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Resumen Completo Adultos (Vazquez)
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Autores
Temas
Tipo
Agus.
Temas:
Primeras entrevistas.
Transferencia.
Contratransferencia.
Resistencias (obstáculos a la asociación libre).
Compulsión de repetición.
Psiquiatría y psicoanálisis.
Intervenciones en psicosis.
Ataque de pánico.
Pasaje al acto.
Fin de análisis.
Preguntas generales
Freud, S. 19141915.
Puntualizaciones sobre el amor
de transferencia. Volumen XII.
pp. 159174.
El concepto de inconsciente.
Tipos de represión.
Represión primaria/originaria: es una necesidad teórica su
formulación. Es necesario postular que hay algo que funciona como
una especie de imán que atrae lo próximamente a reprimir por la
represión secundaria o propiamente dicha.
Asociación libre.
Diga todo lo que se le ocurra. Implica dejar que ocurran rupturas en el
discurso. Suponemos que van a irrumpir en el discurso consciente algunas
Se le pide al paciente.
Se le pide al analista.
Abstinencia.
Relacionado al concepto de Transferencia.
Transferencia.
Estipulaciones sobre el dinero. Freud dice que el médico debe fijar sus
pretenciones y necesidades reales. El hombre trata al dinero al igual que a
las cosas sexuales: con igual duplicidad, mojigatería e hipocresía.
La pregunta del analista es mitad cita (de lo que dijo el paciente) y mitad
enigma (interrogando qué quiso decir con eso).
El síntoma del cual se queja le aporta una solución y por eso es tan difícil su
remoción.
Relacionado = resistencias).
Esto es la cara más Real del síntoma.
Los síntomas.
Crean un sustituto para la satisfacción frustrada, por medio de la
regresión de la libido a estadíoanteriores del desarrollo.
Enunciado y enunciación.
Miller dice que lo esencial no es lo que el paciente dice, sino cómo lo dice. Es
preciso apartarse del hecho. No importa tanto el relato, sino cómo lo cuenta.
Sin embargo, ir "de los hechos a los dichos" no es suficiente; es esencial un
segundo paso, cuestionar la posición que toma aquél que habla con relación a
sus propios dichos. Es decir, localizar el decir del sujeto.
Lo importante será ubicar quién habla en ese discurso, desde qué posición
subjetiva habla el paciente. Por lo tanto, hay que pasar del enunciado a la
enunciación, a la manera en la que habla.
Para Freud, la dimensión propia del análisis es la reintegración por parte del
sujeto de su historia hasta sus últimos límites sensibles. La historia no es el
Por lo tanto:
¿Cómo orientar la tarea, para que el sujeto se pueda desprender del goce que
parasita el deseo?
Desde el Psicoanálisis, se intenta que el sujeto encuentre una respuesta
diferente al malestar, en lugar de querer borrarlo, dado que la pulsión es
imposible de satisfacer. El malestar es irreductible.
¿Qué hay más allá del principio del placer? La pulsión de muerte.
La tarea del analista es neutralizar esa compulsión.
Represión.
Transferencia Transferencia.
Tipo Práctico A
Las intervenciones.
El síntoma.
Demanda.
El proceso diagnóstico. 1
Rubinstein A. 1999 “Algunas
cuestiones relativas al
diagnóstico en Psicoanálisis”. En
Revista Universitaria de
Psicoanálisis. p.p. 19.
Como para Freud los pacientes psicóticos no podían ser tratados con el
psicoanálisis, le resulta importante la realización de entrevistas preliminares
para lograr llegar a un diagnóstico, que determinará si el paciente es
analizable y puede realizarse el tratamiento.
El diagnóstico en psicoanálisis.
El proceso diagnóstico. 2
En psicoanálisis, el diagnóstico de un sujeto es un diagnóstico producido
en transferencia, que da cuenta de la posición del sujeto en la estructura.
Dificultades diagnósticas.
El proceso diagnóstico. 3
El diagnóstico es una conjetura que se construye a partir de lo que se
escucha y que debe ser verificada en lo que se escucha. Esto requiere
que el analista está dispuesto a reconocer sus errores, si aparece algo
nuevo o si escucha algo que antes no había escuchado.
El proceso diagnóstico. 4
determinado de un paciente. También vale aclarar que el efecto de la
medicación en cada paciente es singular.
Uno tiene que saber si eso es beneficioso para un paciente. No tiene sentido,
si uno tiene la posibilidad de mandar a medicar a un psiquiatra, no hacerlo, si
eso va a mejorar la condición del paciente. Para esto se necesita un
diagnóstico.
El proceso diagnóstico. 5
esa posición, el analista puede entender que no sabemos con anterioridad lo
que el paciente quiere decir, pero suponemos que quiere decir otra cosa.
Así, la suposición del saber no está vinculada al saber constituido (si hay saber
constituido, no hay necesidad de suposición, y sin embargo hay una
suposición de ignorancia).
Miller distingue tres niveles: el nivel de la avaluación clínica, el de la
localización subjetiva y el de la introducción al inconsciente, vinculando los
dos primeros a la subjetivación y los dos últimos a la rectificación. Dirá que la
avaluación clínica no está constituida en la objetividad; cuando hablamos de
diagnóstico, en esta perspectiva, el sujeto es una "referencia ineludible". + en
Primeras entrevistas.
El diagnóstico en psicoanálisis.
El diagnóstico en psicoanálisis está relacionado con el método analítico. La
escucha, la inversión del saber, la no aplicación de la teoría, la invitación a la
asociación libre, la transferencia: nos da la pauta para pensar la especificidad
del diagnóstico en Psicoanálisis.
¿Qué es un síntoma?
El síntoma no es lo que se ve desde afuera, lo que los otros pueden ver.
Para el psicoanálisis, el síntoma es aquello que el sujeto define como un
síntoma. Es el sujeto el que tiene que decir que algo no marcha bien para
él.
Alguien desde afuera puede verle a ese otro algo, pero hasta que el sujeto
no defina y describa que hay algo que le molesta, esto no es abordable
El proceso diagnóstico. 6
psicoanalíticamente.
Hay una disyunción entre los síntomas buscados por un médico y aquellos
que permiten entrar en psicoanálisis. No es lo mismo.
Solo un sujeto puede decir lo que no marcha para él, aunque ignore la
causa. Solo el sujeto puede decir qué es lo que le molesta. Quizás en la
búsqueda de la causa de esto que le molesta, es que encuentre un analista
y se produzca la demanda de tratamiento.
Soler plantea que, si bien el análisis inicia con un diagnóstico que puede
injuriar al sujeto, debería terminar con un nombre propio. El artículo importa
El proceso diagnóstico. 7
por esta cuestión: la idea de que un análisis empieza de una manera y termina
con un nombre propio, en el sentido de encontrarnos con nuestros deseos,
con aquello que nos marca más profundamente. Quiere decir: debería terminar
con la alienación que muchos de los neuróticos tenemos con respecto a los
otros. El recorrido de un análisis debería hacer que nos encontremos con
nuestros propios deseos, con nuestros propio significantes que nos marcan,
para poder des-alienarnos, encontrar lo que verdaderamente cada uno de
nosotros, queremos, como nosotros mismos, des-alienados del otro.
El proceso diagnóstico. 8
Primeras entrevistas.
Autores Frances Freud Galende Miller
Como para Freud los pacientes psicóticos no podían ser tratados con el
psicoanálisis, le resulta importante la realización de entrevistas preliminares
para lograr llegar a un diagnóstico, que determinará si el paciente es
analizable y puede realizarse el tratamiento.
Primeras entrevistas. 1
es apto para el psicoanálisis, con una motivación diagnóstica.
Una admisión es una instancia (un tiempo) en el cual se aloja una consulta.
Puede ser un momento propicio para intentar producir algo de la subjetividad.
Ya en ese tiempo se pone en evidencia la posición ética.
Hablar de técnica en psicoanálisis implica siempre una cuestión ética. Nuestro
abordaje es ético en la medida que se dirige al sujeto. La técnica en su
vertiente del qué hacer no puede distinguirse ni estar por fuera de la
dimensión ética. Si bien no hay patrones, estándares o fórmulas de qué hacer,
podemos decir que hay principio a partir de los cuales orientamos un
tratamiento.
Una consulta está motivada por algo. Algo habrá hecho tope, algo que hasta
ese momento funcionaba, como solución para el sujeto, ya no funciona.
Primeras entrevistas. 2
podrá transformarse en demanda de saber, dando paso a una implicación
subjetiva en relación a aquello por lo que sufre.
Ejemplo:
Existen equipos institucionales y/u hospitalarios en los que se reciben
consultas que no necesariamente implican una demanda de tratamiento, ya
sea porque el pedido lo formula un familiar o porque la derivación la
realizó otro profesional de la salud que consideró pertinente la iniciación
de un de tratamiento terapéutico.
Una demanda es algo que se construye, que aunque una persona diga que
quiere analizarse, esto no implica una demanda.
Miller plantea que el primer pedido que se hace es la demanda de ser
admitido. Esa demanda tiene un fundamento anterior, que implica la
autoavaluación. Es decir, avalar su síntoma, precisamente esto que lo llevaría
a consultar. El acto analítico consiste en autorizar esa avaluación, autorizar a
entrar en la experiencia analítica.
En ese primer contacto con alguien está en juego la ética, por eso las
entrevistas preliminares ya forman parte de la experiencia analítica.
La avaluación clínica.
Primeras entrevistas. 3
Miller dirá que la avaluación clínica tiene una importancia vital cuando
llegamos a pensar que un paciente podría ser un psicótico. No es tan difícil
cuando la psicosis está desencadenada, porque la cuestión que se plantea es
si el analista puede hacer algo o no, si puede "terapeutizar" o no al paciente; la
cuestión se torna crucial cuando la psicosis aún no se desencadenó, porque el
análisis puede desencadenarla. Por esta razón, es fundamental para el analista
reconocer al prepsicótico, es decir, un psicótico con una psicosis no
desencadenada.
Implicar poder responderse en este tiempo con qué estructura (neurosis,
psicosis, perversión) estaremos trabajando.
Primeras entrevistas. 4
Es decir, no solo hay una cuestión diagnóstica en juego, sino que, una vez que
se ha determinado (o no) un diagnóstico, el analista todavía debe decidir si
desea ser o no ser el analista del sujeto – deberá realizar un
“autodiagnóstico”, decidir si él es capaz de preservar una relación
transferencial con ese sujeto. Con ese sujeto y no con “ese diagnóstico”, sino
con ese sujeto particular y singular que se le presenta.
Hay que tener en cuenta que los criterios teóricos ayudan, pero siempre se
debe tener en cuenta que nos hallamos frente a un sujeto viviente y
escuchamos su singularidad. Hay que darse tiempo para ver qué hay detrás
de ese cuadro sintomático que llega para diagnosticar; escucharse, para saber
si uno quiere proponerse como analista del sujeto.
Concepto de analizabilidad/analizable.
Primeras entrevistas. 5
¿Cómo iniciamos el análisis con este paciente particular? ¿Cómo "iniciamos
la partida"? (metáfora de Ajedrez).
Transferencia.
¿Es posible aislar dentro del discurso del sujeto, durante las entrevistas,
elementos que permitan entrever el despliegue futuro de la transferencia?
En ciertos casos, dice Aulagnier, se vislumbra por el lugar y la importancia que
el sujeto acuerda o no su historia infantil, por su relación con el tiempo
pasado, por la interpretación que proporciona espontáneamente de sucesos
responsables de aquello que lo llevó a su analista. Una escucha ideal descubre
en las primeras entrevistas información acerca de la relación del sujeto con la
realidad y, de esta manera, acerca del núcleo más duro de las resistencias con
las que se correrá el riesgo de tropezar.
La relación del sujeto con su historia infantil y el grado de investimiento o
desinvestimiento del pasado son las manifestaciones más de superficie y más
perceptibles; otras solo un prolongado trabajo analítico permite traer a luz,
Primeras entrevistas. 6
como la relación del yo con su propio ello, la relación del yo con ese "antes de
él mismo" que le precede, su relación con el tiempo presente y con los objetos
de sus demandas actuales.
Percibir desde el comienzo esas manifestaciones le va a permitir al analista
sacar el mejor partido de la cuota de libertad, limitada pero existente, que es
compatible con su función, que le permite elegir entre diferentes aperturas
de diálogo.
Más allá de las cuestiones como diván/horario/frecuencia, implica la manera
en la que el analista entablará el diálogo con el paciente. Este es un punto
interesante e importante. Implica la manera en la que el analista se va a
posicionar en ese punto de partida; actitud alentadora o silenciosa, por
ejemplo. Esto va a depender también de lo que vemos en las primeras
entrevistas.
Primeras entrevistas. 7
Transferencia.
Autores Freud
Temas Transferencia
Freud, S. 19151916.
Conferencia 27 La transferencia.
Parte III. pp. 392407. Volumen
XVI.
Transferencia. 1
de una manera muy particular (...). Parece haberse filtrado
algo que no se había evaluado.
Transferencia. 2
Tiene que ver con la repetición de prototipos infantiles, vividos con un
marcado sentimiento de actualidad; es decir, cuando se repiten, no se sabe
que se está repitiendo sino que se sienten actuales.
Es el terreno en el cual se desarrolla toda la problemática de un tratamiento
psicoanalítico, y podría ser caracterizada por la instauración, las modalides,
el manejo y por la resolución de la transferencia.
Los restos diurnos son formas vaciadas de contenido que el deseo del
sueño inviste.
Tiene que ver este desplazamiento con la utilización del deseo de formas
extranjeras a él, de las cuales se apodera y a las cuales dota de una nueva
significación. Se trata del disfraz del deseo, que permaneciendo
inconsciente, se expresa de las formas más anodinas de la vigilia
(insustancial, que carece de sentido).
Transferencia. 3
Según esta concepción, la transferencia es sencillamente un
desplazamiento.
Freud define luego qué son las transferencias durante el Caso Dora,
teniendo ya una experiencia más implícita respecto a la clínica. Sería la
definición de la transferencia en un sentido clínico; es en Dora en donde
emerge la transferencia en sentido clínico psicoanalítico.
Transferencia. 4
importantes de un tratamiento analítico Resistencias (obstáculos a la
asociación libre).
Transferencia. 5
Freud, Conferencia 27.
Transferencia. 6
Freud, Conferencia 27.
Transferencia. 7
inconcientes, pero esto da por resultado más resistencia,
incrementando la enfermedad muchas veces.
Transferencia. 8
afirma que semejante mudanza sobreviene con toda regularidad en un
punto temporal en que es necesario motivarla a recordar o admitir
un fragmento muy doloroso y fuertemente reprimido de su historia.
Entonces podemos decir que el enamoramiento existía desde mucho
antes, pero es ahora cuando la resistencia empieza a servirse de él
para inhibir la continuación de la cura.
Transferencia. 9
El enamoramiento del analista no es la única manera de pensar en
esta resistencia de transferencia, también es posible encontrar
manifestaciones del amor de transferencia como resistencia en la
clínica, como ausencias retiradas, permanentes cambios de horarios,
dificultades con el pago Freud ya advirtió que las cuestiones
relacionadas con el dinero intervenían otros factores vinculados con
cuestiones sexuales).
Transferencia. 10
permanecen inconscientes. Ambas mociones, las que han realizado todo
el recorrido y aquellas detenidas que permanecen en lo inconsciente, se
van a volcar hacia cada persona nueva que aparezca en el horizonte, si
sus necesidades de amor no están satisfechas.
Tipos de transferencia.
Freud dice que no podemos pensar en una transferencia a secas. A la
transferencia hay que dividirla en diferentes maneras, como transferencia
positiva o transferencia negativa.
Positiva o negativa no tiene que ver con algo bueno o malo en relación a
la cura. Es positiva o negativa en relación al tinte del sentimiento; no están
calificadas desde el punto de vista del tratamiento analítico. La resistencia
erótica (positiva) y la transferencia negativa (hostil) son resistencias al
tratamiento.
Transferencia positiva.
Transferencia. 11
sexual hacia fines de otro tipo. Se trata, de alguna manera, de
mociones pulsionales de meta sexual sublimada.
Transferencia negativa.
Tanto la transferencia erótica como la transferencia hostil son los dos polos
de lo que Freud llamará neurosis de transferencia. Es una neurosis que se
crea en un tratamiento analítico, artificial, que reproduce de alguna manera,
punto por punto, la neurosis del paciente. Solucionando la neurosis de
transferencia se solucionará la neurosis infantil del paciente.
Transferencia. 12
se repite innumerables veces a lo largo de un análisis, cada vez que ese
fenómeno se repite hay que hacer el trabajo de despegar al analista del lugar
en el que fue puesto.
Entonces, lo que Freud dice es que uno puede intentar despegar al analista de
ese lugar en el que fue puesto, tratando de reconducir esa transferencia a la
situación o al tiempo que le corresponde. Es lo mismo que decir: reconducir la
repetición al recuerdo.
