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MAESTRÍA EN DIPLOMACIA, RELACIONES INTERNACIONALES E IMAGEN

PÚBLICA

HISTORIA UNIVERSAL CONTEMPORÁNEA

Catedrático: Dr. Jorge Antonio Ortega Gaytan

Lectura 001

Estudiante: Ismary Paola Solano Villatoro

13104011

Guatemala, 28 de mayo de 2023


Contents
Comentario Personal ....................................................................................................................... 3
Campos de Batalla y Campos de Ruinas ..................................................................................... 5
Visiones de Guerra....................................................................................................................... 5
Los alemanes en Montmirail ....................................................................................................... 5
Los recuerdos de la Ferté-Gaucher. Después de la invasión ............................................... 6
En los campos de Meaux ............................................................................................................ 6
Las ruinas y los horrores de Senlis............................................................................................ 7
Los alemanes en Coulommiers .................................................................................................. 7
Los campos de ruinas del Marne ............................................................................................... 8
Los alemanes en Champañópolis.............................................................................................. 8
Bajo las bombas de Reims ......................................................................................................... 9
Visiones que se ríen y visiones que lloran ............................................................................... 9
El cementerio de La Lorena ...................................................................................................... 10
El campo de batalla de Verdún ................................................................................................ 10
Un combate de artillería en el bosque .................................................................................... 11
Los prisioneros alemanes ......................................................................................................... 11
En las trincheras ......................................................................................................................... 12
Las ruinas de Clermont de Argona .......................................................................................... 12
Las fortalezas de Toul ............................................................................................................... 13
Nancy ........................................................................................................................................... 13
En el campo de batalla de Nancy ............................................................................................ 14
El alma indomable de La Lorena ............................................................................................. 14
Ante la torre de Metz .................................................................................................................. 15
Los alpinos en los Vosgos ........................................................................................................ 15
Los alemanes en Lunéville........................................................................................................ 16
En Pont-a-Mousson la bombardeada...................................................................................... 16
El soldado francés ...................................................................................................................... 17
Comentario Personal

Se me hizo necesario escribir un comentario personal al respecto de este libro, pues el


cuadro sinóptico no ha sido suficiente para captar los sentimientos que producen tantas
anécdotas tan impactantes sobre un acontecimiento que transformó muchos hechos
históricos al inicio del siglo XX.

Pensar en una guerra, para nuestros días es algo que incluye muchos factores
diversificados, tanto en estrategias, como en tecnología e impacto. Para las personas que
vivieron los tiempos de la Primera Guerra Mundial, esto suponía un cambio radical
respecto a las batallas que se habían librado antaño, vividas por sus antepasados,
heróicamente contadas y llenas de orgullo por parte de los sobrevivientes o sus familiares.

Estas batallas antiguas implicaban combate cuerpo a cuerpo, donde la mayor tecnología
eran armas que hacían necesario ver de frente al enemigo, saber hacia dónde o quién
apuntar; las estrategias implicaban visibilizar las extensiones de los ejércitos contrarios,
centrarse en un punto y lugar en específico, donde los campamentos eran expuestos a
destrucciones, pero los combates se libraban principalmente entre los grupos militares.

Para esta guerra, la visibilidad se limitó a casi nada. Las estrategias eran cálculos de
distancias para disparar y esperar destruir a algo o a alguien en su alcance. Los
campamentos estaban alejados, solamente para permitir a los soldados descansar del
verdadero campo de guerra, que no era uno simplemente, sino varios de ellos, pues las
trincheras estaban en distintos puntos de distintos pueblos y campos y todos permanecían
escondidos, expuestos a las inclemencias del tiempo y esperando a que pudieran avanzar
o ser sorprendidos por algún ataque a distancia.

Las muertes no se limitaron a las trincheras. Es indignante leer la forma en la que los
alemanes entraban a las poblaciones, profesando disciplina y virtud, alardeando de ser
los nuevos vencedores y dando una imagen errónea, para después convertirse en
monstruos sedientos de sangre y sufrimiento ajeno. Cobardes que a la menor provocación
(o incluso sin tener alguna) se disponían a destruir ciudades enteras, a quemarlas hasta la
raíz, sabiendo que los pobladores no eran más que los seres más débiles del lugar, y que
por miedo no podrían imponerse ante ellos y tratar de defenderse.

