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Este documento describe las contribuciones de varias mujeres dominicanas a la lucha por la independencia de República Dominicana. María Trinidad Sánchez ayudó a los patriotas proporcionando pólvora y municiones en la noche del 27 de febrero de 1844. Juana Sánchez apoyó a los soldados dominicanos en sus batallas contra los haitianos atendiendo a los heridos y llevando pólvora. Ana Valverde y Filomena Gómez de Cova también apoyaron la causa de la independencia a través de recurs
Este documento describe las contribuciones de varias mujeres dominicanas a la lucha por la independencia de República Dominicana. María Trinidad Sánchez ayudó a los patriotas proporcionando pólvora y municiones en la noche del 27 de febrero de 1844. Juana Sánchez apoyó a los soldados dominicanos en sus batallas contra los haitianos atendiendo a los heridos y llevando pólvora. Ana Valverde y Filomena Gómez de Cova también apoyaron la causa de la independencia a través de recurs
Este documento describe las contribuciones de varias mujeres dominicanas a la lucha por la independencia de República Dominicana. María Trinidad Sánchez ayudó a los patriotas proporcionando pólvora y municiones en la noche del 27 de febrero de 1844. Juana Sánchez apoyó a los soldados dominicanos en sus batallas contra los haitianos atendiendo a los heridos y llevando pólvora. Ana Valverde y Filomena Gómez de Cova también apoyaron la causa de la independencia a través de recurs
Consignando en breve nota necrológica que «fue una de aquellas
mujeres de espíritu fuerte que la noche del memorable 27 de Febrero
contribuyeron a la magna obra de la proclamación de nuestra Independencia». Ciertamente, «del almacén de su hermano político, el prócer Juan Ravelo –agrega el extinguido diario–, ella sacó pólvora y municiones en compañía de su hermana doña Altagracia, y las llevó a su casa, donde las tomaron los patriotas que en el Baluarte del Conde daban después el grito de ¡Independencia o Muerte! José María Serra (1819-1888), trinitario y febrerista de los de la primera hora, da testimonio de que María Trinidad Sánchez «en sus propias faldas conducía pólvora» para los patriotas de la noche épica. Hermana del prócer restaurador José A. Pina, ella fue ayudante de Concepción Bona en la confección de la bandera. Madre de Juan Isidro Pérez, uno de los nueve Trinitarios, doña Chepita fue la primera “Comunicada” de La Trinitaria, organización política que se fundó en su casa de la calle Arzobispo Nouel un 16 de julio de 1838. Al convocar a la primera reunión de la Sociedad Secreta “La Trinitaria”, los conspirados pidieron a doña Chepita, quien vivía frente a la Iglesia del Carmen, prestar su casa para celebrar el encuentro. Testimonia Brígida Minaya (Mamá Billa): ... Debo decirte también, que en Santiago ella peleó mucho contra los haitianos; en esas peleas Juana echaba para adelante a los hombres que se acobardaban; atendía a los heridos, le pasaba agua a los combatientes para que calmaran su sed y refrescar los cañones, le llevaba pólvora en su delantal o en su pañuelo a los artilleros y les cantaba coplas a los soldados para que siempre estuvieran contentos y valerosos. Respecto a la participación de doña Ana Valverde en favor de la Independencia, nos place reproducir el siguiente testimonio del distinguido literato y febrerista don Félix María Delmonte: «Ana Valverde, a cuya patriótica excitación las matronas y vírgenes de esta ciudad presentaron sus recursos pecuniarios para reparar en lo posible parte de los muros que la guarnecen, y reforzar y levantar algunos de sus baluartes para proteger contra las irrupciones de occidente. Es la madre del ilustre prócer Juan Alejandro Acosta, cuyos servicios a la causa separatista como marino le valieron el grado de general de marina, como se le llama en algunos despachos militares. En su casa se ocultó Duarte cuando era sañudamente perseguido por los haitianos en julio de 1843. A doña Filomena Gómez de Cova corresponde la gloria de haber importado de Caracas la blanca flor que sirvió de símbolo duartista en el pecho y en la cabellera de la mujer dominicana y en el ojal y sobre el corazón de los próceres en los días gloriosos de La Trinitaria. Cuando el coronel Machado gritó, en el vértigo de la reacción anti-duartista, ¡Abajo los filorios!, a este grito respondieron «los trinitarios como jamás se ha respondido en una infamia: desde ese día las jóvenes duartistas llevan en sus cabellos una blanca flor: ¡la filoria!». (Emilio Rodríguez Demorizi. Juan Isidro Pérez, el Ilustre Loco, C. T., 1944, p. 85). Según informe firmado por los diputados José María Beras (1857-1916) y Julián Zorrilla (1849-1918), en el cual no solamente se ratifica Junto a su hija fabricaron cartuchos para los soldados que iban a bajar a defender el patrio suelo, sino que también sacrificaron sus prendas y sus haberes para la compra de los primeros buques que debían formar la flotilla nacional, encargada de la defensa de nuestras costas en 1844. Confeccionó la primera bandera dominicana, la misma que ondeó airosa en el asta del Baluarte la noche del 27 de febrero.