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INDICE
I. Indice …………………………………………………………..……………………………………………. 2
II.Presentación …………………………………………………………..…………………………………… 3
Tema 8: La pedagogía de la fe: enseñar como Jesús para vivir como Él............................. 30
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PRESENTACIÓN
Toda la serie de temas quiere ser un itinerario de un primer acercamiento ante todo a
conocer a Jesús como mi primer modelo de ‘Responsable’; conocer sus virtudes, su modelo
personal de enseñar, de acercarse y dirigirse a la humanidad; otro momento va destinado a
descubrirse como un ‘Responsable’ llamado por Dios para tal servicio entre los niños, es decir,
descubrir su ‘ser responsable’ como una vocación especial recibida gratuitamente. En un tercer
momento hasta el final será descubrir el mundo fantástico de los niños y desarrollar un
encuentro para ellos. Conocerles significa aprender cómo piensan, cómo crecen, cómo rezan y
cómo sienten, hechos que se descubren estando frente a su desarrollo psicológico y emocional.
Todo esto es menester para una labor tan noble y de tanto mérito por tratarse de servir a Jesús
entre los niños siendo ‘educadores-guías’ de éstas pequeñas almas. Muy bien refería Calasanz a
los que trataban con los pequeños al llamarles ‘ángeles custodios’ por buscar guardar el alma pueril
en su inocencia y librar del pecado de la ignorancia.
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I Encuentro
Somos un equipo al
servicio de Jesús 4
PREPARACIÓN:
Nuestro primer encuentro será para definir las normas de abordo que regirá la barca de los
discípulos del Maestro durante este navío de aprendizaje y conocimiento del Evangelio de Jesús y
del mundo de la labor salvífica de ser responsables en nuestra obra.
INICIO:
NORMAS:
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II Encuentro
JESUS MODELO DE
RESPONSABLE 5
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La vocación del catequista no es temporal, es desde siempre y para siempre; aunque el día
de mañana no tengamos un grupo a nuestro cargo, seguiremos siendo catequistas, de nuestras
familias, vecinos, amigos y de todos aquellos que aquí o allá necesiten de nosotros una palabra de
aliento, de apoyo... una palabra de Dios. Hoy por hoy, ya sea con los padres o con los chicos,
nuestra función es transmitir, enseñar la Palabra de Dios. Esto requiere de nosotros una
dedicación de tiempo completo, pero sin dejar de lado nuestras familias, nuestro trabajo, nuestros
estudios, sino que también en ese ambiente debemos ser catequistas, por eso no estamos
llamados a hacer de catequistas sino a serlo. 6
La opción de vida que hemos tomado nos compromete hasta tal punto que toda nuestra
vida debed verse afectada por nuestro SER CATEQUISTA.
Los NO del catequista. El catequista no es aquel:
o Que se cree el súper cristiano que se las sabe todas.
o Que por sus muchos meritos ha llegado hasta donde está.
o Que no es coherente entre lo que vive y lo que enseña.
o Que se hace ‚compinche‛ de su grupo.
o Que ‚dicta clases‛ de catequesis deshumanizando al grupo.
o Que no quiere a su comunidad y se ocupa solo de la catequesis.
o Que no prepara los encuentros porque no le interesan.
Los SI del catequista. El catequista es aquel:
o Que ha recibido de Dios el llamado a comunicar a otros la misma fe que
ha recibido.
o Que con generosidad y desinteresadamente se entrega al servicio de los
demás.
o Que humildemente reconoce su debilidad y su ignorancia pero confía en la
obra del espíritu.
o Que vive cada segundo con ansias de conocer más a Dios y así compartirlo
con los hermanos.
o Que enseña lo que cree, y practica lo que enseña.
o Que se hace uno con su grupo y comparte de igual a igual.
o Que quiere al grupo que el Señor le encomendó y se gana la amistad de
todos.
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III Encuentro
Actividad introductoria:
Antes de iniciar la reflexión de este
artículo
Intenta recordar la manera en que Dios
te llamó a ser responsable ¿Cuándo fue?
¿Cómo? ¿De qué se valió Dios para
irrumpir en tu vida y llamarte?
¿Te acuerdas de personas que supieron transmitirte la Palabra de Dios en tu vida? ¿Quiénes te
enseñaron las cosas de Dios, aún sin tener un título de catequista, pero viviendo la misión de un
catequista?
Busca en la Palabra de Dios los siguientes textos. Observa en ellos cómo llama Dios y cómo
responden las personas.
o Abraham - Gén. 12, 1-5
o Moisés - Ex. 3, 1-4, 17
o María - Lc. 1, 26-38
o Discípulos - Mc. 1, 16-20
¿Encuentras elementos en común con tu vida? ¿Descubres nuevas maneras de llamado que pueden
ayudarte a pensar si Dios te sigue llamando hoy?
Cuando compartimos nuestras experiencias de vida como catequistas, cuando somos capaces de
revisar nuestra vocación y descubrir la forma en que Dios nos ha llamado a cada uno... y
meditamos nuestra vida a la luz de la Palabra siempre viva de la Biblia, aprendemos como:
Dios utiliza distintos medios para llamarnos:
o nos llama a través de personas
o nos llama a través de situaciones de la vida
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o Trabajar en pequeños grupos con las preguntas y textos que aparecen al principio del
artículo.
o Si se pueden formar cuatro grupos, repartir un texto para cada uno.
o Comentar con el grupo qué conocemos del personaje bíblico del texto.
o Hacer una lista de características de cómo Dios llama y cómo es la respuesta de cada
persona ante ese llamado.
o Escribir en un papel bond, en dos columnas, las características que observamos del
llamado y respuesta en el texto bíblico.
o Escribir entre todos una oración que relacione el texto leído con la experiencia de
responsable de los integrantes del grupo.
Plenario
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IV Encuentro
cristiana.
Existe un dato fundamental en la experiencia de
Jesús, y es que Él obra y camina a lo largo y ancho de
Palestina con un grupo de discípulos
1.- Características del seguimiento de los
discípulos.
- En el origen de este grupo no existe una
elección de los discípulos que deciden estar con un
maestro de la Ley antes que con otro (como sucedía
habitualmente), sino que aparece una llamada por
parte de Jesús. Baste pensar en las numerosas
narraciones de ‚vocación‛ de los evangelios y su
significado que está resumido en el dicho de Jesús:‛No me habéis elegido vosotros a mí,
sino que yo os he elegido a vosotros‛(Jn 15, 16).
- El objetivo de este grupo es vivir con Jesús, y sobre todo compartir el ministerio que es -
como sabemos- el de anunciar e instaurar el Reino, no tanto el de aprender una doctrina
(Mc 3, 13-15).
- Impresiona también la radicalidad de las condiciones que Jesús pide a estos discípulos para
seguirlo (Mt 10, 37-39 y 6, 33).
2.- Una comunidad fraterna de hombres y mujeres.
En la comunidad mesiánica se pueden constatar dos novedades muy marcadas desde el punto
de vista social.
a) La primera novedad es que se trata de una comunidad fraterna, es decir, de hermanos iguales
que tiene su centro no autoritario en Jesús. Se vuelve del revés la clásica organización de las
relaciones interpersonales y sociales piramidal o patriarcal. Es una comunidad ‚sin padres‛,
porque uno sólo es el Padre, Dios (Mt 23, 8-12).
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publicano como Leví-Mateo que por su oficio pertenecía a la clase acomodada (unido
estrechamente al poder extranjero como cobrador de impuestos); desde un ‚verdadero israelita‛
de sana tradición como Natanael a un zelota como Simón y quizá también Judas; hasta Santiago y
Juan, de familia acomodada y con amistades en la casa del Sumo Sacerdote.
4.- La crisis del ministerio de Jesús: Cesarea de Filipo.
El proyecto mesiánico de Jesús encuentra fortísimas resistencias, por lo que se habla de una
‚crisis‛, de un momento de ruptura en el ministerio de Jesús.:
está la resistencia de la masa, de la gente más simple, porque el mensaje de Jesús, 12
que en un primer momento cautiva a las multitudes, no responde después en realidad
a las expectativas mesiánicas del pueblo, que repetidamente intenta hacer de Jesús su
jefe y rey, deseo ante el cual siempre se opone;
y está la resistencia por parte del ‚poder oficial‛, tanto religioso como político,
porque Jesús parece poner en crisis el status quo.