Cometieron las atrocidades más inhumanas e impensables que uno puede imaginar, y no
todas están completamente relatadas en este libro que, ya de por sí describe demasiadas
y muy crueles. Después de eso, aparecían huyendo de los franceses, queriendo que se
les ayudase y escondiendo la cara por la vergüenza de lo que habían hecho.

“Pero de eso se trata la guerra”, dirán algunos. Y esto fue solo el inicio de lo que
conocemos actualmente como una guerra, donde ciudades enteras pueden perecer y, en
estos tiempos, ya ni siquiera es provocado por militares que llegan a prender fuego a
todo, sino por tecnología avanzada que es enviada desde un punto mucho más lejano.

Alto contraste encontré en los pobladores y soldados franceses. Por supuesto, estando en
una guerra, el desprecio y odio pueden predominar entre los contrincantes, pero para esta
raza, permanecer valientemente en sus casas, defendiendo lo suyo, creyendo en sus
militares y conservando el buen humor, fue algo que me sorprendió mucho.

Su forma de continuar la vida, estando en medio de las ruinas o entre las oscuras y
húmedas trincheras, es un ejemplo para muchos de que, aún en las más crueles
situaciones, todo puede mejorarse con buen humor, sonrisas, optimismo y disciplina.

Pero también es importante pensar en que, para ambos bandos, los militares en el
campo, escondidos entre los oscuros túneles, son seres humanos que, estuvieran allí por
decisión propia o por obligación, tenían derecho a sentir, a vivir y a un destino mejor que
el que les impusieron los gobiernos en guerra. En estos casos, los civiles son los que
pagan los platos rotos, mientras los gobernantes se limitan a amasar riquezas y poder… o
a perderlos, según sea el caso.

*Nota: Consideré mejor hacer un cuadro sinóptico por cada capítulo, para captar de mejor
manera las ideas generales que exponía el autor en cada lugar que visitaba.
Campos de Batalla y Campos de Ruinas
Visiones de Guerra

Campos atrincherados, donde antes había arboledas.

Cambos arados por ancianos y mujeres, mientras que los


hombres llevan fusiles y pelean en trincheras.

Casas en ruina, con ocupantes aún.

Un par de ancianas que cuentan su tragedia al perder todo y ser


torturadas.

Los alemanes en Montmirail

Las personas viven como si nada hubiera pasado 5 días antes.

Los ataques, las granadas, las explosiones parecieron no notar que


Montmirail existía.

Los soldados alemanes entraron para aprovecharse de los lugareños.

En esa ocasión pareció haber solamente un incidente entre los soldados


alemanes y dos muchachas.

Una granada francesa los hizo huir precipitadamente.


Los recuerdos de la Ferté-Gaucher. Después de la invasión

Puentes destruídos por los franceses para impedir el paso de los alemanes.

Cruzaron la ciudad por medio de un puente rústico.

Los alemanes se ufanaban de cuando anexaran a Francia a su imperio.


"Purificarían la nación".

Días después regresaron vencidos y desesperados por huir de aquel


lugar, después de la batalla del Marne.

"La casita de la esquina" fue uno de los lugares donde se burlaron de los
soldados alemanes.

En los campos de Meaux

Los habitantes habían huído antes de que la batalla diera lugar.

Hubo una masacre donde murieron miles de soldados de formas crueles.

"Los pueblos que no tienen santos, sufrieron más" dicen las viejecitas.

Las cruces marcan las trincheras. Tumbas rústicas.

"El olor de la muerte" que se percibía en esos campos

Una vez más, allí los alemanes saquearon el lugar y se llevaron consigo a los
que no les dieron lo que pedían.