Transferencia. 13
amor (de la transferencia positiva-erótica), pero tampoco hay que satisfacerla,
sino tratarlo como algo que es provocado por la situación analítica y buscar
reconducirla a sus orígenes inconscientes. Hay que tratarlo como una
situación por la que se atraviesa en la cura y hay que reorientarla a sus
orígenes inconscientes.
Transferencia. 14
deberían recordar, reproducir como material psíquico. Lo que
hay que hacer es retener la transferencia de amor,
tratándola como no real, como una situación que se
atraviesa en la cura y debe ser reorientada hacia sus
orígenes inconscientes permitiendo que lo consciente cubra
más terreno. Esto le permitirá a la paciente trabajar sobre el
amor exponiendo el material inconsciente y facilitando el
acceso a las formas infantiles de amor.
Transferencia. 15
Hay vivencias que están bloqueadas al acceso a la consciencia y en su lugar
encontramos recuerdos encubridores.
Puedo recordar lo que olvidé, olvidar lo que recordé, pero lo que no olvidé no
es pausible de recuerdo. Si lo no olvidado no puede ser recordado, no
podemos pensar que un paciente viene recordando, sino que su forma de
recordar será la repetición.
Compulsión de repetición.
Ejemplo: en el análisis de un paciente que discute con todos su jefes es normal
que en algún momento la hostilidad aparezca en el contexto del análisis, dado
que en analista entra en la misma serie psíquica.
El analista debe reconducir al paciente al pasado, mantenerlo en lo psíquico,
evitar que pase a lo motor. El análisis, entonces, como intermediario entre la
enfermedad y la vida.
Transferencia. 16
que no han sido olvidados.
La herramienta que el analista tiene para operar es la de la transferencia.
“No es posible recordar lo que no ha sido olvidado”.
Freud dirá: hay que retenerlo en el terreno de lo psíquico, intentar que ese
paciente no pase a lo motor, sino que hay que reconducirlo a lo simbólico, que
quede en el terreno de lo psíquico. Cuando hablamos de la transferencia,
Freud dice: el tratamiento es el terreno entre la enfermedad y la vida.
Transferencia. 17
Esto le permitirá cuestionar posteriormente qué es la Compulsión de
repetición.
Transferencia. 18
Contratransferencia.
Autores Freud Korman Lacan Paz
Temas Contratransferencia
Tipo Teórico
Contratransferencia. 1
Freud dice que las perspectivas de la terapia analítica se basan en unas
cuestiones, como el progreso interno: el desarrollo de la noción del
simbolismo y la cuestión de la contratransferencia, a la cual describe como la
respuesta emocional del analista a los estímulos que provienen del
analizado, como el resultado de la influencia del analizado sobre los
sentimientos inconscientes del analista.
Contratransferencia. 2
Guiarse para la interpretación misma por las propias reacciones
contratransferenciales (criticado por Lacan).
Nadie dice que el analista no pueda sentir cosas, pero debe ser capaz de
ponerlas en su lugar y no ceder a ellas.
Contratransferencia. 3
Palabra plena: de realización de la verdad del sujeto.
Contratransferencia. 4
intrínseco y constante del campo transferencial y debe ser utilizada en el
análisis de manera controlada.
Se inicia como un problema, pero depende de cómo la tramite el analista, de
su evolución, si será o no realmente un problema. No es algo a eliminar, sino a
trabajar. No toda resonancia emocional en el analista es contratransferencia.
Contratransferencia. 5
Paz indica que la contratransferencia es algo profundamente inherente a la
situación analítica, pero se corre el riesgo de que por su vía haya una
liquidación de la situación analítica, debido a una personalización
simetrizante. Sabemos que la situación analítica tiene que ver con dos lugares
específicos, paciente y analista; pero no son dos lugares igualitarios. Cuando
habla de “personalización simetrizante”, habla de hablar de un igual a igual. El
riesgo es que si uno se siente muy molesto por una determinada situación con
el paciente, se puede intentar sacársela de encima al ponerla sobre el
paciente, de yo a yo. Propondrá que hay que evitar sacarse de encima lo que
le ocurre bajo esta modalidad.
La contratransferencia para Rafael Paz es fundamentalmente un indicio, indicio
de que hay un material que está apareciendo de esta forma. No es pasible de
lectura directa.
Ejemplo: paciente que viene con el mismo tema siempre y el analista está
harto. “Le hice una interpretación que le cerró la boca, como una trompada”.
El analista, molesto, realizó una interpretación basada en la
contratransferencia.
Según Rafael Paz, hay que tomar esa molestia que se generó como un indicio
de que hay algo, no hay que dejarlo pasar; es un indicio de situaciones del
paciente. Si se interpreta de manera directa, si se aborda de esta manera, se
puede liquidar la situación analítica.
Contratransferencia. 6
contenido pasional.
Recuperar la asimetría.
El análisis.
Contratransferencia. 7
Una reescritura de la novela familiar. En el seno de la relación
transferencial, el analizante escribe una nueva novela familiar, distinta de la
que el paciente trajo en las entrevistas iniciales. Se trata de una
transformación subjetiva.
Acompañar este proceso implica crear y recrear en cada caso, una forma
de estar presente que condicione lo menos posible esta tarea de
asociación y elaboración del paciente, no distorsionando el trabajo del
paciente mediante inducciones de sentido. La escucha nunca es pasiva.
El analizante supone un saber en el analista Sujeto Supuesto Saber en
Fundamentos de la clínica psicoanalítica. ). Este último supone que ese
saber reside en paciente y que será también en él mismo donde se habrán
de encontrar las fuerzas que le permitan salir de su situación actual.
El cuadro varía con cada analizante y también con las distintas etapas de
un análisis. Así como cada paciente es absolutamente singular, también el
analista lo es, y tendremos que acuñar un estilo propio, un modo original
de ejercer psicoanálisis.
Contratransferencia. 8
profundo de cambiar la forma de vivir.
El pasado.
El sufrimiento tiene que llegar a un punto tal que de él mismo nazca esa
fuerza que se oponga a aquella otra que encadena a las repeticiones.
Condición previa: desconectar el dolor del circuito masoquista.
Posicionamientos personales.
Contratransferencia. 9
pueda asociar, para tener una oportunidad de que algo del orden de lo
inconsciente pueda manifestarse, producirse.
Transferencias cruzadas.
El analista opera sobre las transferencia con todo aquello que ha ido
decantando de su historia como psicoanalista.
Contratransferencia. 10
analista, a la sugestión, al uso de los sentimientos del analista para
precisar mejor los de su paciente, ni hacer de los afectos la brújula para
comprender al analizante.
Contratransferencia. 11
Resistencias (obstáculos a la
asociación libre).
Autores Freud Indart
Tipo Teórico
Resistencia de transferencia.
Freud dice que para que algo sea reprimido tiene que estar la acción conjunta
del:
Compulsión de repetición.
Tipo Práctico A
El uso de la hipnosis.
Compulsión de repetición. 1
pero lo que está reprimido no se olvida jamás, sino que se hace presente
bajo otras formas. Para que pueda ser olvidado debe hacerse consciente y
seguir el desgaste natural de los recuerdos.
Desde ya, sabemos que la transferencia es una repetición sobre la figura del
analista. Sin embargo también aparece esta cuestión de la resistencia. A
mayor resistencia, menos se recuerda y más se actúa, más se repite. En este
sentido, la compulsión de repetición plantea una resistencia a la libre
asociación y a la posibilidad de rememorar.
Lo reprimido, así, no retorna por la vía del pensamiento (es decir en el terreno
psíquico) sino por la vía del actuar. Se trata, en la compulsión de repetición, de
la repetición de lo reprimido, de lo inconsciente.
Compulsión de repetición. 2
✔ Se deduce entonces la relación entre la transferencia y la
resistencia. A mayor cercanía de que lo reprimido acceda a la
conciencia, más se sustituye el recordar por el actuar.
Compulsión de repetición. 3
A mayor cercanía de que lo reprimido acceda a la conciencia, más se sustituye
el recordar por el actuar.
(Transferencia.)
La neurosis de transferencia.
Freud va a introducir con esto el concepto de “neurosis de transferencia”.
“La transferencia crea así un reino intermedio entre la enfermedad y la vida, en
la cual cumple el tránsito de aquella a esta. El nuevo estado ha asumido todas
las características de la enfermedad, pero constituye una enfermedad
artificial, asequible a nuestra intervención. Todos los síntomas adquieren
contenido transferencial”.
Compulsión de repetición. 4
Dice Freud: “volvemos a esta compulsión inocua, y más aún
aprovechable, si le concedemos su derecho a ser tolerada
en cierto ámbito: le abrimos la transferencia como la palestra
donde tiene permitido desplegarse con una libertad casi
total, y donde se le ordena que escenifique para nosotros
todo pulsionar patógeno que permanezca escondido en la
vida anímica del analizado”.
El concepto de reelaboración.
Si para el analista Freud propone la tarea de discernir las resistencias, de
modo que se restablezca la posibilidad del recuerdo, al paciente le
corresponderá la tarea de la reelaboración. El analista comunica las
resistencias y el paciente reelabora. La reelaboración supone para el
paciente un trabajo de reconectar lo reprimido con el conjunto del
psiquismo, es decir, con el conjunto de las otras representaciones y
vivencias. Nombrar la resistencia no produce un cese inmediato, sino que
habrá que dar tiempo al paciente para ir venciendo la resistencia poco a poco.
Freud habla de la reelaboración en el duelo, donde propone esta idea de
“pieza por pieza”. Hay que pensar en la reelaboración como esto de pasar una
y otra vez por la interpretación. Esto tiene que ver con lo que al paciente le
implica reelaborar sus resistencias. Él dice que esto es una ardua tarea para el
analizado y un trabajo de paciencia para el analista.
La reelaboración es algo que le cuesta mucho al paciente, pero es justamente
aquello que provoca el mayor efecto de alteración, de modificación subjetiva
para el paciente.
Compulsión de repetición. 5
Ejemplo de caso clínico:
Caso clínico: paciente que consulta por un noviazgo que se había
truncado y le había generado mucha angustia. A medida que sigue el
análisis, se ubica que tiene una problemática con su madre, una relación
muy compleja; la mamá era una mujer muy depresiva y muy hostil. Ella
recuerda su infancia con mucha angustia.
La paciente en ocasiones se pelea con la jefa y con sus amigas más
cercanas. Tras una pelea muy grande con su jefa, el analista le pregunta
“¿vos te estabas peleando con tu jefa?” (interpretando que ella repite este
malestar y conflicto con la madre en otras situaciones). La paciente se
enoja mucho (“vos querés encontrarle la vuelta a todo”) y empieza a faltar
a las sesiones, avisando a último momento. Se empieza a jugar la
resistencia, en una transferencia hostil. La paciente igualmente no deja el
análisis. El analista intenta no ir tan directo al punto resistencial, sino que
lo comienza a trabajar de a poco y con cuidado. Se tocó un punto
explosivo y hay que manejarlo con delicadeza.
Se fueron trabajando en sesiones posteriores cuestiones sobre su nueva
relación de pareja y que se vincularon con el vínculo con el padre, con su
ausencia. Eventualmente, siguiendo este hilo, se llegó nuevamente al
vínculo con la madre, pero desde otro lugar.
En una sesión ella llega y dice “sí, yo ya sé que no me estaba peleando con
esa persona, que en realidad me peleo con mi mamá”. El analista no tuvo
que decir nada más, sino que lo dijo ella sola. Reconoció que se acordaba
mucho de esa vez que se había enojado mucho con su analista; en realidad
ella no toleraba ver cómo ella estaba reproduciendo estas cuestiones con
otros y el condicionamiento que le generaba.
En el texto de 1920, “Más allá del principio de placer”, Freud le da una vuelta
de tuerca más al tema de la compulsión de repetición.
Compulsión de repetición. 6
✔ Freud había dicho anteriormente que la repetición era provocada
por la represión. Pero ahora va a indicar que hay una repetición que
va más allá del principio del placer.
Compulsión de repetición. 7
en otro nivel. Por eso va a decir que los síntomas son la satisfacción sexual
de los neuróticos. Hay algo del principio del placer que se satisface en los
síntomas.
La neurosis traumática.
En las neurosis traumáticas los sujetos viven una situación que los
descoloca, los sorprende, y por lo tanto esto provoca terror. Sucede
algo frente a lo que ellos no se pudieron preparar.
Hoy podemos pensar en la neurosis traumática en situaciones de
catástrofes, accidentes, muchos episodio que suceden sin que
estemos preparados, que no necesariamente son una guerra.
Compulsión de repetición. 8
El sueño está fijado a la experiencia real, no hay desfiguración. Se
repite paso a paso lo que sucedió. No hay desfiguración en lo
traumático, no hay un proceso de inscripción en el inconsciente, que
justamente permite su desfiguración. El hecho se repite tal cual. Por
eso habla del “renovado terror”.
El Fort-Da.
Por ejemplo: personas que siempre les va mal en un trabajo, personas que se
embarcan en proyectos y nunca tienen éxito, mujer que es viuda repetidas
veces.
Compulsión de repetición. 9
claramente el displacer como aumento de la tensión y la tendencia a la
descarga dentro del placer.
Las excitaciones externas son las que tienen la fuerza suficiente para perforar
la “protección anti-estímulo”, la “membrana anti-estímulo” que el organismo
tiene. Lo traumático son las situaciones que nos descolocan, dejando al
organismo paralizado. Ahí es donde se da el factor terror.
✔ Justamente, esta repetición más allá del principio del placer tendrá
que ver con aquello que no fue ligado psíquicamente, con aquello
que no pudo ser procesado por el aparato psíquico y no pudo ser
inscripto en el inconsciente.
Compulsión de repetición. 10
La repetición va a buscar que esto se ligue psíquicamente. La tarea del
aparato anímico es ligarlo.
El aparato repite para generar esta angustia que no existió, porque el suceso
traumático sucedió sin que el sujeto esté preparado para ello.
¿Cómo nos damos cuenta de que esto que se repite se empieza a ligar
psíquicamente? Por ejemplo, a partir de que el sujeto empieza a tener
modificaciones en ese sueño. El sujeto empieza a decir que el sueño se
empezó a modificar. El sueño se empieza a desfigurar. Esto significa que se
está inscribiendo en el aparato, hay un registro en el inconsciente y aparecen
todas las leyes del inconsciente (condensación, desplazamiento). Ejemplo: se
sube al auto y en lugar de volcar en un accidente, el auto se levanta y empieza
a volar.
Retoma luego con estas nuevas concepciones la neurosis traumática con sus
sueños y el juego de los niños como un intento de ligazón de lo no ligado; esa
compulsión de repetición como un intento muchas veces fallido de ligar la
cantidad a las representaciones que requieren del analista un otro modo de
intervención, que es la construcción, acompañando al sujeto en ese intento
para su posterior reelaboración.
Compulsión de repetición. 11
Compulsión de repetición. 12
Reacción terapéutica negativa.
Autores Freud
Tipo Práctico A
El concepto de Superyó.
Freud introduce el concepto de Superyó como una instancia inconsciente
que está en el Yo, que tiene una enorme vinculación con el Ello.
El factor biológico.
Este aspecto del factor biológico (el desvalimiento del ser humano) es
explicado muy bien en “El malestar en la cultura”, cuando Freud habla de la
génesis de la culpa. Se pregunta si en el ser humano hay un discernimiento de
lo bueno y de lo malo innato, entre el bien y el mal; por supuesto, determina
que no es así, que se va constituyendo por influencia de un otro que va
marcando. Hay una influencia externa que va a ir constituyendo estas
categorías de lo que está bien y lo que está mal. Este “otro” son generalmente
los padres.
¿Por qué el niño acata a las órdenes del otro? Freud explica que el niño acata
por miedo a la pérdida de amor de quien depende y por miedo al castigo que
puede prevenir de este ser hiperpotente (para el niño) del cual depende.
Freud ubicará que solo luego de la represión del Edipo y con la constitución
del Superyó será posible hablar de culpa. Previo a esta etapa, no hablamos de
“culpa” sino de una “angustia social”; miedo a la pérdida de amor, miedo a que
el otro castigue, a que el otro vea que se hizo algo que no está bien.
El factor histórico.
El factor histórico entonces es el Complejo de Edipo.
Hay que recordar que para Freud toda investidura de objeto resignada deja
como sedimento una identificación en el Yo, o sea, la instalación del objeto
en el Yo. Afirma que, de alguna manera, lo que llamamos el carácter del Yo es
una sedimentación de las investiduras resignadas, una historia de esas
elecciones de objeto.
Freud afirma que los efectos de las primeras identificaciones, las de la edad
más temprana, serán universales y duraderos, y tendrán su desenlace en el
Complejo de Edipo.