Todo esto lleva a una especie de cambio de marcha en el proyecto mesiánico de Jesús. Él se
dirige en un primer momento a todo Israel a través de la comunidad mesiánica, para llegar a
alcanzar después, por medio de él, a todas las gentes. Ahora israel se resiste ante esta
convocatoria, ¿Qué debe hacer Jesús?
La expresión de esta crisis del ministerio galileo, que abre una nueva fase en la historia de
Jesús, la encontramos en el famoso episodio de la confesión de Cesarea de Filipo (Mc 8, 27-
33).
Actividad: Divididos en grupo escribir en un papelógrafo las capacidades que cada miembro tiene en
función del anuncio del Reino como responsables.
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V Encuentro
El responsable,
servidor de la Palabra
La Biblia nos habla de las personas 13
que anuncian la Palabra
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¡Qué alegría poder decir como el sabio del texto, he trabajado para los demás, paraque
los otros conozcan la sabiduría, es decir la Palabra del Dios de la Vida!
- Compara las palabras del texto con tu vida, ¿eres un verdadero arroyo para tu
comunidad? Los demás ¿se encuentran con el Dios de la Vida a través de tu testimonio y
enseñanzas?
- ¿Qué puedes y debes cambiar de tu manera de ser para ser un arroyo más
transparente, más caudaloso, más fecundo?
- Ofrécele tus reflexiones a Dios a través de una oración escrita por tus propias
manos.
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VI Encuentro
La Educación Integral en la
Formación Pastoral del niño
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El niño tiene una religiosidad innata, siente la
necesidad de Dios y lo empieza a conocer por intuición y
por experiencia al descubrirse a sí mismo, a quienes le
aman y al mundo que lo rodea.
Estos signos van cambiando a lo largo de la vida del niño de acuerdo con su desarrollo físico,
intelectual, afectivo, social, moral y religioso, pues todos los aspectos influyen en la manera como
el niño recibe la información, la entiende y es capaz de aplicarla a su vida.
Un buen catequista se preocupa de conocer la capacidad intelectual de sus alumnos, pues de ella
dependerá la manera como se le explique la doctrina y les aclare sus dudas; el momento afectivo
que viven , su temperamento, sus ilusiones, lo que les gusta y disgusta, pues esto influirá en las
motivaciones que puede presentarles: su desarrollo moral para saber qué tan capaces son de
distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto y en base a ello preparar las exposiciones y
los ejemplos; su desarrollo social , que pueda facilitar o dificultar la catequesis de acuerdo a su
capacidad de diálogo, de respeto, de preocupación hacia las necesidades de los demás; y por último,
su desarrollo físico , que se deberá tomar en cuenta para decidir acerca de la simplicidad o
complejidad de las actividades y dinámicas que se lleven a cabo en la clase.
En esta serie de artículos hemos incluido las características principales de cada una de las edades,
para que los catequistas no sólo las tomen en cuenta, sino que las aprovechen para lograr
eficazmente su labor evangelizadora.
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A esta edad, los niños ya pueden comprender las actitudes humanas, las fuentes del bien y
d el mal. Comprenden que en su corazón hay fuerzas buenas y fuerzas malas y que deben
combatir las malas y favorecer las buenas.
NIÑOS DE 9AÑOS:
Aspecto físico
* Necesitan movimiento, acción. Les gusta mucho jugar
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El catequista deberá comenzar la clase con algo que les llame la atención: una adivinanza del tema,
una anécdota, una pregunta, algún material visual del tema, figuras, etc. Ya no les agrada que les
pongan ejercicios motrices como aplaudir y subir y bajar las manos pues los sienten para bebés.
Sin embargo, el catequista debe usar algún método para que se tranquilicen antes de empezar la
clase: sentadillas, brincos, ejercicios de equilibrio y de silencios. Dar la clase con mucho
entusiasmo y variando las actividades. Organizarles juegos y dinámicas en los que se pueda
reforzar lo aprendido en los temas del curso.
* Se acercan a la preadolescencia
Algunos niños pueden comenzar a presentar cambios físicos y emocionales en su persona.
Pierden la espontaneidad y se convierten en personas muchas veces introvertidas y conflictivas. El
catequista deberá detectar estos casos, que serán pocos, para atenderlos de manera especial
evitando que se aíslen del grupo.
Aspecto intelectual
* Atienden y entienden lo que se les enseña. Se pueden concentrar en el tema y retener ideas
si es que les parece interesante y valioso.
El catequista deberá convencerlos de la utilidad de la clase de religión para toda la vida. Si el niño
cree que es sólo memorizar, a eso se limitará, pero si ve que es algo útil para su vida, pondrá
mucha atención y tratará de entender y aplicar las enseñanzas.
* Gustan de las comparaciones, las historias y los ejemplos. Relacionan ideas para solucionar
problemas.
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y de comparar las distintas historias del Antiguo Testamento para que recuerden las diferencias
en las misiones y las virtudes entre un personaje y otro.
Aspecto afectivo
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* Son cariñosos, espontáneos, extrovertidos, felices. Intervienen en las conversaciones y
expresan sus emociones fácilmente. Generalmente están contentos.
El catequista deberá disfrutar esta hermosa edad y desarrollar la virtud de la alegría para que no
sea algo externo, sino que nazca de dentro. Aprovechar su facilidad de expresión para platicar con
ellos y conocer sus inquietudes y sus intereses. Darles la oportunidad de expresar lo que piensan
y sienten en algunas dinámicas organizadas. Promover la oración espontánea y los detalles de
amor hacia Dios, hacia la Virgen, hacia sus padres y hermanos.
Su imagen de ellos mismos ya no depende de lo que digan los adultos, pues ya son capaces de
defender sus posturas y sus reacciones ante los acontecimientos. El catequista debe aprovechar
para hacerles ver la importancia de actuar de acuerdo con su conciencia sin importar lo que digan
o piensen de ellos los demás.
Aspecto social
* Los niños suelen pelearse entre ellos y las niñas tienden a la crítica. Suelen separarse
niños y niñas.
El catequista deberá ser capaz de manejar los conflictos cuando surjan y de orientar y
encauzar estas actitudes hacia el respeto a las personas y la defensa de la verdad. Es un buen
momento para hablarles del daño que puede causar la maledicencia y la crítica.
* Sus amigos son muy importantes para ellos, les son solidarios.
El catequista deberá fomentar un clima en el cual se propicien las amistades. Se puede aprovechar
para ampliar su espíritu solidario a su familia, a la Iglesia y a los más pobres y necesitados. Se
puede dedicar un tiempo de oración para pedir por los amigos, las familias y las necesidades de la
Iglesia y de cada uno de ellos.
El catequista deberá aprovechar este espíritu de servicio para hablarles de ejemplos de personas
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que han vivido para servir a los demás. Se puede profundizar en la misión de rey que recibieron
en el bautismo. Se les pueden asignar responsabilidades con la seguridad de que las van a cumplir.
Aspecto moral
* Tienen conciencia de lo correcto e incorrecto y de la doble tendencia hacia el bien y el
mal de los seres humanos. Quieren ser honestos, caritativos, respetuosos, sinceros, obedientes y
se dan cuenta de que muchas veces no lo son.
El catequista deberá aprovechar esta conciencia para motivarlos a hacer un plan concreto que los
ayude a ser tan buenos como ellos quieren y que los ayude a controlar las malas tendencias que 18
tengan en su corazón, detectando los momentos de peligro, huyendo de las tentaciones y haciendo
pequeños sacrificios para formar su voluntad.
* Captan mejor lo que es el mal que lo que es el bien. Si actúan mal, sienten necesidad de
confesar sus faltas.
Es un muy buen momento para insistir en la gran oportunidad que nos da Dios con el sacramento
de la Penitencia para perdonarnos y empezar de nuevo tratando de ser mejores día con día.
Hacerles ver la importancia de saber reconocer sus faltas y pedir una disculpa cuando se haya
hecho daño a alguien.
* Son capaces de juzgar, juzgarse y juzgar a otros. Se forman las bases de un criterio.
Pueden ver causas y consecuencias de un hecho y captan que las personas pueden ser buenas o
malas según las decisiones que toman. El catequista deberá motivarlos para que al hacer estos
juicios adquieran el hábito de ver lo positivo antes que lo negativo. Proporcionar las bases correctas
para el criterio de los alumnos ( a Jesús le agradaría esto, cómo reaccionaría Jesús ante este
hecho, etc.) Poner algún ejemplo del tema o la vida de algún santo para analizar su
comportamiento en relación con Dios. Ver una película que tenga un mensaje para analizar las
causas y consecuencias (Por ejemplo, La Princesita.) Que aprendan a juzgar los hechos y no a las
personas. Ponerlos a pensar el por qué actuaron de determinada manera los personajes de alguna
historia bíblica.