Los lugareños se sienten dichosos de no haber sufrido incendios y sólo haber


perdido sus pertenencias.
Las ruinas y los horrores de Senlis

La ciudad había sufrido los horrores de la guerra, con incendios y ataques


alemanes.

Los alemanes aprovecharon para comer y beber a costa de los


lugareños.

Usaron excusa de un ataque de los lugareños para hacerlos rehenes


y matar a algunos, con el fin de intimidar a los pueblos vecinos.

Después de aprovecharse de los lugareños, los fusilaban.

Tomaban rehenes y los ponían al frente, para que los soldados


franceses les dispararan primero.

El autor evoca las batallas medievales, donde aún podía encontrarse algo de
gentileza y no todo era destruido con saña y a tales extremos.

Los alemanes en Coulommiers

Era contrastante la vista en este nuevo pueblo, donde todos estaban animados y
despreocupados.

Un día antes, en Barcy, habían visto otros horrores por los saqueos y
violencia de los alemanes.

Las personas en todos los pueblos juraban haber tratado con el heredero al
trono alemán, o con alguien importante. Todo parece haber sido mentira.

Coulommiers estaba intacta de la violencia alemana.


Los campos de ruinas del Marne

La devastación era el único paisaje del lugar

La cantidad de muertes era escandalosa.

Los franceses habían hecho lo posible por dar tumbas dignas a los
soldados, adornándolas o poniendo cruces en ellas.

Las aves carroñeras y los perros buscaban desesperados entre los


cuerpos para alimentarse.

Era impensable el horror que habían causado los alemanes en cada


pueblo.

Todo había terminado en esos pueblos, nada más existía como había sido
antes.

Los alemanes en Champañópolis

El autor llama "Champañópolis" a Epernay, por la cantidad de negocios dedicados a


la producción de Champagne.

Los alemanes no decepcionan con su reputación de borrachos. Arrasan con el


champagne de la ciudad.

Los alemanes imponen multas al alcalde por cualquier motivo, y amenazan


con matar a cualquiera.

Epernay sufre el bombardeo y enfrentamiento de franceses y alemanes.

Hubo un incidente, con la violación de una niña, mientras su madre agonizaba


por el disparo que recibió por querer protegerla.

El mismo ánimo de Epernay parece repeler a cualquier extraño.


Bajo las bombas de Reims

El miedo de que el santuario de Reims estuviera destruido, según otros


periodistas, fue contradicho por el autor, al haber visto que no era cierto.

Los habitantes de Reims, en su mayoría, estaban resignados a


permanecer en medio del peligro.

"Sólo de las 12 a las 2 y de las 7 a las 9, la calma es segura" hablando


de los horarios de comida de los alemanes.

Cuando el autor y sus compañeros se hallaban en Reims, fueron


testigos y estuvieron en medio de los bombardeos.

A pesar de ser una locura permanecer allí, todos tenían sus razones para
quedarse, excepto por los más ricos, que habían huído desde el inicio.

Visiones que se ríen y visiones que lloran

Hay lugares en los que los alemanes solamente se limitaron a


incendiar todo.

Muchas personas perdieron todo lo que tenían, y enloquecieron


en medio del dolor.

A pesar de la destrucción y la negrura de los escombros y lo gris


del aire, la mayoría reía y contaba anécdotas.

Incluso los soldados en las trincheras se animaban unos a otros,


en medio de todo.

La nostalgia por España, empañaba la mente del autor, al encontrarse


tan lejos y en paisajes que le recordaban a su hogar.
El cementerio de La Lorena

El autor cuenta la historia de la estatua de Renato de Chalons y las


impresiones que deja en él.

También relata su visita a Domremy, y su emoción por pisar la tierra y


respirar el aire que alguna vez Juana de Arco sintió en ese lugar.

Los alemanes aún ocupaban lugares cercanos y se oían los ruidos de


bombas.

El autor destaca cómo a pesar de los malos viejos tiempos y los malos
tiempos actuales, la estética francesa predomina sobre la alemana.

No importando el sufrimiento vivido, los franceses hablan con ilusión de


cómo recuperarán sus ciudades y restaurarán sus vidas después del triunfo.