Con la idea del Complejo de Edipo completo Freud indica que el niño va a
mantener ambas identificaciones, identificación con el objeto-madre y la
identificación con el objeto-padre.
Es decir que el varoncito no posee solo una actitud ambivalente hacia el padre
y una elección tierna de objeto en favor de la madre, sino que se comporta
también, simultáneamente, como una niña; muestra una actitud femenina tierna
hacia el padre y la correspondiente actitud celosa y hostil hacia la madre.
El Superyó paradojal.
También decimos que el Superyó implica una instancia paradojal. Por un lado,
habilita y por el otro prohíbe. “Así como el padre debes ser; así como el padre
no te es lícito ser”.
“Puedes ser como el padre, pero no todo te está permitido. No puedes hacer
todo lo que él hace”.
Alguien que anhelaba terminar una carrera universitaria obtiene muy buenas
notas para alcanzar su meta, pero se deprime cuando obtiene el título; otro
que se esforzó durante mucho tiempo en alcanzar un logro económico, una
vez alcanzado, toma una decisión que lo lleva a perder todo lo conseguido.
Dice Freud, empeoran en vez de mejorar, presentan la llamada reacción
terapéutica negativa.
Freud afirma que solo en algunos pocos casos es posible descubrir el origen
de éste “sentimiento inconsciente de culpa”. En la mayoría de los casos no se
puede hacer nada de manera directa. Sí se puede hacer algo de manera
indirecta, tratando de orientar y hacer conciente esa culpa inconciente.
Cuando se puede rastrear la identificación con otra persona que alguna vez
fue motivo de una investidura erótica, quizás haya una posibilidad de remontar
el tratamiento; sino, el abandono de la cura es un desenlace frecuente.
Eros (la pulsión de vida) y la pulsión de muerte luchan en el Ello. Allí imperan
las mudas pulsiones de muerte, que Eros se empeña en dominar a través de la
libido buscando la complejidad de nuevas uniones y lazos.
El Superyó es una instancia feroz y cruel, con una doble cara, por un lado la
instancia moral que prohíbe, por el otro la que pide más y más renuncia
pulsional. El Superyó no es una instancia que nos aplauda cuando nos
portamos bien; al contrario, exige más y más renuncia, sin límite. Enlaza
pulsión de muerte, Ello y masoquismo.
Freud propone realizar un análisis del principio del placer respecto al par
pulsional pulsión de vida/pulsión de muerte.
Freud dice que tiene un vínculo con la masturbación infantil, por la culpa
que genera.
Audio de la cátedra):
Intervenciones en la neurosis. 1
La convicción de la existencia del inconsciente no se crea con la lectura ni
el estudio, sino con el análisis personal. El inconsciente hace su aparición
en diferentes fenómenos; la patología humana está sobredeterminada.
Los retoños de lo reprimido hacen su aparición en la consciencia, pero se
hallan en una conexión asociativa con lo reprimido. Los analistas crean un
dispositivo que genera las condiciones para las intervenciones a
desarrollar. El analista, al estar en abstinencia, dando lugar a su escucha,
favorece la atención flotante, generando la inversión de saber
(Fundamentos de la clínica psicoanalítica. ) y dejando un lugar vacante
para que se establezca la transferencia en sus distintas modalidades.
Intervenciones en la neurosis. 2
qué bifurcación seguir. Nunca sabremos de antemano qué efectos tendrá
alguna intervención.
Las resistencias acompañan todas las etapas del tratamiento, los distintos
momentos de un análisis. Es pensable que frente a resistencias mayores, la
libertad del análisis inverso en un análisis, puede colaborar con la
destrucción de las mismas. Si la transferencia es una pieza de repetición,
la compulsión a la repetición entra en el análisis, ya que este es un modo
de recordar. Al plantea que al "enemigo hay que vencerlo en presencia", es
importante entender que el padecimiento del paciente es actual,
amarrado en versiones fantasmáticas que lo condicionan. Lentamente hay
que ir transitando las diferentes marcas tiránicas que sostienen al paciente.
Las intervenciones no valen una a una, sino que van generando un terreno
fértil, que implica familizarse con el inconsciente, sorprendiéndose cada vez.
Un analista puede sorprenderse tanto como el paciente, cuando en un
momento determinado, vía la atención flotante, frente a un decir del paciente,
retoma una asociación del paciente. Esto entonces tiene valor de
interpretación y se anuda en un momento particular. El analista no lo tiene
consciente; eso que el paciente dijo, activa en el analista ese decir, que tanto
tiempo antes había sido contado, y al momento de unirse tiene valor de
interpretación.
Intervenciones en la neurosis. 3
Desarrolló luego el método de coerción asociativa, conocido también como la
técnica de presión sobre la frente; los pensamientos inconscientes y
recuerdos reprimidos podían ser llevados a la consciencia venciendo cierta
resistencia.
Por último se plasmó el método que hoy empleamos: se trata de estudiar la
superficie psíquica que al analizado presenta cada vez, y se vale del arte
interpretativo, en lo esencial, para discernir las resistencias que se encuentran
en el paciente y hacérselas concientes.
Intervenciones en la neurosis. 4
En este punto Freud se está refiriendo a lo que se conoce como fantasías
primordiales, como la observación del comercio entre los padres o
"escena primaria", la seducción, la amenaza de castración. Estos hechos
pertenecen al patrimonio indispensable de la neurosis. Se los establece
mediante indicios y se los completa con la fantasía.
Son un patrimonio filogenético. En ellas el sujeto rebasa su vivenciar
propio hacia el vivenciar de la prehistoria. Todo esto fue una vez realidad
en los tiempos originarios de la familia humana, y que el niño fantaseador
no ha hecho otra cosa que llenar las lagunas de la verdad individual con
una verdad prehistórica.
Construcciones en el análisis.
En el inicio del texto, Freud recuerda el propósito del trabajo analítico, que es
mover al paciente para que vuelva a cancelar las represiones de su desarrollo
temprano y las sustituya por unas reacciones, como las que corresponderían a
un estado de madurez psíquica.
Se tratará de lograr: “una imagen confiable e íntegra en todas sus piezas
esenciales, de los años olvidados de la vida del paciente”. Sabemos que sus
Intervenciones en la neurosis. 5
síntomas e inhibiciones presentes son las consecuencias de esas represiones,
el sustituto de eso olvidado.
Intervenciones en la neurosis. 6
ha vivenciado ni reprimido nada de lo que interesa, su trabajo no puede ser
recordar algo. ¿En qué consiste su tarea?".
Tiene que colegir lo olvidado desde los indicios que esto ha dejado tras de sí,
mejor dicho: tiene que construirlo”.
Freud compara en este texto la labor del analista con la del arqueólogo.
Sabemos que a sus ojos la arqueología siempre fue una ciencia afín, próxima y
particularmente rica en similitudes. Pero si bien Freud desliza la comparación
es también para señalar su distancia.
Intervenciones en la neurosis. 7
afluye, procede con ella de la misma manera, y en esta
alternancia sigue hasta el final.
Por lo tanto, no hay punto donde la construcción como tal deba acabarse y
totalizarse. Más bien se define por un verdadero “teorema de la incompletud”:
toda construcción de esta naturaleza es incompleta, no abarca más que un
fragmento del acontecimiento olvidado.
Debe tomar indicios y con ellos construir. Hoy diríamos que se trata de una
reescritura, como una conjetura a examinar, que aguarda ser confirmado o
desestimado.
Las construcciones son una manera diferente de tratar los fragmentos que
componen el material analítico. La interpretación recae sobre la singularidad
Intervenciones en la neurosis. 8
del significante analítico: “Interpretación se relaciona con lo que se hace con
un elemento aislado del material, una idea súbita, un acto fallido, etc”.
Intervenciones en la neurosis. 9
La propia imagen que el analista se forja y lanza al juego de la transferencia
no está destinada a decir el sentido, sino a producir un efecto dialéctico: a
suscitar la réplica, a hacer surgir un material nuevo, etc. El analista comunica
al analizante su construcción: a fin de que él actúe sobre ella.
El sí solo tiene valor por sus consecuencias, por lo que introduce de nuevo
para decir. El sí solo tiene valor si le suceden confirmaciones indirectas.
Cuando el paciente, en conexión inmediata con su sí, produce nuevos
recuerdos que completan o ensanchan la construcción.
Intervenciones en la neurosis. 10
Con mucha mayor frecuencia es la expresión de una resistencia
convocada por el contenido de la construcción que se le comunica, pero
esta resistencia puede provenir de otro factor de la situación analítica
compleja.
Intervenciones en la neurosis. 11
Cada construcción se considera como una conjetura, que aguarda a ser
examinada, confirmada o desestimada.
La construcción debe ser pensada como algo que toma su valor en el análisis
mismo, porque viene a ligar los elementos esenciales y singulares que se
desprenden de él, y que se actualizan en la transferencia.
Intervenciones en la neurosis. 12
Por otro lado, la construcción se refiere a presentarle al paciente una pieza
de su prehistoria olvidada. Se diferencia de la interpretación, porque aquí es
el analista es el que hace una conjetura, una hipótesis, con el material que
trae el paciente y se la presenta. Esta conjetura, es un punto a partir del cual
se explican otras cosas, como una pieza faltante en un rompecabezas.
Freud compara esta tarea con la de un arqueólogo, plantea que así como el
arqueólogo restablece adornos o pinturas a partir de restos que han quedado,
el analista extrae sus conclusiones a partir de recuerdos, asociaciones y
material que trae el paciente; con la diferencia de que su empeño se dirige a
algo vivo y no a un objeto destruido. Sin embargo hay una diferencia que
Freud marca como principal: para la arqueología la reconstrucción es la meta
y el término del trabajo, mientras que para el análisis la construcción es solo
una labor preliminar.
El autor plantea que vale la pena explicar cómo se suele apreciar en el curso
del tratamiento, el sí y el no del paciente ante una intervención; y dirá que no
podemos quedarnos solo con esa primera respuesta por la siguiente razón:
Intervenciones en la neurosis. 13
“jamás lo pensaría eso”, etc, frases que Freud relaciona con la negación.
Intervenciones en la neurosis. 14
Psiquiatría y psicoanálisis.
Autores Freud
Tipo Práctico B
Psiquiatría y psicoanálisis. 1
completamiento. Desde la psiquiatría, el factor hereditario y desde el
psicoanálisis, la importancia de la vivencia. No se contradicen.
¿Qué hace la psiquiatría con este caso? Intentará clasificar al síntoma, dirá
que tiene un delirio de celos. Intentará investigar una causa hereditaria. Hará
un diagnóstico y un pronóstico del desarrollo ulterior.
Psiquiatría y psicoanálisis. 2
Intervenciones en psicosis.
Aulagnier Belucci Fernandez Freud Iunger Lacan
Autores
Muñoz Soler
Freud, S. 19101911.
Puntualizaciones psicoanalíticas
sobre un caso de paranoia
descrito autobiográficamente.
Parte III. Acerca del mecanismo
paranoico. Volumen XII. pp.55
73.
Fernández, E. 1999.
Diagnosticar la Psicosis. Teórico
1 Fenómenos elementales. De
Clerambault. Puntuaciones
freudianas. Lacan en el Seminario
3. pp. 2546.
Intervenciones en psicosis. 1
Fernández, E. 2005. Algo es
posible. Clínica Psicoanalítica de
locuras y psicosis. Capítulo 7.
Estabilizaciones y suplencias. pp
113127. Capítulo 8. Intervenir en
el delirio. pp. 133140.
Si pensamos que hay una cuestión que reviste, por la estructura misma de la
psicosis, cierta dificultad para la interpretación de los hechos, seremos
advertidos de que no será por la vía de ofrecer interpretaciones al paciente,
sino que la posición del analista será diferente y novedosa, que se intentará
definir a continuación.
Intervenciones en psicosis. 2
No tiene que ver con las intervenciones prototípicas del psicoanálisis de la
neurosis, que son las más conocidas.
Intervenciones en psicosis. 3
un modo progresivo. Más adelante en su obra dirá que se trata de una acción
aún más brutal que consiste en la "abolición" pura y simple del peligro de la
representación. “No era exacto decir, (escribe Freud en 1911 que la sensación
interiormente reprimida es proyectada al exterior, pues ahora vemos más bien
que lo interiormente reprimido (abolido) retorna desde el exterior”.
Freud endurece notoriamente su posición teórica: la representación no es ya
rechazada, sino literalmente suprimida del interior. Entonces la abolición de la
representación peligrosa es tan radical, que uno se puede preguntar si la
experiencia de castración estuvo inscripta alguna vez en el inconciente, e
incluso, si fue vivida alguna vez. La abolicón es una acción tan neta y tan
definida que tenemos derecho a pensar que el sujeto psicótico no conoce el
dolor de la castración, no fue alcanzado jamás por esta experiencia crucial y
decisiva.
Más tarde, en 1924, en "Pérdida de Realidad en Neurosis y Psicosis", dirá que
el problema no es la pérdida de la realidad, sino el cómo se la sustituye, cuales
son los resortes. También, de acuerdo a Freud, el psicótico no cede la
posición de intérprete, ni tampoco, a causa de su regresión al narcisismo, ama
lo suficiente como para conferir autoridad sugestiva a la palabra del analista.
Transferencia.
Intervenciones en psicosis. 4
Freud buscó a lo largo de toda su vida un mecanismo específico de la
psicosis, sin llegar a encontrarlo definitivamente, pero sí dejando indicios que
Lacan va a retomar. Es a partir de las elaboraciones de Lacan que podemos
pensar en una conceptualización de la psicosis y de un abordaje posible.
Podemos ubicar, de un modo esquemático, tres tiempos en la concepción de
Freud sobre psicosis.
Un primer tiempo se relaciona con los primeros escritos, los llamados "de la
psicopatología primitiva", como son "Las neuropsicosis de defensa" y "Nuevas
conceptualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa". Freud trabaja allí la
histeria, la neurosis obsesiva, la confusión alucionatoria y la paranoica.
Intervenciones en psicosis. 5
"Existe una modalidad defensiva mucho más enérgica y
exitosa (...) El Yo se arranca de la representación
insoportable". Freud, Las Neuropsicosis de Defensa.
Por otro lado, cuando habla de la paranoia, el mecanismo que opera según
Freud en este momento es la proyección; se rechaza la representación y la
misma luego retorna desde afuera. La proyección como concepto que nace,
luego entra en cuestión y posteriormente no alcanza para explicar a la
psicosis.
Se pregunta Freud cómo las neuropsicosis de defensa tienen síntomas
distintos; histeria (es por conversión) y neurosis obsesiva (es por falso enlace)
- la proyección daría cuenta de los síntomas de la paranoia.
Intervenciones en psicosis. 6
síntoma defensivo en la desconfianza hacia otros; con ello
se le quita reconocimiento al reproche y, como
compensación de esto, falta luego una protección contra los
reproches que retornan dentro de las ideas delirantes”.
Freud, Nuevas puntualizaciones de las neuropsicosis de
defensa.
Intervenciones en psicosis. 7
defensa), luego el retorno de lo reprimido (el fracaso de la defensa) y los
síntomas secundarios (un nuevo intento de defensa luego del retorno de lo
reprimido).
En todo el análisis que hace del historial de Schreber, Freud sigue pensando
a la psicosis como una neurosis. Sostiene la idea del ocasionamiento de la
enfermedad a partir de la defensa contra una moción homosexual reprimida.
En este sentido, Freud despliega la interpretación, interpretando como una
neurosis, vinculando a lo reprimido.
Intervenciones en psicosis. 8
La proyección se le revela como insuficiente, entonces se pasa de la
proyección a la represión. Freud brinda un desarrollo de la represión, donde
plantea por primera vez los tiempos de la represión: la fijación, la represión
propiamente dicha y el fracaso de la represión, el retorno de lo reprimido.
Cuando Freud cuestiona el concepto de la represión, se presenta esa
enigmática frase de Freud, en lo que "lo interiormente cancelado o abolido,
retorna desde lo exterior" que luego tomará Lacan.
Visto desde Schreber: no habla del primer tiempo de la represión que sería la
fijación, sino desde la represión propiamente dicha.
Como segundo momento, “represión propiamente dicha” - la pérdida de la
realidad, el sepultamiento del mundo de Schreber.
Como tercer momento, el retorno de lo reprimido, hallamos el delirio como
intento de restablecimiento (la reconciliación). El delirio es un intento de
curación, dicho en el sentido de intento de reconexión libidinal con los
objetos. Esto quiere decir, es un intento fallido de curación, porque se
revincula con el otro, pero de un modo delirante.
Intervenciones en psicosis. 9
libidinal que Freud encuentra en varias manifestaciones de la psicosis se
vincula con esto.
Intervenciones en psicosis. 10
consideramos la producción patológica es en realidad el intento de
restablecimiento de la realidad.