Aspecto religioso
* Ya comprenden, viven y gozan los símbolos religiosos. Les gustan las oraciones
comunitarias y las misas participativas.
El catequista deberá enriquecer a todo el grupo con estas vivencias y aprovechar los tiempos
litúrgicos para vivir a fondo cada una de las fiestas propias de cada tiempo litúrgico.
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El catequista deberá procurar que exista este tiempo para dedicarlo a la oración personal dentro
de la clase.
NIÑOS DE 10AÑOS:
A esta edad los niños viven sin presiones ni conflictos, no tienen problemas. En esta edad
se les educará para que valoren la conciencia, que se ha ido formando en años anteriores, como
guía de su conducta.
Aspecto físico
* Se acercan a la preadolescencia. Algunos pueden presentar cambios físicos y
emocionales en su persona.
El catequista deberá detectar los casos de niños que se empiezan a comportar como
preadolescentes para darles apoyo y evitar que se aíslen del resto del grupo.
Aspecto intelectual
* Les interesan las historias reales, quieren comprender lo que pasa con las personas que
los rodean y el mundo en el que viven.
El catequista puede aprovechar su interés para hacer un análisis de noticias actuales a la luz del
Evangelio para que los niños aprendan a ver los acontecimientos con la mirada de Cristo. Puede
pedirles alguna vez que busquen una noticia que tenga que ver con la Iglesia y la expliquen.
Aprovechar su interés para pedirles que investiguen acerca de algunas personas que dedican su
vida al servicio de Dios.
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El catequista ya no deberá pedirles que se imaginen cosas, pues lo consideran aburrido. A partir
de los diez años, conviene más, después de la explicación, realizar alguna actividad: dibujo,
actuación, canto o juego.
* Tienen gran capacidad de memoria: aprenden ejemplos, historias, puntos concretos y breves en
resúmenes.
El catequista deberá incluir en sus clases ejemplos de personas valiosas que han vivido valores
humanos y cristianos para que los recuerden. Es muy recomendable darles un pequeño resumen
con ideas concretas y breves. Se puede hacer un juego de memoria o lotería para facilitar el 20
aprendizaje.
Aspecto afectivo
* Ya hay cierto equilibrio entre sus pensamientos y sentimientos.
Ya se puede empezar a hacerles pensar antes de actuar y a pedirles que expliquen las razones de
sus sentimientos. Es más fácil controlarlos pues ya son capaces de dominar sus impulsos si se les
explican las razones para hacerlo.
* Son capaces de reflexionar sobre lo que sienten y lo pueden expresar. Sienten remordimiento
cuando actúan mal. Expresan emociones positivas, suelen estar contentos.
El catequista puede aprovechar esta capacidad de reflexión para formar rectamente su conciencia,
para hacerles valorar el sacramento de la Penitencia y para enseñarlos a valorar los sentimientos
de los demás con respecto a sus propias acciones.
Aspecto social
* Tienen grupos de amigos que suelen ser como palomillas pero sin objetivos. Se sienten seguros
de pertenecer a un grupo de amigos y les gusta pasársela bien con ellos.
El catequista deberá observar lo que sucede en cada grupito de amigos par detectar a los líderes y
el ambiente que viven dentro de ellos. Motivarlos a buscar un objetivo o distintivo de su palomilla,
evitando que se reúnan sólo para no hacer nada pues terminarán planeando fechorías, sino
procurando que hagan algo provechoso para todos. Mantenerlos ocupados.
* Las niñas pueden presentar un deseo de exclusividad en la amistad: mi amiga para mí. Los niños
pueden ser crueles con algunos de sus compañeros que no se saben defender. El catequista
deberá estar atento a estas situaciones para enseñarles el valor del respeto y cariño por todos.
Hacerlos conscientes del daño que se hace al ofender a los demás.
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* Los líderes del grupo son los que tienen más iniciativa y simpatía.
El catequista deberá detectar quiénes son y cómo piensan para saber qué valores están
transmitiendo al grupo. También es importante detectarlos para que sirvan como medio para
transmitir el amor a Jesucristo a los demás. Si logramos convencer al líder del grupo, los demás
lo seguirán.
* Las niñas manifiestan su egoísmo queriendo ser las primeras, hacer lo mejor y tener lo mejor,
y en los niños, en hacer o tener lo que se les antoja, sin pensar en los demás. Quieren ser
fuertes, populares, ingeniosos.
El catequista deberá aprovechar todas esas energías de querer ser los primeros y más fuertes
para hacerlos crecer en su espiritualidad, en su vida con Jesús, para ser los "primeros ante Dios"
y los más populares.
Aspecto moral
* Pueden juzgar no sólo las buenas o malas acciones, sino las buenas o malas intenciones.
Antes, lo bueno y lo malo era lo que decían sus papás; ahora ya saben descubrir el por qué.
El catequista puede presentarles películas en las que se pueda analizar algún hecho con sus causas,
consecuencias y soluciones evangélicas. Todo esto ayudará a formar la conciencia.
* Son sensibles a los valores vividos y dispuestos a identificarse con personas valiosas.
El catequista puede aprovechar para presentar ejemplos de personas virtuosas con los cuales el
niño se pueda identificar y que lo motiven a adquirir esas virtudes.
* Toman conciencia de lo verdadero y lo falso, lo justo e injusto, lo bueno y lo malo. Aplican esto
a su vida y la de otros.
* Saben lo que deben ser y lo que se espera de ellos. Gustan de las normas prácticas, claras, y
breves. Les gusta cumplir con sus deberes. Quieren ser buenos, honestos, caritativos, respetuosos
y sinceros.
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El catequista se puede evitar los "sermones" cuando hay una falta. Los niños son conscientes de
sus fallos y de las razones que hay para portarse bien. Hay que limitarse a recordar las reglas y
aplicar las consecuencias, fomentando la responsabilidad, la sinceridad y la generosidad en el salón
de clases.
Aspecto religioso
* Captan que lo que Dios quiere de ellos se manifiesta en su conciencia. Su conciencia es
la voz de Dios que vive en ellos y quiere iluminar su mente y su corazón, para que vivan como Él
quiere.
El catequista deberá enseñarles a escuchar su conciencia con ejercicios prácticos. Recordarles que
si obedecen a su conciencia, están obedeciendo a Dios. Se puede aprovechar para motivarlos hacia
el espíritu de oración, como el mejor medio para mantenerse en contacto con Dios.
* Si se dirige la oración, se pueden mantener concentrados más de dos minutos. Les gustan las
oraciones recitadas todos juntos y también la oración personal.
El catequista puede llevar a cabo oraciones comunitarias en las que se invite a participar de forma
voluntaria a los alumnos diciendo en voz alta sus peticiones.
* Tienen una fe espontánea para creer y gustar de la relación con Dios, de las experiencias y
acercamiento a la vida cristiana.
Comentar textos de la Sagrada Escritura. Buscar citas en la Sagrada Escritura que vayan
de acuerdo con el tema. Escribir una oración. Hacer una encuesta. Lluvia de ideas. Dramatización.
Escribe en tu cuaderno. Investiga en el Catecismo. Periódico mural. Localizar en un mapa.
Presentar lista de.... Describe lo que significa para ti. De las siguientes respuestas cuál es la
correcta . Redacta con tus palabras. Escenificación. Reflexión. Rompecabezas. Loterías y
dominóes de los temas del libro. Juego de preguntas y respuestas con los temas del libro.
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NIÑOS DE 11AÑOS:
A esta edad los niños están pasando por una serie de cambios a nivel físico y emocional.
Comienza una etapa conflictiva, que genera sufrimientos. Se termina la edad de la tranquilidad,
de la estabilidad.
Aspecto físico
* Muchos presentan cambios en su cuerpo y con el crecimiento acelerado, generalmente
están cansados y sin ganas de hacer nada.
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El catequista debe saber distinguir entre el cansancio físico y la pereza. Fomentar el sacrificio
para vencer el cansancio y ponerse a trabajar. Ponerles el ejemplo de Cristo y su labor; del Papa
Juan Pablo II y sus viajes; de la Madre Teresa de Calcuta y su labor por los pobres.
* Los cambios físicos y emocionales provocan sentimientos nuevos, dolorosos e inexplicables, por
lo que pueden presentar un comportamiento insensato y agitado.
