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Criminalidad y trastornos de personalidad

Publicado el 21 de enero de 2020

Cecilia Romo Valero


Universidad Marista de San Luis Potosí,
Licenciatura en Psicología, Taller de Psicología Jurídica
ceciliarov@hotmail.com

CAT: Barcelona (2018) define el trastorno de personalidad como un patrón permanente e


inflexible que se manifiesta en el espectro biopsicosocial de la persona que lo padece.
Las personas que padecen ciertos tipos de trastornos de la personalidad pueden presentar una
deficiencia en cuanto al control de impulsos, una presencia importante de comportamiento
temerario que lo vulnere a sí mismo o a otros, o ser más propensos a delirios que puedan
influenciar comportamientos violentos; situaciones por las que, en ocasiones determinadas,
pueden llegar a cometer delitos o tener conductas fuera de la norma legal.
Asimismo, las personas con trastornos personalidad son, con frecuencia, personas sumamente
necesitadas de estimación, misma que buscarán obtener por medios muy variados que en
ocasiones pueden llegar a convertirse en actividades delictivas (Ortiz y Ladrón de Guevara,
1998).
Antes de comenzar resulta importante recordar y aclarar que la mayor parte de la población ya
mencionada no tiende necesariamente a la violencia o al comportamiento criminal; la mayoría
de las personas diagnosticadas con un trastorno de la personalidad no ha tenido
comportamientos criminales, así como una gran parte de la población carcelaria no tiene un
diagnóstico de este tipo, ya que, como mencionan Ortiz y Ladrón de Guevara (1998), sólo el
2.7% de la población imputada ha sido diagnosticada, sino que son algunos de los rasgos
presentes los que pueden, bajo determinadas condiciones, desencadenar en situaciones y
conductas fuera de la ley. A continuación se explorará la prevalencia de diferentes tipos de
crímenes en personas que padecen trastornos de personalidad:
Cluster A
- Trastorno paranoide de la personalidad (TPP): un rasgo predominante en este trastorno es la
suspicacia general dirigida hacia las personas a su alrededor, llegando a experimentar delirios
relacionados. Las personas con TPP pueden llegar a reaccionar con ira ante la sospecha de
que una o varias personas intentan herirle o cometer algún tipo de traición en su contra.
Cuando llegan a cometer un delito, éste puede consistir en lesiones o incluso homicidio, así
como violencia doméstica, ya que no es poco común que presenten celos patológicos debido a
la misma suspicacia.
- Trastorno esquizoide de la personalidad (TEP): las personas que padecen TEP se caracterizan
por una desvinculación emocional importante, que les lleva a aislarse de la mayor parte de la
sociedad. Pueden también perder su sentido del yo y, en situaciones estresantes, manifestar
síntomas psicóticos. Los delitos más frecuentemente cometidos por personas con TEP son
robo y consumo de sustancias ilícitas.
- Trastorno esquizotípico de la personalidad: las personas con este tipo de trastorno no cuentan
con una empatía adecuada, por lo que pueden malinterpretar las intenciones de los demás.
Estas personas presentan delirios e ideas extravagantes relacionadas con temas mágicos y
esotéricos. Los delitos cometidos por las personas que padecen un trastorno esquizotípico de
la personalidad parecen ser impulsivos, ya que no hay un precipitante claro, y suelen tener
motivaciones mesiánicas, extravagantes, mágicas o referentes a delirios relacionados a
poderes sobrehumanos.
Cluster B
- Trastorno límite de la personalidad (TLP): el TLP presenta una desregulación emocional
persistente, que puede desencadenar en episodios violentos de tipo impulsivo que suelen estar
relacionados al miedo al abandono, o a un deseo de ser aceptados o integrados. Los delitos
más frecuentemente cometidos por personas que padecen TLP son actividades sexuales de
alto riesgo, actos agresivos y violentos, relacionados con la conducción peligrosa y robos.
- Trastorno antisocial: un rasgo importante a considerar incluso en el diagnóstico de este
trastorno consiste en un comportamiento que viola y vulnera los derechos de otros, lo cual
frecuentemente se manifiesta como peleas físicas, robo con o sin confrontación con la víctima,
actividades sexuales forzadas y, en casos más extremos, homicidios.
- Trastorno narcisista de la personalidad: el trastorno narcisista de la personalidad presenta una
fuerte necesidad de admiración y una convicción de que merece todo tipo de consideraciones.
Cuando comete delitos, éstos suelen ser desencadenados por heridas a su ego.
- Trastorno histriónico de la personalidad: las personas con este trastorno no suelen cometer
delitos, pero cuando lo hacen éstos están relacionados con su necesidad de llamar la atención
y seducir a los demás.
Cluster C
- Trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad (TOCP): en el caso del TOCP, así como en
todos los trastornos del cluster C, la violencia es poco común, ya que se contrapone con la
dinámica primordialmente ansiosa de las personas que padecen cualquiera de estos tres
trastornos, así que cuando las personas con TOCP cometen algún tipo de delito, éste se ve
precipitado por el uso de sustancias. - Trastorno evitativo de la personalidad: este trastorno
presenta una hipersensibilidad a la crítica, ya que tiene una intensa ansiedad al rechazo, la
humillación o a sentirse inadecuado. Los delitos cometidos por personas con este trastorno
suelen ser crímenes sexuales en contra de mujeres. - Trastorno dependiente de la personalidad:
las personas con trastorno dependiente de la personalidad son muy fácilmente manipulables,
por lo que otras personas los pueden influenciar y convencer de cometer delitos. Estas
personas pueden también tener estallidos de ira al sentir una amenaza de abandono.
Tras el análisis realizado referente a la prevalencia de diferentes actividades delictivas, se
concluye que cada trastorno de la personalidad tiene rasgos rígidos específicos inherentes en
su estructura, pero cabe mencionar que cada individuo, aun dentro de un mismo diagnóstico,
se comporta, piensa y procesa las situaciones de una manera única, por lo tanto es complicado
determinar con certeza un gatillo definitivo para las acciones de una persona con base
exclusiva en su posible diagnóstico; sin embargo, es posible lograr una aproximación general a
partir de los rasgos ya mencionados.
Bibliografía
Esbec, E. et al. (2010), “Violencia y trastornos de la personalidad: implicaciones clínicas y
forenses”, Actas Esp Psiquiatr 38 (5), 249-261.
González, L. (2011), Trastornos de la personalidad: influencia sobre la conducta delictiva y
repercusiones forenses en la jurisdicción penal, Madrid, Universidad Complutense de Madrid.

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