La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, creada en 1991 según la Constitución

Política, tiene la responsabilidad de supervisar los derechos de los usuarios en Servicios Públicos
Domiciliarios (SPD). Sin embargo, enfrenta problemas significativos de recursos humanos y
técnicos para hacerlo efectivamente.

Una de las principales dificultades es la gran cantidad de recursos de apelación de usuarios debido
a la negativa constante de las empresas de SPD para resolver solicitudes y quejas. Esto causa
congestión administrativa y, a veces, requiere contratar abogados externos debido a la falta de
personal calificado.

Esta congestión afecta la eficacia de los procedimientos administrativos y perjudica los derechos de
los usuarios. Además, la Superintendente de SPD, Eva María Uribe, está preocupada por proyectos
de ley en el Congreso que reducirían las funciones de la Superintendencia, lo que afectaría su
capacidad de vigilancia en beneficio de los usuarios.

En el Proyecto de Ley N.º 162-2004, impulsado por Jaime Pulido, se argumenta que la
Superintendencia y las Comisiones de Regulación carecen de recursos técnicos, financieros y
humanos para verificar los costos informados por las empresas, especialmente en la fijación de
tarifas, limitando su papel a meros notarios ante las decisiones de las empresas en estos asuntos.