Aprovechar esta etapa de la vida de los alumnos para orientarlos e impulsarlos, pues en la manera
como resuelvan los conflictos que se les presenten en ella, está el desarrollo de la persona, lo que
llegarán a ser.
Aspecto intelectual
* Tienen una mayor capacidad de concentración si el tema les interesa (una hora y más).
Comprenden explicaciones elaboradas y razonamientos profundos. Pueden retener en su
memoria gran cantidad de material.
El catequista deberá hacer atractiva la clase para que la encuentren interesante y se motiven a
aplicarla a su vida. Ya no son tan necesarios los objetos visuales y palpables: una buena explicación
usando el pizarrón es suficiente para que entiendan los contenidos. Es el momento adecuado para
que memoricen los contenidos básicos y esenciales de la doctrina con sus causas y consecuencias,
de modo que , aunque dejen de practicarlas en la adolescencia y en la juventud, las recuperen
cuando lleguen a la madurez.
* Tienen una imaginación creativa: de los elementos de la realidad buscan sacar partido para
construir o divertirse. Esta imaginación los puede llevar a las exageraciones.
El catequista deberá aprovechar su imaginación para que hagan planes para el futuro en base a los
propósitos de las lecciones de catequesis. Es el momento adecuado para introducir en ellos
grandes ideales para su vida.
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* Suelen tener una incoherencia entre el pensar y el actuar. Saben que es buena la sinceridad y
dicen mentiras; saben que es bueno obedecer, pero desobedecen; saben que es bueno ser
pacientes, pero se pelean.
Aspecto afectivo
* Piensan siempre en sí mismos. Les interesa lo que consideran útil para sí mismos.
El catequista deberá demostrarles la utilidad de la religión para todos los aspectos de su vida. 24
Hablarles del ciento por uno que ofrece Jesucristo, de la satisfacción por hacer el bien, de la paz y
la alegría que genera la entrega a los demás.
El catequista deberá mostrarles las ventajas del orden y la responsabilidad con ejemplos
concretos. Deberá también exigirles orden en sus trabajos y tareas, pues su tendencia se debe
más que nada a la pereza.
* Comienzan a ser rebeldes, irritables y agresivos, pero al mismo tiempo se arrepienten con
sinceridad, se proponen ser mejores y algunos son muy generosos.
El catequista deberá dejar bien claras las reglas de disciplina desde el primer día de clases para
que las conozcan y sepan cuáles son las consecuencias. Deberá corregir cuando haya que corregir
y mantenerse firme en el cumplimiento de las reglas del salón de clases. Aprovechar la
sinceridad en el arrepentimiento para que se acerquen al sacramento de la confesión y para que
hagan programas de mejora con medios concretos.
* Son seguros e inseguros: Se expresan con más seguridad al pensar y juzgar, pero se nota que
algunos pierden la seguridad frente a los adultos y ante algunas situaciones. Pueden llegar a sentir
temor y angustia.
El catequista deberá propiciar un clima en el que los alumnos se sientan seguros, brindándoles
respeto y comprensión en todo momento. Estar cercano a ellos, de modo que el catequista no
presente la imagen de un adulto, sino de un amigo con el que pueden contar.
El catequista deberá aprovechar ese celo por lo propio para inculcarles la defensa de la Iglesia
contra sus enemigos. Enseñarles a través de ejemplos a ponerse en el lugar de los otros para
valorar y respetar lo ajeno en la misma medida que exigen respeto por lo propio.
* Quieren ser libres y todavía necesitan dependencia: Necesitan decidir y organizar ciertas cosas,
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Aspecto social
*Quieren relacionarse y temen hacerlo: existe un deseo de compañerismo y amistad, de
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pertenencia, pero al mismo tiempo sienten miedo de ser rechazados y se aíslan.
El catequista deberá estar atento a las amistades y los grupos que se vayan formando y
principalmente a los alumnos que se aíslen de los demás para darles atención especial de modo
que adquieran confianza y seguridad en sí mismos.
* Se reúnen con los amigos para estar juntos, para pasarla mejor y divertirse.
El catequista deberá involucrarse con ellos para conocer a los grupos de amigos y saber qué les
gusta hacer, en qué se distraen, cómo se divierten, dándoles ideas para encauzar su amistad hacia
algo bueno.
* Son buenos compañeros, los pleitos se resuelven más fácil entre los niños que entre las niñas.
El catequista deberá fomentar el compañerismo y evitar tomar partido en los pleitos de los niños,
dejando que ellos los resuelvan recordándoles de hacerlo de una manera cristiana. Preguntarles
cómo actuaría Cristo en su lugar ante este problema.
* Reciben influencia no sólo de sus padres sino de sus maestros, amigos y líderes de moda.
El catequista deberá conocer el medio en el que están viviendo los niños: películas, música,
diversiones, paseos, deportes y presentarles modelos de vida superiores a los que puedan imitar.
Es muy recomendable hacer un análisis de los programas, películas y canciones de moda para
enseñarles a verlos con un espíritu crítico y a no creer ciegamente lo que les dicen los medios de
comunicación.
* Algunas niñas muestran interés por el sexo opuesto y algunos niños tienen inquietudes sexuales.
El catequista deberá mostrarse interesado en sus problemas para encauzarlos y contestar con
naturalidad las dudas que puedan surgir en el terreno de la sexualidad.
Aspecto moral
* Les es difícil obedecer por el desarrollo de la libertad, pero al mismo tiempo les es
atractivo seguir caminos de virtud y heroísmo.
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El catequista deberá proponerles testimonios de personas valiosas para que les sirvan de ejemplos
a seguir y a imitar. Que no sientan que se les está obligando, sino por el contrario, que estos
modelos sean tan atractivos que los escojan libremente. Aprovechar su espíritu de rebeldía para
que se animen a rebelarse en contra de los anti-valores que se viven en la sociedad y se atrevan a
ser diferentes.
* Suelen ser presa de sus antojos y pasiones y se dejan llevar por los impulsos de su
temperamento, pero son capaces de sacrificios y esfuerzos para superarse.
El catequista deberá mostrarles el peligro de dejarse llevar por sus antojos, y motivarles a formar
la voluntad con pequeños sacrificios para que sean capaces de vencerse a sí mismos. Aprovechar 26
sus deseos de libertad para demostrarles que sólo serán libres si son capaces de dominarse a sí
mismos. Ponerles ejemplos de personas que han perdido su libertad quedando atrapados en la
droga, en el alcohol o en el vicio por dejarse llevar por sus antojos.
Aspecto religioso
* No sólo saben que Dios es bueno, sabio y poderoso, que nos muestra su amor con todo
lo que nos ha dado, y que nos habla a través de su palabra y de nuestra conciencia, sino que Dios
quiere que seamos santos.
El catequista deberá presentarles la santidad como algo atractivo y evitar las imágenes de santos
con aureolas y ojos en blanco.
* Tienen capacidad de concentración para la oración, no por mucho tiempo, más bien poco (dos o
tres minutos).
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que puedan experimentar la vida de la Iglesia. Recordar que a esta edad necesitan estar cerca de
Jesús por medio de la frecuente recepción de los sacramentos y por vivencias que les motiven y
les refuercen la vivencia de la fe cristiana.
El catequista deberá motivarlos a vivir de acuerdo con su conciencia, que la sepan escuchar y que
sepan hacer un buen uso de su libertad. Hablarles de los peligros de la ancha senda que lleva a la
perdición y de las ventajas de entrar por la puerta estrecha. 27
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VII Encuentro
El Responsable, una
puerta abierta para el 28
Hablar con imágenes permite recuperar el lenguaje sencillo de la Biblia, que llega al
corazón e invita al cambio de vida.
Hay muchas imágenes que podemos asociar para profundizar en la vocación y misión del
catequista.
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o ¿Nuestras palabras y nuestra práctica ayudan a los demás a abrir sus propias
puertas al Señor que vive dentro de cada hombre y mujer?
o ¿Cómo anda nuestra puerta? ¿Está bien aceitada para su función? ¿O sufre
el paso del tiempo y está algo desvencijada, con sus bisagras herrumbradas, perezosa para
ser abierta?
o ¿Y en ese caso, cómo aceitarla para mantenerla en movimiento, y ágil, y
dispuesta para su función? ¿Cuál será el aceite indicado y dónde conseguirlo?
Ser puerta significa aceptarse como instrumento y tener claro que nuestra misión es
quedar abiertos, ir perdiendo protagonismo para que el otro pueda encontrarse con Dios y su 29
Palabra.
