundara en espumas abrumadoras de
cuantas cosas se ahogarían sin malicias y se aclararía, confirmando errores,
yerros, cobardías y cuantas deshicieron, por dejar a la deriva al magro destino
y efectos de confrontaciones bélicas, donde siempre se perdieron lesionando
extensiones significativas del territorio patrio ¿Aquello es lo glorioso? No seño-
res, más si es institución tutelar intachable. Desempolvando los mantos sacu-
didos por extrañas fuerzas aplicadas, en la quietud dormida del silencio vien-
do lo terrible, por donde nada se mueve ni arropado en aquello no visto, pues
en la negra oscuridad se enmascararía todo y cómo asegurarse de nada en
manchas quedasen en el manto y se nada percibiera por impresionar de es-
pantos, con el uso de una fórmula terrorífica.

Una muy lenta y entristecida marcha, era grisácea y leve en vestidura


del rumor, e iba por el sendero distante en más de tres kilómetros de la ha-
cienda al campo santo, demorando más de seis horas y en hombros de miles
de miles de amigos se llevaba al féretro hacia el cementerio desde la casa blan-
ca de campo.
La ruta estaba señalada entre flores amarillentas retamas y flores níveas
de muchos zarzales, cerca de azulinos eucaliptos cubriendo lindos a pircas de
aceradas pencas azuladas, en casi toda la distancia del camino hacia el campo
santo.
En llantos intensos de tantas damas se observaba como continuaba el
derrame de lágrimas y gimiendo cuantas necesidades se importaba seguir
regando a piedras y la tierra del piso del camino, más aún pareciera un gran
charco sobre losas de la frontera del campo cercado al recogimiento supremo,
por haber contagiado a un llanto universal… damas y varones lloraban a
raudales.
En un ambiente cercano pasando por la escondida humildad y hacia
las siete de la noche, se dispuso cerrarse el nicho con una placa de cemento
revestida con un albo sello de yeso lustrado, capa aplicada con un badilejo y
una plancha, manejados fácil y ágilmente por un ilustre obrero de albañilería,
sorprendido al notarse sujeto a una profundidad del sepulcro y desde la mé-
dula vista por dentro del féretro, salieran chispas fosforescentes y en poco
minutos fuera enrarecida emisión a través de la madera y el cemento, hacia la
placa blanca donde se hiciera reluciente.
“Parece aun el señor va luciendo su elegancia y es serio como muestra
quien enterramos ahora y tenía o tendrá poderes sobrenaturales. Viendo
cómo sale del féretro en un halo iluminado de material incandescente y muy
luego, se elevaría en dirección del cenit, pero nadie más hubo visto. Yo fui
privilegiado y elegido queriendo gozar esa visión ¿Qué me irá a suceder?
Muchos dirían, el alma no se ve pero yo he visto lo imposible y no me jacto.
Este señor murió como nadie muere, en olor de muchedumbre siguiendo con
su aroma de elegancia derramada por saber a dónde iría traspasando su alma
en vapores iluminados, así estará su intelecto en proyección de cuanta maravi-
lla. Veo como elimina lo siniestro, poniéndola más allá de la posibilidad de
revertir la historia y de modo colectivo, disponía grandes daños al reclamar la
realización respetable y sensible en seducir de modo sublime y hace cosas de
la fantasía real, por encima pone el bien del mal al promover a toda costa,
sistemas hechos en trabajos de diferentes rumbos positivos con quiebres de la
identidad moral volatilizada, ante quienes estarán llenos de bellaquerías y
vanidades locas y tontas ¿Habrá alguien parecido a él sobre la tierra? Imagi-
nando una tremenda sinfonía existencial, cuando se entrevistaban entre ellos y
estarían conversando entusiastas… a cada rato se juntaban más de uno y
habría un magnífico alboroto festivo entre científicos”. Pensando a lo franco,
fue el sepulturero quien usaba un badilejo fino, por si acaso debiera dejar liso
al yeso de modo envidiable e ilimitado y telepáticamente, exclamaba con aires
de cuan todopoderoso… llamando a voz en cuello, se destruyera al terciopelo
y al susurro.