Freud nunca había expresado con esta claridad que las respuestas a la
castración fueran la represión, la desmentida o la desestima, como la nombra
en este historia, y nunca más retoma este concepto, que será una de las
referencias que va a tomar Lacan.
Intervenciones en psicosis. 11
Los textos de referencia con "Neurosis y Psicosis" y el de "Pérdida de la
Realidad en Neurosis y Psicosis".
Intervenciones en psicosis. 12
un nuevo mecanismo, la "desmentida", cuyo efecto va a ser una escisión en
el Yo.
Freud plantea que en la neurosis hay una hiperpotencia del influjo objetivo de
la realidad, y en la psicosis hay una hiperpotencia del ello. La pérdida de la
realidad estaría dada de antemano en la psicosis, pero la neurosis también
tienen pérdida de la realidad y perturbado el vínculo con la realidad.
Neurosis:
Las neurosis de transferencia se caracterizan porque el yo no quiere dar
trámite a una moción pulsional del ello, y el yo se defiende de aquella
mediante el mecanismo de la represión; lo reprimido se vuelve contra ese
destino y se procura una formación de compromiso, que se le impone al
yo; el síntoma. El yo encuentra en el síntoma un intruso, y prosigue la lucha
contra él tal como se había defendido de la lucha pulsional originaria.
En la neurosis, el yo, en vasallaje a la realidad, sofoca un fragmento del
ello (vida pulsional) mientras que en la psicosis ese mismo yo, al servicio
del ello, se retira de un fragmento de la realidad. Por lo tanto, lo decisivo
para la neurosis sería la hiperpotencia del influjo de la realidad, y para la
psicosis la hiperpotencia del ello.
Intervenciones en psicosis. 13
La neurosis se conforma con evitar el fragmento de la realidad
correspondiente y protegerse del encuentro contra él. Sin embargo, en la
neurosis no faltan intentos de sustituir la realidad indeseada por otra más
acorde al deseo, la posibilidad de esto dada en la fantasía.
Psicosis:
En la forma de la psicosis conocida como esquizofrenia, se sabe que
tiende a desembocar en la apatía efectiva, la pérdida de toda
participación en el mundo exterior. El delirio se presenta como un parche
colocado en el lugar donde originalmente se produjo una desgarradura
en el vínculo del yo con el mundo exterior; los fenómenos del proceso
patógeno a menudo están ocultos por los de un intento de curación o
reconstrucción.
Intervenciones en psicosis. 14
displacer (en la neurosis se evita un fragmento y en la psicosis se desmiente
la realidad y se busca reconstruirla).
Freud subrayó que las relaciones del sujeto con la realidad no son las mismas
en la neurosis y en la psicosis. Esta gran diferencia debe tener, dice Freud, una
profunda razón estructural. Cuando hablamos de neurosis, hacemos cumplir
cierto papel a una huida, una evitación, donde un conflicto con la realidad
tiene su parte. Se produce en el sujeto cierta ruptura con la realidad. La
realidad sacrificada en la neurosis es una parte de la realidad psíquica.
Realidad no es homónimo de realidad exterior. En el momento en que se
desencadena la neurosis, el sujeto elude una parte de su realidad psíquica.
Esta parte es olvidada, pero continúa haciéndose oír. ¿Cómo? De manera
simbólica. La realidad que el sujeto eludía en determinado momento, intenta
hacerla volver a surgir prestándole una significación particular, un sentido
secreto, que llamamos simbólico.
A la neurosis le opone la psicosis, donde en un momento hubo ruptura,
agujero, desgarro, pero con la realidad exterior. En la neurosis, es en un
segundo tiempo, y en la medida en que la realidad no está rearticulada
plenamente de manera simbólica en el mundo exterior, cuando se produce en
el sujeto la huida parcial de la realidad, incapacidad de afrontar esa parte de
la realidad secretamente conservada. En la psicosis, en cambio, es
verdaderamente la realidad misma la que está primero provista de un agujero,
que luego el mundo fantasmático vendrá a colmar.
Intervenciones en psicosis. 15
Corresponde a Lacan haber ubicado un mecanismo particular y específico
para la psicosis, así como le corresponde haber definido las tres estructuras
clínicas de neurosis, psicosis y perversiones, situando los mecanismos
correspondientes a cada una de ellas.
Neurosis, psicosis y perversiones serían posicionamientos respecto de la
castración, respecto de la falta. Las estructuras clínicas serían, desde este
punto de vista, modos de defensa.
Intervenciones en psicosis. 16
¿Qué consecuencias tiene que la falta no esté inscripta? ¿Qué implica que el
significante del Nombre del Padre que ordena la estructura no opere?
Intervenciones en psicosis. 17
Edipo falte en lo simbólico no implica que no se pueda compensar en lo
imaginario. La compensación se trata entonces de una identificación que se da
como las llamadas “muletas imaginarias”, compensa esa falta en lo simbólico
que es la forclusión del nombre del padre.
Fernández.
La autora dirá que allí donde la psiquiatría se propone poner orden en lo que
desordenaba, el psicoanálisis intenta darle una lógica. Hace un recorrido
desde la psiquiatría, tomando a Clèrambault y el concepto de fenómenos
elementales.
Intervenciones en psicosis. 18
Fernández también hará una diferenciación entre la proyección paranoica y
otras proyecciones. Freud dice que "la libido abandona la representación del
objeto, la cual, precisamente, por ser despojada de la ocupación, que la ha
caracterizado como interior, es tratada como una percepción y puede ser
proyectada hacia afuera". Este tratamiento de la representación del objeto
como percepción que proviene de afuera determina que sea vivida por el
sujeto como que le concierne, está dirigida a él.
Lineamientos de la psicosis.
Coordenadas teóricas de la psicosis para poder pensar cómo intervenir en
una estructura psicótica.
Sobre la realidad: Freud va a decir que el neurótico va a evitar la realidad,
huyendo de ella, no queriendo saber nada de ella; pero dirá que el psicótico va
a negar la realidad y va a procurar sustituirla. Es una defensa mucho más
enérgica; crear una nueva realidad para sustituirla.
El conflicto, Freud dirá que en la neurosis es entre el Yo y el Ello, y en la
psicosis que es entre el Yo y el mundo exterior; el conflicto es más con la
realidad en la psicosis.
Intervenciones en psicosis. 19
en una erotomanía, en una transferencia erotómana. "El analista me ama". Los
autores posfreudianos van a hablar de esta característica de la transferencia
en la psicosis, una transferencia más total, al haber esta ausencia de lo
simbólico.
Intervenciones en psicosis. 20
construcción; sobre todo, la interpretación como propia de la neurosis, la idea
de lo simbólico, de descifrar el mensaje inconsciente.
Aulagnier habla de ser "el oído del que habla", lo que tiene que ver con el
investir el discurso del paciente, ese discurso que es rechazado. Será muy
importante la escucha invistiente, que el sujeto pueda sentirse alojado por el
analista. Esto provoca una diferencia frente a la vivencia de rechazo de los
otros, poder escuchar ese delirio, eso que el sujeto vive como rechazo por
parte del otro.
Soler hablará del "lugar del testigo", testigo en tanto poder alojar el
testimonio de ese sujeto. Poder generar un espacio vacío de goce; el ser
gozado por el otro es algo que le genera mucho sufrimiento al sujeto. De ahí,
la idea de generar un espacio vacío de goce tiene que ver con la posibilidad
de generar una intervención que propicie el acotamiento del goce - poder
ubicarse como semejante, poder ubicarse del lugar del otro barrado, como
este sujeto que no sabe y que no entiende, que de alguna manera no tiene el
saber total.
Intervenciones en psicosis. 21
posibilidad de dialectizar su discurso y de hacer metáfora. También hace
alusión en este modo de escucha, que más que escuchar si la alucinación es
verbal, sensorial, etcétera, se trata de simplemente escuchar al sujeto.
Lacan nos dice en el texto "El llamado, la alusión" que “si el neurótico habita el
lenguaje, el psicótico es habitado, poseído por el lenguaje". Nos está diciendo
de la posibilidad de juego dialectico que aparece en la neurosis, en tanto hay
un significante que falta. En la psicosis, al haber falta de la falta, el sujeto
queda sujeto, poseído por el lenguaje, no habrá un discurso latente pasible de
ser interpretado por parte del analista. Las palabras serán tomadas como
cosas.
Aulagnier.
Aulagnier habla sobre los movimientos de apertura en la psicosis. La autora
comienza caracterizando la psicosis como un lugar de cristalizaciones
inconmovibles, tanto del otro como propias del sujeto. Plantea que para el
sujeto psicótico no hay otra cosa que lo ya conocido, que todo es una
repetición. Marca las diferencias entre neurosis y psicosis desde el punto de
vista transferencial y los movimientos posibles (o no) en el sujeto.
Para la psicosis, las cosas son como son y no pueden ser de otra manera,
todo está anunciado, predicho, previsto y escrito. Está instalada una idea de
que las cosas son inmodificables, de un sin salida. En ese marco, Aulagnier
concluye con algunas consideraciones sobre la apertura de la partida en la
psicosis.
Lugar de lo ya conocido.
No se puede evitar que el sujeto nos haga ocupar el lugar de lo ya
conocido.
Intervenciones en psicosis. 22
Lugar del objeto omnipotente.
Inicialmente podemos valernos de la proyección de un objeto
omnipotente, protector, idealizado para favorecer el investimiento de la
relación, pero rápidamente trataremos de corrernos de ese lugar
Este lugar es heredero del que tuvieron los padres en la infancia del sujeto.
Ellos le prohibieron, y el psicótico lo aceptó, creer que otro pensamiento
que el de ellos pudiera saber lo que se refiere al deseo, la ley, el bien, el
mal.
Respecto del lugar del Sujeto Supuesto Saber, dirá que este lugar ya está
ocupado por los padres, ellos son los que saben sobre el deseo, el bien, el mal
y la ley. Hay una imposibilidad estructural de verlos barrados. Tener presente
en este punto que una gran parte del padecimiento de la psicosis es
Intervenciones en psicosis. 23
confrontar con un Otro no atravesado por la falta, con un otro sin barrar. El
sujeto psicótico queda a merced de un otro no atravesado por la ley.
Eventualmente, si pudieron ser destituidos, va a atribur ese saber a un
perseguidor exterior.
Por otro lado, también está ocupado el lugar del investimiento, establece
vínculos de investimiento masivo con esos representantes del poder, que son
sus padres. Con ellos se da un diálogo que siempre se reitera pero, dice
Aulagnier, nos queda una posibilidad; se refiere a que, cuando una psicosis se
desencadena, cuando un psicótico se desencadena, indica allí el fracaso de
ese diálogo. Que aparezca un delirio sería el testimonio de que el sujeto o no
quiere o no puede seguir creyendo en la presencia de la escucha del otro. En
ese caso, plantea, puede llegar a ocurrir, si bien es algo infrecuente, que
invista una relación con un otro y que eventualmente ese lugar pueda ser
ocupado por el analista.
Se abriría allí la posibilidad de llegar a ocupar lo que Aulagnier llama como
"ser el oído del que habla". En ese quiebre, en esa ruptura, ahí puede llegar a
operar el analista, en un movimiento de apertura y de transformación posible,
de un pensamiento sin destinatario en un discurso que uno puede oír y que el
propio paciente pueda oír. Se pondría en juego la presencia de una escucha
nueva, que pueda garantizar que eso que dice forma parte de lo que el otro
puede oír e investir.
Intervenciones en psicosis. 24
cuestiones. La fragilidad y la vulnerabilidad de la estructura psicótica hace que
ante la aparición de alguna vivencia en la realidad o en la realidad psíquica, se
conmueva al sujeto, y frente a esta vivencia el sujeto responde con los
patrones ya conocidos, a una causalidad que es siempre la misma.
Soler.
Soler fue discípula de Lacan y trabajó mucho sobre psicosis. Escribió un libro
donde muestra su clínica con la psicosis, lo cual no es usual, en "Estudios
sobre la psicosis".
¿Qué lugar para el analista? El desarrollo de este artículo incluye una viñeta
clínica, que le da "subtítulo" al trabajo, dado que se trata de la estabilización
de una psicosis bajo transferencia. Es una psicosis que desencadenó doce
años antes de que se tomara el caso, que presentaba en ese momento fuertes
indicios de automatismo mental, una paciente que ha presentado episodios
delirantes agudos que necesitaron intervenciones y tratamiento
farmacológico.
Intervenciones en psicosis. 25
Dice que el analista es llamado a suplir ese vacío de la forclusión, que
aparece súbitamente. La paciente demanda que el analista haga de oráculo y
de ley, entendiendo esto como convocar al analista a constituirse como
suplente y competidor de las voces que hablan de ella y que la dirigen. Esto
es, la paciente ofrecerá al analista el lugar de aquél que totaliza saber y goce -
es decir, se llama al analista al lugar de perseguidor, al lugar del que sabe
(oráculo) y al mismo tiempo goza.
Aclara Soler que el analista debe correrse de este lugar, para evitar caer en
la "erotomanía mortífera". Pasa a explicar qué maniobras, en la transferencia,
le permitieron evitar la emergencia de esa erotomanía mortífera; expone
cuáles fueron las intervenciones que permitieron evitar quedar ubicada en el
lugar del que sabe y al mismo tiempo goza. ¿En qué consistieron estas
intervenciones? ¿Qué efectos tuvieron en la paciente?
✔ Cada vez que era convocada al lugar del oráculo, respondía con un
silencio de abstención. Se ubicaba como testigo: es alguien que no
sabe y no goza. Y en ese lugar el paciente puede ubicar su
testimonio.
Deja claro que la intervención posible estaba lejos de ser una interpretación;
la interpretación es siempre interpretación de la castración y de lo reprimido,
por lo cual la interpretación no es un recurso válido para el tratamiento de la
psicosis.
Dice Soler que el primer modo de intervención que usó fue un silencio de
abstención cada vez que en analista era solicitado como el Otro Primordial
del Saber; maniobra que, con ese silencio de abstención, busca correrse del
lugar que el paciente le propone como aquél otro que totaliza saber y goce,
aquel otro que ocupa el lugar de perseguidor. Este silencio-abstención permite
dejar libre el campo para el armado del delirio. Allí, el analista queda ubicado
lejos del rol de perseguidor, es un lugar de testigo, al que define como un
sujeto al que se le supone no saber, no gozar y ofrecer por tanto un vacío en
el que el sujeto va a poder dejar su testimonio.
Intervenciones en psicosis. 26
Este silencio de abstención habilita, así, un lugar de testigo.
Un segundo tipo de intervención es lo que Soler llama "orientación de goce".
Hay una orientación de goce limitativa, que funciona como una prótesis de la
prohibición faltante, que consistió en decir que "no" en relación a que esta
mujer estaba tentada a dejarse estrangular por el hombre que decía que la
pretendía. Aquí el analista interviene prohibiendo.
Esta es una orientación de goce que Soler plantea como limitativa; hay otra,
que define como positiva, que en este caso fue la de sostener el proyecto
artístico de la paciente.
Respecto a la orientación del goce, la analista también sostuvo y alentó a la
paciente a avanzar con su proyecto artístico.
Una tercera intervención que plantea tuvo un alcance y efecto decisivo, que
produjo un viraje en la relación transferencial y en el proceso de la cura. Dice
que en primer lugar, en un primer tiempo, sostuvo la negativa a trabajar de la
paciente, a pesar de los reclamos de la familia, y sostuvo también el reclamo
de que obtuviera una pensión; este viraje que Soler detecta consistió en dejar
de convocar al analista en el lugar del Otro (con mayúscula) y comenzar a
construir su delirio, al mismo tiempo que lo iba depurando y lo iba
reduciendo. Para la paciente trabajar tenía una significación que la equiparaba
con un abuso, con un asesinato. La analista apoyó que era un abuso exigirle
que se ganara la vida. Esta intervención permitió que desaparecieran, duranta
al menos cinco años, los episodios agudos que la paciente presentaba
periódicamente.
La idea de nuestro trabajo es correlacionar qué plantean distintos autores
sobre el tema.
Esto se relaciona con lo que Aulagnier dice de mostrar una otra salida
posible, que no se está necesariamente condenado a una repetición, en
relación a poder abrir un tiempo y espacio diferentes. Dice Soler que "no entré
en el concierto de las personas que querían hacerla trabajar", que se trata de
Intervenciones en psicosis. 27
ser "guardián de los límites del goce, sin los cuales, como dice la paciente, lo
que hay es el horror absoluto, y que esta tarea el analista solo puede hacer
sosteniendo la única función que queda, de hacer de límite al goce, la del
significante ideal, único elemento simbólico que a falta de la ley paterna
puede constituir una barrera al goce".