Si en nuestro corazón anida el Señor, será cuestión de abrir la puerta para enseñar que El
nos anima, nos da fuerza y esperanza. Abrir la puerta es dar testimonio, hablar desde el corazón
y la experiencia. Invitar al encuentro y presentar al Dios que llena nuestros días.
Estamos llamados a ser puertas abiertas, porque el Señor a quien seguimos nos dice
‚Yo soy la puerta: el que entra por mí está a salvo. Circula libremente y encuentra
alimento.‛ Jn. 10, 9
Jesús se presenta como la Puerta. El acceso a la vida. Él, como buen pastor, nos conoce,
nos quiere y busca lo mejor para nosotros. Juan lo expresa con imágenes tan delicadas como
cuidar, proteger y dar alimento. Ese es nuestro Dios, el que nos abre su vida (nos da su vida) para
que podamos vivir mejor.
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VIII Encuentro
La pedagogía de la fe:
enseñar como Jesús para 30
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IX Encuentro
ESPIRITUALIDAD DEL
EVANGELIZADOR
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CALASANCIO
PRINCIPALES PUNTOS DE LA
ESPIRITUALIDAD DE CALASANZ
COOPERADORES DE LA VERDAD
Según el proemio de las Constituciones,
cuidadosamente escrito por Calasanz, nuestra misión sólo
se puede realizar desde una experiencia personal de vida
empapada de actitudes evangélicas de pobreza y humildad,
de paciencia y caridad. Solamente integrando misión y vida
el educador calasancio llegará a ser verdadero Cooperador de la Verdad, carisma recibido que le
irá transformando progresivamente y configurando de forma nueva toda su existencia a través de
un largo itinerario espiritual.
Para Calasanz el educador es ‚cooperador de la verdad‛. En el mismo proemio dice: «En
actitud humilde debemos esperar de Dios Todopoderoso los medios necesarios para ser eficaces
cooperadores de la Verdad pues Él nos ha llamado como braceros a esta mies fertilísima» (CC,
3).
Analizando este texto de final a principio tenemos, en primer lugar, la vocación: ‚Él nos ha
llamado‛. Es fundamental en todo evangelizador que se sienta llamado por Jesucristo y es punto
de partida para toda su experiencia espiritual.
Como verdaderos Responsables nos ha llamado a ser cooperadores de la Verdad. Esto
significa en primer lugar que somos cooperadores de Cristo en la educación porque Cristo es la
verdad. Y Él es el Maestro, el auténtico educador que realiza su trabajo a través de la Iglesia, los
sacramentos y -sobre todo- de su Espíritu, dado al corazón cristiano. Por eso el educador
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calasancio tiene que sintonizar con el Espíritu que habla en el corazón de los niños. Significa
también que es la verdad la que educa, no la mentira, ni el pecado, ni la violencia o el rencor. Por
eso el educador calasancio se pone al servicio de la verdad, en tensión entre la Verdad y la verdad
personal del niño, sabiendo reconocer la verdad personal del educando en cada momento,
respetándola pero al mismo tiempo conduciendo hacia una verdad más total, de acuerdo con lo que
es el niño y con las mociones que siente por dentro. Educar es, pues, acompañar en la búsqueda
de modo que la verdad personal esté de acuerdo con la Verdad. En tercer lugar, esto significa que
el fin de la educación es conducir al encuentro con Cristo, a participar de su vida e identificarse
con él como verdadero hijo de Dios, y, en consecuencia, ser libre («la verdad os hará libres»): una 33
libertad por encima de toda mentira, de toda opresión, pecado, servilismo, búsqueda de imagen,
poder, dinero... Finalmente, esto significa que la educación es un proceso que nunca termina pues
la verdad completa nunca se alcanza y siempre es posible vivir con mayor libertad: por eso la
educación es un camino de personalización.
Y cooperadores eficaces, es decir, capaces de producir resultados, para lo cual eligen los
medios más apropiados, sienten la necesidad de formarse, buscan el bien concreto de la persona
concreta, acompañan... y saben que la evangelización no depende de sus solas fuerzas.
Por todo esto (llamada-verdad-eficacia) dice Calasanz que hemos de vivir nuestra misión con
la humildad del que espera de Dios los medios necesarios. No se trata sólo de la providencia
material, sino principalmente de esa conciencia de ser instrumento de Dios , saber alimentar la
propia vocación, las virtudes pedagógicas, la vivencia profunda del Misterio de Dios... reconocer a
este mismo Dios presente en el niño o muchacho al que somos enviados y tratarle con la devoción
y reverencia que requieren el misterio del Dios presente y el ministerio sagrado (‚de ángeles‛)
de evangelizar.
EL PROPIO CONOCIMIENTO
El punto de partida del camino espiritual en nuestra vida y misión, es un doble conocimiento: el
de uno mismo y el de Dios que nos concede sus dones o talentos. De este inicio nos habla
Calasanz en los primeros capítulos de sus Constituciones:
‚Es un buen principio de la vida espiritual el del propio conocimiento y miseria en la que todos
nacemos y también de la ingratitud con que depués de tantos beneficios hemos correspondido a
Dios y si se ejercita en ello con diligencia... yo le aseguro que tendrá en esta vida por premio
algún conocimiento de Dios, el cual es una ciencia tan grande que una partícula del mismo aventaja
a todas las ciencias humanas... El conocimiento de Dios va beatificando al hombre según el grado
que después del conocimiento crece en el amor divino. Le exhorto a hacer que cada día la
primera cosa sea ese estudio después del cual el Señor le concederá todas las demás cosas que el
mundo no conoce‛ (EP, 1339).
Como fruto de este doble conocimiento -pequeñez del hombre y grandeza de Dios- brota en
el corazón ‚el santo temor de Dios, principio de la sabiduría‛13.
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El propio conocimiento lleva, por una parte, al descubrimiento de las propias pasiones que
‚con dificultad se diagnostican y con dificultad mayor se desarraigan‛, y por otra, a la búsqueda de
la ‚tendencia profunda y orientación del Espíritu Santo‛ que indicará ‚el camino por el que cada
uno ha de llegar a la cumbre de la perfección‛. Este doble conocimiento es tan importante y
básico en la vida espiritual que Calasanz no cree pueda dejarse sólo como tarea personal sino que
necesita la ayuda y acompañamiento de un guía espiritual y el discernimiento comunitario (CC,
16-25).
VIVENCIA DE LA TRINIDAD 34
Calasanz estuvo totalmente conquistado por el sentimiento de la Majestad de Dios, de su
inmensidad y de su infinita bondad. Quizás fue este sentimiento el que le fue transformando
haciéndole un poco semejante a Dios, padre de huérfanos. Decía al P. Alacchi que ‚ alguna vez
tenemos por adverso lo que nos es útil y por conveniente lo que nos es contrario, pero dejaremos
gobernar la nave a su Divina Majestad y recibiremos de su santísima mano todo lo que nos
mande‛ (EP, 1673).
Así vivía Calasanz un día y otro, sumergido en el querer divino. ‚El hombre debe conformarse
a la voluntad de Dios bendito, con mérito o sin mérito‛ (EP, 4310). Quien vive de verdad la
vinculación al Padre, confiará instintivamente en Él, en todos los momentos ‚ tanto en los adversos
como en los prósperos, ya que todo ha sido ordenado desde siempre por Dios‛ (EP, 75).
Él no flaqueará y ayudará a sus hijos: ‚Espero en aquella autoridad que dice: en todas las cosas
interviene Dios para bien de los que le aman (Rm 8, 28)‛ (EP, 3910). Su confianza ‚está sólo
en Dios, el cual no abandona jamás en la necesidad‛ (EP, 287).
Fue un enamorado de Jesús. Su vida interior es cristocéntrica. Ya dice en sus Constituciones
(CC, 46) que hemos de ‚vivir sólo para Él y tratar de agradar sólo a Él en todo ‛. Y cuando
Calasanz mira a Jesús y quiere seguirle, lo primero que ve es a ‚Jesús crucificado y sus virtudes,
según san Pablo‛ (CC, 56), porque ‚el verdadero libro en el que todos deben estudiar es la pasión
de Cristo, el cual da la sabiduría conveniente al estado de cada uno‛ (EP, 1563).