¿Quiénes quieren terminar mis obras con excelsas garantías de darles
solemnidades?
Andrés anduvo serio y sereno por donde hubo pedido la pluma de un
ave, al escribir el epitafio donde expresara en un par de renglones, pues don
Serapio aceptaba un día, como cierta esa condición y quedaría satisfecho, cual
si personalmente hubiera escrito en la tumba del personaje, a quien conocería
hasta en la médula.
“Aquí yace algún secreto de quien fue un resplandeciente y de alguna persona
por nunca demostraría envidiar lo fértil como ha vivido fielmente, en tonalidad por
siempre sublime”. Seguramente don Serapio y su alma resultarán saboreándose
de lo lindo, ensalivando y leyendo con muchísimo gusto, varios relatos y por
nunca pudiera llegar a ser vano entretenimiento.

Andrés encaminaba en pausada marcha y solitario iba su paso ilumi-


nado en la serenidad por laberínticos pasadizos del campo santo, en plan de
buscar a doña Felipa Teódula Ricardina –su tía–, pues la abrazaría y observa-
ría que el vestido negro de luto riguroso, no hace bien a nadie y ella no quiso ir
a su hogar en el ya oscurecido horizonte, sin antes parlar largo y tendido con
su sobrino.
Fantástico hijo, fantástico y maravilloso ¡Cómo dijo tu tío querido! Sa-
bes cómo hace danzar en su carnaval del silencio al diabólico y al angelical, en
cualquier sitio donde hoy esté.
En algunos de mis sueños los viera conversando en un mercado muy
concurrido en una ciudad modernísima. Sentiría deslizamientos de mis órde-
nes terminantes donde deberían hacer algo, pero no entenderían palabras en
voces gangosas, por la distancia no se oyeran claras y como tal se escondieran
detrás de tu perfil. Serapio estaba al parecer muy alegre y enérgico, tan eufóri-
co como cuando jalaba de las orejas a sus hijos por alguna malcriadez, o no
han realizado sus tareas y mandados como pensaba, o había sido malo el
resultado de sus comunes proyectos. Así noté, insistir en gesto agitado al pe-
lear con su sombra, por donde estaba sólo en mi imaginación y trabajaba a
toda maquinaria, pensando el resultado en mimo solemne multicolor seria-
mente rebelde y sobresalir entre la multitud. Superior te elevaba sobre tanta
cabeza y ambos, fueren relucientes en visibles almas. Cuantos admirados de
ustedes, diciendo son extraterrestres sin observar a nadie o mirando a todos
con extraños poderes superiores, brillando sus caras coloradas daban envidias
de tantas layas y sin pérdida de tiempo pudieron esconder en alborotos, ha-
ciendo montoneras chismosas como si un parlanchín hubiera convocado y en
un parque vendiera alguna novedad o se comentaría un asalto, atropello, o
por oír al agorero cuando se predijera el final del mundo y como se vendería
el pan de cada día, entre tantos falsos profetas de falsas profecías.
Fácilmente nos pudimos esconder entre sombras del olvido, estimada
tía. Siendo posible considerar así, por aquella manera y ese modo de evitar
una tragedia familiar mayor, o alguien nos quisiera insultar porque en aque-
llos momentos se recibiera, cual tremendo susto sobre un buen consejo y en su
reprimenda, nos ruborizaría como tomates e imaginaríamos, como muy
pronto nos verían peleando… pero no, el tío enfatizaba en voz bitonal dicien-
do sus sapientes palabras.