Cuenta la autora que atendió a la paciente por doce años y que el tratamiento
alcanzó una "estabilización". ¿Qué destino tuvo ese goce demasiado real, que
aparecía al principio de la cura, en qué se transformó? Soler ubica la
estabilización en tres términos:
Se trata de una obra plástica, que implica un corte respecto del Otro (con
mayúscula) y del otro (con minúscula). Se trata de fijar una parte de su
goce en una obra plástica.
Ubicado bajo el significante del ideal, esto es, ocupar el lugar de la ley
inconsciente que falla.
Intervenciones en psicosis. 28
El lugar del semejante, del testigo que escucha, que toma nota, que
supuestamente comprende y se apiada.
Belucci.
Si bien Lacan piensa nuestra práctica como una táctica y una estrategia, en
este caso Belucci subraya el concepto de deseo del analista, sin el cual no es
posible concebir absolutamente nada en lo relativo a la eficacia del
psicoanálisis.
otro semejante.
Intervenciones en psicosis. 29
Esta noción de "deseo del analista" alude a una posición de apertura del
analista, ocupando el lugar del no saber, idea de apertura que es solidaria de
la pasión por la ignorancia. También es parte de esta función hacer lugar a
que el saber, que en principio esté en el otro, pueda pasar al sujeto, en ese
tránsito por la transferencia.
Ahora bien, plantea Belucci, cuando el goce del otro no puede ser neutralizado
por ninguno de los posicionamientos anteriores y aparece el riesgo del pasaje
al acto, introduce lo que Soler denominó "orientación de goce", en tanto
suplencia en acto de la ley paterna y que incluye una orientación limitativa y
una orientación positiva. Colette Soler llamó “orientación de goce” a una
torsión que supone una suplencia en acto de la Ley Paterna.
Respecto de las intervenciones, Belucci fundamenta los límites con los que
Freud se tomó respecto de lo no interpretable y cómo fue necesario recurrir a
la construcción. Toma de Lacan la dimensión del acto y lo refiere a aquellas
Intervenciones en psicosis. 30
intervenciones que ponen de manifiesto el deseo del analista, más allá de la
interpretación y más allá de la construcción.
Porque interpretar puede llevar al analista a encarnar el Otro del saber, que
es también el Otro del goce.
Al interpretar evocamos un enigma, que pone en juego una falta. Falta que
al no haber sido legalizada por la Ley del Padre, puede ser peligroso en
una estructura no desencadenada.
Intervenciones en psicosis. 31
Respecto de la construcción, ubica dos dimensiones: por un lado, lo que llama
un "entramado lógico" y por otro lo que llama un "marco escénico".
Entramado lógico.
Marco escénico.
Fernández.
Con respecto a las intervenciones en las psicosis, Fernández hablará de tres
grandes grupos de intervenciones en la psicosis, y las ordena tomando en
cuenta diferentes criterios.
Armar alguna historia del paciente ya que lo que hay es una historia
desarmada, hecha de retazos. Esto puede permitir escuchar el punto de
verdad del delirio Bion); dibujar el perfil singular y único que tiene ese
Otro que arrasa al paciente y el sujeto o retazo de sujeto que enfrente a
ese Otro.
Intervenciones en psicosis. 32
¿En qué momento de la transferencia intervenimos?
Es importante tener alguna idea del lugar que ocupamos para el paciente.
Las primeras dos se han visto en algunos casos clínicos durante la cursada,
como en el Psicosis: Caso R.
¿Qué tipo de intervenciones propone Fernández respecto del delirio?
¿Cuáles son las finalidades de las mismas?
Intervenciones que acoten el delirio para que deje de ser la teoría que
explica todo lo que le sucede al sujeto en su vida.
Estabilizaciones y suplencias.
Fernández distingue diferentes tipos de estabilizaciones en la psicosis.
Justamente, a la estabilización es a lo que se apunta en la clínica con
pacientes psicóticos.
Intervenciones en psicosis. 33
que el sujeto si se desencadenó se vuelva a encauzar, que se calme de alguna
manera la locura, el delirio, que haya cierta estabilización.
Distingue diferentes tipos de estabilizaciones en la psicosis:
Intervenciones en psicosis. 34
Ataque de pánico.
Autores Belucci Freud
Tipo Práctico B
Entre ambos autores, Belucci y Iunger, hay un desarrollo interesante, que es el tema
de la nominación, no solo como nombre de época, manifestación de la cultura y
posibilidad de identificarse con otros a través de la nominación, sino como el
efecto eficaz y tranquilizador que tiene la palabra y el ponerle un nombre al
padecimiento. Ambos autores recorren en sus teorizaciones este aspecto, que no
es menor.
Belucci.
El texto de Belucci sitúa algunos antecedentes respecto a la idea de pánico y
angustia de Freud, retomando a la angustia como afecto y en función de eso
trabaja las manifestaciones corporales descriptas por Freud en las neurastenias y
en las neurosis de angustia, como neurosis actuales, haciendo un paralelo con
aquellas descriptas en el DSM IV.
Ataque de pánico. 1
Dirá que los "ataques de pánico" del DSM coinciden hasta en sus mínimos detalles
con la caracterización freudina de los "ataques de angustia". Freud denominó
neurosis de angustia a un complejo de síntomas los cuales se pueden agrupar
todos en torno del síntoma principal: la angustia, como afecto.
Caracterizando la angustia dentro del campo de la afectividad, Freud la diferencia
de otros afectos que pueden transformarse unos en otros, dado que la angustia
tiene una cualidad especial. Lacan dirá de ella que es "lo que no engaña". Definir la
angustia como afecto también permite situar que nos afecta, somos afectados por
ella, y en tanto nos afecta nos moviliza.
Particularmente, en el momento de la angustia, experimentamos el cuerpo como
presencia. Sontag dice que vivimos habitualmente inmersos en "el silencio del
cuerpo", sabemos que tenemos un cuerpo pero no lo registramos como presencia,
salvo cuando el silencio se quiebra ante el dolor, el acto sexual y la angustia.
En el texto de 1895, Freud relevó una serie de manifestaciones corporales como
parte de la fenomenología de la angustia: alteraciones respiratorias, tales como
agitación o disnea, alteraciones cardíacas como palpitaciones, alteraciones
gastrointestinales como diarrea, pérdida del apetito o apetito voraz, oleadas de
calor y sudoración, temblores y parestesias, sensaciones corporales extrañas que
pueden llegar a la desrealización.
Además de las afectaciones en el cuerpo, en el momento de la angustia se
suspenden las coordenadas del tiempo y espacio. El tiempo se halla reducido a un
"presente continuo" o bien a la temporalidad de la inminencia, como una
"expectativa angustiada". El espacio, por su parte, también pierde las coordenadas
que orientan y permiten diferenciar entre lugares seguros y lugares peligrosos.
En su punto extremo, la angustia lleva a experimentar el cuerpo propio como un
cuerpo extraño…. Lo que paradojalmente dificulta el enunciado “estoy angustiado”,
momento de extrañeza corporal, donde además las coordenadas temporales ceden
ante la sensación de un presente continuo que no cesa de ocurrir. Se comprende
entonces porque es un más allá del “estoy angustiado”, no se trata de la angustia
de la escena neurótica. Lacan permite pensar, más allá de Freud, cómo el afecto de
la angustia traduce el encuentro con la ausencia, en el lugar del Otro, de algún
significante que de cuenta del propio ser. Entonces, es el terrible encuentro con la
ausencia de un significante que dé cuenta del propio ser.
La teoría económica.
En el cuadro clínico, Freud incluye en primer lugar la irritabilidad general, que
indicaría una acumulación de excitación (una cantidad) o una incapacidad
para tolerarla. La expectativa angustiada es, según Freud, el "síntoma nuclear
de la neurosis" y se enlaza fácilmente a cualquier representación que pueda
Ataque de pánico. 2
remitirla a un peligro concreto. El ataque de angustia, por el contrario, irrumpe
súbitamente y sin motivo claro, con el conjunto de manifestaciones corporales
ya mencionadas.
Carece de representación, pero suele ligarse a la idea de una muerte inminente
o de volverse loco. Aquello que irrumpe intempestiva e inmotivadamente deriva
hacia la sensación de muerte o de pérdida de la cordura.
Lo fundamental en la primera elaboración de Freud sobre la angustia es que no
hay una relación directa entre represión y angustia, por lo que la neurosis de
angustia no guarda relación con la neurosis de transferencia. En esta última,
calidad más cantidad. En la primera, un quantum.
En esta primera conceptualización la angustia está vinculada a una cantidad
(exceso de excitación), de origen sexual (que no tiene descarga), y con una
insuficiente ligadura psíquica. No hay neurosis de transferencia, ni represión, ni
defensa, ni mecanismo psíquico. Hay una cantidad, que desde Lacan se podría
decir que es un "goce no ligado, un exceso". Su explicación es netamente
económica, se hace depender de una cantidad sexual de origen somático; y si
bien Freud luego articulará la angustia a la operatoria de la represión, y la
pondrá en relación al nudo de la castración, nunca baandonará la teoría
económica.
"Ataque de pánico".
Como anticipamos, lo que hoy denominamos ataque de pánico, siguiendo los
criterios del DSM, coincide en su caracterización clínica con el ataque de
angustia presentado por Freud en 1895. El "ataque de pánico" podría entonces
considerarse un equivalente del desarrollo de angustia, también llamado
angustia traumática o automática. Es decir, se trataría de una angustia masiva,
no parcializada, que implica un exceso económico y reconduce al desamparo
inaugural ante el Otro.
Entonces: ¿se trata solo de un cambio de nombre y nada más?
Belucci habla de algunas cuestiones respecto a la pregunta si la nominación
implica un cambio en términos conceptuales. Es interesante contraponer aquí la
mirada del psicoanálisis, con la mirada que tiene que ver con lo orgánico, las
neuraciencias y otras líneas y escuelas teóricas de la psicología.
Dice Belucci que hay algo propio del psicoanálisis en este campo, que hay al
menos tres direcciones posibles desde las que puede indagarse esta
cuestión.
Ataque de pánico. 3
uso de fármacos y otras posiciones teórico-clínicas
Subyacente a la discusión formalmente teórica encontramos a los intereses
sectoriales de empresas farmacológicas, instituciones públicas y privadas,
dentro del contexto desregulado que propone el concepto neoliberal del
mercado.
Dirá Belucci que el cambio de denominación no es neutro, sino que implica
un cambio conceptual. No se trata de una concepción económica de la
angustia y de poner en tensión su relación con la palabra y la represión,
sino de reconducir el "ataque de pánico" a determinados circuitos neurales
o al procesamiento de la información. Sostener la denominación freudiana
implica, dice, una toma de posición.
Ataque de pánico. 4
relación lógica entre los "ataques de pánico" y la imposibilidad de
simbolizar la muerte, es decir, de duelar.
El campo narcisista.
Ataque de pánico. 5
Son muchos los autores que trabajan la línea del narcisismo para hablar
del ataque de pánico o el trastorno de pánico. En ese punto, aparecen
cuestiones interesantes para pensar en términos de lo imaginario.
Amalia Baumgart teoriza la cuestión en relación al narcisismo.
Apoyándose en su clínica, piensa la existencia de una particular rigidez
en la relación entre el yo y el ideal del yo, donde el primero queda
capturado en una relación unilateral al ideal.
La tercer línea de desarrollo conceptual tiene que ver con los Nombres
del Padre y cómo habla de un Nombre del Padre supletorio.
Otra relación con la época puede extraerse de algunas situaciones
clínicas, en las que la aparición de los "ataques de pánico" puede leerse
como la introducción de un límite allí donde hasta entonces se
registraba un exceso. En la época signada por el declive del Nombre
del Padre, podríamos penar que, en ciertas circunstancias, el "ataque de
pánico" funcionaría como una suerte de "Nombre del Padre supletorio",
Ataque de pánico. 6
al menos hasta tanto alguna versión paterna, o algo que haga sus
veces, pueda advenir a ese lugar.
Iunger.
Víctor Junger desarrolla precisiones teóricas y señalamientos clínicos, a la vez que
interroga la aparición de “nuevas patologías” a la luz de las sucesivas ediciones del
DSM.
Ataque de pánico. 7
Trae la idea de que el ataque de pánico o el trastorno de pánico tiene una
estructura propia, es decir, una lógica y un modo particular de comportarse. Se
trata, dirá, de una estructura (la del ataque de pánico) que puede aparecer dentro
de cualquiera de las estructuras, neurosis, psicosis o perversión. Se trata de una
estructura dentro de otra estructura metapsicológica.
Iunger dirá que la urgencia nos presenta una demanda paradojal. En tanto la clínica
del ataque de pánico posee sus propias características, la urgencia del cuadro no
nos permite tomarnos “los tiempos del psicoanálisis”. Necesitamos un tiempo, dice
Iunger, un tiempo que este tipo de fenómenos no nos ofrece. Pero, al mismo
tiempo, la habitual necesidad que se tiene del tiempo para investigar con precisión
clínica y teórica, los tiempos del psicoanálisis para situar la cuestión que se
presenta, se ve extremada.
Ataque de pánico. 8
La urgencia subjetiva, el sufrimiento subjetivo que implica esta circunstancia,
apremia nuestros tiempos y nuestra eficacia. Se podría tomar la vía de derivar al
paciente al psiquiatría, renunciando a la instancia de la palabra; no intervenir
implicaría una claudicación ética. La alternativa es abordar el pánico desde la
clínica psicoanalítica, aún dentro de la premura de una demanda de solución
inmediata y un contexto que la exige, operando con los instrumentos del
psicoanálisis.
Toma el tema de la eficacia del nombre, de la eficacia de que haya algo que le de
un nombre a semejante magnitud de sufrimiento, y se centra en la línea del colpaso
de la función del significante del Nombre del Padre, más del lado del tercer punto
que plantea Belucci.
El "ataque de pánico".
Ataque de pánico. 9
extrañeza de sí mismo, con impresión de estar en un sueño, y de
desrealización, una perturbación de la percepción del medio ambiente.
También la percepción del propio yo está alterada, hay una presentación del yo
como algo que se desmorona, que posee una inmensa fragilidad, incapaz de
ser el soporte desde el cuerpo. Hay una catástrofe o una amenza de catástrofe
de la imagen especular.
Ataque de pánico. 10
Toma de Freud 1984 una modalidad del ataque de angustia, el terror nocturno,
que por sus características ubica como la primera aproximación al tema del pánico.
Frente a lo que Freud considera una modalidad de la angustia, Iunger ubica una
entidad clínica diferente. La conceptualización teórica toma al Freud de las
neurosis actuales (los correlatos somáticos carecen de elaboración psíquica) para
recalar en “Psicología de las masas” donde el padre del psicoanálisis refiere
explícitamente al término “pánico”, en el momento en que la masa es
“descabezada” de su líder (o ideal principal”). Líder caído, muerto.
Ante el vacío de autoridad se produce una anomia donde cada individuo apenas
llega a cuidar de sí mismo, poseído por un miedo tan inmenso como insensato
que no guarda relación con peligro real alguno. Del mismo modo se produce el
pánico; independientemente de la magnitud del peligro real, y precipitando la
ruptura del lazo afectivo, sostenido por la existencia del líder.
Entonces: "podemos definir al pánico como la experiencia aterrorizante excesiva
e inmotivada, que resulta de la pérdida repentina de los parámetros simbólicos
que ordenan la experiencia subjetiva y que dejan al sujeto en una situación de
indefensión que amenaza con la desaparición de los soportes del anclaje del ser.
Amenaza que lo excede y que no puede, en ese contexto, ser tramitada".
Ataque de pánico. 11
Desfallecimiento pensando en sucesos realmente acaecidos (material o
psíquicamente), pero no en relación a una afectación estructural como la
forclusión. Por eso hablamos de “una estructura dentro de la estructura”. Por ende,
esta no es pensada como definitiva o inconmovible.
En todos los casos, se trata de un colapso fálico, que puede o no terminar con la
muerte efectiva. Fracasos laborales y amorosos del propio sujeto en cuya trama
ocupa un lugar central la caída de esa función del Nombre del Padre, esa función
soporte del Nombre del Padre, función fálica soporte del as coordenadsa de
lespacio subjetivo de la experiencia; soporte anudado de lo real, lo simbólico y lo
imaginario.
Para hablar de pánico, falta un segundo corte, que se sitúa entre la experiencia
psíquica (cuantitativa) y los fenómenos corporales, característicos del ataque de
pánico, lo cual ni siquiera permite la experiencia de la angustia, que es una
experiencia psíquica. En la hiancia entre la experiencia psíquica (que ya venía
desprovista de su carácter cualitativo) y la experiencia corporal, ubicamos este
segundo corte que, aboliendo toda posibilidad de producción de sentido, aún en
relación a la angustia, produce el estado de pánico. El paciente en la emergencia
del ataque no puede servirse ni siquiera de los recursos que provee la angustia. En
el pánico, se pierde el registro de la angustia como experiencia psíquica, solo
queda de ella el registro de sus correlatos somáticos nominados desde los
discursos.