Le lleva a imitar al Maestro sobre todo en una doble manera: primero escuchando la llamada de
Jesús que dice ‚aprended de mí que soy manso y humilde de corazón‛ (Mt 11, 29), esta
atracción particular por Jesús manso y pobre fue una gracia que vivió Calasanz hasta el final de su
vida, particularmente con los niños; segundo, imitar la abnegación de Jesús. La aceptación de la
cruz con corazón grande y abierto, ya que el mismo Señor se vació de sí abnegándose hasta la
muerte de cruz. Escribió: ‚La verdadera felicidad y bienaventuranza no la conoció ninguno de los
antiguos filósofos, y, lo que es peor, pocos, por no decir poquísimos, la conocen entre los
cristianos por haberla colocado Cristo, que fue nuestro Maestro, en la cruz. Y ésta, si bien a
muchos les parece muy difícil de practicar en esta vida, sin embargo, dentro de sí tiene tales
bienes y consuelos internos que sobrepasan todos los terrenos‛ (EP, 1662). La cruz permite al
hombre participar del acto redentor de Cristo, ‚satisfacer por nuestros pecados‛ que diría
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Calasanz, y saberla acoger supone superar el dolor y sus consecuencias (que nos cierran en
nosotros mismos) para ir más allá, al amor más auténtico que da la vida. La consecuencia es el
gozo que demostraba Calasanz en las tribulaciones; gozo que pedía tuvieran también los demás:
‚Tengo por gran siervo de Dios a aquél que no se perturba ni se conmueve en su tranquilidad en
circunstancias adversas o prósperas, sino que siempre permanece íntegro, esto es, de un mismo
ser, sin que la pasión lo mueva de su lugar, y este ‘ser el mismo’ es lo que conquista el premio ‛
(EP, 2457).
No habla tanto del Espíritu Santo, pero su vida estuvo dirigida por él: ‚La voz de Dios es voz de
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Espíritu que va y viene, toca el corazón y pasa y no se sabe de dónde venga o cuándo inspira, por lo
que importa muchísimo estar siempre en observación para que no venga al improviso y pase sin
fruto‛ (EP, 131). Este silencio interior (EP 1970) es la premisa para crear la disposición de
apertura a Dios: "Dios sabe con cuánto amor le deseo la continua asistencia del Espíritu Santo,
para que, tratando con Él a puertas cerradas, al menos una o dos veces al día, sepa guiar la
navecilla de su alma. Es este negocio primero y principal que debe tratar cada uno de nosotros y
si este va bien, todos los demás se resolverán con buen éxito en la presencia de Dios aunque
parezca de otra manera a la prudencia humana" (EP, 3858). El mismo Calasanz, guiado por el
Espíritu Santo, llegó a una singular conversación y familiaridad con Dios.
DEVOCIÓN A MARÍA
La vida y apostolado de Calasanz están consagrados por una íntima y filial devoción a la Madre
de Dios (de hecho escogió como su nombre religioso ‚José de la Madre de Dios‛, con el que
firmó desde entonces sus cartas). En la misma profesión de los religiosos escolapios aparece no
sólo el nombre de Dios, sino también el de María. El Instituto es llamado de Clérigos Regulares
‚Pobres de la Madre de Dios de las EE.PP‛. A ella encomendó la obra, la restauración de la
Orden destruida y la educación de los niños.
Entre los actos de devoción mariana Calasanz nos ha legado la Corona de las Doce Estrellas; un
rezo de alabanza a la Santísima Trinidad a través de la obra realizada en María. En la séptima
‚estrella‛ es alabado el Hijo de Dios ‚porque quiso ser educado en su infancia por la Virgen
María‛. María educadora de Jesús es un modelo de referencia para el evangelizador calasancio: en
primer lugar, su acogida de la Palabra permitió que ésta se encarnara y pudo dar así Jesús al
mundo (que es nuestra misión); por otra parte, si acogemos a los niños en su nombre a Él le
acogemos: tendremos -como María- ante Jesús su actitud contemplativa (guardaba todo en su
corazón), su respeto profundo (recordemos el pasaje de Jesús "perdido" y hallado en el templo),
su confianza (Caná), su sufrimiento en la esperanza etc.
CARIDAD
La respuesta de Calasanz al amor del Padre manifestado en Jesucristo es buscar hacer siempre
su voluntad. Desde ahí se comprende la insistencia en expresiones como ‚obedecer a Dios‛ o
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incluso ‚intercambio con Dios del entendimiento y de la voluntad‛ (EP, 4427). Y aquí cobra
pleno sentido su encontrar la manera definitiva de ‚servir a Dios‛ haciendo el bien a los
pequeñuelos. Porque no es sino una respuesta concreta a la Palabra de Dios: ‚lo que hicisteis a uno
de estos más pequeños a mí me lo hicisteis‛ (Mt 25, 40) y ‚el que reciba a un niño como éste
en mi nombre a mí me recibe‛ (Mt 18, 5, Mc 9, 37 y Lc 9, 48).
La respuesta al Amor de Dios se traduce entonces en amarle en el hermano, actuando así ‚por
puro amor de Dios ...sumamente amado‛ (CC, 102). Vivimos la ‚plenitud de la caridad...
mediante el ejercicio del ministerio‛ (CC, 1) que se nos ha encomendado. Es la principal virtud
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del evangelizador calasancio: la Caridad, el amor de entrega que hace salir de sí; enseñar ‚por sola
caridad‛: fuente, modo y fin de nuestra actividad. La caridad en todo y sobre todo: sin ella nada.
El educador calasancio la cultiva en sus relaciones fraternales a todos los niveles y sobre todo en
los niños cuyo trato es también trato con el Señor Jesús que se hace presente en ellos, como lo
está en el sagrario: ‚si... considerasen que lo que se hace por un niño pobre lo recibe Cristo en
propia persona, estoy seguro de que usarían mayor diligencia‛ (EP, 2441).
Esta caridad si es auténtica busca educar en la verdad, como auténticos cooperadores, no es
sobreprotectora (EP, 673) ni admite dependencias afectivas o particularismos con los muchachos
(EP, 1441, 1647 y 1713); busca a los más débiles, pobres y marginados porque con ellos
identifica el evangelio a Cristo "y no lo dice de los ricos" (EP, 1445); es un amor que atrae (EP,
1084), educado y respetuoso (EP, 2412) porque ‚cuando los niños notan amor de Padre en el
maestro, y diligencia para lograr su provecho, van felices a la escuela, y más fácilmente les atraerá
después al servicio de Dios‛ (EP, 1488). Al fin y al cabo no cuentan nuestros credos o nuestros
trabajos o profesiones: ‚al paraíso sólo se va por amor; y según los grados de amor o caridad que
tenga uno así será la gloria‛ (EP, 2630)
PACIENCIA
Es el binomio de virtudes que subraya Calasanz de cara a la misión: ‚con tenaz paciencia y
caridad nos empeñaremos en dotarlos de toda cualidad‛ (CC, 4) y lo hace refiriéndose sobre
todo a los niños pobres, a los más rechazados... en todo caso nuestro ministerio exige ‚ personas
dotadas de gran caridad y paciencia‛. Sin duda que el santo había experimentado la necesidad de
esa virtud ante los niños romanos, maleducados, que nunca habían asistido a clase y era la herencia
que Dios le había dejado a él. La paciencia es necesaria para ganar al niño y al joven, para
soportarlo cuando es preciso y para saber respetar su ritmo de cambio y de crecimiento (con la
paciencia que Dios nos manifiesta a nosotros, por eso es también un don de Dios (EP, 893)).
Con la paciencia se perfeccionan las obras y se superan las dificultades (EP, 1484)
La paciencia se ejerce no sólo ante los muchachos, sino también ante los acontecimientos
externos: ‚es necesario conformarse a la voluntad de Dios tanto en las cosas adversas como en
las prósperas... Y es de gran prudencia... aceptar todo de su mano y soportarlo con paciencia,
dándole gracias por el honor que nos hace en enviárnoslo‛ (EP, 4229). ‚Yo no me decido a
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pedirle al Señor que le quite la tribulación sino que le dé paciencia para soportarla y amor grande
para no sentirla‛ (EP, 1627).
Y OTRAS VIRTUDES
Reconocer a Cristo en los más pequeños y pobres significa que también en ellos hay una
presencia del Maestro, que también a través de los niños el Señor nos enseña algo.