El campo de batalla de Verdún

Se esperaba ver un campo de batalla, con fortificaciones de tipo medieval,


que se elevaban sobre las planicies francesas, pero en su lugar, el autor
describe su desconcierto al ver espacios ocultos, donde no se notaba en qué
parte se situaban los soldados.

El mismo capitán que los dirigía, parecía avergonzado de la manera en


que esta guerra científica se dirigía, como si no fuera digna de llamarse
una batalla campal.

Las trincheras eran tomadas después de bombardeos. Lugares que servían


de refugio a un grupo, después de ser bombardeado por el enemigo, era
ocupado por este para servir nuevamente de refugio para los nuevos
ocupantes.
Un combate de artillería en el bosque

El autor y sus compañeros fueron testigos de un combate entre artillerías


francesa y alemana.

Resalta el sentimiento e intimidación que provocaban los cañones y las


armas disponibles.

Mientras parece que hay unos que disfrutan de la adrenalina de la guerra,


otros se vuelven fríos y calculadores frente a la muerte de sus
contrincantes.

Al momento de iniciar el ataque alemán, solicitan a los visitantes retirarse, y el


autor relata su vergüenza por irse, mientras los soldados permanecerán quién
saber por cuánto tiempo más...

Los prisioneros alemanes

El título de este capítulo debe ser una ironía, porque no existían tales prisioneros.

Los alemanes mismos se entregaban al ejército francés. Al inicio pensaban que se


les mataría, pero poco a poco fueron descubriendo que estarían seguros.

El orgullo alemán destaca entre los soldados, quienes, a pesar de creerse


"rehenes" de los franceses, no daban su brazo a torcer y se hacían sentir
superiores.

La personalidad francesa, por el contrario, era bonachona, buscando el bien y con


buen humor.

Destaca también el pensamiento hacia el ejército inglés, a quien llamaron "despreciable".


En las trincheras

"En la llanura desnuda y gris, el pobre muerto es lo único que


hace pensar en la vida".

En medio de la guerra, entre ambos bandos existieron


treguas y tiempos de camaradería.

No todo era enemistad y peleas. Hubo muchos momentos


de armonía e intercambios amistosos entre ambas partes.

Los soldados vivían escondidos "como topos", avergonzados de


la manera en que peleaban, pues todo era bajo tierra.

Las ruinas de Clermont de Argona

Ruinas hechas al mismo estilo que todas las mencionadas anteriormente.

Los alemanes parecían respetar una sola casa en ese lugar, la cual era
históricamente importante para ellos.

Como en todos los lugares, las primeras víctimas fueron el alcalde y el


clérigo, y un tercero tuvo que servir de representante ante los tiranos
alemanes.

El afán de los alemanes por destruir todo, no importando que nadie les
estuviera atacando, era increíble. Tanta tiranía y sed de destrucción...
Las fortalezas de Toul

Resalta nuevamente la decepción por el tipo de guerra, con trincheras ocultas y


ninguna fortificación como las conocidas de las eras anteriores.

Se destaca la batalla en Troyón, donde valientemente sobrevivieron los


soldados que soportaron horas de agonía bajo el ataque alemán, con tal de
que estos no tomaran el fuerte en sus manos.

Un militar alemán se había acercado a ellos para suplicarles que se


rindieran. Los franceses no cedieron ante ninguna súplica, y los alemanes
admiraron la valentía con la que protegerían su pedazo de tierra.

El militar que relató la historia, es el que al final hace ver la belleza existente
entre los 2 tipos de fortalezas. Lo único es que dice que las que están ocultas,
hay que verlas destruidas para admirarlas.

Nancy

Mientras sus compañeros se dedican a hacer conteos y reconteos de los datos


de guerra, el autor decide salir a recorrer el lugar, y evoca los tiempos antiguos,
los de la Batalla de Nancy, donde perece Carlos el Temerario.

También evoca los relatos de Luis XIV, quien contaba cómo habían sido las
honras fúnebres de Carlos III.