Tienes como demostrar sin experimentar en ochenta años sin depen-
der de otros, tu inmortalidad es un trabajo personal propio y nadie irá en tu
ayuda, todos te envidiarán o desearán tu caída y si caes de lo más alto, duele
más y como no morirás sin trascendencia, sin hacer la fiesta divertida aun en
programa a lo grande –refiere Andrés, serio y encendido como si viviera en
ese instante la cálida voz del tío Serapio y vivaz su ánimo– Si hubiera tenido
tus condiciones, no hubiera desperdiciado el tiempo y ojo no digo estuvieras
desperdiciando, sino estarás perdiendo tiempo dejando pasar sin ser atrevido
o como si fueras un mito intocable y creyendo ser un personaje de muy con-
taditos en pocos lugares, ser invulnerable y saber procesar las dificultades, sin
gastar esfuerzo ni medir recursos diversos de elevada calidad y sin importar el
qué dirá de la gente, siendo cualidades extraordinarias al mostrar escasos
medios y sin ser despectivos, tener una mente superada e insuperable gozan-
do niveles superiores del conocimiento y su intelectualidad, fuese cálida dia-
mantina, Yo sé cómo hablar a un ser inteligente, no hablo a los cuatro vientos y
nunca araría en el mar o en arena seca y estéril. Tú eres un punto de avanzada
sin necesidad de ser grande, eres elegido y será mejor a cualquier condición
terrenal, en la corriente de querer imponer algo y estarás por encima de ofertas
llenas de superficialidad circunstancial, en las políticas y sobre relieves carca-
jearás de ladridos, despintando a quienes caminan maquillados y no son lo
que son, aparentando ser exigentes. Serás inmortal y superarás la prueba,
pues hoy empieza entre tantos ojos, mentes y ambos tuvimos fortaleza de
soportar la incandescencia radiactiva, llamando la atención del mundo sin
observar al tono rubí o encarnado y saber la intensidad de la irradiación, sólo
fuese intensa energía por darnos miedo y si nos servimos un mate de coca,
podríamos conversar otros motivos y fuera mejor ir a esa taberna ubicada en
el lugar exacto, donde desafiaría a cualquiera por resolver cuanta prueba exi-
gente ¡Ya verás, como probarás si hoy no duermes, sin saber quién eres y
harías magia al volverte un ser inmortal! –gritaba su mentalidad y lenta se
explicaba, la querida tía.
Tomamos un mate de coca y es probable nos abrigará, más nunca en el
total de nuestras partículas moleculares, estimada tía, Seguro se hubieran
anestesiado, así lo pienso hijo, si la coca adormece y alegra con un grito débil,
porque luego será espejismo de cuantas reflexiones. Si pones alma a tu esque-
leto como hizo Serapio y lo alimentas con formidables alimentos que conten-
gan de lo mismo en nutrimento, conseguirás tus ansias sin ahogarse por ser
rutilantes. Sabiendo cómo ir a otros medios y otros tiempos, vagarías al pasa-
do y futuro, cuando quisieras mandar al diablo a cuanto intruso e imperfecto
se metiera en tu camino y quisiera deslucir tus argumentos. Si es hora de con-
sejos, te digo nunca vayas a fallar. Por tus palabras y acciones serás asediado,
admirado y envidiado, y cuidadito con mujeres, algunas tienen cabeza pota,
dices una palabra y le diste el cielo… y vaya a ver si te dejan tranquilo. En lo
mío propio y en perspectiva digo estar intranquila, no me encuentro y no
hallo todavía en la manera de enfrentar a Doris Delia, quien remilgada mira
sobre el hombro a quienes dijo no están a su nivel y espera la explosión de su
mundo, sin oír la advertencia planteada por varios facultativos en la atención
de su niñito, en varias crisis de depresión intensa debido a intoxicación por
drogas. Seguramente tú sabes quién es ese universitario muy niño comentan-
do no tener ni dios ni patria y aun puede hacer bailar a sus padres la cueca o
zamba, sin música ¡Cómo ella, su madre, cree en milagros! Yendo a ver sólo al
cura, se confiesa a cada rato diciendo sus pecados y siempre dirá es así como
pagará el pecado muy grande de haber traído al mundo a un manganzón
desgraciado, quien en cualquier momento la matará. Aunque hablando en
oro, es como si caminaría muerta sin oír consejos, han dicho que es pecado
mortal no proporcionar al hijo sus pedidos y lo deseado como quisiera ¿Eso?
¡Conmigo no reza, carajo! Podría ser la autoridad de antes y la educación anti-
gua en mejores condiciones, sino veamos la existencia de ahora: Drogas con
drogadictos, malandrines con pandilleros y juventud sin horizonte –encendió
rara luz en su mirada, abrió los brazos y enfatizó su gesto desesperado– ¡Me
equivoco! ¿Hijo?, No querida tía, no se equivoca pero mejor no digamos nada.