Sin duda entre todas sobresale la humildad (no creerse más de lo que se es), la sencillez y la
pobreza, que nos ayudan a sintonizar con los pequeños y los pobres para ser ‚ hombres de vida 37
apostólica, muy pobres y muy sencillos‛ (Tonti, n. 26). Sencillez que se manifiesta en la
austeridad de vida, en la pureza de corazón como la de los niños con los que se ejerce un
ministerio de ‚ángeles‛ y divino, ‚enseñándoles a amar al Señor y a hacer oración‛, (EP, 16 y
Tonti n.8) pureza que, ‚como un imán‛, atrae ‚hacia sí los corazones de los niños puros‛
(Idem). Ser como los niños en su humildad y en su confianza porque ‚quien llegue a esta
práctica de saberse mantener como un niño de dos años, que sin ayuda cae muchas veces,
desconfiará siempre de sí mismo e invocará siempre la ayuda de Dios. Y esto quiere decir esta
sentencia tan poco entendida y mucho menos practicada: «si no os hacéis como niños no entraréis
en el Reino de los cielos». Aprenda esta práctica y procure llegar a esta gran sencillez ‛ (EP,
912).
Finalmente, hacerse niño se traduce también por ‚hacerse pequeño‛ y abajarse para dar luz a
los niños (EP, 1236), oficio y modos no muy valorados por nuestro mundo de prepotencias.
Otras dos virtudes quedan por subrayar: la audacia de Calasanz, la capacidad de arriesgarse que
demostró toda su vida -y que es consecuencia de la apuesta seria de la fe- y la esperanza contra
toda esperanza que mantuvo hasta el final. Esperanza que se traduce también en tesón y sano
optimismo. La esperanza es la convicción profunda de que se nos dará lo que creemos en fe. Era
tan grande la esperanza en Calasanz que se le ha llamado el Job del Nuevo Testamento. Esta
esperanza se manifestó sobre todo al final de su vida cuando destruyeron la Orden: esperaba que
no ocurriera y cuando ocurrió siguió animando hasta su última carta autógrafa: ‚sed perseverantes
y veréis el auxilio de Dios sobre vosotros. Ahora oramos por vosotros para que no os contristéis
sino que en la tribulación ha de brillar más vuestra virtud‛ (EP, 4463)
La vivencia profunda de su encuentro con Dios y de la caridad lleva a un equilibrio de vida tal
que sabe preocuparse por sí mismo y por los demás de un modo concreto y en todos los aspectos
humanos y divinos14: la oración y retiro espiritual, las relaciones epistolares (más de 4500 cartas
conservadas), la administración, las escuelas y catequesis, el cuidado de las cosas exteriores como
edificio, ropa...; el estudio y la formación con los mejores (entre otros con Campanella y con
Galileo, a quien cuidaron los escolapios florentinos y de quien se formaron, por indicación de
Calasanz; EP, 1699, 3074), el descanso, la salud,... siendo muy concreto en el cuidado amoroso
de sus hermanos pero sabiendo -al mismo tiempo- desenmascarar los caprichos.
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DESDE LA COMUNIDAD
Para todo evangelizador calasancio la comunidad es sujeto de la misión. De hecho, la unidad de
los evangelizadores es clave para el éxito de la misión: ‚estoy seguro que si se encuentran unidos
conseguirán gran aprovechamiento en los escolares, y poco si no están unidos‛ (EP, 1444) y
‚deseo que tengan todos un solo corazón y una sola alma en el servicio de Dios‛ (EP, 4028). No
es extraño que diga esto pues quien evangeliza es Jesús y ‚si se reúnen con celo de la mayor
gloria de Dios y provecho de los alumnos, experimentarán que el Espíritu Santo está en medio de
ellos, pues «donde dos o tres están reunidos en mi nombre allí en medio estoy yo»‛ (EP,
2757), por eso pide que se reúnan ‚para tratar de conseguir el mayor bien de la obra ya que dice 38
el Señor que «donde estuvieren dos o tres...»‛ (EP, 1172).
La comunidad es, pues, fruto del encuentro personal de cada uno de sus miembros con
Jesucristo, pero lo supera por cuanto al reunirse en su nombre (con todo lo que significa en
nombre del Evangelio) y compartir vida, ministerio, bienes, oración... Él se hace presente.
¿Cómo conseguir y mantener esa unidad y presencia de Jesús en medio de nosotros? Calasanz
mismo indica algunos medios como la humildad y la oración: ‚deben observar la unión y la caridad,
lo que no se logra sin humildad... Esta unión y caridad se tiene que pedir a Dios con oraciones
fervorosas y con importunidad‛ (EP, 1492); olvidarse de lo pasado y volver a empezar:
‚procurando entre todos la unión y concordia, olvidándose de todas las cosas pasadas y
comenzando de nuevo a caminar unidos‛ (EP, 938) e incluso habla de hacer un pacto al respecto:
‚haga de nuevo un pacto con los de esa casa para que se olvide todo el pasado y para que todos
comiencen de nuevo a estar unidos...‛ (EP, 2573). Finalmente, habla de actuar en unidad a través
de las reuniones -en las que nos hemos de poner ‚de acuerdo aunque sea perdiendo no digo la
mitad sino aún más‛ (EP, 2739)- y de la oración en común.
DESDE LA IGLESIA
El amor de Calasanz a la Iglesia se traduce de muchas maneras: la oración por sus necesidades
(tanto los religiosos como los niños) y particularmente por la unidad de los cristianos (EP, 4214,
3039, 3115); el empeño de trabajar por cualquier empresa que redundara en bien de la misma;
el acatamiento ante todas las decisiones aunque quebraran sus ilusiones, dedicaciones y proyectos
de toda una vida y aun sabiendo de su desacierto; y gestos significativos como cuando poco antes
de su muerte envió dos religiosos para que prestaran obediencia al Papa y le pidieran su bendición.
Pero el servicio a la Iglesia se manifestó, ante todo y sobre todo, en la creación de un Instituto
como ayuda a la niñez y juventud, sintiéndose enviado por la Iglesia (EP, 2577) para que en ella
‚se integren con más madurez y eficacia, en su múltiple manera de vivir y de obrar‛.
38
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Se trata de unir el amor a Dios y el amor al prójimo. Aún más: el amor desde Dios al
prójimo. Dice Calasanz que nuestro servicio eclesial se logra ‚si haciendo un pacto de perpetuo
servicio, procuran unirse a Cristo y servirle a él sólo‛ presente en los niños. También lo expresa
39
con otros matices: ‚Sepan los maestros que si trabajan por puro amor de Dios y siembran en el
corazón de los niños un grado de amor de Dios, el Señor les dará ciento a ellos, si están en gracia
de Dios‛ (EP, 3042) o habla de evangelizar ‚enseñando con aquel cariño que enseñaría si viera
que Dios le está mirando cuando enseña o estudia para enseñar‛ (EP, 1937).
Se comprende, con todo lo dicho, que la Espiritualidad Calasancia está profundamente ligada a
la acción evangelizadora y educativa con los niños.
MEDIOS
la oración
Calasanz estaba convencido de que ‚sin oración no se puede conservar en el servicio de Dios‛
(EP, 1018). No tiene una síntesis teórica sobre la oración pero podemos recordar que para él la
oración es el alma del hombre sobrenatural y sin oración -como el cuerpo sin alma- se corrompe
(EP, 1085, 664); es el canal de todas las gracias, necesario para alcanzar la misericordia de Dios
(EP, 1410, 1537) de la que alimentamos nuestra misericordia y por eso ‚conviene primero
recoger como concha para desparramar después a los demás como canal‛ (EP, 4120). Quien no
ora se encuentra desarmado ante cualquier peligro (EP, 2974, 3357).
También son importantes la oración vocal, la vivencia de los tiempos litúrgicos y los ejercicios
espirituales.
Podríamos decir más, pero nos remitimos a otros textos formativos más específicos en el
tema.
Solamente subrayar la importancia que da Calasanz a la oración de los niños (en otro cuaderno
hablamos de la "oración continua"), no sólo como modo de que aprendan a orar, sino porque
considera que es la más eficaz mediación ante Dios en las situaciones más problemáticas (EP,
4436, 2111...) como cuando dice ‚si el Señor no nos ayuda estamos perdidos. Haga hacer ahí
oración a los niños por nosotros‛ (EP, 1200).
39
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la Palabra
No se encuentran textos en sus escritos que subrayen directamente la importancia de escuchar
la Palabra de Dios. Probablemente es influencia de la situación histórica de tensión catolicismo-
protestantismo. Sin embargo se nota por las citas continuas en sus cartas que leía en profundidad
la Palabra de Dios y le daba un valor vital: encarnaba la Palabra con su vida, con sus actitudes... (a lo
largo de los textos precedentes hemos tenido suficientes ejemplos).
40
los sacramentos
Recomienda constantemente que se frecuenten, tanto por los niños como por los
evangelizadores ‚para que el Señor nos dé siempre más gracia y nos bendiga‛ (EP 899).