Estando presente en el lugar donde históricamente los nobles realizaban


sus actos más importantes, ahora el autor observa con nostalgia cómo
todo se ha convertido en recorridos turísticos y salas de museos.

Nancy es un lugar que trabaja, piensa, inventa, escribe, pinta y estudia. "No hay,
según parece, en toda Francia una Universidad tan completa y tan activa como
la suya".
En el campo de batalla de Nancy

A pesar de todas las explicaciones que recibe el autor, no logra


comprender cómo es que funciona realmente esa guerra.

En aquel entonces era una novedad el combate "bajo tierra", a


comparación de las batallas anteriores.

Todo estaba bajo tierra. Los soldados morían bajo tierra, el fuego se
encendía y se extinguía bajo tierra.

La guerra abarcaba muchos más campos, no solamente uno, y mucha más


gente murió y entregó su vida heróicamente.

El alma indomable de La Lorena

"porque para atacar a los franceses, hay que pasar por encima de La Lorena"

Los dirigentes franceses decían "Por su propia enormidad, esta guerra


tiene que matar a la guerra", sin saber que eso desataría una aún mayor
años después.

La emperatriz Isabel de Austria tenía un gran apego por el pueblo de sus


antepasados, a pesar de la molestia de sus nobles paisanos.

Los adversarios de Barrés, hablaban de "la insoportable vanidad lorenesa"


Ante la torre de Metz

Los alemanes dominaban Metz desde muchos años atrás, y, para


sobrevivir, bastaba con hablar alemán para hacer alguna transacción.

La población de Metz se negó a hacerlo, lo que resultó en


deportaciones masivas a Alemania y amenazas de más destrucción.

Metz conservó el orgullo y no cedió ante las amenazas, creando cada


vez más personas que creían en el triunfo francés y antialemanes.

Existía una fe inmensa en el ejército francés, que todos esperaban


pacientemente que Metz volviera al origen de sus dominios.

Los alpinos en los Vosgos

Entre todos los soldados, los alpinenses destacaron por su


gallardía y el brillo que proyectaban en batalla.

"Lo único que les preocupa, en su gran orgullo ciranesco,


es morir mejor que el compañero"

Las mujeres aceptan la orfandad o la viudez con valentía,


seguras de que les queda una herencia de gloria.

"Quedarse en la miseria no asusta a nuestra gente. Quedarse


sin honra, eso sí es un rasgo de nuestra raza"
Los alemanes en Lunéville

Lunéville era comparado con otras poblaciones por su alegría y vida. Incluso
hacía palidecer a Nancy.

Para el tiempo en que el autor llegó, la ciudad había perdido todo su


esplendor y característica buena impresión.

Los habitantes fueron traicionados, no sólo por los soldados alemanes y su


falta de humanidad y de palabra, sino también por otros que habían
formado parte de la comunidad.

En Lunéville, como en muchas poblaciones, la gente vivía como si el sufrimiento


acontecido fuera solamente una historia lejana.

En Pont-a-Mousson la bombardeada

Esta era otra población devastada por los alemanes. Al estar en la


frontera, cerca de Nancy, también estaba expuesta a la destrucción.

Los alemanes parecían buscar especialmente en todas las


poblaciones las grandes iglesias y los establecimientos cristianos.

Los alemanes volvían a llegar con altivez y seguros de su triunfo, y en


2 ocasiones resultaron huyendo cobardemente.

Proclamaban a la población como alemana, allí todos serían alemanes y a


los únicos que harían "caput" sería a los ingleses, por hacerlos pelear.
El soldado francés

Los soldados franceses sorprendían por su estado de ánimo durante la guerra.


No enfermaban ni se debilitaban.

Repudiaban y tenían una antipatía resignada hacia la guerra de los topos.

Su petición era que los sacaran de las trincheras, para luchar en pleno
campo y avanzar a la bayoneta, al abrigo del tiro de los cañones.

Entre ellos mismos se hacían llamar "peludos" y lo decían con tanto orgullo,
sabiendo que esa palabra reunía todas las virtudes que poseían.

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