Ataque de pánico. 12
“Cuando ocurre el ataque de pánico, lo primero que se produce
es una debacle en su aparato simbólico, una pérdida de las
coordenadas simbólicas que ordenan la experiencia. Se trata
de una verdadera sensación de catástrofe psíquica, que
consiste en que se produce una desconexión del nombre del
afecto el nombre que le da en tanto palabra registro cualitativo
a la experiencia cuantitativa.
Ataque de pánico. 13
síntomas somáticos, desconexión del psiquismo como
estructura, de la vivencia de terror.
Por otra parte, si bien la característica principal del ataque de pánico termina
siendo la ausencia de nexo asociativo, de fantasmática, el sujeto puede en el
transcurso de un tratamiento construir (sic) los parámetros simbólicos que
concurran a brindar sentido (a prima facie ausente) a la experiencia.
Retomando el, concepto de “estructura dentro de la estructura” (que ya se ha
explicado precedentemente), clínicamente deberá, entonces, tenerse en cuenta el
diagnóstico estructural con miras a establecer las modalidades de las acciones del
terapeuta no solo en relación a la clínica del ataque de pánico debiéndose pensar a
la sintomatología situada en el contexto de la singularidad que alberga una
estructura psíquica. (neurosis obsesiva, psicosis…) Todo esto conformará “la
dirección de la cura”. Por ejemplo, las experiencias de pánico refuerzan los
procesos melancólicos, obviamente reforzarían una agorafobia, una fobia social,
etc.
¿En el ataque de pánico, hay una cierta inscripción no del todo acabada, o
insuficiente o fallida, del significante del Nombre del Padre, o se trata más bien de
la caída del sujeto a partir de cierto colapso fálico, y allí pierde las coordenadas?
Ataque de pánico. 14
La inscripción entre el significante del Nombre del Padre como operatoria psíquica
nunca es completa, nunca es acabada, siempre hay fallas, siempre hay un déficit, y
es allí donde el sujeto tiene que encontrar cierta manera de vérselas, de entramar
estos déficit. Iunger apunta más al colpaso fálico y a la cuestión de caída de las
coordenadas temporo-espaciales y a la pérdida de las coordenadas que sostienen
al sujeto.
¿Cuál es la operatoria que se pone en juego respecto al Nombre del Padre y cómo
eso podría operar dentro del ataque de pánico de un modo supletorio, tal cual lo
plantea Belucci?
Hay que situar en el caso que propone Belucci, algo que dirá al final: justamente,
es en la adolescencia y en la transición adolescente donde se trata de retomar y
poner en forma lo inscripto de un padre, retornarán también los impasses de dicha
escritura; de ahí la idea de Iunger de una inscripción del Nombre del Padre quizás
no del todo acabada y completa. En esos impasses en dicha escritura se llama a la
inventiva del sujeto. No es descabellado pensar que, para este adolescente del
caso de Belucci, apuntar ese movimiento fue la función que tuvo el análisis;
tomando el relevo del ataque de pánico, el análisis terminó cuando un otro relevo
lo hizo posible. Es aquí donde lo que opera como límite va a tener que ver con
aquél ordenamiento imaginario que se pudo hacer.
Para este paciente, el "respeto" sería una segunda instancia en la producción de un
límite y de un ordenamiento. Es ahí el efecto analítico que genera el ordenamiento
imaginario, que es la producción de un límite, allí donde algo estaba en pleno
declive, en un momento de impasse de esta escritura del significante del Nombre
del Padre y del ordenamiento simbólico aparece el ataque de pánico, y el análisis
reconduce hacia el ordenamiento imaginario que permite producir este nuevo límite
donde el sujeto puede seguir, puede continuar.
Es importante hacer dialogar estos dos textos, de Iunger y Belucci, porque no son
contradictorios, dado que vienen a completarse y descompletarse, respecto a
dónde pensar la angustia, el narcisismo y el significante del Nombre del Padre en
tanto ordenamiento simbólico. Cuando justamente se pierden las categorías, el
sujeto queda en un espacio de absoluto decaimiento, y es allí donde el colpaso
se hace presente.
¿Cómo se presentan estos pacientes, qué les pasa, cómo se comportan, qué
sienten?
Ataque de pánico. 15
La clínica del pánico, dice Iunger, requiere de intervenciones que se sitúan en los
tres registros.
Ataque de pánico. 16
discursivo al exceso de goce. La angustia está en el discurso, en el marco del
discurso. El pánico no se trata solo de una instancia fenoménica, no es algo que se
sitúa solo en un plano descriptivo; el encierro que se suele dar en la experiencia del
pánico no resulta solo de que el sujeto no puede sostenerse frente al malestar
que le genera la confrontación con la instancia del otro, sino que se encierra
porque se produce un hecho en un plano más estructural: al fallar la relación al
Nombre del Padre, el sujeto queda en los bordes de lo que es el lazo social y
discursivo.
Si el pánico persiste como una presencia constante, el sujeto se siente como
perteneciente a otro planeta. Como en la melancolía el melancólico siente que
perdió su relación con el lazo social; como en el registro de la psicosis podemos
pensar el experiemntar el estar fuera del discurso. Esta cuestión de estar dentro del
discurso el pleno derecho o de estar fuera del discurso es algo muy importante
como experiencia subjetiva. Cuando puede haber alguna captación subjetiva de
estar fuera del discurso, se trata de que alguien tenga la experiencai de estar caído
del mapa; tiene que ver con la condición que se da a partir de la pérdida de los
ejes de coordenadas que orientan la experiencia subjetiva.
Ataque de pánico. 17
Pasaje al acto.
Autores Iunger Muñoz
Tipo Práctico B
Lineamientos.
Iunger va a diferenciar, además de acting out y de "pasaje al acto", otro
concepto que denomina "pasar al acto". Pasaje al acto y pasar al acto son
cosas totalmente diferentes.
Iunger habla mucho de un concepto lacaniano, que es el de la "escena", que se
"sostiene la escena" o que se "cae la escena". Es importante entender qué es la
escena: es la articulación entre el significante y la imagen, es decir, la
imagen incluyendo lo real. ¿Qué quiere decir esto? En un comienzo, va a decir
Lacan, existe el mundo, los objetos, y el sujeto va a comenzar a libidinizarlo, a
crearlo, para que eso signifique algo. Entonces, vamos a encontrarnos con lo
imaginario; pero para completar esto, Lacan va a decir que es necesario que
eso venga a decirse, es decir que esto esté entramado con un significante
particular que el sujeto irá armando. Podemos decir la escena siempre
contiene un sentido, que va armando el sujeto.
Esto es importante para poder entender a qué se refiere el autor cuando
empieza a diferenciar acting out de pasaje al acto. Justamente, cuando
hablamos de un pasaje al acto, vamos a decir que la escena se desarticula, el
Pasaje al acto. 1
sujeto cae de la escena y por eso hay un "efecto de aniquilación del sujeto",
dirá Iunger; el Otro se vuelve absoluto, no castrado, el sujeto es como un títere
del Otro.
Otro concepto que se presenta es el acting out; Lacan lo califica como una
transferencia salvaje, una transferencia sin análisis. Sobre todo es importante
poder diferenciarlo del pasaje al acto, en tanto es una escena que se sostiene
y es una mostración al Otro. Iunger dirá que es una mostración porque hay un
fracaso en la articulación significante del deseo, el deseo le es señalado al
Otro, a través de esta mostración. Este es un punto importante.
El sujeto está separado del objeto, porque Iunger dirá que en el pasaje al acto
hay una identificación al objeto a como resto, el sujeto queda como atrapado
por el Otro; esto no pasa en el acting out, por eso dirá que está separado del
objeto.
Dificultades en la transferencia.
Pasaje al acto. 2
Un trauma siempre presente, siempre actual.
Iunger también aclara que podemos hablar de "pasaje al acto" en las tres
estructuras, pero no así de acting. En todo caso hablaremos de acting en la
neurosis o en los bordes de la neurosis, no en la psicosis, porque justamente el
psicótico está por fuera de lo simbólico, y por eso no hablaremos de acting.
Otro punto importante del texto tiene que ver con lo que Iunger planteará
como clínica en relación al pasaje al acto. Tiene que ver con cómo intervenir
con clínica de bordes, está muy vinculado.
Tiene que ver con, ahí donde el Otro está totalizado, el analista debe
sostener su presencia barrada, dando un lugar para el analizante como
sujeto. El analista también se barra a través de su preocupación, de
mostrarle preocupación al sujeto por lo que le pasa. La idea justamente
tiene que ver con esto, con poder barrarse frente a esta presencia de este
Otro perseguidor y absoluto en esta situación de pasaje al acto, en donde
el sujeto siente que no tiene otro recurso más que el pasaje al acto; por
eso el Otro se vuelve totalmente gozador y el sujeto se siente como títere
del Otro.
Tiene que ver con que el analista se haga cargo de la transferencia, por lo
menos provisoriamente; de sostener y activar la transferencia. Esto se
relaciona con lo postulado por Henrich de que los pacientes borderline
tienen dificultades en la transferencia; entonces aquí esto que dice Iunger
de ser sostén en la transferencia está relacionado con algo de lo que
dice Henrich.
Pasaje al acto. 3
Por eso dice que el analista debe hacerse cargo también de poner en
juego al objeto; pone el acento en la mirada y la voz del analista, que dice
que son particularmente aptas para esta operación. Habla de que en estos
momentos es importante, por ejemplo, ofrecerle un análisis frente a frente,
para que el sujeto pueda tener la mirada del analista como contenedora,
sostenedora, o esto de poder llamar al paciente.
Ulanosky, dentro de la clínica de bordes, también plantea esto de prestar
representaciones al sujeto, como una especie de sostén para el sujeto.
Iunger.
Este autor marca la diferencia fundamental entre el "pasar al acto" y el "pasaje
al acto". Si bien las dos instancias clínicas tratan de una escena, de la
conclusión de la misma, donde no media lo simbólico, ambas son radicalmente
diferentes en relación a la posición del sujeto.
El "pasar al acto" representa una máxima expresión de subjetividad, hay un
efecto de sujeto. Pueden pensar en ese momento que uno da su última
materia, donde hay un punto que es sin pensar, ya que tal vez si uno lo
pensara demasiado no habría un momento ideal para darlo, por lo que implica,
un cambio de posición, de estudiante a Licenciado.
En el "pasaje al acto" es exactamente lo opuesto, hay una aniquilación del
sujeto en ese acto, hay una caída del sujeto de la escena. La caída más
temida es caerse de la vida, un suicidio, también un homicidio, pero podemos
pensar en otras caídas, no tan terminales, una pérdida de un trabajo, por
ejemplo.
Pasaje al acto. 4
altura, es por eso que el paciente actúa. ¿Qué quiere decir esto? Que no
escuchó al sujeto, no lo alojó. Es así que el paciente tratará de hacer entrar
en la escena del análisis lo que el analista se resistió a escuchar. Es una
advertencia para el analista. Cuando Iunger dice: “el deseo le es señalado al
Otro, a través de esta mostración del objeto señuelo”, quiere decir que el
paciente actúa donde no hubo lugar para la palabra.
Para eso Iunger marcará tres operaciones que hacen a una estrategia de la
dirección de la cura:
Pasaje al acto. 5
Operación mantenimiento de la transferencia.
La segunda implica que será el analista el responsable de mantener la
transferencia, mostrando de su lado las ganas de que el tratamiento se
sostenga, activando y sosteniendo la transferencia.
Operación que tiene que ver con el objeto: la voz y la mirada del analista.
La última operación va a comprometer al analista con su voz y su mirada,
sosteniendo al paciente mediante ambos objetos. El uso del diván no será
recomendable en estas situaciones clínicas. Incorporar la voz fuera del
espacio analítico, una llamada de teléfono.
Dirigir la cura en una vertiente del plano imaginario y real, hasta que
lentamente se pueda recuperar la palabra. Muchas veces la palabra, poder
ir hablando de esas escenas mortíferas hacen una especie de corte a las
mismas. Restituir la eficacia de la palabra será un objetivo, pero soportar
el tiempo que sea necesario, será un trabajo del analista en la dirección de
la cura y el manejo de la transferencia.
Muñoz.
El texto de Muñoz es un rastreo del término acto, “agieren” en la obra
freudiana para luego llegar al concepto de "Pasaje al acto" en Lacan. El autor
dará cuenta que dicho concepto no integra el corpus teórico de Freud, será
Lacan quien lo instaure como concepto psicoanalítico, distinguiéndolo del
Acting Out.
El término agieren se aplica al “actuar” por consecuencia de algo que no pudo
ser dicho.
Muñoz mostrará como el agieren freudiano recubre ambos conceptos, el de
Acting Out y Pasaje al Acto. Recordemos la diferencia entre uno y otro, el
Acting Out es una escena sostenida, el Pasaje al Acto, una escena que
concluye. La distinción entre ambas instancias clínicas es un desarrollo de
Lacan.
Vamos a ir punto por punto del texto para acompañar el rastreo que realiza
Muñoz.
Pasaje al acto. 6
olvidado y reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo,
sino como acción, lo repite, sin saber desde luego que lo hace”.
Para Freud tiene estrecha relación con la resistencia, a mayor resistencia,
menor recuerdo, y entonces, repetición y actuación: llegadas tardes, faltas
a sesión, el paciente se enferma, no asocia. Freud dirá: “Esta compulsión
de repetición es su manera de recordar”. Entonces, el agieren es una
manera de recordar, no ausencia de recuerdo, sino otro modo.
Para este recordar en acto, Freud propone especial atención en el manejo
de la transferencia.
Pero, nos aclarará Muñoz, que el concepto abarca más que lo entendido
hoy por Acting Out; engloba también el Pasaje al Acto. Es decir, por un
lado, conlleva la acción (aquí ya podemos ir pensándolo del lado del
Pasaje al acto, donde no se realiza la escena para otro, es una caída de la
misma) y por otro el de la reactualización en transferencia (donde se
incluye a otro, una escena para Otro, una escena sostenida).
Pasaje al acto. 7
Hay un punto importante a destacar: para Lacan, la definición del Acting
Out ligada a la imposibilidad de rememorar, si bien es correcta, es
incompleta, ya que no contempla la dimensión del Otro. Recordar no es
sólo traer un recuerdo a la conciencia, sino comunicarlo, no es la memoria
como función psicológica sino la transmisión en acciones de un mensaje
que no se expresa en palabras.
Pasaje al acto. 8
misma concepción a yerros que pongan en serio peligro la vida y la salud
de otros”.
Pasaje al acto. 9
Intervenciones en pacientes
borde.
Autores Henrich Ulanosky
Se requiere en una madre el "deseo de ser madre de ese hijo", dirá Ulanosky,
lo cual implica poder identificarse con ese bebé, en su sentir, tener una
Cuando solo hay respuesta del campo de las necesidades, pero no hay una
erotización del lazo de ese sujeto en formación, aparece esto, una baja
valoración y sensaciones que aparecen constantemente, de angustia, de
angustia de fragmentación (en el sentido de volver a ese estado previo a la
configuración del Yo) y sensaciones de abandono.
Por eso, necesita constantemente una reafirmación que venga del campo
del otro.
Manifestaciones clínicas.
¿Cómo se nos manifiestan estos casos en la clínica, casos que tienen una
temporalidad diferente a la neurosis?
Ulanosky dice que este tipo de casos llevan a un replanteo del dispositivo
analítico tradicional y clásico. Dirá que esta idea de "pacientes fronterizos" no
solo clasifican y refieren a los pacientes mismos, sino que también se refiere a
la posición del analista, porque nos convocan a una frontera de la
analizabilidad, hasta qué punto podemos y no podemos hacer cosas con ellos.
Son pacientes impulsivos, con una impulsividad crónica y repetitiva, que
tienen un potencial auto-agresivo o hetero-agresivo físico o psíquico grande,
que generan cierta peligrosidad. En el momento del impulso, esto aparece
como algo ego-sintónico en el momento del impulso, pero una vez que
finalizan podrían percibirse como ego-distónicos y entonces el analista podría
tener alguna injerencia. Estos impulsos serían una manera del paciente de
defenderse de la fragmentación del Yo.
El profesor explica que una intervención que hizo con un paciente borderline
fue decirle "a muchos nos ha pasado eso", incluyéndose en la oración, como
un intento de ofrecerle un espejo de alguien que ha atravesado por algo
similar y puede estar hablando frente a él, como darle un espejo en donde
identificarse en una dinámica yoica; como un paso primero para que aparezca
un Yo, que estaba totalmente desvanecido y desgarrado, posibilitando que
algo de ese Yo se pueda rearmar, como condición básica y necesaria para
poder pasar a un segundo momento en donde aparecería la posibilidad de
entablar una responsabilidad subjetiva en aquello que le acontece].