Haga como yo. A su amiga Doris Delia di lecciones mil y no escucha, se cree la
pomada divinizada y dice, estará llevando a su niño manganzón por su deber
de curarle en una famosa clínica psiquiátrica del extranjero, donde solamente
esperaría la decisión paternal y hasta cuándo será. Mientras tanto, él hace de
las suyas y de otros. Por allá aquello se perdería el valioso tiempo, ya verán lo
poco ganado, Ah, conocías millones de detalles y por demás… ¡Tales detalles
por creer en algo sin ser cualquier tipeja! ¿Cierto? Entre cosas mías, afirmo que
es un tal por cual del cuerno y se reviente hijo, pues si le ponen herrajes, aun-
que a burras o a yeguas salvajes, nunca tocan. A ella, algunas cosas vuelven
entercadas del revés y sólo así, estará haciendo grandiosa una fiesta en el silen-
cio de su carnaval surgido en tono de triste yaraví melancólico, sin despertar
verdadero patriotismo.
Cercano acontecimiento simple redunda en delicadeza y en lenta sere-
nidad como se observaría diversa tonalidad del horizonte, al momento de
despedirse con cálidos abrazos y doña Felipa Teódula Ricardina, estaba pi-
diendo a Andrés ir por sus predios debiendo acostumbrase a la realización de
una visita semanal, yendo a la blanca casa de la hacienda Yumagual.
Tal como fuera, eso nunca sucedería por aquí y no solamente en un ve-
lorio, pues este es de Serapio, hijo. Claro sería como si fuere un acontecimiento
fastuoso y nadie envidiaría… pero vendrás a esta tu casa, en cualquier mo-
mento y si quieres y comentario afanoso de lo que siquiera enfoques en cosas
mínimas de hechos sorprendentes y de caracteres mundiales ¡Si, lo sabemos
hacer con algo de yapa, como premio!

EPILOGO

Hijo te puedo decir, cómo mezclas cosas realizadas de un modo no tan


apresurado y sin convicción, nada bueno logra o es un almíbar amargoso,
cuando ya nadie puede tolerar ni al hacerse de profundos conocimientos, o
increíbles condiciones por ir luciéndose, en tal o cual aspecto. Nunca será mo-
tivo de compasión ni para solicitar disculpa, o llegar al perdón y añorar al
sentimentalismo fatalista, tampoco será posible comprometer en multitud a
pobladores ni por acasos del azar. El triunfador resultaría ser alguien burdo,
por haber tenido la sabiduría de no conducir el caso, porque hubo desanuda-
do a trabas del torbellino, entre tantas descripciones racionales y en lo superior
dictado por la ciencia, pues asimilaba sin algunos descaros a enteras esencias
fundamentales de esas filosofías y así fuera por siempre, cuando la satisfacción
llegaba por el estudio permanente, estudio, estudio y más estudio por otor-
garse esos brillos. Pero con el sol abrasador atravesando llanos, existe la posibi-
lidad de quemar a la hojarasca y se tuesten huevos en reposo, así se aconseja-
ría tener cuidado y no se dejase de mover ni un segundo, pudiendo correr el
peligro de quedar ciegos de sus pudorosos pelos energúmenos y enigmáticos,
erectos y brutos de erudición, nostálgicos de cólicos estridentes en cadena; así,
vieron su porvenir muchos incautos, sin saber a qué género pertenecieran y
fuera de su agrado, sin saber dormir en una cama, cuando se hubiera entre-
gado a un mundo de felicidad, por sentir afecto de su racionalidad indefinida,
oyendo clamores otoñales de ambos polos, los fragores intensos de raras revo-
luciones intestinales y arpegios del castañeteo de sus dientes. Fuese motivo de
lastimarse durante este tiempo, cuando hay muchos individuos subordina-
dos en el conocimiento científico, por creer verdades ocultas y supersticiosas
en irreverentes falacias, entre algunas explicaciones místicas subjetivas, al
afirmar tesis sustentando cuestiones de su fe y nunca aceptarán algunas dis-
cusiones, por ser su única verdad en cuestión aun no demostrable y se incli-
nan sólo por esos misterios, desde cuando se dieran por certeras y algún día,
podrá iluminarse al mundo y será descrita una grandiosa epopeya, en medio
de un carnaval del silencio.