Entre los sacramentos destaca la Reconciliación. Deseaba que hubiera en sus escuelas un padre
fijo que se encontrara libre de clases porque comprendía que no se podía atender al mismo
tiempo ambas cosas (EP, 829). Este sacerdote confesor debería ser auténtico Padre Espiritual
(EP, 1375). Viviendo este sacramento de la misericordia de Dios nos liberamos de la fuerza del
pecado, alimentamos la misericordia y nos permite volver a empezar: es la fuerza de la gracia del
sacramento, de ahí que deba frecuentarse (EP, 1375). Cuando habla de confesión frecuente
piensa en ‚al menos una vez‛ al mes e insiste en enseñar a prepararse los niños para la confesión
aprovechando la oración continua (CC 194). También los religiosos: deben formarse para la
confesión (EP, 557, 106) e insiste en las Reglas del Confesor que buscan el mayor bien del
alumno a través de este sacramento.
Otro sacramento es la Eucaristía, vivida sobre todo a través de la comunión -que une a la
Reconciliación como dos caras de una misma moneda- y le alegraba cuando había comunión
general (EP, 871) considerándolo una auténtica fiesta. También está en relación con la Eucaristía
la devoción al Santísimo Sacramento (EP, 3460) ante el cual se oraba y se tenían actos de
exposición semanales.
el acompañamiento
Calasanz siente que educar es también acompañar y lo concreta visiblemente a dos niveles:
a) su correo personal, del que se conservan tantas cartas, es frecuentemente testimonio del
acompañamiento integral de la persona que realizaba, preocupándose por todos los detalles
materiales y espirituales, buscando el crecimiento y maduración de las personas
b) el acompañamiento de los niños: no entendía una escuela calasancia sin tres figuras, una de
las cuales era el que se dedicaba a lo que hoy podríamos llamar acompañamiento espiritual de los
alumnos y apostaba por este medio como prevención y corrección del alumno.
40
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X Encuentro
El año litúrgico
Durante todo el año, la Iglesia celebra los distintos aspectos del gran
misterio de nuestra salvación, llamado también el "Misterio Pascual". La
Iglesia tiene su año: El AÑO LITÚRGICO, con sus fiestas determinadas. En 41
cada fiesta conmemora un aspecto de nuestra salvación. El Año Litúrgico
comienza con el primer domingo de Adviento, a fines de noviembre.
Adviento quiere decir venida. Esperamos la venida del Señor en Navidad. Son
cuatro semanas que nos preparan para esta fiesta.
Jesús volvió a la gloria del Padre. Está sentado "a la derecha de Dios". Esto quiere decir que El,
después de la humillación de la muerte en la cruz, fue elevado y participa del poder de Dios. Nosotros los
celebramos en la ASCENSIÓN. Cristo nos envía su Espíritu. Jesús está con Dios, en poder y gloria, pero
está también con nosotros hasta el fin de los tiempos por medio del Espíritu que El nos regala.
Nos acordamos de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, pero también del Espíritu en
nuestra vida, en la fiesta de PENTECOSTÉS. Celebramos el nacimiento de la Iglesia, la gran comunidad
de Jesús, unida por el Espíritu Santo.
El ciclo pascual son siete semanas, que van del domingo de Pascua hasta Pentecostés, celebrando
las distintas facetas de un único misterio: el Misterio Pascual.
Todo el tiempo, durante el año, está impregnado de la presencia de Dios y su acción salvadora.
Dios mismo camina con su Pueblo hasta el fin de los tiempos.
Estudio en grupos: ¿Que hacer para llevar a nuestros catequizándoos a la celebración de la Liturgia
y del Año Litúrgico? ¿Qué estamos haciendo? ¿Que nos falta por hacer?
41
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XI Encuentro
¿Cómo desarrollar un
encuentro catequético? 42
42
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r fecha]
Confirmación requerirá menos tiempo que una catequesis para niñas y niños, que exige más
tiempo.
Un trabajo constante con los jóvenes pide una planificación para más tiempo que un
encuentro ocasional en un fin de semana. Será conveniente hacer primero un plan global para el
tiempo necesario, determinando los temas que deben entrar.
Hay muchos manuales que pueden ayudarnos, pero esto no tiene por que restar creatividad
al equipo coordinador de la catequesis, porque las situaciones son diferentes según el lugar y la
edad. Es imposible exigir que un plan sea completo.
Dentro de esta visión global, veamos cómo desarrollar cada encuentro catequético. 43
La preparación del encuentro catequético ha de hacerse con el debido tiempo y no a
última hora. Lo mejor sería una preparación con los otros catequistas.
Al comienzo de cada encuentro es bueno preguntarse: ¿Qué queremos conseguir? ¿Cuál
es el objetivo? ¿Cuál es la meta? Será siempre una actitud de vida, un modo de vivir en comunidad.
Que las actitudes sean bien concretas para cada encuentro, como por ejemplo: gratitud, escucha,
servicio, perdón, solidaridad, compromiso, etc.
Es importante que el mismo catequista interiorice y procure vivir el mensaje a transmitir.
3. El encuentro catequético puede tener el siguiente desarrollo (no es la única manera):
a) Punto de partida: la vida, los acontecimientos y situaciones, experiencias vividas por los
catequizandos.
b) Por medio del diálogo, profundizar la experiencia, analizando causas, actitudes, etc.
c) Iluminar la vida con la Palabra de Dios. ¿Cómo ve Dios tal situación? Hágase una lectura
de la Palabra de Dios.
d) ¿Cómo vamos a responder a la llamada de Dios? En el momento de la oración dará
cada uno su respuesta.
e) Puede profundizarse el mensaje por medio de ciertas actividades fuera del encuentro:
en casa, en la comunidad.
f) ¿Cómo vamos a vivir todo esto? Acordemos con los catequizandos que podemos hacer
concretamente para vivir mejor en comunidad, y cómo vamos a celebrar la vida en la Liturgia.
A. Punto de partida
Tenemos que partir de la propia vida del catequizando, de los acontecimientos y hechos,
de sus experiencias. Cada edad tiene sus problemas, preguntas, necesidades.
Si partimos de la realidad de nuestros catequizandos, ellos se sentirán motivados, porque
van a reflexionar sobre algo que les toca de cerca, que les cuestiona o angustia. Si no unimos la
catequesis con la vida concreta, el entusiasmo y el interés serán escasos.
Podemos usar murales que plantean un problema o una situación vivida. Es ameno
dramatizar ciertos acontecimientos, hacer juegos que revelan una actitud de los participantes o
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llevan a una cierta experiencia. Podemos partir de un canto o de una narración. Lo importante es
que esté siempre ligado a la realidad de los catequizandos.
B. El diálogo
Analicemos los hechos y acontecimientos por medio del diálogo. Evitemos el "monólogo".
No se trata de una "clase". No somos el "maestro" a quien hay que escuchar sin poder hacer
comentarios. No. Es un reflexionar juntos. Hablemos con los catequizandos sobre sus experiencias,
sus tazones, sus preguntas.
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Busquemos juntos las causas y las consecuencias de los hechos. Analicemos las actitudes
de las personas involucradas. Transmitamos el mensaje del Evangelio. Miremos la realidad con
ojos de fe.
Tratando de la catequesis de niños, procuremos que el diálogo no sea demasiado largo.
Para los pequeños puede durar unos 10 minutos. Para los mayores, 15 ó 20 minutos. Si es muy
largo, desvían su atención y no asimilan nada.
Para la catequesis con la niñez, observen también:
“ Usen un vocabulario sencillo, al alcance de los catequizandos. Si emplean palabras nuevas,
expliquen primero su sentido.
“ El tono de voz, la actitud del catequista, son muy importantes. Que sean de respeto ante
la Palabra de Dios que va a transmitir.
“ Propicien un ambiente que favorezca el diálogo. Pongan las sillas en círculo. Los
catequizandos pueden sentarse en el suelo. Que el ambiente esté alegre, limpio, adornado con
flores y carteles.
“ Las preguntas que haga el catequista tienen que llevar a la reflexión. Las preguntas serán
claras y no sólo dirigidas a los más inteligentes. Todos tienen que reflexionar y participar,
inclusive los más tímidos y callados. Valoren siempre las respuestas.
Por medio del diálogo, el catequista da su "recado", transmite el mensaje de Dios.
D. La oración
Este es el momento propio para la oración. Se puede orar al comienzo del encuentro,
pero el momento para una verdadera respuesta es ahora, después de escuchar el mensaje del
Evangelio. Es el "sí" de los catequizandos a la llamada de Dios.
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