Henrich dirá que el acting out es definido por Lacan como una una llamada
de atención que se realiza al analista, allí donde ha fallado en su función, que
le está indicando al analista, como indirecta, que erró en el blanco, que la
interpretación que hizo no fue correcta. Por lo general, el término refiere a una
respuesta que se produce en el análisis; aun en los casos en los que se
produce fuera del análisis, Lacan lo conduce al mismo, en tanto el acting out
puede desembocar en una entrada en análisis. El acting out puede tener así
dos salidas posibles: un pasaje al acto, "en donde la escena mostrada se
desgarra y el sujeto se arroja fuera de la misma", o bien una entrada en lo
simbólico del análisis.
Sin embargo, se puede pensar en el acting out por fuera del análisis; Henrich
se pregunta si pueden existir pacientes que viven de acting en acting,
independientemente del análisis, en cuyo caso quien falló no es el analista,
sino un Otro instituyente.
Introducimos que si hay una falta de afirmación en sí mismo, si hay una falta
de confianza en el otro, que le haya aportado cierta dinámica estable,
particularmente deseante, se van a formular sujetos que aparecen con una
demanda acuciante (fuerza, viveza) de respuesta al otro, para que lo
reafirme en su existencia, en su posición y en sus atributos. Por lo tanto, la
clínica, con este tipo de casos, se hace bastante compleja - porque tienen una
temporalidad diversa a la que aparece en la neurosis.
Es frecuente que este tipo de pacientes haga uso del discurso como acto, sin
tener conciencia de ello. Que el fin sea provocar sensaciones en el analista,
para que sienta lo que no pueden sentir o representar, más que el propósito de
comunicar contenidos, ya que lo que se pone en juego en la sesión ocurre
entre dos objetos más que entre dos personas.
Henrich dirá que cuando los sujetos no pueden disponer de los recursos en la
dimensión de esta falta de confianza en el significante, lo que va a aparecer es
una preponderancia de los acting out y de las impulsiones.
En este punto, del impulso pasan al acto sin una dinámica de elaboración por
medio de la palabra, con lo cual son cuadros que en este sentido se sitúan por
fuera de la transferencia. El acting out está tematizado como una
transferencia sin análisis, es decir, por fuera de la transferencia analítica. ¿Qué
sucede, entonces, con la transferencia?
Impacto en la transferencia.
Esta clase de patologías convocan al analista casi como una prótesis de sí
mismos, como un punto desde el cual están pidiendo constantemente sostén,
en una dinámica de la incondicionalidad. Estos pacientes nos pueden llamar a
cualquiera hora porque se sienten desbordados o angustiados, pueden mandar
mensajes constantemente; aparece esa impulsividad y ese desborde, en donde
necesita constantemente estar con el analista, aunque el analista no les
responda. Es una cuestión de simplemente haber podido decir algo, sacárselo
de encima por medio de un impulso. Es el analista el que tiene que ofrecerse
para hacer de interlocutor, que no quede como un monólogo, como alguien
que lo escucha y que lo puede sostener.
En este sentido, los analistas tienen que poder manejar los efectos
contratransferenciales, porque ponen también al analista en un borde
complejo. Muchas veces estos pacientes pueden hacer que el analista pierda
la paciencia, pero no es algo que se deba trasladar al análisis.
Fundamental: si se presentan acting out por fuera del análisis, el analista debe
ver que hay algo de una mostración que está ubicando al paciente; si
aparecen adentro del análisis, tiene que ver con algo de un llamado de
Actuar es algo que está formulado, desde los inicios en Freud, como algo que
se realiza porque no consigue ser puesto en palabras. Algunos autores
posfreudianos han tomado el concepto de acting out confundiéndolo con los
pasajes al acto. No es lo mismo. Lo "out" del acting, en este sentido más
freudiano, es un fuera del recuerdo, fuera de lo que se dice, porque la
posibilidad o la imposibilidad de rememorar o recordar el pasado, si bien es
correcta en el sentido de lo que se puede entender como un acting, hay que
completarla en el sentido de que en el análisis la imposibilidad de rememorar,
y por tanto actuar, tiene que ver con no ignorar la dimensión del otro. Cuando
uno rememora es porque transmite esa rememoración al otro, en este caso el
analista; por lo cual, el acto, si hay un punto de falta de puesta en palabras, de
falta de confianza en el significante, un puro impulso, aparece en el punto de
que hay algo de esa transmisión que no se puede hacer.
Del lado del sujeto aparece esta mostración, intenta mostrar algo en el
sentido de reintroducirlo en el campo significante, pero ese intentar no es
un intentar consciente. No es un "como no te lo puedo decir te lo muestro".
Algo se da a ver. Eso que se muestra es el objeto señuelo del deseo; esta
mostración que produce el acting es más allá de la voluntad consciente
del sujeto.
El sujeto aparece identificado al objeto, en tanto resto, es decir, caído del
otro; sin lugar en el campo del Otro.
Por eso, la salida por la vía del pasaje al acto frente a eso que lo angustia,
que es un Otro totalizado, se produce por una eyección abrupta y una
caída subjetiva; este es el punto dificultoso. No tiene tiene que ver con el
viraje melancólico del suicida, puede ser una escena que se corta
abruptamente de "no puedo con esto, me voy".
"Operación clivaje del sujeto y del objeto": tiene que ver con la
separación del sujeto, en esa identificación al objeto en tanto resto.
Muchas veces, las operatorias de alguien en análisis con estas
características, tienen que ver con que uno pueda rescatarlo de ese
¿De qué tipo de intervenciones se trata, el lugar del analista? Hay algo
similar al lugar del analista en la psicosis.
Esto, tal cual lo plantea Ulanosky, tiene que ver con el déficit en cuanto a
lo identificatorio en el estadio del espejo, tenemos pacientes con un yo
totalmente lábil y vulnerable.
¿Cuál será entonces el lugar del analista? El analista tendrá que pasar a de
una manera progrediente, desde un lugar de cierta dependencia hacia la
autonomía. Se trata de una clínica que tiene como horizonte el poder
fortalecer a este yo, vía representaciones, vía aportarle palabras. Muchas
de las intervenciones tienen que ver con el yo auxiliar que es el analista
para el paciente al inicio del tratamiento; es el analista el que habla, les
habla, les construye una trama, desde la cual pueden situar algo de lo que
cuenta el sujeto sobre lo que podría estar pasándole. Aportan palabras,
aportan representaciones, que permiten constituir un yo desde un lugar
más armado.
No solo el analista entra a funcionar en esta lógica, sino que es una clínica
que muchas veces va a necesitar que tomemos referentes para estos
pacientes, parejas, amigos, familiares, que puedan ofrecerse como sostén.
Hay algo que Winnicott marcaba, de la falla en el momento de frustración
y de la necesidad de un holding, un sostenimiento; ese va a ser el lugar del
analista, el de sostener, el de ser una madre lo suficientemente buena, una
madre que puede darlo todo simbióticamente y al mismo tiempo puede
empezar a frustrarlo. Hay en estos pacientes un profundo déficit y una
falla en el proceso que va de la alienación y a la separación, por lo tanto
será ese el modelo de intervención clínica desde el psicoanálisis. Desde un
primer momento, desde el que son hablados y se los ayuda a pensar y
pensarse, cuestión que se les dificulta mucho por sí mismos, el situar sus
emociones, el concatenar causas y efectos, seremos auxiliares de eso
también; pero siempre teniendo como horizonte la posibilidad de que
puedan hacerlo por sí mismos, con un yo fortalecido.
Tipo Teórico
Fin de análisis. 1
generar un movimiento, dado que percibe que el mismo estaba
estancado. Esto sucede, puede trabajar muy bien con ese plazo; dice
Freud que si se fija un plazo hay que cumplirlo sí o sí, se llega hasta
donde se pudo.
Dice entonces que fijar un plazo puede ser eficaz, pero esto no puede
dar garantía de la tramitación completa de la tarea. Puede ser efectivo,
pero no sabemos si esto va a dar cuenta que se completó
exitosamente la tarea del análisis.
Factor traumático.
Fin de análisis. 2
Hiperintensidad de las pulsiones.
Fin de análisis. 3
Capítulo 4 Freud se va a preguntar si se puede proteger al paciente
de conflictos futuros. Dará un ejemplo en lel que un paciente
importante le reclama a su analista que no le había analizado la
transferencia negativa; este analista era Ferenczi que le reclamaba a
Freud.
Freud dirá que si un conflicto pulsional no es actual, no se exterioriza,
es imposible influir sobre él mediante el análisis. Si algo no aparece, no
lo vamos a poder trabajar con el paciente. Si lo traemos nosotros,
sería forzarlo. Crear un conflicto no haría más que prolongar y
dificultar el trabajo analítico.
Freud dice que tedríamos que pensar que ese Yo con el que nos
aliamos es un Yo normal, pero ese Yo normal es una ficción, porque la
normalidad no existe, es una construcción; por más que la busquemos
no la vamos a encontrar. Pensar en la normalidad es pensar en una
ficción ideal. Entonces, el Yo "anormal", inutilizable para nuestros
propósitos, "no es por desdicho una ficción"; eso sí es una realidad, la
existencia de este Yo anormal. Dirá que cada persona es normal pero
en un promedio, en menor o mayor grado.
Fin de análisis. 4
¿Por qué este Yo está alterado? ¿Qué quiere decir "la alteración del
Yo"? Freud responderá la consulta al final del capítulo: dirá que la
alteración del Yo se trata de los efectos que se generan en el interior
del Yo, por defenderse. Esto va a tener que ver con los efectos que
producen los mecanismos de defensa en el Yo. Entonces, esta
alteración del Yo está vinculada con los mecanismos de defensa.
Fin de análisis. 5
parece una misión imposible, algo de mucha exigencia. No quiere decir
que no puedan hacerlo, pero los procesos son muy lentos; justamente
lo que les pasa es que no pueden decidirse a deshacir investiduras
libidinales de un objeto y desplazarlas a uno nuevo. Dirá que no se
encuentran particulares razones para tal fidelidad a las investiduras.
Capítulo 7 Freud dirá que llegar a un fin de análisis también tendrá que
ver con la persona del analista. Toma una frase de Ferenczi, de que el
análisis no es un proceso sin término, sino que puede ser llevado a un
cierre natural si el analista tiene la pericia y paciencia debidas. Habla
entonces de la capacidad que tenga el analista para llevar al paciente
al final del análisis.
Freud dirá que al analista se le va a exigir un grado mayor de
normalidad. ¿Qué podrá hacer el analista para adquirir esa aptitud, esa
medida más alta de normalidad? Mediante el análisis propio, el análisis
personal del analista. Dice que muchas veces el laburar con estas
cosas puede despertar conflictos en el analista, por eso es
fundamental el propio análisis y la supervisión. Son como dos pilares
claves para el buen desempeño del analista. En "Consejos al médico"
se ve algo parecido a esto, cuando habla de los puntos ciegos;
cualquier represión no solucionada para el analista es un punto ciego
en su percepción analítica.
Fin de análisis. 6
Capítulo 8 llegamos a lo "interminable" del análisis. Podemos trabajar
muchas cosas en el análisis, podemos juzgar que el paciente no
volverá a repetir, que hay determinadas cosas que el paciente tiene
manejadas, pero dirá que nos vamos a encontrar con un límite en el
análisis, con "una roca que subyace".
Fin de análisis. 7
trabajo (como Otto Rank).
En tal caso, cada análisis define su propia duración (hay aquí una crítica a
la abreviación que responde al acompasamiento de los análisis al ritmo de
la "American way of life").
Relacionado con Aulagnier en Primeras entrevistas.)
Fin de análisis. 8
"normalidad psíquica absoluta", y que por otro lado se tenga la posibilidad
de mantenerse estable.
Sabemos que la etiología de la neurosis es mixta. Esto quiere decir que, por
un lado, se trata de pulsiones hiperintensas, refractarias, que tiene que ver con
factores constitucionales, o efectos de traumas tempranos prematuros con
los que el Yo no pudo enseñorarse (hacerse dueño, dominar), que sería el
factor accidental. La neurosis se produce por la acción conjugada de ambos
factores, el constitucional y el accidental.
El factor traumático.
Se trata de los traumas tempranos que el yo no ha podido dominar por su
inmadurez. Parecería que el verdadero fin de análisis se consigue en estos
casos.
Fin de análisis. 9
Freud se pregunta si es posible tramitar de manera duradera y definitiva,
mediante la terapia analítica, un conflicto de la pulsión con el Yo o una
demanda pulsional patógena dirigida al Yo. ¿Qué quiere decir una
"tramitación duradera de una exigencia pulsional? Se trata de su
domeñamiento.
Fin de análisis. 10
El trabajo del análisis revisará las maneras en las que fue utilizada la
represión: algunas represiones se levantarán y otras se reforzarán con
miras a que resistan el embate pulsional. Se suscitará, así, una
rectificación del proceso represivo.
Aun así, Freud ubica dos cuestiones nodulares sobre este tema para
pensar la “naturaleza” de la pulsión y el trabajo que representa en la
clínica. Dirá "no hemos alcanzado siempre en toda su extensión, o sea, no
lo bastante a fondo, nuestro propósito de sustituir las represiones
permeables por unos dominios Bewaltigung) confiables y acordes al yo.
La trasmudación se consigue, pero a menudo sólo parcialmente;
sectores del mecanismo antiguo permanecen intocados por el trabajo
analítico” Freud 1937,p. 232.
Fin de análisis. 11
Yo endeble e infantil que no tenía recursos frente a las pulsiones, ellos
mismos pueden convertirse en peligros y es muy alto el precio que se
paga para sostenerlos.
Son pesados lastres para la economía psíquica; se convierten en peligro
porque se fijan en el Yo. Al fijarse, incrustarse dentro del Yo, el Yo se
acostumbra a usarlos; devienen modos usuales de reacción de carácter.
Incluso dice Freud que a veces, aunque no hace falta ya usarlos, el Yo
puede crear situaciones para poder seguir usándolos.
Fin de análisis. 12
en general y contra la curación.
Freud escribe al año siguiente de este texto “La escisión del Yo en el proceso
de defensa”, donde plantea, justamente, un Yo escindido, desgarrado, de una
manera que va a resultar insoldable. En ese To está pensando Freud cuando se
refiere al Yo en “Análisis terminable e interminable” como el modelo del Yo
Fin de análisis. 13
usual. Entonces: Yo escindido y que guarda en sí las trazas de la “herencia
arcaica”. Por lo cual, fíjense qué interesante cómo concluye:
Fin de análisis. 14
resistencia como aquello que revela el aferramiento a la enfermedad y la
dificultad para curar.
Todo esto requiere de una puesta al trabajo analítico que parecería, ella
misma, interminable: el analista (sugiere Freud) deberá volver al análisis
periódicamente.
Sin embargo, esto nos hace considerar que el análisis no termine ni que no
haya conclusión posible para los análisis. Incluso, no hay una suerte de
“normalidad” posible como horizonte; en palabras de Freud: "No tengo el
propósito de aseverar que el análisis como tal sea un trabajo sin conclusión.
Como quiera que uno se formule esta cuestión en la teoría, la terminación del
análisis es un asunto práctico. Todo analista experimentado podrá recordar
una serie de casos en que se despidió del paciente para siempre y las cosas
anduvieron bien. Mucho menos se distancia la práctica de la teoría en los
casos llamados "análisis de carácter". Aquí no se podrá preveer fácilmente un
Fin de análisis. 15
término natural, por más que uno evite expectativsa exageradas y no pida del
análisis unas tareas extremas".
“Uno no se propondrá como meta limitar todas las peculiaridades humanas en
favor de una normalidad esquemática, ni demandará que los “analizados a
fondo” no registren pasiones ni puedan desarrollar conflictos internos de
ninguna índole. El análisis debe crear las condiciones psicológicas más
favorables para las funciones del Yo; con ello quedaría tramitada su tarea”
Freud, 1937, p. 251.
Los análisis terminan, deben terminar, no son interminables, aunque uno vuelva
a analizarse en otro momento, aunque el inconsciente no se agote.
"Roca de base".
Un último tema a considerar es el enlazado al “complejo de castración”, aquel
que Freud ha denominado “roca de base”.
Tanto en los análisis terapéuticos como en los análisis de carácter, hay dos
temas que dan "guerra" al analista, dos temas que tienen que ver con la
diferencia de los sexos.
Se trata de lo que para cada sexo supone la represión de “lo propio del sexo
contrario” Freud, 1937, p. 251. En tal caso, se trata de los avatares sufridos
para cada quien en el atravesamiento de la castración.
Según Freud lo considera serán:
Fin de análisis. 16
La estructura freudiana del complejo permite percibir la función de la falta en
la constitución sexual del sujeto humano, en ambos casos, tanto en la mujer
como en el hombre. Se trata de la falta.
Sería esto el "hecho rocoso" del análisis. En todos los análisis se llega a este
hecho rocoso, al complejo de castración.