Desde hace dos o tres días hubo exhibidas cuantas propuestas lanza-
das, en programas queriendo aliviar a gruesas cargas casi perpetuas de llevar
a cuestas a encendidas poblaciones, sufriendo por salir de atolladeros impo-
niéndose a quienes, aún se mostraron llenos de codicia y el estofado ex abrup-
to aun siguiese siendo voraz… por quienes la usurparon afuera de lo digno y
dentro del fragor, por sumirles en la desesperación exasperada entre miles de
arrebatos arremolinados.
Lo ocurrido fuese de manera casual y sólo por saber dónde se puede
acabar empapado de sudor, sudoroso y febril por un encantamiento universal
se retumbara en ecos chispeantes de estalactitas multicolores y en voces del
genio de un diablo heroico, empachado de risas impulsadas por el girar de
engranajes industriales y de aquella fábrica, anterior a rumores tropicales…
allí renaciera lo legendario de la fantasía, en una solitaria calma y nunca mori-
ría de soledad, aun fuera más fría y no reivindicada la nada, siendo de un
témpano polar del sur… cuando sucedía la finalización de la vivencia de
quien no pudo escribir su historia, en tono épico, por haber sufrido mil cólicos
de espanto y murió a causa de minúsculo rasguño tetánico, labrado por una
garra directa a su corazón.
En un batallar perenne entre la fuerza de la inspiración y el verdadero
suceso, se idealizaría la huella de quien deja la excelencia en límites de supera-
ción, al nivel de grandes logros en la vida. Ese es faro guía legado de los pa-
dres y de maestros, es lo surgido en esta epopeya nacida en calles iluminadas,
de sol a sol y de sombra a luz nocturna artificial, desde cuando la universidad
cobija pasos de una multitud ávida por aprender y en rigurosidad llega a su
ansiada meta: sutil, oficioso, sereno, firme y agradecido.
No hay intenso impulso de explicar el instinto aferrándose a una vida
horripilante y pestífera, sin reconocer poner reparos inciertos e irreverentes a la
demostración de la ciencia… se reportaría algo de esencia animal innata y
evolutiva en hechura de perdurar por miles de años, en inclemencias desas-
trosas y hubiesen desaparecido y nada fuere en su existencia universal. Nadie
aseguraría la subsistencia de milagros misteriosos, en grandiosas habladurías
y alguien creó sosteniéndolos, en la calma de su hábitat.
Por si acaso no fuese necesario la comprobación científica… no hay tes-
timonio ni nunca la conseguirá por donde se arranca una declaración, o se
obliga una confesión y en todo caso, se altera y es causa de nulidad, si palabras
se obtienen bajo acción coercitiva, a punto de una golpiza se ofendiera lo hu-
mano, por la falta de cordura y sensatez, en el manejo policial. Ha pasado
tanto tiempo, pues seguro no recuerda de la fecha y la circunstancia… ya se
ha muerto y desde cuándo estará rígido, en su terno endurecido de madera,
en lo particular… en más de año y medio de fallecido, creo ver como ya no se
acuerda y qué importaría, si no tiene conciencia de lo interesante de poder
atribuirse, a su presencia o ausencia.
