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Anguiano Hernández Luis Manuel

Reflexiones del signo lingüístico


Indudablemente, la teoría del signo lingüístico propuesta por Ferdinand de Saussure
se erige como un cimiento ineludible en el vasto campo de la lingüística y la
semiótica. A través de su monumental obra, el "Curso de Lingüística General,"
Saussure nos conduce a través de un paradigma revolucionario, desvelando los
misterios subyacentes sobre cómo el lenguaje opera y cómo transmitimos
significado. En esta reflexión, tendremos que pensar en profundidad la concepción
saussureana del signo lingüístico y su profundo impacto en la comprensión de la
comunicación humana.

Saussure define el signo lingüístico como una entidad dual inextricablemente


entrelazada, compuesta por dos componentes esenciales: el "significante" y el
"significado." El "significante" se revela como la porción audible o visual del signo,
abarcando letras y sonidos que orquestan una palabra, mientras que el "significado"
se presenta como la concepción o el concepto intrínseco a ese sonido o imagen. Es
imperante reconocer que esta relación es de naturaleza arbitraria, subrayando que
no existe vínculo intrínseco entre el sonido y el significado. En otras palabras, no
existe una lógica innata que justifique por qué el sonido "gato" se relaciona con el
felino doméstico; esta conexión se forja a través de convenciones culturales y
lingüísticas arraigadas en la sociedad.

La arbitrariedad del signo lingüístico se alza como uno de los pilares fundamentales
en la estructura conceptual de Saussure, desencadenando profundas repercusiones
en nuestra percepción del lenguaje. Esta noción sugiere que el lenguaje opera como
un sistema de signos compartidos por una comunidad lingüística particular. Bajo
este prisma, el significado no reside en las palabras de manera intrínseca, sino que
emerge a través de las interacciones y relaciones que estas establecen dentro del
sistema. Este planteamiento desafía de raíz la creencia en la existencia de un
significado universal e inherente en las palabras, proponiendo que el significado es
un producto dinámico de relaciones y contrastes en el contexto de una lengua
específica.
Acompañando a la arbitrariedad, Saussure introduce el concepto de "linealidad" del
signo, lo que implica que las unidades lingüísticas se organizan secuencialmente en
el habla. Esta organización lineal se manifiesta de manera palpable en la estructura
de las oraciones, donde las palabras siguen un orden específico para comunicar
significado. Sin embargo, es necesario recalcar que Saussure advierte que esta
linealidad representa solo la superficie del lenguaje, alentando un análisis semiótico
que se concentre en las relaciones sincrónicas entre signos, en lugar de limitarse a
la mera secuencia temporal.

La teoría saussureana destaca además la relevancia de la "diferencia" en la


creación de significado. En este contexto, los signos adquieren significado no solo
por su propia naturaleza, sino también por cómo se diferencian de otros signos en el
sistema. Por ejemplo, comprendemos el significado de "gato" en función de su
diferencia con palabras como "perro" o "ratón." Este principio de diferencia,
denominado "valor diferencial," se erige como un pilar esencial para la estabilidad y
eficacia de la comunicación lingüística.

En síntesis, el enfoque saussureano sobre el signo lingüístico no solo enriquece


nuestra comprensión del lenguaje, sino que también redefine fundamentalmente la
manera en que concebimos la comunicación humana. Al hacer hincapié en la
arbitrariedad, la linealidad y la diferencia, Saussure nos invita a explorar las
profundidades de un sistema de signos que moldea nuestra percepción del mundo
que nos rodea. A través del estudio de su obra, desentrañamos las complejidades
del lenguaje humano y cómo este poderoso sistema de signos influye en todos los
aspectos de nuestra vida y sociedad.

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