Hay muchos pacientes que atraviesan un análisis, pero que no llegan al fin del
análisis, que por más que se haya trabajado, ellos al sentir cierto alivio, cierto
alivio del padecimiento, consideran que es suficiente. Llega un momento en
que la sensación de alivio de padecimiento y el deseo de poner un punto al
Fin de análisis. 17
análisis lleva a una interrupción del mismo; a veces, muchos vuelven luego de
varios años en el mismo tiempo en el que se detuvieron. Es importante decir,
así, que no todos los pacientes llegan a un fin de análisis; otros sí].
El autor va a postular distintos ángulos pedagógicos para pensar qué es lo
que se moviliza en un análisis. Esos ángulos son: los síntomas, el Superyó, las
identificaciones, la pulsión y la sublimación, los ideales del Yo, el Yo ideal, el
tema del tiempo, los duelos. La movilización es, en general, en la vida
psíquica del paciente.
Llegando al fin del análisis, suele suceder algo ligado a la pulsión de vida.
Cierta fertilidad del terreno psíquico del analizante permite la emergencia de
un soplo nuevo: rebrotamiento de Eros o activación de la dimensión deseante.
Estos efectos conllevan una serie de modificaciones subjetivas, entre ellas,
una desaparición o mutación de los síntomas iniciales. Se asocia a esto cierto
alivio del sufrimiento y una mejor relación consigo mismo y con los demás. No
es éste el momento del fin del análisis.
Korman elige una serie de ítems para dar cuenta de lo que acontece en el
período medio del análisis y que permite vislumbrar las transformaciones
subjetivas que van aconteciendo, y que hacen posible la neurosis de salida.
Ellos son:
Los síntomas.
Fin de análisis. 18
Los síntomas conforman la hendidura por donde se cuela la transferencia,
posibilitando iniciar una tarea de largo aliento sobre el terreno psíquico.
Operamos sobre la neurosis de transferencia creada y propenderemos a
la desaparición o mutación de los síntomas, mediante la transformación
de la dinámica psíquica del sujeto.
El síntoma es hipócrita: la cara que más muestra (la sufriente) clama
desesperación, pero sus otras facetas se oponen a ella. Esta impostura del
síntoma pide una cierta credulidad en la escucha. Los síntomas están
sobredeterminados; hay una cara del síntoma de la que el paciente quiere
desprenderse rápidamente, pero también en esta sobredeterminación hay
cuestiones fantasmáticas, cuestiones de más allá del principio de placer,
cuestiones de la repetición, con lo cual hay que hacer un largo camino
para que en algún momento ciertos síntomas puedan soltarse.
El más allá del principio de placer que habita en cada síntoma hace que la
tarea sobre ellos no sea fácil. Se busca transformar en analítico un
síntoma, para luego hacerlo desaparecer operando sobre el goce y los
determinantes inconscientes de los mismos.
Fantasma.
Lo que genera una modificación psíquica en el analizante no sólo es el
conocimiento del argumento básico del fantasma. A ello se debe agregar
un cambio en la posición subjetiva en el fantasma. Uno de los efectos del
análisis sería un relajamiento de la fijeza del fantasma, que el analizante
pueda dejar de estar capturado, sometido y obligado a “actuar” por el
fantasma siempre e inexorablemente de la misma manera.
Cuando hablamos de lo "fantasmático", nos situamos en que los pacientes
cuando vienen tienen como una "versión" de ciertas cuestiones, "cuentos",
un "guión" con el cual se manejan en la realidad. Muchas veces hay mucha
fijeza en cuestiones fantasmáticas; uno va trabajando en el análisis capa
por capa, hasta que esa fijeza empieza a desvanecerse, cuando
empezamos a darnos cuenta de que el paciente lentamente comienza a
considerar otros circuitos posibles para abordar este "guión".
Identificaciones.
Fin de análisis. 19
establecer nuevas relaciones intrapsíquicas con los rasgos y detalles de
los objetos hechos propios.
Cuando hablamos del "duelo de fin análisis", estamos diciendo que ese
paciente, que en realidad en un momento no podía vivir sin ir a análisis, se
puede decir que el analista deja de ser la causa del dispositivo, porque el
paciente puede ser causa en su propia vida.
Estamos hablando de la ampliación de lo sublimatorio; se amplía la
capacidad sublimatoria, tema muy importante. Freud dirá que esto no
significa que el paciente se quede sin pasiones; justamente, a medida que
se amplía la capacidad sublimatoria, la sublimación puede encauzar
(conducir) proyectos, que el paciente nunca creía poder haber hecho.
Fin de análisis. 20
Sublimación.
En los períodos de terminación del tratamiento, entonces, se produce un
aumento de la capacidad de sublimar.
Superyó.
Las relaciones imaginarias del Superyó (esas figuras severas,
persecutorias y cargadas de autoridad) van adquiriendo rostros más
benévolos, más permisivos. Se abre la posibilidad de actuar sin tanta
necesidad de aprobación ajena. La culpa cede y puede ser reemplazada
por la responsabilización de los actos.
Fin de análisis. 21
El pasado resignificado se aligera y pierde su carácter de pesada carga.
Puede entonces pasar de la represión al olvido. Simultáneamente, la
dimensión del futuro queda abierta. Se percibe la diferencia entre luchar
contra el tiempo y dejarse llevar por él, acompañándolo. Se rompe en
parte el querer dominarlo. Suele haber una mejor relación del sujeto con la
soledad.
En el pasaje de la Neurosis de Transferencia a la fase de finalización, se da
una disminución en el analizante de su necesidad de venir y hacerse
escuchar en sesión, cosa que va asociada al reconocimiento de la falta
en el propio analista.
Fin de análisis. 22
analizante. Es por el largo rodeo de la conmoción del sujeto que lo
terapéutico se alcanza.
Elementos del temple analítico:
Fin de análisis. 23
Muchas veces llegan pacientes muy defendidos, muy rígidos, que
puestos a trabajar nos enfrentan con desamparos muy grandes, con
injurias narcisitas muy tempranas. Cada quien hace lo que puede con
eso. A llegar a esos efectos, a esas injurias, esas agonías primitivas en
las que cada quien hizo lo que pudo, uno tiene que tener mucho
cuidado e intervenir cautelosamente, porque es posible que vuelvan a
reactivarse. Probablemente, cuando decimos que el trabajo es "pieza
por pieza" y "muy lentamente", en pacientes donde estas injurias
fueron muy fuertes, esto va a traerse en la transferencia y el analista
no puede "lavarse las manos". Al enemigo hay que vencerlo en
transferencia].
Fin de análisis. 24
Clínica en las instituciones de
salud mental.
Autores Galende Gamsie Rubinstein Ulloa Zuberman
Tipo Práctico B
Zuberman, J. 2002.
Psicoanálisis y hospital.
Gamsie, S. 2009. La
interconsulta: una práctica del
malestar. [pp.5862.
Freud dice que habrá que mezclar el oro puro de la teoría con el cobre de la
práctica. Ahí nos da la idea de una apertura para poder adaptar la técnica.
Hay cuestiones variables en el método; lo que sin duda alguna debe perdurar
para poder hablar de un psicoanálisis, es una escucha particular. El
psicoanálisis ofrece una mirada particular respecto a la institución, se habilita
la posibilidad de establecer intervenciones psicoanalíticas que no son un
tratamiento en sentido estricto, y también un tratamiento en un sentido más
bien estricto, sin dejar de tener en cuenta el atravesamiento normativo
institucional, tanto para el paciente como para el analista.
Podemos pensar que lo mismo ocurre en las obras sociales; hay que pasar
antes por una derivación, como una especie de filtro. Además, uno tiene cierta
cantidad de sesiones para trabajar con el paciente.
La transferencia analítica:
Galende dirá que es necesario que tengamos en cuenta que existe esta
transferencia a la institución, porque para trabajar analíticamente hace falta
despejarla lo máximo posible, para poder darle lugar a la transferencia
analítica. Para poder trabajar y despejarla, es necesario reconocer su
existencia.
Esta "encerrona trágica" tiene mucho que ver con lo que Ulloa dirá con
respecto a las instituciones, de que son las instituciones más empobrecidas la
que tienen que hacerse cargo de los sectores más empobrecidos, algo que
parece poco lógico, porque justamente no tienen recursos para ayudar a los
que más necesitan. Esto se vincula con el Estado, con los recursos, con lo que
una institución pública tiene para atender o no.
Encerrona trágica.
El autor ubicará la ternura como aquello que permite el pasaje del ser
humano al ser sujeto. Está vinculado con el poder dar abrigo y sostén al
otro. Justamente, la palabra “tratamiento” viene del buen trato, del tratar
bien; lo opuesto a la manicomialización, al maltrato, al círculo maltrato-
locura.
Muchas veces ocurre que una persona viene sorprendida de que en una
institución lo han tratado bien, que lo atendieron, lo escucharon. Que
alguien tenga un buen trato, que lo atiendan y respeten, es lo que
corresponde. Sin embargo, en relación con esta mortificación, a veces
encontramos situaciones de atención con desgano.
Se pone de relieve la legalidad, las reglas, las pautas que hacen posible su
funcionamiento.
Dispositivo familiar.
La internación.
Y con este cierre, es que se articula el texto Silvia Atzori, quien brinda
un testimonio de su experiencia en el Centro de Salud Mental número
3 Dr. Arturo Ameghino, ubicando un modo particular de concebir el
abordaje de las psicosis, en el marco del Hospital de Día.
Zuberman.
En consonancia con los textos anteriores en el articulo Psicoanálisis y
Hospital, Zuberman historiza cómo se fue dando la relación entre los
psicoanalistas y la institución hospitalaria desde las tempranas experiencias de
Enrique Pichón Riviere, en las décadas del 60 y 70, ubicando como
consecuencia de las mismas el surgimiento de un diálogo intenso que produjo
consecuencias tanto para el Psicoanálisis como para el Hospital. Refiere que
esta relación dependió en gran medida de la mayor o menor tolerancia de los
médicos a un saber que excede el discurso en que se sostienen.
El autor también ubica la práctica analítica en los hospitales más allá del
encuadre, definiendo al analista por el poder ocupar un lugar que permita
interrogar el saber del Otro, causando su palabra. La pregunta que sostiene
es ¿qué hacer con aquellos pacientes que consultan en el hospital y que no se
presentan como síntoma neurótico?
No todos los pacientes llegan con una pregunta, sino que también aparecen
problemas de carácter, adicciones, inhibiciones, etc., con un padecer que no
les hace pregunta.
Afirma que al hospital llega aquello de la sociedad que no anda bien, que no
funciona, el resto, y sostiene que al analista que decida atender allí será
porque le interesa interrogar esos restos, eso lo causa, así como a Freud lo
causó interrogar el síntoma histérico.
Zuberman concluye tomando las palabras de Héctor Braun que: “no se trata
ya de discutir si hay o no psicoanálisis en el Hospital, sino de discutir la
práctica de los analistas que deciden sostenerla en ese preciso lugar”.
Rubinstein.
Otras veces, será necesario recurrir o incluir otro tipo de intervenciones, como
interconsultas, medicación, asistencia social, información, muchas de ellas
pasos previos o necesarios para facilitar una posterior instalación de la
transferencia.
Cabe aclarar también que las más de las veces los tratamientos son en el
mejor de los casos de una vez por semana, lo cual suele requerir mayor
esfuerzo por parte del analista, que debe tener presente la problemática de
los pacientes, más transferencias simultáneamente y también mantener una
posición más activa en su labor en relación a las intervenciones. Otros autores
destacan, por ejemplo, poder definir el problema a trabajar con el paciente,
idear un plan de tratamiento, la posición cara a cara para no favorecer
estados regresivos difíciles de contener. Hacer un esfuerzo por enlazar los
comentarios iniciales con los finales de la sesión y dentro de lo posible, no
finalizar la sesión con un monto de angustia mayor con la que se inició.
Gamsie.
La autora indica que, las más de las veces, el psicoanálisis surge en el límite de
la medicina, y los médicos llaman en su límite al analista “cuando algo no
funciona, no cierra”, llamados como “especialistas”, no como analistas.
Temas
Tipo Elaboración
Preguntas generales 1
Freud dirá que la transferencia es el motor del tratamiento analítico, por lo
que ya se dijo que sin transferencia no hay tratamiento. De no ser por la
actualización mediante la transferencia, no podríamos captar nada; solo
podemos analizar lo que está actualizado por ella. Mientras el paciente
pueda asociar libremente durante el tratamiento, la transferencia
funcionará como motor. Si puede desplegar su discurso y cumplir con la
regla fundamental de decir todo lo que se le ocurra, es porque la
transferencia se ha puesto en marcha. Freud dirá que durante este
momento la misma constituye el más poderoso resorte que impulsa el
trabajo y que es necesario que se haya instalado una transferencia
operativa entre paciente-analista para poder comenzar a realizar
intervenciones.
Sin embargo, también dirá que es un obstáculo, dado que se opone al
recuerdo del material reprimido. Se trata de una de las cinco resistencias
que Freud distingue como las más importantes en un tratamiento analítico.
La transferencia señala la prximidad del conflicto inconsciente: a medida
que nos acercamos a ciertos contenidos, se penetran capas resistencia y
en algún momento "estalla la transferencia", lo que significa que el
paciente en lugar de recordar en palabras, empieza a actuar, estallando así
la transferencia como resistencia. En lugar de recordar, el paciente va a
actuar; en lugar de recordarlo en palabras, lo actúa como si eso fuera un
suceso actual.
Preguntas generales 2
Freud llamará neurosis de transferencia, que se crea en un tratamiento
analítico, una neurosis artificial que reproduce, punto por punto, la
neurosis del paciente; solucionando la neurosis de transferencia, dice
Freud, se va a solucionar la neurosis infantil del paciente.
Preguntas generales 3
Defina y desarrolle desde Freud las cuatro reglas imprescindibles del
método psicoanalítico.
Preguntas generales 4
sendimentación en el Yo de dos identificaciones simultáneas, madre y
padre.
Además, el Superyó no es solo un residuo de las primeras elecciones de
objeto, sino que también es una "formación reactiva" frente a ellas, como
una defensa, mecanismos de la neurosis en donde se encuentra una
transformación opuesta; la hostilidad se transforma en un profundo amor.
Entonces, el Superyó es una formación reactiva frente a las figuras de los
padres, siendo incapaz el sujeto de reconocer nada de lo erótico que hubo
en esa relación y perdurando solo la dimensión tierna.
El Superyó es paradojal, dado que habilita tanto como prohíbe, de la
misma manera que el padre. El Superyó tiene la facultad de contraponerse
al Yo, dominarlo, y el sujeto tendrá que someterse a él de la misma manera
que se sometía a la autoridad de los padres; el Superyó proviene de las
primeras investiduras del Ello. La energía, entonces, del Superyó, proviene
de las fuentes del Ello, y existe una gran dureza del Superyó frente al yo.
Freud dirá que hay un componente destructivo que se deposita sobre el
Superyó y se vuelve hacia el Yo. Esto se debe a que en la identificación en
la que se genera el Superyó hay una desmezcla pulsional, por lo que hay
un alto porcentaje de pulsión de muerte; de este modo, se considerará al
Superyó como un reservorio o como un cultivo de la pulsión de muerte. Es
justamente de esta desmezcla pulsional que el Superyó extra toda su
crueldad hacia el Yo.
La tensión que se presentan entre las exigencias de la conciencia moral y
las operaciones del yo es sentida por el sujeto como sentimiento de culpa.
La "reacción terapéutica negativa", una resistencia que se presenta durante
el tratamiento analítico, tiene que ver con el sentimiento inconsciente de
culpa. Ocurra cuando, durante el análsiis, luego de que el paciente hubiera
dado muestras de mejoría, empeora. Freud lo define como la resistencia
más difícil del análisis, porque puede provocar que el sujeto abandone el
tratamiento.
Freud dirá que se trata de un sentimiento de culpa que encuentra
satisfacción en la enfermedad, que no desea renunciar al sufrimiento y al
castigo, pero que el sujeto no se siente culpable, sino enfermo; pensará
que el análisis no sirve, porque se siente peor, y puede abandonar. Como
un "sentimiento inconsciente" es teóricamente insostenible, Freud llamará a
esto una "necesidad de castigo".
Preguntas generales 5
El Superyó es entonces, como se dijo, una instancia con una doble cara:
por un lado, la instancia moral que prohíbe y por otro lado la instancia que
exige más y más renuncia pulsional. El Superyó siempre exige más, sin
límite, enlazando pulsión de muerte, Ello y masoquismo.
Preguntas generales 6
Señale algunas particularidades en el tratamiento de pacientes borders
en relación a las características de los mismos.
Nombra los tres factores que Freud considera necesarios evaluar para
considerar el fin del análisis. Desarrolla la "alteración del yo".
Preguntas generales 7