A la potente luminosidad de cuantas evidencias y por tantos sucesos
demostrados a través de conocimientos científicos, apoyados en instrumentos
ultra modernos de última generación de la tecnología, se superará a la más
poderosa imaginación, en inconcebible persistencia de fanatismos influyentes
religiosos, en un mundo donde cada vez se empaparán de la verdad y esa
realidad se fundamenta, en la utilización de mecanismos de primerísima
degeneración, por lo cual se confía garantizados en extraños límites y caracte-
rísticas de superior sensibilidad, credibilidad y valoraciones estadísticas ex-
tremando a la ciencia, por no ser de aceptación universal y en tan elevados
niveles de calificados conocimientos, por ello se puede debatir en diversidad
de pensamientos, mas desafiando principios, sin ajustarse a procesos y méto-
dos científicos… sólo quedarían en teorías, conjunto de disciplinas, materiales
de suposiciones mágico misteriosas, por tener ocurrencias azarosas, siendo esa
casualidad asombrada al referirla, en cuestiones de grandezas y alabarlas en la
admiración, pero sólo asombraría al incrédulo, al fanático, al ignorante y al
caprichoso, a quien sigue imponiendo su parecer, por interés, por puro gusto,
o por molestar al vecino… en esas terquedades endurecidas, resisten las ma-
neras inferiores de explicar sus ideas limitadas, por ser productos de la imagi-
nación, la que en muchos casos se promovieron, como hechos y exigencias
inspirados, por algo supremo, superior a la mentalidad humana, pero ahí está
la falsa premisa, pues la escribe un hombre, quien no tuvo el desarrollo inteli-
gente sin superar a la mediana intelectual, desde hace dos siglos y ni al valor
de una centila del promedio de los últimos lustros. La imaginación humana
no ha sido tan fértil, sino desde la utilización de la escritura, hacia sus fines
excelsos y hasta cuando pudo trasmitir, por escrito sus pensamientos, pero
¿Cuánto tiempo se vivió sin haber contado con el noble instrumento? Aun
cuando ya se conocen hechos sucedidos de modo increíble, nadie ha sido
valiente atrevido en afirmar, como antes lo hicieron, esas suposiciones hubie-
ron establecido el orden particular de cosas calamitosas y fatalistas, han con-
sentido la existencia de predominios y territorios exclusivos de círculos, sectas,
clanes, grupos… desde épocas primitivas son dueños del poder socio político,
auxiliados por lo militar, ayudados por quienes tienen mentes encajonadas en
encierros de individuos sumisos, mansos, pasivos, mudos, sordos, ciegos y
por quienes nada podían refutar, exclamando su posición, expresar su rebel-
día… por excesivo temor a condenas, porque no tuvieron recursos y en lo
fundamental, aquel conocimiento científico se afirmará en la certeza de datos e
informaciones ¿Cuándo se inventó el infierno? Al crearse el pecado mortal por
seguidores autorizados en calificarlos, resultaron explicando las partes anató-
micas pudorosas humanas y todo aquello pincelado, aromatizado y adorna-
do de sumo cuidado, sin romper sus instintos escondidos bajo un atuendo al
servicio de insuficiente disfraz. Por este lugar apocalíptico y hasta esas alturas
nevadas, no se llegaría al éxito ni por capilaridad entusiasta, o por simple op-
timismo, o por donde ni lo egregio encendido en palaciego de lo injurioso,
sembraría lujos de joyeles a eriales de ponzoñas destructivas, ni viendo en los
ojos de humildes, nunca quebrantarse ni romperse en retazos de solidaridad y
sigan siendo: obedientes, responsables, disciplinados, respetuosos, puntuales
por siempre, o más si honraron en la plenitud a cosas heredades de sus padres
y maestros. Hubo cierto grado de desidia, al hablar mucho y no decir algo,
más aun si valiere la pena o se justifique, menos esfuerzo en garantía de mí-
nimo beneficio… por eso se está disconforme e intoxicado, por la malicia que
abruma al asombro, más si sonríe al ensayo de infeliz maniobra, por opacar al
silencio y a la majestad del decoro. En la circulación citadina vehicular y por
donde se iluminan rótulos comerciales, en libre competencia de hacerlos tan
grandes y ubicados en lo más alto posible… hay luz brillante intermitente y en
ritmo visual inusitado, para llamar la atención y prenderse en alargadas men-
talidades, haciendo propaganda efectista por marcas publicitadas; es aquí
donde nace gruesa la masificación globalizada, o la globalizada masificación y
se completa un cuadro difícil de comprender, si deriva en la integridad de una
fabulosa fábula entremetida, por la fiesta de un carnaval silencioso y muy
aterrador.

Trujillo, jul. 1997 – feb. 2006

También podría gustarte